martes, 13 de noviembre de 2018

[Chapter Six] 20th Century Love {SeungIn}


Chapter Six

Después de la tempestad, siempre llegaba la calma. Aquello era lo que le había dicho su madre toda la vida, se lo había dicho cuando habían pasado penurias económicas, cuando su padre había fallecido o cuando InSeong había fallado en entrar al equipo de baloncesto porque no era lo suficientemente alto. Su madre le había dicho siempre que los malos momentos se acababan y que los buenos prevalecían sobre estos… pero InSeong se había metido en un pozo sin fondo lleno de mierda hasta los topes del que no podía escapar por más que lo intentara. ¿No tenía él ya suficiente con el tema de su “nueva familia”? No. Lo que fuera que hubiera en el cielo había decidido castigarlo todavía más, porque se veía que todavía no estaba en lo más hondo de aquel infinito pozo de mierda.


Mina. No solo estaba enfadada con él y no le hablaba, sino que InSeong se había enterado de que ella estaba enamorada de él. InSeong tenía demasiados problemas y ninguna solución. Lo único bueno que le había pasado en los últimos tiempos era que gracias a la Luna de Miel en la que se había embarcado su madre con su nuevo marido y gracias a que SeungJun estaba preparándose para sacar un nuevo videoclip, la casa estaba vacía y la tenía sola para él, para poder pensar en cómo arreglar su vida. InSeong no tenía ni ganas de aparecer por el instituto, porque eso significaba tener que enfrentarse a sus amigos, que estaban ávidos por conocer qué era lo que iba a hacer con respecto al tema Mina y él no sabía cómo decirles las cosas.

Había estado junto a Mina desde que ambos eran pequeños, se habían criado juntos, habían crecido juntos y habían aprendido del otro todo. InSeong estaba muy agradecido por haber podido compartir toda su vida con la chica, pero a él nunca se le había pasado por la cabeza nada más, nunca le había pasado que se sintiera atraído por ella, ni siquiera cuando habían estado solos en algún lugar, ni siquiera cuando Mina había estado completamente desnuda frente a él. Jamás. Jamás había pensado en ella más que como una amiga, a pesar de que sí que se había cuestionado el motivo. ¿Por qué no se sentía atraído hacia Mina? ¿Por qué no sentía que su corazón fuera a explotar cuando estaba junto a ella? Todavía no tenía la respuesta… aunque lo más fácil para él sería presentarse en casa de Mina y darle un beso, haciendo eso, se terminarían todos sus problemas. Pero él no quería pasar su vida junto a la chica de aquella forma.

Bueno… él no sabía ni lo que quería hacer en aquellos momentos, si ir al instituto o quedarse en casa toda la semana. Ese era el problema más grande e inmediato que debía de solucionar.

Al final acabó optando por sí que ir al instituto, aunque básicamente se pasaba las horas muertas en el lugar, sin atender a clase y atendiendo a medias a las cosas que sus amigos le contaban. Trataba de distraerse lo máximo posible haciendo cualquier otra cosa, garabateaba en su cuaderno más de lo necesario y miraba por la ventana de la clase como si en el patio vacío se encontraran todas las respuestas a sus preguntas, pero no había nada que lo ayudara realmente allí. sus amigos, sabiendo cómo era InSeong, le dejaron el mayor espacio posible y solo de vez en cuando lo incluían en sus charlas, no tocando ningún tema sensible para que no se sintiera incómodo o estresado y no esperando que él participara en las conversaciones. A veces eran buena gente y todo y el chico se lo agradecía infinitamente.

Cuando las clases acabaron aquel día, InSeong se fue a casa cabizbajo, esperando encontrarse el lugar vacío y silencioso, un lugar en el que sumirse en sus pensamientos sin tener que preocuparse por nada más. Sin embargo, cuando entró al lugar, se encontró con que la televisión estaba puesta y SeungJun estaba repantigado en el sofá. Cuando lo escuchó entrar se levantó rápidamente para dejarle un poco de espacio y le dio la bienvenida, una bienvenida a la que InSeong respondió, porque por una vez le alegraba de verdad que el otro estuviera allí. La última vez, cuando habían estado bebiendo juntos, la visión que tenía del chico se había modificado un poco y ahora sabía que ambos las estaban pasando canutas, que ambos estaban en un barco que se estaba hundiendo poco a poco, arrastrándolos hasta las profundidades del mar, aunque no fuera el mismo barco.

—Mañana grabamos el MV —le dijo como si aquello explicara algo, pero ante la cara totalmente confusa que tuvo que poner InSeong, el chico aclaró—: estaremos grabando probablemente más de 24h seguidas, así que, nos dejan el día de antes para nosotros, para que nos relajemos y durmamos.
—¿Y por qué no estás durmiendo entonces? —le preguntó—. Con lo que te gusta a ti dormir.
—Llegué aquí esta mañana y ya he estado durmiendo unas cuantas horas —replicó SeungJun con una sonrisa—. Ahora he aprovechado para estar un rato despierto y poder comer contigo. He pedido pollo frito, por cierto, deben de estar a punto de traerlo.

InSeong se sentó junto al chico en el sofá después de soltar la mochila en un rincón del salón sin decir nada más, agradecido por el hecho de que SeungJun estuviera allí porque así la casa no se le caería encima y el silencio no le haría pensar más de la cuenta. Al principio había pensado que sería maravilloso poder estar solo, sin tener que preocuparse por absolutamente nada, pero el día anterior había comprobado que no, que no era lo ideal estar solo allí.

—Gracias por estar aquí —acabó murmurando al rato, aunque no estuvo seguro de si SeungJun lo escuchó o no, pero le daba igual, él ya lo había dicho y no es que lo fuera a repetir tampoco.

Al final simplemente pasaron el rato en silencio, viendo la tele hasta que llegó el repartidor con el pollo frito y SeungJun pagó por la comida, comer no comieron en silencio, pero ambos trataron de evitar temas que pudieran hacerles pensar y simplemente se pasaron el rato comentando las cosas que pasaban en los programas de la tele y riendo cuando pasaban cosas completamente disparatadas. Por unas horas, a InSeong sus problemas se le quedaron en un segundo plano, incluso cuando SeungJun se metió en la ducha y él se quedó haciendo los deberes que debía llevar al día siguiente a clase, como si éstos no existieran y como si no lo estuvieran molestando constantemente. Por eso, InSeong se sintió bastante agradecido con el otro, porque simplemente estando allí junto a él había hecho que todo el peso de sus hombros se desvaneciera aunque solo fuera por unas horas.

—Me voy a dormir ya —le anunció SeungJun al salir de la ducha—. Mañana saldré temprano de aquí, así que, trataré de no despertarte.
—Vale. Buenas noches —respondió InSeong sin alzar su cabeza de lo que estaba haciendo, ya le quedaba poco y en cuanto lo terminara se iría a dormir también.
—Buenas noches —dijo el otro antes de desaparecer tras la puerta de la habitación que todavía compartía con InSeong.

A InSeong todavía le molestaba aquello de que su madre y el señor Park no se hubieran puesto todavía de firme a arreglar la otra habitación, cuando tendrían que haberlo hecho tiempo atrás; pero teniendo en cuenta el poco tiempo que SeungJun pasaba con ellos, el chico se había dado cuenta de que no les merecía tampoco la pena el esfuerzo y simplemente lo dejaban todo como estaba, aunque él tuviera que pasar algunas noches malas por aquello. Sin embargo, cuando InSeong se fue a dormir aquella noche después de terminarlo todo y ducharse, meterse en la cama y sentir el cuerpo de SeungJun contra su espalda, no lo molestó por una vez. De hecho, aquella noche no le molestó eso, ni le molestó que SeungJun se pegara más a su cuerpo y lo apretara fuertemente contra él. Cualquier otro día, InSeong habría pataleado para librarse de aquel abrazo mortal, se habría tratado de escapar y habría despertado al otro en el proceso para echarle una buena bronca… pero por alguna razón que le era totalmente desconocida, no le importó para nada y se quedó profundamente dormido al poco tiempo de haberse echado sobre la cama.

Cuando InSeong se despertó lo hizo porque sintió un repentino frío en la cama, todo el calor que lo había envuelto hasta aquellos momentos se desvaneció de golpe y el chico protestó por ello. Trató de hablar y abrir los ojos, pero estaba demasiado dormido para ambas cosas; sin embargo, la otra persona que se encontraba allí pareció entender qué era lo que había querido decir e InSeong sintió cómo lo arrebujaban en las mantas para que el frío no le colara por ningún lugar. El chico no supo si lo agradeció o no finalmente, pero la intención de hacerlo la había tenido antes de quedarse profundamente dormido de nuevo.

Esa mañana cuando fue a clase, InSeong pensó que el día sería exactamente igual a como había sido el anterior, completamente aburrido y sin mucho que hacer; sin embargo, cuando se montó en el ascensor y estaba a punto de darle al botón de la planta principal, escuchó cómo la otra puerta de aquella planta se abría y la voz de la madre de Mina gritaba que abriera el ascensor. InSeong, en lugar de pulsar el botón de la planta principal, pulsó aquel que abría las puertas de nuevo, viendo cuando éstas se abrieron del todo a Mina con su madre.

—Menos mal que has abierto —le dijo la mujer, mientras empujaba a la chica al interior del cubículo con él—. Sino me habría costado un buen rato que la niña quisiera salir. Pasáoslo bien en el colegio —les deseó mientras las puertas se cerraban.

InSeong pulsó el botón de la planta principal por fin y el lugar se sumió en un mutismo que era muy diferente al ambiente que siempre había habido cuando se montaban ambos en el ascensor, siempre hablando, siempre jugando, siempre pegándose. El chico echaba de menos esos momentos y echaba de menos a Mina, quería que todo volviera a ser como antes, pero sabía que nada volvería serlo… aun así, lo intentó en aquel momento.

—No me hablas porque te mentí —murmuró InSeong, llamando la atención de la chica—, porque no te dije que mi madre se iba a casar con el padre de Park SeungJun —pudo ver a través del reflejo en el espejo de Mina cómo esta apretaba sus labios en una fina línea—. Pero tú también me has mentido a mí, hay algo que no me habías contado.
—¿Qué? —cuestionó ella, hablándole por primera vez en mucho tiempo—. ¿Cuándo te he mentido yo?
—¿Desde cuándo te gusto? —preguntó él, mirándola a los ojos. Toda la ferocidad que había mostrado tan solo unos momentos atrás se quedó en nada al escucharlo hacer esa pregunta y su expresión se volvió confusa—. SeokWoo me comentó que se te declaró y tú le contaste que yo te gustaba y por eso no podías aceptar sus sentimientos.

Durante unos segundos, la chica pareció procesar qué era lo que le había dicho, pero en cuanto lo hizo, comenzó a reírse como si estuviera loca. Aquel fue el momento de InSeong para estar confuso. ¿A qué venían aquellas risas? ¿Había dicho algo completamente disparatado o qué?

—¿Qué pasa? —tuvo que preguntar.

En ese momento, las puertas del ascensor se abrieron porque habían llegado a su destino y Mina salió del cubículo sujetándose el abdomen y tratando de inspirar hondo para dejar de reírse y contestar a su pregunta. InSeong la siguió hasta que finalmente ésta pudo recomponerse para hablarle con normalidad cuando ya habían salido del edificio y se encaminaban al instituto, aunque su cara estaba completamente roja por la risa y se le habían saltado hasta las lágrimas.

—Lo siento, pero ha sido muy divertido —murmuró ella—. Tu amigo se me declaró y me entró el pánico porque no sabía qué decirle para que me dejara tranquila porque no me interesa en lo más mínimo, así que le dije lo primero que se me pasó por la cabeza y listo.

InSeong suspiró profundamente, aliviado. Saber aquello le había quitado un gran peso de encima porque no sabía cómo habría podido seguir junto a ella si alguna vez arreglaban su amistad, sabiendo que para Mina era alguien mucho más importante de lo que ella era para él.

—¿Te lo habías creído y acabas de suspirar aliviado? —le cuestionó ella, como si estuviera enfadada, pero con aquel brillo en su mirada que decía que no lo estaba, que solo estaba jugando con él.
—¿Y qué querías que hiciera? —replicó InSeong—. SeokWoo me lo dijo super serio, no sabía qué es lo que iba a hacer como fuera verdad.
—¿Pero tú te has visto? —le dijo Mina—. Eres un espárrago subido, alto y desgarbado y tienes cara de rata, ¿cómo voy a estar yo coladita por ti? Si fueras Park SeungJun, otro gallo cantaría.
—Hombre, gracias por los cumplidos —dijo él, irónicamente—. Ya los echaba yo de menos.
—Yo también echaba de menos esto —murmuró la chica.
—¿Entonces? —cuestionó. Mina se detuvo en ese momento y cogió aire antes de contestarle.
—Estaba muy enfadada, ¿sabes? —le dijo—. Porque tenías a Park SeungJun en tu piso desde hacía unas semanas y tus amigos lo sabían y a mí no fuiste capaz de decirme nada a pesar de que tuviste muchas oportunidades de hacerlo—soltó de carrerilla—. Pero la semana pasada tus amigos me acorralaron a HyeYeon y a mí y me dijeron que habías tratado de contármelo muchas veces pero que como sabías que SeungJun era super importante para mí no habías sabido encontrar el momento oportuno —Mina suspiró profundamente—. Con lo tonto que eres para todo es que me lo creo.
—Y si te lo dijeron la semana pasada por que…
—Porque seguía cabreada —cortó, antes de que InSeong pudiera terminar—, y porque quería que te arrastraras a pedirme perdón o algo, ¿yo qué sé? Pero la verdad es que echo muchísimo de menos hacer el idiota contigo —InSeong sonrió ampliamente al escuchar aquello—. Pero no sonrías así, que me da grima —comentó ella, echando a andar de nuevo.
—¿Entonces? —comenzó InSeong, echando a andar tras Mina—. ¿Volvemos a hablarnos? ¿Volvemos a ser amigos? ¿Volveremos a salir para el instituto juntos por las mañanas? ¿Volverás a mandarme mensajes en clave por el beeper a las tantas de la madrugada con cosas que luego eran para fangirlear de KNK con HyeYeon pero te equivocabas y me las mandabas a mí?
—Sí —replicó Mina, sin siquiera mirarlo—. Menos a lo del beeper. Mis padres me van a comprar un móvil porque es mucho más útil.
—Oh. Entonces le tendré que pedir a SeungJun que me compre uno a mí, ya que él es el rico de la familia —comentó InSeong, tratando de contener la risa, aunque al final rio un poco.
—Ni se te ocurra —replicó Mina—. No vayas a dejar a mi oppa en bancarrota con tus caprichos.

Se pasaron todo el camino lanzándose pullitas, tal y como lo habían hecho siempre hasta el momento y, cuando llegaron al instituto y tuvieron que separarse para ir cada uno hasta su respectiva clase, InSeong se separó con una sonrisa en los labios y la promesa de que el almuerzo lo comerían juntos. Al llegar a clase, sus amigos parecían haber visto aquella escena, así que comenzaron a molestarlo hasta que InSeong se dignó a contarles lo que había pasado —y eso solo lo hizo cuando SeokWoo finalmente llegó a clase—.

—He hecho las paces con Mina —comentó.
—Entonces… ¿ahora estáis saliendo? —le cuestionó SangHyuk. InSeong negó con su cabeza.
—Para nada, seguimos siendo amigos —contestó—. Mina le mintió aquí a nuestro amigo sobre que estaba enamorada de mí para que él la dejara tranquila —le puso una mano en el hombro a SeokWoo—. Prefería que pensaras que estaba coladita por mí, a quien considera “un espárrago subido, alto y desgarbado que tiene cara de rata” cito palabras textuales, antes que salir contigo —le dio una palmadita en el hombro—. Aunque, bueno, tuvo el suficiente corazón para no rechazarte inmediatamente, pero ya sabes… pasa página y enamórate de otra chica.
—Sabes que a veces te odio por cómo dices las cosas, ¿verdad? —murmuró SeokWoo, suspirando justo después—, pero es verdad, ya ha pasado bastante tiempo, debería fijarme en alguien mucho mejor que Mina, alguien más guapa, más alta, con más tetas.
—¿Cheng Xiao? —apuntó JuHo, nombrando a la chica china que había ido de intercambio a su instituto por seis meses y que tenía a medio instituto coladito por ella.
—Por ejemplo —replicó SeokWoo.

Después de aquello, simplemente todo fue como un día normal para InSeong, un día normal en el que no tenía que pensar en absolutamente ninguno de sus problemas porque había solucionado uno y porque después de la tarde-noche que había pasado junto a SeungJun, InSeong parecía haber empezado a tomarse un respiro con todo, tomarse las cosas con más calma y, sobre todo, después de haber arreglado las cosas con Mina, todo parecía un poco menos malo, el peso sobre sus hombros se había aligerado un poquito. No es que InSeong hubiera dejado de pensar de pronto que su vida era una mierda, porque seguía siéndolo; simplemente, quizás debía dejar que todo siguiera su curso ya que no podía cambiar ninguno de los acontecimientos que le estaban pasando.

Durante todo aquel día y el siguiente, el chico le dio vueltas a aquello, pensando que realmente podía dejar que todo fuera como tuviera que ser. Su madre ya se había casado y el señor Park parecía hacerla feliz, así que, aunque echara muchísimo de menos su antigua vida en la que solo eran su madre y él, quizás debía dejar de tomarse aquello tan a pecho y solo intervenir si las cosas se ponían mal, pero mientras todo estuviera bien, podría dejarlo estar. También, la presencia de SeungJun ya no le era tan molesta. Desde la conversación que habían tenido mientras bebían y desde la tarde que habían pasado juntos, InSeong se había sentido bastante mejor junto a él de lo que se había sentido todo el tiempo atrás, por lo que, podía también relajarse con aquel tema y dejar que SeungJun entrara en su vida —nunca se sabía cuándo tener un amigo/hermano postizo podía servir para algo—.

En la tarde del siguiente día, cuando InSeong solo llevaba en casa unos minutos, el teléfono de su casa sonó y el chico fue a cogerlo, esperando que fuera su madre, que le avisaba que estaban el señor Park y ella bien y que lo estaban pasando de lujo en la Luna de Miel, como lo había llamado hacía unos días; sin embargo, la voz que escuchó al otro lado del teléfono no fue la de su madre, sino la de SeungJun.

—¿InSeong? —le dijo.
—Sí, soy yo —respondió.
—Soy SeungJun —contestó el otro—. Probablemente hoy de madrugada terminemos de grabar, así que me dejaré caer por el piso, para que no te asustes si entro y te despierto.
—Oh, vale —dijo él—. Trataré de no asustarme. ¿Cómo va la grabación?
—Horriblemente lenta y cansada —replicó SeungJun—, pero ya te contaré cuando vaya a casa.
—Vale, hasta luego.
—Hasta luego.

Después de la llamada, InSeong siguió haciendo su vida tranquilamente, como la había hecho el día anterior, pero sabiendo que aquella noche SeungJun iba a volver a casa y ya no iba a estar solo en aquel lugar, así que, lo hizo toco con gran expectación y se echó a dormir con una sonrisa en su rostro. Probablemente fue porque SeungJun lo había llamado antes diciéndole que iría que InSeong, con cada mínimo ruido se despertó aquella noche unas cuantas veces y, gracias a aquello mismo, también escuchó cómo de madrugada sonaba el teléfono de la casa. Entre sueños, InSeong no le hizo mucho caso, pero al segundo timbrazo, el chico se despertó y se levantó de la cama rápidamente, porque nadie llamaba de madrugada a no ser que hubiera pasado algo malo. Con el corazón encogido dentro de su pecho, el chico descolgó el teléfono.

—¿Sí?
—¿Hablo con el guardián de Park SeungJun? —le cuestionó la voz al otro lado del teléfono. Como habían llamado a aquel lugar y no al hotel en el que su madre y el señor Park se estaban quedando, InSeong supuso que sí, que él sería el único quien podía hacer de guardián.
—Sí… ¿qué ha sucedido? —preguntó con algo de miedo.
—Ha tenido un accidente automovilístico y necesitamos operarlo, pero no está consciente y necesitamos la firma de su guardián, ¿podría venir lo más rápido posible a nuestro hospital?

InSeong todavía no había terminado de procesar lo que le había sido dicho cuando, como si estuviera en una nube, se vistió con lo primero que pilló y salió corriendo a la calle tras pedir un taxi para que lo llevara al hospital.





No hay comentarios:

Publicar un comentario