lunes, 28 de abril de 2014

Dolce Far Niente

Dolce Far Niente

            No hacer nada, simplemente quedarme tumbada en el sofá mientras veo la tele. Eso era lo único que quería hacer.

            Era nuestro día libre y lo único que había en mi mente eran cosas acerca de cómo descansar mejor para volver al trabajo al día siguiente, pero Stephanie no tenía eso en la suya. Ella quería salir, dar una vuelta, comer un poco de helado porque hacía mucho calor, entrar a tiendas y comprar ropa, escapar de los fans que nos persiguieran. Solo de pensarlo me cansaba.

            —Vamos, Taengo… —tiró de mi brazo—. Levanta, vamos a salir.
            —I’m a lazy girl~ —canté nuestra canción sin mucho ánimo y ella bufó.
            —Oh, vamos, hoy es el único día que podemos hacer esto —se quejó.
            —Hoy también es el único día que podemos descansar —rezongué.
            —Pero yo quiero hacer cosas contigo… —ella hizo un puchero—. Quiero salir de compras contigo… Quiero pasear con mi pareja como lo hacen las parejas…
            —Stephanie… Lo haría, porque también quiero… ¿Pero no podría ser otro día? —le pregunté, haciéndole un poco de aegyo, aunque no quedó muy bien, ella era la experta de las dos—. Hoy quiero estar tumbada en el sofá con la chica que más quiero y disfrutar del placer de no hacer nada —la tomé de la mano y la acerqué al sofá en el que estaba tumbada, ella parecía estar pensándolo mucho.
            —Está bien —murmuró finalmente y yo sonreí, victoriosa—. Por esta vez no haremos nada, pero la próxima salimos de casa —se tumbó en el sofá conmigo y yo la abracé, dándole un pequeño beso en los labios.
            —Por eso te quiero.



I Wanna Love You

I Wanna Love You

            El apartamento se sentía vacío desde que él se había ido. Todavía no podía creer que lo hubiera hecho, que se hubiera ido de mi lado, que me hubiera dejado solo. Me dejé caer contra el sofá en el que habíamos compartido tanto y comencé a llorar.

            Si tan solo lo hubiera cuidado más, si tan solo no lo hubiera molestado tanto, si tan solo le hubiera dejado alguna vez estar arriba, si tan solo le hubiera dicho lo mucho que lo amaba. Pero ya era tarde, lo había perdido, él se había ido de mi lado y por mucho que le suplicara seguro que no volvería junto a mí.

            El tono de llamada de mi teléfono móvil me sobresaltó, pero no hice ademán de levantarme. No quería que me molestaran, pero la persona que llamaba parecía ser muy insistente, porque una vez que se cortó la primera llamada, volvió a llamar de nuevo. Me levanté con rabia y descolgué sin siquiera mirar el nombre de la persona.

            —¿Qué quieres? —grité.
            —He encontrado a JongWoon hyung —dijo la voz al otro lado del teléfono, voz que reconocí como la de mi mejor amigo.
            —¿Dónde está, SungMin?
            —En el Rabbit Mouse Coffee.
            —Gracias.

            Salí corriendo da casa sin coger siquiera la chaqueta, a pesar de que hacía bastante fresco aquella noche, y corrí por las calles de la ciudad hasta llegar a aquel café que tanto le gustaba y al que todavía no había ido a buscarlo. Jadeando, cansado, entré como una exhalación al local, sobresaltando a la clientela y buscando con la mirada a mi hyung hasta que lo encontré. Era la única persona del local que no me estaba mirando como si fuera un loco, él me miraba sorprendido por verme allí.

            —JongWoon… —murmuré acercándome a él—. JongWoon…
            —¿Qué haces aquí? —preguntó con una voz de hielo.
            —He venido a por ti, para que vuelvas a casa… —susurré.
            —No pienso volver.
            —Te juro que cambiaré —rogué—. Por favor, hyung… Te juro que todo va a cambiar, que no volveré a ser ese gilipollas que te hacía daño, te juro que lo único que quiero es amarte hasta el fin de mis días.

            En aquellos momentos era muy vulnerable, nunca había sido tan vulnerable ante nadie, nunca había sido tan sincero. Solo quería que volviera a mi lado, no podía vivir sin él. El muro que JongWoon había puesto a su alrededor comenzó a resquebrajarse al verme de aquel modo, hasta que finalmente se levantó y me abrazó.

            —Es la última oportunidad que te doy para que me ames —susurró y yo lo apreté fuertemente entre mis brazos para que no se fuera nunca más, llorando.


viernes, 25 de abril de 2014

Charged 100%

Charged 100%

            El nuevo grupo de la empresa iba a debutar. Se llamaban 100% y eran siete chicos, uno más que nosotros. También eran nuestros hyungs y grandes personas. Pero todo esto se sabía porque durante meses habíamos estado grabando un programa con ellos para ganar la atención de las fans y lo habíamos conseguido, más o menos.

            Los chicos estaban nerviosos en la sala de espera. Había varias cámaras grabando y aquello los ponía todavía peor. Parecía que volvían a sus primeros días en el programa, cuando aún no podían expresarse correctamente sin ponerse extremadamente nerviosos. Sin embargo, había uno de ellos que parecía estar bastante tranquilo a pesar de la situación.

            ChanYong caminaba distraídamente de un lado a otro intentando hacer bromas para animar a los demás y relajarlos. Parecía que aquello no era nada para él, como si el debut no fuera tan importante; pero yo sabía que estaba tan o más nervioso que los demás, porque lo conocía muy bien, demasiado bien.

            —Hyung —lo llamé. Él se giró hacia mí con una gran sonrisa.
            —Dime, Daniel.
            —¿Cuál es el lema de 100%? —pregunté.
            —¡Completamente cargados, somos 100%! —gritó entusiasmadamente.
            —Genial —le sonreí—. Ahora deja de hacer delante de mí como que no estás nervioso.
            —¿Eh?
            —Vamos… Puedes dejar caer delante de mí esa máscara de tranquilidad…
            —Daniel… —susurró y su grave voz tembló un poco. Le sonreí y me acerqué a él para abrazarlo.
            —Todo saldrá perfectamente —murmuré en su oído—. Estaré ahí fuera apoyándote como uno más.
            —Gracias… Lo necesitaba… —me apretó fuertemente contra su cuerpo y luego me dejó ir con una sonrisa—. Gracias, Daniel… No sé qué haría sin ti…
            —Yo sí sé lo que haría sin ti —murmuré más para mí que para que él lo escuchara—. Sin ti no merecería la pena estar aquí…



Rise & Shine

Rise & Shine

            Siempre agazapado, siempre llorando, siempre obedeciendo las normas, siempre siendo atosigado, siempre siendo azotado por los guardias. Aquel chico siempre se llevaba todo lo peor y yo aún no podía comprender cómo aquel cuerpo tan delgado podía soportar aquellas vejaciones a las que era sometido en aquel campo de concentración.

            Hacía años que Corea del Norte había utilizado todas sus armas para destrozar Corea del Sur y lo había conseguido, tras esto, había llevado a la mayoría de la población a campos de concentración, también conocidos como infiernos en vida. Ninguno de los que estábamos allí habíamos hecho algo en contra de las nuevas leyes, simplemente, habíamos sido llevados a aquel lugar, sin darnos tiempo siquiera a defendernos. Todos queríamos escapar y volver a hacer realidad la Democracia en la que habíamos vivido hasta hacía unos años, todos menos él.

            A veces sentía pena por él y me acercaba, le curaba las heridas de los latigazos y lo cuidaba hasta que sanaban; le daba trozos de mi comida cuando se la negaban y lo abrazaba por las noches cuando finalmente se derrumbaba. Otras veces no podía hacer nada por él porque lo arrancaban de mis brazos y se lo llevaban para hacerle daño de nuevo.

            —¿Por qué te hacen esto, MinKi? —le pregunté una noche, sintiendo su cuerpo helado contra el mío.
            —Porque una vez me levanté e intenté brillar, encabezando una revolución —susurró, dejándome sumamente sorprendido—. Porque todavía no quieren matarme, quieren que muera solo cuando hayan acabado de desquitarse conmigo.
            —Yo… Quiero hacer algo por ti…
            —Ya haces más por mí de lo que han hecho jamás, DongHo —susurró—. No hace falta que hagas más… Solo quédate a mi lado y no intentes levantarte jamás.


Crazy Dog

Crazy Dog

            La casa de los Kim.

            ¡Cómo la temía! No me gustaba nada ir a aquel lugar a dejar el correo. Normalmente, los perros les ladraban a los carteros, pero el que tenían los señores Kim parecía que se volvía loco de rabia cada vez que me veía. Por ese motivo, había intentado fervientemente que me tocara otra ruta, otra en la que su casa no apareciera en el mapa, pero parecía que todo el mundo estaba en mi contra.

            Bajé de mi moto y rebusqué entre las pocas cartas que quedaban hasta encontrar la que debía entregar en el buzón. Lentamente, me fui acercando a la verja, intentando que el fino oído del maldito perro no me escuchara llegar. Sin embargo, cuando llegué hasta a ella, pude ver que no había servido de nada. El perro ya me estaba esperando con una sonrisa que parecía bastante macabra y malintencionada, demasiado humana para un perro. En el momento en que me vio, comenzó a ladrar como un loco, avanzando, intentando morderme a través de los barrotes.

            Con el miedo en el cuerpo, me acerqué, intentando que sus desgarradores dientes no rozaran mi piel y dejé la carta en el buzón, después me alejé rápidamente. En ese instante, salió la señora Kim de casa.

            ―¡JongHyun! ―le regañó al perro―. ¡Deja tranquilo al pobre JinKi! ―el animal la miró como si la entendiera, pero luego volvió su vista hacia y comenzó a ladrar.
            ―No se moleste, señora Kim ―dije―. Está bien, parece que me odia, así que, mejor me voy.
            ―Algún día te invitaré a casa por las molestias y haré que este perro vea lo encantador que eres ―prometió mientras me alejaba.
            ―Gracias ―le contesté, subiendo de nuevo a mi moto―, aunque no hace falta, prefiero no morir atacado por un perro ―me dije a mí mismo―. No sería nada honorable para un cartero.



You are a Pervert Guy

You Are a Pervert Guy

            Estaba dormido, profundamente dormido, cuando de repente sentí algo rozar mi cuerpo y me desperté rápidamente. Todo estaba oscuro, pero se podía intuir la silueta de otra persona entrando en mi cama. Me quedé inmóvil unos momentos, pensando que quizás era una sasaeng loca, pero me destensé en cuanto sentí un dedo sobre mi labio superior, sabiendo en ese momento que el intruso era YeSung hyung.

            Esa noche habíamos estado bebiendo en el apartamento y a él no le gustaba dormir solo después de emborracharse, así que siempre se metía en alguna cama para abrazarse a uno de los miembros y dormir hasta la mañana, por lo que no me preocupé y me dispuse a seguir durmiendo. Sin embargo, cuando estaba a punto de caer de nuevo en los brazos de Morfeo, sentí unos labios contra mi nuca, mandándome escalofríos al resto de mi cuerpo y unas pequeñas manos recorriendo este.

            Intenté apartarme de mi hyung, pero él no me dejó agarrándome con una fuerza que jamás había pensado que tuviera e intensificando más y más sus caricias, calentándome con ellas porque no era de piedra.

            ―Hyung… ―murmuré―. Para… ―pero él no se detenía―. Eres un maldito pervertido, hyung, aprovechándote del Maknae, ¿no te da vergüenza?
            ―No ―susurró con una voz tan ronca que me hizo estremecer―. Es lo que llevaba deseando desde hacía mucho tiempo… KyuHyun-ah~.
            ―Lo que yo decía… Un pervertido… ―susurré antes de dejarme llevar.



miércoles, 23 de abril de 2014

Shanghai Nights

Título: Shanghai Nights
Pareja: KrisHun (Kris x SeHun) (EXO)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, histórico, romance, drama
Número de palabras: 7. 746 palabras
Resumen: SeHun nunca quiso llevar aquella vida, pero no pudo evitarlo. A YiFan nunca le habían importado las demás personas… O eso aparentaba.
Avisos: mención a violaciones y sexo.
Notas: historia escrita para la sexta edición de Doce Reyes (12eyes) que tiene como Rey de una Noche a Kris.
Comentario de Autora: no sé si ha quedado del todo bien, es un tema bastante delicado el que he tratado y aunque no he querido tratarlo a la ligera, seguro que no lo he hecho con la seriedad que merece. Aun así, espero que os guste.
Antes de leer: los nombres de los personajes están en chino porque la historia se desarrolla en Shanghái. Para saber más, ir a las Aclaraciones del final.
Apuntes históricos de relevancia:
—La época en la que se desarrolla la historia es durante la Segunda República en Nankín (1927–1937).
—Durante esta década el país comienza a industrializarse, haciendo que se enfrenten así, la economía tradicional y la economía capitalista. La industrialización de China parte de las zonas colonizadas, mientras que la sociedad del interior continúa siendo campesina, con cultivos de subsistencia y dominada por terratenientes.
—La pobreza de los campesinos los lleva a buscar cualquier forma de sobrevivir y se tienen registros de la venta de alguno de los hijos (generalmente de género femenino) que no son rentables de mantener para poder obtener algo de dinero.
—En 1937 estalla la guerra chino–japonesa y la situación del país se desestabiliza.


            La oscuridad de la noche apenas era disipada por las débiles luces que procedían de las lámparas de aceite colocadas cada varios metros en las calles del distrito del placer en la bulliciosa cuidad de Shanghái. La luz de la luna iluminaba poco el camino que recorría YiFan, evitando cualquier contacto con las personas con las que se cruzaba. Un hombre como él no debía ser visto en un lugar como aquel, pero como todo hombre tenía deseos y debía satisfacerlos con algo que no fuera su propia mano.

            El hombre miró a izquierda y derecha, buscando a cualquier persona sospechosa que pudiera delatarlo si lo reconocía. Tras asegurarse que ninguno de los vagabundos o putas lo podría hacer, se internó en uno de los callejones de aquel lugar, dirigiéndose al lugar que exhibía un farolillo de color blanco con una flor roja estampada en él y que, sobre la entrada, tenía un cartel destartalado en el que se podía leer: 雙月之夜.

            Llamó a la puerta con los nudillos y segundos después, esta se deslizaba hacia su izquierda, desvelando a un joven algo más bajo que él y de rostro aniñado y puro, todo lo contrario a lo que era en realidad, YiFan lo había probado en sus propias carnes alguna vez que otra, cuando sentía que lo que necesitaba era tener sexo sin preocuparse de las marcas que quedaran en su cuerpo.

            —Bienvenido, señor Wu —dijo haciendo una pequeña reverencia, destinada a hacer ver que estaba bajo completa sumisión, aunque ambos sabían que aquello no era del todo cierto—. ¿Qué lo trae por aquí?
            —Lo mismo de siempre —contestó. El chico se hizo a un lado y lo dejó pasar.
            —¿Qué es lo que prefiere esta noche, señor Wu? —le preguntó—. Tenemos nuevos productos que satisfarán todas y cada una de sus necesidades —el chico se colocó tras un mostrador y miró un libro que había sobre él, que tenía los caracteres escritos de una forma apretada pero a la vez pulcra.
            —Prefiero no arriesgarme mucho esta noche —respondió—. Y no hace falta que me trates con formalidades, LuHan, nos conocemos desde hace mucho.
            —Seis años, si no recuerdo mal —apuntó el otro con una sonrisa ladina.
            —El tiempo pasa volando —comentó YiFan—. ¿Quién está libre esta noche?
            —Veamos —LuHan repasó de nuevo el libro, esta vez pasando su dedo por encima de la página—. ¿Prefieres chico o chica?
            —Depende de quién esté libre.
            —BaiXian, Qian, YiYun y ZiTao —nombró.
            —Dile a BaiXian que se prepare —YiFan comenzó a buscar en sus bolsillos para sacar el dinero que debía abonar por pasar una noche con aquel chico.
            —Gran elección. BaiXian se ha pasado los últimos seis meses quejándose porque te habías ido de negocios y ninguno de nuestros clientes lo satisfacía como tú —rio LuHan—. Creo que todos aquí sabemos el motivo —le giñó un ojo—, pero han venido clientes que lo han hecho disfrutar bastante y de eso no lo he escuchado hablar.
            —Así es BaiXian. Proclama a los cuatro vientos todo lo que no le gusta, pero cuando algo sí lo hace, no dice nada.
            —Veo que tantos años entre estas paredes te han hecho comprender bastantes cosas —comentó LuHan—. Bueno, espera aquí un momento, iré a avisar a BaiXian.

            YiFan asintió y el chico desapareció tras una puerta por la que el otro jamás había entrado, pero que suponía era el lugar en el que esperaban a ser reclamados por los clientes. A veces YiFan sentía lástima por ellos, pero luego recordaba que el motivo por el que estaban allí la mayoría era porque les gustaba el trabajo que hacían.

            LuHan era el dueño de 雙月之夜 y les pagaba lo suficiente como para que después de un par de años pudieran salir de aquel lugar y buscar algún trabajo más honrado.

            No pudo seguir más el hilo de sus pensamientos porque en ese momento, la misma puerta se abrió y BaiXian salió al vestíbulo, con una gran sonrisa en su rostro. Caminó hacia YiFan rápidamente y se lanzó sobre él, agarrándose a su cintura con las piernas para no caerse aunque el otro no lo sujetara.

            —¿Has vuelto de tus negocios? —le preguntó, aunque el tono que utilizó fue más una afirmación que una pregunta. El hombre asintió—. Es genial tenerte de vuelta —le susurró en el oído—, no hay nadie como tú en toda la ciudad.
            —BaiXian —llamó LuHan—. Nada de provocaciones en el vestíbulo, llévatelo a tu habitación.
            —A sus órdenes, LuLu —el dueño del prostíbulo suspiró a la vez que el chico se bajaba del cuerpo de YiFan y lo agarraba de la mano para arrastrarlo escaleras arriba, hacia la habitación que tenía asignada.

            Conforme más peldaños ascendían, los sonidos que desde el piso inferior eran inaudibles, se hacían más fuertes y mostraban la verdadera cara del lugar. Los gemidos, tanto de hombres como de mujeres, llenaban el silencio de la noche y hacían que la sangre de YiFan comenzara a acumularse en un lugar que de momento estaba oculto bajo aquellos pantalones con raya que vestía.

            BaiXian deslizó una de las puertas e ingresó a la pequeña habitación de unos veinte metros cuadrados en la que lo único destacable que había era un jiazi–chuang sobre el cual se dedicarían a hacer sus actividades nocturnas hasta que YiFan se fuera del lugar, satisfecho por las atenciones del otro.

            En cuanto ambos estuvieron dentro de la habitación, BaiXian se despojó del zansae que vestía de una forma bastante provocativa que terminó por endurecer el miembro de YiFan, provocando que la tela de sus pantalones se estirara sobre su entrepierna, dejando ver claramente su bulto. El otro se relamió los labios y se acercó al cliente, guiándolo hacia la cama en donde, antes de sentarlo, le quitó el cinturón, bajó los pantalones de su traje y ropa interior hasta sus tobillos.

            —Hazme saber que lo disfrutas… —murmuró BaiXian metiendo su cabeza entre las piernas del otro.
            —Lo haré —contestó YiFan, convirtiendo la última sílaba en un gemido ronco provocado por la experta lengua del chico contra su miembro.

            Durante su estancia en América había olvidado lo que era sentir aquello, había estado tan ocupado con sus negocios que no tuvo tiempo de ir a alguno de los burdeles de Nueva York, aunque le hubiera gustado poder hacerlo para así probar otras formas distintas de sexo.

            La lengua de BaiXian recorría toda la extensión de su falo y, a veces, incluía sus dientes en su trabajo, haciendo que el cliente gimiera por el placer que le ofrecía. El chico intentó introducir el miembro en su boca, pero ésta siempre había sido demasiado pequeña para YiFan; sin embargo, al hombre le gustaba cómo simplemente su glande era tomado por aquellos labios para maltratarlo, a la vez que con sus manos hacía fricción en su pene y masajeaba sus testículos.

            Poco después, YiFan sentía que llegaba al clímax y se corría dentro de aquella cavidad húmeda, llenándola de semen que el chico tragó sin decir ni una palabra.

            BaiXian comenzó a retirar la parte superior del traje de YiFan para poder seguir con lo que había pagado el cliente, pero en esos momentos, se escucharon dos voces en el cuarto de al lado. El chico inmediatamente se detuvo y giró su cabeza hacia la dirección de la que procedían aquellas voces. En el silencio que se había adueñado de la habitación en la que ambos estaban solo se podían escuchar los jadeos de YiFan provocados por su reciente eyaculación.

            —¡NO! ¡Detente! —gritó la voz de un chico que por mucho que quiso, el hombre no identificó—. ¡No! Por favor —las últimas palabras fueron dichas en un tono más bajo, suplicante—. No puedo hacerlo.
            —He pagado por ti —dijo una voz grave—. Así que ábreme tu culo para que pueda follarte.
            —No… Yo… ¡NO! —el grito de dolor fue tan desgarrador como probablemente lo había sido su penetración y YiFan sintió nauseas. Era la primera vez que escuchaba algo de aquel tipo en aquella casa de putas.

            El tiempo pareció detenerse mientras escuchaban llorar al chico de la otra habitación y gritar de dolor hasta que el hombre que lo violaba terminó con él.

            —Muy estrecho, me gustan los vírgenes —oyeron decir al hombre—. Son mejores que las demás putas que hay.

            El sonido de la puerta deslizándose y de pasos que se alejaban de la habitación, seguidos de algunos sollozos aún más fuertes, los sacaron de su ensimismamiento y BaiXian rápidamente se alejó de YiFan.

            —Creo que…
            —Ayúdalo y no te preocupes por mí —fueron las palabras que dijo mientras se arreglaba la camisa.
            —Gracias, YiFan… Te agradeceré esto la próxima vez —murmuró recogiendo su ropa del suelo y colocándosela antes de salir.

            YiFan se quedó solo en la habitación y agudizó su oído para escuchar al otro entrar en la habitación de al lado para ayudar a su compañero. A YiFan nunca le habían importado las personas, pero el estado en el que pudiera haber quedado aquel chico desconocido le preocupaba.

            El hombre se mordió el labio inferior antes de seguir vistiéndose y salir de aquella casa. Intentó que su mente viajara a las cuentas que debía realizar al día siguiente para calcular los beneficios de su negocio en América, pero lo único que podía escuchar dentro de su cabeza eran los gritos desgarradores del chico de la habitación de al lado.

上海

            YiFan pensó que una semana alejada de aquella casa de putas serviría para dejar de escuchar aquellos gritos en su cabeza, por lo que, cuando pasaron siete días, en los que no se dejó respirar siquiera un minuto, se encontró frente a la puerta de aquella casa tan conocida como la suya propia, a varias manzanas de allí, en uno de los mejores barrios de la ciudad.

            Llamó a la puerta y esta fue abierta por YiXing. El hombre no se extrañó al ver allí a otro de los chicos que trabajaba para LuHan, seguramente este estaría ofreciendo sus servicios a algún cliente con tendencias masoquistas.

            —Oh, YiFan —dijo sin ninguna formalidad—. ¡Qué agradable sorpresa! —exclamó invitándolo a entrar.
            —Me alegra verte más jovial que la vez anterior —comentó el hombre. El otro esbozó una sonrisa triste. Cuando vio por última vez a YiXing el chico acababa de perder a su madre, por lo que no tenía ningún ánimo, pero parecía algo más recuperado.
            —La vida sigue, ¿no es eso lo que se dice siempre? —YiFan asintió—. ¿Qué servicios quieres recibir?
            —BaiXian me prometió una gran noche la semana pasada. Si está libre me gustaría cobrármela —contestó.
            —Mmm… —YiXing comenzó a mirar el libro que había sobre el mostrador y en el cual estaban apuntados los servicios que estaban realizando en el momento los chicos y con quien los realizaban—. Me temo que BaiXian está un poco ocupado esta noche —murmuró—. Pero si quieres te puedo hacer un buen precio por los gemelos Zheng.
            —Mejor no —dijo YiFan agitando sus manos, dándole más fuerza a su negación—. La última vez me dejaron agotado —YiXing rio.
            —Está bien —el chico volvió a mirar el libro—. ¿Qué te parece ZhongRen?
            —Perfecto.

            Minutos después, YiFan subía a la habitación de ZhongRen y se quitaban la ropa mutuamente hasta quedar completamente desnudos sobre la cama. El chico era completamente opuesto a BaiXian y, en general, a todos los que trabajaban en aquel lugar. Sus ojos eran tan oscuros y penetrantes que podías perderte en la intensidad, sus músculos eran fuertes y su piel de color caramelo. Era bastante similar a ZiTao en cuanto a físico, pero sus personalidades y sus formas de encarar el sexo eran muy distintas.

            Sin decir una palabra, ZhongRen masturbó el miembro de YiFan con sus manos hasta que este estuvo completamente duro. Luego, se dejó penetrar por el hombre una y otra vez hasta que ambos acabaron llegando al orgasmo. En aquel mutismo en el que ambos se sumergían cada vez que tenían encuentros, solo se podían escuchar sus respiraciones agitadas y la cama crujir bajo ellos.

            ZhongRen se levantó de la cama y se vistió, después se inclinó levemente ante YiFan y salió de la habitación. El hombre se quedó tumbado unos momentos en la cama, hasta que unos sollozos lo sobresaltaron y rápidamente se incorporó.

            —Por favor… Pare… Duele… —escuchó decir desde la habitación contigua—. ¡Duele!

            YiFan reconoció la voz. Pertenecía al mismo chico al que habían violado hacía una semana. No podía creer que LuHan permitiera que volvieran a penetrarlo aun cuando debía tener el recto en carne viva. Rápidamente se vistió, abrochándose mal la camisa sin darse cuenta, y fue hace la planta baja. Tras el mostrador se encontraba ahora LuHan, despidiéndose con una sonrisa pícara de un cliente que parecía ser de la altura de YiFan, aunque no tan guapo como él.

            En cuanto el hombre salió de la casa, YiFan bajó las escaleras con tanta premura que casi se tropieza con sus propios pies, por suerte, mantuvo el equilibrio y se acercó hasta donde estaba LuHan.

            —¿Por qué el chico al que violaron la otra noche está con un cliente cuando aún no está recuperado? —fue lo primero que dijo, antes de darle tiempo a hablar al otro.
            —No puedo mantener a nadie que no trabaje —comentó el otro. YiFan apretó sus puños—. Sé que suena cruel, pero no he tenido otra opción.
            —¿Cuánto vale? —preguntó el hombre en un arrebato que no estaba seguro de dónde procedía ni hacia dónde lo llevaría.
            —¿Pasar la noche con él? Lo mismo que ZiTao —contestó LuHan.
            —A partir de ahora, compro todas sus noches, venga aquí o no —dijo con firmeza antes de depositar el importe por las siguientes tres noches de aquel chico.

上海

            —Señor Wu —llamó uno de los sirvientes que YiFan tenía en la casa.
            —¿Sí? —preguntó, levantando la cabeza de los papeles que llevaba toda esa mañana repasando.
            —Hay alguien que quiere verlo —contestó.
            —Dile que pase al salón, QuingZhu, en seguida lo atenderé —ordenó.
            —Sí, señor —el chico se retiró y YiFan se concentró en las cuentas de nuevo. Apuntó en un papel aparte la cifra que había calculado y sonrió. Si seguía con aquel ritmo de crecimiento, su negocio sería uno de los grandes del país.

            El hombre se levantó y se alisó con las manos el traje que vestía, después, se dirigió al salón. Cuando deslizó la puerta, se encontró a QuingZhu dejando dos tazas de té humeantes frente a una persona muy conocida que sonrió en cuanto lo vio.

            —JunMian —dijo YiFan—. ¿Qué te trae por aquí? —ambos hombres se fundieron en un abrazo. Llevaban sin verse desde hacía casi un año, sus negocios los mantenían alejados la mayor parte del tiempo.
            —Bueno, he vuelto a Shanghái por unos asuntillos con los ingleses y quería pasarme a ver si te encontraba en casa —contestó con una gran sonrisa.

            JunMian llevaba bien los treinta, se veía más joven cuando sonreía, ojalá YiFan pudiera decir lo mismo de sí. Desde que empezó con su negocio aparentaba más de treinta, aunque la edad que tenía en sus comienzos no era ni un cuarto de siglo.

            —Me alegra volver a verte —sonrió YiFan.

            Pasaron el día hablando de los sucesos de aquellos meses en los que no se habían visto, los lugares que habían visitado, los negocios que habían hecho en ellos y trazando planes de futuro en los que sus ingresos se vieran multiplicados. Solo hacía unos años de la Caída de la Bolsa de Nueva York y el mercado asiático estaba en auge, siendo Shanghái el mayor puerto comercial del mundo.

            Por la noche, salieron a beber, como los buenos amigos que eran, para celebrar que todo les iba a pedir de boca. Más tarde, JunMian se empeñó en que YiFan lo guiara a la casa de putas雙月之夜 de la que este tanto le había hablado, tanto sobrio como ebrio.

            La puerta fue abierta por LuHan después de que YiFan llamara con sus nudillos a esta. Su expresión fue de estupefacción al ver al hombre que tanto conocía en el estado en el que se encontraba, pero sin decir palabra, los dejó pasar.

            —¿Qué desean, caballeros? —preguntó, instalándose tras el mostrador.
            —Alguien con quien pasar la noche, obvio —contestó JunMian. Su lengua se trabó con algunas sílabas, pero la frase fue medianamente entendible.
            —¿Mujer u hombre? —cuestionó el dueño del lugar.
            —Mujer. Los hombres no son lo mío —respondió este.
            —¿Señor Wu?
            —Primero atienda al señor Jim —dijo el hombre. Sentía la lengua pastosa al hablar y su cabeza estaba un poco embotada, pero todavía estaba lo suficientemente lúcido como para no indicar sus preferencias delante de su amigo.
            —Claro —LuHan miró el libro de registros—. Tenemos libre a Jia, Qian y Jessica.
            —¿Jessica? —preguntó JunMian. El otro asintió—. ¿Es extranjera?
            —Mitad.
            —Entonces me quedo con ella —sentenció. Minutos después, subía las escaleras, siguiendo como un perrito faldero a la chica menuda que se contoneaba ante él.
            —¿Y bien? —inquirió LuHan una vez que ambos desaparecieron de su vista.
            —Te pagué por esta noche también, ¿verdad? —preguntó. El otro asintió—. Entonces dile al chico que suba.
            —¿Vas a…?
            —¡NO! Solo quería conocerlo —aclaró. LuHan rio.
            —Sube a la habitación junto a la de BaiXian —dijo—. Lo ayudaré a subir ahora.
            —Está bien.

            YiFan subió las escaleras y luego entró en la habitación que se le había indicado. Era exactamente igual que todas las demás, pero esta tenía algo más, allí era el lugar en el que aquel chico había sufrido. El hombre sacudió su cabeza para quitarse aquellos pensamientos de la mente. Nunca se había preocupado de nadie más que de sí mismo o, en su defecto, de su amigo JunMian, las demás personas no eran de su interés. Pero escuchar su voz clamando por ayuda y gritando de dolor, le había conmovido un corazón que no sabía que seguía latiendo.

            El sonido de la puerta deslizándose lo sacó de sus pensamientos y se giró hacia esta, a la vez que un chico, bastante alto, pero muy delgado, entraba a la habitación, andando con cierta incomodidad. YiFan se mordió el labio inferior. Lo había hecho subir aunque sabía que le debía de doler bastante y se recriminó mentalmente por ello, así que, hizo un ademán de acercarse al chico para ayudarlo a caminar, pero este se quedó paralizado y se encogió un poco. Sus ojos se movían rápidamente de un lado a otro, intentando evitar el contacto visual de YiFan. El hombre entendió que le debía de tener miedo.

            —No voy a hacerte daño —dijo. El chico lo miró lentamente—. Mi nombre es Wu YiFan… Y por si LuHan no te lo ha dicho, he comprado tus noches para que no tengas que hacer nada que no quieras mientras no estés en condiciones para ello —el chico asintió lentamente y esbozó una pequeña sonrisa.
           —Gracias… —murmuró. Por su acento, YiFan ubicó que su ciudad natal debía estar en el interior, bastante alejada de la costera ciudad de Shanghái.
            —¿Cuál es tu nombre? —le preguntó, intentando comenzar una conversación.
            —ShiXun…
            —Encantado de conocerte, ShiXun —dijo el hombre esbozando una gran sonrisa.

上海

            A la mañana siguiente, JunMian se fue porque tenía que atender sus negocios, no sin antes decirle que la tal Jessica se movía como los ángeles sobre él y que le había hecho cosas que no sabía siquiera que se hacían. YiFan le asintió, dándole la razón porque hasta que probó con BaiXian, Jessica había sido su favorita.

            La vida de YiFan siguió igual que siempre, la misma rutina de despertarse al alba, hacer negocios con hombres de la metrópolis durante la mañana y la tarde y algo que anteriormente no formaba parte de esta, pero que lo hizo sin darse cuenta, ir cada noche a雙月之夜 para poder pasar tiempo con ShiXun.

上海

            La puerta fue abierta por ZiTao una de las noches. El chico le sonrió de una manera encantadora y lo hizo pasar a la casa. Justo cuando la puerta se cerraba tras ellos, ZiTao lo tomó por la nuca y estampó sus labios contra los de YiFan, que no opuso resistencia alguna, le gustaba lo impulsivo que era aquel chico y sus besos con lengua eran de los mejores que le habían dado.

            —Bienvenido —le dijo en cuanto se separó.
            —Ojalá todas la bienvenidas fueran así —musitó el hombre, haciendo reír a ZiTao.
            —Si quieres, a partir de ahora puedo darte la bienvenida cada vez que vengas… Y algo más si subimos a la habitación —el chico le giñó un ojo, insinuándose descaradamente. Aunque en aquellos momentos estuviera tan lanzado, en cuanto la ropa era retirada de sus cuerpos, se convertía en una persona completamente sumisa y bastante cariñosa.
            —Me gustaría mucho —contestó YiFan—, pero por ahora no puedo.
            —¿ShiXun? —adivinó. El hombre asintió—. ¿Por qué lo haces?
            —Si te hubieran violado varias veces y siguieran penetrándote, ¿cómo te sentirías?
            —Como una mierda, un desecho, alguien despreciable —contestó sin dudar.
            —Por eso hago esto por ShiXun. No creo que se merezca sentirse así, más cuando puedo ver claramente que no está aquí porque quiera, como vosotros —ZiTao asintió lentamente—. ¿Alguien sabe cómo acabó aquí?
            —Solo LuHan —dijo—. Pero el chico no habla mucho y tampoco quieres relacionarse mucho con nosotros, por lo que no se le puede sacar nada.
            —Yo me encargaré de ello —comentó muy seguro de sí mismo.

上海

            A YiFan le costó más de dos semanas poder mantener una conversación más o menos normal con ShiXun. El chico hablaba poco, al igual que él, por lo que a ambos les costaba mucho esfuerzo poder comunicarse con normalidad, más cuando a su alrededor solo podían escucharse los gemidos ahogados de los clientes y los compañeros del menor. Aquellos sonidos hacían que la atmósfera se volviera incómoda y el aire se enrareciera.

            —¿Por qué hace esto, señor? —preguntó repentinamente ShiXun una noche.
            —¿Hacer qué?
            —Pagar por unos servicios que no está recibiendo —aclaró el chico.
            —Oh. Bueno, podría decirse que es para hacer una buena obra —respondió—. Durante toda mi vida solo me he preocupado por mí y por mis negocios, nada más ocupaba mi tiempo ni mi mente, pero sentí que debía ayudarte y protegerte —ShiXun asintió lentamente.
            —¿A qué se dedica?
            —A la industria textil —contó—. Vendo sedas a Occidente y ropa occidental en Oriente.

            La noche pasó deprisa con las preguntas de ShiXun y las respuestas de YiFan, las historias de sus viajes, los lugares que había visitado, las personas que había conocido y muchas más cosas. Casi comenzaba a amanecer cuando el chico echó la cabeza sobre su hombro y cerró sus ojos despacio. Arrullado por la grave voz de YiFan y, sintiendo confianza en alguien por primera vez desde que llegó a la ciudad, se quedó dormido.

上海

            ShiXun tenía la cabeza echada sobre sus piernas mientras escuchaba atentamente la historia de cómo YiFan había conocido a su gran amigo JunMian. El mayor le acariciaba el corto cabello negro con cuidado a la vez que hablaba. Se había convertido en una costumbre que el menor escuchara lo que el hombre tuviera que contarle sobre su vida en aquella posición. La incomodidad había desaparecido completamente y ambos se tenían una confianza que al principio jamás pensaron que tendrían.

            El chico también hablaba, pero muy pocas veces. Cuando lo hacía, evitaba hablar de su familia, su ciudad natal y, en general, historias de su pasado, solo le contaba cómo le iba en雙月之夜 y cómo los demás chicos intentaban portarse bien con él, pero quien mejor lo hacía era YiXing, que lo cuidaba como si fuera su hermano menor.

            —ShiXun… —llamó el hombre.
            —Mmm…
            —¿Por qué nunca hablas de tu pasado? —preguntó. El chico rápidamente se incorporó de su regazo y lo miró fijamente, enfadado—. Perdón por preguntar —murmuró—, pero al igual que tú sientes interés por mi pasado, a mí me gustaría conocer el tuyo —ShiXun asintió.
            —Algún día se lo contaré, señor Wu —respondió—. Pero todavía no creo estar preparado.
            —Está bien… No te forzaré —le indicó con la mano que volviera a su regazo y el chico se acostó de nuevo—. ¿Quieres que te cuente la historia de mi primer viaje a América?
            —Sí, por favor.

上海

            —Creo que si sigues viniendo todas las noches, LuHan te pondrá en nómina y trabajarás con nosotros —dijo YiYun cuando le abrió la puerta.
            —Yo también me alegro de verte, YiYun —contestó él. La chica de pelo corto le dedicó una sonrisa y luego avanzó hasta él para abrazarlo fuertemente.
            —Te echo de menos en mi cama —le susurró en el oído.
            —Yo echo de menos el sexo —le confesó.
            —Y… ¿Qué te parece si esta noche no pagas por ShiXun y lo haces por mí? —la chica la sonrió de lado, seductoramente.
            —Pagué por ShiXin la noche de hoy el lunes pasado —contestó—. Pero puedo pasar un rato contigo antes de ir a verlo.
            —Me gusta cómo suena eso —murmuró la chica.

            YiFan llevaba casi un año sin sentir el interior de una vagina y gimió solo con la humedad y el calor que le proporcionaba aquella parte de la anatomía femenina. Se movía sobre YiYun, penetrándola una y otra vez, mientras esta se deshacía en gemidos, peticiones por más y jadeos entrecortados. Sus pequeños pechos vibraban con cada embestida y sus manos se aferraban a los hombros del hombre como si fueran un salvavidas y ella no supiera nadar.

            Después de unos minutos de danza desenfrenada ambos se ahogaron en el placer del orgasmo.

上海

            YiFan notó que ShiXun estaba comportándose extraño desde que entraron a la habitación, pero jamás se imaginó que el motivo de esto fuera que se estaba planteando seriamente si contarle sobre su pasado o no, por eso, cuando ShiXun comenzó a hablar, diciendo que tenía un hermano mayor que lo ayudaba mucho cuando estaba en casa, el hombre se quedó sumamente sorprendido.

            —Se llamaba ZhongDa —dijo—. Siempre estaba para mí cuando lo necesitaba y me ayudaba cuando estábamos trabajando en las tierras y yo no podía seguir labrando —esbozó una sonrisa triste—. Pero ni siquiera él pudo hacer algo cuando mis padres decidieron que lo mejor para la familia era venderme a una casa de putas porque no era rentable tenerme con ellos —un par de lágrimas resbalaron por sus mejillas y YiFan las secó inmediatamente con sus dedos. Tenía el corazón encogido por lo que acababa de escuchar. ¿Cómo alguien podía vender a su hijo?—. La situación es bastante complicada en el interior —murmuró—. Apenas nos da para vivir lo poco que cultivamos y la mayoría vive en la más extrema pobreza. Vender a alguno de tus hijos es la mejor solución para que los demás miembros de la familia sobrevivan.

            YiFan sintió como si el chico fuera a romperse después de terminar de hablar, por lo que lo abrazó y unió los pedazos antes de que estos cayeran al suelo y se rompieran en fragmentos mucho más pequeños y más difíciles de unir. Notaba como las lágrimas y los mocos del chico empapaban su camisa, pero no le importó, simplemente abrazó a ShiXun hasta que este, agotado, se quedó dormido en su pecho.

上海

            Cuando YiFan se despertó a la mañana siguiente, no reconoció el techo que tenía sobre sí y se asustó durante unos pocos segundos hasta que un aroma almizclado inundó sus fosas nasales y sonrió al reconocerlo. Era el olor que desprendía ShiXun. El chico seguía durmiendo sobre él y su rostro se asemejaba al de un ángel caído del cielo. El hombre sonrió. Se había quedado a dormir allí porque no había tenido corazón para despertarlo y quitarle el calor de su cuerpo. Se dijo idiota mentalmente y luego comenzó a acariciar el cabello y el rostro de ShiXun hasta que el chico abrió sus ojos lentamente.

            Sus ojos castaños estaban un poco rojos y levemente hinchados, al igual que sus mejillas, por el llanto de la noche; pero aun así, a YiFan le pareció una vista hermosa. El chico le sonrió levemente y se intentó levantar de su cuerpo, pero el hombre lo tumbó de nuevo con cuidado sobre él.

            —Quédate —le pidió—. Se está muy bien así —la sonrisa de ShiXun se hizo mucho más amplia y se abrazó completamente a él, haciendo que su corazón se acelerara como si acabara de tener el mejor orgasmo de su vida.

上海

            Llevaba tres días sin ir a 雙月之夜 y, por lo tanto, sin ver a ShiXun. Había tenido que salir de la metrópolis para cerrar un negocio que no podía esperar o perdería una gran suma de dinero. Nunca podías rechazar las telas que ofrecía MinShuo porque con sus contactos por medio mundo podía echar a perder todo tu negocio. Sin embargo, antes de irse, había pagado las noches por el chico, no quería que durante su ausencia pudiera pasarle algo malo.

            Cuando LuHan le abrió la puerta el día que regresó, no le preguntó absolutamente nada, pero tampoco hizo bromas con él, simplemente aceptó el dinero que pagaba por ShiXun y después subió las escaleras como alma que lleva el diablo en cuanto YiXing lo relevó en su puesto.

            —Nunca ha sido muy agradable —comentó YiFan—, pero hoy se ha llevado el premio gordo, ¿qué le pasa?
            —Ha vuelto el cliente masoquista —le susurró el chico tras pedirle que se acercara—, y parece que le gusta demasiado azotarlo —le guiñó un ojo—. BaiXian cree que posiblemente nuestro LuHan se sienta atraído por ese gigante con cara de idiota.
            —¿Quién lo hubiera dicho? —murmuró YiFan. YiXing rio.
            —ShiXun ya está en la habitación —le comentó—. Creo que tiene muchas ganas de verte —el hombre asintió—. Oh… Gracias por ayudarlo a abrirse, ahora es mucho más hablador y receptivo.
            —No es nada —dijo antes de subir las escaleras.

            En cuanto YiFan atravesó la puerta de la habitación, ShiXun se levantó de la cama como si tuviera un resorte y se acercó a él con una gran sonrisa.

            —Bienvenido —murmuró antes de extender sus brazos y abrazarlo luego fuertemente por la cintura. YiFan correspondió el abrazo, aunque no de forma tan efusiva.
            —¿Tanto me has echado de menos? —preguntó el hombre encarando una ceja.
            —Sí.

            La respuesta susurrada de ShiXun hizo que su corazón se acelerara de una manera increíble. El menor descansó su cabeza sobre su pecho y YiFan rezó para que no escuchara el ritmo enloquecido que llevaba aquel órgano. No supo cuánto tiempo estuvieron así, solo abrazándose, pero el mayor no quería que aquello terminara.

上海

            Los abrazos mientras dormían y cuando se encontraban, pasaron poco a poco de ser amistosos a convertirse en algo necesario en sus vidas, si no sentían el cuerpo de la otra persona entre sus brazos era como si les faltase algo, por eso, cada vez que YiFan no podía ir a雙月之夜 durante algunos días porque tenía negocios que atender tanto fuera como dentro de la metrópolis de Shanghái, al reencontrarse estos abrazos se volvían necesitados, como una bocanada de aire al salir del agua después de bucear.

            YiFan nunca había tenido la sensación de que le faltaba algo, pero cuando no estaba con ShiXun el chico ocupaba todos sus pensamientos. Pensaba en si estaría bien, si comería, si YiXing lo estaba cuidando bien y si ZiTao no lo molestaba demasiado. Si lo echaría de menos tanto como él.

上海

            A pesar de que YiFan tenía mucho arrojo cuando se trataba de negocios, en su vida normal, si no tenía algo seguro no arriesgaba.

            Había descubierto que los sentimientos que tenía por ShiXun eran algo que rayaba la amistad, eran mucho más profundos, mucho más intensos. Se había enamorado de él pero no podía decir el momento exacto en el que pasó. Al principio solo quería protegerlo, pero después de pasar varios meses a su lado quería poder verlo a cada momento, quería besarlo y quería hacerle el amor para que olvidara todo lo malo que le había pasado.

            Pero no podía hacer ningún movimiento hasta no estar completamente seguro, no quería perder aquello que tenía con él, le había costado demasiado que confiara en él y no podía echar por la borda todo lo que había conseguido, ShiXun era muy importante para él.

            Pero eso no significaba que no pudiera besar su rostro cuando el chico dormía, ni tampoco que no se atreviera a tomar sus delgados labios entre los suyos cuando, sumido en un profundo sueño, ShiXun no tenía constancia de ellos.

            YiFan besó los labios del chico cuando se aseguró que se había quedado dormido, cuando su respiración se hizo regular y pesada. Apenas fue un pequeño contacto, pero fue lo único que necesitó el hombre para que su corazón latiera acelerado. Se había vuelto adicto a aquellos delgados y dulces labios. Sonrió levemente y, en ese momento, sintió que los labios que besaba se movían contra los suyos lentamente.

            Abrió sus ojos, sorprendido y se encontró con los de ShiXun, mirándolo con dulzura a la vez que lo besaba. YiFan sintió que su pecho explotaba de felicidad. Cuando se separaron, se miraron a los ojos a la vez que sonreían levemente.

            —¿Desde cuándo lo sabías? —preguntó YiFan contra sus labios.
            —Desde el primer día —contestó el chico.
            —¿Y cuándo pensabas…?
            —Estaba esperando a que te decidieras de una vez a besarme cuando estuviera despierto —murmuró—. Pero no lo hacías…
            —No quería asustarte. No quería perder lo que teníamos.
            —No lo ibas a perder…
            —Pero yo no lo sabía —ShiXun rio.
            —¿No era obvio que yo sentía lo mismo? Los chicos llevan molestándome semanas con ello.
            —Lo siento…
            —¿Por qué lo sientes?
            —Porque podríamos haber aprovechado esas semanas en algo productivo —murmuró antes de besarlo de nuevo.

上海

            Con besos, las visitas a ShiXun eran mucho mejores que cuando solo hablaban o dormían; sin embargo, cuantos más besos se daban, más quería avanzar YiFan. No obstante, después de todas las experiencias sexuales que había tenido el chico, no era lo más apropiado. El hombre lo sabía, pero cada vez que probaba aquellos adictivos labios se excitaba de sobremanera y luego tenía que aplacar su erección en soledad con la, a veces insuficiente, ayuda de su mano. Desde que ShiXun le había correspondido el beso no había dejado que ninguno de los habitantes de aquella casa de putas se le acercara con intención de seducirlo.

上海

            Los besos que habían comenzado calmados, suaves y con sentimiento, poco a poco se volvieron calientes, desenfrenados y necesitados. Sin saber cómo había pasado, YiFan se encontraba sobre ShiXun, besándolo hambriento de más. Sus manos se pasearon por los costados del chico y en ese momento, el hechizo que los mantenía ajenos a todo se rompió.

            —¡NO! —gritó ShiXun empujándolo lejos.

            Durante unos segundos, YiFan no pudo reaccionar, pero los ojos llorosos del chico que lo miraban con miedo, lo sacaron de su ensimismamiento. Rápidamente, se levantó de la cama, se arregló su traje y, sin decir ni una palabra, salió de la habitación.

            ShiXun seguía teniendo miedo a que lo tocaran y él se había dejado llevar. No podía perdonárselo.

            “Lo siento mucho”.

上海

            A la mañana siguiente, aun con la culpa en el cuerpo por lo que había hecho y recordando una y otra vez la mirada de ShiXun, tomó un barco a Hong Kong para hacer algunos negocios y así alejarse durante unos días de Shanghái, donde estaba todo aquello que lo hacía sentir mal. Sin embargo, a pesar de que lo intentó con todas sus fuerzas, no podía olvidarse de雙月之夜, por agentes internos y externos.

            En la cena con los demás empresarios que habían viajado a HongKong reconoció a uno de ellos como al favorito de LuHan, al hombre que siempre pedía los servicios de sadomasoquismo y que tenía una relación parecida a la de él con ShiXun, pero con el dueño.

            Cuando los presentaron supo que se llamaba CanLie y que trabajaba en la exportación de alimentos de Oriente por todo Occidente. Intentaron actuar como si fueran completos desconocidos, pero ambos sabían de la existencia del otro y más de una vez se habían visto en la casa de putas, por lo que la incomodidad fue palpable. No obstante, cuando el alcohol ya corría en más abundancia que la sangre por las venas, la incomodidad desapareció, al igual que la mayoría de los recuerdos de la noche.

上海

            La semana pasó demasiado rápido para el gusto de YiFan, parecía que acababa de llegar, cuando ya estaba en el barco de vuelta a Shanghái. No obstante, no había desaprovechado aquellos días y había cerrado algunos grandes negocios, pero también se había enterado del clima de inestabilidad que había en el mar de China y también en Europa, donde tenía algún que otro negocio. Se avecinaban malos tiempos en el 1937, pero el hombre no podía imaginar cuán malos iban a ser.

            Antes de darse cuenta siquiera de lo que hacía, estaba siguiendo a CanLie por las calles del distrito del placer de Shanghái, haciendo el recorrido casi siempre había hecho solo, hasta llegar a una casa con un letrero muy conocido y un farolillo blanco con una flor iluminando la entrada. El otro llamó a la puerta con sus nudillos y esta o tardó en ser abierta por LuHan, al que se le iluminaron los ojos al ver a CanLie.

            En ese momento, YiFan recordó el miedo de la mirada de ShiXun y estuvo a un segundo de dar un paso hacia atrás y perderse entre las calles de aquel lugar antes de regresar a casa junto a QuingZhu. Sin embargo, fue detenido por el dueño, que lo hizo entrar a regañadientes en la casa.

            —ShiXun lleva toda la semana muy deprimido —le susurró—. No sé lo que pasó porque no ha querido contármelo, pero creo que está muy arrepentido de algo.
            —Yo…
            —No quiero que me lo cuentes, quiero que lo arregles con él —YiFan asintió—. Sube, lleva esperándote toda la semana.

            Con un nudo en la garganta, el hombre subió las escaleras y se dirigió a la que era la habitación de ShiXun. Lentamente, avanzó por el pasillo y cuando se detuvo frente a la puerta, inspiró hondo antes de deslizarla y entrar. Todavía no había cerrado la puerta cuando ya tenía al chico entre sus brazos, apretándolo fuertemente con sus delgados brazos y sollozando contra su pecho.

            —Lo siento, lo siento, lo siento —decía una y otra vez—. No sabes cuánto lo siento, de verdad, lo siento —YiFan devolvió el abrazó y aspiró el aroma almizclado de su cabello.
            —Yo también lo siento. Me dejé llevar cuando aún no estás preparado para algo así —murmuró.
            —Si me das tiempo… —susurró ShiXun—. Creo que podré hacerlo.
            —No te forzaré a nada.
            —Gracias… Te amo… —dijo contra su boca antes de depositar un suave beso en sus labios que le mostraba lo mucho que había sufrido durante su ausencia y lo mucho que lo había extrañado y que lo quería. YiFan devolvió aquel beso con los mismos sentimientos.

上海

            La mañana del catorce de agosto fue completamente caótica en la ciudad de Shanghái. Hacía algunos meses que las tensiones entre el gobierno chino y el japonés habían aumentado en el Norte, cerca de la capital, pero la ciudad de Shanghái nunca se había visto afectada por estas. Sin embargo, el bombardeo autorizado del gobierno chino a los barcos japoneses anclados cerca del puerto de la metrópolis hizo que la vida de los habitantes fuera un completo caos.

           Hacía unos meses que YiFan había estado pensando en salir de la ciudad, en emigrar a América, donde tendría una nueva vida, ya que su negocio textil estaba cayendo debido a las fuertes tensiones que había en todo el mundo. Las grandes potencias se armaban hasta los dientes y el dinero que antes era utilizado en productos de lujo de Oriente, ahora se convertía en capital para crear armas para la inminente guerra que se avecinaba.

            Sin embargo, aunque lo había pensado mucho, todavía no se decidía. No podía dejar a ShiXun en aquel lugar si se iba, pero seguramente tampoco podría llevárselo de allí. El chico era un esclavo de LuHan porque sus padres se lo habían vendido a él.

            Lo había pensado mucho, pero aquel bombardeo cerca del puerto, hizo que el hombre se decidiera finalmente y fuera a hablar con LuHan.

            —¿Qué te trae por aquí? —le preguntó cuándo lo vio en la puerta de la casa por la mañana.
            —Vengo a hablar contigo de un asunto —contestó. El otro le indicó que podía pasar y así lo hizo, luego, le indicó que lo siguiera hasta la habitación que había en la planta baja y a la que nunca antes había entrado. Se trataba de un salón en el que las personas que tenía trabajando allí esperaban a ser llamados para satisfacer a los clientes, tal y como había pensado YiFan siempre.
            —Bien. Tú dirás.
            —Me voy a América —dijo, haciendo que el otro se sorprendiera—. Y quiero llevarme conmigo a ShiXun.
            —YiFan… No puedes hacer eso…
            —Haré lo que sea, te pagaré lo que sea, pero no puedo dejarlo aquí… —el hombre se arrodillo en el suelo e hizo una reverencia pronunciada hasta que LuHan lo levantó de este.
            —No hagas eso…
            —¿Entonces qué puedo hacer para poder…
            —Si me buscas un local allá donde vayas para poder seguir con mi negocio, dejaré que ShiXun se vaya contigo —contestó, sin darle tiempo a terminar de formular la pregunta.
            —Te lo conseguiré.
            —Entonces, trato hecho.

上海

            Encontrar un lugar para que LuHan siguiera realizando sus negocios no fue nada difícil, YiFan tenía muchos contactos en el país y en apenas unos días ya estaba todo listo para poder trasladarse. Por ese motivo, YiFan estaba demasiado feliz aun con el clima bélico que se respiraba en el ambiente.

            Cuando lo tuvo todo listo, el hombre envió todas sus pertenencias a San Francisco, y más tarde, fue a雙月之夜 por última vez para recoger a ShiXun y salir de una buena vez del país. Nada más traspasar la puerta de la casa, un sentimiento de nostalgia lo invadió, no iba a volver a aquel lugar nunca más y tampoco iba a encontrar en él a quiénes habían sido como su familia los últimos siete años de su vida.

            En la nueva cuidad, LuHan no iba a contar con la mayoría de los chicos, ya que estos habían decidido comenzar una nueva vida en distintas partes del mundo. Por este motivo, YiFan también se sentía algo triste, pero al ver el rostro de ShiXun, enterró todos aquellos sentimientos en el fondo de su corazón y sonrió para él.

            —Hola —le dijo al chico. Este sonrió y lo abrazó por la cintura.
            —Hola —contestó.
            —¿Lo tienes todo listo? —ShiXun asintió desde su pecho—. Entonces podemos irnos.
            —¿Dónde vamos?
            —A un lugar maravilloso, a América.





Aclaraciones:
雙月之夜 significa ‘Dos Lunas’. Elegí el nombre por la canción de EXO-M que lleva el mismo título y cantan los raperos del grupo junto a Key (SHINee) como una forma de hacer ver que el protagonista de la historia es Kris.
—YiFan, como creo que todos sabemos, es el nombre real de Kris en chino.
—YiYun es el nombre chino de Amber de F(x) y Qian el de Victoria.
—BaiXian es el nombre chino de BaekHyun y ZiTao el nombre completo de Tao.
—Jiazi–chuang: cama con dosel para colgar cortinas o mosquiteros. Generalmente estas camas están dotadas de barandilla de tracería en tres de sus  lados. (Información extraída de Wikipedia. Para saber más sobre camas tradicionales chinas, pincha aquí).
—Zansae: transformación del qipao tradicional en una prenda algo más esbelta y ajustada. Utilizado tanto por hombres como por mujeres, nació en Shanghái hacia el 1900 y siguió utilizándose durante todo el siglo XX, incluso hoy en día se usa.
—Qipao: ropa tradicional china instaurada por la Dinastía Qing.
上海 es la forma de escribir Shanghái en chino.
—YiXing es el nombre real de Lay.
—Los gemelos Zheng no son otros que los chicos de Tasty, DaeRyong y SoRyong.
—ZhongRen es el nombre chino de JongIn (Kai), QuingZhu el de KyungSoo (D.O.) y JunMian el de JunMyeon (SuHo).
—Jia integrante de Miss A y Jessica miembro de Girls’ Generation.
—ShiXun es el nombre chino de SeHun, ZhongDa el de JongDae (Chen), MinShuo el de MinSeok (XiuMin) y CanLie el de ChanYeol.

Notas finales: siento si tantas notas, aclaraciones y datos históricos han enturbiado un poco la lectura, pero creo que eran necesarias para la comprensión de la historia. Espero que os haya gustado.