Título:
Flower road
Autora:
Riz Aino
Pareja: 2Park (Park
WooJin + Park JiHoon) (Wanna One)
Calificación:
PG–13
Géneros:
AU, romance, fluff, humor
Número de palabras:
1.408 palabras
Resumen:
tras un viaje en el que ambos descubren miles de cosas juntos por primera vez,
ambos caminan hacia su fututo.
Advertencias:
mención a relaciones sexuales.
Aclaraciones:
esta es la tercera y última de las tres partes de la historia Adulthood. La
primera fue “Graduation” y la segunda “First times”.
Notas: historia
inspirada en la felicidad que ambos tienen durante el viaje y en los caminos de
flores que recorren, para que sigan recorriéndolos y teniendo éxito por mucho
tiempo. Aquí podéis ver el programa.
Comentario de autora:
con esta historia se cierra esta pequeña serie que he querido hacer para la
despedida de Wanna One con mis niños bonito. Espero que os guste.
Flower road
—¿Estás seguro de que no te has dejado nada
atrás? —le cuestionó su madre por millonésima vez en aquella mañana y JiHoon
volvió a negar con la cabeza.
—Creo que he traído todo lo que necesito —dijo—,
y si me he dejado algo, de todas formas, voy a ir a casa este fin de semana,
así que no te preocupes.
—Vale —murmuró ella y luego se acercó para
darle un beso—. Si necesitas cualquier cosa, puedes llamarme y yo vengo.
—Sí. Muchas gracias mamá.
—Adiós, mi niño —se despidió la mujer—. ¡Adiós,
WooJinnie, cuida de mi niño!
—Cuidaré bien de él —replicó WooJin desde
detrás suya.
JiHoon
casi pudo imaginar la sonrisa pícara que el otro debía de tener en su rostro,
pero no dijo nada y simplemente se acercó a la puerta para ver cómo su madre
salía de la habitación y caminaba por el pasillo hasta perderse en una esquina.
Después, el chico cerró la puerta y se encontró con WooJin bastante más cerca
de lo que se había imaginado que estaría, así que se sobresaltó un poco, pero
al instante le dedicó una sonrisa que el otro correspondió de forma inmediata. Después
de todo el ajetreo de aquel día, se habían quedado solos por fin.
Aquella mañana temprano habían comenzado con la
mudanza para la habitación de la residencia y habían estado llevando cosas de
su casa al coche y del coche a la residencia y había sido un ajetreo terrible
en el que JiHoon había acabado con un dolor de brazos impresionante y
seguramente al día siguiente tendría unas agujetas que lo harían querer tirarse
por la ventana más cercana; sin embargo, todo aquel ajetreo había merecido un
mundo la pena porque por fin iba a comenzar su vida junto a WooJin de forma más
o menos oficial, ya que ambos iban a compartir aquella habitación de apenas
unos 15 metros cuadrados durante todo aquel año —y si todo iba bien, durante
todo el tiempo que ambos estudiaran en aquella universidad—.
JiHoon estaba expectante por cómo iba a ser
aquella nueva vida que tenían por delante y cómo iban a comportarse en ella
porque ya habían dejado de ser adolescentes, ahora eran adultos con muchísimas
responsabilidades y comenzando además una relación sentimental de la cual
tenían que sentar unas fuertes bases.
Todo era nuevo, todo era completamente
desconocido y a JiHoon aquello lo asustaba y lo emocionaba por partes iguales…
y estaba completamente seguro que para WooJin era exactamente igual.
JiHoon se lanzó a los brazos de WooJin y se
abrazó a su cintura fuertemente, descansando su barbilla en el hombro del chico
y dejando exhalar un suspiro profundo lleno del cansancio acumulado durante el
día. Inmediatamente, los brazos de su novio rodearon su cuerpo, apretándolo
contra él y haciendo sentir de aquella forma mucho más tranquilo al chico,
mucho más tranquilo de lo que lo había estado en los últimos tiempos.
—¿Recuerdas cuando estuvimos paseando en Hadong
por la calle bajo los cerezos en flor? —le cuestionó WooJin en ese momento.
JiHoon asintió. No habían pasado más que un par de semanas de aquel viaje y
todo lo que había sucedido en éste, se había grabado a fuego en la mente del
chico y no creía que pudiera olvidarlo por nada del mundo—. Sigo pensando que
eres lo más precioso que he visto jamás.
JiHoon rio nerviosamente y sintió cómo sus
mejillas y la punta de sus orejas se volvían de color rojo intenso, mientras su
corazón comenzaba a golpear contra sus costillas de forma rápida. Aún no se
acostumbraba a aquellos momentos aleatorios en los que WooJin le decía lo mucho
que lo quería o le soltaba algún piropo y el chico sentía que, a aquel paso,
nunca se acostumbraría a aquello; pero adoraba demasiado aquellos momentos,
aunque para él fuera un poco difícil expresar sus sentimientos de una forma tan
abierta como WooJin. Aún sin poder expresarse tanto como querría para
corresponder así a su novio, el chico esperaba que este supiera que se sentía
de la misma forma que él… porque para JiHoon, WooJin era la persona más
especial de su existencia y el único al que podría pasarse horas y horas
observando sin cansarse jamás.
El chico rememoró aquel paseo bajo los cerezos
en flor y cómo WooJin le había dicho que aquel momento era el más perfecto de
su vida porque estaba rodeado de una estampa preciosa. JiHoon había estado
completamente de acuerdo con aquella afirmación porque los árboles llenos de
flores de color rosa pálido y los pétalos caídos sobre la acera, tiñéndolo de
ese color también formaban un paisaje hermoso que podría adornar miles de
postales. Sin embargo, en ese momento, WooJin le había aclarado que lo que le
parecía precioso era él, eran ellos dos caminando por un camino lleno de flores
y que le gustaría seguir recorriendo ese mismo camino durante toda su vida.
JiHoon se había sentido completamente avergonzado porque, además de ir
caminando cogidos de la mano y llamando la atención de todos los que pasaban
por su lado de aquella forma, WooJin había decidido también que aquel momento
era el mejor para ponerse cursi y llamar todavía más la atención; sin embargo,
había estado de acuerdo en aquel deseo.
JiHoon quería pasar el resto de su vida junto a
WooJin y quería que ésta fuera lo más fácil posible, sin tener que enfrentarse
a problemas demasiado graves. Obviamente, el mundo de los adultos era muchísimo
más difícil que aquel en el que había vivido hasta el momento, aunque no se
podía imaginar cuanto todavía; pero JiHoon quería crecer y madurar junto a
WooJin, quería experimentar muchas más primeras veces con él y caminar por un
camino de flores toda su vida.
—Eres
lo más precioso de mi vida —murmuró JiHoon, haciendo de tripas corazón y
poniendo en palabras aquello que guardaba en su interior y que en pocas
ocasiones se había atrevido a exteriorizar de esa forma—. No sé qué sería de mí
si no estuvieras conmigo.
Tras decir aquellas palabras el abrazo de
WooJin se retiró rápidamente de su cuerpo y JiHoon vio cómo el chico se
tambaleaba hacia atrás hasta chocar contra la pared y se tapaba la cara con las
manos, completamente avergonzado. Se alegró porque sus palabras tuvieran el
mismo efecto en WooJin que las que tenían las de WooJin en el suyo y no pudo
evitar la sonrisa enorme que se instaló en su rostro.
—¿No puedes avisarme que me vas a decir algo
cursi? —cuestionó el chico, un poco después, cuando parecía haberse calmado,
aunque aún seguía escondiéndose tras sus manos.
—Tú tampoco avisas —replicó JiHoon, sonriendo
aún más.
Después de aquel momento lleno de cursilería,
los chicos se dedicaron a terminar de desempaquetar sus cosas y arreglar la que
iba a ser su habitación, adecentándola con todo aquello que se habían llevado y
que, poco a poco, comenzó a mostrar los gustos e intereses de los dos
habitantes, algunos de lo más dispar y otros prácticamente calcados. Con
aquello, los dos empezaban una nueva vida, una vida en la que iban a estar
juntos y en la que se iban a enfrentar al nuevo mundo que tenían por delante.
Notas finales:
—Y
con esto pongo el punto y final a esta historia especial, espero que os haya
hecho quedaros con ganas de más por saber cuál será el futuro de ambos mientras
se meten en el mundo de los adultos… pero bueno, eso no lo puedo contar yo, lo
tienen que contar ellos (?)
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