Título: Full Moon
Autora: Riz Aino
Pareja: ChanSung (Bang Chan + JiSung) y mención a muchas otras (Stray Kids)
Calificación: PG–13
Géneros: AU, romance, drama, humor
Número de palabras: 5.867 palabras
Resumen: cuando JiSung se encuentra a su alrededor, Chan siente que su cuerpo no le
pertenece… como cuando hay Luna Llena.
Aclaraciones: en las notas finales dejaré algunas explicaciones de cosas que puedan
quedar confusas en la historia.
Notas: historia escrita para el Stray Kids 2018 Debut Prompts Challenge.
Comentario de autora: me gustó tanto esta idea cuando la vi que, a pesar de que ya había
escogido una, no pude evitar escoger esta como segunda porque le tenía muchas
ganas. Espero que le guste a la persona que la dejó.
Chan miró a un lado y luego miró a otro y dejó escapar un
suspiro profundo que pudo escucharse perfectamente en la habitación en la que
se encontraba, pero al que absolutamente nadie de los que allí se encontraban
le prestó atención. Ya casi se había acostumbrado a que nadie le hiciera caso
cuando se juntaba con sus amigos, era prácticamente una tónica constante en sus
reuniones, porque Chan era el único que todavía iba a aquellas reuniones para
estar con sus amigos y pasar un buen rato y no para estar comiéndose la boca
con su pareja como hacían los demás. Las primeras veces se había cabreado,
porque aquello no era justo para él; pero después había acabado perdiendo
aquella batalla porque absolutamente nadie lo escuchaba cuando decía las cosas
y se quejaba de lo mal que lo estaban tratando sus amigos.
Pero bueno… era lo que le había tocado porque él era el
único que no había encontrado a su pareja todavía, era de los mayores, pero aún
no la había encontrado.
Al principio, Chan no le había prestado atención alguna a
todo aquello, al principio no tenía mucho interés en encontrar a la persona con
la que supuestamente compartiría toda su vida, quien sería su media naranja, su
otra mitad, su alma gemela… no, no tenía mucho interés en ello, él prefería seguir
disfrutando de su juventud, sin estar atado a nada ni a nadie… pero todo había
cambiado cuando WooJin se había presentado un día con un chico de la mano y lo
había presentado como su pareja. Todos los demás lo habían felicitado, le
habían dicho lo mucho que se alegraban por él —Chan también, porque de verdad se alegró por él en ese momento— y que
podía llevar a su pareja cada vez que quisiera. Así, MinHo se había convertido
en alguien habitual en su pequeño grupo de amigos y, aunque en un primer
momento todo había seguido igual —con el pequeño cambio de MinHo subido sobre
WooJin para besarlo en una esquina o con ambos abrazados el uno al otro sin
despegarse ni un solo segundo— pronto había llevado a otros grandes cambios.
Solo habían pasado unos
meses desde que MinHo se había unido al grupo cuando Felix les presentó a
ChangBin y éste también se integró en su dinámica, haciendo que hubiera ya dos
parejas en aquel lugar… y antes de que Chan se diera cuenta, los integrantes de
aquel pequeño grupo de amigos se habían duplicado y él era el único que no
tenía a nadie más a su lado. Nadie más a quien abrazarse cuando hacía frío,
nadie más a quien poder molestar porque si lo hacía sus amigos se enfadaban si
irrumpía sus maravillosas sesiones de besuqueos y eso había hecho que Chan se
sintiera un poco desplazado y un poco desesperado por encontrar él también a su
pareja.
WooJin le había dicho que cuando había conocido a MinHo y
había aspirado su aroma, todos sus sentidos se habían puesto a alerta, pero
había tratado de calmarse y pensar porque no sabía si el chico era de verdad su
pareja predestinada, pero que tras varios días encontrándose con el otro, no
había tenido ninguna duda de que había encontrado a la persona con la que
compartiría su vida. WooJin también le había contado cómo había sentido una
corriente eléctrica en su cuerpo cuando había tocado a MinHo por primera vez,
que su cuerpo había reaccionado a aquel contacto totalmente, que su lobo había
ardido justo debajo de su piel de la misma forma que lo hacía cuando había luna
llena y que apenas había podido reprimirse de echarse sobre MinHo porque no
había querido asustarlo, pero MinHo también había sentido aquella corriente
eléctrica y apenas habían podido resistirse el uno al otro —aunque Chan no le había preguntado absolutamente nada
sobre su vida sexual—.
Después de saber qué era lo que se debía sentir al
conocer a la pareja y de ver cómo sus demás amigos iban encontrando a aquellos
con los que pasarían el resto de sus vidas, Chan había tratado de buscar a la
persona cuyo olor le resultara atractivo o que hiciera que su piel se erizara.
El chico había buscado en su entorno, en su barrio, entre sus compañeros y
compañeras de clase y entre gente que se cruzaba por los pasillos en la
universidad —y aunque el olor de
Sana, la chica con la que compartía algunas de sus clases le parecía un poco
adictivo, le resultaba demasiado empalagoso cuando pasaba más tiempo del
habitual junto a ella—. Por ese motivo, después de buscar desesperado en un
primer momento, Chan había dejado de hacerlo, pensando que si todavía no había
llegado el momento adecuado, él no lo iba a forzar porque llegaría, seguro que
llegaría.
Aunque mientras llegaba
no podía evitar querer matar a sus amigos por ser demasiado empalagosos con sus
parejas y no tener consideración alguna con él —ni siquiera Felix, que había
sido siempre como un gato arisco con todo el mundo era incapaz de despegar las
manos de su novio—. Chan volvió a suspirar de forma profunda sin alterar para
nada el ambiente de aquella habitación. A aquellas alturas, estaba ya a punto
de renegar de su condición de lobo porque aquella parte de tener que encontrar
una pareja lo ponía de los nervios. Si solo fuera un humano normal y corriente,
sin transformarse en lobo cada luna llena, no tendría tantos problemas…
Chan volvía a casa desde
la universidad un día normal y corriente en mitad de la semana, quizás más
tarde de lo que habituaba a salir de aquel edificio, pero sin que fuera un día
demasiado especial. Simplemente se había levantado aquella mañana, había ido a
las clases de la mañana, había comido en la facultad —con WooJin y MinHo— y después había ido a las clases de
la tarde y había quedado con BamBam y YuGyeom para hacer un par de trabajos
para una asignatura. Aquel día había sido tan normal que Chan se había aburrido
la mayor parte del tiempo… pero todo había cambiado cuando casi estaba llegando
hasta el barrio en el que vivía, cuando se encontró con Felix y un chico que no
había visto nunca. Parecían bastante entretenidos hablando el uno con el otro,
así que, Chan decidió que no los molestaría acercándose; pero todo se fue al
traste cuando dio algunos pasos y una esencia almizclada inundó sus fosas
nasales. El lobo que mantenía a raya dentro de su piel la arañó desde su
interior y Chan se puso alerta inmediatamente, buscando cuál era el origen de
ese aroma, encontrándolo casi al instante, justo al lado de Felix.
El chico
había pensado no molestar a su amigo, pero después de captar aquel aroma que lo
había hecho reaccionar de aquella manera, Chan no tenía otra cosa en mente más
que acercarse a Felix para que éste le presentara a la persona que se
encontraba con él porque por fin había encontrado a aquella pareja predestinada
que se había pasado los últimos meses buscando.
—Felix —llamó a su amigo cuando llegó hasta a él para
captar su atención y éste se giró hacia él con una sonrisa—. ¿Qué haces por
aquí?
—Hola, hyung —dijo el chico—. Acabamos de salir
de clases y hoy JiSung se va a quedar en mi casa a dormir.
Su amigo
señaló al chico que se encontraba con él y éste se giró lentamente hacia Chan,
para dedicarle una sonrisa mientras se presentaba. Chan no pudo evitar fijarse
en el muchacho ante él, era un poco más bajito que Felix, tenía el pelo
castaño, ojos grandes y expresivos y unas mejillas redondas que le daban ganas
de apretar como si de una abuela se tratase. El chico era muy guapo y el
corazón de Chan comenzó a martillear dentro de su pecho bastante fuerte, lo que
preocupó un poco al chico por si los demás lo podían oír. Sin embargo, tan
ensimismado estaba en el chico que tenía delante, que Chan no se dio cuenta del
momento exacto en el que sus pensamientos se escaparon de su mente a través de
sus labios en un murmullo quizás demasiado alto como para que se pudiera
considerar como tal.
—Guapo.
Aquella
era la única palabra que se le había escapado de los labios al verlo, palabra
que fue escuchada tanto por Felix como por JiSung y que hizo que a éste último
se le tornaran las mejillas y la punta de las orejas de color rojo brillante.
Cuando Chan vio cómo su amigo comenzó a reírse y la reacción del muchacho que
acababa de conocer fue el momento en el que se dio cuenta de que lo que había
pensado se había materializado en palabras y sintió un poco de vergüenza por
ello, pero rápidamente recuperó su compostura y se presentó también.
—Soy
Chan —dijo—. Uno de los amigos de Felix, venimos los dos del mismo clan. ¿De
qué clan vienes tú?
JiSung
parpadeó varias veces y Chan supo que había metido la pata. Aquel muchacho no
era un hombre lobo como ellos, era un humano normal y corriente. Puede que
después del medio siglo que llevaban ambas razas conviviendo juntas hubieran
limado muchas de sus asperezas y que muchos hubieran comenzado a relacionarse
entre ellos, pero Chan estaba tan acostumbrado a tratar más con hombres lobo
que con humanos corrientes y eso había hecho que cometiera aquel pequeño error.
Puede que ni siquiera el chico supiera que Felix fuera mitad lobo y lo acabara
de delatar o puede que aquel muchacho que acababa de conocer perteneciera a uno
de los grupos de humanos que rechazaban la presencia de los lobos junto a ellos
—de la misma forma que había hombres lobo que pensaban que no debían mezclarse
con los humanos—.
—Lo
siento… —murmuró.
—No, no
pasa nada —rio JiSung—. Felix ya me había comentado que él era un lobo y que la
mayoría de sus amigos lo eran, además, tienes toda la pinta de lobo.
Chan se
sintió un poco confuso con aquellas palabras, sin entender qué era eso de
“tener toda la pinta de lobo”, pero no tuvo oportunidad de preguntarle al chico
porque Felix se acercó a él para darle un abrazo corto y despedirse,
murmurándole unas palabras al oído.
—Ten
cuidado con JiSung, no lo vayas a asustar, que él no puede sentir lo mismo que
tú porque no es un lobo.
Y tras
aquello, Felix se había alejado y se había ido con su amigo, dejándolo solo y
con el lobo latiendo justo debajo de su piel, queriendo escaparse y meterse
bajo la piel de JiSung para que no pudiera alejarse nunca de él.
Chan había estado meses
sintiendo envidia de sus amigos, se había pasado meses queriendo encontrar a su
pareja destinada, se había pasado meses buscando por todas partes a la persona
que le hiciera tener la misma sensación que le había descrito WooJin… y ahora
la había encontrado. La había encontrado, pero sus problemas no habían
terminado, no, éstos no habían hecho más que empezar porque la persona cuyo
aroma había hecho que su lobo acariciara su piel desesperado como nunca antes
lo había hecho era humano y no un lobo como él, lo que habría hecho todo mucho
más fácil y habría sido pan comido para él porque habría sentido exactamente lo
mismo que Chan.
Pero no, él había tenido
que elegir a su pareja y ésta había tenido que ser un humano. Su madre le había
dicho siempre que era un poquito enrevesado para hacer las cosas, pero él nunca
la había creído hasta aquel momento, en el que no había podido quitarle la
razón. Sin embargo, a pesar de que su pareja era un humano que no sentía por él
nada en aquellos momentos, Chan no se iba a rendir por nada del mundo, no iba a
dejar que JiSung se escapara de su vida. Por ese motivo le había dicho a Felix
que comenzara a llevarlo a sus reuniones, para poder conocerlo, para que JiSung
pudiera conocerlo también a él y para tratar de enamorarlo.
Así, JiSung se había hecho
un habitual en sus reuniones de grupo, cuando se juntaban todos para hablar o
jugar a videojuegos, haciendo con su presencia que el grupo volviera a la
dinámica anterior a que todos hubieran encontrado a sus parejas, porque con
JiSung allí no se sentían tan cómodos como para no parar de comerse la boca los
unos a los otros y Chan había agradecido aquello demasiado, porque ahora ya no
solo había conseguido que los demás volvieran a ser personas normales y corrientes
y no entes empalagosos sin razón alguna sino que además, había encontrado a su
pareja, lo que hacía que ya no se sintiera tan ansioso como anteriormente.
A lo largo de todas
aquellas ocasiones en las que JiSung acabó en el sótano de su casa junto a todos
ellos, integrándose poco a poco en el grupo, Chan aprovechó para observarlo de
forma bastante sutil, tratando de ver cuáles eran sus gustos, cómo era su
carácter y qué era lo que pensaba. Chan no había pensado que pudiera descubrir
mucho las primeras veces porque el muchacho parecía bastante tímido, pero
después de coger la confianza, el chico ya no la había soltado y Chan había
podido ver exactamente cuál era su carácter, no pudiendo evitar enamorarse más
y más de él —cada vez que estaba en
aquel lugar cerrado con él el lobo no podía evitar agobiarse con su esencia,
por no poder estar más cerca, pero que su corazón latiera como loco también y
sus latidos le embotaran la cabeza ya era demasiado para él y a veces le
parecía que era demasiado obvio con sus sentimientos—.
Al
principio, sus amigos le habían preguntado por qué tenía tanto interés en que
JiSung pasara el tiempo con ellos, pero al parecer, solo después de un par de
minutos de que el chico se encontrara entre ellos se habían dado cuenta perfectamente
de su motivo. No es que Chan fuera demasiado obvio —aunque puede que eso fuera
discutible— si no que al parecer, su olor cuando estaba JiSung allí con ellos
cambiaba totalmente porque su lobo estaba mucho más cerca de su piel, adorando
al chico con todos sus poros. Él no se había dado cuenta de que aquello le
sucediera, pero si todos los demás se habían puesto de acuerdo para comentarle
lo mismo, era porque debía ser verdad, algo que hacía todavía más obvio que
Chan había encontrado a su pareja y que ésta no era nada más ni menos que
JiSung.
Sin embargo, aunque para
sus amigos lobos era de lo más obvio, parecía que para JiSung no lo era para
nada. Tenía bastante sentido, porque el chico no tenía el mismo sentido del
olfato que los demás, pero tal y como se comportaba a veces Chan a su
alrededor, estaba bastante claro que estaba algo interesado en él. Porque era
solo Chan el que se pasaba las horas y las horas sin poder apartar la mirada de
él, era solo Chan quien se reía de sus chistes malos —porque le hacían gracia— y era solo Chan quien no podía
evitar morirse de amor cada vez que el chico hacía algo moni. Quizás, lo único
que tenía que hacer era ser un poco más obvio con el chico, pasar algo de más
tiempo con él, conocerlo aún más y demostrarle lo mucho que Chan se sentía
atraído por él y hacerle ver que eran una pareja predestinada a estar juntos…
porque el mayor no se iba a rendir nunca.
JiSung era un encanto, JiSung era maravilloso, JiSung
hacía que Chan no pudiera evitar gravitar a su alrededor como si él fuera la
estrella más brillante y Chan el sistema planetario a su alrededor.
Chan terminó aquel día las
clases en la universidad temprano, así que, decidió que podía pasarse por el
instituto en el que estudiaba Felix para pasar un rato con JiSung, ya que le
pillaba de camino hasta su casa y su amigo le había comentado aquella mañana
que JiSung iba a ir a la quedada que habían organizado aquella noche en el
sótano de Chan. Quedar todos juntos se había convertido prácticamente en una
rutina, una rutina que a Chan le encantaba porque le servía de excusa para
poder estar con aquel chico. Habían pasado un par de meses desde la primera vez
que lo había visto y, cada vez que se veían, Chan trataba de acercarse más y
más —tratando de no asustar a JiSung—
para encontrar la manera de llegar hasta él.
Cuando
Chan llegó al instituto, le mandó un corto mensaje a Felix avisándole de que se
encontraba en la puerta y el chico le contestó rápidamente que no tardarían
mucho en salir y que su novio ChangBin también iba a presentarse en el
instituto para pasar a por ellos en su camino al sótano de Chan. El mayor no
pudo evitar sonreírle al móvil, porque en el momento en el que Felix viera a
ChangBin se iba a lanzar a sus brazos y se iba a pasar todo el camino a casa
agarrado a él, dejando que JiSung y Chan no tuvieran más opción que quedarse
juntos, unos pasos más atrás, tratando de no molestarlos.
El lobo
de Chan ardió bajo su piel ante el pensamiento de poder estar prácticamente
solo con JiSung de camino a casa y el chico intentó calmarse un poco antes de
que los demás aparecieran, pero antes de que lo consiguiera, ChangBin ya había
llegado hasta su lado y le había dicho que tratara de no comerse a JiSung
aquella tarde, por lo que Chan se dio cuenta de que no lo había conseguido
mucho. Quizás si se tomaba una tila bien cargada podría mantenerse bastante más
calmado, pero eso tenía que ser cuando llegara ya a casa, antes no podía
hacerlo. Solo unos minutos después de que ChangBin apareciera, Felix y JiSung
salieron del instituto y, tal y como el mayor había previsto, Felix no tardó en
colgarse de ChangBin y dejarlos solos a él y a JiSung.
—No sé
si me dan envidia o un poco de asquito de lo empalagosos que son estos dos —comentó
JiSung, llegando a su lado—. ¿A ti qué te dan?
—Mmmmm…
bueno, al principio me daban envidia, porque se han encontrado el uno al otro y
eso me daba envidia —comenzó Chan, recordando cuando todos sus amigos habían
comenzado a encontrar a su pareja y él seguía solo—, pero después de que se me
pasara la envidia me dan más asco que otra cosa.
Sus
palabras hicieron reír a JiSung y la mano de éste se posó en su brazo para
agarrarse a él mientras se reía y no caerse al suelo. JiSung nunca antes lo
había tocado, así que, aunque solo habían sido unos segundos, el calor en la
zona del brazo que había tocado continuó, dejando a Chan en una especie de nube
durante el resto del camino a casa. Hablaron de varias cosas —bueno, más bien
JiSung habló de un montón de cosas sobre el instituto y Chan se limitó a dar
cortas respuestas de vez en cuando, pasando mucho más tiempo observándolo con
cara de tonto— y para cuando llegaron hasta la casa de Chan, el chico ya se
sentía totalmente encandilado.
Cada
momento que pasaba con JiSung era un momento que no podía evitar rememorar una
y otra vez después de que el chico se alejara de su lado. A veces, pensaba que
se estaba volviendo demasiado loco con todo aquello, demasiado loco por JiSung,
pero después miraba a sus amigos y veía que todos ellos estaban locos por sus
parejas, que todos ellos miraban al otro con adoración —incluso el tsundere novio mayor de HyunJin lo
miraba con adoración o JeongIn le echaba ese mismo tipo de miradas a SeungMin
cuando pensaba que nadie lo estaba mirando—.
—Hyung —le dijo JiSung antes de que
entraran a la casa—. Había algo que quería preguntarte.
—Dime —murmuró
Chan, sintiendo cómo su corazón comenzaba a latir rápidamente porque JiSung
quería preguntarle algo a él. Ni siquiera sabía de qué se podía tratar, pero
Chan ya estaba anticipando algo bueno.
—Quiero
comprarle algo de ropa a mi hermano mayor por su cumpleaños —empezó el chico—,
y es más o menos igual que tú, así que, me preguntaba si había algún día que
estuvieras libre y podías ayudarme con ello.
—Por
supuesto —replicó Chan inmediatamente.
—¡Muchas
gracias, hyung! Te debo una.
Y JiSung
se abrazó a él durante unos segundos, con una sonrisa de oreja a oreja y con
sus ojos brillantes llenos de felicidad. Chan apenas pudo corresponder el
abrazo porque no se lo había esperado y se había quedado un poco paralizado,
así que, para cuando quiso responder, el chico ya se había alejado de su cuerpo
y se había dirigido hacia el sótano de la casa directamente, como si aquel
lugar ya fuera su propia casa. Chan tardó unos momentos en volver a su mente, en
poder hacer que su cerebro mandara a sus piernas las órdenes de comenzar a
moverse, pero tardó mucho más en hacer que su corazón se calmara después de
aquel abrazo.
Solo un par de días
después de que JiSung le preguntara si podía ayudarlo a buscar un regalo para
su hermano, Chan le había dicho que podía quedar ese fin de semana para ir de
compras, siéndole imposible aguantarse las ganas de estar solo con él durante toda
una tarde. Desde que el chico le había dicho que necesitaba su ayuda y que iban
a pasar toda la tarde de compras, Chan no había podido evitar pensar en aquella
quedada como si ésta fuera una cita. No es que lo fuera realmente, pero como
iban a estar solos por Myeongdong, paseando por las calles y de tiendas,
aquello se parecía mucho y Chan quería llamarlo de esa manera.
Por eso, como tenía el
pensamiento de que aquello era una cita, Chan prácticamente no pudo dormir
aquella noche y se levantó muy temprano por la mañana, a pesar de que había
quedado después de comer con JiSung. Durante todas las horas que pasó esperando
a que llegara el momento, Chan trató de calmarse jugando a todo lo que se
encontraba en su ordenador y se relajó tanto que, casi se le pasó la hora de la
cita y tuvo que salir corriendo hacia la estación de metro en la que había
quedado con JiSung. Gracias al cielo, llegó a la estación un par de minutos
antes de la hora acordada y prácticamente a la par que JiSung.
—Creía que llegaba tarde —le comentó Chan al chico en
cuanto estuvieron solo a un par de pasos de distancia—, pero al final he
llegado justo cuando tú, esto es sincronización y lo demás son tonterías.
JiSung
le sonrió a aquello y, tras esto, ambos echaron a andar, el uno al lado del
otro, buscando una tienda de ropa a la que entrar para comenzar a buscar aquel
regalo. Durante ese camino, sus brazos se rozaron un par de veces y Chan tuvo
muchísimas ganas de alargar su mano y tomar la del otro, entrelazar sus dedos
con los de JiSung y caminar de la misma forma que lo hacían las demás parejas
que se encontraban por el camino. Sin embargo, ellos no eran una pareja —bueno,
JiSung era la pareja destinada de Chan, pero no estaban saliendo juntos a pesar
de lo mucho que Chan quería que eso fuera una realidad— por ese motivo, el
chico no la tomó y simplemente siguió a JiSung por las calles de Myeongdong y
de tienda en tienda, probándose mil y una prendas de ropa para ver cuál era el
mejor regalo para su hermano mayor.
No
obstante, a mitad de la tarde, aquello cambió, dejando a Chan con el corazón
acelerado y con su lobo tratando de salir de su piel y saltar encima de JiSung.
Porque en un momento de la tarde, mientras caminaban por una de las tiendas a
las que habían entrado, JiSung de repente alargó su mano hasta tomar la de Chan
y comenzó a guiarlo por la tienda como si aquello fuera lo más natural del
mundo entre ambos, sonriéndole de forma encantadora y sacándole un par de
sudaderas para ver si eran de su talla. Chan no pudo evitar la sonrisa que se
formó en su rostro y en ningún momento trató de soltar aquella mano —cuando
JiSung se cansara o se diera cuenta de aquello y soltara su mano, Chan no se
quejaría, pero mientras lo disfrutaría todo lo que pudiera—.
A medida
que la tarde fue pasando, la presión en su mano se fue haciendo mucho más firme
y notable, mucho más normal y su corazón y su lobo se habían calmado, pero su
mente iba a toda velocidad, pensando y pensando cuál era el motivo por el cual
JiSung no había soltado su mano en todo aquel tiempo a pesar de que en algunas
ocasiones había tenido que hacer movimientos raros para poder hacer cosas pero
sin soltar su mano. ¿A JiSung también le gustaba? ¿JiSung se había dado cuenta
de sus sentimientos? Pero aunque tenía muchas preguntas en su mente, Chan no
pudo realizarlas en voz alta porque el menor no le dio tiempo a ello con todo
lo que estuvieron haciendo aquella tarde, yendo de una tienda a otra y
probándose todos los tipos de ropa.
Cuando
cayó la noche y ya habían comprado un par de prendas como regalo, Chan estuvo
tentado a pedirle a JiSung que continuaran aquella cita cenando en cualquier lugar.
No tenía que ser un sitio ni muy romántico ni muy caro ni nada, incluso podían
cenar yendo de puesto callejero en puesto callejero, disfrutando de la animada
noche de Myeongdong, pero el chico no sabía si aquello era pertinente o no. Sin
embargo, a pesar de que no sabía si era lo correcto o no, ante la inminente
despedida, hizo de tripas corazón y se armó de valor para preguntárselo.
—¿Quieres
que cenemos por aquí? —le preguntó justo cuando pasaron por un puesto de tteokbokki—. Hay un montón de puestos
por aquí y se come bastante bien y barato.
—Me parece una gran idea —le respondió JiSung con una
sonrisa de oreja a oreja, haciendo a Chan la persona más feliz del mundo.
Quizás
JiSung y él todavía no fueran pareja, quizás todavía tenía que andar con mil
ojos mientras estaba con el chico y quizás aún les quedara todavía un gran
camino por recorrer en aquel sentido, pero Chan estaba totalmente dispuesto a
recorrerlo, pasara lo que pasara en el futuro, porque JiSung era su pareja y
por él podía hacer absolutamente todo.
Cuando quedaban todos
juntos solían hacerlo en el sótano de Chan para jugar con las consolas o para
echar simplemente el rato todos juntos, pero en aquella ocasión, debido a que
era una ocasión especial, habían decidido que salir era lo mejor que podían hacer
para celebrarla. El novio de HyunJin se acababa de graduar de la universidad y
ChangBin también se había graduado —aunque del instituto— así que aquello se merecía que todos salieran a
comer, tratando de no acabar en ningún lugar cutre de comida rápida. Por eso,
acabaron en bar que solían frecuentar los mayores, cerca del campus
universitario en el que estudiaba Chan, los diez sentados a una mesa y
poniéndose hasta arriba de barbacoa.
Chan
estaba bastante feliz porque en la mesa había acabado sentado junto a JiSung y
éste le había dado algunos trozos de carne sin que Chan hubiera tenido que
pedírselos y había recibido varias miradas cómplices de sus amigos por ello.
Desde que habían tenido aquella cita no cita los dos habían estado mucho más
tiempo juntos, habían estado mucho más pegados el uno al otro habían estado comportándose de forma
diferente. Sin embargo, aunque Chan cada vez estaba más seguro de que JiSung
podía sentir algo por él, no se había atrevido a pedirle que salieran juntos
porque no estaba completamente seguro y no quería hacerlo hasta que no viera
que JiSung también estaba enamorado de él, porque ser la pareja predestinada de
un lobo siendo humano quizás podía ser demasiado para él y Chan no quería que
el menor se asustara de ello.
Sin
embargo, los sucesos de aquella noche hicieron que todo cambiara.
Cuando
prácticamente estaban terminando de cenar, unos chicos que se encontraban en
aquel lugar se acercaron hasta su mesa. Al principio, Chan no pudo averiguar
cuáles podían ser sus intenciones, si conocían a alguno de sus amigos y
simplemente iban a saludarlo o si iban a preguntar por algo; de ninguna forma,
Chan se había imaginado que lo que quisieran fuera formar bronca.
—¿Qué es
lo que hace un estúpido humano rodeado de lobos? —cuestionó uno de los chicos
que se les habían acercado, poniéndole una mano en el hombro a JiSung, haciendo
que todos los músculos del cuerpo de Chan se tensaran al instante—. ¿Lo vais a
echar a la barbacoa y os lo vais a comer también?
Un coro
de risas resonó entre el ruido del bar procedente de los otros chicos que
acababan de llegar, crispándole aún más los nervios a Chan de lo que ya se lo
habían crispado aquellas palabras y la mano que todavía seguía posada en el
hombro de JiSung. Con el lobo ardiendo bajo su piel, Chan quitó aquella molesta
mano de su pareja y le dedicó una mirada de advertencia a aquel chico. Nunca se
había metido en problemas, nunca había tenido que tratar con gente que odiara a
los humanos —o viceversa— ni los había confrontado, pero si éstos querían
enfrentarse a él, no tendría ningún problema en hacerlo porque a JiSung nadie
lo tocaba y lo molestaba y salía indemne si él estaba allí para evitarlo.
—¿Y esa mirada? —le preguntó uno de los que habían
llegado—. ¿Te ha molestado lo que hemos dicho? Eres un lobo, no deberías
juntarte con chusma como este humano.
Ese
mismo chico se acercó hasta JiSung y le colocó su mano encima también, haciendo
que Chan no pudiera evitar levantarse de la silla y ponerse en medio, entre
JiSung y el grupo de lobos que habían ido a buscar bronca, mirándolos
fijamente, sintiendo cómo cada vez más su lobo estaba a flor de piel, queriendo
escaparse de su control y queriendo lanzarse a la yugular de aquellos que
volvieran a atreverse a ponerle una mano encima a JiSung.
—Al que
vuelva a tocarlo le arranco los brazos —siseó, sintiendo la adrenalina recorrer
su sangre y notando cómo su visión se agudizaba porque sus ojos se volvían los
del lobo en su interior—. No estamos molestando a nadie con nuestra celebración
y este chico no ha hecho nada para que vengáis a buscar broncas, así que,
largaos antes de que me enfade de verdad.
Aquellos
chicos lo miraron con los ojos entrecerrados y gruñendo débilmente, dispuestos
a encararse sin ningún problema con Chan. Sin embargo, con el movimiento de
ocho sillas detrás de él y con el levantamiento de todos sus amigos, dispuestos
a guardarle las espaldas, finalmente claudicaron y se fueron del lugar,
despotricando contra ellos por defender a un humano. Chan no los perdió de
vista hasta que salieron del bar y, aun después de que ya no estuvieran en su
campo de visión, siguió sin moverse de su posición protectora, escaneando el
bar por si había alguien más que se decidiera
a hacer o decir algo contra JiSung; sin embargo, aunque el ruido del bar
se había detenido ante la tensión del momento, poco a poco fue volviendo a
tener su ritmo normal y nadie más se acercó hasta su mesa, por lo que al final,
Chan se relajó y volvió a hacer que su lobo volviera a lo más profundo de su
ser antes de volver a sentarse junto a JiSung.
—¿Estás
bien? —no pudo evitar preguntarle al chico, colocando su mano sobre el muslo de
JiSung, haciendo que éste girara su rostro hacia él y asintiera.
Chan
trató de creerlo, pero el menor había pasado por una situación violenta entre
lobos que podían despedazarlo a la más mínima oportunidad si estaba entre ellos
y, además, su cuerpo temblaba un poco. Por ese motivo, Chan no lo creyó y
simplemente se acercó hasta él y lo abrazó con fuerza para tratar de
transmitirle calma y tranquilidad. Pasaron unos momentos así, abrazados, hasta
que finalmente el menor dejó de temblar y se separó de él un poco, sonriéndole
de forma encantadora, haciendo que el corazón de Chan se saltara un latido y
después comenzara a latir rápidamente dentro de su pecho.
—Muchas
gracias —murmuró JiSung—. Gracias por interponerte entre esos chicos y yo
poniéndote en riesgo.
Y
después de decir eso, el chico acortó la poca distancia que había entre ellos,
acercando su rostro al de Chan hasta que sus labios se rozaron durante unos
breves momentos en un beso que hizo al mayor la persona más feliz sobre la
tierra, casi tan eufórico como se sentía cada vez que había luna llena porque
su pareja predestinada lo correspondía. A partir de aquel momento, Chan no
tendría nada de lo que preocuparse, porque con JiSung a su lado podría
superarlo absolutamente todo.
Notas finales:
—No sé si ha quedado demasiado claro o no porque iba
escribiendo a la velocidad de la luz para llegar a la fecha, pero el rollo
sobre las parejas destinadas que me he marcado ha sido para poder llevar la
historia por el camino que a mí me interesaba. Así que, en este universo, los
lobos tienen una pareja destinada que deben encontrar y pasar su vida junto a
ella porque el amor y la atracción que sienten por ese otro es muy fuerte
(puede ser tanto femenino como masculino, que aquí todos sean gays no tiene nada que ver).
—El tsundere
novio mayor que HyunJin tiene es JinYoung de GOT7, porque de verdad no me pude
resistir a hacerlo después de ver la forma en la que HyunJin lo miraba cuando
él y JB pasaron un rato con ellos en el programa.
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