jueves, 31 de mayo de 2018

[One Shot] Dark and Wild {2Na}


Título: Dark & Wild
Autora: Riz Aino
Pareja: 2Na (Mina + Sana) (TWICE)
Clasificación: R
Géneros: AU, drama, smut
Número de palabras: 3.000 palabras
Resumen: Sana pensaba que Mina era una chica dulce y mona… hasta que se encontró encerrada entre sus piernas y con sus demandantes labios sobre los suyos.
Advertencias: mención a relaciones sexuales medio explícitas.
Notas: primer fanfic yuri medio largo que escribo de este grupo, así que, no sé qué tal se me habrá dado la cosa.
Comentario de autora: esta historia la planeé más o menos cuando terminé de ver SIXTEEN, hace dos años y pico, pero a pesar de que lo tenía todo pensado, no me había puesto a escribir… hasta que un día vi el documento por el pc y decidí rescatarlo. Espero que os guste.



La suave música finalmente dejó de sonar y el telón cayó sobre el escenario, ocultando a los bailarines y bailarinas que acababan de ofrecer aquella maravillosa representación de El lago de los cisnes, y el público se deshizo en vítores y aplausos hasta que el telón volvió a abrirse unos momentos después y aparecieron en el escenario de nuevo todas las personas que habían participado en la obra, haciendo una reverencia conjunta, tomándose de las manos. Sana aplaudió fuertemente entre el público y, en cuanto localizó a su amiga Momo, la saludó con la mano y le gritó lo guapa que era, haciendo que las personas a su alrededor se asustaran un poco y que su amiga probablemente se avergonzara de ella; pero a sana le dio igual porque había ido allí para apoyar a la chica y si no le gustaba que la pusiera un poco en ridículo delante de todo aquel auditorio, que no la hubiera invitado a ir.


Momo se había pasado prácticamente todos los meses desde que había comenzado a ensayar aquella obra, en la que ella hacía de cisne negro, pidiéndole una y otra vez que fuera a verla al estreno y Sana se había negado una y otra vez porque a ella nunca le había gustado el ballet porque era aburrido. En términos de danza, a la chica le gustaba mucho más las canciones moviditas porque para canciones lentas, ya tenía suficiente durante todas las horas que tenía que ensayar con la viola. Pero después de todas las veces que su amiga le había pedido que fuera a apoyarla, Sana finalmente había cedido, aunque solo lo había hecho porque la otra le había hecho una oferta que no podía rechazar: comprarle una entrada para el concierto que GOT7 iba a dar en poco tiempo en Japón. Por eso, Sana había acabado allí.

Sin embargo, aunque la chica había pensado que la obra iba a ser un peñazo y que se iba a dormir a mitad, la representación le había gustado bastante, teniéndola totalmente embobada cada vez que estaba en escena la chica que hacía del cisne blanco. Sana había visto a aquella muchacha en alguna ocasión cuando había ido a esperar a que Momo saliera de sus ensayos para ir juntas a algún lugar y siempre le había parecido bastante mona, pero en el escenario había brillado de una forma espectacular y, aunque Sana no entendiera ni una pizca de ballet, había visto perfectamente cómo ésta había lucido de forma espectacular, haciendo a la historia y a los demás personajes quedar totalmente opacados. Recordaba que Momo le había dicho su nombre en alguna ocasión, pero en aquel momento no lo recordaba, así que se lo preguntaría en cuanto salieran de allí.

Después de que finalmente se terminaran los vítores y los aplausos, el telón se cerró de forma definitiva y Sana y los demás espectadores comenzaron a salir del teatro, pero al contrario que la mayoría de las personas, la chica en vez de dirigirse a su casa, se dirigió hacia la puerta trasera del teatro, donde esperaría a que su amiga saliera porque después habían decidido ir a celebrar el éxito de la representación, aunque al principio no sabían si iba a ser un éxito o no, la cosa era ir a celebrar el final de la primera función. Así que, sabiendo que Momo tardaría en torno a una hora en salir de aquel lugar, Sana se sentó sobre la barandilla de la acera y luego sacó su teléfono móvil, dispuesta a hacer cualquier cosa para entretenerse durante todo ese tiempo que estaría sola.

Y Sana jugó al SuperStar JYP, anduvo por Twitter e Instagram para ver las novedades sobre GOT7 y escuchó entero el último álbum que habían sacado, haciendo incluso algunos de los pasos del baile de Look y sonriendo como una boba cada vez que escuchaba la voz de JB, su favorito. Para cuando Momo salió por la puerta de atrás del teatro, Sana se sentía totalmente realizada como ahgase.

—Por fin —dijo Sana al acercarse a Momo después de guardar su teléfono—. Creí que tendría que quemar el edificio para que salieras —su amiga sonrió y le dio un abrazo, dándole las gracias también por haber ido a verla y Sana correspondió aquel abrazo fuertemente, sabiendo que su amiga había estado muy nerviosa porque aquella obra era la primera en la que tenía un papel tan importante—. Lo has hecho muy bien, así que, ¿dónde vamos a ir a celebrar este exitazo?
—Pues yo tenía en mente que fuéramos las dos solas a beber y a ponernos como cerdas comiendo, pero la gente de la compañía quiere que vayamos todos a una fiesta, que han reservado un club para todos —contestó Momo.
—Suenan bien ambas cosas… —murmuró Sana, pensándose cuál era la opción que más la convencía.
—Anda, venid con nosotros —dijo una voz, uniéndose a su conversación desde detrás de Momo. Sana miró hacia allí para darse cuenta de que era la chica que había hecho de cisne blanco la que había hablado—. Lo pasaremos bien —continuó ésta, guiñándole un ojo, para después alejarse de ellas y mezclarse con el resto del elenco.

Sana sintió un repentino dolor en su débil corazón, sintiéndose muy atacada por aquel guiño de aquella chica tan preciosa, un guiño que hizo que Sana dejara de pensarse si quería ir a beber y a comer hasta reventar solo con Momo o salir con todos los del ballet y que se decantara por la segunda opción rápidamente.

—Vamos a la fiesta —dijo, haciendo que Momo riera, pero que también estuviera de acuerdo con su decisión.
            —Vamos entonces —respondió su amiga.

            Todas las personas que habían hecho posible aquella representación se habían reunido un poco más allá, así que Momo y Sana fueron hasta allí para poder integrarse al grupo que iba a salir de fiesta, siguiéndolos después hasta el local que había sido alquilado para aquel menester, mientras hablaban con unos y otros y Momo aprovechó para presentarla como su amiga. Sin embargo, Sana no estuvo muy atenta a todo aquello porque, por el camino, no pudo dejar de observar la figura de la chica que le había guiñado el ojo momentos antes como si no existiera nadie más en el mundo. No entendía el motivo por el cual le pasaba, pero Sana sabía perfectamente que se debía de haber obsesionado un poco con ella.

            —Si sigues mirando a Mina de esa forma le vas a hacer un agujero —le comentó Momo, en voz baja, para que nadie a su alrededor la escuchara.
            —¿Qué? No —replicó Sana, algo exaltada porque no creía que hubiera sido tan descarada mirando a la otra, pero al menos ahora sabía su nombre—. No la estoy mirando.
            —Te conozco —contestó su amiga, entrelazando sus brazos—. Y también conozco a Mina… por eso sé que es mejor que no te involucres mucho con ella.

            Sana se detuvo de golpe al escuchar aquello y miró a Momo fijamente. En las veces que había ido a recoger a su amiga de los ensayos o cuando ésta había hablado de sus compañeros en la compañía, nunca había dicho nada malo de aquella chica, de hecho, Sana creía que se debían de llevar bien, aunque hubiera a veces rencillas por conseguir los papeles más protagonistas de las obras que representaban, por lo que no se había esperado para nada aquel comentario.

            —¿Por qué dices eso? —cuestionó—. Yo creo que es una chica maja.
            —Y lo es —respondió Momo, descolocándola aún más, si es que eso era posible.
            —¿Entonces?
            —Solo… —Momo se mordió el labio inferior, como si estuviera pensándose si debía decir aquello o no y Sana la invitó con la mirada a que lo hiciera pronto, antes de que las dejaran atrás—. Solo he oído que jamás ha tenido pareja estable y que se dedica a coquetear con la gente para después acostarse con ellos y “si te he visto, no me acuerdo”.
            —¿En serio? —preguntó Sana, echándole un vistazo a la chica de rostro angelical que se encontraba a unos cuantos metros de ellas—. No lo parece.
            —Lo sé —dijo Momo—, pero ten cuidado y no te hagas muchas ilusiones, ¿vale?

            Sana asintió a aquellas palabras, aunque no estaba muy convencida de lo que Momo le acabada de decir porque no entraba en su cabeza cómo aquella chica encantadora y adorable fuera una persona así de horrible. Por ese motivo, Sana no pudo evitar pensar que aquella noche trataría de ver si aquello que le había contado su amiga era verdad o no, aunque estaba completamente segura de que lo que le había contado debía ser simplemente algún rumor sin fundamento.

            Así, cuando llegaron al club que habían reservado solo para los miembros de la representación, amigos y familiares, Sana no pudo evitar observar todos y cada uno de los movimientos de Mina mientras bebía alguna que otra copa de alcohol, tratando de determinar si a Momo le había contado algo que no era verdad y, durante todo aquel tiempo, lo único que la chica vio fue cómo la otra se acercaba a todos los miembros de la compañía para hablar con ellos y para beber con ellos un rato, pasando de grupito en grupito. Aunque allí había personas que no eran de la compañía, como ella misma, los camareros o algunos amigos y amigas de sus compañeros, Sana no vio que Mina coqueteara con nadie o que tratara de jugar con ellos, por lo que, después de varias horas, la chica había decidido que ésta no era peligrosa en ningún sentido y había acabado acercándose a ella, aprovechando que Momo estaba más borracha que sobria y que se estaba entreteniendo bastante con aquel chico tailandés amigo de Yuta.

            —Sana —le dijo, presentándose, cuando llegó hasta ella—. Tú eres Mina, ¿verdad?
            —Lo soy —respondió la otra, esbozando una cálida sonrisa—. Creía que no ibas a acercarte a mí en toda la noche y que solo me ibas a mirar desde lejos.

            Sana abrió los ojos como platos tras escuchar aquello, sintiéndose completamente estúpida por haber estado observando descaradamente a aquella chica toda la noche, tan descaradamente que ésta se había dado cuenta de ello. Por eso, Sana no pudo evitar sonrojarse un poco y esbozar un tímido “lo siento” que fue apenas audible, pero que al menos fue escuchado por Mina.

            —No hace falta que te disculpes —fue lo que le dijo—. Las dos somos personas adultas y te he gustado y tú me has gustado, así que, ¿por qué no hablamos un poco más y nos conocemos?
            —Claro —respondió Sana, no pudiendo evitar la sonrisa que se había asomado a sus labios.

            Después de aquello, Sana y Mina siguieron hablando, sentadas en la barra, bebiendo de vez en cuando mientras hablaban la una con la otra sobre todo tipo de cosas, conociéndose, tal y como había propuesto Mina. Cuando no estaban allí, pasaban a la pista de baile a mover sus cuerpos entre la masa porque alguna de las canciones que se escuchaban les gustara y lo daban todo antes de volver a sentarse, agotadas y con la risa floja. A Sana le encantaba todo lo que estaba viendo y descubriendo de Mina, le encantaba demasiado, por lo que cada segundo que pasaba con ella, bajaba más y más su guardia, hasta que no quedó nada que la mantuviera alerta o que le recordara las palabras que su amiga Momo le había dicho horas antes.

            Quizás, Sana tenía que haberle hecho caso.

            Antes de que se hubiera dado cuenta de lo que estaba pasando, Mina había acercado su taburete al suyo para estar más cerca, con la excusa de que no la podía escuchar bien a pesar de que la había estado escuchando perfectamente el resto de la noche y, después de eso, había comenzado a jugar con sus dedos sobre el muslo descubierto de Sana, acercándose cada vez más y más a su entrepierna, tentándola y haciéndola suspirar. Si tan solo Sana hubiera tenido su guardia alta en aquel momento, se habría alejado de Mina y se habría ido del lugar, porque nunca le había gustado el “aquí te pillo, aquí te mato”, pero estaba tan embelesada con Mina que no se dio cuenta de sus intenciones, ni siquiera cuando finalmente la mano que jugaba en su muslo encontró su entrepierna y la tocó a placer durante unos momentos, haciendo que su cuerpo reaccionara de forma totalmente desproporcionada, temblando de placer y suspirando débilmente. Sin embargo, el contacto no duró demasiado, porque Mina retiró su mano y se levantó, alejándose de ella, no sin antes dedicarle un susurro excitante justo contra su oreja:

            —Te espero en el baño.

            Con aquella promesa de placer resonando en sus oídos y sintiendo su entrepierna caliente, Sana no tardó en levantarse del taburete y seguirla hasta su perdición, atravesando la sala y llegando hasta el baño de mujeres, abriendo la puerta inmediatamente, como si estuviera desesperada por alejarse del ruido del lugar y que dentro de aquel espacio quedaba algo más amortiguado. Pero Sana no se sentía desesperada por ahogar la música, sino por ahogar aquella zumbante sensación dentro de su cuerpo que se estaba expandiendo y que la hacía sentirse demasiado caliente. Mina ya estaba allí dentro, invitándola con un sutil movimiento de su dedo a que se acercara hasta ella y Sana lo hizo, quedándose a escasos centímetros de su cuerpo.

Mina le sonrió, pero no con aquella sonrisa encantadora que la había encandilado anteriormente y que la había hecho pensar que era una buena chica; no, Mina le dedicó una sonrisa pícara que hizo que un escalofrío le recorriera la columna vertebral de arriba abajo, justo antes de inclinarse sobre ella y comenzar a besarla, introduciendo su lengua en su boca al instante y bebiendo de ella, sin dejarle ni un solo respiro, por lo que cuando se separaron, Sana estaba sin aire por completo. Sin embargo, a la chica no le importó en lo más mínimo, porque aquel beso había despertado aún más su lujuria y, por lo que estaba viendo en los ojos de Mina, ella también estaba deseosa de que aquello fuera a más.

—Vamos a pasarlo bien —comentó Mina.

Sana no pudo hacer otra cosa más que asentir porque las palabras no querían salir de sus labios y vio cómo la chica se contoneó hasta la puerta del baño para asegurarla antes de volver a girarse hacia ella, acorralándola contra los lavabos y haciendo que se subiera a éstos, abriendo las piernas para ella. Sana se dejó hacer, dejó que Mina recorriera con sus dedos y con sus labios sus piernas, dejó que le quitara las bragas y dejó que su entrepierna estuviera totalmente expuesta para ella. La chica nunca había accedido tan rápido a un encuentro como aquel, pero en aquel momento, su cuerpo reaccionaba a mayor velocidad que su mente y los dedos y la lengua de Mina jugando con ella, introduciéndose en ella, hacían que todavía le fuera más difícil.

Por eso, Sana solo disfrutó de las atenciones que Mina le proporcionaba y por ese mismo motivo, cuando Mina pidió aquellas mismas atenciones no pudo evitar corresponderla de la misma forma, hasta que ambas estuvieron completamente satisfechas, hasta que Sana ya no podía seguir adelante con los besos, los roces de su zona íntima con la de Mina y los repetidos orgasmos que mostraron la debilidad de su cuerpo.

—Ha sido un rato agradable —dijo Mina, recolocándose su ropa y mirándola a través del espejo—. Muy agradable.

Sana también estaba tratando de recolocarse la camiseta y la falda, después de haber encontrado sus bragas, pero sonrió ante las palabras de la chica, sintiendo que aquello podía seguir adelante, a pesar de las advertencias que Momo le había dado, a pesar de que lo que había sentido en el rato que habían estado juntas no había sido más que puro deseo sexual oscuro y salvaje, porque Mina no podía ser ese tipo de persona que solo usaban a los demás para satisfacerse a ellos mismos. No obstante, cuando la mirada de Sana encontró la de la chica en el espejo, supo perfectamente que había sido una tonta y una ingenua.

—Ha sido muy agradable —dijo de nuevo—, pero me temo que no sería bueno repetirlo —Sana la observó fijamente, no queriendo creer en las palabras que acababa de escuchar, pero la expresión de Mina no dejaba dudas—. Ya nos veremos.

Mina le guiñó un ojo y después salió del baño, dejándola completamente sola y sintiéndose como un trapo viejo y usado, sintiéndose estúpida por haberse dejado engañar por aquella chica y queriendo volver a casa lo más rápido posible, deseando no haber ido jamás a esa estúpida fiesta.













Notas finales:
—El fanfic está ambientado en Japón, no en Corea, como suelo hacer, ya que las protagonistas de la historia son japonesas y no aparece mucha gente realmente en la historia aparte de la japan line de TWICE (bueno, aparecen también Yuta y Ten, pero Yuta es japonés y Ten es un amor, así que no cuentan (?)).

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