Título: Lustful
Autora: Riz Aino
Parejas: YongWook (Mill + Nine) (OnlyOneOf)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, romance, fluff, drama, humor, smut,
pwp
Número
de palabras:
2.912 palabras
Resumen: YongSoo está harto de que WookJin se
ría de sus intentos de ser el activo en sus relaciones sexuales y tiene un
libidinoso plan para cambiar las tornas… aunque sea solo por una vez.
Advertencias: relaciones sexuales explícitas y (tengo
que avisarlo porque esto va a pasar muy pocas veces, si es que va a volver a
pasar) top!mill.
Notas: tuve esta idea porque Mill es adorable,
pero a veces saca un poco de genio y se pone firme (aunque no le dura mucho).
Comentario
de autora:
tenía ganas de probar esta dinámica porque adoro hacer dinámicas nuevas, pero
es que Mill es tan bottom. Espero que os guste.
—¿Cuándo vas a dejar que te la meta? —preguntó
YongSoo, después de dejar un beso contra el ombligo de WookJin. El chico notó
el cuerpo de su novio vibrar por la risa justo después y YongSoo no pudo evitar
el puchero que se formó en sus labios—. ¿Esa risa es un “nunca jamás”? —le
cuestionó.
—Es un… lo pensaré —le dijo WookJin, todavía
con el eco de la risa escuchándose en su voz—. Alguna vez… quizás.
—Eso es nunca —acabó murmurando YongSoo, en un
susurro que no había sido pensado para que WookJin lo escuchara, sino más bien
como una queja—. Nunca me dejas.
YongSoo no pudo evitar suspirar profundamente y después
le lamió el ombligo a WookJin, provocando que un escalofrío de placer le
recorriera todo el cuerpo. Estaba harto de aquello. Harto de que WookJin se
riera de todos sus intentos de ser el activo cada vez que se acostaban. YongSoo
disfrutaba de cómo WookJin se adentraba en él hasta lo más profundo, de cómo se
movía en su interior y lo hacía alcanzar el clímax, dejando su cuerpo
completamente laxo y relajado… no obstante, siempre había querido probar,
siempre había querido hacerle sentir a WookJin lo que WookJin le hacía sentir a
él. No obstante, su chico no parecía pensar lo mismo y siempre acababa
frustrando todos sus intentos, aprovechando que tenía más fuerza que él y
estaba más musculoso. En todas las veces que YongSoo lo había intentado en los
últimos tiempos, lo único que había conseguido había sido meterle un dedo
durante un segundo, antes de que WookJin se alejara de él y después cambiara
las tornas para atrapar su cuerpo contra el colchón y acabar penetrándolo una y
otra vez hasta que YongSoo casi alcanzó a tocar el cielo con las yemas de sus
dedos.
A pesar de todos sus fracasos, YongSoo no iba a
desesperar ni a cesar en su empeño. No sabía si WookJin no quería porque tenía
miedo o porque no se fiaba de él, realmente no le importaba el motivo. YongSoo
tenía las manos pequeñas, los dedos cortos y regordetes, al contrario que las
de WookJin que eran enormes, sus dedos larguísimos y huesudos, y cuando los
introducía en su interior YongSoo se sentía en el paraíso; pero a pesar de que
sus manos no fueran como las de WookJin, él sabía usar sus dedos bien. Se había
dado placer a sí mismo en muchísimas ocasiones con sus dedos, cuando no podía
ver a WookJin durante bastante tiempo, en aquellos solitarios momentos se había
penetrado a sí mismo con ellos y había visto las estrellas. También lo había
hecho en alguna ocasión en presencia de WookJin, se había preparado él mismo
bajo su atenta mirada, sus oscuros ojos ardiendo de deseo, de deseo por él
mientras se masturbaba ante él. YongSoo sabía usar a la perfección sus manos y
sabía que iba a hacer a WookJin disfrutar si tan solo éste lo dejaba… por eso,
aquel día había urdido un plan, un libidinoso y maléfico plan para por fin
acabar dentro de WookJin sin que éste pudiera decir una palabra.
YongSoo siguió besando el cuerpo de
WookJin hacia abajo, llegando hasta la cinturilla elástica de sus calzoncillos.
Aquella prenda le estorbaba en lo que había planeado, pero decidió torturar un
poco a su chico antes de hacer algo que le iba a encantar. Siguió besando por
encima de la tela su miembro erecto, aquel bulto que sobresalía, duro,
caliente, húmedo, provocando que un gemido se escapara de los labios de WookJin,
haciendo que una sonrisa se extendiera por sus labios porque iba a aprovechar
el mayor punto débil de su novio para hacer lo que quisiera con él. A YongSoo
no le gustaba usar su boca en el miembro de WookJin, no le gustaba el sabor que
se le quedaba después, no le gustaba la forma en la que después la mandíbula le
protestaba un poco por la posición forzada… no obstante, sabía que a WookJin le
encantaba que le comiera la polla. YongSoo no sabía si de verdad era tan bueno
con su boca, con su lengua, o solo era porque no solía hacerlo que cuando
decidía hacerlo en alguna ocasión, WookJin lo sentía magnificado. Fuera como
fuese, se iba a aprovechar de ello al máximo e iba a dejar a su novio
completamente seco y satisfecho, sin fuerzas y temblando de placer para poder
introducirse en él.
Después de varios besos y
mordisquitos por encima de la tela, YongSoo finalmente retiró la prenda,
bajándola por sus piernas y tirándola por el cuarto, dándole igual donde
cayera, WookJin no iba a necesitar sus calzoncillos en un buen rato. Una vez su
miembro estuvo completamente expuesto, YongSoo se inclinó de nuevo sobre el
cuerpo de su novio y tomó su miembro con sus pequeñas manos para sujetarlo
mientras comenzaba a besarlo. El contacto de sus labios contra su piel sensible
y caliente provocó que WookJin volviera a gemir, esta vez mucho más alto, sin
aguantarse ni contenerse y YongSoo sonrió contra su miembro antes de lamer su
húmeda punta, introduciendo levemente la punta de su lengua en su uretra,
haciendo luego movimientos circulares alrededor de la piel que se había
retirado al crecer su miembro.
—YongSoo… ahhhhh… —gimió, llamándolo por su
nombre—. ¿Por qué… lo estás haciendo…? —le cuestionó—. No… te gusta…
—No me gusta —respondió y después lamió un de las venas
que recorrían el miembro de WookJin, de la punta hasta la base, sintiendo cómo
todo el cuerpo de su novio se arqueaba de placer—, pero a ti te encanta.
WookJin no le respondió a aquello, no pudo tampoco porque
lo único que salió de sus labios fueron gemidos, uno tras otro, a veces
fuertes, reverberando en los oídos de YongSoo, otras veces no más que jadeos
intensos porque perdía la capacidad de respirar, todo porque YongSoo no dejaba
de lamer, besar y mordisquear su miembro, amagando varias veces con
introducírselo en la boca, pero sin llegar a hacerlo porque quería jugar con
él, dejarlo al borde del abismo y esperar a que WookJin le suplicara. WookJin
era demasiado obstinado, no le gustaba suplicar, pero cuando YongSoo hacía
aquello, acababa haciéndolo, antes o después lo hacía, así que, por eso esperó
pacientemente, jugando con su miembro, envolviendo solo la punta con sus
labios, después volviendo a besar y lamerlo entero.
—YongSoo… ahhhh… YongSoo… ya… hazlo ya… ahhhh… YongSoo… —le
suplicó WookJin y él no pudo evitar la sonrisa que apareció en su rostro.
Aquello era lo que había querido, así que, YongSoo
finalmente cedió a la súplica de WookJin y se introdujo su miembro en su boca,
lentamente, usando sus labios para envolver su erección, su lengua para
recorrerla desde la punta hasta la base. WookJin gimió alto, se agarró con
fuerza a las sábanas y levantó sus caderas, haciendo que su miembro entrara un
poco más hondo en su boca. A YongSoo no le gustaba aquello, pero hizo todo lo
posible porque a WookJin le gustara, sabiendo qué era lo que debía hacer para
usar sus puntos débiles en su contra. Sabía cómo tenía que hacerlo y sabía qué
tenía que hacerle para que WookJin perdiera la cabeza y no tardó más que unos
minutos en conseguir que su novio se corriera dentro de su boca, llegando al
orgasmo, su cuerpo tensándose durante un segundo, antes de relajarse por
completo, quedándose laxo sobre el colchón, con sus piernas abiertas, su
miembro deshinchándose en su boca. YongSoo lamió su miembro un par de veces
más, retirando todo el semen, antes de finalmente sacarlo de su boca y tragando
su semen, observando a WookJin. No le gustaba aquel sabor, pero sabiendo que
WookJin, aun con la mirada medio perdida en el infinito por el placer del
orgasmo, lo observaba, tragó, para calentarlo más.
—Eres… increíble… —le dijo WookJin—. Deja que… me reponga
un… poco… y haré que… te corras gritando mi… nombre…
YongSoo le sonrió y WookJin cerró sus ojos, descansando
su cabeza sobre la almohada, su pecho subiendo y bajando rápidamente, su cuerpo
todavía completamente relajado por el placer que había recorrido todas sus
terminaciones nerviosas. Aquel era el momento. No podía perder el tiempo. O lo
hacía ya o WookJin ganaría de nuevo la fuerza en sus músculos y al final todo
lo que acababa de hacer habría sido en vano. Por ese motivo, YongSoo agarró
rápidamente el bote de lubricante que habían dejado en una esquina de la cama,
junto con un condón y continuó con su plan. El ano de WookJin estaba pulsando,
sus músculos contrayéndose y relajándose por el reciente orgasmo, perfecto para
que YongSoo pudiera introducir uno de sus dedos y buscar rápidamente su
próstata para dejarlo k.o. y poder hacer lo que llevaba mucho tiempo queriendo
hacer.
Rápidamente, se echó lubricante en su dedo y, antes de
que WookJin se diera cuenta de lo que estaba haciendo, tocó su ano durante un
segundo, antes de introducirle su dedo de golpe. Inmediatamente, el cuerpo de
WookJin se tensó y YongSoo supo que una protesta saldría de sus labios justo
después, pero antes de que pudiera hacerlo, movió su dedo en su interior,
arqueándolo y buscando alcanzar su próstata hasta que la encontró y la protesta
que iba a salir de los labios de WookJin finalmente se convirtió en un gemido
que dejó su cuerpo otra vez completamente laxo sobre el colchón de nuevo.
YongSoo se sintió bastante satisfecho con aquella reacción y continuó moviendo
su dedo, tocando una y otra vez aquel lugar para que WookJin no dejara de
sentirse bien ni un solo momento. WookJin no dejó de
gemir ni un solo segundo, agarrándose fuertemente a las sábanas, sus talones
hundidos en el colchón, levantando incluso sus caderas, buscando más contacto.
—¿Te gusta? —no pudo evitar preguntarle a
WookJin.
—Eres… ahhh… un traidor… ahhhh…. YongSoo… ahhh… —replicó
su chico, entre gemidos.
—Tranquilo —le dijo él en respuesta—. Lo mejor está
todavía por llegar.
—Te odio… —jadeó WookJin—, pero… no pares…
YongSoo sonrió ampliamente después de escuchar aquello
último porque no se había esperado un cambio tan rápido de actitud por parte de
WookJin. Había esperado que protestara, había esperado que se moviera y que
intentara alejarse de él como había hecho en otras ocasiones, que acabara
usando su fuerza para inmovilizarse, pero el chico no había hecho nada de eso y
YongSoo no sabía si era porque finalmente se había rendido ante él y por fin
iba a dejar de reírse de sus intentos por metérsela o porque había dado a la
primera con su próstata y el placer lo había silenciado. Fuera como fuese,
YongSoo estaba contento de poder seguir haciendo aquello.
Tras unos momentos, sacó su dedo y echó mucho más
lubricante en su ano y de nuevo sobre sus dedos para introducirle aquella vez
dos. WookJin protestó por aquella intrusión, mucho más molesta que la primera
porque sus músculos tenían que relajarse y acostumbrarse a ella, por lo que,
YongSoo llevó su mano izquierda hasta el miembro de WookJin para comenzar a
tocarlo y distraerlo de aquella incomodidad hasta que el placer recibido por
ambos lugares finalmente lo hiciera olvidarse de todo. Su chico tardó un buen
rato en volver a gemir como lo había estado haciendo antes, constante y alto,
pero cuando finalmente lo hizo, sus músculos se empezaron a relajar y YongSoo
pudo comenzar a mover sus dedos, abriéndolos, haciendo más hueco para su
miembro. Estaba un poco nervioso porque aquella iba a ser la primera vez que se
la iba a meter a alguien y quería hacerlo correctamente, así que, se entretuvo
al máximo en preparar a WookJin, haciendo que sus músculos se relajaran por
completo y se acostumbraran totalmente a la intrusión y solo cuando sintió que
no debería de haber ningún problema ni ningún dolor para su novio, sacó
finalmente sus dedos de su interior.
YongSoo cogió el condón y abrió el
sobre con sus dientes porque con las manos resbalosas por el lubricante no
podía. Su miembro no había sido atendido en ningún momento, ni siquiera se
había tocado, pero con toda la excitación estaba bastante duro… aun así, no
tuvo más tocarse durante unos segundos para estar completamente erecto. WookJin
siguió tendido sobre la cama, sin moverse, con sus piernas abiertas, mirándolo
fijamente, provocando que un escalofrío recorriera todo su cuerpo. Le gustaba
aquella mirada pícara, le gustaba que finalmente le hubiera cedido aquel poder,
aunque fuera solo por esa vez, le gustaba que estuviera completamente a su
merced, le gustaba que, por una vez, fuera el quien pudiera hacer que WookJin
se deshiciera en gemidos mientras lo penetraba una y otra vez. Por ese motivo,
YongSoo no tardó en ponerse el condón y en colocarse entre las piernas de
WookJin, de rodillas, usando una de sus manos para sujetar las caderas de éste
y la otra para guiar su miembro hasta el ano de su chico, una vez estuvo en
posición, echó más lubricante sobre su miembro, mucho lubricante, y después
empezó a moverse e internarse dentro de su cuerpo. WookJin se tensó. Todo su
cuerpo se puso completamente rígido y siseó.
—Tienes que relajarte —le pidió—. No quiero
hacerte daño y que no te guste esta sensación… quiero que disfrutes tanto como
disfruto yo.
WookJin asintió a lo que le había
pedido e inspiró profundamente varias veces, su cuerpo relajándose con cada
respiración. YongSoo, a medio camino de internarse en él, se quedó
completamente quieto hasta que WookJin no relajó su cuerpo por completo y, solo
cuando no notó resistencia alguna a su penetración, siguió metiéndose
lentamente en él. WookJin protestó, pero su protesta no fue de dolor como lo
había sido antes, sino más bien de incomodidad. Aun así, YongSoo se detuvo de
nuevo y alcanzó con su mano su miembro para comenzar a tocarlo de nuevo y así
distraerlo de ello. De aquella forma, WookJin volvió a gemir en apenas unos
momentos.
—Si no puedes soportarlo, dímelo —le dijo a
WookJin.
—Lo haré…
YongSoo siguió tocándolo, provocando que su miembro se
pusiera duro de nuevo, y después comenzó a moverse de nuevo, lentamente, dentro
y fuera de él, solo avanzando unos pocos centímetros cada vez. La sensación de
las paredes de su recto apretando su miembro era completamente deliciosa y
YongSoo casi podía perderse en aquel placer, en el simple placer de penetrarlo
de aquella forma, pero trató de encontrar su próstata en sus embestidas, para
que WookJin comenzara también a sentirse increíble con aquello. Cambió un poco
su postura, inclinándose sobre el cuerpo de su chico, colocándose sobre él,
buscando sus labios al hacerlo, sacando su lengua para abrirse paso en la boca
de WookJin y enredarla con la suya en un beso intenso y húmedo que los dos
necesitaban en aquellos momentos. La nueva postura lo hizo llegar más lejos,
más profundo, y el ángulo por fin le permitió rozar su próstata y WookJin gimió
dentro del beso.
—Joder… —jadeó.
Y YongSoo tomó aquello como que podía comenzar a moverse
más rápido y lo hizo, alcanzando una y otra vez su próstata con el movimiento.
Los gemidos de WookJin pronto quedaron ahogados en su boca, los besos se
volvieron erráticos y descoordinados, lo mismo que sus movimientos. YongSoo
trataba de mantener un ritmo rápido, pero a la vez suave, pero en la locura
provocada por el placer, al final no coordinaba realmente sus movimientos y
solo movía sus caderas una y otra vez, chocando con las de WookJin. Tampoco
pudo contener sus gemidos porque penetrar a WookJin se sentía demasiado bien y
le gustaba demasiado y podría hacerlo toda la vida. Sintiéndose cada vez más a
punto de llegar al orgasmo, YongSoo no dejó de moverse, cada vez más rápido,
rozando entre sus estómagos el miembro de WookJin, hasta que finalmente,
WookJin acabó corriéndose entre ellos y las contracciones de su recto hicieron
que YongSoo también acabara llegando al orgasmo, tan solo un instante después.
El chico lo sintió en todas las terminaciones nerviosas de su cuerpo y éste se
quedó sin fuerzas casi inmediatamente, provocando que no pudiera seguir
sujetándose y acabara cayendo sobre el pecho de WookJin.
Ambos cansados, ambos jadeantes, ambos sudorosos, pero
ambos satisfechos. Aquel había sido uno de los orgasmos más increíbles de su
vida y, por cómo WookJin tampoco podía recuperar la movilidad ni la
consciencia, quería poner la mano en el fuego porque para el chico también
debía de haber sido increíble. Su plan libidinoso y maléfico había acabado
dando sus frutos —y esperaba que pudiera volver a darlos en un futuro cercano—.
No hay comentarios:
Publicar un comentario