Título: Love in the
Ice
Autora:
Riz Aino
Pareja: WonHye (Go
Won + Olivia Hye) (LOONA)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU,
romance, sports, fluff
Número
de palabras: 2.154 palabras
Resumen: ChaeWon
siempre mira desde la distancia cómo HyeJoo patina… hasta que eso cambia un
día.
Notas: un
día aparecieron un montón de fotos bonitas de Yuri y Victor, los protas de Yuri
On Ice, y a mí se me ocurrió esa misma noche que nunca antes había escrito de
patinadores sobre hielo.
Comentario
de autora: Olivia y Go Won son super bonitas juntas y me encanta
muchísimo esta otp, así que, tenía que escribir algo bonito con ellas sí o sí,
y aquí está el resultado. Espero que os guste.
Cuando a
ChaeWon le habían ofrecido un trabajo de medio tiempo en la pista de patinaje
local durante el verano, no entendió realmente qué era lo que debía hacer en
aquel lugar porque la gente solía patinar sobre hielo en invierno y no en
verano, pero la chica aceptó el trabajo porque no había ninguna oferta mejor en
la que no tuviera que estar demasiado agobiada y trabajando más horas de las
que debería por un sueldo muy bajo y, además, le pagarían decentemente por las
horas que echara en el lugar. Así que, la chica se había dirigido hasta la
pista de patinaje helada y había comenzado allí su jornada, adecentando el
lugar y creando el ambiente perfecto para el hielo, para que éste no se
derritiera ante la ola de calor que estaban sufriendo en aquel verano y ChaeWon
agradecía estar en aquel lugar fresquita antes que bajo el sol abrasador. No le
habían comunicado que tuviera que realizar demasiadas tareas, así que, después
de realizarlas, simplemente se sentó en una de las pequeñas gradas que había en
el lugar y se dedicó a observar a las pocas personas que se encontraban sobre
la pista de hielo, dándose cuenta de que quienes se encontraban sobre la pista
eran patinadores profesionales realizando sus rutinas, entrenando para las
competiciones, no personas aficionadas que se ponían los patines y eran como
patos mareados sobre el hielo —como ella misma, cada vez que había ido con sus
amigas—.
La chica
se quedó completamente fascinada, con los ojos como platos, encantada con lo
que veía porque la gente que se encontraba sobre el hielo tenía unos
movimientos limpios, perfectos, hermosos, moviéndose al ritmo de la música
porque nunca había visto nada como aquello, ni siquiera en la televisión, y era
fascinante a niveles que ChaeWon jamás se había imaginado. Todos los chicos y
chicas que se encontraban en el lugar se movían de una forma completamente
espectacular, pero hubo una persona que captó por completo la atención de
ChaeWon, que no pudo apartar la mirada de ella ni un solo segundo, una chica
que se movía sobre el hielo como si fuera la tierra firme y que saltaba y
giraba como si fuera lo más fácil del mundo, una chica de pelo largo y oscuro y
rostro de muñeca, ojos fieros y labios apretados en una fina línea mientras se
movía por el hielo.
En su
primer día en el trabajo, ChaeWon no pudo apartar la mirada de aquella
muchacha… ni en los siguientes días.
Las
semanas fueron pasando lentamente, el verano siendo cada vez más y más caluroso
y ChaeWon cada vez hacía las cosas más y más rápido en el trabajo, acostumbrada
a sus tareas diarias tanto que no les dedicaba el tiempo que al principio
porque ya las hacía de forma mecánica. Todo aquel tiempo que salvaba de sus
tareas en el recinto, la chica lo invertía en quedarse completamente embobada
observando a la chica que patinaba sobre la pista y de la que no sabía
absolutamente nada al principio, pero de la que, poco a poco, comenzó a
aprender algunas cosas de pasarse tantísimo rato observándola y atenta a todo
lo que la rodeaba. ChaeWon la observaba tanto cada uno de los días que iba allí
que casi podía repetir sus movimientos, aunque no sobre el hielo, porque
aquella superficie era bastante traicionera para ella, pero la chica sentía que
podría hacerlos en suelo firme. Por ese motivo, ChaeWon aprendió cuál era su
nombre, HyeJoo, y que tenía un año menos que ella, por lo que estaba en el
equipo junior de patinadores de hielo nacionales, motivo por el cual se
esforzaba cada día más y más, para poder subir de categoría y competir con los
profesionales.
Y, sin
embargo, a pesar de ello, a pesar de pasarse el tiempo observándola y de haber
aprendido muchas cosas sobre ella, nunca había tenido el coraje de acercarse a
ella para saludarla, para hablar con ella y para entablar una amistad con la
chica porque ChaeWon siempre había sido tímida y entablar relaciones dando el
primer paso era algo demasiado complicado para ella —aunque una vez la amistad
estaba establecida, era mucho menos tímida—. Fue por esto que, solo siguió
observándola, hasta que un día todo eso cambió… aunque no fue por ella, sino
por la otra chica.
Para
ChaeWon, había sido un día completamente normal, un día en el que se había
levantado, había hecho un par de cosas que su madre le había mandado y,
después, había ido hasta su lugar de trabajo, realizando sus tareas lo más
rápido que podía para tener un poco de tiempo libre para observar a los
patinadores; pero aquel día, cuando ChaeWon se acercó a la pista, a la única
persona a la que vio fue a HyeJoo, tomando la pista para ella por completo,
moviéndose sobre el hielo al ritmo de la música clásica en un idioma que no
reconocía que se dejaba escuchar en todo el lugar. No había nadie más en el
lugar que ellas, nadie más que HyeJoo sobre la pista y ChaeWon observándola
desde la grada.
Cuando
la música se detuvo, el cuerpo de la otra también lo hizo y, al darse cuenta de
que ChaeWon estaba allí, se dirigió hacia ella, deslizándose por el hielo hasta
llegar a la barrera que separaba la pista de la grada, apoyando sus brazos
sobre ésta y dedicándole una sonrisa encantadora a ChaeWon.
—¿Cómo
he estado? —le preguntó.
A
ChaeWon se le quedó la boca seca porque la otra le estaba hablando directamente
y porque, encima, le había dedicado una sonrisa que, en otras épocas, habría
hecho que los imperios cayeran a sus pies. Se quedó completamente en blanco durante
unos momentos, sin saber qué decirle, sin saber cómo contestar a aquella
pregunta, con su cerebro trabajando a mil por hora para acabar con el bloqueo
que se había instalado en su sistema y con su corazón latiendo rápidamente
dentro de su pecho, de forma tan rápida que ChaeWon sentía que así debía ser
cómo éste latiría si acabara de correr una maratón.
—Magnífica.
—¿Verdad
que sí? —murmuró la otra—. La próxima vez que hagan las selecciones de los
competidores te propondré a ti para que me elijas.
Y, a
partir de aquello, todo cambió. HyeJoo no había sido seleccionada para la
competición que se iba a celebrar en Canadá, pero el resto de las personas que
allí entrenaban sí que lo habían sido, por ese motivo, la chica se había
quedado sola en el lugar y así lo estaría por el resto del mes, hasta que la
competición finalizara y todos regresaran. Así que, ambas estaban solas cada
día durante muchísimas horas en las que HyeJoo se dedicaba a entrenar sobre la
pista y ChaeWon a observarla durante todo el tiempo que podía, tal y como había
sido hasta aquel entonces; pero además, ahora, cada vez que HyeJoo detenía su
entrenamiento, se acercaba a ChaeWon o se sentaba junto a ella y ambas hablaban
y hablaban durante muchísimo tiempo, hasta que la menor volvía al hielo y la
dejaba completamente asombrada por sus movimientos, porque HyeJoo se movía
sobre el hielo como si hubiera nacido para ello.
Las
semanas fueron pasando lentamente de aquella forma, siguiendo aquella rutina
con la que ambas estaban cómodas, abriéndose lentamente a la otra y forjando
una amistad que poco a poco fue algo más allá. ChaeWon no podía apartar la
mirada de HyeJoo, embelesada con toda ella y su corazón no dejaba de latir
fuertemente cada vez que hablaba con la otra o ésta la tocaba, estando
enamorada por completo de ella, tanto que a veces le dolía. Sin embargo, siendo
tímida por naturaleza, la chica era totalmente incapaz de decirle nada,
conformándose con estar junto a HyeJoo cada vez en la pista de patinaje,
haciéndose compañía la una a la otra y aprendiendo sobre patinaje artístico
porque la menor hablaba muchísimo de su profesión. Aquello estaba bien para
ChaeWon.
—¿Quieres
venir conmigo a la pista? —le preguntó un día HyeJoo—. Hoy no tengo muchas
ganas de pasarme el día entrenando, con el tiempo que he estado hoy creo que es
suficiente para no perder el ritmo —y le sonrió encantadoramente antes de
añadir—, además, no está aquí mi entrenadora, así que, puedo permitirme un día
de relax.
—No sé… —murmuró
ChaeWon—. No se me da muy bien eso de mantener el equilibrio en el hielo, la
última vez que vine con HeeJin y HyunJin me pasé más tiempo en el suelo que
sobre mis pies.
—No pasa
nada —replicó HyeJoo—. Yo te enseño y te prometo que no te voy a soltar las
manos hasta que no le tengas el truco cogido.
—¿Y si
no le cojo el truco? —cuestionó.
—Bueno, en ese caso nunca
te soltaré.
Y así fue como, después de
una mirada sincera y una sonrisa preciosa, ChaeWon acabó en la tienda de
alquiler de los patines, aprovechando que era ella quien trabajaba en el lugar
para coger unos de su talla y usarlos sin tener que pagar por ellos —y
aprovechando también que allí era la única autoridad y que la pista no estaba
abierta al público en el verano—. HyeJoo estuvo junto a ella desde el momento
en el que se colocó los patines, abrochándoselos fuertemente para que no se le
movieran y le pudieran hacer algún tipo de daño y que luego la guio hasta la
pista, donde les quitó los protectores a las cuchillas y la ayudó a sostenerse
en pie sobre la resbaladiza y helada superficie.
Agarrada a las manos de
HyeJoo durante absolutamente todo el rato, ChaeWon comenzó a deslizarse
lentamente por el hielo, aprendiendo a moverse bien gracias a la otra y
pensando que, cuando fuera la próxima vez con sus amigas las sorprendería si
aprendía al menos a mantenerse de pie, pero también pensando que la otra debía
de estar notando el rápido latido de su corazón a través de aquel contacto que
mantenían, aunque si fue así, HyeJoo no dijo absolutamente nada y tan solo se
dedicó a guiarla sobre el hielo con cuidado, dándole pequeñas instrucciones
para que ChaeWon se fuera sintiendo cada vez más segura con los patines, hasta
que la otra finalmente soltó sus manos.
—Creo que ya lo puedes
hacer bien —le dijo, alejándose un poco de ella—. Creo que puedes moverte sola
sin caerte y venir hasta a mí —poco a poco, agrandó la distancia que las
separaba hasta una decena de metros—. Ven junto a mí.
HyeJoo abrió sus brazos,
invitándola a ellos, con una preciosa sonrisa en su rostro y ChaeWon tragó
saliva. No estaba muy segura de que pudiera hacerlo, porque las piernas las
notaba como si fueran de mantequilla, pero no quería estar alejada de HyeJoo,
quería estar junto a ella, así que, inspiró hondo y comenzó a mover sus pies,
arrastrándolos por el hielo, un paso detrás de otro, al principio lentamente y
después cogiendo un poco de impulso hasta que, a escasos pasos de la otra
chica, se tropezó. Sin embargo, antes de acabar en el hielo, los brazos de
HyeJoo la sujetaron fuertemente y no dejaron que se cayera.
—Cuidado, cuidado —murmuró
la otra, levantándola lentamente para estabilizarlas a las dos—. No estabas
preparada, lo siento, pero casi lo estás —le dijo con una enorme sonrisa, te
prometo que no te soltaré más.
Y ChaeWon en ese momento
quiso hacerle prometer que nunca la iba a soltar, en ningún sentido, pero
simplemente se mordió la lengua y se dejó llevar por HyeJoo. En algún momento
obtendría el coraje para confesar sus sentimientos, pero hasta que aquel día
llegara, disfrutaría de cada segundo junto a la menor.
Notas
finales:
—¡Y con esta historia por fin acaba la colección! Creí
que jamás la acabaría porque han pasado mil cosas durante la escritura de todas
estas historias y casi lo mando todo a la mierda, pero menos mal que no lo he
hecho y he podido acabarlo todo. Espero que os hayan gustado todas o algunas,
prometo traer más cosillas de LOONA por aquí pronto.
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