Título: Eyes on You
Autora: Riz Aino
Pareja: BamLisa (Lisa + Bam
Bam) (BLACK7 – GOT7 + BLACKPINK)
Calificación: NC–17
Géneros: AU, romance, pwp, smut
Número de palabras: 2.542 palabras
Resumen: la música reverbera en sus oídos, el alcohol hace que su
cabeza dé vueltas… y sus ojos arden en las llamas del deseo.
Advertencias: básicamente esta historia no trata más que del
mantenimiento de relaciones sexuales que estarán descritas de forma bastante
explícita.
Notas: esta historia está interrelacionada con la de Seoul Night,
no es estrictamente necesario leer ambas, pero estaría bien que lo hicierais.
Comentario de autora: desde hace años tenía esta
historia (y la de Seoul Night) pensadas, pero como me había desacostumbrado a
escribir smut, las había ido dejando y dejando, hasta que me decidí a sacarlas
adelante y no dejarlo más. Espero que os guste.
La
discoteca que al principio de la noche estaba repleta hasta los topes de
personas bailando y bebiendo, poco a poco comenzó a vaciarse hasta que no
quedaron más que unas pocas decenas de personas que seguían pasándoselo bien si
acusar el cansancio o sin estar lo suficientemente borrachos como para acabar
siendo llevados fuera del lugar por amigos. BamBam era de los pocos que todavía
quedaban en el lugar, con su cubata en la mano y bailando al ritmo de la música
electrónica que resonaba a todo volumen en la discoteca del hotel en el que se
estaban hospedando en Seúl. BamBam siempre había sido así de fiestero, de los
últimos en volver a casa, de los que siempre liaban a sus amigos para que se
quedaran más tiempo de marcha y al final estuvieran todos hasta la madrugada de
pub en pub, de discoteca en discoteca, simplemente bebiendo y pasando un buen
rato todos juntos o ligando; sin embargo, aquella noche, BamBam se había
quedado prácticamente solo, casi sin ninguna persona conocida a su alrededor
porque todos los demás se habían subido a sus habitaciones —incluso Ten se
había ido, el traidor de Ten, y el chico no se había dado cuenta de cuándo
aquello había sucedido—.
Pero
BamBam tenía una excusa para no haberse dado cuenta de nada de lo que pasaba a
su alrededor, para no haberse percatado de que sus amigos poco a poco se iban
del lugar y la pista se iba quedando más y más vacía. Su excusa era bastante
pobre y sobre todo rara, pero seguía siendo una excusa y BamBam la iba a
utilizar como excusa, de la misma forma que utilizaría el motto que habían pactado cuando habían llegado a la ciudad, porque
el chico sabía que algo como lo que le estaba sucediendo se debía a Seúl y a la
magia que ejercía aquel lugar sobre él… porque sino no se explicaba el motivo
por el cual no había podido dejar de mirar a Lisa desde que ambos se habían
encontrado en el ascensor para bajar a la discoteca.
Lisa
era amiga suya de toda la vida, se conocían desde que eran unos críos y habían
pasado sus malas épocas y sus buenas épocas juntos. Lisa era su amiga y él no
la había visto de ninguna forma más que eso, como su amiga, como veía a Ten,
como veía a Sorn; quizás a Lisa la veía de una forma algo más especial porque
llevaba mucho más tiempo siendo amigo suyo que de los demás, pero, en cualquier
caso, Lisa simplemente era su amiga y él nunca había querido nada más con ella.
Y, sin embargo, allí se encontraba. BamBam se había pasado toda la noche
observándola, con los ojos completamente fijos en ella, en lo que hacía y
dejaba de hacer, en cómo se movía al ritmo de la música, en cómo bebía de las
diferentes copas que se pedía, en cómo sonreía a las personas que se
encontraban a su alrededor, en cómo le sonreía a él cada vez que lo cazaba
observándola.
Lisa
aquella noche estaba ejerciendo una magia especial sobre él, como la ciudad en
la que se encontraban, tan lejos de casa, en un sitio tan desconocido, en un
lugar en el que cualquier cosa que sucediera no importaría realmente porque
todos así habían decidido que fuera antes de bajar del avión y pisar Corea del
Sur.
“Lo que pase en Seúl, se queda en Seúl”.
Con
aquella frase en mente y con demasiadas copas de más, BamBam finalmente había
decidido acercarse a la chica de la que no había podido apartar su mirada en
toda la noche, bailando, moviéndose al ritmo de la música y estando junto a
ella, más cerca de lo que lo había estado nunca, con sus pieles rozándose cada
vez que alguno hacía cualquier movimiento. Lisa le dedicó una sonrisa
encantadora antes de arrimarse mucho más a él, pegando su cuerpo al de BamBam, rozándose
con él de forma descarada, como si hubiera adivinado perfectamente las
intenciones que BamBam había tenido al acercarse a ella y como si estuviera
completamente de acuerdo en que aquellas intenciones siguieran adelante y no
fueran solo intenciones.
Sus miradas se cruzaron
en ese momento, mientras sus cuerpos se rozaban el unió con el otro y BamBam
pudo ver cómo un intenso fuego surgía en la mirada de Lisa, una mirada fija en
la suya que durante unos segundos lo dejó sin respiración. El chico solo pudo
volver a respirar correctamente después de que ella apartara su mirada de sus
ojos, pero que la bajara hasta sus labios le provocó un calor insoportable,
sobre todo cuando ella se lamió los labios observando los de él. BamBam no
necesitó que Lisa dijera una palabra en esos momentos para poder sentir que de
ambos emanaba una tensión que debían de resolver y que debía de ser rápido,
antes de que la magia desapareciera, antes de que la borrachera se les pasara,
antes de que pudieran pensar racionalmente y darse cuenta de que no podían.
Por
eso, BamBam rodeó la delgadísima cintura de Lisa con sus brazos, atrayéndola
mucho más a su cuerpo, tanto, que llegó un momento en el que no supo dónde
terminaba su cuerpo y dónde comenzada el de la chica. Aprovechando aquella
cercanía, el chico pegó su frente a la de Lisa, sus narices se rozaron y sus
respiraciones se mezclaron, jadeantes a pesar de que no habían hecho ningún
esfuerzo de momento; sin embargo, BamBam esperó, esperó hasta que Lisa fuera la
que diera el siguiente paso, esperó hasta que ella decidiera salvar el resto de
la distancia que quedaba entre sus labios, aquella escasa distancia. Y no tuvo
que esperar demasiado.
Unos
segundos después, Lisa buscaba sus labios con los suyos de una forma
completamente agónica, desesperada, como si aquella acción fuera algo que
llevara demasiado tiempo deseando hacer. BamBam respondió de aquella misma
forma, devolviendo aquel beso desenfrenado en el que sus lenguas jugaron la una
con la otra sin descanso, luchando por tomar el control del beso, un beso
descoordinado, candente, lleno de saliva, lleno de cosas que no habían sido
dichas en voz alta pero que estaban siendo volcadas en aquel choque de labios y
en aquella guerra de lenguas sin fin y sin ganador absoluto, pues se separaron
para coger aire antes de que se declarara un vencedor. Ambos jadearon contra
los labios del contrario y BamBam se alejó un poco para poder ver con claridad
a su amiga, para tratar de calmar un poco los latidos desenfrenados de su
corazón, sin mucho éxito.
—Lisa…
—susurró, y no supo s con el ruido de la música la chica lo oyó de verdad o
leyó su nombre en sus labios, pero se acercó a su oído para hablarle
directamente allí y provocar un escalofrío en su cuerpo.
—Subamos
a la habitación —dijo ella. No tuvo que decirlo dos veces.
BamBam
la cogió de la mano para después comenzar a andar y sacarlos a ambos de la discoteca
del hotel rápidamente, sin mirar atrás, sin poder pensar para ver si aquello
estaba bien o mal, para determinar si debía parar o no, para calmarse. El chico
se había dejado llevar por el motto
que habían preestablecido y Lisa parecía que también se estaba dejando llevar
por él, con eso, daba igual absolutamente todo lo demás. Se dejarían llevar por
la situación, harían algo que jamás habrían hecho en casa y después simplemente
lo dejarían atrás y no volverían a traerlo a colación. Era lo mejor.
Con
sus pasos acelerados no tardaron en llegar al ascensor y pulsar en él la planta
en la que se encontraban sus habitaciones, de la misma forma que no tardaron en
volver a acercarse al cuerpo del otro en cuanto las puertas de metal se
cerraron. BamBam fue esta vez quien dio el paso adelante, quien sin mediar ni
una sola palabra tomó el rostro de Lisa con una de sus manos y la besó de la
misma forma desenfrenada que lo habían hecho en la discoteca minutos antes, un
beso totalmente descoordinado y acelerado que mostraba las muchísimas ganas que
tenían ambos de salir de aquel cubículo de metal y cristal para llegar a alguna
habitación. Solo cuando las puertas del ascensor volvieron a abrirse, Lisa se
separó de él y, aunque BamBam trató de seguirla en el beso, ella le puso un
dedo en los labios y le dedicó una sonrisa pícara y una mirada juguetona que lo
invitaba a esperar unos momentos para poder hacer las cosas bien. El chico tuvo
que aguantarse las ganas de seguir besando aquellos labios a los que parecía
haberse vuelto adicto con tan solo dos besos y simplemente esta vez la siguió a
ella por el pasillo del hotel hasta llegar a la habitación de la chica, donde
se detuvieron para que Lisa pudiera sacar la tarjeta y abrir la puerta.
—Ahhhhhhh…
ahhhhh…
Un
gemido se escuchó a través de aquella puerta justo cuando la chica acababa de
sacar la tarjeta y ambos se quedaron completamente paralizados. Ya había
alguien pasándoselo realmente bien en aquella habitación y no podían entrar
allí. antes de que ambos pudieran pensar, antes de que ambos pudieran dar
marcha atrás antes de continuar con aquello, BamBam guio a Lisa por el pasillo
de nuevo hasta su habitación, esperando que Ten no estuviera en ella para poder
estar con Lisa, para no tener que alejarse aquella noche sin que nada pasara. Sacó
su tarjeta de su pantalón y abrió la puerta con cuidado, encendiendo la luz
cuando ambos estuvieron dentro y echando un vistazo a la habitación compartida,
dándose cuenta de que allí no había nadie y no había habido nadie desde que
salieron hacia la discoteca muchas horas antes. El chico no pudo evitar sonreír
y después volver a pegarse al cuerpo de Lisa hasta que no fue capaz de
discernir la separación entre ambos y comenzar a besarla de nuevo.
Besándose,
sin ser capaz de separarse el uno de la otra y la otra del uno, comenzaron a
caminar lentamente, tropezándose por no estar acostumbrados a aquel lugar y
riéndose dentro del choque de labios y de la guerra de lenguas cada vez que
aquello sucedía, dirigiéndose hasta la cama más cercana de la habitación.
BamBam
sentía que hacía demasiado calor en aquella habitación, que cada vez hacía más y
más calor y que necesitaba quitarse toda la ropa que llevaba encima, pero sobre
todo necesitaba quitarle toda la ropa que Lisa llevaba encima, aquella blusa y
aquella falda de cuadros, porque desde que la había visto aparecer aquella
noche, el chico lo único que había deseado era versa sin aquella ropa, verla
completamente desnuda, tenerla de aquella guisa sobre su cama y poder tocarla y
observarla, de la misma forma que deseaba que ella lo tocara y observara su
cuerpo. Solo de pensar en aquello, su cuerpo se calentaba aún más, tanto que a
BamBam le parecía completamente imposible seguir viviendo dentro de su piel con
aquel calor.
De
alguna forma, BamBam acabó cayendo sobre el colchón de espaldas, de alguna
forma, Lisa se encontraba sobre él, sentada sobre su entrepierna, con sus
rodillas a cada lado de su cuerpo y su falda mucho más arriba de lo que él
recordaba, con su cabello rubio cayendo en cascada hacia delante, observándolo
fijamente, de la misma forma que BamBam la había estado observando durante toda
aquella noche, con deseo, con un fuego que necesitaba ser apagado lo más pronto
posible y que probablemente necesitaría ser apagado en varias ocasiones para
que terminase de extinguirse del todo. Por ese motivo, el chico se alzó sobre
sus codos y buscó de nuevo los labios de Lisa, aquellos labios finos que lo hacían
sentir en el paraíso y de los que no quería separarse por nada del mundo.
Y
entre besos la ropa comenzó a ser retirada de sus cuerpos, entre besos porque
ninguno podía dejar los del contrario rodaron por la estrecha cama tratando de
encontrar la postura correcta para sacarse la ropa hasta que se quedaron
completamente desnudos delante del otro, como llevaban sin hacerlo desde que
eran pequeños. Habían cambiado mucho, habían crecido, habían madurado y sus
cuerpos con ellos y el cuerpo de Lisa era demasiado excitante para él y no solo
su cuerpo, sus besos y sus caricias lo habían encendido completamente y su
miembro se había endurecido y necesitaba hundirse en el cuerpo de la chica para
poder apagar aquel fuego que sentía en su entrepierna.
—Condones…
—jadeó Lisa cuando su estómago se rozó con el miembro erecto de BamBam—. ¿Dónde
los tienes?
—En
la cartera… —respondió él también falto de aire—. En los pantalones…
Lisa
se bajó de su cuerpo y de la cama, se paseó desnuda por la habitación y buscó
en el suelo el lugar en el que habían caído los pantalones del chico mientras
éste no podía parar de observarla. No tardó demasiado en encontrar lo que había
ido a buscar y cuando finalmente tuvo uno en sus manos volvió a la cama y rasgó
el plástico para ponérselo a BamBam antes de que ambos pudieran pensar en nada
más, pensar en que estaban a punto de tener sexo con su mejor amigo, con su
mejor amiga, antes de que sus pensamientos los pararan en seco, antes de que
pudieran decidir separarse y que la chica se fuera de su cama y de su habitación
para no volver jamás.
Con
la mente completamente en blanco y con el corazón latiendo a mil por hora,
BamBam sintió el interior de Lisa acoger su miembro y cernirse a su alrededor,
provocándole una sensación exquisita que lo dejó completamente sin respiración,
pero necesitado de moverse dentro de ella una y otra vez. Besándose, besándose
porque no podían estar alejados de los labios del otro, los dos se movieron a
un ritmo desenfrenado, buscando el mayor placer hasta que finalmente alcanzaron
el clímax.
Notas
finales:
—He tenido muchísimos problemas con el
desarrollo de estas dos historias interrelacionadas, así que no me puedo creer
que finalmente ambas estén completas, pero me alegra muchísimo haber podido
seguir adelante con ellas y no haberme rendido hasta sacarlas adelante y hacer las
cosas decentemente. Espero que os hayan gustado estos dos “Especiales de Navidad”
candentes para paliar el frío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario