martes, 8 de mayo de 2018

[One Shot] Lovely Dates #3 {YoulYu}



Título: Lovely Dates #3
Autora: Riz Aino
Pareja: YuYoul (SunYoul + YuJu) (UPFRIEND – UP10TION + GFRIEND)
Calificación: PG–13
Géneros: AU, university, romance, drama, fluff, humor
Número de palabras: 8.144 palabras
Número de drabbles: 10 drabbles
Resumen: a través de diferentes citas, YeIn y YuNa van descubriendo poco a poco sus sentimientos por el otro.
Advertencias: si tenéis la glucosa alta, os recomiendo que vayáis con mucho cuidado a la hora de leer este fanfic porque tiene tanto azúcar que podría ser perjudicial para vuestra salud.
Aclaraciones:
—Las diferentes citas están escritas en orden cronológico, desde la primera hasta la última.
—YeIn es el nombre real de SunYoul y por eso lo llamaré de esta forma aquí, mientras que YuNa es el de YuJu y por eso la nombraré así.
Notas: este fic es la continuación/tercera parte/side totalmente innecesario pero bonita de estos dos fics. Antes de seguir leyendo, si no habéis leído los anteriores, os recomiendo encarecidamente que lo hagáis.
Comentario de autora: después de escribir Lovely Dates #2 se me quedó el gusanillo de escribir algo de estos dos porque lo nombraba en una parte y, meses después, me atreví a ello. Espero que os guste.



 September 28th, 2018
First Lovely Date
           
Habían pasado casi dos semanas desde que YeIn se había encontrado con todos sus amigos para pasar una tarde todos juntos y que WooSeok y Somi le habían dado la charla sobre que debería pedirle una cita a la chica que le gustaba.. YeIn les había prometido que lo  haría, incluso había tomado unas notas con cosas sobre las que podía hablarle a la chica de Somi, que sabía mucho sobre el tema y se había estudiado todo aquello para poder hacerlo bien si se ponía a ello… pero aunque el chico lo había prometido y aunque se había aplicado y se había imaginado una y otra vez el momento en el que se acercaría a ella y le pediría la cita, YeIn no se sentía preparado para hacerlo.


No era capaz de hacerlo porque se ponía demasiado nervioso en presencia de aquella chica, aunque nunca le había pasado algo así con las demás chicas que había conocido en su vida —con Somi jamás le había pasado, con ella nunca había sentido cómo si su corazón fuera a estallarle dentro de su pecho o como sus mejillas y las puntas de sus orejas ardían de la vergüenza—. No. Nunca antes le había pasado, aquello solo le pasaba desde que había conocido a YuNa.

YuNa… YuNa era la chica más lista que había conocido nunca. Ni siquiera compartía todas las clases con ella, pero en aquellas en las que se veían, YeIn no podía evitar quedarse prendado de ella cada vez que alzaba la voz para comentar algo. Pero aquella chica no era solo lista, era la chica más guapa que había conocido y YeIn reconocía que mayormente, el hecho de que no se sintiera capaz de acercarse a ella para hablarle, era porque se sentía muy intimidado por su belleza.

Sin embargo, tal y como le habían dicho sus amigos hacía casi dos semanas, él debía de ser valiente y acercarse si lo que quería era poder tener una oportunidad con ella, aunque no fuera romántica, aunque solo fuera para poder ser amigos. Valentía. YeIn nunca se había identificado con una persona valiente, ni siquiera era capaz de ver películas de miedo, pero si era capaz de acercarse a YuNa, hablarle y no huir de ella rojo como un tomate, que era lo que hacía siempre, podría considerarse como alguien muy valiente, ¿no?

WooSeok le había mandado incluso un mensaje hacía unos días para saber si había dado el paso y cuando YeIn le había contestado que aún no lo había hecho, había recibido una llamada de Somi diciéndole cómo debería comportarse para poder hacerlo y también dándole ánimos para ello. YeIn sabía que sus amigos lo hacían con la mejor intención, porque querían ayudarlo y porque querían verlo feliz y YeIn sabía que tenían razón con todo lo que le habían aconsejado en las últimas semanas.

Por ese motivo, aquel día, cuando YeIn vio entrar a YuNa en su clase de Literatura China del siglo XIX se puso como meta decirle en cuanto finalizara la hora una de las frases que Somi le había indicado y que probablemente lo ayudaría bastante en su objetivo.
Por eso, el chico se pasó toda la hora sin poder concentrarse, solo repitiendo en su cabeza aquella frase, hasta que el profesor dio por finalizada la clase. Entonces, Yein recogió rápidamente sus cosas —porque éstas no le habían servido de nada ya que al final no había podido ni coger apuntes porque las manos le temblaban— y después se acercó hasta el lugar en el que ella estaba sentada, todavía recogiendo sus pertenencias. Con cada paso que lo acercaba hasta ella, YeIn sentía cómo su corazón latía más rápido y cómo el color rojo le subía a la cara, pero trató de ser fuerte, trató de ser valiente y apretó los dientes. Tenía que hacerlo, tenía que hacerlo porque si no nunca lo haría, tenía que hacerlo porque si no nunca se lo perdonaría.

—Perdona… —murmuró, llamando la atención de la chica, que se giró hacia él con una sonrisa. La voz le había salido un poco aguda, por lo que carraspeó—. ¿Podría hablar contigo unos segundos sobre esta clase?
—Sí, claro —le respondió ella, dejando su portátil a medio cerrar y dedicándole toda su atención—. ¿De qué quieres hablar?

YeIn tragó saliva. El latido de su corazón le resonaba en el cerebro y sus manos sudaban. Le estaba dando un síncope porque la chica tenía toda su atención fija en él, sus hermosos ojos castaños observándolo fijamente. Pero YeIn tenía que ser valiente, ya que se había acercado a ella necesitaba seguir adelante y terminar aquello.

—Pues… este profesor habla muy rápido y casi no me da tiempo a coger sus apuntes, pero me gustaría sacar buena nota en su asignatura, por lo que había pensado que podía comparar mis apuntes con los tuyos, porque sé que eres una chica aplicada, y así poder tener ambos la información completa.

YeIn dijo todo aquello de corrido y quedándose sin aire por ello, pero ya lo había dicho, había soltado como un papagayo lo que Somi le había propuesto, y ya no había vuelta atrás. Lo único que le quedaba era esperar a que ella le diera una respuesta.

—Me encantaría —respondió YuNa—. ¿Te parece que intercambiemos nuestros números para ver cuándo podemos? Tengo clase ahora y debería ir yendo, no puedo quedarme mucho a hablar ahora mismo.
            —Sí, por supuesto —dijo, sin poder creerse que le hubiera pedido una cita a YuNa, que ésta le hubiera dicho que sí y que encima tuviera su teléfono.


October 6th, 2018
Second Lovely Date

            Cuando la semana anterior uno de los chicos de su clase le había propuesto que compararan sus apuntes, YuNa se había sorprendido bastante. Se había sorprendido porque no había compartido más que un par de saludos con aquel muchacho en todo el tiempo que habían compartido clases y a la chica le había parecido algo muy repentino. Pero a la vez, le había parecido una gran idea porque, al igual que el muchacho sabía que ella era una alumna aplicada, ella también sabía lo mismo de él, aunque no supiera mucho más.

            YuNa sabía que era un chico muy aplicado, que de vez en cuando hablaba en clase y que siempre decía cosas coherentes, también sabía que su nombre era Son YeIn de cuando habían pasado lista en alguna que otra ocasión en clase y que solía tener muy buenas notas porque cuando miraba la lista de las notas, su nombre solía tener buenas calificaciones al lado. Pero YuNa no sabía nada más de aquel chico porque no habían compartido más conversación que la del día en el que le había propuesto que compararan sus apuntes y otra en la que ella le había mandado un mensaje con el día, la hora y el lugar en el que podía quedar y él había respondido con un escueto “Ok, allí estaré”.

            Por cómo se comportaba, la chica podía decir que debía de ser un chico bastante tímido, como lo era su amiga SoJung, que no simpatizaba demasiado con eso de hablarle a los extraños y generalmente solía ser una chica callada. Por ese motivo, YuNa había aceptado aquella propuesta, porque no le parecía mal chico —y porque se beneficiaría de aquel encuentro, ambos lo harían—.

            Así que, allí estaba, en una cafetería que se encontraba en los alrededores de la facultad que ambos compartían, sentada en la mesa de un rincón junto al chico con el que había quedado y bebiendo un poco de café mientras ambos trabajaban en completar sus propios apuntes, fijándose en los del contrario, prácticamente sin intercambiar más que algunas palabras. A YuNa le encantaba hablar, de hecho, si pudiera pasarse las veinticuatro horas del día hablando sin parar, ella podría hacerlo sin ningún problema, así que, estar en un silencio sepulcral, trabajando sin hacer nada más, la tenía un poco nerviosa.

            —¿Qué edad tienes? —le preguntó, tratando de entablar algo de conversación, aunque fuera solo un mínimo.
            —Veinte —respondió el chico, igual de escueto que lo era siempre, no dando pie a sacar más tema de conversación, pero ella no se rindió, ya que estaban allí podían tratar de conocerse un poco, no hacía ningún daño establecer una pequeña conversación.
—Oh, entonces como yo —dijo YuNa—. ¿Esta era tu primera opción de universidad?
—Sí —replicó el chico, prestándole más atención a los apuntes que otra cosa.

La chica hizo un mohín. De verdad que era imposible sacarle un mínimo de conversación a aquel chico que ni siquiera alzaba la mirada de los papeles o el ordenador y que a pesar de que en la cafetería no hacía mucho calor se encontraba totalmente rojo, desde la punta de las orejas a sus mejillas y nariz. Por ese motivo, la chica comenzó a darle vueltas a una cosa que ya había pensado anteriormente y que había descartado porque le parecía algo inverosímil, pero viendo cómo se estaba comporta, a YuNa no le cabía la menor duda que tenía que ser eso.

YeIn la odiaba y el único motivo por el cual había decidido acercarse a ella y pedirle aquel favor había sido para ver si así sacaba una mejor nota en aquella asignatura obligatoria.

—¿Me odias? —le cuestionó, sin poder contenerse, sintiendo la necesidad de poner en palabras aquello en lo que su mente no paraba de pensar.
—¿Qué?

Por primera vez desde que se habían sentado en aquella mesa hacía ya una hora, el chico que estaba frente a ella alzó la cabeza y la miró fijamente, con los ojos muy abiertos, e inmediatamente comenzó a negar con su cabeza y sus manos la pregunta que ella le había hecho. YuNa no pudo evitar sonreír un poco porque aquella reacción no se la había esperado y porque le agradaba saber que al menos YeIn no la odiaba como ella pensaba. No obstante, antes de poder concentrarse, la chica sintió curiosidad por saber el motivo por el cual se comportaba de aquella forma con ella.

—¿Entonces? —dijo—. ¿Por qué siempre huyes o por qué no tratas de entablar un mínimo de conversación conmigo?
—Oh...

El rostro de YeIn se volvió todavía de un color más rojo y después agachó su cabeza de nuevo, comenzando a titubear una especie de respuesta que YuNa apenas pudo escuchar porque fue muy fragmentada y la dijo muy bajito, pero que pudo identificar a pesar de todo.

—Es... porque... me pongo... muy nervioso... cerca de... las chicas... y bueno... tú eres una...
—No tienes por qué estar nervioso, hombre —comentó ella, tratando de hacerlo sentir un poco más calmado—. Puedes pensar en mí como en un chico, si casi que me comporto como uno según dicen mis amigas, así estará todo bien, ¿verdad?
—Supongo —respondió YeIn, aunque no parecía muy convencido, pero por el momento, YuNa se dio por satisfecha y por fin se pudo concentrar en lo que debía, manteniendo breves conversaciones de vez en cuando con aquel tímido chico.


October 17th, 2018
Third Lovely Date

Todavía sigo sin creérmelo
Es totalmente inverosímil
¿Por qué dices que es inverosímil?
Puede ser que de verdad le gustes
¿Qué te has fumado, WooSeok?
¿En qué mundo le voy yo a gustar a una diosa como ella?
¿Quién sabe?
Mira Afrodita, la diosa más hermosa del Olimpo se casó con un cardo como Hefesto

Y luego le puso los cuernos con Ares, el dios potentorro de la Guerra
Así que no me vale

—Buenos días.

Rápidamente, YeIn levantó la cabeza de su teléfono móvil al escuchar aquella voz que reconocería en cualquier lugar y momento y bloqueó la pantalla de su móvil rápidamente para que YuNa no pudiera ver nada de lo que había estado hablando, aunque no estaba seguro de que no hubiera visto algo de su conversación con WooSeok. Menos mal que no había dicho su nombre en ningún momento, porque si no habría sido todavía peor. En ese momento casi se le estaba saliendo el corazón del pecho, si hubiera escrito el nombre de YuNa en aquella conversación, directamente le habría dado un infarto.

—Buenos días… —respondió unos segundos después, tratando de no ser maleducado.
—¿Está ocupado este asiento? —le preguntó ella, señalando el lugar en el que el chico había dejado su mochila y su chaqueta.
—No, no —dijo, comenzando a quitar sus cosas y YuNa sonrió.
—Muchas gracias.

La chica se sentó a su lado en cuanto YeIn movió sus cosas a su otro lado y sus brazos se rozaron un momento cuando YuNa se giró un poco para sacar su portátil de su bolso, que había colocado en la silla también. Al chico le dio una especie de calambre que le recorrió todo el cuerpo, empezando desde el lugar en el que se habían rozado.

—Oh, lo siento —murmuró ella, dándose cuenta de que le había dado un poco con el brazo.
—No… pasa nada —replicó YeIn, sintiendo cómo comenzaba a ponerse de un color rojo brillante.

Estaban muy cerca, demasiado cerca, y el chico jamás había pensado que llegarían a estar tan cerca nunca, por lo que no estaba preparado para ello. De hecho, no estaba preparado para establecer ninguna conversación con ella porque no había hablado con WooSeok o Somi para que ellos le dijeran cómo debía reaccionar. El día que habían quedado en el café casi había estropeado todo por su incapacidad para poder hablarle y ella había pensado que la odiaba, algo totalmente alejado de la realidad, por lo que YeIn debía de comportarse como una persona normal. Al menos, estaban en clase e iban a pasarse el rato escribiendo lo que el profesor fuera diciendo, por lo que no tendrían mucho tiempo para hablar y eso era bueno para él, lo único que tenía que hacer era calmar el rápido latido de su corazón para que no se escuchara en el silencio de la clase.

Sin embargo, por mucho que lo intentó, YeIn no pudo calmarse e incluso sus manos temblaron un poco mientras trataba de coger sus apuntes ese día.

El chico deseó que YuNa no se diera cuenta de lo que le estaba pasando tan solo por su cercanía y también deseó poder no parecer un estúpido cuando estaba tan cerca de ella. Durante toda la hora que duró la clase, YeIn no pudo evitar echarle algunos vistazos a la chica, dándose cuenta de que ésta no parecía nada perturbada por su presencia, sino que simplemente estaba concentrada en la clase, tal y como él debería de estarlo también… pero para YeIn era totalmente imposible porque ella estaba a su lado y era preciosa. Su perfil era de ensueño, sus ojos grandes y sus labios carnosos parecían suaves, tan suaves que a YeIn le daban muchas ganas de acariciarlos con los suyos, pero no podía hacerlo porque si no sí que se le escaparían todas las posibilidades de poder conocerla.

La clase terminó sin que tuvieran oportunidad de hablar y para cuando YeIn se dio cuenta, YuNa ya había recogido sus cosas y se despedía de él antes de salir corriendo hacia su próxima clase, dejándolo totalmente ensimismado por la sonrisa encantadora que le había dedicado en ese momento.


October 22th, 2018
Fourth Lovely Date

            —¿Quién es este chico, YuNa?

            YuNa había estado tan concentrada tratando de terminar un trabajo que no se había dado cuenta de cuando su amiga y compañera de cuarto YeRin había cogido su teléfono móvil, lo había desbloqueado y había mirado entre sus conversaciones hasta dar con aquella que mantenía con YeIn, entrando en el perfil del chico para cotillear su foto y su estado. YuNa ni siquiera se sorprendió por ello porque su amiga siempre había sido una cotilla de cuidado y tenía las manos muy largas.

            —Es alguien de clase —respondió sin siquiera prestarle mucha atención, todavía tenía muchas cosas que hacer, no podía perder el tiempo con algo como aquello.
            —Pues es muy mono —dijo la otra, mirando la foto del muchacho—. Es muy mono.
            —¿Quieres que te lo presente? —cuestionó YuNa.
            —No, no —replicó YeRin—. No es para nada mi estilo, no me gustan los chicos monos, me gustan los hombres… pero este niño es totalmente tu estilo, ¿cómo es que no estás saliendo con él?

            YuNa suspiró. Era verdad que le gustaban los chicos monos y YeIn le parecía muy mono, sobretodo le había parecido mono cuando éste le había dicho que era muy tímido con las chicas y que por eso se pasaba la vida tratando de evitarlas o poniéndose rojo como un tomate cuando se encontraba cerca de ella. Sin embargo, YeIn era simplemente un compañero de clase, un chico con el que en el último mes había hablado unas pocas veces —algo que era todo un logro teniendo en cuenta que nunca antes habían hablado, solo se habían dirigido un par de saludos—, no eran amigos, YuNa no sabía casi nada de él y el muchacho solo se había acercado a ella para tener mejores notas, por lo que no buscaba absolutamente nada con ella, ni amistad ni una relación romántica, por lo que la chica ni siquiera se había planteado nada.

           —Es solo un chico al que veo en algunas clases, no sé nada de él —le dijo a su amiga—, así que, aunque sea mono, no sé si es mi estilo o no.
            —¿Y por qué tienes su número? —le cuestionó YeRin.
            —Quedamos el otro día para completar apuntes —contestó.
            —¿Y no hablasteis de nada? ¿Sobre vosotros o cosas que os gustan? —YuNa negó con la cabeza—. ¿Es un sieso?
            —Tímido —replicó—. Al menos eso es lo que me dijo él.
            —Lo mismo le gustas y por eso no habla mucho contigo, ¿lo has visto con alguien que no seas tú?
            —No creo que le guste, no te montes películas en la cabeza, YeRin —dijo—. A mí no me gusta, así que, dejémonos de tonterías y déjame acabar este trabajo.

            Su amiga quiso replicarle, pero YuNa le dedicó una mirada dura y ésta simplemente se calló y dejó su móvil tranquilo para ponerse de nuevo con lo que tuviera que hacer. YuNa también se dedicó a terminar de leerse lo diferentes artículos para poder hacer el trabajo que debía entregar en menos de una semana y, aunque de vez en cuando hablaron para que la habitación que compartían no estuviera en absoluto silencio, ninguna de las dos volvió a tocar el tema de YeIn.

            No obstante, mientras hacía su trabajo, YuNa no pudo evitar seguir dándole vueltas a lo que YeRin le había comentado durante aquella conversación. La verdad es que sí que YeIn le había parecido mono, pero una cosa era eso y otra cosa era que quisiera algo con él, aunque YuNa sentía que le gustaría poder hablar más con aquel chico porque era alguien bastante interesante, que sabía mucho. Quizás quedar con él no para hacer cosas de la facultad si no para hablar durante un rato estaría bien.

            —¿En qué piensas tanto? —le cuestionó su amiga, bastante tiempo después de que terminaran de hacer las cosas y se sentaran a ver un rato la tele—. Este es tu programa favorito, pero no le estás prestando atención alguna —señaló.
            —No estaba pensando en nada —le mintió, pero la otra chica no se dejó engañar, conociéndola demasiado bien.
            —En serio, ¿en qué piensas? —volvió a preguntarle—. ¿Es en el muchacho mono? ¿Cómo se llamaba? ¿Ye… Ye…?
            —YeIn —completó—. Y no, no estoy pensando en él.
            —Esa milonga se la cuentas a otra que no te conozca —replicó YeRin—. Estás pensando en él, en si deberías quedar con él para conocerlo un poco y ver si te gusta o no.

            Había ocasiones, como aquella, en la que YuNa pensaba que su amiga tenía o una especie de don que le leía los pensamientos o un aparato implantado en su cerebro que le decía exactamente lo que pensaba.

            —Está bien —dijo, rindiéndose—. Estaba pensando en si pedirle una cita, pero no para ver si me gusta o no, simplemente para poder conocerlo un poco porque parece alguien agradable.
            —¿Y por qué no se la pides ya? —YeRin le cogió el teléfono y se lo dio, invitándola a que lo hiciera antes de que se lo pensara mejor y YuNa suspiró.

            Sin embargo, en vez de enfadarse con YeRin, simplemente buscó la conversación con el chico y le mandó un escueto “¿estás libre este domingo? Me gustaría que nos encontráramos un rato”. Solo unos momentos después, la chica recibía una respuesta afirmativa a su mensaje y algo se agitó en su interior, algo que no llegó a identificar y a lo que no le prestó la más mínima atención.


October 28th, 2018
Fifth Lovely Date

YeIn estaba nervioso. Bueno, decir que estaba nervioso era decir poco. A YeIn le iba a dar un chungo en mitad de aquella cafetería en la que YuNa le había dicho de quedar. Quizás era un poco exagerado decir eso, pero el chico sentía que se le iba a salir el corazón del pecho mientras esperaba a que ella apareciera. Y, además, era muy normal que se sintiera tan nervioso, era demasiado normal, porque a YeIn le gustaba YuNa, era la única chica que le había gustado de verdad en toda su vida y el pobre no podía evitar de sentirse feliz y a la vez agobiado porque ella le había pedido que salieran a tomar algo.

El chico estaba así porque ella había sido la que le había pedido aquella cita y no había sido para comparar apuntes, de forma aburrida, sino que lo que quería era charlar con él un rato, probablemente porque quería conocerlo algo más y YeIn no sabía lo que eso significaba. Porque no quería ilusionarse, no quería pensar que YuNa había decidido quedar con él porque también le había gustado porque eso era totalmente imposible y si se creía que era así, después se iba a llevar una desilusión mucho mayor y el chico no quería desilusionarse.

No obstante, había una pequeña llama de ilusión en su corazón, una llama que había querido extinguir antes de que se extendiera pero que sus amigos habían avivado con sus comentarios. En cuanto YeIn había concertado aquella cita con YuNa les había pedido a sus amigos consejos y WooSeok y Somi habían acabado teorizando que la chica había caído rendida a sus encantos —fueran los que fuesen, porque Yein estaba seguro de que no le había podido mostrar ningún encanto a la chica más allá de su incapacidad de hablar frente a ella o la gran capacidad de ponerse rojo como un tomate en segundos—. Ellos se habían ocupado de hacer que sus esperanzas se subieran un poco más de lo que deberían y YeIn se sentía sumamente mal por ello.

Porque YuNa era demasiado mujer para él. Demasiado buena, demasiado maravillosa, demasiado todo… y él solo era demasiado nada.

—¡Hola! Perdón por llegar tarde.

YuNa apareció ante él, envuelta en la luz de la tarde como si se tratara de un ser celestial y a YeIn se le detuvo el corazón durante unos segundos, además de perder la capacidad de respirar. Estaba preciosa. Demasiado preciosa, por lo que cualquier pensamiento, cualquier esperanza que hubiera albergado de que ella hubiera concertado aquella cita porque tuviera interés en él, se desvaneció rápidamente y el chico sintió una fuerte opresión en su pecho que trató de disimular, intentando poder responderle a YuNa.

—No pasa nada —respondió—, yo también acabo de llegar. ¿Qué quieres de beber? Voy yo a pedirlo.
—Oh, muchas gracias —dijo ella con una sonrisa—. Me gustaría un macchiatto.
—Vale. Un macchiatto. Marchando.

YeIn trató de responderle aquella sonrisa y después se levantó de la mesa para ir hasta el mostrador, dejando que ella se sentara en la mesa mientras y acomodara sus cosas. Durante el tiempo que tardó en pedir y en el que le sirvieron los dos cafés, trató de calmar su corazón y trató de dejar de pensar tanto en que a YuNa le gustaba como en que no lo hacía y se concentró en repetir en su mente todas las frases que Somi le había dicho cuando había hablado con ella. Solo si lo hacía todo bien, solo si no dejaba que los nervios lo dominaran, podría hacer que aquella tarde fuera al menos agradable.

Por eso, una vez recogió los cafés, el chico se dirigió a la mesa en la que YuNa estaba toqueteando su teléfono móvil con una sonrisa y le dejó con cuidado la taza sobre la mesa antes de sentarse.

—Muchas gracias —dijo ella y, justo después comenzó a hablar, a preguntarle cosas a YeIn y a contestar las pocas preguntas que el chico se atrevía a expresar de vez en cuando, en los momentos en los que ella le daba un respiro de sus preguntas.

Aquella tarde hablaron de un montón de cosas y empezaron a conocer muchas más cosas de los dos, dándose cuenta de que había algunas cosas que les gustaban hacer a ambos de las que no habían podido hablar anteriormente. Así, los dos expresaron que les encantaba la música y sobre todo cantar —en la ducha, más que otra cosa— que también les gustaban los doramas rancios que a veces echaban por la tele y que adoraban leer, por eso ambos estaban estudiando aquella carrera. También hablaron de sus amigos, YeIn le habló de WooSeok y de Somi y también de MinSoo, ChangHyun y SungJoon; mientras que ella le habló a de SoJung, YeRin, YeWon y dos chicas llamadas EunBi.

Cuando finalmente dieron aquella cita por terminada y se despidieron en la puerta, YeIn sintió que lo había hecho algo mejor que la vez anterior, algo mejor porque no había sido completamente natural, pero al menos había podido hablar con YuNa y eso era ya algo.


November 10th, 2018
Sixth Lovely Date

Casi como si fuera una costumbre en los últimos tiempos, YuNa se sentó en la cafetería en la que siempre quedaba con YeIn esbozando una gran sonrisa en su rostro, viendo cómo al segundo el muchacho que estaba ante ella se ponía rojo como un tomate y después salía corriendo para pedir por ambos lo que fueran a tomar aquel día. Ya habían quedado varias veces allí y ya habían hablado varias veces de sí mismos, no solo de las cosas de la facultad, haciendo que YuNa se sintiera mucho más cómoda en presencia de aquel chico —pero sobre todo, él parecía sentirse mucho más cómodo con ella, aunque todavía seguía sonrojándose cada vez que YuNa lo miraba a los ojos—.

La chica lo había hablado con sus amigas, no solo con YeRin, sino también con las demás. Les había comentado que le parecía un muchacho interesante y que le gustaba hablar con él, que estaría muy bien que pudieran ser amigos; pero también les había dicho cómo YeIn se comportaba con ella, cuáles eran todas sus reacciones y cómo se sonrojaba cada dos por tres.

La gran conclusión que habían sacado todas había sido que YeIn tenía que estar enamorado de ella y que, al principio se había acercado a ella con la excusa de los apuntes, sin embargo, era demasiado tímido para lanzarle la caña de forma descarada; pero aunque el chico no había dado ningún paso en esa dirección, YuNa había creado oportunidades con aquellas citas y sentándose de vez en cuando junto a él en clase. Por eso, todas sus amigas habían dado por hecho, que a YuNa también le gustaba YeIn, a pesar de que ésta lo había negado porque no era verdad.

No obstante, todo lo que las chicas le habían dicho la había hecho pensar… no pensar en si a ella de verdad le gustaba de forma romántica aquel muchacho, pero sí que pensar en si a él sí que ella le gustaba. Por eso, YuNa había concertado aquella cita, para comprobar si sus amigas tenían razón o no. Y por eso mismo, la chica no podía evitar quedarse mirando fijamente de vez en cuando al muchacho que estaba ante ella mientras éste trataba de hablarle sin que la voz se le quebrase. Todo en él indicaba lo nervioso que estaba cada vez que abría la boca o en cómo se sonrojaba de pies a cabeza queda vez que ella le sonreía… y YuNa no podía evitar pensar en que de verdad parecía enamorado de ella, tal y como habían dicho sus amigas.

Aunque claro, puede que lo pareciera solo porque no estaba acostumbrado a tratar con mujeres y se ponía nervioso a su alrededor. Al menos, eso era de lo que YuNa se había convencido hasta que apareció una muchacha en la cafetería que se dirigió a la mesa en la que ambos estaban e inmediatamente YeIn se levantó para darle un abrazo fuerte y mostrarle una sonrisa brillante. En ese momento, YuNa se convenció de todo lo contrario. Se convenció de que ella debía de ser la única con la que el chico se comportaba de aquella forma y que debía ser porque sentía algo por ella —porque ninguna persona que se sintiera nervioso con las chicas podría abrazar a una como si fuera lo más natural del mundo—.


November 22th, 2018
Seventh Lovely Date

            Desde hacía solo un par de semanas se había hecho común que, además de quedar algunos sábados o domingos para tomar un café, YeIn se reuniera con YuNa todos los días después de clase en la biblioteca o en alguna de las salas de la facultad para hacer cada uno sus trabajos y para intercambiar algunas palabras mientras los hacían, como si fuera lo más natural del mundo, como si llevaran haciéndolo toda la vida y como si fueran a seguir haciéndolo por el resto de la eternidad. Al principio, cuando la chica se lo había propuesto, YeIn se había sentido un poco raro, a pesar de que ya llevaban bastante tiempo encontrándose; pero después había sido fácil para él.

            Se solían reunir para hacer trabajos —individualmente o juntos, si era necesario— o para estudiar y prácticamente ni hablaban durante esos momentos, porque la presencia del otro se había hecho tan habitual que ya casi ni había silencios incómodos entre ambos y eso era algo que a YeIn le gustaba mucho. Poder estar con YuNa y poder concentrarse en hacer todo lo que tenía que hacer, pero pudiendo observar de vez en cuando a la chica, era como todo un sueño para él. Sin embargo, a pesar de que todo estaba siendo mucho más fácil, a pesar de que casi ya podía hablar con relativa normalidad con ella, YeIn todavía se sentía muy nervioso con ella, sobre todo cuando YuNa lo miraba fijamente, detrás de sus largas pestañas. Aquellas miradas lo desarmaban y hacían que se pusiera rojo de pies a cabeza sin poder evitarlo.

            Pero en las últimas veces que se habían reunido, YeIn se ponía muy nervioso no porque la chica lo mirara fijamente, sino porque hacía otro tipo de cosas que hacían que su corazón latiera fuertemente dentro de su pecho, que acabara con las mejillas y las orejas sonrojadas y que tartamudeara, incapaz de encontrarle coherencia alguna a sus palabras. Porque YuNa lo tocaba. Nunca antes lo había hecho, pero en sus últimos encuentros en la biblioteca, la chica no paraba de ponerle las manos encima y eso hacía que YeIn no pudiera concentrarse en lo que tenía que hacer… como en aquellos momentos.

            Había estado totalmente inmerso en un trabajo hasta solo hacía unos segundos, pero en un momento, YuNa le había puesto la mano en su brazo para llamarle la atención porque quería que viera algo que estaba haciendo ella para el trabajo que ambos tenían que entregar y aunque ya había llamado su atención, su mano había seguido sobre el antebrazo de YeIn durante todo el tiempo que éste había tardado en responder a la pregunta que la chica le había hecho —que había sido mucho porque casi no había podido hablar con ella tocándole el brazo con sus delicados y suaves dedos— y después de que el chico volviera a trabajar en su parte, la mano de ella no se había retirado en ningún momento, como si ésta se le hubiera quedado pegada a aquella zona de su piel —y YeIn no podía evitar pensar que en algún momento, su pulso podría ser notado incluso por la cara externa de su brazo y que ella notaría lo rápido que estaba latiendo su corazón por un simple contacto como aquel—.

            YuNa solo levantó su mano de su brazo bastante rato después, cuando pareció necesitarla de nuevo para teclear algo en su portátil, pero YeIn todavía tardó un rato más en calmarse, siendo para él algo imposible de hacer debido a la cercanía de la chica.

            —YuNa… —la llamó, haciendo que ésta lo mirara fijamente a los ojos y provocando que sus mejillas rápidamente se colorearan—. Eh… voy al baño un momento a echarme agua —le dijo—, que me estoy quedando dormido.
            —Vale.

            Solo después de soltar aquella pobre excusa y solo después de haberse alejado de YuNa y de haberse echado medio río Han en la cara para ver si se calmaba y se concentraba en lo que tenía que hacer y no en el calor que habían dejado los dedos de la chica sobre la piel de su antebrazo, YeIn pudo volver a comportarse con más o menos normalidad. Al menos, cuando salió del baño y volvió a sentarse en la mesa junto a ella para seguir con el trabajo, su corazón había dejado de latir dentro de su pecho como si se quisiera salir de este y eso era algo de agradecer.


November 30th, 2018
Eighth Lovely Date

            Después de solo unas semanas tratando de ver si le gustaba a YeIn, YuNa había llegado a una conclusión afirmativa sin siquiera tener que meditarlo demasiado. Era tan obvio, que la chica no sabía por qué no se había dado cuenta antes de hacer aquel pequeño experimento; pero al principio, YuNa solo había creído lo que él le había dicho sobre que era tímido con las mujeres, así que no se había planteado que realmente éste solo pudiera ser tan tímido con ella. La chica se había sentido un poco traicionada al saber que YeIn le había mentido, porque después de todo el tiempo que habían pasado juntos y después de lo mucho que habían hablado el uno sobre el otro, ella lo consideraba un amigo, pero además de esto, YuNa se sentía un poco feliz al saber que YeIn tenía sentimientos por ella.

            Era algo bastante extraño, porque YuNa no se había sentido en ningún momento atraída por aquel chico a pesar que definitivamente era su tipo, simplemente le gustaba estar con él y charlar de lo que fuera o hacer sus trabajos en grupo con el chico porque era alguien bastante responsable como ella y sabía que hacía las cosas bien. Pero más allá de eso, YuNa no había sentido nada por él; sin embargo, ponerse feliz al comprender que YeIn se ponía nervioso por estar junto a ella o porque ella le pusiera la mano encima, era algo que le rompía bastante los esquemas. ¿Por qué era así?

            Para tratar de comprenderlo, hacía unos días que había dio en busca de la ayuda de su amiga SoJung, la más sensata de todas, para que ésta le diera una respuesta a aquella pregunta… y se la había dado, le había dado una respuesta que, con los datos que YuNa le había contado, parecía del todo coherente, pero a YuNa no le había convencido para nada aquella respuesta, porque aunque SoJung le hubiera dicho que a ella también le gustaba el chico, ella estaba completamente segura de que no era así. Porque su corazón no latía rápidamente dentro de su pecho cuando estaba con él, porque no sentía mariposas en el estómago ni quería verlo a todas horas ni pensaba en él en cada momento del día. Todos aquellos habían sido los sentimientos que había tenido cuando se había enamorado de JungKook en el instituto, pero ninguno de ellos lo había experimentado de nuevo mientras estaba junto a YeIn, por lo que el chico no podía gustarle.

            No obstante, movida por las palabras “amor maduro” que su amiga había dicho, la chica decidió que ya que había puesto a prueba si el chico tenía sentimientos por ella haciendo cosas que lo ponían nervioso, podía tratar de ponerse a prueba a sí misma para ver si de verdad ella también sentía algo por YeIn o simplemente le parecía un buen chico, un buen amigo. Por ese motivo, le había pedido a YeIn que se encontraran aquel viernes después de clases… y allí se encontraba junto a él, en aquella cafetería que habían visitado ya demasiadas veces, compartiendo un pastel y hablando de todo y de nada, mientras ella trataba de ver qué era lo que podía hacer para aclarar si de verdad le gustaba o no el chico que tenía frente a ella. Sin embargo, a pesar de que ya llevaban bastante rato en aquel lugar, la chica había sido incapaz de encontrar algo que hacer para ver cuáles eran sus sentimientos por YeIn.

            —Deberíamos ir yéndonos —le comentó el chico después de que ya se hubieran acabado sus bebidas y el trozo de tarta hacía un buen rato—. No quiero quitarte tiempo de estudiar, que los exámenes están a la vuelta de la esquina.
            —Sí, deberíamos irnos —dijo ella, resignándose a que aquel día había sido un día totalmente perdido en todos los sentidos.

            Ambos se levantaron de la mesa y YuNa comenzó a recoger sus cosas de la silla de al lado, donde las había dejado. Metida en su propio mundo, la chica no se dio cuenta de que la muchacha de la mesa contigua había dejado su bolso en el suelo, justo detrás de donde ella había puesto sus pies al levantarse y, al dar el paso para poder ir junto a YeIn a la salida, YuNa tropezó con el objeto. Lo siguiente, sucedió de forma muy rápida, demasiado rápida como para que la chica pudiera procesarlo y lo único que supo fue que un momento estaba cayendo al suelo como un peso muerto y, al siguiente, unos brazos fuertes la sujetaban para que no lo hiciera.

            Cuando YuNa levantó su vista para ver quién era la persona que la había ayudado, vio el rostro de YeIn a solo unos centímetros del suyo y sintió cómo sus brazos comenzaron a temblar debido a la mirada profunda que ella le estaba dedicando. La expresión de su rostro parecía de preocupación absoluta y la chica empezó a sentir cómo su corazón latía rápido dentro de su pecho ante aquella repentina cercanía con YeIn, aquel repentino contacto que ella no había iniciado y aquellos brazos que estaban preparados en todo momento para sujetarla.

            “Oh” pensó “SoJung sí que tenía razón”.


December 7th, 2018
Ninth Lovely Date

            Hacía justo una semana que YeIn no sabía nada de YuNa —la había visto en clase y por los pasillos, pero a pesar de que la había saludado, ésta no se había dado por aludida ninguna de las veces, haciendo que el corazón del chico se estrujara dentro de su pecho— cuando finalmente recibió un escueto mensaje de la chica para que se encontraran en la puerta de la residencia en la que él vivía en cinco minutos.

El mensaje lo había sobresaltado, porque el chico no se lo esperaba para nada, de hecho, pensaba que después de la última cita que habían tenido había hecho algo que había molestado a YuNa y que por eso ella ya no quería saber nada más de él y se había pasado toda la semana dándole el coñazo tanto a WooSeok como a Somi por si a éstos se les ocurría qué era lo que le había podido molestar, pero ellos tampoco tenían ni idea de qué podía haber sido. WooSeok le había dicho que se disculpara simplemente, aunque no supiera qué era lo que había hecho mal, pero eso no le había parecido lo adecuado a Somi, por lo que al final le habían aconsejado que esperara.

Y YeIn había esperado, había esperado que YuNa le diera una explicación de por qué de repente había dejado de hablarle, o que al menos diera señales de vida porque en los últimos meses, su presencia se había vuelto en una constante en su vida y, ahora que ella ya no estaba, YeIn se sentía muy vacío por dentro. Durante aquella semana, el chico se había llegado a recriminar haberle hecho caso a sus amigos la primera vez y acercarse a YuNa, porque si no lo hubiera hecho, no habría pasado aquellos increíbles meses con ella para ahora estar sufriendo su ausencia. Igualmente, también le había dado vueltas una y otra vez a la cabeza qué era lo que podía haber sucedido para que lo hubiera alejado de aquella forma sin encontrar respuesta alguna a aquella pregunta.

Por eso, en cuanto recibió el mensaje de la chica, YeIn ni siquiera se planteó preguntarle a sus amigos qué es lo que debería hacer y salió de la habitación que compartía con SungJoon prácticamente corriendo para ir al encuentro de YuNa, porque cuanto antes llegara, antes se enteraría de qué era lo que la chica quería decirle y, sobre todo, antes la vería.

YeIn bajó las escaleras más rápido de lo que nunca lo había hecho, no cogiendo el ascensor porque no quería perder unos segundos valiosísimos al tener que esperar que subiera hasta su planta y en apenas un par de minutos llegó a la puerta de la residencia, respirando de forma entrecortada por la carrera y con el corazón acelerado; pero al chico no le importó aquello en lo más minimo, porque ante él se encontraba YuNa, esperándolo con una sonrisa encantadora en su rostro que le provocó un leve mareo. Llevaba solo una semana sin ver aquella preciosa sonrisa dirigida solo a él y su cuerpo ya se había desacostumbrado y reaccionaba exageradamente.

—¿Has bajado corriendo? —le preguntó ella, acercándose hasta donde él se encontraba y sacando un pañuelo de papel para que se secara el sudor de la frente.
—No quería hacerte esperar —murmuró YeIn, tomando el pañuelo de su mano y sintiendo una corriente eléctrica atravesar su cuerpo cuando su piel entró en contacto con la de YuNa—. Parecía ser importante por el mensaje que me has mandado.
—Sí, es importante —respondió la chica, haciendo que su corazón se saltara un latido.
—¿De qué se trata? —preguntó YeIn, sin poder aguantarse las ganas.
—Primero… quería disculparme por mi comportamiento de esta semana —comenzó ella—. He tenido muchas cosas en las que pensar y no podía permitirme el lujo de estar contigo, porque eso probablemente habría hecho que me confundiera aún más de lo que ya estaba —el chico frunció el ceño, sin entender qué era lo que le estaba queriendo decir YuNa—. Pero después de pensarlo mucho, he llegado a una conclusión y me gustaría proponerte algo, YeIn.
—¿Qué? —cuestionó. La chica cerró sus ojos unos momentos y después inspiró hondo para hablar.
—¿Te gustaría salir conmigo? —le preguntó—. Como novios —alcaró justo después, haciendo que el corazón de YeIn latiera como loco después de escuchar aquellas dos últimas palabras.

            No se lo podía creer. Aquello no estaba pasando. La chica de la que había estado enamorado desde que empezó la carrera le acababa de pedir que salieran juntos y aquello era algo que ni en sus mejores sueños había imaginado. No podía ser cierto. Tenía que haber alguna clase de truco… o seguro que se había quedado dormido estudiando y lo estaba soñando. Para tratar de ver si aquello era real o no, el chico se dio un pellizco en la mejilla, sintiendo un punzante dolor después de hacerlo y durante unos segundos fue incapaz de respirar. Era real. Aquello era real.

            —¿No tienes una respuesta para mí? —le preguntó ella, con un leve deje de miedo en su voz, un deje que hizo que YeIn finalmente reaccionara.
            —Sí. Sí. Por supuesto que sí —respondió—. Claro que quiero salir contigo.


December 16th, 2018
Tenth Lovely Date

            YuNa jamás había hecho nada tan irresponsable como tener una cita a pocos días de los exámenes, nunca había hecho nada como aquello, nunca había antepuesto sus sentimientos a sus responsabilidades, pero desde que había ido a la residencia de YeIn y le había pedido salir —después de mucho tiempo pensando si era lo correcto hacerlo y si de verdad le gustaba el chico— y éste había respondido que sí, tenía muchas ganas de verlo a todas horas y quería tener una primera cita de verdad. Por ese motivo, había convencido a su ahora novio —aunque todavía le sonaba muy raro llamarlo novio— de que tuvieran una primera cita. YeIn no se había opuesto mucho, pero solo había accedido con la condición de que en aquella cita no perdieran el tiempo porque los exámenes estaban a la vuelta de la esquina y YuNa no había podido hacer otra cosa más que ceder.

            Y por eso, en su primera cita de verdad, ambos se encontraban en la biblioteca, estudiando el uno al lado del otro y con sus manos entrelazadas sobre la mesa.

            YuNa no podía evitar fijarse en cómo de vez en cuando YeIn miraba a sus manos entrelazadas de reojo y después sonreía de oreja a oreja mientras trataba de volver a enfocarse en estudiar, y ella no podía evitar sonreír también. El chico parecía muy feliz, como si estuviera viviendo en una nube y no quisiera bajar a la tierra nunca más y YuNa también se sentía de aquella manera. Al principio no había podido evitar preguntarse una y otra vez si era lo correcto que saliesen juntos, si ella de verdad sentía cosas por el chico, pero después de pasar una semana alejada de él se le habían aclarado todas las ideas y no había podido aguantar más sin verlo y sin pedirle que salieran juntos. Y ahora estaba muy feliz de haberlo hecho y no podía evitar querer que el tiempo fuera mucho más rápido de lo que lo hacía para que se acabaran los exámenes y pudieran tener citas de verdad y pasar juntos todo el tiempo del mundo.









Notas finales:
—Sé que esta historia era muy innecesaria, tan innecesaria que ni siquiera debía de haber sido escrita, pero después de acabarla sentí que si no lo hubiera hecho, habría faltado algo en mi vida (???). Eso sí, después de esta ya no habrá más, así que, no os preocupéis.
—También sé que en realidad SunYoul y YuJu se llevan un año, que él es del 96 y ella del 97, pero necesitaba que fueran de la misma edad para hacer bien lo que tenía pensado hacer.
—Los diversos personajes que nombro en la historia pertenecen a los grupos UP10TION y GFRIEND, con sus nombres reales en lugar de los artísticos. Por si solo conocéis a un grupo y al otro no, os dejo una pequeña listilla sobre las equivalencias. Las personas que no aparecen en la lista es porque su nombre real y artístico coinciden y no hace falta.
            —WooSeok à WooShin
            —MinSoo à KoGyeol
            —SungJoon à Wei
            —ChangHyun à Bitto
            —SoJung à SoWon
            —Jung EunBi à EunHa
            —Hwang EunBi à SinB
            —YeWon à UmJi

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