Chapter Six
Después de la
tempestad, siempre llegaba la calma. Aquello era lo que le había dicho su madre
toda la vida, se lo había dicho cuando habían pasado penurias económicas,
cuando su padre había fallecido o cuando InSeong había fallado en entrar al
equipo de baloncesto porque no era lo suficientemente alto. Su madre le había
dicho siempre que los malos momentos se acababan y que los buenos prevalecían
sobre estos… pero InSeong se había metido en un pozo sin fondo lleno de mierda
hasta los topes del que no podía escapar por más que lo intentara. ¿No tenía él
ya suficiente con el tema de su “nueva familia”? No. Lo que fuera que hubiera
en el cielo había decidido castigarlo todavía más, porque se veía que todavía
no estaba en lo más hondo de aquel infinito pozo de mierda.
Mina. No solo
estaba enfadada con él y no le hablaba, sino que InSeong se había enterado de
que ella estaba enamorada de él. InSeong tenía demasiados problemas y ninguna
solución. Lo único bueno que le había pasado en los últimos tiempos era que
gracias a la Luna de Miel en la que se había embarcado su madre con su nuevo
marido y gracias a que SeungJun estaba preparándose para sacar un nuevo
videoclip, la casa estaba vacía y la tenía sola para él, para poder pensar en
cómo arreglar su vida. InSeong no tenía ni ganas de aparecer por el instituto,
porque eso significaba tener que enfrentarse a sus amigos, que estaban ávidos
por conocer qué era lo que iba a hacer con respecto al tema Mina y él no sabía
cómo decirles las cosas.
Había estado
junto a Mina desde que ambos eran pequeños, se habían criado juntos, habían
crecido juntos y habían aprendido del otro todo. InSeong estaba muy agradecido
por haber podido compartir toda su vida con la chica, pero a él nunca se le
había pasado por la cabeza nada más, nunca le había pasado que se sintiera
atraído por ella, ni siquiera cuando habían estado solos en algún lugar, ni
siquiera cuando Mina había estado completamente desnuda frente a él. Jamás.
Jamás había pensado en ella más que como una amiga, a pesar de que sí que se
había cuestionado el motivo. ¿Por qué no se sentía atraído hacia Mina? ¿Por qué
no sentía que su corazón fuera a explotar cuando estaba junto a ella? Todavía
no tenía la respuesta… aunque lo más fácil para él sería presentarse en casa de
Mina y darle un beso, haciendo eso, se terminarían todos sus problemas. Pero él
no quería pasar su vida junto a la chica de aquella forma.
Bueno… él no
sabía ni lo que quería hacer en aquellos momentos, si ir al instituto o
quedarse en casa toda la semana. Ese era el problema más grande e inmediato que
debía de solucionar.
Al final acabó
optando por sí que ir al instituto, aunque básicamente se pasaba las horas
muertas en el lugar, sin atender a clase y atendiendo a medias a las cosas que
sus amigos le contaban. Trataba de distraerse lo máximo posible haciendo
cualquier otra cosa, garabateaba en su cuaderno más de lo necesario y miraba
por la ventana de la clase como si en el patio vacío se encontraran todas las
respuestas a sus preguntas, pero no había nada que lo ayudara realmente allí.
sus amigos, sabiendo cómo era InSeong, le dejaron el mayor espacio posible y
solo de vez en cuando lo incluían en sus charlas, no tocando ningún tema
sensible para que no se sintiera incómodo o estresado y no esperando que él
participara en las conversaciones. A veces eran buena gente y todo y el chico
se lo agradecía infinitamente.
Cuando las
clases acabaron aquel día, InSeong se fue a casa cabizbajo, esperando
encontrarse el lugar vacío y silencioso, un lugar en el que sumirse en sus
pensamientos sin tener que preocuparse por nada más. Sin embargo, cuando entró
al lugar, se encontró con que la televisión estaba puesta y SeungJun estaba
repantigado en el sofá. Cuando lo escuchó entrar se levantó rápidamente para
dejarle un poco de espacio y le dio la bienvenida, una bienvenida a la que
InSeong respondió, porque por una vez le alegraba de verdad que el otro
estuviera allí. La última vez, cuando habían estado bebiendo juntos, la visión
que tenía del chico se había modificado un poco y ahora sabía que ambos las
estaban pasando canutas, que ambos estaban en un barco que se estaba hundiendo
poco a poco, arrastrándolos hasta las profundidades del mar, aunque no fuera el
mismo barco.
—Mañana grabamos
el MV —le dijo como si aquello explicara algo, pero ante la cara totalmente
confusa que tuvo que poner InSeong, el chico aclaró—: estaremos grabando
probablemente más de 24h seguidas, así que, nos dejan el día de antes para
nosotros, para que nos relajemos y durmamos.
—¿Y por qué no
estás durmiendo entonces? —le preguntó—. Con lo que te gusta a ti dormir.
—Llegué aquí
esta mañana y ya he estado durmiendo unas cuantas horas —replicó SeungJun con
una sonrisa—. Ahora he aprovechado para estar un rato despierto y poder comer
contigo. He pedido pollo frito, por cierto, deben de estar a punto de traerlo.
InSeong se sentó
junto al chico en el sofá después de soltar la mochila en un rincón del salón
sin decir nada más, agradecido por el hecho de que SeungJun estuviera allí
porque así la casa no se le caería encima y el silencio no le haría pensar más
de la cuenta. Al principio había pensado que sería maravilloso poder estar
solo, sin tener que preocuparse por absolutamente nada, pero el día anterior
había comprobado que no, que no era lo ideal estar solo allí.
—Gracias por
estar aquí —acabó murmurando al rato, aunque no estuvo seguro de si SeungJun lo
escuchó o no, pero le daba igual, él ya lo había dicho y no es que lo fuera a
repetir tampoco.
Al final
simplemente pasaron el rato en silencio, viendo la tele hasta que llegó el
repartidor con el pollo frito y SeungJun pagó por la comida, comer no comieron
en silencio, pero ambos trataron de evitar temas que pudieran hacerles pensar y
simplemente se pasaron el rato comentando las cosas que pasaban en los
programas de la tele y riendo cuando pasaban cosas completamente disparatadas.
Por unas horas, a InSeong sus problemas se le quedaron en un segundo plano,
incluso cuando SeungJun se metió en la ducha y él se quedó haciendo los deberes
que debía llevar al día siguiente a clase, como si éstos no existieran y como
si no lo estuvieran molestando constantemente. Por eso, InSeong se sintió
bastante agradecido con el otro, porque simplemente estando allí junto a él
había hecho que todo el peso de sus hombros se desvaneciera aunque solo fuera
por unas horas.
—Me voy a dormir
ya —le anunció SeungJun al salir de la ducha—. Mañana saldré temprano de aquí,
así que, trataré de no despertarte.
—Vale. Buenas
noches —respondió InSeong sin alzar su cabeza de lo que estaba haciendo, ya le
quedaba poco y en cuanto lo terminara se iría a dormir también.
—Buenas noches —dijo
el otro antes de desaparecer tras la puerta de la habitación que todavía
compartía con InSeong.
A InSeong
todavía le molestaba aquello de que su madre y el señor Park no se hubieran
puesto todavía de firme a arreglar la otra habitación, cuando tendrían que
haberlo hecho tiempo atrás; pero teniendo en cuenta el poco tiempo que SeungJun
pasaba con ellos, el chico se había dado cuenta de que no les merecía tampoco
la pena el esfuerzo y simplemente lo dejaban todo como estaba, aunque él
tuviera que pasar algunas noches malas por aquello. Sin embargo, cuando InSeong
se fue a dormir aquella noche después de terminarlo todo y ducharse, meterse en
la cama y sentir el cuerpo de SeungJun contra su espalda, no lo molestó por una
vez. De hecho, aquella noche no le molestó eso, ni le molestó que SeungJun se
pegara más a su cuerpo y lo apretara fuertemente contra él. Cualquier otro día,
InSeong habría pataleado para librarse de aquel abrazo mortal, se habría
tratado de escapar y habría despertado al otro en el proceso para echarle una
buena bronca… pero por alguna razón que le era totalmente desconocida, no le
importó para nada y se quedó profundamente dormido al poco tiempo de haberse
echado sobre la cama.
Cuando InSeong
se despertó lo hizo porque sintió un repentino frío en la cama, todo el calor
que lo había envuelto hasta aquellos momentos se desvaneció de golpe y el chico
protestó por ello. Trató de hablar y abrir los ojos, pero estaba demasiado
dormido para ambas cosas; sin embargo, la otra persona que se encontraba allí
pareció entender qué era lo que había querido decir e InSeong sintió cómo lo
arrebujaban en las mantas para que el frío no le colara por ningún lugar. El
chico no supo si lo agradeció o no finalmente, pero la intención de hacerlo la
había tenido antes de quedarse profundamente dormido de nuevo.
Esa mañana
cuando fue a clase, InSeong pensó que el día sería exactamente igual a como
había sido el anterior, completamente aburrido y sin mucho que hacer; sin
embargo, cuando se montó en el ascensor y estaba a punto de darle al botón de
la planta principal, escuchó cómo la otra puerta de aquella planta se abría y
la voz de la madre de Mina gritaba que abriera el ascensor. InSeong, en lugar
de pulsar el botón de la planta principal, pulsó aquel que abría las puertas de
nuevo, viendo cuando éstas se abrieron del todo a Mina con su madre.
—Menos mal que
has abierto —le dijo la mujer, mientras empujaba a la chica al interior del
cubículo con él—. Sino me habría costado un buen rato que la niña quisiera salir.
Pasáoslo bien en el colegio —les deseó mientras las puertas se cerraban.
InSeong pulsó el
botón de la planta principal por fin y el lugar se sumió en un mutismo que era
muy diferente al ambiente que siempre había habido cuando se montaban ambos en
el ascensor, siempre hablando, siempre jugando, siempre pegándose. El chico
echaba de menos esos momentos y echaba de menos a Mina, quería que todo
volviera a ser como antes, pero sabía que nada volvería serlo… aun así, lo
intentó en aquel momento.
—No me hablas porque
te mentí —murmuró InSeong, llamando la atención de la chica—, porque no te dije
que mi madre se iba a casar con el padre de Park SeungJun —pudo ver a través
del reflejo en el espejo de Mina cómo esta apretaba sus labios en una fina
línea—. Pero tú también me has mentido a mí, hay algo que no me habías contado.
—¿Qué? —cuestionó
ella, hablándole por primera vez en mucho tiempo—. ¿Cuándo te he mentido yo?
—¿Desde cuándo
te gusto? —preguntó él, mirándola a los ojos. Toda la ferocidad que había
mostrado tan solo unos momentos atrás se quedó en nada al escucharlo hacer esa
pregunta y su expresión se volvió confusa—. SeokWoo me comentó que se te
declaró y tú le contaste que yo te gustaba y por eso no podías aceptar sus
sentimientos.
Durante unos
segundos, la chica pareció procesar qué era lo que le había dicho, pero en
cuanto lo hizo, comenzó a reírse como si estuviera loca. Aquel fue el momento
de InSeong para estar confuso. ¿A qué venían aquellas risas? ¿Había dicho algo
completamente disparatado o qué?
—¿Qué pasa? —tuvo
que preguntar.
En ese momento,
las puertas del ascensor se abrieron porque habían llegado a su destino y Mina
salió del cubículo sujetándose el abdomen y tratando de inspirar hondo para
dejar de reírse y contestar a su pregunta. InSeong la siguió hasta que
finalmente ésta pudo recomponerse para hablarle con normalidad cuando ya habían
salido del edificio y se encaminaban al instituto, aunque su cara estaba
completamente roja por la risa y se le habían saltado hasta las lágrimas.
—Lo siento, pero
ha sido muy divertido —murmuró ella—. Tu amigo se me declaró y me entró el
pánico porque no sabía qué decirle para que me dejara tranquila porque no me
interesa en lo más mínimo, así que le dije lo primero que se me pasó por la
cabeza y listo.
InSeong suspiró
profundamente, aliviado. Saber aquello le había quitado un gran peso de encima
porque no sabía cómo habría podido seguir junto a ella si alguna vez arreglaban
su amistad, sabiendo que para Mina era alguien mucho más importante de lo que
ella era para él.
—¿Te lo habías
creído y acabas de suspirar aliviado? —le cuestionó ella, como si estuviera
enfadada, pero con aquel brillo en su mirada que decía que no lo estaba, que
solo estaba jugando con él.
—¿Y qué querías
que hiciera? —replicó InSeong—. SeokWoo me lo dijo super serio, no sabía qué es
lo que iba a hacer como fuera verdad.
—¿Pero tú te has
visto? —le dijo Mina—. Eres un espárrago subido, alto y desgarbado y tienes
cara de rata, ¿cómo voy a estar yo coladita por ti? Si fueras Park SeungJun,
otro gallo cantaría.
—Hombre, gracias
por los cumplidos —dijo él, irónicamente—. Ya los echaba yo de menos.
—Yo también
echaba de menos esto —murmuró la chica.
—¿Entonces? —cuestionó.
Mina se detuvo en ese momento y cogió aire antes de contestarle.
—Estaba muy
enfadada, ¿sabes? —le dijo—. Porque tenías a Park SeungJun en tu piso desde
hacía unas semanas y tus amigos lo sabían y a mí no fuiste capaz de decirme
nada a pesar de que tuviste muchas oportunidades de hacerlo—soltó de carrerilla—.
Pero la semana pasada tus amigos me acorralaron a HyeYeon y a mí y me dijeron
que habías tratado de contármelo muchas veces pero que como sabías que SeungJun
era super importante para mí no habías sabido encontrar el momento oportuno —Mina
suspiró profundamente—. Con lo tonto que eres para todo es que me lo creo.
—Y si te lo
dijeron la semana pasada por que…
—Porque seguía
cabreada —cortó, antes de que InSeong pudiera terminar—, y porque quería que te
arrastraras a pedirme perdón o algo, ¿yo qué sé? Pero la verdad es que echo
muchísimo de menos hacer el idiota contigo —InSeong sonrió ampliamente al
escuchar aquello—. Pero no sonrías así, que me da grima —comentó ella, echando
a andar de nuevo.
—¿Entonces? —comenzó
InSeong, echando a andar tras Mina—. ¿Volvemos a hablarnos? ¿Volvemos a ser
amigos? ¿Volveremos a salir para el instituto juntos por las mañanas? ¿Volverás
a mandarme mensajes en clave por el beeper a las tantas de la madrugada con
cosas que luego eran para fangirlear de KNK con HyeYeon pero te equivocabas y
me las mandabas a mí?
—Sí —replicó
Mina, sin siquiera mirarlo—. Menos a lo del beeper. Mis padres me van a comprar
un móvil porque es mucho más útil.
—Oh. Entonces le
tendré que pedir a SeungJun que me compre uno a mí, ya que él es el rico de la
familia —comentó InSeong, tratando de contener la risa, aunque al final rio un
poco.
—Ni se te ocurra
—replicó Mina—. No vayas a dejar a mi oppa en bancarrota con tus caprichos.
Se pasaron todo
el camino lanzándose pullitas, tal y como lo habían hecho siempre hasta el momento
y, cuando llegaron al instituto y tuvieron que separarse para ir cada uno hasta
su respectiva clase, InSeong se separó con una sonrisa en los labios y la
promesa de que el almuerzo lo comerían juntos. Al llegar a clase, sus amigos
parecían haber visto aquella escena, así que comenzaron a molestarlo hasta que
InSeong se dignó a contarles lo que había pasado —y eso solo lo hizo cuando
SeokWoo finalmente llegó a clase—.
—He hecho las
paces con Mina —comentó.
—Entonces…
¿ahora estáis saliendo? —le cuestionó SangHyuk. InSeong negó con su cabeza.
—Para nada,
seguimos siendo amigos —contestó—. Mina le mintió aquí a nuestro amigo sobre
que estaba enamorada de mí para que él la dejara tranquila —le puso una mano en
el hombro a SeokWoo—. Prefería que pensaras que estaba coladita por mí, a quien
considera “un espárrago subido, alto y desgarbado que tiene cara de rata” cito
palabras textuales, antes que salir contigo —le dio una palmadita en el hombro—.
Aunque, bueno, tuvo el suficiente corazón para no rechazarte inmediatamente,
pero ya sabes… pasa página y enamórate de otra chica.
—Sabes que a
veces te odio por cómo dices las cosas, ¿verdad? —murmuró SeokWoo, suspirando
justo después—, pero es verdad, ya ha pasado bastante tiempo, debería fijarme
en alguien mucho mejor que Mina, alguien más guapa, más alta, con más tetas.
—¿Cheng Xiao? —apuntó
JuHo, nombrando a la chica china que había ido de intercambio a su instituto
por seis meses y que tenía a medio instituto coladito por ella.
—Por ejemplo —replicó
SeokWoo.
Después de
aquello, simplemente todo fue como un día normal para InSeong, un día normal en
el que no tenía que pensar en absolutamente ninguno de sus problemas porque
había solucionado uno y porque después de la tarde-noche que había pasado junto
a SeungJun, InSeong parecía haber empezado a tomarse un respiro con todo,
tomarse las cosas con más calma y, sobre todo, después de haber arreglado las
cosas con Mina, todo parecía un poco menos malo, el peso sobre sus hombros se
había aligerado un poquito. No es que InSeong hubiera dejado de pensar de
pronto que su vida era una mierda, porque seguía siéndolo; simplemente, quizás
debía dejar que todo siguiera su curso ya que no podía cambiar ninguno de los
acontecimientos que le estaban pasando.
Durante todo
aquel día y el siguiente, el chico le dio vueltas a aquello, pensando que
realmente podía dejar que todo fuera como tuviera que ser. Su madre ya se había
casado y el señor Park parecía hacerla feliz, así que, aunque echara muchísimo
de menos su antigua vida en la que solo eran su madre y él, quizás debía dejar
de tomarse aquello tan a pecho y solo intervenir si las cosas se ponían mal,
pero mientras todo estuviera bien, podría dejarlo estar. También, la presencia
de SeungJun ya no le era tan molesta. Desde la conversación que habían tenido
mientras bebían y desde la tarde que habían pasado juntos, InSeong se había
sentido bastante mejor junto a él de lo que se había sentido todo el tiempo
atrás, por lo que, podía también relajarse con aquel tema y dejar que SeungJun
entrara en su vida —nunca se sabía cuándo tener un amigo/hermano postizo podía
servir para algo—.
En la tarde del
siguiente día, cuando InSeong solo llevaba en casa unos minutos, el teléfono de
su casa sonó y el chico fue a cogerlo, esperando que fuera su madre, que le
avisaba que estaban el señor Park y ella bien y que lo estaban pasando de lujo
en la Luna de Miel, como lo había llamado hacía unos días; sin embargo, la voz
que escuchó al otro lado del teléfono no fue la de su madre, sino la de SeungJun.
—¿InSeong? —le
dijo.
—Sí, soy yo —respondió.
—Soy SeungJun —contestó
el otro—. Probablemente hoy de madrugada terminemos de grabar, así que me
dejaré caer por el piso, para que no te asustes si entro y te despierto.
—Oh, vale —dijo
él—. Trataré de no asustarme. ¿Cómo va la grabación?
—Horriblemente
lenta y cansada —replicó SeungJun—, pero ya te contaré cuando vaya a casa.
—Vale, hasta
luego.
—Hasta luego.
Después de la
llamada, InSeong siguió haciendo su vida tranquilamente, como la había hecho el
día anterior, pero sabiendo que aquella noche SeungJun iba a volver a casa y ya
no iba a estar solo en aquel lugar, así que, lo hizo toco con gran expectación
y se echó a dormir con una sonrisa en su rostro. Probablemente fue porque
SeungJun lo había llamado antes diciéndole que iría que InSeong, con cada
mínimo ruido se despertó aquella noche unas cuantas veces y, gracias a aquello
mismo, también escuchó cómo de madrugada sonaba el teléfono de la casa. Entre
sueños, InSeong no le hizo mucho caso, pero al segundo timbrazo, el chico se
despertó y se levantó de la cama rápidamente, porque nadie llamaba de madrugada
a no ser que hubiera pasado algo malo. Con el corazón encogido dentro de su
pecho, el chico descolgó el teléfono.
—¿Sí?
—¿Hablo con el guardián
de Park SeungJun? —le cuestionó la voz al otro lado del teléfono. Como habían
llamado a aquel lugar y no al hotel en el que su madre y el señor Park se
estaban quedando, InSeong supuso que sí, que él sería el único quien podía
hacer de guardián.
—Sí… ¿qué ha
sucedido? —preguntó con algo de miedo.
—Ha tenido un
accidente automovilístico y necesitamos operarlo, pero no está consciente y
necesitamos la firma de su guardián, ¿podría venir lo más rápido posible a
nuestro hospital?
InSeong todavía
no había terminado de procesar lo que le había sido dicho cuando, como si
estuviera en una nube, se vistió con lo primero que pilló y salió corriendo a
la calle tras pedir un taxi para que lo llevara al hospital.
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