Título: (Bad) Teddy
Autora: Riz Aino
Pareja: ChamHwi (Park WooJin + Lee DaeHwi) (WANNA ONE)
Clasificación: PG
Géneros:
AU, high school, romance, fluff
Número de palabras: 973 palabras
Resumen: DaeHwi ve aparecer a un chico sospechoso en la tienda de
peluches en la que trabaja a medio tiempo.
Notas: esta historia fue escrita para Kitty, que me pidió que
hiciera algo cuqui con estos dos niños bonitos y yo lo he intentado.
Comentario de
autora: como la Navidad está a la
vuelta de la esquina, he pensado que era un gran momento para escribir algo
como esto, ya que este año no voy a tener un fanfic específicamente navideño
por el blog. Espero que os guste.
(Bad) Teddy
Con la Campaña Navideña a
la vuelta de la esquina, DaeHwi aprovecha para conseguir un trabajo a medio
tiempo en una tienda de peluches después de salir de las clases para conseguir
un poco de dinero para los regalos de familiares y amigos —y algún capricho
para él—. A pesar de que las Navidades se acercan y de que la tienda hay
momentos en los que está a rebosar y el chico no tiene ni un solo instante para
descansar, DaeHwi adora trabajar en aquel lugar porque siempre hay niños allí —y
no tan niños— que se enamoran de los diversos peluches que hay en la tienda y
sus caras de felicidad lo hacen sentirse a él completamente feliz, en contraste
con cómo se siente por las mañanas en clases o cuando por las noches tras el
turno en la tienda tiene que hacer los deberes. Por ese motivo, porque adora
trabajar en aquel lugar, DaeHwi se siente a veces en la necesidad de estar en
completa tensión cuando a la tienda entra alguien que no es como el resto de
los clientes, porque si ocurre algo malo bajo su supervisión, lo despedirán sin
ningún miramiento y el chico no quiere que eso pase por nada del mundo.
Así, cuando una tarde entra un chico
con el uniforme de un instituto que está cerca del de DaeHwi y que el chico
conoce bastante bien a pesar de que no se acercaría ni harto de coca-cola a él
porque es allí donde se concentra la mayor cantidad de pandilleros adolescentes
por metro cuadrado de la cual DaeHwi ha tenido constancia jamás, se pone en
tensión de forma completamente inevitable porque además el chico que ha entrado
tiene pinta de ser el cabezilla de alguno de los grupos de pandilleros que
pueblan aquel instituto. Con el pelo decolorado y con un rubio casi blanco, la
piel tostada por el sol que evidencia las muchas horas que debe pasarse en la
calle en lugar de estudiando, varios piercings en sus orejas y el uniforme
desarreglado, tiene una muy mala pinta que hace que DaeHwi comience a recitar por
lo bajo la retahíla de excusas que siempre dice para echar a la gente que no
tiene buenas intenciones con la mercancía de la tienda mientras no le quita la
mirada de encima.
Es observándolo fijamente durante
varios minutos que DaeHwi se comienza a dar cuenta de que aquel chico que tiene
muy mala pinta realmente no tiene interés en robar ninguno de los peluches que
allí se encuentran y menos dañarlos, porque los observa con una encantadora
sonrisa en su rostro que hace que un colmillo montado aparezca, dándole un
aspecto completamente distinto, alejado totalmente de la pinta de pandillero y
dándole un toque adorable al muchacho. Adorable. DaeHwi sacude su cabeza para
dejar de pensar en aquello porque es algo inconveniente y contraproducente. Él está
allí para asegurarse de que nadie se lleva ningún peluche de la tienda sin
pasar antes por caja y para ayudar y aconsejar a las personas que no saben qué
peluche escoger, no para quedarse repentinamente prendado por un macarra de
instituto, por muy adorable que éste sea cuando sonríe.
Sin embargo, DaeHwi no aparta la
mirada de aquel chico, no porque éste esté haciendo algo extraño con los
peluches, sino porque DaeHwi no puede parar de mirarlo y, por eso se sobresalta
cuando éste repentinamente se gira en su dirección con un peluche en cada mano
y DaeHwi agacha la cabeza instintivamente y agarra un boli que hay por el
mostrador para tratar de disimular que no estaba mirándolo fijamente y que el
otro chico no se diera cuenta de que lo hacía. Pero por encima del ruido de la
música que suena en la tienda, DaeHwi puede escuchar los pasos del otro
acercándose hasta donde él se encuentra.
—Perdona… —el chico se aclara la voz,
deteniéndose delante de él. DaeHwi tiene que alzar la vista para poder
atenderlo y su corazón se salta un latido al verlo tan de cerca por ninguna
razón aparente—. ¿Cuál crees que es mejor para una niña de 10 años? —le
pregunta—. Es el regalo de Navidad para mi hermana pequeña.
—¿Qué… tipo de peluches… le gustan? —pregunta
DaeHwi, tragando saliva y tratando de ser profesional porque para eso lo han
contratado y no para quedarse embobado mirando a aquel chico.
—No… lo sé —le responde el chico,
esbozando una sonrisa que deja ver aquel colmillo que DaeHwi ya ha apreciado
anteriormente—. Todo lo que sea mono y blandito, supongo.
Y DaeHwi no puede evitar derretirse
un poco ante aquel chico que se encuentra ante él, que tiene pinta de pandillero,
pero que también muestra aquel lado soft y encantador, como si fuera un osito
de peluche en su interior, a pesar de que por fuera no lo pareciera.
Notas finales:
—Quiero
escribir muchas cosas muy soft de estos dos porque SON MUY SOFT, pero con
tantísimas cosas que tengo que escribir estoy viendo que va a pasar un poco de
tiempo hasta que pueda hacerlo; pero tendréis noticias mías, lo prometo.
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