jueves, 26 de abril de 2018

[Capítulo 3] Werewolf Gene {MarkHyuck}



Capítulo 3

DongHyuck se sentía amodorrado, mientras iba recuperando poco a poco la consciencia y notando más cosas a su alrededor. Lo primero que sintió fueron las extremidades de su cuerpo, notando un cosquilleo justo antes de poder comenzar a moverlas; después, lo que pudo notar fueron diferentes voces desconocidas a su alrededor que decían palabras que tampoco conocía y que lo hacían sentir bastante angustiado. No sabía por qué, pero poco a poco, en su mente fueron apareciendo escenas de las cosas que habían sucedido y que lo habían llevado hasta donde se encontraba, solo en ese momento, DongHyuck finalmente despertó todos sus sentidos y sus ojos también se abrieron rápidamente.

El chico se encontró en una habitación totalmente blanca y llena de desconocidos que rodeaban el lugar en el que estaba tendido. DongHyuck sintió su corazón acelerado por el miedo y trató de que su cuerpo se moviera para salir de ahí lo más rápido posible, pero en ese momento se dio cuenta de que no podía moverse mucho porque estaba atado a la cama y eso hizo que se asustara todavía más. Había acabado él en esa situación para salvar a MinHyung de lo que aquellos señores pudieran hacerle, pero no estaba seguro de cuánto iba a poder engañarlos ni qué era lo que le harían cuando se enteraran de que él no era el chico con el gen lobo que andaban buscando.

—Tranquilo —le dijo uno de los presentes, el que estaba más cerca de la cabecera de su cama—. Ya estás a salvo y todo va a salir bien.

Obviamente, DongHyuck no lo creyó porque sabía que allí no estaba a salvo ni de coña, pero trató de calmarse un poco. Puede que no estuviera a salvo, puede que no pudiera confiar en aquellos hombres de bata blanca; pero si hacía ver que confiaba en ellos, que los creía, quizás podía conseguir un poco de libertad, lo mínimo para poder vagabundear por las instalaciones y encontrar las salidas, lo mínimo para poder escapar antes de que se pudieran dar cuenta de que él, a quien habían cogido, no era a quien buscaban. No las tenía todas consigo porque no sabía qué era lo que iban a hacer con él, pero aquello era lo único que podía hacer para poder irse de allí.

—¿Dónde estoy? —preguntó, tratando de parecer interesado en lo que tenían que contarle, aunque estaba seguro de que solo le contarían mentiras—. ¿Qué me vais a hacer?
—Estás en el NCT —le contestó uno de los que allí estaba—. Es un centro médico —le explicó, al ver que DongHyuck fruncía el ceño—. Lo único que queremos es hacerte unas pruebas para ver en las condiciones en las que estás para poder salir al mundo exterior y después te dejaremos en la ciudad más cercana.
—¿Pruebas? Tengo el gen lobo, mi deber es ir a la ciudad ya —replicó.
—Lo sabemos, pero esto es algo por lo que deben pasar todos antes de salir al mundo exterior. ¿No te lo han explicado nunca?
—No.
—Bueno, entonces lo mejor será explicártelo todo para que te quedes tranquilo —dijo el mismo hombre—. ¿Me dejarás que te lo cuente?
—Sí.

El hombre asintió y después, con solo un gesto de su mano, hizo que todos los demás salieran de aquella habitación. Unos segundos después, estaban solos en aquello lugar y el hombre le explicaba a DongHyuck las supuestas pruebas que debía de realizar para que pudieran ver cómo se podía desenvolver en el mundo exterior.

Obviamente, DongHyuck no lo creyó.


Solo dos días después de haber llegado a las instalaciones y después de que le sacaran sangre o le inyectaran cosas en más ocasiones de las que podía recordar, DongHyuck podía jurar que estaba demasiado incómodo en aquel lugar. Generalmente pasaba el tiempo en la habitación que le habían asignado, siendo vigilado por cámaras las veinticuatro horas del día, por lo que no podía hacer nada raro en aquel lugar. Sin embargo, cada vez que le hacían algo, lo movían a diferentes salas, por lo que el chico se había quedado con el camino tras pasar por él varias veces.

Aquel lugar tenía pinta de ser enorme y por lo que había comprobado un poco laberíntico, pero si quería salir de allí debía de ser rápido en hacerlo.

DongHyuck se levantó de la cama, tratando de moverse lo mínimo posible en la oscuridad de la habitación para no ser detectado por las cámaras. Después de salir de la cama caminó por la habitación, ocultándose en los ángulos ciegos de las cámaras que ya había estudiado durante el tiempo que había estado allí, llegando a la puerta sin que ninguna alarma saltara o alguna de las personas que lo tenían encerrado apareciera ante él para volverlo a meter en la cama. Quizás fuera demasiado tarde y quizás la vigilancia del lugar no era tanta como debería serlo por las horas que eran. Por eso, el chico salió del cuarto sin ninguna complicación y comenzó a caminar por los pasillos lentamente.

No tenía su ropa, solo aquel pijama/bata que le habían puesto y se sentía raro con aquello puesto y caminando descalzo por las instalaciones, pero no tenía tiempo de pensar en esas cosas, debía encontrar lo más rápido la salida de aquel lugar y después encontrar a MinHyung en el bosque porque estaba completamente seguro de que su amigo no había hecho caso de sus indicaciones y no habría seguido su camino solo, sino que se encontraría en algún lugar cerca de aquellas instalaciones. Por eso, DongHyuck simplemente anduvo, mientras en su mente se encontraba un mapa de los giros que debía de hacer para encontrar la salida.

Sin embargo, cuando más caminaba por aquellos pasillos, más se daba cuenta de que era un lugar laberíntico y que probablemente se estaba perdiendo. Si quería salir de allí, perderse era lo peor que podía hacer porque cuanto más deambulara, más posibilidades tenía de que lo encontraran y lo volvieran a meter en aquella habitación que parecía más una celda que otra cosa —y DongHyuck no tenía seguro que después de aquello no le fueran a hacer algo horrible por haberse escapado o porque hubieran descubierto que él no era quien tenía el gen lobo y entonces comenzaran a buscar a MinHyung—. El chico negó con la cabeza. No. No podía dejar que sucediera eso. Debía salir de allí.

En ese momento, DongHyuck se encontró con una puerta enorme que no había visto nunca antes. Era de metal, de dos hojas y parecía bastante pesada. Sobre la puerta había un letrero que la marcaba como una salida de emergencia y en la pared a su lado había un lector que probablemente abriría aquella puerta si se pasaba por este algún tipo de tarjeta.

—Maldita sea —murmuró el chico.

Durante el tiempo que había pasado allí no había visto que aquellos científicos hubieran usado ninguna tarjeta para moverse por las instalaciones, las puertas iban siendo abiertas de forma manual, pero tenía bastante sentido que la puerta de salida y entrada al lugar tuviera más medidas de seguridad que las habitaciones estándar. DongHyuck volvió a maldecir, esta vez a sí mismo, por no haber pensado en que algo así podía suceder. Ahora solo tenía dos opciones o provocar algún tipo de caos y que la salida de emergencia se abriera sola debido a aquello o tratar de coger alguna de las tarjetas para poder abrirla, ambas cosas lo ponían en peligro y hacían que su plan de escapar fuera todavía una odisea mayor de lo que había comenzado siendo. Pero DongHyuck no tenía más opciones, puesto que quedarse allí hasta que descubrieran que no tenía el gen no era una opción viable.

Por ese motivo, el chico se decidió por crear un pequeño caos, quizás provocar algún tipo de cortocircuito eléctrico que hiciera que la puerta se abriera, pero para ello debía de tener algunos preparos y el chico se encontraba totalmente desprovisto de cosas. Solo con sus manos no podría hacer mucho, así que tenía que buscar algún artefacto que pudiera usar. Sin embargo, antes de poder hacer nada, comenzó a sonar un estridente pitido y una luz roja impregnó el pasillo en el que DongHyuck se encontraba.

Había saltado la alarma… pero, ¿por qué? ¿Cómo? Si él no había hecho nada, no había tocado nada, ni siquiera se había acercado a la puerta. Entonces, ¿alguien se habría dado cuenta de que no estaba en su habitación y por eso habían saltado la alarma? Si eso era así, el chico tenía que esconderse en algún lugar rápidamente y luego esperar su oportunidad para poder escapar de allí. No obstante, antes de poder hacer nada, escuchó un fuerte estruendo por encima del ruido de la alarma procedente del pasillo en el que se encontraba y después varios gritos y rugidos. ¿Rugidos? ¿Alguno de sus amigos habría tratado de escapar?

Rápidamente, DongHyuck se dirigió hacia el lugar del que había procedido aquel ruido, esperanzado por poder ayudar a alguien más escapar y porque con la fuerza de un lobo seguro que podían hacer algo para salir de allí, aunque eso significara que se estaba acercando de nuevo a los científicos. Cuando dobló la esquina se encontró con un lobo de color plateado de espaldas a él, pero gruñéndole a los científicos que se encontraban en el otro lado, un lobo que DongHyuck ya había visto anteriormente y que hizo que el corazón le diera un vuelco.

—¡MinHyung! —gritó.

Un segundo después, el lobo giró su cabeza hacia él y antes de que se diera cuenta ya estaba corriendo hacia él y colocándose a su lado, alejándose de los científicos. El MinHyung lobo era enorme, ya se había dado cuenta la primera vez que lo había visto, pero en aquel momento, junto a él, no pudo evitar apreciarlo. Preguntas sobre cómo habría podido entrar en las instalaciones y cómo había sorteado todos los sistemas de seguridad se agolpaban en la mente de DongHyuck, pero no había tiempo para preguntas que no podían ser respondidas, lo que debían hacer era salir de allí lo más pronto posible y poner tierra de por medio para que no los pudieran coger.

—Tenemos que irnos —le dijo al lobo, sabiendo que lo entendería perfectamente—. Ya —agregó al ver cómo los científicos que les cortaban el paso por el pasillo se acercaban.

El lobo plateado entonces se pegó a él, moviendo su cabeza y señalando su lomo. DongHyuck solo tardó un segundo en comprender que lo que quería era que se subiera a él, así que lo hizo y después se abrazó al cuello peludo de MinHyung para no caerse cuando éste empezó a correr en dirección a los científicos. El chico cerró sus ojos, esperándose lo peor, pero lo único que sucedió fue que el lobo dio un salto enorme y sobrevoló a los científicos que trataban de retenerlos, haciendo que a DongHyuck se le volviera el estómago por la repentina sensación de vértigo, una sensación que no se detuvo ni un segundo mientras MinHyung corría por los pasillos de las instalaciones, seguramente buscando el lugar por el que había entrado.

No debieron ser más que un par de minutos en los que esquivaron una y otra vez a personas que trataban de detenerlos hasta que finalmente llegaron a un agujero enorme en la pared que antes debía haber sido una ventana por la forma que éste tenía. A su alrededor había varios de los científicos congregados, esperándolos, pero tal y como había hecho anteriormente, MinHyung los esquivó a todos y salió por el agujero al bosque que bordeaba aquel lugar, aumentando su velocidad de carrera sin detenerse. Debían de poner toda la distancia de por medio que pusieran antes de parar, eso era lo único que debían hacer ahora.


Los árboles aparecían y desaparecían rápidamente debido a la velocidad a la que el lobo corría entre ellos, alejándose cada vez más del lugar del que habían escapado. Al principio, con la adrenalina corriendo por sus venas, DongHyuck no había sentido demasiado el vaivén provocado por el movimiento del lobo bajo su cuerpo, el impacto de sus patas contra el suelo que enviaban una vibración al chico que estaba montado sobre él, pero una vez esta adrenalina fue disminuyendo, DongHyuck había comenzado a marearse un poco por la velocidad y el movimiento y el chico finalmente había tenido que recostar su cuerpo sobre el lomo del lobo plateado, agarrándose a su cuello con sus brazos y posando su cabeza contra la del animal. Probablemente acabaría mal aquel viaje, pero tenía que soportarlo para así poder poner tierra de por medio.

Sin embargo, puede que MinHyung notara su molestar o puede que simplemente pensara que ya habían creado suficiente ventaja, porque el lobo poco a poco fue deteniendo su carrera hasta que finalmente se detuvo y DongHyuck se bajó de su lomo, tambaleándose un poco al pisar el suelo por primera vez en bastantes horas. Habían comenzado su huida cuando todavía era noche cerrada, pero el sol estaba ya muy arriba en el cielo cuando se detuvieron. El chico se sentó en el suelo del bosque, tratando de que su cabeza dejara de dar vueltas y no teniendo que hacer que sus piernas de gelatina lo sostuvieran, mientras el lobo se acercaba a él para rozar con su morro la mejilla de DongHyuck, dejándosela un poco húmeda al retirarse. El chico interpretó aquello como una pregunta sobre si se encontraba bien o no.

—Estoy bien —le respondió—. No me han hecho nada raro mientras estaba allí, solo sacarme sangre un par de veces, no más.

El lobo asintió lentamente y luego se alejó de DongHyuck unos metros. El menor se sintió un poco ansioso al verlo alejarse, pero en cuanto vio cómo el lobo comenzaba a cambiar y se convertía poco a poco en su amigo MinHyung, toda aquella ansiedad desapareció y una enorme sonrisa apareció en su rostro sin que pudiera evitarlo. Lo había echado mucho de menos, demasiado. Por ese motivo, poco que le importó que apenas hubiera terminado de aparecer ante él el chico cuando se lanzó sobre él para abrazarlo fuertemente contra su cuerpo. Inmediatamente, MinHyung correspondió aquel abrazo de la misma forma, demostrándole al menor lo mucho que él también lo había echado de menos.

—Tenía mucho miedo de llegar tarde y que te hubieran hecho algo malo —murmuró MinHyung, con apenas un hilo de voz—. Tenía mucho miedo de que por mi culpa te hubiera pasado algo.
—Estoy bien, estoy bien —susurró DongHyuck—. Tenía que hacerlo, no podía dejar que te sucediera nada malo, así que no podían encontrarte.
—Estás mal de la cabeza —comentó el mayor—. Estás mal de la cabeza.
—Lo sé… pero tú no estás mejor —dijo—. ¿Cómo se te ocurre meterte en aquel lugar? ¿Qué habría pasado si te llegan a atrapar? Tenías que haberme dejado y haber ido a la ciudad para pedir ayuda.
—Tenía que sacarte de ahí —murmuró—. No podía dejar que te ocurriera nada…

DongHyuck no pudo evitar que una pequeña sonrisa se formara en sus labios después de escuchar aquellas palabras de MinHyung. De la misma forma que él, el chico había pasado muchísimo miedo por lo que le podía suceder y no había podido dejarlo atrás —DongHyuck sabía perfectamente que si él hubiera estado en su misma situación, no habría podido dejarlo atrás y solo escapar él—. Saber eso, hizo que su corazón se estremeciera, pero el chico no pudo pensar mucho en por qué había sido aquello, ya que unos segundos después, los labios de MinHyung se posaron sobre los suyos, demandantes, algo violentos, buscando más y más de él y DongHyuck o correspondió de la misma forma, entregándole todo lo que el mayor le pedía.

Solo bastante tiempo después, cuando ya habían volcado todo el miedo y la ansiedad que les había procurado aquel tiempo que habían pasado separados en aquel beso, ambos se separaron sin decir una palabra sobre lo que había sucedido entre ellos. MinHyung simplemente le indicó que debían continuar su camino y DongHyuck concordó con él que eso era lo mejor que podían hacer porque solo retomando su camino, podían solucionar todo aquel embrollo y podían hacer que rescataran a sus amigos, que debían de encontrarse en aquellas instalaciones y desmontar todo aquel entramado.


Solo habían pasado dos días después de su huida de las instalaciones, dos días en los que ambos habían estado alerta durante todo el tiempo, haciendo guardias por la noche, en turnos de cada dos horas para poder tener la certeza de que estarían bien y que nadie se acercaba en mitad de la noche hasta ellos. No querían correr ningún riesgo, menos cuando probablemente debían de estar llegando al final de aquel inmenso bosque, lo que significaba que tenían que estar cerca de la ciudad. Habían salido hacía un mes de casa, un mes en el que habían vagado por aquel lugar para poder escapar de aquel destino que les esperaba a todo aquel que portaba el gen lobo.

Si no hubieran tenido la gran determinación de escapar de allí, si no se estuvieran jugando las vidas haciendo aquello, DongHyuck no estaba seguro de que hubieran podido aguantar todo lo que el viaje les había llevado; pero gracias a aquella determinación, habían soportado todo y habían podido salir adelante durante todo aquel tiempo a través de aquel denso bosque en el que poco a poco iba habiendo muchos más claros que árboles, haciendo que en sus corazones se agitara un sentimiento de felicidad y a la vez de nerviosismo. Ambos sabían que el final del bosque se encontraba cerca.

No obstante, cuando finalmente salieron del abrigo de los árboles, toda la emoción que habían sentido anteriormente se desvaneció al ver cómo ante ellos se encontraba otros obstáculo, un obstáculo que en un primer momento les pareció insalvable y que tras una segunda ojeada a lo que tenían enfrente les pareció algo imposible. Porque ante ellos, lo que se encontraba era un profundo tajo de un río, cuya otra orilla se encontraba a unos veinte metros.

DongHyuck no pudo evitar suspirar, exasperado. Después de todo lo que habían hecho, después de lo que habían pasado, justo cuando por fin salían del bosque, justo cuando ya no les quedaba nada para terminar su camino, no podían seguir adelante porque un accidente geográfico que se extendía por varios kilómetros, les cortaba el paso. Solo tenían dos opciones. O seguir el curso del río hacia el sur y encontrar algún lugar en el que fuera posible vadearlo, o saltar la veintena de metros que los separaban de la otra orilla. La primera opción los dejaba sin tiempo y los exponía a poder ser de nuevo capturados… pero la segunda opción era simplemente inviable.

—¿Y ahora qué hacemos? —le preguntó a MinHyung.
—Creo que puedo saltarlo —respondió el mayor con confianza.
—¿Qué?

DongHyuck había escuchado perfectamente lo que su amigo había dicho, sí, lo había escuchado muy bien, pero en su cabeza no procesaba que aquellas fueran las palabras que hubiera dicho éste de verdad. ¿Cómo iba a ser capaz de saltar aquella distancia? Estaba demasiado lejos y había una gran pared vertical que llevaba hasta un pequeño río lleno, una caída salpicada de piedras afiladas por todos lados. Era humanamente imposible saltar aquello y humanamente imposible sobrevivir a una caída como esa.

Sin embargo, MinHyung no era solo humano.

MinHyung era en parte lobo y su parte lobo era mucho más veloz, más fuerte y más resistente que la de un humano normal. Además, las capacidades del chico iban en aumento debido a la cercanía de la luna llena, aquella en la que se debía de haber transformado por primera vez pero no había podido ser de esa forma porque ante la amenaza de ser capturados, el lobo había emergido mucho antes de la piel de MinHyung. Por ese motivo, el chico era aún mucho más fuerte, mucho más veloz y mucho más resistente.

Ya habían llegado hasta allí, incluso a lo lejos se podía ver la silueta de la ciudad que tanto habían ansiado alcanzar, solo les quedaba salvar aquel tajo para poder llegar a su destino… no obstante, DongHyuck no quería arriesgarse a que les pasara algo tratando de saltar aquella distancia. Era mucho mejor que dieran un rodeo para encontrar otra forma de hacer aquello antes de embarcarse en esa misión suicida. Pero aunque DongHyuck había decidido que aquello era lo mejor que podían hacer, en la mente de MinHyung había otra cosa.

Antes de que se diera cuenta, DongHyuck se encontró subido a la espalda de MinHyung y sin que éste le dedicara siquiera unas palabras de advertencia, se internó de nuevo entre los árboles solo unos pocos metros antes de comenzar a correr, cogiendo impulso para poder saltar aquel vacío que se encontraba ante ellos, ignorando deliberadamente los gritos y los pataleos de DongHyuck. El chico no se podía creer que MinHyung fuera a hacer aquello, no se lo quería creer… al menos hasta que finalmente los pies del mayor dejaron de tocar el suelo. En ese momento, una enorme sensación de ingravidez lo envolvió y DongHyuck se abrazó fuertemente al cuerpo del mayor, cerrando sus ojos y rezando a todos los dioses del mundo, los pasados, los presentes y los futuros, para que no les sucediera nada y llegaran al otro lado.

Solo fueron unos segundos los que pasaron sobrevolando aquel tajo, unos segundos que se le hicieron eternamente largos a DongHyuck, que sintió cómo si su corazón fuera a estallar dentro de su pecho. Pero en cuanto los pies de MinHyung volvieron a tocar tierra firme, el menor se sintió enormemente aliviado. El chico abrió los ojos y miró hacia atrás, dándose cuenta de lo que habían dejado atrás, viendo que realmente lo habían conseguido, que ya no les quedaba nada comparado con todo lo que habían hecho antes y que pronto podían ponerle punto y final a todo aquello.

—Estás loco… —no pudo evitar decir—. Estás realmente loco.
—Pero mi locura nos ha ahorrado mucho tiempo de vagar buscando otra solución —le replicó MinHyung—. Ahora solo nos queda llegar a la ciudad.

DongHyuck asintió, todavía notando el latido de su corazón acelerado por aquello, y después se bajó de la espalda del mayor. Las piernas le temblaban por el miedo que había pasado, pero saber que ya no les quedaba nada para conseguir lo que deseaban hizo que plantara sus pies en el suelo y que comenzara a caminar en dirección a la ciudad que se veía en el horizonte, seguido de cerca por MinHyung.


A la mañana siguiente después de haber salido por fin del bosque, los chicos llegaron a la ciudad de Sokcho. Ver a más personas y, sobre todo, ver a personas que no tenían nada que ver con todo lo que habían dejado atrás los alivió un poco y encontrarse integrados en la marea humana y el barullo de la ciudad era bastante agradable. A pesar de las ropas desgastadas y de lo desaliñados que iban no destacaban demasiado en aquel entorno, por lo que ambos chicos se sintieron aliviados. Allí ya estaban a salvo, lo único que debían hacer era encontrar a alguien que fuera capaz de ayudarlos y que pudiera salvar a sus amigos, quienes seguían encerrados en aquellas instalaciones con los científicos.

En todo aquel viaje, los chicos habían discutido sobre cuál era la mejor forma de buscar ayuda y habían llegado a la conclusión de que su mejor opción era ir a cualquier tipo de autoridad —ya fuera la policía o el ejército— para que éstos pudieran desmantelar todo aquello. Por ese motivo, comenzaron a buscar en la ciudad tanto una comisaría como un cuartel del ejército, aunque tenían muchas más probabilidades de toparse con lo primero que con lo segundo, ya que realmente, no sabían si en aquella ciudad había ejército.

No tuvieron que vagar demasiado por las calles de Sokcho cuando se toparon con la primera comisaría y, dedicándose una mirada decidida, ambos se adentraron en ella. Sin embargo, en aquel lugar no fueron bien recibidos.

MinHyung y él se acercaron al primer policía que vieron y le comentaron que querían denunciar un abuso contra los derechos humanos, pero apenas se habían sentado con él en su mesa para que les tomara declaración y comenzaron a hablar sobre los científicos que hacían experimentos con chicos adolescentes en unas instalaciones en mitad del bosque, el hombre los echó de allí a patadas, sin creer una palabra de lo que le habían dicho.

—¿Por qué no nos creen? —cuestionó MinHyung una vez fuera de la comisaría.
—Bueno… es una historia que es común que suceda en películas o en libros —respondió DongHyuck—, pero no es nada común que suceda en la realidad, menos en un país considerado del primer mundo.
—Pero es la verdad —replicó MinHyung.
—Lo sé, pero aunque sea la verdad, sino podemos mostrárselo, no nos creerán… y si no nos creen, será como si no hubiéramos hecho nada y para lo único que nos ha servido todo esto ha sido para salvarte a ti de ellos, pero no podríamos salvar a los demás.
—Tenemos que salvar a Jeno y a JaeMin de ellos y también a los demás chicos del pueblo que pueden desarrollar el gen en los próximos años —dijo el mayor con decisión—. No podemos dejar que esto continúe.
—Entonces vamos a ir a todas y cada una de las comisarías de esta ciudad hasta que alguien nos crea —dijo DongHyuck—. Y si no hay nadie que nos crea en esta ciudad iremos a otra, hasta que alguien nos crea y podamos ayudarlos a todos.

MinHyung asintió, de acuerdo con sus palabras. Tenían que hacer todo lo posible por acabar con todo aquello, tenían que salvar a sus amigos y tenían que hacerlo lo más rápido posible, por eso, harían todo lo que estuviera en su mano, aunque tuvieran que recorrerse todas las comisarías y cuarteles del ejército de toda Corea para poder conseguirlo. Nunca se rendirían.

Tras tomar aquella decisión, los chicos siguieron vagando por la ciudad, encontrando a su paso varias comisarías más en las que contaron exactamente la misma historia que habían contado en el primer lugar —obviando el hecho de los hombres lobo porque eso hacía todavía más inverosímil su historia de lo que ya lo era— obteniendo en mismo resultado en todas ellas. Nadie los creía. Ninguno de los policías con los que habían hablado quería creer la palabra de unos adolescentes desaliñados que se aparecían por la comisaría para contar cosas que no podían suceder en la realidad. Y con cada rechazo, los chicos sentían cómo su moral disminuía, pero no su determinación a encontrar la ayuda necesaria.

En la quinta comisaría en la que entraron, no fue un hombre de mediana edad el que los atendió, sino una joven que no debía de tener ni los treinta. Era muy menuda y tenía el pelo largo y oscuro. Al ver el cambio generacional del cuerpo de la policía, los chicos sintieron que quizás podían llegar mejor a una persona que se acercara un poco más a su edad, que igual los podía tomar mucho más en serio que los más mayores, por ese motivo, cuando se sentaron en la mesa con la joven policía, le contaron lo que sabían, tratando de transmitirle su sinceridad y preocupación.

—Queríamos denunciar una violación contra los derechos humanos —comenzó DongHyuck, causando el interés en la chica—. Venimos de un pequeño pueblo llamado Neugde, que se encuentra en el Parque Nacional de Seoraksan —dijo—, probablemente ni siquiera aparezca en los mapas, no somos más que una comunidad de unas doscientas personas y no tenemos contacto con el exterior. Nosotros nos hemos escapado para poder llegar hasta aquí.
—No hay registros de que haya un pueblo llamado así en el parque nacional —comentó ella, tecleando en su ordenador.
—Si apareciera, entonces no podrían hacer lo que están haciendo —replicó DongHyuck.
—¿Y qué están haciendo? —le preguntó la policía.
—Experimentos con humanos —contestó de forma seria, haciendo que la mujer que tenía delante frunciera el ceño, un poco confundida—. Cada año cogen a dos o tres adolescentes y los llevan a unas instalaciones que se encuentran en lo más profundo del bosque y allí hacen experimentos con ellos. Dos de nuestros amigos están en ese lugar ahora mismo y yo mismo estuve allí hace unos pocos días, pero conseguí escapar.
—Esto que me estás contando parece el argumento de una película de ciencia ficción —comentó ella, haciendo que todas las esperanzas que tenían de que los ayudara dejaran de existir.
—Pero es la verdad —dijo MinHyung, hablando por primera vez desde que habían entrado a aquel lugar—. Tiene que creernos, por favor.
—Me gustaría creeros… pero sin pruebas no puedo hacer nada —replicó ella—. Lo siento mucho.

DongHyuck resopló, cansado de que absolutamente nadie los creyera y que nadie moviera un solo dedo por ayudarlos pero no dijo nada más y solo apremió a MinHyung para que se levantara y se fueran de allí lo más rápido posible. Todavía tenían muchas comisarías por visitar, no podían perder el tiempo en solo una de ellas, tratando de hacer que alguien los creyera cuando estaba más que claro que no lo iba a hacer. Sin embargo, antes de que pudieran salir de la sala en la que se encontraban, un policía jovencillo les cortó el paso.

—No he podido evitar escuchar vuestra historia e interesarme por lo que tenéis que decir —les dijo—. Me gustaría que me lo contarais todo y voy a tratar de ayudaros en todo lo que pueda, incluso a recabar pruebas si es lo que los demás necesitan para creer lo que estáis diciendo.
—¿Nos crees? —preguntó MinHyung sin poder evitarlo.
—Bueno, no todos los días llegan dos chicos contando algo como esto —contestó él—. No creo que seáis mentirosos, así que, contádmelo todo y veré cómo puedo ayudaros.

DongHyuck y MinHyung se miraron y, sin decirse siquiera una palabra, decidieron que debían de confiar en aquel joven policía que se había interesado de verdad en ellos y que los quería ayudar… y confiarían tanto en él que incluso le contarían aquello que no le habían contado a ningún otro: que los experimentos se hacían con chicos que habían desarrollado el gen lobo.

—¿Dónde podemos hablar sin que nadie nos vea o escuche? —cuestionó DongHyuck.
—Venid conmigo —les dijo el joven.

El policía los guio por las instalaciones de la comisaría hasta que llegaron a una pequeña sala en la que se sentaron a hablar y ellos le contaron todo lo que le habían contado a los demás, pero añadiéndole además la parte del gen lobo, cómo aquello era algo importante en su pueblo, cómo se educaba a los niños allí y cómo habían visto que se llevaban a sus amigos y ellos mismos habían estado en el lugar en el que se llevaban a cabo los experimentos. También le contaron que MinHyung era un hombre lobo y que por eso habían decidido huir, para que no corriera el mismo destino que los demás y cuando el policía les pidió que se lo mostraran, su amigo no tardó ni un segundo en transformarse en lobo delante de él.

—Tenéis que llevarme a ese lugar —les dijo, después de calmarse tras ver al lobo plateado—. Hay que traer pruebas de lo que estáis diciendo para poder enseñarlas a todo el mundo y comenzar una investigación policial.
—Gracias por creernos —murmuró DongHyuck.


Dos días después, cuando Lee TaeYong, el policía que los iba a ayudar, libraba en el trabajo, los montó en su coche y los llevó en éste hasta donde éstos le dijeron. Se habían estado quedando en su casa aquellos días y los chicos le habían comentado algunas cosas más de las que se habían ido acordando, sobre todo sobre la vida en Neugde y de sus periplos en el bosque —evitando cuidadosamente hablar de cuando MinHyung se había transformado por primera vez— y el policía se había convencido cada vez más de ayudarlos, por eso había conseguido lo más pronto posible un día libre en el que poder recabar las pruebas necesarias.

Con el coche se internaron en el Parque Nacional de Seoraksan, a través de las carreteras que estaban habilitadas para ello, pero después dejaron el coche y se adentraron en el bosque. Mientras los chicos habían vagado por el bosque, no sabían que aquel lugar era un parque nacional, solo lo habían descubierto cuando se dirigían hacia Sokcho y habían visto los carteles, si lo hubieran sabido, habrían buscado antes ayuda de los guardias forestales antes que ir hasta la ciudad, pero después habían desechado aquella idea porque era muy probable que la gente que trabajara allí ya tuviera constancia de lo que se estaba haciendo.

Una vez dejaron todo lo que pertenecía a instalaciones del parque atrás, los tres se dirigieron hasta las instalaciones, que se encontraban en el lugar más recóndito del bosque. Si DongHyuck hubiera ido solo allí probablemente se habría perdido, pero MinHyung había desarrollado un gran sentido de la orientación y podía encontrar el lugar, recordar exactamente el camino que había tomado para rescatarlo y el que habían seguido para escapar del bosque.

Por ese motivo, no se perdieron entre la marea de árboles y cuando estaba anocheciendo llegaron al lugar que buscaban. Inmediatamente, el policía sacó su teléfono móvil y comenzó a echar fotos y fotos del lugar desde el exterior antes de que la luz del día se fuera del todo y no salieran todo lo nítidas que deberían. Después de aquello, buscaron el lugar por el cual MinHyung y DongHyuck habían escapado la anterior vez, descubriendo que el agujero no estaba todavía arreglado y que lo único que habían puesto había sido un plástico transparente tapándolo que dejaba ver parte del interior.

Solo tuvieron que esperar hasta que se hiciera del todo de noche y que la actividad en las instalaciones cesara para que DongHyuck y el policía entraran a través del hueco mientras MinHyung, transformado en lobo, vigilaba que nadie se diera cuenta de su presencia. Cada pasillo que recorrían era documentado gracias al vídeo que TaeYong iba grabando del lugar, cada habitación que encontraban a su paso también lo era y así fue hasta que llegaron al lugar en el que DongHyuck había estado retenido. Desde allí se dirigieron hasta las diferentes salas en las que le habían hecho las diversas pruebas en aquellos días y después buscaron pruebas que los incriminaran.

Les costó prácticamente toda la noche hallar algunos documentos con los que podían convencer a los demás que lo que se estaba haciendo en aquel lugar no era legal, pero cuando los hallaron, DongHyuck sintió que absolutamente todo había valido la pena. Solo debían encontrar a sus amigos y sacarlos de allí para que todo fuera perfecto… pero con el fin de la noche y la llegada del amanecer, tuvieron que emprender el camino de vuelta fuera de las instalaciones, donde MinHyung los esperaba y donde volvieron a colocar el plástico que tapaba el agujero por el que se habían colado para que nadie pudiera notar que habían entrado allí. Había sido una noche productiva porque habían documentado muchas cosas que ayudarían a que se pudiera hacer algo para desmontar toda aquella organización.

Después de salir, TaeYong y DongHyuck se subieron al lomo del lobo plateado y éste los llevó de una forma mucho más rápida y segura a través del bosque y para el medio ya se encontraban en el lugar en el que habían dejado el coche. En aquel lugar había un pequeño hotel para que los turistas pudieran hospedarse y el policía pagó una habitación para descansar ese día y poder emprender el camino a Sokcho a la mañana siguiente, donde enseñaría en su comisaría todo lo que había grabado para que comenzara la investigación.

—Todo irá bien —le dijo DongHyuck a MinHyung cuando se echaron a dormir en una de las dos camas de la habitación, abrazando fuertemente el cuerpo del mayor—. Todo se solucionará.
—Eso espero —murmuró MinHyung antes de que ambos se quedaran dormidos, agotados por todo lo que habían hecho.



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