martes, 11 de diciembre de 2018

[One Shot] 바람에 날려 (Gone with the wind) {2EunBi}


Título: 바람에 날려 (Gone with the wind)
Autora: Riz Aino
Pareja: 2EunBi (EunHa + SinB) (GFRIEND)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, fluff, drama, leve angst
Número de palabras: 2.396 palabras
Resumen: el amor de Jung EunBi y Hwang EunBi se desarrolla a través de los colores, los olores y las estaciones, viviendo un cambio constante.
Aclaraciones: todo está escrito desde el punto de vista de EunHa, para que no haya confusión entre las EunBis.
Advertencias: a pesar de ser una historia ligerita, habrá un poco de angst, aunque no demasiado profundo ni demasiado horrible.
Notas: llevaba años con esta historia en mi baúl y tenía muchísimas ganas de darle una salida, así que, quise que fuera algo especial y bonito y me dediqué a ella mucho tanto en la escritura como en la corrección.
Comentario de autora: no estoy acostumbrada a escribir con retórica ni con alegorías, soy mucho más de hacer las cosas simples y concisas, pero me apetecía especialmente experimentar con esta historia. Espero que os guste.


La Vie en Rose – Printemps

            El ambiente era todavía un poco frío en los primeros días de la primavera, sobre todo por las mañanas, cuando el sol acababa de salir y no calentaba lo suficiente el aire de la ciudad, por lo que EunBi se arrebujó en la chaqueta que llevaba sobre la fina tela de la blusa que se había puesto debajo porque hacia el medio día solía hacer mucho más calor. La primavera era una época del año curiosa y extraña, llena de luz y de color y llena de cambios, de enormes cambios que la volvían la estación más impredecible y a la vez la más hermosa, porque las plantas volvían a recobrar el verde que habían perdido durante el otoño y el invierno y las flores de miles de diferentes colores adornaban la ciudad, pero había un color que predominaba sobre todos los demás, el rosa. Los cerezos comenzaban a florecer y las flores de color rosa pálido coloreaban cada rincón de Seúl, haciendo que la ciudad pareciera estar viva de nuevo después del largo invierno.

            La primavera era la estación de la vida, la estación del cambio, la estación del amor… y todo florecía de forma irremediable, así que, la chica estaba bastante ilusionada y feliz, porque el ambiente era precioso y porque ella había conocido a una persona igual de preciosa que la ciudad en primavera.

            Mientras el invierno dejaba sus últimos fríos y lluvias, EunBi la había conocido en una parada de autobús, un lugar en el que jamás se habría esperado conocer a nadie; perola chica ante ella estaba bajo la lluvia, mojándose, sin paraguas y sin nada que la pudiera cubrir y EunBi no había podido evitar acercarse a ella y cubrirla con su paraguas para que no siguiera empapándose. Siempre había sido débil ante aquellas cosas y cada vez que estaba en su mano ayudar a alguien, lo hacía, por eso ni se había cuestionado nada cuando había tapado a la muchacha para que no se calara hasta los huesos. Y la chica se había girado hacia ella y le había agradecido que la tapara y ambas habían comenzado a hablar y el corazón de EunBi había latido fuerte y rápidamente dentro de su cuerpo con cada palabra que la chica le dedicaba, porque su voz era delicada y suave y encantadora y su sonrisa iluminaba aquel día gris y húmedo de finales del invierno.

            Por casualidad o por destino, ambas esperaban el mismo bus y se dirigían al mismo lugar, por lo que se sentaron la una junta a la otra y continuaron con su conversación, hablando de nada y de todo a la vez, estableciendo las primeras bases de una incipiente relación que, podía quedar en nada cuando se separaran tras bajar del autobús o continuar hasta límites insospechados. Pero antes de bajarse del bus se dieron sus números de teléfono, antes de bajarse del bus ninguna quiso que aquello terminara allí y, de aquella forma, EunBi había conocido a EunBi, con el invierno quedando atrás y la primavera entrando por la puerta.

            Durante la estación entrante, durante la estación llena de color y de vida, ambas se encontraron varias veces y ambas decidieron comenzar una relación, ya que entre ambas había florecido el amor, como las flores en los cerezos.


La Vie en Or – Été

            El sol es fuerte y el ambiente húmedo en verano, el calor es asfixiante y la ropa se pega a los sudorosos cuerpos de las personas que salen a la calle, dando igual la hora del día. El termómetro marca temperaturas récord en la ciudad, pero el ritmo de ésta no decrece y cualquier lugar con una sombra o una pequeña fuente de agua fresca y no estancada se convierte en un sitio completamente abarrotado; las cafeterías hacían el agosto —y no solo en agosto— porque los aires acondicionados siempre eran codiciados con aquellas temperaturas que rallaban las de un horno.

            EunBi nunca había llevado especialmente bien el calor y mucho menos el calor húmedo de aquella ciudad porque se empapaba en sudor nada más salir a la calle y odiaba aquello más que cualquier otra cosa en el mundo; sin embargo, junto a EunBi, junto a la chica que había conocido en primavera y junto a la que había comenzado a salir, había acabado decidiendo que, en los días libres debía quedar y verse y afianzar un poco más aquella relación que en la primavera había florecido y que ninguna de las dos quería que comenzara a secarse en verano por la falta del riego y la constante y fuerte luz del sol. En su camino por la ciudad, EunBi podía ver cómo las plantas que en primavera había estado completamente verdes y con una gran vitalidad, en verano se volvían de color dorado, de color pajizo, sin poder soportar el cambio a la estación seca.

            No obstante, aunque la ciudad ya no tuviera aquellos tonos vivos de la primavera y a pesar de que el aire se hubiera vuelto irrespirable por la polución que las escasas e intermitentes lluvias veraniegas no aplacaban, la ciudad seguía siendo un hervidero de vida y las dos chicas seguían viviendo aquel incipiente amor aprovechando las vacaciones de la universidad, viéndose prácticamente cada día a pesar del calor, estando juntas cada vez que se encontraban, la una sin ser capaz de despegarse de la otra porque la vitalidad de la estación influía en ellas y en su relación, que a veces era demasiado vívida, como el dorado de las plantas resecas y otras veces era letárgica, como el lento y descendente camino del sol hacia el ocaso.

En las largas tardes de verano, a veces en el piso de una, a veces en el de la otra, solían pasar el rato en la cama, abrazadas delante del ventilador, hablando, viendo películas o series, con poca ropa en ocasiones y en otras con ninguna, a veces prestando atención a la pantalla del ordenador, a veces estando mucho más entretenidas en descubrir cada centímetro de la piel ajena. El brillo dorado del sol parecía reflejar la época dorada que las dos chicas estaban viviendo, una época cálida, de sentimientos ardientes y sofocantes, una época preciosa que no podía ser enturbiada a pesar de las escasas veces en las que el cielo se cubría de nubes, porque incluso aquellas lluvias intermitentes e indefinidas hacían que su relación fuera viento en popa, algo que EunBi jamás se había esperado que pudiera suceder cuando meses atrás había conocido a la chica de aquella forma tan curiosa.


La Vie en Rouge – Automne

            El calor y el buen tiempo terminaban con el verano y con la irremediable llegada del otoño, la época del año más triste y más sombría a pesar de la existencia del invierno. El otoño era de las estaciones menos queridas porque el calor del sol del verano y su luz se volvían tenues, difusas, y todo se ensombrecía y se oscurecía; las lluvias no tardaban en hacer que los días se volvieran grises y el frío comenzaba a calar los huesos, la ciudad de Seúl se llenaba del casi permanente olor a tierra mojada y los árboles se empezaban a quedar desnudos o a adquirir una coloración rojiza o anaranjada en sus hojas. La alegría que habían traído la primavera y el verano desaparecían y las sonrisas de la gente se escondían tras las bufandas.

            El otoño, como la primavera, era una época de cambios, pero al contrario que la primavera, aquellos cambios generalmente no eran idóneos… al menos para la relación de EunBi no fue así, porque con el fin del verano y la llegada del otoño, su relación también finalizó, quedándose atrás con el buen tiempo y marchitándose en la frialdad del ambiente otoñal. Sin motivo aparente, sin ningún tipo de aviso, EunBi, que había estado a su lado durante todo aquel tiempo, desapareció de su vida sin dejar rastro de que jamás hubiera estado en ella, como si el viento se la hubiera llevado lejos, a algún lugar en el que no pudiera alcanzarla, la chica se había ido tan rápido como había llegado.

            La tristeza se acumulaba en el otoño y formaba nubes de las que caían cascadas de agua a través de las cuales apenas se podía ver nada de la misma forma que las lágrimas se acumulaban en los ojos de EunBi cada vez que se preguntaba sobre el paradero de la otra chica y por qué motivo la había dejado cuando todo había ido sobre ruedas desde que se habían conocido, cuando todo había sido perfecto estando ellas juntas. EunBi se cuestionaba demasiadas cosas y se sumía en sus pensamientos demasiado a menudo… pero ninguna de aquellas cuestiones tenía respuesta, porque la persona que podía responderle todos esos interrogantes no se encontraba junto a ella para poder contestarlos.

            Durante aquella estación maldita, EunBi comenzó a dar paseos por las calles de Seúl, caminando por encima y por debajo de mantos de color rojo y ocre, dejando que la lluvia que caía del cielo la empapara en ocasiones para que las gotas de la lluvia se confundieran con las lágrimas que caían por sus mejillas cada vez que recordaba su primer encuentro junto a EunBi, sin importarle lo más mínimo pescar algún resfriado, porque estando de aquella forma, su pecho dolía muchísimo menos que estando encerrada en casa, en el lugar en el que había pasado el verano más feliz de su vida junto con la otra chica. En ese tiempo, EunBi pescó tres resfriados, pero el dolor de cabeza y la congestión nasal, la fiebre y la inflamación de garganta hacían que el dolor de su corazón menguara, por lo que la chica agradeció enormemente aquellas ocasiones en los que su cuerpo entero dolía y se enfocaba en recuperarse en lugar de en pensar en EunBi en cada momento.



La Vie en Blanc – Hiver

            La llegada del invierno volvía a hacer que la ciudad se convirtiera en un hervidero de vida como en los meses de estaciones calurosas a pesar del frío y del mal tiempo, de la lluvia, del granizo y de la nieve. Desde el final del otoño, la ciudad se convertía en un verdadero espectáculo de luces por las noches debido a las decoraciones navideñas y los ruidos de la calle eran amenizados y diluidos con los villancicos puestos en los comercios. A EunBi siempre le había encantado aquella época del año porque la navidad estaba al doblar la esquina y la navidad siempre era alegre; sin embargo, aquel año la chica no estaba realmente ilusionada con la navidad porque la ilusión que había durado seis meses, había desaparecido otros tres y todavía no era capaz de pasar página. Todo había sido tan bonito, tan perfecto, que se negaba a desprenderse de aquellos recuerdos… pero la chica sabía que conforme pasara el tiempo, poco a poco, dejaría de pensar en aquel tiempo, dejaría de pensar en EunBi y seguiría con su vida.

            Generalmente, con el invierno llegaban las nieves, aquella agua congelada que volvía los tejados de la ciudad de color blanco y sus calles también, calles que acababan siendo resbaladizas a primeras horas de la mañana debido al hielo y en las que más de uno y más de dos acababa por los suelos. El invierno siempre había sido frío y desapetecible, pero a EunBi le gustaba el ritmo de la ciudad en aquella época, le gustaba inspirar hondo cada mañana y que el intenso frío se colara por sus fosas nasales y le despejara los pulmones; pero, sobre todo, a EunBi le gustaba la nieve… y después de aquel invierno, la nieve le gustó muchísimo más, porque con la llegada de la nieve, también llegó a ella la persona por la que había languidecido durante el otoño.

           Ante su puerta, con la bufanda y el gorro tapándole medio rostro, se había encontrado a EunBi, perfectamente reconocible a pesar de todo ello, y su corazón había dado un vuelco porque no la había esperado allí de ninguna de las formas. La había cogido de sus heladas manos y la había llevado hasta el interior del piso, donde había hecho un poco de chocolate caliente mientras escuchaba todo aquello que la otra tenía que decirle sobre la causa de su desaparición, sintiendo cómo poco a poco, con cada palabra de EunBi, su corazón dejaba de pesar tantísimo dentro de su pecho y le dolía menos cada vez que latía.

            En la calidez del lugar y con el aroma del chocolate inundando sus fosas nasales, EunBi volvió a encontrar la paz que había desaparecido de su vida durante el otoño porque había vuelto a encontrar a su amor y ésta ya no iba a desaparecer nunca más de su vida de aquella manera, nunca más iba a dejarla. Fuera, mirando desde su ventana, la chica pudo observar cómo un manto blanco cubría los tejados de la ciudad mientras el cuerpo de EunBi la cubría a ella de un cariño y un amor que había extrañado demasiado.









Notas finales:
—Llevaba siglos con esta historia en stand by porque no tenía el tiempo ni la inspiración necesaria para ponerme con ella; pero, además, estuvo aún mucho más tiempo del necesario guardada en mi ordenador porque no tenía el tiempo ni la inspiración para corregirla y dejarla bonita.


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