Título:
Platonic Love
Autora:
Riz Aino
Pareja:
SangBin (SangIl + SeBin) (SNUPER)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, romance, fluff, drama
Número de palabras: 2.428 palabras
Resumen:
SeBin vive su vida universitaria sin percatarse en ningún momento que es el
amor platónico de cinco chicos… incluyendo aquel que es también su amor
platónico.
Aclaraciones:
usaré los nombres reales de todos, a pesar de que sé que ni los conoceréis por
los artísticos porque son de lo más irrelevante. En las notas finales, daré las
equivalencias.
Notas:
historia levemente inspirada en la letra de la canción homónima de SNUPER. Que
en realidad no tiene prácticamente nada que ver, solo que habla de amores
platónicos… pero yo lo pongo por si acaso.
Comentario de autora: este es mi primer fanfic de SNUPER… me he resistido todo
lo que he podido a ellos, pero se ve que no ha sido suficiente y al final he
acabado enamorándome y escribiendo de estas cositas. Espero que os guste.
Jang SeBin era un chico normal, ni
más guapo ni más feo que la media, ni más alto ni más bajo que la media… un
chico totalmente normal que estudiaba en la universidad y que se pasaba más
horas de las que podía contar encerrado en la biblioteca tratando de hacer todos
los trabajos que le mandaban los profesores, tal y como hacían sus demás
compañeros de clase y las demás personas que asistían a aquella universidad. La
biblioteca era un lugar bastante concurrido en el que prácticamente todos los
estudiantes vivían —o al menos era un lugar que podían considerar su segundo
hogar—, pero a pesar de que era el sitio en el que todo el mundo se encontraba,
era un lugar de trabajo y estudio, por lo que no había realmente forma alguna
de poder socializar en él porque todos estaban demasiado concentrados en lo
suyo como para prestar atención a todo lo que les rodeaba.
Al menos, para SeBin era de aquella
forma… y por ese simple motivo no se había dado cuenta de que había cinco
personas en esa misma biblioteca que, aunque también iban allí a trabajar como
los demás, no podían evitar distraerse de vez en cuando observándolo de forma
disimulada —o lo que ellos creían que era disimulado—.
Todos ellos vivían un amor platónico
por el chico, ya que aunque lo observaban de vez en cuando y suspiraban por él
pensando en que en algún momento levantaría la cabeza de los libros, el
portátil o los apuntes y que sus miradas se encontrarían y surgiría el amor
verdadero, todos tenía sumamente claro que no iba a haber ningún motivo por el
cual el chico se pudiera enamorar de ellos perdidamente. Quizás todos eran
demasiado ingenuos, pero también eran demasiado respetuosos como para acercarse
a él cuando estaba tan concentrado realizando su trabajo, por eso, para los
cinco chicos, lo único que les quedaba era vivir aquel amor platónico con
SeBin… vivir con aquel pesar en sus corazones de que el chico jamás se daría
por aludido y miraría en su dirección.
Porque SeBin vivía completamente
ajeno a todo aquello y no parecía que hubiera nada que lo hiciera ver realmente
el mundo a su alrededor.
HyungGeum
se había enamorado de SeBin hacía casi un año, cuando mientras estaba en el
parque con su hermano menor SanHa, jugando con él y tratando que no se hiciera
daño subiéndose al tobogán, el chico había llegado a aquel lugar y el perro que
estaba paseando se había escapado, acabando poniendo sus patitas sobre las
pantorrillas de HyungGeum pidiendo la atención de éste y de SanHa cuando el
pequeño se deslizó por el tobogán. Inmediatamente, SeBin había ido a pedirles
disculpas por aquello, pero el perro se había quedado allí un rato jugando con
ellos —sobre todo con SanHa— mientras el mayor no podía evitar quedarse
prendado del dueño del animal, de su sonrisa encantadora y de la forma en la
que se perdían sus ojos cuando sonreía.
Aquel
día apenas habían intercambiado unas palabras, solo sus nombres y se habían
prometido que si se veían en algún momento en el parque, volverían a dejar que
SanHa y el perro de SeBin jugaran juntos hasta que se cansaran y no dieran
mucha guerra cuando regresaran a casa. Después de aquello, se habían encontrado
un par de veces más y HyungGeum había descubierto que ambos estudiaban en la
misma facultad, aunque carreras diferentes; sin embargo, a pesar de todas las
ganas que tenía de acercarse a SeBin un día cualquiera y entablar algo de
conversación con él, siempre había desechado aquella idea porque, aunque él se
hubiera enamorado del chico a primera vista, estaba totalmente seguro de que
éste no debía acordarse casi ni de su rostro a no ser que lo viera en el parque
y junto a su hermano menor.
Por
eso, HyungGeum se había conformado simplemente con observarlo desde la
distancia cada vez que se encontraban en la biblioteca, deseando con todas sus
fuerzas que alguna de las veces que se pasaba el rato mirándolo, SeBin se
girara en su dirección y sus miradas se encontraran. Quizás, en algún momento,
más adelante, reuniera el valor suficiente para acercarse hasta la mesa en la
que se sentaba y entablara una pequeña conversación con él.
Para
SungHyuk, otro de los cinco chicos que no podían evitar estar enamorados de
SeBin, el aleteo en su corazón por este había llegado en un día lluvioso, un
día lluvioso como cualquier otro en el que olvidadizo como era, el chico se
había dejado el paraguas en cualquier lugar menos en su mochila. Aquel día,
cuando fue a echar mano de éste para poder cruzar a través del aguacero,
SungHyuk se dio cuenta de que no tenía paraguas para taparse, ni paraguas ni
cualquier cosa de plástico con la que poder cubrirse la cabeza al menos hasta
llegar a la parada del autobús, donde estaría resguardado hasta que llegara el
que tenía que coger hasta su casa. Después no había ningún problema porque
siempre podía correr hasta el portal, ya que el edificio se encontraba solo al
cruzar la calle de la parada en la que se tenía que bajar; pero la parada de la
universidad se encontraba a unos diez minutos y si no quería empaparse lo tenía
chungo.
SeBin
había llegado para él como un ángel salvador. El chico se le había acercado y
le había preguntado hasta dónde tenía que ir al verlo indeciso sobre salir o no
bajo la lluvia y después de escuchar su respuesta, le había sonreído y dicho
que él también iba hacia allí y lo podía tapar durante el camino para que no se
mojara.
SungHyuk
jamás había creído en el romanticismo de compartir un paraguas. Era solo un
elemento cliché en los doramas que le
gustaba ver a su madre y los manhwas
para chicas que surcaban la red, un elemento que hacía a las personas con
sueños sobre el amor y el romanticismo morirse de amor, pero para él nunca
había significado nada... al menos hasta que no hizo aquel trayecto junto a
SeBin, un trayecto que se quedó grabado en su memoria y en su corazón y que, de
vez en cuando, todavía seguía haciéndolo sentirse como en las nubes.
Después
de que se despidieran en la parada, SungHyuk lo había buscado por todas partes
en la universidad, encontrándolo en la biblioteca y dándose cuenta de que aquel
era un lugar que el chico solía frecuentar. Desde entonces, SungHyuk no había
podido evitar ir a aquel lugar cada vez que podía solo para observar a SeBin,
los trabajos podían esperar, de la misma forma que podía esperar el
acercamiento entre ellos, porque tenía que ser algo tan maravilloso como la
primera vez que se habían visto.
SangHo,
al contrario que los otros dos, llevaba mucho más tiempo profesando aquel amor
platónico por SeBin, tanto tiempo que en alguna ocasión se había llamado tonto
e iluso por seguir prendado de un chico que estaba claro que no recordaba o
sabía de su existencia. Sin embargo, el chico no podía evitarlo, no había
podido en un inicio y no podía en la actualidad, solo dejar de pensar en SeBin
hacía que su corazón doliera dentro de su pecho y, aunque también le dolía
sabiendo que era alguien inalcanzable para él, era un dolor mucho más llevable
y al que estaba más que acostumbrado. Porque una vez había tratado de hacerlo,
había tratado de olvidarlo, y había sido mucho peor el remedio que la
enfermedad.
SangHo
se había enamorado de SeBin en el instituto. Ambos iban a diferentes clases,
pero eso no había impedido que, a la vez que el chico descubría su
homosexualidad, le profesara su amor a SeBin. No obstante, nunca se había
acercado a él, nunca había hablado con él, nunca había hecho nada más que
observarlo tímidamente desde la distancia, tratando probablemente por telepatía
que SeBin se diera cuenta de que estaba completamente loco por él.
TaeWoong
se había quedado dormido en el auditorio la primera vez que vio a SeBin. Jugar
varias partidas al Overwatch la noche
anterior con SeungJun lo había dejado totalmente baldado, pero debido a que el
profesor de la primera hora siempre tomaba nota de la asistencia, TaeWoong
había tenido que ir a clase y firmar... pero justo después de haberlo hecho, el
chico no había podido evitar echarse sobre la mesa, usando uno de los pesados
manuales con los que cargaba como almohada y quedándose dormido en un
santiamén, perdiéndose toda la lección y perdiéndose también el sonido del
timbre que anunciaba el final de la clase. Por eso, el chico no se dio cuenta
ni de que sus compañeros de clase se marchaban ni de que entraban al auditorio
una nueva remesa de alumnos de otra carrera para dar clase.
TaeWoong
se había despertado a mitad de una aburrida lección sobre literatura antigua
china y había abierto sus ojos como platos, todavía medio dormido y muy
desubicado, encontrándose justo a su lado al chico más guapo que había visto en
su vida, que lo miraba con la sonrisa más preciosa que había contemplado jamás.
TaeWoong se había enamorado de SeBin en ese instante y se había quedado en
aquella aburrida clase tan solo para poder verlo durante más tiempo y para
mantener con él alguna que otra conversación banal.
Tras
aquel día, TaeWoong le había comprado algo de comer a SeungJun en vez de
echarle la culpa por haberse quedado dormido en clase, porque de aquella manera
había conocido a SeBin, con quien de vez en cuando se había encontrado por los
pasillos de la facultad rondando la hora en la que el chico tenía que entrar a
aquella aburrida lección de literatura china antigua y también en la
biblioteca, donde TaeWoong podía dedicarse a mirarlo, sin tener que temer ser
disimulado porque de todas formas aquel chico parecía estar totalmente ajeno a
lo que sucedía a su alrededor.
La
última persona que se había enamorado de SeBin había sido SangIl, quien lo
había conocido en una reunión de amigos hacía solo unas semanas. SangIl se había
reunido con YouJin y con InSeong en un bar y éstos le habían dicho que otros
amigos iban a llegar también y que seguro que se caerían bien... y habían
acertado por completo, porque aunque MyungJun y JinWoo le habían caído muy
bien, SangIl no había tenido ojos más que para SeBin durante toda aquella
noche. Una noche en la que bebieron quizás demasiadas cervezas y en la que
SangIl no pudo evitar enamorarse de aquel chico que se puso completamente rojo
de pies a cabeza con un vaso de aquel líquido amargo y que no pudo parar de
reír con cada comentario que era dicho en la mesa.
SangIl
se había enamorado de su inocencia, de la forma en la que sonreía, de la forma
en la que le sonreía a él, y desde aquel momento no había podido parar de
pensar en aquel chico. Por ese motivo, cuando InSeong le había comentado que
iban a la misma universidad y que, de hecho, estaban estudiando la misma
carrera, solo que SangIl un par de años por arriba, el chico no había podido
evitar buscarlo hasta encontrarlo en la biblioteca todo concentrado haciendo
unos trabajos que él ya había hecho anteriormente y que sabía perfectamente que
eran demasiado aburridos. Así que, SangIl se había quedado observando unos días
a SeBin, unos días en los que se había dado cuenta de cuáles eran sus hábitos
mientras se encontraba en la biblioteca, y en los que se había apuntado
mentalmente todo lo que el chico hacía para acercarse a él en el mejor momento,
en algún momento en el que no lo molestara.
Porque
SangIl estaba totalmente determinado a que su amor dejara de ser platónico.
Y
todo aquello sucedía en aquella biblioteca, una biblioteca en la que SeBin se
pasaba los días tratando de concentrarse en hacer todos los trabajos que debía
de entregar, sin percatarse por un asomo de que había cinco chicos suspirando
por él, sin saber que SangIl, el chico que había conocido el fin de semana
anterior con sus amigos y del que se había enamorado perdidamente era uno de
ellos y sin darse cuenta de que éste estaba esperando el momento oportuno para
acercarse a él y que todo dejara de ser platónico.
Notas finales:
—La verdad es
que a pesar de que todavía no les he calado las personalidades a todos, tenía
muchísimas ganas de escribir un fanfic bonito de SNUPER y no tenía ganas de
buscar entre la maraña a ver si encontraba algún vídeo subtitulado aunque fuera
en inglés… porque la mitad de las cosas ni siquiera tienen subtítulos en inglés
y yo solo sé coreano nivel dorama (?)
—Como he puesto
arriba, he usado sus nombres reales, por lo que aquí os dejo (por orden de
edad) las equivalencias con los artísticos:
—HyungGeun
es SuHyun.
—SangIl
—TaeWoong
—SungHyuk
es WooSung
—SangHo
—SeBin
—No sé si os
habéis percatado de las apariciones de KNK y ASTRO, pero han aparecido un poco
de estrangis porque estos tres grupos se adoran y se quieren un mundo y Swings,
Tinkerbells y Arohas necesitamos mucha más interacción entre todos.
—Prometo que en
algún momento de mi vida volveré a escribir algo sobre SNUPER, porque siempre
tengo muchas ganas de ello, pero no sé cómo me las apaño que al final siempre
acabo haciendo otras cosas antes y dejando aparcados todos los proyectos que
tengo de ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario