Título:
My History
Autora:
Riz Aino
Pareja:
LeoHyuk (Leo + Hyuk) (VIXX)
Calificación:
R
Géneros: AU,
university, romance, humor, smut, pwp
Número de palabras:
2.285 palabras
Resumen:
nadie entiende cómo Hyuk soporta pasar el tiempo junto al nuevo becario del
Departamento de Prehistoria… lo que nadie sabe es que tiene un secreto para
poder hacerlo.
Advertencias:
relaciones sexuales un poquito explícitas (lo justo para que tengáis cuidado de
que nadie os pille leyendo).
Notas:
historia escrita para celebrar el sexto aniversario de VIXX (aunque en realidad
la comencé para el quinto aniversario… yo y mis retrasos de escritura).
Comentario de autora:
llevaba muchísimo tiempo queriendo hacer algo del tipo “alumno/profesor” y en
la facultad y en un momento aleatorio pensé que estaría de lujo escribir esta
historia. Espero que os guste.
El departamento estaba vacío y silencioso
cuando SangHyuk entró en él, dejando en una de las solitarias mesas que lo
poblaban su mochila y su ordenador portátil, dispuesto a pasar una aburrida
tarde en aquel lugar medio muerto al que no iba nadie ni siquiera por
equivocación, rodeado de cajas llenas con huesos y trozos de cerámica todavía
sin clasificar. Aquel lugar no era demasiado frecuentado por los alumnos de la
universidad, ni siquiera por los alumnos que estudiaban la carrera a la que
pertenecía el departamento, porque era un lugar frío y muy poco acogedor…
además de un lugar en el que se encontraban los especímenes más raros de todo
el profesorado. Por ese motivo, nadie soportaba estar allí y los que iban solo
lo hacían porque tenían que hacerlo de forma imprescindible para entregar algún
trabajo o hablar con algún profesor que los hubiera citado en el despacho.
No obstante, para SangHyuk, aquel lugar era
el sitio más acogedor de toda aquella facultad, el único lugar en el que el
chico podía hacer todos sus trabajos sin ser molestado y el único lugar en el
que podía encontrarse con él.
La puerta exterior del departamento se abrió
y por ella entró un muchacho de su clase, cerrando la puerta con cuidado y
caminando muy despacio por los pasillos que había entre las mesas y mesas
llenas de cajas tratando de no darle a ninguna con la mochila, acercándose a él
con una sonrisa incómoda en su rostro. Aquel lugar no le gustaba nada, SangHyuk
lo sabía perfectamente, por lo que el chico tenía que estar allí por algo en
especial.
—¿Qué
te trae por aquí, HongBin? —le preguntó el chico, mientras seguía esperando a
que su portátil quisiera terminar de iniciarse.
—Tengo
que entregarle un trabajo al profesor Jung —respondió, con mala cara y pocas
ganas de vivir, algo a lo que SangHyuk no pudo evitar sonreír—. ¿Cómo puedes
tener ganas de sonreír estando en el Inframundo? —le cuestionó el recién
llegado y él simplemente se encogió de hombros.
El
Inframundo. Así era como habían llamado al departamento de Prehistoria y
Arqueología de su facultad, más que nada porque era un lugar oscuro y frío que
se encontraba en los sótanos del edificio, alejado de todo y lleno de
profesores tan curiosos como las criaturas que habitaban en ese lugar
mitológico. Profesores con mala hostia, profesores ermitaños, profesores que
parecían buena gente y que luego te daban una puñalada por la espalda y
profesores siesos como ellos solos. Los alumnos tenían razón en llamarlo
Inframundo, era un nombre de lo más acertado, pero aun así, a SangHyuk le
gustaba aquel lugar.
—Tampoco
comprendo cómo soportas al profesor Jung ni cómo te puedes venir aquí a
trabajar —comentó HongBin, negando con la cabeza.
—Es
magia —replicó SangHyuk, guiñándole un ojo.
HongBin
simplemente resopló y se despidió de él para dirigirse a la puerta que se
encontraba justo al lado de la mesa en la que él estaba sentado, llamando a
ésta con sus nudillos. Unos segundos después, un “adelante” se escuchó
procedente del interior y el chico abrió la puerta, dejando ver un pequeño
despacho con solo un par de estanterías llenas de libros y una mesa enana,
donde se encontraba sentado el profesor Jung. SangHyuk no pudo evitar sonreír
al ver al joven profesor y esperar a que éste lo viera antes de que HongBin
cerrara la puerta a sus espaldas; sin embargo, éste había fijado sus ojos en su
amigo y no se dio cuenta de que estaba allí, por lo que en cuanto la puerta fue
cerrada, SangHyuk no pudo evitar ponerse de morros, un poco decepcionado.
No
obstante, el chico no pasó mucho tiempo de aquella forma, porque su ordenador
había terminado de iniciarse y él tenía un par de artículos que leer para la
clase de la mañana siguiente antes de que acabara perdiendo la tarde sin hacer
nada y ya que aquello estaba tranquilo, tenía que aprovechar. La realidad de
por qué a SangHyuk le gustaba tanto aquel departamento era porque estaba
totalmente muerto y desierto y porque en él se encontraba el becario más sieso,
más insoportable y más guapo de toda la facultad, aquel profesor al que HongBin
acababa de entrar a visitar: Jung TaekWoon. SangHyuk le había dicho a su amigo
que su presencia allí y su compatibilidad con el becario era todo por obra y
gracia de la magia unos momentos antes, pero aunque seguro que había tenido que
haber alguna especie de acontecimiento mágico entre ellos para que todo entre
ellos cambiara de la relación cordial entre alumno y profesor, a la que
mantenían en aquellos instantes, SangHyuk sabía que no todo se debía a la
magia.
El
chico sacudió su cabeza, tratando de dejar de pensar en cosas que lo pudieran
distraer y simplemente se comenzó a leer aquellos artículos aburridos que había
mandado el profesor Cha sobre el comercio interior de la dinastía Ming,
esperando a que HongBin saliera de aquel despacho que tan bien conocía. Sin
embargo, tan solo había podido acabar de leerse el primer artículo y hacer unas
cuantas anotaciones de éste, cuando la puerta a su lado se abrió y por ella
salió el muchacho, con una expresión en su rostro que daba a entender que le
acababan de chupar la vida. SangHyuk no pudo evitar mirar detrás de él, dándose
cuenta de que el joven que estaba en el despacho lo estaba observando fijamente,
lo que le indicó al chico que ya no iba a poder seguir con lo que estaba
haciendo y que tendría que terminar su trabajo en casa cuando llegara por la
noche.
La
puerta del despacho se cerró tras HongBin y éste le dedicó un pequeño gesto con
su mano para despedirse de él, sin siquiera decir una palabra, porque
seguramente que el profesor Jung le habría sacado un montón de faltas a su
trabajo y le habría pedido que lo rehiciera. Por eso SangHyuk tampoco dijo nada
y simplemente le dedicó el mismo gesto para despedirlo, esperando después a que
éste saliera por la puerta del departamento para guardar el Word en el que
había estado escribiendo, apagar su portátil y meterlo dentro de la mochila.
Después de eso, el chico se levantó de aquella mesa y se dirigió a la puerta
del pequeño despacho del profesor Jung, lugar al que entró directamente sin
llamar. Cuando SangHyuk entró, el joven becario alzó la cabeza de los folios
que estaba leyendo y le dedicó una pequeña sonrisa, una sonrisa que solo
esbozaba cuando estaban ellos dos solos y que nadie más en la facultad había
visto antes.
—¿Qué
le has dicho al pobre HongBin que ha salido con cara de querer llorar de aquí? —fue
lo primero que dijo SangHyuk, a modo de saludo, mientras echaba el pestillo de
la puerta del despacho.
—Nada
que no le diga a muchos otros —replicó el otro—. Su trabajo no es lo suficientemente
bueno y si quiere aprobar mi parte de la asignatura se lo va a tener que
currar.
—Eres
muy duro con los alumnos.
SangHyuk
dijo aquellas palabras y soltó su mochila en el suelo al lado de la puerta para
después acercarse hasta la mesa en la que el becario se encontraba, rodeándola
para llegar hasta él e inclinándose después para poder besar sus labios durante
solo unos segundos, sintiendo cómo inmediatamente una sonrisa genuina acudía a
su rostro. Había esperado toda la mañana hasta que llegara aquel momento, aquel
momento en el que podía estar a solas con él en ese despacho, simplemente
disfrutando de su contacto.
—Echaba
de menos esto —no pudo evitar susurrar cuando se separaron, mirando fijamente
los ojos del mayor.
—Yo
también —respondió éste, tomándolo de la cintura y haciendo que se sentara
sobre sus mulos, con sus piernas a cada lado de éstos—. Ha sido una semana muy
larga.
SangHyuk
no pudo evitar asentir, estando de acuerdo con aquello. Desde que el jueves de
la semana anterior el becario se fuera a un congreso en otra ciudad junto a los
profesores Kim y Lee, cuya línea de investigación estaba siguiendo para su
tesis doctoral, no habían podido encontrarse y el tiempo había pasado demasiado
lento para el chico —y por lo visto también para Jung TaekWoon—. Ninguno de los
dos era demasiado dado a muestras o a palabras de afecto, pero todos aquellos
días separados habían obrado milagros en aquel sentido… y SangHyuk esperaba que
en otros también, por eso se acomodó bien sobre las piernas del otro y pasó sus
brazos por detrás de su cuello, mirándolo fijamente a los ojos, sintiendo cómo
el deseo por el cuerpo sobre el cual estaba sentado crecía en su interior. Y el
deseo del mayor también parecía estar a flor de piel, por cómo su mirada hacía
que su piel quemara.
No
hicieron falta palabras entre los dos para saber que lo que querían y
necesitaban en aquellos momentos era sexo, nunca las habían necesitado, porque
con solo mirarse el uno al otro, podían saberlo. Daba igual que estuvieran en
el despacho del becario en la facultad, daba igual que estuvieran rodeados del
resto de profesores del departamento y daba igual que fueran profesor y alumno,
nada de aquello les había importado nunca. La puerta estaba cerrada y ellos
eran bastante silenciosos, así que, nadie se enteraría nunca de qué era lo que
pasaba allí dentro entre ellos a no ser que ellos lo contaran —y al menos hasta
que SangHyuk acabara la asignatura que TaekWoon impartía, era mejor que nadie
supiera nada—. SangHyuk se inclinó hacia delante, tomando la iniciativa primero
y besando de nuevo los labios del mayor, pero de forma demandante, haciéndole
saber que de aquella forma también lo mucho que había necesitado aquello y lo
mucho que necesitaba a TaekWoon y éste le respondió de la misma forma,
dejándolos sin respiración.
Poco
a poco, los besos subieron de intensidad, y también lo hicieron las caricias
sobre el cuerpo ajeno, primero sobre la ropa y después bajo ella, rozando piel
con piel y haciendo que ambos tuvieran que suspirar entre beso y beso, notando
cómo sus cuerpos y el ambiente del pequeño despacho se iban calentando, hasta
que solo los besos y caricias no fueron suficientes para ellos y los dos
buscaron más y más del otro, comenzando a desnudarse entre beso y beso hasta
que sus cuerpos quedaron totalmente expuestos. SangHyuk se levantó de las
piernas de TaekWoon solo el tiempo justo y necesario para bajarse sus
pantalones y calzoncillos y para que el mayor hiciera lo mismo con los suyos,
gimiendo débilmente una vez volvió a sentarse sobre sus muslos y notando la electricidad
del contacto piel con piel de sus miembros erectos.
SangHyuk
no se había dado cuenta de lo duro que estaba, ni siquiera se había percatado
de su movimiento inconsciente frotándose con TaekWoon en los anteriores
momentos, por lo que el repentino roce en aquella parte tan sensible y que
reaccionaba con cualquier cosa, fue muy placentero para él, de la misma forma
que tuvo que serlo para el mayor porque éste también dejó escapar un débil
gemido entre dientes, tratando de no hacer ningún ruido que pudiera delatarlos.
Pero
aquellos roces entre sus miembros pasaron a ser historia pronto porque ambos
deseaban y necesitaban mucho más y, aunque SangHyuk llevaba una semana sin
mantener relaciones sexuales, los largos dedos lubricados del mayor obraron maravillas
en él para que su miembro se introdujera en su interior sin mayor problema,
dejándolos a ambos sin respiración unos momentos hasta que se acostumbraron a
aquello —SangHyuk a la intrusión en su cuerpo y TaekWoon a la presión que
ejercía sobre su miembro el recto del menor—. Sin embargo, una vez se
acostumbraron, los movimientos no se hicieron esperar, siendo cada vez más y
más rápidos, más y más certeros, hasta que los dos acabaron alcanzando los
clímax, con sus corazones totalmente desbocados y sus respiraciones agitadas,
totalmente satisfechos por el momento.
Ambos
habían necesitado muchísimo aquello, demasiado, pero no podían continuar en
aquel lugar incómodo y donde cualquiera los podía interrumpir. Habían saciado
sus ansias después de haber estado una semana el uno sin el otro, pero SangHyuk
estaba seguro de que ambos lo único que estaban pensando era en la segunda
ronda en casa del mayor, donde ninguno se iba a contener.
Notas finales:
—Al principio tenía
en mente ser más explícita con la parte sexual del fic, pero al final acabé siendo
un poco menos hardcore con el tema, teniendo en cuenta que mi inspiración
estaba un poco atrofiada mientras escribía.
—Y siempre me ha
gustado esta OTP, porque es rara, underrated y no sé, me encanta mucho, pero no
me había puesto realmente a escribir nada de ellos (solo un drabble rancio),
así que estoy bastante feliz por haber hecho un fic LeoHyuk.
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