Título:
Magic works
Autora:
Riz Aino
Pareja: JangTag
(JangJun + TAG) (Golden Child)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, fantasy, historical, romance, humor
Número de palabras:
961 palabras
Resumen:
cuando JangJun mete la pata hasta el fondo con aquella poción, su única
solución es salir corriendo y esconderse, aunque esconderse signifique tener
que buscar la ayuda de su archienemigo.
Notas:
drabble escrito para Seongiechu.
Comentario de autora:
adoro escribir sobre Gol-Cha y sobre todo adoro escribir de cosas de magia,
fantasía o historia, así que, todo este fanfic ha sido una delicia de escribir
para mí. Espero que os guste.
Magic works
A pesar de su juventud, JangJun había llegado
muy lejos en lo que a magia avanzada y realización de pociones se trataba, era
un experto en aquello y eso le había valido tener un pequeño puesto en la
corte, un puesto en el que realizaba pociones para aliviar los malestares de la
familia imperial y pequeños hechizos para favorecer algunas situaciones
políticas. JangJun era muy respetado en la corte… al menos hasta el momento en
el que, distraído había hecho una poción para el rey y había acabado metiendo
la pata hasta el fondo, haciendo que al monarca le salieran unas pupas
parecidas a las de la varicela por todo el cuerpo. En ese momento, JangJun
había sido etiquetado como un mago peligroso y éste había tenido que escapar de
la corte y buscar un refugio.
Sin embargo, esconderse de la Guardia Real en
algún lugar cercano de la ciudad para que no lo atraparan, significaba que
JangJun pusiera en peligro a aquellas personas que le tenían una mínima estima,
porque aunque fuera mago no tenía forma alguna de poder desplazarse miles de
kilómetros en segundos, para ello tenía que viajar y eso haría mucho más fácil
que los guardias lo apresaran. Por ese motivo, la única solución que a JangJun
se le había ocurrido había sido ir a esconderse a un lugar en el que no lo
buscarían jamás: la casa de YoungTaek,
su mayor archienemigo.
YoungTaek y él se habían presentado ante el
monarca a la vez para ver quién ocupaba el puesto de hechicero en la corte y,
finalmente, JangJun había conseguido el favor del rey. Esto había hecho que
YoungTaek le jurara odio eterno a JangJun. Quizás no era una idea muy lógica,
quizás no era lo mejor porque lo más probable era que el otro lo vendiera a la
Guardia Real en cuanto lo viera… pero JangJun tenía un as en la manga que podía
usar para que éste lo dejara quedarse allí: una poción amorosa muy potente que
usaría contra YoungTaek que haría que éste se enamorara perdidamente de él y no
pudiera traicionarlo entregándolo a los guardias.
Por ese motivo, en mitad de la noche, JangJun
llegó a la casa de YoungTaek, en las afueras de la ciudad. Cuando éste le abrió
la puerta, lo primero que hizo fue adentrarse en la vivienda, sin dejarle
opción alguna a negarle la entrada y así estar a salvo de la vista de cualquier
persona.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó YoungTaek—.
Fuera de mi casa, ahora mismo.
—Necesito tu ayuda —replicó JangJun.
—¿Mi ayuda? ¿Tú? ¿Por qué? —le cuestionó, un
poco socarrón—. Creía que el todopoderoso JangJun no necesitaba la ayuda de
nadie y menos la mía, el mago que más te odia en el mundo.
—La Guardia Real me busca por haber metido la
pata con una poción para el rey —dijo—. Por eso necesito que me escondas
durante unos días… al menos hasta que pueda
salir de la capital e irme al lugar más recóndito del país para que no
me encuentren jamás.
YoungTaek lo miró con una ceja alzada,
probablemente sin creerse lo que estaba escuchando, pero sobre todo incrédulo
porque JangJun le estuviera pidiendo que lo ayudara y escondiera de la Guardia
Real.
—¿Y por qué lo haría? —preguntó éste.
JangJun sonrió. Había llegado el momento en
el que usaría su carta ganadora, aquella que haría que YoungTaek no pudiera
evitar esconderlo en su casa. Por eso, se acercó rápidamente hasta el otro y
con su mano derecha lo tomó de la nuca para que no escapara del beso profundo
que le dio, dejándolos a ambos sin respiración y cambiando totalmente el
pensamiento del dueño de la casa.
—¿Qué haces? —le cuestionó YoungTaek, pero
unos momentos después, la expresión molesta del chico, cambió y apareció una
sonrisa encantadora en éste antes de que dijera—: Puedes quedarte aquí todo el
tiempo que quieras.
Y en ese momento, JangJun se sintió muy
orgulloso de ser un mago de gran nivel, un mago que había sido capaz de
realizar una poción de amor que había untado en sus labios y que había hecho
que hasta su archienemigo cayera por él y de esta manera pudiera quedarse un
tiempo en su casa, resguardándose de la guardia real. Sin embargo, lo que
JangJun no esperaba era que la poción tuviera tanto efecto en YoungTaek, que
hiciera que éste se volviera a acercar a él para besarlo una y otra vez,
provocando que las rodillas del mayor se volvieran de gelatina.
Porque JangJun había hecho una poción tan
potente que no solo había funcionado con YoungTaek, sino que también había
funcionado con él y ahora en sus pensamientos solo se encontraba el otro, ni
rastro de su idea inicial de quedarse allí hasta que todo se calmara y pudiera
esconderse en otro lugar. No, ahora JangJun solo quería seguir sintiendo los
labios de YoungTaek para siempre.
Notas finales:
—Esta
vez no he escogido un periodo histórico concreto, pero estaría enmarcado en
algún momento en el que todavía hubiera magos (hechiceros, más bien) en la
corte, probablemente a finales de Goryeo o principios de Joseon.
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