Título:
Friends or...?
Autora:
Riz Aino
Pareja:
YuXi (Lucas + YuQi) (NCTIDLE – NCT + (G)I-IDLE)
Calificación:
PG–13
Géneros: AU, high school,
romance, fluff, humor
Número de palabras: 2.323
palabras
Resumen:
YuQi y YukHei siempre han sido amigos, por lo que a la chica le cuesta superar
la fase de negación en la que jura y perjura que no son nada más.
Notas: tenía
esta historia empezada con otros protagonistas, pero al final decidí que, para
terminarla, lo mejor que podía hacer era cambiar a los idols y tirar pa’lante.
Comentario de autora:
Lucas y YuQi aparecieron juntos en el programa "Knowing Bros" y yo
comencé a shippearlos porque son super bonitos juntos. Espero que os guste.
—¡SONG YUUUUUUUUUUUQI!
Una voz demasiado conocida para la chica, la llamó,
alzándose sobre el gentío y haciendo que ésta se detuviera y girara en redondo.
Por encima de la multitud pudo ver cómo la cabeza de su amigo sobresalía por
encima de las de los demás chicos y chicas que se dirigían al instituto aquella
mañana. YuQi esbozó una sonrisa amplia en su rostro y alzó su brazo derecho
para saludar en la distancia al otro, sintiendo cómo su corazón latía con
excitación por volver a ver a su amigo después de las vacaciones mientras
esperaba a que éste llegara hasta donde ella se encontraba con ShuHua, a quien
notó moverse a su lado y girarse también.
—¡YuQi, buenos días! —dijo a grito pelado el chico cuando
llegó hasta ellas, a pesar de que se encontraban a dos pasos. Algún día,
aquella manía de hablar alto se le pasaría, o eso era lo que ella esperaba.
La chica le dedicó una pequeña sonrisa y después se fijó
en que el rostro de su amigo había cambiado ligeramente en el tiempo que no se
habían visto, se había vuelto un poco más anguloso de lo que recordaba, siendo
un poco más adulto que aniñado. No obstante, YuQi podía ver que detrás de aquel
rostro un poco diferente se encontraba el mismo idiota de toda la vida, el
mismo chico de ojos grandes y brillantes que había estado junto a ella desde
prácticamente el momento de su nacimiento, porque la chica no podía recordar
ningún momento en el que YukHei no hubiera estado a su lado.
—Buenos días, XuXi —respondió ella.
Inmediatamente después de dedicarle una sonrisa amplia,
el chico cruzó la escasa distancia que los separaba y le dio un abrazo de oso,
apretujándola contra su cuerpo fuertemente, cortándole la respiración
prácticamente. YuQi también se alegraba de ver a su amigo después de todo el
verano separados porque él se había ido con sus padres a la casa de sus abuelos
maternos en Tailandia, pero no quería morir asfixiada el primer día de la
vuelta a clase, por lo que comenzó a pegarle en el brazo a YukHei para que la
soltara y, hasta que el chico no lo hizo, no paró.
—¡Ah! —se quejó él por los golpes, sobreactuando—. ¿Nos
vemos hoy por primera vez después de más de un mes y ya me estás pegando? —le
cuestionó dramáticamente.
—Yo también te he echado de menos —fue lo que ella
respondió antes de acercarse y darle un corto abrazo—, pero echarme de menos no
te da derecho a espachurrarme —comentó con una sonrisa.
YukHei hizo una mueca, arrugando su nariz, disgustado
porque su gran abrazo de reencuentro había sido cuestionado. YuQi sabía
perfectamente que por su cabeza estaban pasando mil y un pensamientos sobre
cómo devolverle aquel agravio, lo conocía como si lo hubiera parido, pero lo
dejaría hacer tranquilamente, no había nada que le pudiera hacer en venganza
que ella ya no hubiera previsto antes. Después de dedicarle unos momentos a
pensar, el chico se giró hacia ShuHua, como si se acabara de dar cuenta de que
la chica estaba allí en aquel momento y la saludó.
—Buenos días, Shu —dijo, con una sonrisa encantadora.
Tras eso, volvió a mirar a YuQi, arrugó de nuevo su nariz
como si siguiera molesto, y después pasó por medio de ellas para seguir su
camino hacia la clase. YuQi se giró hacia él para ver cómo se alejaba de las
dos y se dio cuenta de que parecía haber crecido un poco y que su espalda era
más ancha de lo que recordaba, porque los pantalones del uniforme de verano que
todavía vestían le quedaban por encima de los tobillos y la camisa se le pegaba
más a su cuerpo. Era un poco más hombre a la vuelta de las vacaciones, pero
YuQi jamás se lo diría, no quería cargar en su conciencia que el chico se
volviera aún más presumido de lo que ya era.
—Sigue coladito por ti —murmuró ShuHua a su lado,
sobresaltándola—. Y creo que por fin es correspondido.
—Calla ya —replicó—. Sabes que somos amigos.
YuQi echó a andar, sin esperar a que su amiga la siguiera
porque estaba un poco molesta con ella después de lo que le había dicho. ShuHua
sabía perfectamente que ellos dos solo eran amigos, buenos amigos, porque
llevaban conociéndose casi toda la vida, pero no había absolutamente nada más
entre ellos; sin embargo, su amiga solía sacar aquel tema de vez en cuando,
como si esperase que, alguna de las veces, YuQi le diera la razón y le
contestara que estaba locamente enamorada de YukHei, cosa que era completamente
imposible porque no sentía más por él que el cariño que sentía por alguien que
era casi como de la familia, por mucho que ShuHua le dijera que él estaba
interesado en ella.
YukHei podía ser alto y guapo, podía ser encantador y
zalamero, podían dársele bien los deportes y podía traer a todas las niñas de
aquel instituto de calle por todo aquello, pero YuQi solo pensaba en él como su
mejor amigo y YukHei también pensaba aquello de ella.
O eso era lo que la chica se repetía mentalmente una y
otra vez.
A YuQi no le habían pasado desadvertidas las miradas que
YukHei le dedicaba durante quizás demasiado tiempo durante las clases, ella se
sentaba al lado de la ventana y el chico en el pupitre de al lado, separados
tan solo por un metro, y ella podía ver perfectamente en el reflejo de la
ventana cuando se cansaba de atender cómo el chico no apartaba su mirada de
ella. Él no miraba por la ventana para entretenerse, la miraba a ella,
fijamente, casi todo el tiempo. Tampoco le había pasado desapercibido cómo cada
vez que podía, YukHei trataba de estar en constante contacto físico con ella,
abrazándola, poniendo un brazo en su hombro, dejando que se sentara sobre sus
muslos cuando no había espacio suficiente, sentándose sobre su pupitre en los
descansos y jugando con los dedos de sus manos o acercándose demasiado para
susurrarle cosas que solo ambos debían de saber.
No le había pasado desapercibido nada de aquello, como
tampoco le habían pasado desapercibidas las sonrisas que le dedicaba a ella y
solo a ella, cómo se dirigía especialmente a ella y solo a ella… y, obviamente,
a YuQi no le habían pasado desapercibidas sus reacciones ante las cosas que
YukHei solo hacía con ella. Su corazón se aceleraba, sentía mucho calor y no
podía evitar sonreírle en todo momento como si fuera tonta.
Pero ellos eran amigos… eran amigos desde hacía muchísimo
tiempo y así debían seguir… debían seguir siendo amigos y no poner aquello en
riesgo solo porque en algún momento de su adolescencia se hubieran sentido
atraídos el uno hacia el otro. Aquello pasaría, se pelearían y no podrían
volver a verse nunca más y YuQi no quería eso, YuQi quería seguir para siempre
al lado de YukHei.
Eso era lo que había decidido y, aquel verano en el que
no lo había visto, se había mentalizado para hacerlo, por mucho que el chico se
hubiera vuelto más guapo.
Sin embargo, cuando YuQi entró a clase aquella mañana y
lo primero que vio fue a YukHei sentado sobre el pupitre de DoYeon, la chica
coreana que se había unido a su clase el semestre anterior, todo sonrisas y
siendo demasiado encantador, recibiendo por ello una mirada llena de corazones
por parte de la chica, YuQi no pudo evitar sentir cómo sus nervios se
crispaban. Trató de llevar esos pensamientos a lo más profundo de su mente y de
su corazón, trató de no hacer caso a nada de aquello y seguir su camino hasta
su pupitre y echarse sobre la mesa para no ver nada más, pero en ese momento,
YukHei alzó su mano y le acarició el pelo a DoYeon y la crispación de YuQi
aumentó.
Por primera vez, pensó en la posibilidad de que YukHei
quisiera a otra, en la posibilidad de no ser ella la única para él, en la posibilidad
de que el trato que ella recibía de su parte, fuera recibido por otra chica… y
a YuQi no le gustaron para nada los instintos asesinos que llegaron con aquel
pensamiento, por lo que tomó una decisión, quizás apresurada, pero quizás la
única que podía tomar, la única que debía de haber tomado hacía mucho tiempo.
—Shu… —murmuró, llamando la atención de su amiga, que se
había detenido junto a ella en la puerta para observar a aquellos dos—. ¿De
verdad sigues creyendo que está coladito de mí? —le cuestionó.
—100% segura —respondió la chica, totalmente confiada—.
Solo trata de ponerte celosa y nerviosa en venganza a que has rechazado su
abrazo de oso.
—Pues espero que tengas razón.
Después de decir aquellas palabras, YuQi echó a andar
hacia el lugar en el que se encontraba YukHei y cuando llegó hasta él, le dio
un toquecito en su espalda para que se girara hacia ella. El chico lo hizo
inmediatamente, dedicándole una sonrisa encantadora que hizo que su corazón
aleteara dentro de su pecho, y YuQi le indicó con un gesto de su mano que
saliera con ella de la clase, caminando hacia la puerta justo después sin
detenerse a mirar hacia atrás para ver si él la seguía o no porque estaba
segura de que YukHei la seguiría.
Caminó en dirección contraria al resto del alumnado, que
se dirigía a sus respectivas clases, girando varias veces en su camino para
encontrar el lugar más desierto de todo aquel instituto hasta que por fin
encontró un pasillo en el que no había ni un alma y no se escuchaba el ajetreo
de los demás alumnos cerca. Aquel era el lugar indicado para poder decir todo
aquello que estaba pensando decir, un lugar en el que no iban a ser
sorprendidos a mitad, un lugar en el que nadie podría ver si aquello era un
éxito o el mayor fracaso de su vida. Porque YuQi iba a apostarlo todo y podía
llevarse el gran premio o quedarse sin nada.
La chica se giró de golpe, chocándose contra el pecho de
YukHei, que le había ido pisando los talones todo aquel tiempo y, aprovechó
aquello para abrazarse fuertemente a su cintura y así no tener que mirarlo a
los ojos.
—¿Y esta repentina muestra de afecto? —le cuestionó el
chico, YuQi pudo notar su cuerpo vibrar por una leve risa.
—Te he echado de menos… —murmuró—. Mucho…
—Yo también te he echado mucho de menos —replicó él—, pero
nunca antes has sido tan cariñosa de la nada, ¿sucede algo? —YukHei trató de
separarla de su cuerpo, probablemente para mirar si se encontraba mal, pero
ella se apretó fuertemente al chico, juntando sus manos tras su espalda para no
separarse de él—. Yu…
—Xuxi… —susurró, después de inspirar hondo para armarse
de valor—. Te he echado tanto de menos que no quiero volver a pasar ningún día
separada de ti…
—YuQi, ¿qué quieres…? —trató de preguntarle,
probablemente muy confuso, pero ella no lo dejó terminar y añadió rápidamente.
—Te quiero, Xuxi… más de lo que debería querer a un
amigo… y no quiero separarme de ti.
Entre sus brazos sintió cómo el cuerpo de YukHei se
relajaba completamente, como si hubiera estado en tensión todo aquel rato, y
entonces la rodeó con sus brazos, apretándola más contra él, como si quisiera
que sus dos cuerpos se fundieran en uno solo. Aunque no dijo nada durante
algunos momentos, YuQi no se sintió ansiosa, porque sabía que fuera cuál fuera
la respuesta que él le diera, nunca lo haría de forma que le hiciera daño.
—¿Qué ha sido lo que te ha llevado a decírmelo? —le
preguntó primero.
YuQi no quiso responder sinceramente, porque no era la
mejor respuesta que podía darle, pero al final acabó diciendo la verdad tras
mordisquearse el labio inferior durante unos momentos, indecisa.
—DoYeon.
La chica notó el cuerpo de YukHei vibrar antes de
escuchar su risa, completamente encantado con la respuesta que había recibido.
YuQi no pudo evitar fruncir su ceño y sus labios, aunque el otro no pudiera
verla porque ella se había sincerado y él todavía no había dicho absolutamente
nada sobre aquello, solo se había reído. Poco a poco, la risa del chico fue
remitiendo hasta que finalmente dejó de escucharse y fue su voz la que se alzó.
—No creía que mi táctica de ponerte celosa fuera a
funcionar —murmuró entonces—, pero me alegro de que lo haya hecho porque tú a
mí también me gustas mucho más que como una amiga.
YuQi sintió su corazón latir fuertemente dentro de su
pecho y cómo pulsaba también en su cerebro porque todo lo que tenían por
delante iba a ser complicado probablemente. Ella había querido evitarlo a toda
costa, ella había querido ser simplemente amigos y al final no había podido
mantener su decisión porque era un sentimiento demasiado fuerte para poder
retenerlo… solo esperaba que el cambio de amigos a algo más no fuera caótico,
que el cambio en su relación no hiciera que finalmente acabaran siendo unos
desconocidos.
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