Capítulo
3
DongHyuck se sentía amodorrado, mientras iba
recuperando poco a poco la consciencia y notando más cosas a su alrededor. Lo
primero que sintió fueron las extremidades de su cuerpo, notando un cosquilleo
justo antes de poder comenzar a moverlas; después, lo que pudo notar fueron
diferentes voces desconocidas a su alrededor que decían palabras que tampoco
conocía y que lo hacían sentir bastante angustiado. No sabía por qué, pero poco
a poco, en su mente fueron apareciendo escenas de las cosas que habían sucedido
y que lo habían llevado hasta donde se encontraba, solo en ese momento,
DongHyuck finalmente despertó todos sus sentidos y sus ojos también se abrieron
rápidamente.
El chico se encontró en una habitación
totalmente blanca y llena de desconocidos que rodeaban el lugar en el que
estaba tendido. DongHyuck sintió su corazón acelerado por el miedo y trató de
que su cuerpo se moviera para salir de ahí lo más rápido posible, pero en ese
momento se dio cuenta de que no podía moverse mucho porque estaba atado a la
cama y eso hizo que se asustara todavía más. Había acabado él en esa situación
para salvar a MinHyung de lo que aquellos señores pudieran hacerle, pero no
estaba seguro de cuánto iba a poder engañarlos ni qué era lo que le harían
cuando se enteraran de que él no era el chico con el gen lobo que andaban
buscando.
—Tranquilo —le dijo uno de los presentes, el
que estaba más cerca de la cabecera de su cama—. Ya estás a salvo y todo va a
salir bien.
Obviamente, DongHyuck no lo creyó porque
sabía que allí no estaba a salvo ni de coña, pero trató de calmarse un poco.
Puede que no estuviera a salvo, puede que no pudiera confiar en aquellos
hombres de bata blanca; pero si hacía ver que confiaba en ellos, que los creía,
quizás podía conseguir un poco de libertad, lo mínimo para poder vagabundear
por las instalaciones y encontrar las salidas, lo mínimo para poder escapar
antes de que se pudieran dar cuenta de que él, a quien habían cogido, no era a
quien buscaban. No las tenía todas consigo porque no sabía qué era lo que iban
a hacer con él, pero aquello era lo único que podía hacer para poder irse de
allí.
—¿Dónde estoy? —preguntó, tratando de parecer
interesado en lo que tenían que contarle, aunque estaba seguro de que solo le
contarían mentiras—. ¿Qué me vais a hacer?
—Estás en el NCT —le contestó uno de los que
allí estaba—. Es un centro médico —le explicó, al ver que DongHyuck fruncía el
ceño—. Lo único que queremos es hacerte unas pruebas para ver en las
condiciones en las que estás para poder salir al mundo exterior y después te
dejaremos en la ciudad más cercana.
—¿Pruebas? Tengo el gen lobo, mi deber es ir
a la ciudad ya —replicó.
—Lo sabemos, pero esto es algo por lo que
deben pasar todos antes de salir al mundo exterior. ¿No te lo han explicado
nunca?
—No.
—Bueno, entonces lo mejor será explicártelo
todo para que te quedes tranquilo —dijo el mismo hombre—. ¿Me dejarás que te lo
cuente?
—Sí.
El hombre asintió y después, con solo un
gesto de su mano, hizo que todos los demás salieran de aquella habitación. Unos
segundos después, estaban solos en aquello lugar y el hombre le explicaba a
DongHyuck las supuestas pruebas que debía de realizar para que pudieran ver
cómo se podía desenvolver en el mundo exterior.
Obviamente, DongHyuck no lo creyó.
Solo dos días después de haber llegado a las
instalaciones y después de que le sacaran sangre o le inyectaran cosas en más
ocasiones de las que podía recordar, DongHyuck podía jurar que estaba demasiado
incómodo en aquel lugar. Generalmente pasaba el tiempo en la habitación que le
habían asignado, siendo vigilado por cámaras las veinticuatro horas del día,
por lo que no podía hacer nada raro en aquel lugar. Sin embargo, cada vez que
le hacían algo, lo movían a diferentes salas, por lo que el chico se había
quedado con el camino tras pasar por él varias veces.
Aquel lugar tenía pinta de ser enorme y por
lo que había comprobado un poco laberíntico, pero si quería salir de allí debía
de ser rápido en hacerlo.
DongHyuck se levantó de la cama, tratando de
moverse lo mínimo posible en la oscuridad de la habitación para no ser
detectado por las cámaras. Después de salir de la cama caminó por la
habitación, ocultándose en los ángulos ciegos de las cámaras que ya había
estudiado durante el tiempo que había estado allí, llegando a la puerta sin que
ninguna alarma saltara o alguna de las personas que lo tenían encerrado
apareciera ante él para volverlo a meter en la cama. Quizás fuera demasiado
tarde y quizás la vigilancia del lugar no era tanta como debería serlo por las
horas que eran. Por eso, el chico salió del cuarto sin ninguna complicación y
comenzó a caminar por los pasillos lentamente.
No tenía su ropa, solo aquel pijama/bata que
le habían puesto y se sentía raro con aquello puesto y caminando descalzo por
las instalaciones, pero no tenía tiempo de pensar en esas cosas, debía
encontrar lo más rápido la salida de aquel lugar y después encontrar a MinHyung
en el bosque porque estaba completamente seguro de que su amigo no había hecho
caso de sus indicaciones y no habría seguido su camino solo, sino que se
encontraría en algún lugar cerca de aquellas instalaciones. Por eso, DongHyuck
simplemente anduvo, mientras en su mente se encontraba un mapa de los giros que
debía de hacer para encontrar la salida.
Sin embargo, cuando más caminaba por aquellos
pasillos, más se daba cuenta de que era un lugar laberíntico y que
probablemente se estaba perdiendo. Si quería salir de allí, perderse era lo
peor que podía hacer porque cuanto más deambulara, más posibilidades tenía de
que lo encontraran y lo volvieran a meter en aquella habitación que parecía más
una celda que otra cosa —y DongHyuck no tenía seguro que después de aquello no
le fueran a hacer algo horrible por haberse escapado o porque hubieran
descubierto que él no era quien tenía el gen lobo y entonces comenzaran a
buscar a MinHyung—. El chico negó con la cabeza. No. No podía dejar que
sucediera eso. Debía salir de allí.
En ese momento, DongHyuck se encontró con una
puerta enorme que no había visto nunca antes. Era de metal, de dos hojas y
parecía bastante pesada. Sobre la puerta había un letrero que la marcaba como
una salida de emergencia y en la pared a su lado había un lector que
probablemente abriría aquella puerta si se pasaba por este algún tipo de
tarjeta.
—Maldita sea —murmuró el chico.
Durante el tiempo que había pasado allí no
había visto que aquellos científicos hubieran usado ninguna tarjeta para
moverse por las instalaciones, las puertas iban siendo abiertas de forma manual,
pero tenía bastante sentido que la puerta de salida y entrada al lugar tuviera
más medidas de seguridad que las habitaciones estándar. DongHyuck volvió a
maldecir, esta vez a sí mismo, por no haber pensado en que algo así podía
suceder. Ahora solo tenía dos opciones o provocar algún tipo de caos y que la
salida de emergencia se abriera sola debido a aquello o tratar de coger alguna
de las tarjetas para poder abrirla, ambas cosas lo ponían en peligro y hacían
que su plan de escapar fuera todavía una odisea mayor de lo que había comenzado
siendo. Pero DongHyuck no tenía más opciones, puesto que quedarse allí hasta
que descubrieran que no tenía el gen no era una opción viable.
Por ese motivo, el chico se decidió por crear
un pequeño caos, quizás provocar algún tipo de cortocircuito eléctrico que
hiciera que la puerta se abriera, pero para ello debía de tener algunos
preparos y el chico se encontraba totalmente desprovisto de cosas. Solo con sus
manos no podría hacer mucho, así que tenía que buscar algún artefacto que
pudiera usar. Sin embargo, antes de poder hacer nada, comenzó a sonar un
estridente pitido y una luz roja impregnó el pasillo en el que DongHyuck se
encontraba.
Había saltado la alarma… pero, ¿por qué?
¿Cómo? Si él no había hecho nada, no había tocado nada, ni siquiera se había
acercado a la puerta. Entonces, ¿alguien se habría dado cuenta de que no estaba
en su habitación y por eso habían saltado la alarma? Si eso era así, el chico
tenía que esconderse en algún lugar rápidamente y luego esperar su oportunidad
para poder escapar de allí. No obstante, antes de poder hacer nada, escuchó un
fuerte estruendo por encima del ruido de la alarma procedente del pasillo en el
que se encontraba y después varios gritos y rugidos. ¿Rugidos? ¿Alguno de sus
amigos habría tratado de escapar?
Rápidamente, DongHyuck se dirigió hacia el
lugar del que había procedido aquel ruido, esperanzado por poder ayudar a
alguien más escapar y porque con la fuerza de un lobo seguro que podían hacer
algo para salir de allí, aunque eso significara que se estaba acercando de
nuevo a los científicos. Cuando dobló la esquina se encontró con un lobo de
color plateado de espaldas a él, pero gruñéndole a los científicos que se
encontraban en el otro lado, un lobo que DongHyuck ya había visto anteriormente
y que hizo que el corazón le diera un vuelco.
—¡MinHyung! —gritó.
Un segundo después, el lobo giró su cabeza
hacia él y antes de que se diera cuenta ya estaba corriendo hacia él y
colocándose a su lado, alejándose de los científicos. El MinHyung lobo era
enorme, ya se había dado cuenta la primera vez que lo había visto, pero en
aquel momento, junto a él, no pudo evitar apreciarlo. Preguntas sobre cómo
habría podido entrar en las instalaciones y cómo había sorteado todos los
sistemas de seguridad se agolpaban en la mente de DongHyuck, pero no había
tiempo para preguntas que no podían ser respondidas, lo que debían hacer era
salir de allí lo más pronto posible y poner tierra de por medio para que no los
pudieran coger.
—Tenemos que irnos —le dijo al lobo, sabiendo
que lo entendería perfectamente—. Ya —agregó al ver cómo los científicos que
les cortaban el paso por el pasillo se acercaban.
El lobo plateado entonces se pegó a él,
moviendo su cabeza y señalando su lomo. DongHyuck solo tardó un segundo en
comprender que lo que quería era que se subiera a él, así que lo hizo y después
se abrazó al cuello peludo de MinHyung para no caerse cuando éste empezó a
correr en dirección a los científicos. El chico cerró sus ojos, esperándose lo
peor, pero lo único que sucedió fue que el lobo dio un salto enorme y sobrevoló
a los científicos que trataban de retenerlos, haciendo que a DongHyuck se le
volviera el estómago por la repentina sensación de vértigo, una sensación que
no se detuvo ni un segundo mientras MinHyung corría por los pasillos de las
instalaciones, seguramente buscando el lugar por el que había entrado.
No debieron ser más que un par de minutos en
los que esquivaron una y otra vez a personas que trataban de detenerlos hasta
que finalmente llegaron a un agujero enorme en la pared que antes debía haber
sido una ventana por la forma que éste tenía. A su alrededor había varios de
los científicos congregados, esperándolos, pero tal y como había hecho anteriormente,
MinHyung los esquivó a todos y salió por el agujero al bosque que bordeaba
aquel lugar, aumentando su velocidad de carrera sin detenerse. Debían de poner
toda la distancia de por medio que pusieran antes de parar, eso era lo único
que debían hacer ahora.
Los árboles aparecían y desaparecían rápidamente
debido a la velocidad a la que el lobo corría entre ellos, alejándose cada vez
más del lugar del que habían escapado. Al principio, con la adrenalina
corriendo por sus venas, DongHyuck no había sentido demasiado el vaivén
provocado por el movimiento del lobo bajo su cuerpo, el impacto de sus patas
contra el suelo que enviaban una vibración al chico que estaba montado sobre
él, pero una vez esta adrenalina fue disminuyendo, DongHyuck había comenzado a
marearse un poco por la velocidad y el movimiento y el chico finalmente había
tenido que recostar su cuerpo sobre el lomo del lobo plateado, agarrándose a su
cuello con sus brazos y posando su cabeza contra la del animal. Probablemente
acabaría mal aquel viaje, pero tenía que soportarlo para así poder poner tierra
de por medio.
Sin embargo, puede que MinHyung notara su
molestar o puede que simplemente pensara que ya habían creado suficiente
ventaja, porque el lobo poco a poco fue deteniendo su carrera hasta que
finalmente se detuvo y DongHyuck se bajó de su lomo, tambaleándose un poco al
pisar el suelo por primera vez en bastantes horas. Habían comenzado su huida
cuando todavía era noche cerrada, pero el sol estaba ya muy arriba en el cielo
cuando se detuvieron. El chico se sentó en el suelo del bosque, tratando de que
su cabeza dejara de dar vueltas y no teniendo que hacer que sus piernas de
gelatina lo sostuvieran, mientras el lobo se acercaba a él para rozar con su
morro la mejilla de DongHyuck, dejándosela un poco húmeda al retirarse. El
chico interpretó aquello como una pregunta sobre si se encontraba bien o no.
—Estoy bien —le respondió—. No me han hecho
nada raro mientras estaba allí, solo sacarme sangre un par de veces, no más.
El lobo asintió lentamente y luego se alejó
de DongHyuck unos metros. El menor se sintió un poco ansioso al verlo alejarse,
pero en cuanto vio cómo el lobo comenzaba a cambiar y se convertía poco a poco
en su amigo MinHyung, toda aquella ansiedad desapareció y una enorme sonrisa
apareció en su rostro sin que pudiera evitarlo. Lo había echado mucho de menos,
demasiado. Por ese motivo, poco que le importó que apenas hubiera terminado de
aparecer ante él el chico cuando se lanzó sobre él para abrazarlo fuertemente
contra su cuerpo. Inmediatamente, MinHyung correspondió aquel abrazo de la
misma forma, demostrándole al menor lo mucho que él también lo había echado de
menos.
—Tenía mucho miedo de llegar tarde y que te
hubieran hecho algo malo —murmuró MinHyung, con apenas un hilo de voz—. Tenía
mucho miedo de que por mi culpa te hubiera pasado algo.
—Estoy bien, estoy bien —susurró DongHyuck—.
Tenía que hacerlo, no podía dejar que te sucediera nada malo, así que no podían
encontrarte.
—Estás mal de la cabeza —comentó el mayor—.
Estás mal de la cabeza.
—Lo sé… pero tú no estás mejor —dijo—. ¿Cómo
se te ocurre meterte en aquel lugar? ¿Qué habría pasado si te llegan a atrapar?
Tenías que haberme dejado y haber ido a la ciudad para pedir ayuda.
—Tenía que sacarte de ahí —murmuró—. No podía
dejar que te ocurriera nada…
DongHyuck no pudo evitar que una pequeña
sonrisa se formara en sus labios después de escuchar aquellas palabras de
MinHyung. De la misma forma que él, el chico había pasado muchísimo miedo por
lo que le podía suceder y no había podido dejarlo atrás —DongHyuck sabía
perfectamente que si él hubiera estado en su misma situación, no habría podido
dejarlo atrás y solo escapar él—. Saber eso, hizo que su corazón se
estremeciera, pero el chico no pudo pensar mucho en por qué había sido aquello,
ya que unos segundos después, los labios de MinHyung se posaron sobre los
suyos, demandantes, algo violentos, buscando más y más de él y DongHyuck o
correspondió de la misma forma, entregándole todo lo que el mayor le pedía.
Solo bastante tiempo después, cuando ya
habían volcado todo el miedo y la ansiedad que les había procurado aquel tiempo
que habían pasado separados en aquel beso, ambos se separaron sin decir una
palabra sobre lo que había sucedido entre ellos. MinHyung simplemente le indicó
que debían continuar su camino y DongHyuck concordó con él que eso era lo mejor
que podían hacer porque solo retomando su camino, podían solucionar todo aquel
embrollo y podían hacer que rescataran a sus amigos, que debían de encontrarse
en aquellas instalaciones y desmontar todo aquel entramado.
Solo habían pasado dos días después de su
huida de las instalaciones, dos días en los que ambos habían estado alerta
durante todo el tiempo, haciendo guardias por la noche, en turnos de cada dos
horas para poder tener la certeza de que estarían bien y que nadie se acercaba
en mitad de la noche hasta ellos. No querían correr ningún riesgo, menos cuando
probablemente debían de estar llegando al final de aquel inmenso bosque, lo que
significaba que tenían que estar cerca de la ciudad. Habían salido hacía un mes
de casa, un mes en el que habían vagado por aquel lugar para poder escapar de
aquel destino que les esperaba a todo aquel que portaba el gen lobo.
Si no hubieran tenido la gran determinación
de escapar de allí, si no se estuvieran jugando las vidas haciendo aquello,
DongHyuck no estaba seguro de que hubieran podido aguantar todo lo que el viaje
les había llevado; pero gracias a aquella determinación, habían soportado todo
y habían podido salir adelante durante todo aquel tiempo a través de aquel
denso bosque en el que poco a poco iba habiendo muchos más claros que árboles,
haciendo que en sus corazones se agitara un sentimiento de felicidad y a la vez
de nerviosismo. Ambos sabían que el final del bosque se encontraba cerca.
No obstante, cuando finalmente salieron del
abrigo de los árboles, toda la emoción que habían sentido anteriormente se
desvaneció al ver cómo ante ellos se encontraba otros obstáculo, un obstáculo
que en un primer momento les pareció insalvable y que tras una segunda ojeada a
lo que tenían enfrente les pareció algo imposible. Porque ante ellos, lo que se
encontraba era un profundo tajo de un río, cuya otra orilla se encontraba a
unos veinte metros.
DongHyuck no pudo evitar suspirar, exasperado.
Después de todo lo que habían hecho, después de lo que habían pasado, justo
cuando por fin salían del bosque, justo cuando ya no les quedaba nada para
terminar su camino, no podían seguir adelante porque un accidente geográfico
que se extendía por varios kilómetros, les cortaba el paso. Solo tenían dos
opciones. O seguir el curso del río hacia el sur y encontrar algún lugar en el
que fuera posible vadearlo, o saltar la veintena de metros que los separaban de
la otra orilla. La primera opción los dejaba sin tiempo y los exponía a poder
ser de nuevo capturados… pero la segunda opción era simplemente inviable.
—¿Y ahora qué hacemos? —le preguntó a
MinHyung.
—Creo que puedo saltarlo —respondió el mayor
con confianza.
—¿Qué?
DongHyuck había escuchado perfectamente lo
que su amigo había dicho, sí, lo había escuchado muy bien, pero en su cabeza no
procesaba que aquellas fueran las palabras que hubiera dicho éste de verdad.
¿Cómo iba a ser capaz de saltar aquella distancia? Estaba demasiado lejos y
había una gran pared vertical que llevaba hasta un pequeño río lleno, una caída
salpicada de piedras afiladas por todos lados. Era humanamente imposible saltar
aquello y humanamente imposible sobrevivir a una caída como esa.
Sin embargo, MinHyung no era solo humano.
MinHyung era en parte lobo y su parte lobo
era mucho más veloz, más fuerte y más resistente que la de un humano normal.
Además, las capacidades del chico iban en aumento debido a la cercanía de la
luna llena, aquella en la que se debía de haber transformado por primera vez
pero no había podido ser de esa forma porque ante la amenaza de ser capturados,
el lobo había emergido mucho antes de la piel de MinHyung. Por ese motivo, el
chico era aún mucho más fuerte, mucho más veloz y mucho más resistente.
Ya habían llegado hasta allí, incluso a lo
lejos se podía ver la silueta de la ciudad que tanto habían ansiado alcanzar,
solo les quedaba salvar aquel tajo para poder llegar a su destino… no obstante,
DongHyuck no quería arriesgarse a que les pasara algo tratando de saltar
aquella distancia. Era mucho mejor que dieran un rodeo para encontrar otra
forma de hacer aquello antes de embarcarse en esa misión suicida. Pero aunque
DongHyuck había decidido que aquello era lo mejor que podían hacer, en la mente
de MinHyung había otra cosa.
Antes de que se diera cuenta, DongHyuck se
encontró subido a la espalda de MinHyung y sin que éste le dedicara siquiera
unas palabras de advertencia, se internó de nuevo entre los árboles solo unos
pocos metros antes de comenzar a correr, cogiendo impulso para poder saltar
aquel vacío que se encontraba ante ellos, ignorando deliberadamente los gritos
y los pataleos de DongHyuck. El chico no se podía creer que MinHyung fuera a
hacer aquello, no se lo quería creer… al menos hasta que finalmente los pies
del mayor dejaron de tocar el suelo. En ese momento, una enorme sensación de
ingravidez lo envolvió y DongHyuck se abrazó fuertemente al cuerpo del mayor,
cerrando sus ojos y rezando a todos los dioses del mundo, los pasados, los presentes
y los futuros, para que no les sucediera nada y llegaran al otro lado.
Solo fueron unos segundos los que pasaron
sobrevolando aquel tajo, unos segundos que se le hicieron eternamente largos a
DongHyuck, que sintió cómo si su corazón fuera a estallar dentro de su pecho.
Pero en cuanto los pies de MinHyung volvieron a tocar tierra firme, el menor se
sintió enormemente aliviado. El chico abrió los ojos y miró hacia atrás,
dándose cuenta de lo que habían dejado atrás, viendo que realmente lo habían
conseguido, que ya no les quedaba nada comparado con todo lo que habían hecho
antes y que pronto podían ponerle punto y final a todo aquello.
—Estás loco… —no pudo evitar decir—. Estás
realmente loco.
—Pero mi locura nos ha ahorrado mucho tiempo
de vagar buscando otra solución —le replicó MinHyung—. Ahora solo nos queda
llegar a la ciudad.
DongHyuck asintió, todavía notando el latido
de su corazón acelerado por aquello, y después se bajó de la espalda del mayor.
Las piernas le temblaban por el miedo que había pasado, pero saber que ya no
les quedaba nada para conseguir lo que deseaban hizo que plantara sus pies en
el suelo y que comenzara a caminar en dirección a la ciudad que se veía en el
horizonte, seguido de cerca por MinHyung.
A la mañana siguiente después de haber salido
por fin del bosque, los chicos llegaron a la ciudad de Sokcho. Ver a más
personas y, sobre todo, ver a personas que no tenían nada que ver con todo lo
que habían dejado atrás los alivió un poco y encontrarse integrados en la marea
humana y el barullo de la ciudad era bastante agradable. A pesar de las ropas
desgastadas y de lo desaliñados que iban no destacaban demasiado en aquel
entorno, por lo que ambos chicos se sintieron aliviados. Allí ya estaban a
salvo, lo único que debían hacer era encontrar a alguien que fuera capaz de
ayudarlos y que pudiera salvar a sus amigos, quienes seguían encerrados en
aquellas instalaciones con los científicos.
En todo aquel viaje, los chicos habían
discutido sobre cuál era la mejor forma de buscar ayuda y habían llegado a la
conclusión de que su mejor opción era ir a cualquier tipo de autoridad —ya
fuera la policía o el ejército— para que éstos pudieran desmantelar todo
aquello. Por ese motivo, comenzaron a buscar en la ciudad tanto una comisaría
como un cuartel del ejército, aunque tenían muchas más probabilidades de
toparse con lo primero que con lo segundo, ya que realmente, no sabían si en
aquella ciudad había ejército.
No tuvieron que vagar demasiado por las
calles de Sokcho cuando se toparon con la primera comisaría y, dedicándose una
mirada decidida, ambos se adentraron en ella. Sin embargo, en aquel lugar no
fueron bien recibidos.
MinHyung y él se acercaron al primer policía
que vieron y le comentaron que querían denunciar un abuso contra los derechos
humanos, pero apenas se habían sentado con él en su mesa para que les tomara
declaración y comenzaron a hablar sobre los científicos que hacían experimentos
con chicos adolescentes en unas instalaciones en mitad del bosque, el hombre
los echó de allí a patadas, sin creer una palabra de lo que le habían dicho.
—¿Por qué no nos creen? —cuestionó MinHyung
una vez fuera de la comisaría.
—Bueno… es una historia que es común que
suceda en películas o en libros —respondió DongHyuck—, pero no es nada común que
suceda en la realidad, menos en un país considerado del primer mundo.
—Pero es la verdad —replicó MinHyung.
—Lo sé, pero aunque sea la verdad, sino
podemos mostrárselo, no nos creerán… y si no nos creen, será como si no
hubiéramos hecho nada y para lo único que nos ha servido todo esto ha sido para
salvarte a ti de ellos, pero no podríamos salvar a los demás.
—Tenemos que salvar a Jeno y a JaeMin de
ellos y también a los demás chicos del pueblo que pueden desarrollar el gen en
los próximos años —dijo el mayor con decisión—. No podemos dejar que esto
continúe.
—Entonces vamos a ir a todas y cada una de
las comisarías de esta ciudad hasta que alguien nos crea —dijo DongHyuck—. Y si
no hay nadie que nos crea en esta ciudad iremos a otra, hasta que alguien nos
crea y podamos ayudarlos a todos.
MinHyung asintió, de acuerdo con sus
palabras. Tenían que hacer todo lo posible por acabar con todo aquello, tenían
que salvar a sus amigos y tenían que hacerlo lo más rápido posible, por eso,
harían todo lo que estuviera en su mano, aunque tuvieran que recorrerse todas
las comisarías y cuarteles del ejército de toda Corea para poder conseguirlo.
Nunca se rendirían.
Tras tomar aquella decisión, los chicos
siguieron vagando por la ciudad, encontrando a su paso varias comisarías más en
las que contaron exactamente la misma historia que habían contado en el primer
lugar —obviando el hecho de los hombres lobo porque eso hacía todavía más
inverosímil su historia de lo que ya lo era— obteniendo en mismo resultado en
todas ellas. Nadie los creía. Ninguno de los policías con los que habían
hablado quería creer la palabra de unos adolescentes desaliñados que se
aparecían por la comisaría para contar cosas que no podían suceder en la
realidad. Y con cada rechazo, los chicos sentían cómo su moral disminuía, pero
no su determinación a encontrar la ayuda necesaria.
En la quinta comisaría en la que entraron, no
fue un hombre de mediana edad el que los atendió, sino una joven que no debía
de tener ni los treinta. Era muy menuda y tenía el pelo largo y oscuro. Al ver
el cambio generacional del cuerpo de la policía, los chicos sintieron que
quizás podían llegar mejor a una persona que se acercara un poco más a su edad,
que igual los podía tomar mucho más en serio que los más mayores, por ese
motivo, cuando se sentaron en la mesa con la joven policía, le contaron lo que
sabían, tratando de transmitirle su sinceridad y preocupación.
—Queríamos denunciar una violación contra los
derechos humanos —comenzó DongHyuck, causando el interés en la chica—. Venimos
de un pequeño pueblo llamado Neugde, que se encuentra en el Parque Nacional de
Seoraksan —dijo—, probablemente ni siquiera aparezca en los mapas, no somos más
que una comunidad de unas doscientas personas y no tenemos contacto con el
exterior. Nosotros nos hemos escapado para poder llegar hasta aquí.
—No hay registros de que haya un pueblo
llamado así en el parque nacional —comentó ella, tecleando en su ordenador.
—Si apareciera, entonces no podrían hacer lo
que están haciendo —replicó DongHyuck.
—¿Y qué están haciendo? —le preguntó la
policía.
—Experimentos con humanos —contestó de forma
seria, haciendo que la mujer que tenía delante frunciera el ceño, un poco
confundida—. Cada año cogen a dos o tres adolescentes y los llevan a unas
instalaciones que se encuentran en lo más profundo del bosque y allí hacen
experimentos con ellos. Dos de nuestros amigos están en ese lugar ahora mismo y
yo mismo estuve allí hace unos pocos días, pero conseguí escapar.
—Esto que me estás contando parece el argumento
de una película de ciencia ficción —comentó ella, haciendo que todas las
esperanzas que tenían de que los ayudara dejaran de existir.
—Pero es la verdad —dijo MinHyung, hablando
por primera vez desde que habían entrado a aquel lugar—. Tiene que creernos,
por favor.
—Me gustaría creeros… pero sin pruebas no
puedo hacer nada —replicó ella—. Lo siento mucho.
DongHyuck resopló, cansado de que
absolutamente nadie los creyera y que nadie moviera un solo dedo por ayudarlos
pero no dijo nada más y solo apremió a MinHyung para que se levantara y se
fueran de allí lo más rápido posible. Todavía tenían muchas comisarías por
visitar, no podían perder el tiempo en solo una de ellas, tratando de hacer que
alguien los creyera cuando estaba más que claro que no lo iba a hacer. Sin
embargo, antes de que pudieran salir de la sala en la que se encontraban, un
policía jovencillo les cortó el paso.
—No he podido evitar escuchar vuestra
historia e interesarme por lo que tenéis que decir —les dijo—. Me gustaría que
me lo contarais todo y voy a tratar de ayudaros en todo lo que pueda, incluso a
recabar pruebas si es lo que los demás necesitan para creer lo que estáis
diciendo.
—¿Nos crees? —preguntó MinHyung sin poder
evitarlo.
—Bueno, no todos los días llegan dos chicos
contando algo como esto —contestó él—. No creo que seáis mentirosos, así que,
contádmelo todo y veré cómo puedo ayudaros.
DongHyuck y MinHyung se miraron y, sin
decirse siquiera una palabra, decidieron que debían de confiar en aquel joven
policía que se había interesado de verdad en ellos y que los quería ayudar… y
confiarían tanto en él que incluso le contarían aquello que no le habían
contado a ningún otro: que los experimentos se hacían con chicos que habían
desarrollado el gen lobo.
—¿Dónde podemos hablar sin que nadie nos vea
o escuche? —cuestionó DongHyuck.
—Venid conmigo —les dijo el joven.
El policía los guio por las instalaciones de
la comisaría hasta que llegaron a una pequeña sala en la que se sentaron a
hablar y ellos le contaron todo lo que le habían contado a los demás, pero
añadiéndole además la parte del gen lobo, cómo aquello era algo importante en
su pueblo, cómo se educaba a los niños allí y cómo habían visto que se llevaban
a sus amigos y ellos mismos habían estado en el lugar en el que se llevaban a
cabo los experimentos. También le contaron que MinHyung era un hombre lobo y
que por eso habían decidido huir, para que no corriera el mismo destino que los
demás y cuando el policía les pidió que se lo mostraran, su amigo no tardó ni
un segundo en transformarse en lobo delante de él.
—Tenéis que llevarme a ese lugar —les dijo,
después de calmarse tras ver al lobo plateado—. Hay que traer pruebas de lo que
estáis diciendo para poder enseñarlas a todo el mundo y comenzar una
investigación policial.
—Gracias por creernos —murmuró DongHyuck.
Dos días después, cuando Lee TaeYong, el
policía que los iba a ayudar, libraba en el trabajo, los montó en su coche y
los llevó en éste hasta donde éstos le dijeron. Se habían estado quedando en su
casa aquellos días y los chicos le habían comentado algunas cosas más de las
que se habían ido acordando, sobre todo sobre la vida en Neugde y de sus
periplos en el bosque —evitando cuidadosamente hablar de cuando MinHyung se
había transformado por primera vez— y el policía se había convencido cada vez
más de ayudarlos, por eso había conseguido lo más pronto posible un día libre
en el que poder recabar las pruebas necesarias.
Con el coche se internaron en el Parque
Nacional de Seoraksan, a través de las carreteras que estaban habilitadas para
ello, pero después dejaron el coche y se adentraron en el bosque. Mientras los
chicos habían vagado por el bosque, no sabían que aquel lugar era un parque
nacional, solo lo habían descubierto cuando se dirigían hacia Sokcho y habían
visto los carteles, si lo hubieran sabido, habrían buscado antes ayuda de los
guardias forestales antes que ir hasta la ciudad, pero después habían desechado
aquella idea porque era muy probable que la gente que trabajara allí ya tuviera
constancia de lo que se estaba haciendo.
Una vez dejaron todo lo que pertenecía a
instalaciones del parque atrás, los tres se dirigieron hasta las instalaciones,
que se encontraban en el lugar más recóndito del bosque. Si DongHyuck hubiera
ido solo allí probablemente se habría perdido, pero MinHyung había desarrollado
un gran sentido de la orientación y podía encontrar el lugar, recordar
exactamente el camino que había tomado para rescatarlo y el que habían seguido
para escapar del bosque.
Por ese motivo, no se perdieron entre la marea
de árboles y cuando estaba anocheciendo llegaron al lugar que buscaban.
Inmediatamente, el policía sacó su teléfono móvil y comenzó a echar fotos y
fotos del lugar desde el exterior antes de que la luz del día se fuera del todo
y no salieran todo lo nítidas que deberían. Después de aquello, buscaron el
lugar por el cual MinHyung y DongHyuck habían escapado la anterior vez,
descubriendo que el agujero no estaba todavía arreglado y que lo único que
habían puesto había sido un plástico transparente tapándolo que dejaba ver
parte del interior.
Solo tuvieron que esperar hasta que se
hiciera del todo de noche y que la actividad en las instalaciones cesara para
que DongHyuck y el policía entraran a través del hueco mientras MinHyung,
transformado en lobo, vigilaba que nadie se diera cuenta de su presencia. Cada pasillo
que recorrían era documentado gracias al vídeo que TaeYong iba grabando del
lugar, cada habitación que encontraban a su paso también lo era y así fue hasta
que llegaron al lugar en el que DongHyuck había estado retenido. Desde allí se
dirigieron hasta las diferentes salas en las que le habían hecho las diversas
pruebas en aquellos días y después buscaron pruebas que los incriminaran.
Les costó prácticamente toda la noche hallar
algunos documentos con los que podían convencer a los demás que lo que se
estaba haciendo en aquel lugar no era legal, pero cuando los hallaron,
DongHyuck sintió que absolutamente todo había valido la pena. Solo debían
encontrar a sus amigos y sacarlos de allí para que todo fuera perfecto… pero
con el fin de la noche y la llegada del amanecer, tuvieron que emprender el
camino de vuelta fuera de las instalaciones, donde MinHyung los esperaba y
donde volvieron a colocar el plástico que tapaba el agujero por el que se
habían colado para que nadie pudiera notar que habían entrado allí. Había sido
una noche productiva porque habían documentado muchas cosas que ayudarían a que
se pudiera hacer algo para desmontar toda aquella organización.
Después de salir, TaeYong y DongHyuck se
subieron al lomo del lobo plateado y éste los llevó de una forma mucho más
rápida y segura a través del bosque y para el medio ya se encontraban en el
lugar en el que habían dejado el coche. En aquel lugar había un pequeño hotel
para que los turistas pudieran hospedarse y el policía pagó una habitación para
descansar ese día y poder emprender el camino a Sokcho a la mañana siguiente,
donde enseñaría en su comisaría todo lo que había grabado para que comenzara la
investigación.
—Todo irá bien —le dijo DongHyuck a MinHyung
cuando se echaron a dormir en una de las dos camas de la habitación, abrazando
fuertemente el cuerpo del mayor—. Todo se solucionará.
—Eso espero —murmuró MinHyung antes de que
ambos se quedaran dormidos, agotados por todo lo que habían hecho.
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