jueves, 10 de junio de 2021

[One Shot] Sinner: Very good friends {YongWook}

Título: Very good friends

Autora: Riz Aino

Parejas: YongWook (Mill + Nine) (OnlyOneOf)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, fluff, smut, pwp

Numero de palabras: 3.928 palabras

Resumen: YongSoo siente curiosidad por muchas cosas, una de ellas es sobre qué se siente al acostarse con otro tío… y WookJin, como su mejor amigo, está encantado de mostrárselo.

Advertencias: relaciones sexuales explícitas.

Notas: la historia fue inspirada por la vibra que estos dos dan de mejores amigos que se acuestan de vez en cuando y porque se me vino a la mente el meme de la señora diciendo “they seem to be very good friends”, de ahí que le pusiera este título.

Comentario de autora: como final para esta colección quería hacer algo un poco más suave y distendido, aunque con un poco de tensión y perversión, porque si no, no podría formar parte de la colección. Espero que os guste.

 

Very good friends

 

Los hombres se comportaron de la misma forma. Dejaron de querer mantener relaciones sexuales con mujeres y tuvieron fuertes deseos de tenerlas con otros hombres. Cometieron actos vergonzosos entre ellos…

Romanos 1:27

(Men behaved in the same way. They stopped wanting to have sex with women and had strong desires for sex with other men. They did shameful things

with each other…

Romans 1:27)

 

            YongSoo siempre había tenido curiosidad por muchas cosas. Desde pequeño, lo había mirado todo con ojos curiosos y no había parado de hacerles preguntas a sus padres sobre todo lo que veía y escuchaba, tratando de entender de aquella forma el mundo que lo rodeaba. YongSoo había crecido así, saciando su curiosidad por todo lo que lo intrigaba y obteniendo por lo general todas las respuestas a las preguntas que hacía. Sus padres, sus profesores, sus amigos, internet… habían sido siempre los que habían tenido las respuestas a todas sus preguntas, pero una vez había ido creciendo, se había dado cuenta de que muchas de las cosas por las que sentía curiosidad, debía de experimentarlas él mismo porque, de otra forma, era imposible que pudiera entenderlas y saciar su curiosidad. Muchas de las cosas por las que había estado curioso le habían reportado grandes satisfacciones y se había sentido satisfecho al conocer las respuestas a sus preguntas, mientras que otras lo habían entristecido y lo habían hecho plantearse preguntas más profundas que le habían hecho daño, pero en general, sus experiencias habían sido algo que no querría cambiar por nada del mundo, porque todas ellas lo habían hecho crecer de una forma u otra.

 

Una de las últimas cosas por las que había sentido curiosidad en su último verano como estudiante de instituto versaba sobre qué era lo que se sentía al tener sexo con otro chico. Antes de las vacaciones de verano, su mejor amigo WookJin le había hablado sobre aquel vecino suyo universitario guapísimo con el que había estado tratando de ligar durante todo del curso y le había contado cómo finalmente se habían acostado juntos. Su amigo no había sido parco en detalles, sabiendo que YongSoo siempre disfrutaba de satisfacer su curiosidad sobre cualquier tema, pero aquello solo había provocado que el chico sintiera muchísima más curiosidad. Desde el comienzo de las vacaciones no había parado de ver porno gay cada vez que estaba solo en casa y tenía un rato para él mismo, encontrándolo fascinante, excitante y muchísimo mejor que el porno que había visto hasta el momento; sin embargo, el porno o internet no le explicaban cuáles eran las sensaciones que se experimentaban al mantener relaciones con otro chico… y YongSoo no había podido dejar de pensar en ello, pero a mediados de agosto vio su gran oportunidad de por fin dejar de tener aquella curiosidad.

 

            Su amigo WookJin lo había avisado que su familia se iba de vacaciones y él no los iba a acompañar por primera vez porque quería tener la casa sola y había invitado a YongSoo a pasar una semana con él. A YongSoo no le costó nada convencer a sus padres de pasar unos días con WookJin para que éste no estuviera solo, prometiéndoles que estarían bien y que de aquella forma podrían experimentar lo que era vivir como un adulto, aunque fuera solo por unos días, para dejar de sentir aquella curiosidad sobre cómo era vivir solos sin los padres. Eso era lo que les había dicho a sus padres, pero esa cuestión en concreto no le producía tanta curiosidad como qué era lo que se sentía cuando otro chico te tocaba y tú tocabas a otro chico. Le había hablado a WookJin de ello. Hablaban de todo, así que, por qué no se lo iba a contar. Y su amigo le había respondido que estaría encantado de enseñarle qué era lo que había aprendido de sus pequeños encuentros con su vecino, con el que se había seguido acostando de vez en cuando, cuando los padres del otro no estaban en casa, porque en casa de WookJin siempre había alguien. Y YongSoo estaba expectante por conocer las respuestas a todas aquellas preguntas que llevaba todo el verano haciéndose.

 

            Cuando el día llegó, YongSoo apareció por la casa de WookJin, con una mochila en la espalda cargada con la ropa para una semana, algunos juegos para la play que su amigo no tenía y su balón de fútbol bajo el brazo. Los padres y los hermanos de WookJin seguían allí todavía, terminando de prepararse para salir y ellos se encerraron en el cuarto del chico para jugar a la play hasta que la familia saliera de la vivienda. Ninguno de los dos habló en todo aquel rato, simplemente se dedicaron a jugar, a veces gritándose, frustrados porque uno u otro perdía, a veces solo estaban tan concentrados en los mandos o la pantalla que no podían emitir ningún sonido. Y así estuvieron hasta que finalmente escucharon a la familia de WookJin salir de la casa, gritando una despedida efusiva sin siquiera entrar en la habitación para ello, cerrando la puerta de entrada y dejando que el pequeño piso de la familia se quedara en silencio, un silencio solo roto por la banda sonora del juego. Durante algunos minutos, ninguno de los dos emitió ningún sonido, quedándose también completamente inmóviles, con toda su atención puesta en si escuchaban de nuevo a la familia volver al piso o no, casi sin respirar siquiera, olvidándose por completo del juego. Estuvieron de aquella guisa hasta que finalmente WookJin creyó que su familia ya no volvería al piso y, entonces, se giró hacia YongSoo.

 

            —¿Quieres que nos acostemos ya? —le preguntó.

 

            A YongSoo la pregunta lo pilló desprevenido porque, aunque había ido allí básicamente solo para aquello, se había esperado que primero estuvieran un rato haciendo el idiota o jugando antes de ponerse a ello, pero WookJin parecía tener muchísimas ganas de acostarse con él y YongSoo no pudo evitar reír ante aquello. WookJin alzó una ceja, interrogante, y YongSoo simplemente negó con su cabeza para quitarle importancia.

 

            —Quiero —le respondió finalmente.

 

            Y entonces el juego quedó completamente olvidado, la tele encendida y los mandos por el suelo, mientras ambos se recolocaban sobre la cama de WookJin. Era una situación extraña porque YongSoo nunca se había visto envuelto en algo parecido; no obstante, estaba tranquilo y expectante por ver qué sucedía, por saber qué tendría WookJin en mente y por finalmente poder saciar su infinita curiosidad sobre aquello. Ambos acabaron tumbados sobre sus costados en el colchón, encarándose, con apenas unos centímetros de espacio entre sus cuerpos en la estrecha cama de su amigo, mirándose, sin decir nada durante unos momentos. WookJin parecía pensativo mientras lo observaba y YongSoo supuso que estaría pensando en cómo comenzar aquello. Porque siempre había habido algo de tensión entre ambos, pero nunca había pasado nada realmente entre ellos.

 

            —Te iba a preguntar si querías saciar tu curiosidad también sobre cómo era besar a un chico —comentó WookJin, con una sonrisa—, pero esa duda la resolvimos hace un par de años.

 

            YongSoo no pudo evitar replicar otra en su rostro. Recordaba aquel día a la perfección, como si hubiera sido ayer, aunque en realidad habían pasado más de dos años. Habían ido al cine a ver una película estúpida y al salir, se habían topado con dos tíos morreándose en un callejón cercano al cine. YongSoo no había podido dejar de pensar en lo que había visto mientras WookJin no paraba de rememorar la película y comentar las escenas que más le habían gustado. Al darse cuenta de que la atención de YongSoo no estaba puesta en él, le había preguntado qué era lo que le rondaba por la cabeza y cuando le había dicho que tenia curiosidad por saber qué era lo que se sentía al besar a otro chico, WookJin lo había alejado de la calle principal, tomándolo de la mano y llevándolo hasta un sitio apartado, donde lo había besado. No había durado mucho, solo había sido un breve contacto entre sus bocas, pero YongSoo había sentido que con aquello era suficiente para saciar su curiosidad en aquel asunto. Después de ese día se habían besado en alguna ocasión más, pero no había sido tan memorable como aquel primer beso.

 

            —Lo que todavía no me has resuelto es cómo se siente al besar a un chico con lengua —le replicó YongSoo, provocando que la sonrisa de WookJin se ampliara.

            —Eso lo arreglamos en un momento.

 

            WookJin se movió sobre la cama para pegarse más a su cuerpo, no dejando ya ni un solo espacio entre sus cuerpos, entre sus rostros, llevando su mano derecha hasta su mejilla, acunándola, después cruzando la escasa distancia que todavía quedaba entre ellos, ladeando levemente su cabeza para que sus narices no chocaran, hasta que sus labios finalmente se encontraron. Al principio fue como siempre, como cualquiera de los besos que se habían dado anteriormente, sus labios moviéndose el uno contra el otro, al compás, al ritmo que el otro marcaba, perezosos, lánguidos, sin más… pero YongSoo había hablado sobre un beso con lengua, así que, la lengua de WoonJin no se hizo esperar. YongSoo la sintió reptando por sus labios, pidiendo permiso para entrar en su boca y, en el momento en el que separó sus labios, WookJin cambió por completo el ritmo del beso. La lengua lo cambiaba todo. Sus bocas se movían de forma más rápida, la lengua de WookJin buscaba enredarse con la suya constantemente. La mano de su amigo dejó de acunar su mejilla y se agarró a su nuca, tironeando un poco de su pelo, que le había crecido un poco desde la última vez que se lo había cortado, cuando el calor había comenzado a apretar. El beso fue extenuante, rápido, desenfrenado, dejándolos a ambos sin respiración porque lo primero que hizo WookJin al separarse de él fue coger aire y YongSoo también tuvo que hacerlo. Había sido increíble.

 

            YongSoo pensó que, en aquel momento, WookJin soltaría alguna broma estúpida y luego seguirían con todo, después de relajar un poco el ambiente, pero el beso parecía haber calentado y enloquecido al chico que, mientras jadeaba, tratando de recuperar el aire, no paró de observarlo fijamente, sus ojos negros oscureciéndose cada vez más por el deseo incontrolable. YongSoo también sentía aquel deseo, sentía que le subía y bajaba por el cuerpo, una especie de adrenalina, pero mucho mejor porque hacía que le latiera el corazón rápidamente y le calentaba el cuerpo, además de volver su piel mucho más sensible, porque allí donde ésta estaba expuesta y se rozaba contra la piel de WookJin, quemaba de una forma insoportable. Ya hacía calor. Era verano, por la tarde, el calor húmedo de la capital te hacía sudar sin siquiera tener que esforzarte demasiado, pero el beso había subido varios grados la temperatura de la habitación y de sus cuerpos… y WookJin volvió a inclinarse hacia él para atrapar de nuevo su boca con la suya, esta vez moviéndose sobre la cama, subiéndose sobre YongSoo, metiendo su cuerpo entre sus piernas y haciendo que sus entrepiernas entraran en contacto.

 

            Cuando WookJin se frotó por primera vez contra él, YongSoo abrió su boca, sorprendido, y su amigo aprovechó para meterle la lengua hasta el fondo, hasta la garganta, provocándole un gemido ahogado. El beso se volvió desenfrenado, desesperado, dejándolo sin aire porque la lengua de su amigo no dejaba de moverse dentro de su boca, demandando mucho más y, con los movimientos de cadera de WookJin, rozando sus entrepiernas una y otra vez sin detenerse, sin parar, moviéndose al ritmo al que se movían sus bocas, YongSoo solo podía gemir y agarrarse al cuerpo de WookJin, mientras notaba cómo se le iba acumulando toda la sangre del cuerpo a una zona muy concreta que empezaba a endurecerse, como la de su amigo. Nunca había sentido nada como aquello, nunca había sentido como si WookJin se le quisiera meter debajo de la piel, nunca había sentido aquel movimiento lujurioso de caderas que cada momento que pasaba lo hacía ver las estrellas con más claridad en sus párpados… pero le encantaba aquel sentimiento y quería mucho más.

 

            Finalmente tuvieron que separarse de nuevo para poder respirar, pero su amigo no se bajó de su cuerpo, ni dejó de moverse contra él, frotándose, provocando que cada vez ambos estuvieran más duros, haciendo que aquellos principios de erecciones fueran cada vez a más y pudieran sentirse duros el uno al otro a través incluso de la ropa.

 

            —Ahora mismo quiero follarte, pero no sé si vas a aguantarlo la primera vez —murmuró WookJin, mirándolo fijamente, con el deseo apenas contenido en su voz y en su mirada.

            —Quiero que me folles, WookJin —respondió—. Sino no estaría aquí.

 

            El deseo se le desbordó a su amigo por todos sus poros cuando en su rostro apareció la expresión más salvaje que le había visto nunca, justo antes de inclinarse sobre él, sobre su mentón, besando, chupando, bajando por su cuello, mordiendo aquí y allí, provocando que YongSoo no pudiera dejar de gemir, alto, tan alto que probablemente los vecinos de al lado lo tenían que estar escuchando, pero no podía contenerse porque la boca de WookJin era como un pecado y aquellos mordiscos le hacían daño un segundo, pero después lo colmaban de placer y solo podía liberar aquel placer de esa forma, gimiendo, agarrándose fuerte a la camiseta de su amigo, arrugándola, buscando hundir sus manos en su caliente piel incluso a través de la ropa.

 

            Caliente. Cada vez estaba más caliente. Más necesitado. Más duro. Cada roce, cada caricia, cada beso, cada lengüetazo, cada mordisco provocaba que la temperatura de su cuerpo ascendiera hasta niveles extremos y su piel se volvía más y más sensible. La ropa le sobraba, le molestaba, quería que saliera de su cuerpo, quería estar desnudo con WookJin en aquella estrecha cama y lo que más quería en aquellos momentos era que su amigo se internara en él. Lo deseaba, lo necesitaba, lo quería ya. No sabía qué iba a sentir cuando se la metiera hasta el fondo, pero necesitaba saberlo.

 

            —WookJin… ahh… ahh… —consiguió decir su nombre entre jadeos—. Quiero… ya… ahh… quiero… ahhh… —la lengua de su amigo descendió por su clavícula y se coló por la escotada camiseta de tirantes que llevaba, encontrando su pezón—. Ya… te quiero… ya… dentro…

 

            WookJin rio contra su piel cuando lo escuchó decir aquello, pero tuvo que entender su urgencia, aunque lo que había dicho había sonado a peli porno mala porque se separó de él y le dedico una sonrisa pícara que le provocó un escalofrío de placer por todo el cuerpo. Aquella sonrisa le prometía que se lo iba a pasar de lujo y YongSoo quería creer en aquella promesa.

 

            Rápidamente se quitaron la ropa el uno al otro, sin miramientos y con urgencia, entre besos y risas, nerviosas por parte de YongSoo, divertidas por parte de WookJin. La ropa le había sobrado desde hacía bastante rato, así que, cuando por fin se vio liberado de ella, quedándose solo con los calzoncillos puestos, en los que se podía ver perfectamente su erección pulsando, no pudo dejar escapar un pequeño ruidito de gusto. WookJin, que estaba terminando de quitarse sus pantalones, se quedó con ellos a mitad de pierna porque después de escucharlo hacer aquel ruido, se inclinó hacia él, hambriento, para besarlo de nuevo y dejarlo sin respiración en un segundo porque no se había esperado el beso.

 

            —Si haces eso una vez más… no respondo —murmuró, todavía contra su boca—. Ha sido adorable.

 

            Al retirarse de él, terminó de quitarse los pantalones a patadas y abrió su mesita de noche, rebuscando en el cajón de los calcetines, hasta encontrar un pequeño bote de lubricante y un par de condones. Volviendo a la cama le indicó que se tumbara de espaldas sobre el colchón y después le indicó que levantara un poco el trasero para colocarle un cojín pequeño al final de la espalda, haciendo que sus caderas estuvieran un poco levantadas. YongSoo había visto aquello en algunos vídeos de los que se había puesto aquel verano que favorecía una penetración más profunda y placentera y casi no cupo en sí de gusto porque estaba seguro de que WookJin lo iba a hacer disfrutar cada segundo de aquello, como había estado haciendo hasta el momento. Le quitó finalmente los calzoncillos a YongSoo y éste se sintió un poco avergonzado porque, aunque no era la primera vez que su amigo lo veía desnudo, aquella era una situación completamente distinta a la que había estado anteriormente. Nervioso, avergonzado… todo se le pasó cuando WookJin se volvió a inclinar sobre él para dejar un beso corto, suave, contra sus labios, relajándolo como si se acabara de tomar una tila.

 

            —Voy a empezar —le dijo cuando se separó de él—, relájate y dime si te duele, pararé inmediatamente.

 

            YongSoo asintió y después inspiró hondo un para de veces, tratando de relajarse lo máximo posible, cerrando sus ojos. Por ese motivo no vio cómo WookJin abría el bote de lubricante y dejaba caer un poco en sus dedos, tampoco vio cómo éste acercaba sus dedos hasta su trasero hasta que no notó aquel liquido viscoso y frío contra su ano. Dio un pequeño respingo porque no se lo había esperado, pero inmediatamente después volvió a relajarse con otra respiración profunda y uno de los largos dedos de WookJin se introdujo en su interior. Fue extraño. Una sensación rara. Lo más raro que había sentido en toda su vida, pero trató de ignorar ese sentimiento porque en el fondo de aquella rareza, había algo que le gustaba. Poco a poco y, con cuidado, su amigo comenzó a moverse, dentro, más dentro, moviéndose con cuidado, trabajando contra la resistencia que ofrecían los músculos de YongSoo, que no estaban acostumbrados a aquel tipo de intrusión, mientras éste se mordía el labio inferior con fuerza para aguantar aquello que le molestaba. No obstante, poco a poco, dejó de molestarle, poco a poco, esa intrusión rara en su cuerpo le pareció insuficiente y, de forma inconsciente, comenzó a mover sus caderas. WookJin tomó aquello como una señal para introducir entonces otro dedo y YongSoo volvió a sentirse como al principio, raro, incómodo, incluso a veces notaba un poco de dolor, pero mientras los dedos de WookJin creaban espacio en su interior y lo acostumbraban a la penetración, empezó a disfrutar de ello. Cuando en una de las embestidas de su amigo, un gemido se escapó de su garganta, ambos supieron que ya estaba preparado para más.

 

            WookJin finalmente sacó sus dedos de su interior y, bajo la atenta mirada de YongSoo, que se había alzado sobre sus codos un momento, se masturbó un poco para colocarse el condón, sin apartar sus ojos de los de YongSoo, lamiéndose incluso los labios. YongSoo tragó saliva ante aquello porque había sido demasiado erótico le había subido la libido y el deseo por las nubes, el deseo porque se internase en su cuerpo ya, para por fin terminar de saber lo que se sentía al mantener relaciones sexuales con otro chico. WookJin le indicó con la mano que volviera a tumbarse sobre el colchón y le hizo caso, una vez estuvo completamente tumbado, su amigo se acercó a su cuerpo aún más, introduciéndose entre sus piernas abiertas, de rodillas, cogiéndoselas y llevándolas hasta sus hombros. Después se inclinó sobre él, apoyándose en su mano izquierda y guiando con su mano derecha su miembro hasta su ano. YongSoo notó la presión de la punta de su pene tratando de internarse en él y respiró profundamente queriendo calmarse y aguantar aquello porque, aunque éste había hecho hueco para que le fuera más fácil, no lo era del todo. Poco a poco se internó en él, mientras YongSoo apretaba sus dientes para no chillar por aquella intrusión.

 

            WookJin fue cuidadoso y lento, poco a poco, embistiendo levemente, adentrándose solo un poco cada vez, acostumbrándolo a aquel sentimiento completamente nuevo, hasta que finalmente estuvo dentro, su miembro llegando mucho más lejos de lo que habían llegado sus dedos, colmándolo, llenándolo, su miembro caliente en su interior aún más caliente. Ambos gimieron en ese momento. WookJin porque por la presión que ejercían las paredes de su recto sobre su miembro, YongSoo porque la punta del miembro de WookJin había dado justo con su próstata. Durante unos momentos, ambos estuvieron quietos, sin moverse, acostumbrándose el uno al otro, sin dejar de mirarse y después, WookJin comenzó a moverse de nuevo, entrando y saliendo un poquito, midiendo la fuerza y velocidad con la que lo hacía, adaptándose a lo que le provocaba placer a YongSoo. Placer. Cada vez más placer era lo que éste sentía con cada penetración, con cada embestida, su próstata siendo tocada en cada una de ellas por la postura, su miembro habiendo quedado entre sus cuerpos, rozándose contra el estómago de WookJin, que no paraba de moverse sobre él, cada vez más y más rápido, cada vez con más y más fuerza hasta que, finalmente, el orgasmo le sobrevino a YongSoo.

 

            El orgasmo. El orgasmo fue el mejor que había tenido en toda su vida. Corriéndose entre sus estómagos, cerrando sus ojos al placer, su cuerpo no parando de tener escalofríos, mientras WookJin seguía penetrándolo una y otra vez, buscando su propio orgasmo, prolongando el suyo, hasta que finalmente se quedó rígido y dejó escapar un gemido que resonó en toda la habitación, saliendo de su cuerpo y dejando que las piernas de YongSoo descansaran de nuevo sobre la cama antes de tumbarse de nuevo sobre el colchón, a su lado, respirando de forma dificultosa, como él mismo.

 

            YongSoo no supo cuánto tiempo pasaron de aquella forma, simplemente tumbados el uno al lado del otro, tratando de recuperarse de lo que había pasado y descubrió que tampoco le importaba demasiado porque podría pasarse toda la vida de aquella forma junto a su mejor amigo, completamente desechos después de tener sexo, porque ahora que había saciado aquella curiosidad suya sobre cómo era el sexo entre dos chicos, no quería dejar de practicarlo durante aquella semana en la que se iba a quedar a solas con WookJin.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

—Y hasta aquí ha llegado mi andadura con esta colección que cuando la pensé ni siquiera se me ocurrió que pudiera sacarla adelante porque estaba en un bloqueo enorme y no podía escribir nada. Muchas gracias a las personas que me han apoyado a lo largo de esta aventura y que han disfrutado de todas estas historias. ¡Nos vemos en el siguiente fic de OnlyOneOf!

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