viernes, 17 de mayo de 2013

Perro Abandonado Busca Dueño que le dé AMOR



Perro Abandonado Busca Dueño que le dé AMOR


   JinKi paseaba por la calle tranquilamente, iba perdido en su mundo, como siempre. Había quedado con su hermano pequeño, TaeMin, en una cafetería, para hablar con él. Llevaban mucho tiempo sin verse, ya que ambos eran adultos y habían salido ya del nido.

   De repente, algo en una farola, llamó la atención del chico despistado y se acercó curioso a ver qué era aquello. Resultó ser un cartel, con unas letras en negro sobre el fondo blanco de un folio.

   -Perro abandonado busca dueño que le dé amor- leyó y encaró una ceja. Seguro que alguna perrera había colocado aquello allí. Suspiró y siguió andando, aquello no era problema suyo.

   Poco después, llegó a la cafetería en la que había quedado con su hermano pequeño y lo buscó por el lugar, pero no estaba. Seguro que llegaría tarde, como siempre. Se sentó en una de las mesas y esperó. Estuvo esperando bastante rato, hasta que por fin TaeMin llegó, con casi una hora de retraso.

   -Lo siento, lo siento- dijo una y otra vez el menor haciendo pequeñas reverencias a JinKi.
   -No pasa nada, TaeMinnie- contestó.
   -No, de verdad, lo siento mucho- se sentó en la silla que había frente a su hermano- es que MinHo cuando esta mañana se fue al gimnasio no me despertó- JinKi rio y su hermano lo miró mal- no te rías, hyung, ¿por qué te ríes?
   -Bueno… es que a tu novio no le gusta despertarte- dijo el mayor- dice que eres tan tierno dormido que no es capaz de hacerlo- TaeMin abrió mucho sus ojos mientras sus mejillas se coloreaban de vergüenza- por eso siempre llegas tarde.
   -Vaya… no… no lo sabía…- JinKi volvió a reír- no te rías- TaeMin hizo un puchero y su hermano dejó de reír escandalosamente, pero siguió haciéndolo por lo bajo- si tú también tuvieras un novio te pasaría lo mismo- el chico se cruzó de brazos mientras mantenía el puchero- deberías dejar de ser un pollo solitario.
   -Estoy muy bien solo, gracias- contestó JinKi con una sonrisa.
   -Pero te tienes que aburrir mucho solo en ese apartamento tan grande- comentó TaeMin- deberías comprarte una mascota que te dé compañía, ya que no quieres un novio…
   -Sabes que le tengo alergia a los gatos- dijo JinKi.
   -Eso ya lo sé, hyung- el pequeño sonrió- un gato no, porque le tienes alergia… pero… ¿y un perro?- propuso, y entonces JinKi recordó el cartel de la farola, algo convencido por su tierno hermano y porque su apartamento era bastante grande y estaba bastante solitario.
   -Quizás me compre un perro- murmuró y una sonrisa de satisfacción cruzó el rostro de su hermano pequeño sin que el despistado de JinKi lo supiera.

   Después de una larga charla con su hermano pequeño, JinKi volvió a casa, por el mismo camino de ida y buscó el cartel. Cuando lo encontró, lo miró de nuevo detenidamente. Además del anuncio, tenía un número de teléfono y una dirección. Escribió el número en su móvil, cuidando no equivocarse en ningún dígito y marcó, todavía no muy convencido de lo que iba a hacer. Escuchó varios pitidos antes de que una suave y dulce voz contestara.

   -¿Sí?- JinKi se sintió cohibido por la voz, pero tragó saliva y habló.
   -¿Usted ha puesto un cartel sobre un perro en una farola?- preguntó. Hubo un momento de silencio al otro lado de la línea.
   -Sí, he sido yo… ¿le interesa?- preguntó el chico.
   -Creo que sí- contestó JinKi- ¿le importaría que me pasara por la dirección y así poder hablar en persona?
   -No, claro que no, eso sería lo mejor.
   -Está bien, en unos momentos estoy allí- dijo JinKi.
   -Lo espero.

   JinKi colgó con el corazón latiéndole rápidamente en el pecho debido a aquella voz. Se había alterado mucho y no sabía por qué, pero aun así, apuntó la dirección en su teléfono y comenzó a caminar. Una media hora después, llegó a su destino, tras perderse varias veces en el camino, no tenía muy buen sentido de la orientación. Se colocó ante la puerta del apartamento y llamó. Unos segundos después, una chica más o menos de su altura, morena y de pelo corto, salió a recibirlo. Él conocía muy bien a esa chica, SeolRi, la hermana de MinHo. JinKi se había equivocado en la dirección.

   -JinKi oppa, ¿qué haces aquí?- preguntó ella sorprendida.
   -Creo que me he equivocado- murmuró el chico y SeolRi sonrió.
   -¿Dónde ibas, oppa despistado?- él le enseñó la dirección en el teléfono móvil- oh, eso es allí enfrente- giró a JinKi y le señaló los apartamentos que había enfrente de donde ellos estaban.
   -Muchas gracias, SeolRi.
   -De nada, JinKi oppa- el chico sonrió y echó a andar de nuevo.

   Cruzó la calle y fue hacia el otro edificio de apartamentos, el que le había señalado la chica, llamó a la puerta y esperó. Cuando esta se abrió, por ella apareció un chico más bajito que él, de piel tostada y bastante musculado. JinKi se dio cuenta de esto último debido a que la camiseta negra de tirantes ajustada del chico, dejaba muy poco a la imaginación.

   -¿Eres el chico que llamó antes?- preguntó con una sonrisa.
   -Sí- contestó JinKi y el chico se hizo a un lado.
   -Pasa- lo guio hasta una sala y lo hizo sentarse en el sofá- ¿quieres algo de beber?- JinKi negó- bien- se sentó a su lado- mi nombre es Kim JongHyun y soy el que ha colocado el cartel.
   -Lee JinKi- se presentó y tomó la mano que el otro le tendía. Estuvieron unos momentos en silencio, mirándose a los ojos y escuchando el golpeteo rítmico de sus corazones hasta que JinKi lo rompió- y bien… ¿dónde está el perro?- preguntó y JongHyun sonrió.
   -Yo soy el perro.

   JinKi casi se cae del sofá al escuchar aquello. No podía ser verdad, el chico le había visto cara de buena persona y seguro que aquello era una broma, seguro que se estaba burlando de él. Pero el chico estaba muy serio… ¿entonces?

   -¿Me estás tomando el pelo?- preguntó al final y el chico negó. JinKi se sentó derecho en el sofá, intentando volver a comportarse educadamente.
   -Tranquilo- dijo JongHyun al verlo- todos reaccionan así, si quieres irte, no te detendré- JinKi lo sopesó durante unos momentos, pensando si debería irse, pero luego negó con la cabeza.
   -Me gustaría saber la historia del por qué ese anuncio tan extraño- JongHyun sonrió.
   -Eres raro- le comentó.
   -Me lo dicen mucho- el dueño de la casa pareció dudar unos segundos, pero luego se decidió.
   -Entonces será mejor que te sirva un té, la cosa va para largo- comentó.
   -Me parece bien.

   JongHyun se levantó del sofá y fue a la cocina para preparar el té y JinKi tuvo que esperar unos momentos hasta que estuvo todo listo, momentos en los que se entretuvo mirando a su alrededor. cuando el chico regresó con una bandeja con dos tazas de humeante té, un plato con pastas y un azucarero, se volvió a sentar junto al otro.

   -¿Azúcar?- preguntó y JinKi asintió.
   -Sí, por favor, me gusta lo dulce.
   -Yo soy dulce- murmuró JongHyun.
   -¿Has dicho algo?- preguntó el chico que se había despistado unos momentos, pero el dueño del apartamento negó con la cabeza.
   -No me hagas caso- dijo echando el azucarillo.
   -Está bien- murmuró JinKi y tomó la taza entre sus manos, cuando el chico se la tendió- cuando quieras- invitó- te escucho.
   -Bien- JongHyun dio un sorbo a su té y comenzó a hablar- mi novio me dejó hace un tiempo… maldita diva caprichosa- murmuró por lo bajo- y bueno… quería encontrar a alguien porque no me gusta estar solo y ya ha pasado bastante tiempo.
   -¿Y se te ocurrió esto?- preguntó JinKi interesado.
   -Bueno… después de buscar y buscar mucho… pues… un amigo del gimnasio me dio esta solución, como siempre dice que me parezco a un perro…- contó- así que… me animé y bueno… un montón de personas han pasado por aquí, pero todas han salido corriendo al momento… menos tú- un incómodo silencio llenó el salón durante unos segundos- ¿tú… por qué estás aquí?
   -Oh pues… mi apartamento es demasiado grande para mí solo y mi hermano pequeño me aconsejó que tuviera un perro…- contó JinKi abreviando- vi tu cartel y… aquí estoy…
   -¿Qué piensas de todo esto?- preguntó JongHyun sin poder contenerse a saber la opinión de aquel chico que no había salido corriendo. El otro lo pensó durante unos momentos y luego respondió.
   -Pienso que eres una persona interesante… y que me gustaría ser tu amigo… en un principio- JongHyun sonrió ampliamente.
   -Me alegra saber eso.

-oooOOOooo-

   El teléfono de MinHo comenzó a vibrar en el bolsillo delantero de su pantalón vaquero y dejó lo que estaba haciendo (besar a TaeMin), para descolgar rápidamente al ver el nombre y la foto de su hermana en la pantalla.

   -Dime- contestó.
   -Oppa… la operación de unir al perro con el pollo está dando resultado, JinKi oppa no ha salido despavorido de la casa todavía- dijo la chica
   -Información de radio patio- escuchó MinHo decir a SooJung, la chica con la que su hermana compartía piso por detrás.
   -Shh… calla.
   -Gracias por hacerme este favor, SeolRi- dijo él ignorando lo que le había dicho su hermana a su amiga.
   -¿Cuántas veces te he dicho que me llames Sulli, oppa?- regañó la chica.
   -Está bien, está bien, Sulli… no te enfades, saeng, y gracias.
   -De nada, oppa- y colgó, MinHo se volvió hacia su novio y le sonrió.
   -¿Qué dice tu hermana?- preguntó.
   -La operación ha sido un éxito- TaeMin sonrió.
   -Espero que les vaya bien. 
   -Yo también.




miércoles, 15 de mayo de 2013

Vampire Stories


Capítulo 7
Lo que pasó


    Después de que Ana despotricara y se quedara a gusto mientras Lourdes cocinaba, ésta la mandó a que avisara a las demás de que la comida estaba casi lista y así lo hizo. Primero pegó en la puerta del baño pequeño, donde Lorena debía estar duchándose.

   -*Lore, sal- dijo- que la comida está prácticamente lista.
   -*¿Qué dices?- gritó por encima del sonido del agua correr- no te escucho.
   -*¡Pues cierra el grifo!- gritó Ana y la otra chica lo hizo.
   -*¿Qué querías?- preguntó.
   -*Que termines de ducharte que ya mismo cenamos- contestó Ana y luego se giró hacia la habitación de Inma y llamó.
   -*Adelante- escuchó decir y entró, encontrándose a Inma tumbada en la cama mirando a la nada de manera perdida.
   -*La cena está- le dijo y la chica asintió mientras se levantaba de la cama.
   -*¿Qué hay de cena?- Ana se encogió de hombros.
   -*Ni idea- contestó- Lourdes sabrá.

   Ambas salieron de la habitación cuando Lorena justo salía también de la suya. Así que, todas fueron a la cocina, donde Lourdes las esperaba a las tres con tareas listas para cada una.

   -*Ana, lava la ropa- mandó y la chica se resignó a meter la ropa en la lavadora, ahora que estaba arreglada, haciéndolo bien- Inma, ayúdame con la cena y Lore, pon la mesa.

   Todas hicieron lo que les mandó y en un periquete ya habían acabado sus tareas y por fin, la cena estaba lista, así que nos pusimos a comer.

   -*Tengo que contaros una cosa que os vais a quedar muertas- dijo Lorena.
   -*La verdad es que yo también- comentó Inma.
   -*Y nosotras- dijo Lourdes, también por Ana, que asintió.
   -*¿Puedo empezar yo?- preguntó y las demás asintieron- ok, pues he estado intentando insinuarme al casero, lo malo es que tiene novia- contó.
   -*Ya me parecía a mí extraño que ese bombón no estuviera pillado- comentó Lorena.
   -*Yo pensaba que era gay- dijo Inma.
   -*Pues no- contestó Ana- tiene novia… y además es española, como nosotras.
   -*Eso sí que es potra- dijo Lorena.
   -*Bueno… lo mío es mejor- empezó Lourdes- ¿os acordáis del chico guapo de esta mañana?
   -*¿Cuál de ellos?- preguntó Ana- todos eran guapos.
   -*El del reflejo rojo- todas asintieron- pues resulta que me pinché con algo tirando la basura y apareció él y me vendó la mano- enseñó la mano y todas nos quedamos con la boca abierta.
   -Wow- dijo Inma- *como en un libro.
   -*Bah, eso no es nada- comentó Lorena- lo mío ha sido espectacular.
   -*Cuenta- pidió Ana.

    Flash Back Lorena

   Cuando Ana y Lourdes se fueron recordé que tenía que ir a la biblioteca a echar un vistazo. Soy la viciada de los libros. Desde que era muy pequeña mientras el resto de niños jugaban al pilla pilla o saltaban a la comba, yo estaba viviendo las miles de aventuras que se encontraban entre las páginas de los libros que leía. Pero a medida que crecía muchas de esas historias me parecían incompletas, por lo que decidí terminarlas yo. Fue entonces cuando decidí que de mayor quería ser escritora.

   Le pregunté a Inma si quería venir conmigo a la biblioteca, pero esta ni siquiera me escuchó, estaba entretenida en su mundo interior pensando en dios sabe que, aunque mucho me temía que sería por algún chico.

   Me costó un buen rato encontrar la biblioteca. Además de ser nueva y que la universidad es bastante grande, mi sentido de la orientación está algo atrofiado. Por suerte me crucé por los pasillos con un hombre que parecía ser uno de los profesores.

   -Perdone- pregunté armándome de valor, pues soy bastante tímida- ¿podría decirme cómo puedo llegar a la biblioteca?
   -Por supuesto, de hecho, voy hacia allí, así que si quieres podemos ir juntos-contestó con una agradable sonrisa.

   Al principio no me había fijado, pero ese hombre era realmente guapo y apuesto. Aunque llevaba traje, un precioso traje negro, por cierto, se podía ver que era bastante fuerte. Su pelo era castaño oscuro, igual que sus ojos y tenía una sonrisa que podría levantar a los muertos de sus tumbas. 



   Íbamos caminando por el pasillo en dirección a la biblioteca mientras él me hablaba de lo importante que esta era ya que tenía ejemplares únicos que no se podían encontrar en ningún otro lugar, pero yo no prestaba atención. Estaba demasiado ocupada admirando su precioso rostro y embobada escuchando su hermosa voz.

   -Ya hemos llegado, espero que hagas un buen uso de ella- dijo cuando llegamos a la puerta de la biblioteca haciéndome volver a la realidad.
   -¿Qué?- pregunté confusa.
   -La biblioteca- repitió- que espero que la uses bien y saques un buen provecho de ella.
   -Oh, por supuesto, amo los libros como a mi propia vida, son lo que más me gusta de esta vida- conté- mis amigas dicen que exagero un poco, pero es la verdad...- dije con nerviosismo.
   -Tranquila, tranquila, si sigues hablando tan rápido y sin respirar terminarás ahogándote- rio.
   -Perdón- murmuré- soy muy tímida y me pongo muy nerviosa con facilidad.
   -Entiendo... ¿así que te gustan los libros...? ¿Me permitirías recomendarte algunos? 
   -Emm... ¡sí, claro!- contesté entusiasmada. Así pasaría un rato más con él además de saber qué tipo de libros le gustaban, lo que me daría algunas pistas sobre él.
   -La verdad es que yo también amo leer, de hecho soy el profesor de Literatura.
   -¿En serio? Yo estoy en esa clase- ¡Bien! Esto cada vez iba a mejor.
   -Entonces supongo que nos veremos muy a menudo.
   -*“Eso espero”- pensé.
   -Por cierto, me llamo Lee DongHae- se presentó- encantado.
   -Encantada- sonreí- yo me llamo Lorena.
   -Un placer conocerte, Lorena. 

   Estuvimos un rato hablando del tipo de libros que nos gustaba a cada uno y me recomendó varios que yo, extrañamente, aún no había leído. Además de enseñarme toda la biblioteca, la cual era bastante grande.

   -Bueno, me temo que tengo que dejarte- murmuró- tengo reunión de profesores, además, he de preparar mi próxima clase- ¿Qué? ¿Por qué? Si estábamos muy bien...
   -Oh, entiendo- contesté.
   -Bueno, ya nos veremos. 
   -Sí, claro. Adiós.

   Estuve mirando en su dirección hasta que la puerta se cerró. Había algo extraño en él que no me permitía dejar de mirarle y pensar en él. Como si no hubiese nada más a mi alrededor y solo estuviésemos él y yo... Espero no estar volviéndome más loca de lo que ya estoy.

   Cómo aún faltaba un buen rato para la hora de cenar y hoy no tenía que ir a trabajar a la tienda, ya que era nuestro día libre, decidí buscar uno de los libros que DongHae me había recomendado.
 
   Decidí comenzar con una novela romántica, puesto que son las que más me gustan. El problema es que esta se encontraba en lo alto de una de las estanterías y no había nadie alrededor al que pedirle que me ayudase, así que tuve que hacerlo yo sola y teniendo en cuenta mi torpeza podría ser un suicidio.
Cogí una de las escaleras que estaban cerca y subí hasta llegar hasta la estantería que me interesaba, que resultó ser de las que estaban más arriba.
En cuanto encontré el libro lo cogí y me dispuse a bajar lo antes posible. Cuanto más tiempo pasase en esa escalera más peligro había para que perdiese el equilibrio y me cayese.

   No había bajado un par de escalones cuando de pronto pisé mal en uno de ellos y perdí el equilibrio cayendo de espaldas hacia el vacío. Ya me veía convertida en tortilla de persona en el suelo de la biblioteca cuando sentí que unos fuertes brazos me sostenían.

   -¿Estas bien?- escuché que me preguntaba una voz, pero no sabía de donde venía.
   -Eh... ¿qué?- pregunté confundida, abriendo los ojos con miedo.
   -¿Que si estás bien? Acabas de caerte de la escalera, has estado a punto de matarte si no llego a cogerte a tiempo...- decía mientras me dejaba con cuidado en el suelo.
   -¿Qué? ¿Pero si no había nadie? ¿Cómo es que...?- le corté.
   -Sí, sí que estaba- respondió nervioso- lo que pasa es que no me viste.
   -¿Qué? Para nada, estoy segura que no había nadie- dije enfadada. ¿¡Es que acaso cree que habría subido allí sola si no tuviese otra opción!?
   -Lo que tú digas...- dijo ignorándome por completo- adiós.
   -¡Oye! ¡Espera!...- le llamé pero ya se había ido- no te he dado las gracias...-dije casi en un susurro.

   Apenas había aparecido y ya no estaba. Aún en ese pequeño espacio de tiempo su rostro y su voz se me habían quedado grabados en la mente. 

   Llevaba el pelo rubio platino y sus ojos eran negros como la noche. Sus labios eran finos y de un color rosa chicle muy apetecible. Si no hubiese estado tan asustada por la caída probablemente me habría quedado tan embobada como con DongHae.



   En cuanto llegase a casa tenía que contárselo a las demás, y seguro que no me creerían. ¡He conocido a dos guaperas sacados del mismísimo Olimpo!... además de que casi me mato, pero eso no tiene mucha importancia.

   Espero volver a verlos pronto...

    Fin Flash Back Lorena

   Todas nos quedamos de piedra al oír lo que Lorena nos había dicho… bueno, todas no, Lourdes estaba como siempre.

   -*Bah, eso no ha sido nada - comentó.
   -*¿Cómo qué no?-  preguntó Lorena- casi me mato.
   -*Una caída así no te mata- contestó la otra.
   -*Si me hubiera pegado en la base de la cabeza ya no estaría aquí- respondió Lorena cruzándose de brazos. (NA: Esta conversación pasó de verdad)
   -*¿Inma, por qué sonríes?- preguntó Ana de la nada cortando la conversación de las otras dos.
   -*Porque a mí también me pasó algo…

    Flash Back Inma

   Todas me dejaron sola en la cafetería, sin saber qué hacer. Lorena se fue a la biblioteca y Ana y Lourdes se fueron a casa, porque habían acabado su jornada.

   Me levanté de mi lugar y me dirigí a la barra para pedir un refresco, y una vez que la camarera me lo puso encima de la barra, lo cogí y me senté de nuevo en mi respectivo lugar. Tomé mi mochila y empecé a sacar mis libros para repasar las pocas lecciones que había dado esa mañana. Debía aplicarme desde el primer momento.

   De repente, vislumbré por el rabillo del ojo como MinHyuk, acompañado de dos amigos, se acercaba a la cafetería. Se detuvieron en el vano de la puerta y miraron a ver dónde se iban a sentar. Una vez que lo decidieron, cogieron la mesa que tenía a mi lado. Hablaron unos minutos sobre algo de ir aquella tarde a jugar un partido de fútbol y después sus dos amigos se levantaron de sus sillas y se dirigieron a la barra para pedir algo.

   Inmediatamente, MinHyuk, sacó su portátil y lo encendió. Sacó una de sus libretas y se puso a hacer la tarea mientras sus dos amigos se sentaban y sacaban las suyas también. Yo seguí haciendo mi trabajo, pero no pude, ya que la presencia de MinHyuk a escasos metros, me desconcentraba.

   Al cabo de una hora más o menos, los dos amigos de MinHyuk se levantaron, se despidieron de él y se fueron. Tardaron unos segundos en abandonar la cafetería. Me dije a mi misma que a lo mejor tenían prisa.

   Yo, como siempre necesitaba una mesa para mi sola, ya que la atestaba de cosas: lápices por una esquina, folios por otra. Y la goma siempre la perdía debajo de mi libreta o libro. Mi estuche había llegado al otro extremo de la mesa, y ahora mismo no tenía ganas de levantarme para cogerlo.
Miré la hora.

   -*¡Se me hizo tarde!- me dije a mi misma.

   Empecé a recoger mis cosas y vi que MinHyuk también recogía sus materiales. Su portátil lo guardó con gran rapidez y solo le quedo el estuche en la mesa. Fue increíble como despejó la mesa de un plumazo. Se colgó la mochila al hombro y pasó al lado de mi mesa, tirándome el estuche lleno de bolis a reventar al suelo.

   -*¡Vaya!- murmuré malhumorada para mis adentros y levantándome de la silla para recogerlo.

   MinHyuk se dio cuenta de lo que había hecho sin querer y se dio la vuelta, dispuesto a recoger los bolis. Yo me agaché también y fui guardando los bolis en mi estuche mientras él me los daba. Vi aquellos ojos castaños, parecían chocolate, y aquella camiseta negra con dibujos blanca pegada al torso de aquel dios. Podía oler su perfume. ¡De verdad que me iba a dar algo! Iba a sangrar por la nariz o a desmayarme.

   -Per...- fue a disculparse pero de repente su ojos se abrieron como platos y no lo hizo, se fue rápidamente sin acabar de decir nada.

   Me extrañe bastante y me quedé con las ganas de hablar con él. ¿Qué le había pasado para que se fuera así de repente? ¿Acaso había visto algo desagradable?

   Miré mi ropa, pero no vi nada que pudiera sorprender ni desagradar a nadie. Todo estaba en su sitio. La segunda cosa que pensé fue que la había cagado sin yo haberme dado cuenta. Acabé de recoger los pocos bolígrafos que había por el suelo, desparramados y lo introduje todo en mi mochila. La cerré, me la colgué en los hombros, me acerqué a la barra para pagar y me fui de la cafetería. Acto seguido me dirigí a casa.

   Finalmente, llegué a casa, dejé mi mochila en mi habitación y me tumbé en la cama pensando qué es lo que podría haberle molestado a MinHyuk para que se fuera de aquella manera tan brusca. Había pasado las mejores horas y minutos que jamás en mi vida había pasado en una cafetería.

   -*“Menudo día”- pensé. A los cinco o diez minutos me llamaron para cenar.

    Fin Flash Back Inma

   -*Oh… ¿así que eso fue lo que pasó?- comentó Lorena.
   -*Sí- dijo Inma.
   -*¿Por qué todas habéis interactuado con buenorros y yo no?- dijo Ana haciendo un puchero- no es justo.
   -*No te quejes- comentó Lourdes- que tú casi te violas al casero- todas sonrieron, incluso la enfadada- y ahora, vámonos a dormir, que es tarde y mañana hay que madrugar.

   Y tras recoger, nos fuimos a dormir.





martes, 14 de mayo de 2013

Teach Me More


Teach Me More


   Estaba sentado en el suelo de una de las salas de baile de la SM. Me sentía muy cansado por tanto bailar y tantas inutilidades como repetir una y otra vez una parte de la nueva coreografía que ya nos salía perfectamente a los doce. Pero como era el líder, tenía que mostrarme perfecto, aunque por dentro me estuviera muriendo.

   Todavía ensayando, de pie, y sin síntomas de cansancio alguno, se encontraba Kai, perfeccionando aún más si cabe, sus perfectos movimientos. En pie también se encontraba ChanYeol, con una sonrisa enorme en su rostro, molestando a los que estaban tirados por el suelo de la sala. Comencé a reír bajito viendo cómo todo al que se acercaba acababa mandándolo a la mierda poco después, y él se iba a por otro, hasta que así, llegó a mi lado, y se echó cansado sobre mi hombro.

   -¿Es divertido ver como todos me rechazan?- me preguntó haciendo un puchero y yo negué con la cabeza- ¿entonces por qué te ríes?
   -Porque eres adorable- le di un pellizco en la mejilla como una abuela y noté cómo su sonrisa se ensanchaba aún más.
   -Sé que soy adorable- contestó- pero no lo vayas diciendo por todos lados, que me da vergüenza… y además… los chicos…
   -Lo sé, lo sé mejor que nadie- dije- por cierto, esta noche tenemos clases tú y yo- ChanYeol se levantó de mi hombro rápidamente y me miró con los ojos brillantes.
   -¿De verdad?- peguntó.
   -De verdad- dije- he conseguido que esta noche nos la dejen libre, al igual que mañana por la mañana, por lo cual, todos saldrán y tú y yo podremos aprender idiomas tranquilamente- razoné.
   -Ya te echaba de menos- me susurró y me dio un fuete abrazo- teach me more, Kris ge.

   Y tras decir esto, se levantó con una gran sonrisa en el rostro y comenzó a gritar a los cuatro vientos que yo era excepcional por conseguir que nos dejaran un poco de tiempo libre, aun teniendo tan cerca el comeback.

   Sonreí al ver su actividad tras escuchar lo de las clases, porque en realidad, ése era nuestro código secreto para las noches que pasábamos juntos, puesto que nadie se podía enterar de nuestra relación y con eso, podíamos camuflarla perfectamente, escudándonos en que nos enseñábamos mutuamente, chino y coreano.

   La verdad, ya hacía bastante tiempo desde que tuvimos nuestras últimas clases, eso de que nos tocara a cada uno en una sub-unidad había sido realmente malo, y ahora necesitaba mucho de ChanYeol. Sonreí cuando se volvió a acercar a mí y me abrazó feliz.

   -Wo ai ni- susurró.
   -Saranghae.






Duizhang


Duizhang


   No conocía a nadie al entrar en la empresa, como todos al principio, pero había que añadirle otras variables más, era chino, por lo que no manejaba bien el coreano, y era tímido, muy tímido, por lo cual, mis primeros meses en la empresa pasaron sin pena ni gloria, y sin amigos, hasta que llegó él.

   Wu YiFan era su nombre chino, pero a él le gustaba más que se lo llamase por su nombre inglés, Kevin. Un día se acercó a mí y comenzó a hablarme de la nada, intentando hacerme sentir mejor, intentando adaptarme al lugar, enseñándome cosas y sonriéndome. Agradecí enormemente su esfuerzo, y me prometí a mí mismo que me abriría a él hasta que pudiéramos ser amigos.

   Día tras día hablábamos, nos contábamos nuestras vidas y nos íbamos conociendo poco a poco. Poco a poco pude ir viendo que teníamos muchas cosas en común, poco a poco nos hicimos muy amigos, y poco a poco, casi sin darme cuenta siquiera, me fui enamorando irremediablemente de él. Pero él no parecía darse cuenta de esto. Me trataba como a un niño pequeño, y no me veía más que cómo a una persona que debía cuidar y proteger porque era el mayor y era su responsabilidad.

   Los celos me mataban cuando veía cerca de él revolotear a su amigo YiXing, con él se permitía hacer cosas que conmigo no hacía, lo abrazaba cariñosamente, le daba besos en las mejillas, lo agarraba de la mano cuando iban a algún sitio, y muchas veces, los descubrí descansando uno encima del otro en cualquier sala de práctica. Todo eso me mataba por dentro, pero yo no podía hacer nada, sólo tener su amistad, porque su corazón ya se lo había ganado el otro.

   Un día como cualquier otro, Kevin apareció con YiXing, que se agarraba a su cintura posesivamente, mientras ambos se sonreían cómo si para el otro fueran lo más preciado del mundo, o así por lo menos lo veía yo. Se acercaron a mí y Kevin comenzó a hablarme.

   -Vamos a debutar en el mismo grupo- dijo. Me quedé con la boca abierta sin poder creérmelo. ¿Ellos dos iban a debutar? ¿Y encima en el mismo grupo? ¿Me dejaban solo para así seguir con su amor y lejos de mí? La rabia me inundó el cuerpo, pero no dejé que se me notara en el rostro y esbocé una sonrisa agradable que pudiera mostrarles “lo mucho que me agradaba que ellos debutaran, fueran felices y comieran predices mientras a mí me dejaban hecho un despojo”.
   -Me alegro por vosotros- acabé diciendo al final. Los dos se miraron y sonrieron aun más ampliamente. Kevin se soltó del agarre de YiXing y se acercó a mi para abrazarme.
   -Deberías alegrarte también por ti- ¿por qué decía eso?- vas a debutar en el mismo grupo que nosotros- abrí mis ojos lo más que pude por la sorpresa que esas palabras me habían causado- además, yo seré el líder.
   -¿De verdad?- fui capaz de preguntar al final.
   -De verdad- no podía creérmelo. Iba a debutar, y con Kevin, era mi sueño hecho realidad, pero… miré a YiXing. Él también estaría en el grupo. El chico se dio cuenta de mi mirada e hizo una pequeña reverencia.
   -Me voy a avisar a los demás- dijo, y salió de allí.

   En ese momento, mi interior me dijo que debía dejar claro de una vez por todas lo que sentía por Kevin. Si no se lo decía y debutábamos, mi vida no sería muy agradable, pero si se lo decía, y en estos momentos, aun podría revocarse la decisión de hacerme debutar con ellos.

   -Kevin…- susurré. Era muy tímido, y todavía no sabía cómo iba a decírselo.
   -¿Qué?- preguntó en mi oído, puesto que todavía no nos habíamos separado.
   -Yo… esto… yo…
   -Vamos, Tao, sabes que no muerdo…
   -Ya…- cogí aire y me separé un poco de él para pensar con claridad, aunque no lo miré a los ojos, porque si no, no podría decirlo- pues… yo… Kevin… tú… a mí… me… me… gustas…

   Noté sus manos en mi barbilla, alzándome la cabeza para mirarlo a los ojos. Cuando vi su rostro, estaba sonriendo. Me volvió a abrazar, esta vez más fuerte contra su cuerpo, tanto que casi me deja sin respiración.

   -Hasta que por fin lo dices…- susurró- ya empezaba a pensar que tendría que comenzar a intimar más con YiXing para que te me confesaras- dijo- tú también me gustas, Tao.

   Me había cabreado un poco eso de que hubiera estado muy pegado a YiXing sólo para hacer que me confesara, pero después de escuchar ese también me gustas, una sonrisa feliz se apoderó de mi rostro y mi cuerpo se relajó, sintiéndome querido.

   -De verdad… no sabes cuanto me gustas… Duizhang…


lunes, 13 de mayo de 2013

Cinco Sentidos


Cinco Sentidos


   El sentido de la vista es algo que está sobrevalorado. Tan buena puede ser la vida de una persona que ve, como lo puede ser para otra persona que no ve. Yo, por ejemplo, desde que tengo memoria, no recuerdo haber visto nada. No sé cómo son los colores, porque nunca los he visto, tampoco sé cómo es el cielo ni las nubes. Nunca he visto un atardecer, ni un amanecer. Pero yo no me quejo, no echo de menos esas cosas, puesto que nunca las vi, por lo tanto, vivo mi vida, feliz.

   Además, tengo otros cuatro sentidos más, ¿quién iba a echar de menos uno que solo pone trabas?

   El sentido de la vista sólo sirve para juzgar todo y los seres humanos no somos quiénes para juzgar nada, para eso está Dios. Yo no juzgo a nadie, ni por su aspecto, ni por su raza, ni por la ropa que viste, porque no puedo ver. Tampoco me creo mejor persona, o peor, incluso, solo por eso, yo me considero alguien igual a los demás, pero dentro de esa igualdad, por pertenecer a la especie homo sapiens, todos somos diferentes, cada uno tiene algo que lo hace diferente a los demás, su voz, su personalidad, su físico… yo tengo mi ceguera.

   Pero vivo mi vida de una manera completamente normal, me falta un sentido, ¿y qué? Yo me guío por mi oído, por mi tacto, por mi olfato y por mi gusto.

   Nunca he visto la Torre de Seúl, pero sé que forma tiene, tocando relieves. Nunca he visto a mi madre, pero puedo identificarla sólo por el sonido de sus pisadas. Nunca he visto un plato de kimchi, pero sé que sabor tiene. Nunca he visto el mar, pero sé cuál es su olor.

   Mi vida por lo tanto, es completamente normal. Tengo amigos, que me quieren por cómo soy y no por lo que soy, que me ayudan en lo que sea que necesite. También tengo un novio, porque a pesar de creer en Dios, y en lo que dicen sus enseñanzas, creo en el amor, y yo me enamoré de él, de un chico, como yo.

   Me enamoré del sonido de su voz, me enamoré del suave tacto de su piel, me enamoré del sabor dulce de sus labios y del olor de su cuerpo. Me enamoré de la forma en la que me trataba, suave y cariñosa, de los abrazos que me daba, de sus besos fugaces cuando estábamos cerca, de sus manos traviesas envolviendo mi cintura, de sus labios gruesos que me hacían tocar con mis dedos el paraíso, y de su personalidad juguetona. Me enamoré de él, de una persona fuerte que se acercó a mí, un chico al que no le importó mi diferencia y que estaba a mi lado en los buenos y en los malos momentos. Porque las personas como yo, también tienen derecho a enamorarse.

   Me desperté esa mañana, rodeado por unos brazos cálidos y sintiendo cada roce de sus labios contra mi cabello.

   -Buenos días, KyungSoo- lo escuché decir- ¿dormiste bien?
   -En tus brazos, perfectamente…- murmuré, acomodándome mejor sobre su cuerpo y notando el agarre más fuerte de sus brazos a mi cintura, haciendo que se me erizara la piel, siempre sensible a su tacto.
   -Me alegra que estés bien- dijo- te amo…- susurró en un tono apenas audible, pero que yo pude escuchar perfectamente.
   -Yo también te amo, JongIn- contesté y tracé un camino de besos hasta dar con sus labios, notando su sabor dulce y el olor a sexo de la habitación.









jueves, 9 de mayo de 2013

Please, Don't Go



Please Don’t Go


   Otra vez le tocaba irse a mi compañero de habitación. Malditas promociones de SuJu-M en China que lo obligaban a alejarse de mí cada dos por tres. Odiaba eso, odiaba tener que separarme de él durante tanto tiempo. Estar tanto tiempo sin él, sin sentir su presencia a mi lado, sin oír su risa, sin ver su perfecto rostro. Todo eso, hacía que lentamente, algo en mi interior sufriera y cada vez que lo veía marchar, siempre mis labios pugnaban por hacerle aquella petición, que no estaba en mis manos ni en las suyas.

   Lo veía poner la ropa encima de la cama para elegir qué llevarse a China. Lo veía meter las prendas elegidas en la maleta. Lo veía ir de un lado a otro cogiendo, guardando y sacando todo tipo de cosas de su lado de la habitación. A medida que su maleta se iba llenando más y más, mi corazón dolía cada vez más y se encogía dentro de mi pecho.

   Cuando se giró para verme, ya habiendo terminado de arreglar lo que necesitaba, su mirada estaba triste y no pude resistirme a estirar mi mano hacia él, que la tomó sin dudarlo y se acercó a mí, sentándose en mi cama, pero yo no quería que se sentara solo, así que lo hice tumbarse a mi lado, y luego me tumbé sobre su pecho, a la vez que él me abrazaba.

   Nos quedamos así bastante tiempo, sin hacer nada, sólo disfrutar de la compañía que en pocas horas ya no íbamos a tener. Noté sus manos sobre mi cabeza, jugueteando con mi pelo, como si estuviera acariciando a un gatito y yo lo dejé, así se estaba bien.

   -Hyung…- lo oí murmurar.
   -¿Sí, pequeño?- me acomodé mejor sobre su pecho para ver su rostro.
   -Voy a echar de menos estar así contigo durante estos meses- dijo y sentí cómo mi corazón paraba de latir al escucharlo.
   -“Por favor, no te vayas”- pensé, pero no lo dije- yo también te echaré de menos- acabé por contestar- esto no será lo mismo sin ti pululando por aquí- escuché su risa y su pecho vibró por tal acción.
   -Me gustaría quedarme a dormir aquí hoy- me propuso y me sentí muy feliz, así que, lo abracé fuertemente y lo atraje más a mí.
   -Me parece bien.
   -Buenas noches, Minnie- me dio un beso en la frente.
   -Buenas noches, Kyu- y besé su cuello.

   Cuando me desperté a la mañana siguiente, KyuHyun ya no estaba a mi lado, pero su maleta seguía en la habitación, por lo que no había podido marcharse todavía. Me levanté y lo busqué por todos lados hasta que lo encontré, sentado en la cocina, tranquilamente hablando con los demás chicos. Los saludé a todos y me senté a su lado, dispuesto a pasar el poco tiempo que me quedaba junto a él.

   -¿Cómo has dormido, hyung?- me preguntó.
   -Perfectamente- contesté con una sonrisa- ¿y tú, Kyu?
   -Muy calentito- dijo, y mi sonrisa se hizo más amplia.

   Pasamos un rato agradable de desayuno, hasta que el mánager llegó y los chicos que tenían que viajar fueron a sus habitaciones a recoger sus cosas. Llegó la hora de la despedida y los abrazos y besos se extendieron por la entrada del apartamento, al igual que las lágrimas contenidas y las palabras de ánimo, de apoyo, los deseos de que les fuera bien y las promesas de que volverían pronto.

   Me abracé fuertemente a mi pequeño y sollocé un poco en sus brazos, sin que nadie más que él, lo notara, y estuvimos así hasta que él tuvo que separarse de mí para irse.

   -Volveré pronto- “no te vayas”- antes incluso de que te des cuenta, estaré aquí- “por favor, no te vayas”- nos vemos…- “no me dejes”.

   Pero yo nunca dije esas palabras en voz alta y él salió por la puerta del apartamento. Dejándome solo.









lunes, 6 de mayo de 2013

El Vino y La Muerte



El Vino y La Muerte


   Antes de que comencéis a leer debéis saber que este Shot es una adaptación del capítulo “El Vino y La Muerte” de mi manga Proyecto Olimpo. En él, los protagonistas son Dioniso, el Dios de los festejos y el vino, Hades, el Dios que gobierna el Inframundo y Ariadna, princesa cretense hija del rey Minos, a la que dejó abandonada en una isla el héroe Teseo.


   Llegamos a casa, después de un largo día. Todavía no me podía creer lo que aquellos extranjeros nos habían contado. Era simplemente increíble. ¿Cómo podían ir diciendo por ahí que eran la reencarnación de los antiguos Dioses Griegos del Olimpo? Pero lo más increíble de todo… ¿cómo podían decir que nosotros dos éramos como ellos? No lo entendía.

   Me dejé caer en el sofá, agotado. No me había sentado en todo el día y me dolían los pies horrores. A mi lado de sentó mi amigo y luego echó su cabeza en mi hombro. Parecía que él tampoco entendía nada de lo que todos aquellos chiflados nos habían dicho.

   -¿Hyung…?- murmuró y yo llevé mi mano a su cabello para revolvérselo un poco con cariño.
   -Dime.
   -¿Los crees?- preguntó- quiero decir… ¿crees que somos la reencarnación de unos Dioses que ni siquiera existieron?
   -No lo creo… no creo que lo seamos… es demasiado inverosímil- contesté.
   -Lo sé- dijo- pero… ellos pueden hacer cosas… como tú…
   -No es lo mismo- respondí cortante. No era igual, ellos me habían demostrado que controlaban algunas cosas. Uno de los chicos había provocado una tormenta en unos momentos y una chica, había hecho crecer una flor de la nada. Yo… yo…
   -Hyung… puedes ver muertos, no me digas que eso es normal- dijo y yo suspiré.
   -No puedo ver a todos los muertos- contesté- solo los que quieren aparecer ante mí.
   -Pero eso es raro- hizo una pausa y se incorporó de su posición para poder mirarme bien- bueno, hyung eso es raro, no me extrañaría que fueras el tal Hades ese que han dicho ellos.
   -Lo que no entiendo es que digan que tú eres también un Dios- comenté- que yo sepa, beber vino y estar todo el día de fiesta no es ningún poder.
   -Bueno- se rascó la cabeza- esta habilidad para beber vino no la he adquirido en un día, esto lleva su tiempo y…
   -KyuHyun- lo corté diciendo su nombre y él me miró fijamente- mira, yo no creo en ellos- dije y él asintió, serio- si tú quieres creerlos es cosa tuya, yo seguiré pensando que lo mío es un don como el de la tía de “Entre Fantasmas”.
   -No me jodas, hyung- me dio un golpe en el brazo- no puedes decirme que no crees en ellos porque es inverosímil y vas luego y sueltas esa chorrada- me dio otro golpe- eres un inútil- se cruzó de brazos y se sentó en la otra punta del sofá. Suspiré.
   -¿Y qué quieres que te diga, KyuHyun?- pregunté y él se volvió hacia mí, mirándome mal- ¿quieres que te diga que creo a unos desconocidos que nos han abordado hoy a la salida de la Universidad para decirnos que somos la reencarnación de unos Dioses- dije- ¿quieres que te diga eso?- pregunté.
   -No- dijo- pero tampoco quiero que me digas que no eres nada especial, que tienes ese poder porque sí- se acercó de nuevo a mí- vamos, JongWoon, sabes que eso que puedes hacer, no puede hacerlo nadie.
   -Las videntes, las espiritistas…- contesté enumerando con mis dedos.
   -¿No me digas que crees en esas cosas y no en lo otro?- asentí y él se volvió a acercar para pegarme en el brazo- eres un inútil.
   -Si sigues pegándome me saldrá un moratón- dije.
   -Me da igual, si así se te abre esa cabeza dura que tienes…- murmuró y volvió a cruzarse de brazos.
   -KyuHyun… entiéndeme…
   -No puedo, hyung- y me volvió la cara.

   Suspiré y luego pasé de él, mirando hacia el otro lado y encontrándome con que había otra persona más en aquella habitación. Una persona con la piel blanca que despedía una leve luminosidad y que flotaba a varios centímetros del suelo. Una persona muerta. Se acercó a mí y se colocó a mi lado, sin hacer el más mínimo ruido, desplazándose por el espacio sin crear la más mínima alteración.

   -¿Puedes verme?- preguntó.
   -Sí- contesté y noté que KyuHyun se volvía hacia mí.
   -¿Has dicho algo?- preguntó, pero no le hice caso, debía ayudar a aquella chica de pelo castaño y largo.
   -¿Él no puede verme?- dijo extrañada.
   -No, él no puede verte, solo puedo verte yo- respondí.
   -¿Otro muerto?- escuché decir a KyuHyun y me volví hacia él, mirándolo con mala leche. La mayoría de los que se me cruzaban eran seres que todavía no sabían lo que eran y estaban confundidos.
   -¿Estoy… estoy muerta?- preguntó ella. Su voz temblaba y cuando la volví a mirar, su cuerpo titilaba. Aquello era mala señal. Si estaba allí era porque tenía un asunto pendiente y no se podía ir, pero si desaparecía ahora, vagaría por el resto de la Eternidad en un lugar oscuro del que no podría salir, el limbo.
   -Escúchame- dije con voz suave. Mi voz normalmente los hacía calmarse y eso era lo que aquella chica necesitaba- no le hagas caso a este bruto, ¿está bien?- ella asintió levemente- él no tiene nada que ver en nuestra conversación…
   -Está bien…- murmuró y yo sonreí.
   -¿Cómo te llamas?- pregunté.
   -Seo JunHyun- contestó- pero todo el mundo me llama SeoHyun.
   -¿Puedo llamarte yo SeoHyun?- ella asintió- bien, yo me llamo JongWoon, aunque muchos me dicen YeSung.
   -¿Puedo llamarte YeSung?- dijo ella con timidez.
   -Claro que sí- sentí cómo KyuHyun se acercaba a mí y se echaba sobre mí.
   -¿Dónde está?- preguntó en mi oído susurrando para que el espíritu no se enterara.
   -Justo delante de nosotros- murmuré y la escuché hablar de nuevo.
   -¿Por qué solo tú me puedes ver, YeSung?
   -Porque tengo el don de hacerlo.
   -¿Por qué los demás no pueden?
   -Porque has pasado a un plano convergente en el que sólo somos unos pocos los que podemos acceder- contesté.
   -No lo entiendo.
   -¿Qué es lo último que recuerdas?- le pregunté y ella pasó unos momentos en silencio, buscando en su memoria.
   -Iba de compras con una amiga… y cruzamos la calle… entonces… todo se volvió oscuro…- susurró y me miró con los ojos brillantes. Si hubiera estado viva, las lágrimas surcarían sus mejillas, pero los muertos no pueden llorar.
   -¿Recuerdas algo más?- ella negó.
   -Simplemente… me he despertado y estaba en tu jardín, así que he entrado y te he visto y tú me has visto, al igual que ese perro que tienes allí… pero tu vecina no me ha visto…- asentí.
   -Mi perro también puede ver a la gente que está en ese plano- contesté.
   -¿Y luego dices que no eres Hades?- murmuró KyuHyun en mi oído- si hasta tienes un perro guardián a la entrada de tu casa… como el Dios en su palacio… lo único… que este no tiene tres cabezas…
   -Cállate, KyuHyun- le dije.
   -¿Estoy muerta?- preguntó ella asimilando un poco la poca información que yo le había dado y lo que ella me había contado.
   -Sí- SeoHyun suspiró.
   -¿Y por qué estoy aquí?
   -Tienes un asunto pendiente…- contesté- pero yo no sé cuál es.
   -Sí… tengo algo que hacer…- murmuró- yo… tengo algo qué hacer…
   -En cuanto lo hagas irás al lugar al que perteneces- dije.
   -¿Cómo es ese lugar?- preguntó.
   -Precioso.
   -Gracias… YeSung…- susurró y tras darme un beso en la mejilla, se desvaneció. Ahora aparecería en el lugar en el que debía llevar a cabo su última voluntad y después se iría de este mundo. Una lágrima cayó por mi mejilla y sentí los dedos de KyuHyun, secándola.
   -¿Por qué lloras?- preguntó.
   -No lo sé…
   -¿Ya se ha ido?
   -Sí…
   -Ven aquí- y tiró de mí hasta que me acunó en sus brazos. Cuando sentí la calidez de su abrazo, comencé a llorar- está bien… todo está bien…- murmuró.
   -Es duro…- susurré.
   -Lo sé… pero para eso estoy yo aquí- me abrazó más fuertemente- somos como el día y la noche, peleamos más que hablamos, pero somos los mejores amigos, somos complementarios, somos pareja, uno no podría existir sin el otro- sonreí levemente- tú consuelas a los muertos y los guías hacia su destino… yo te consuelo a ti tras eso…
   -¿Y quién te consuela a ti?- pregunté.
   -El vino- contestó- y tus labios…- y en ese momento me besó.

~.~.~

   Me desperté cuando un rayo de solo me dio en todo el ojo y me molestó. No había bajado la persiana y esa era la consecuencia. Me revolví en la cama y noté que había un cuerpo a mi lado, así que fijé mi vista para descubrir que era KyuHyun. Habíamos vuelto a pasar la noche juntos.

   -Kyu…- susurré y comencé a tocar su labio superior- Kyu… despierta…
   -Deja de ser tan random, JongWoon- me regañó aun sin abrir los ojos y yo quité mi mano de su boca.
   -Será random… pero te has despertado- contesté y él sonrió.
   -¿Qué querías?- murmuró girándose hacia mí y envolviéndome en un cálido abrazo.
   -Decirte que quiero volver a hablar con ellos…- contesté- y también… que te quiero…
   -Lo primero me ha dejado muy pillado- comentó- cambias más de opinión que de ropa interior- eso me hizo sonreír, porque era verdad- y lo segundo…- se acercó a mí y me dio un beso- yo también te quiero…