jueves, 27 de diciembre de 2018

[One Shot] Eyes on You {BamLisa}


Título: Eyes on You
Autora: Riz Aino
Pareja: BamLisa (Lisa + Bam Bam) (BLACK7 – GOT7 + BLACKPINK)
Calificación: NC–17
Géneros: AU, romance, pwp, smut
Número de palabras: 2.542 palabras
Resumen: la música reverbera en sus oídos, el alcohol hace que su cabeza dé vueltas… y sus ojos arden en las llamas del deseo.
Advertencias: básicamente esta historia no trata más que del mantenimiento de relaciones sexuales que estarán descritas de forma bastante explícita.
Notas: esta historia está interrelacionada con la de Seoul Night, no es estrictamente necesario leer ambas, pero estaría bien que lo hicierais.
Comentario de autora: desde hace años tenía esta historia (y la de Seoul Night) pensadas, pero como me había desacostumbrado a escribir smut, las había ido dejando y dejando, hasta que me decidí a sacarlas adelante y no dejarlo más. Espero que os guste.


            La discoteca que al principio de la noche estaba repleta hasta los topes de personas bailando y bebiendo, poco a poco comenzó a vaciarse hasta que no quedaron más que unas pocas decenas de personas que seguían pasándoselo bien si acusar el cansancio o sin estar lo suficientemente borrachos como para acabar siendo llevados fuera del lugar por amigos. BamBam era de los pocos que todavía quedaban en el lugar, con su cubata en la mano y bailando al ritmo de la música electrónica que resonaba a todo volumen en la discoteca del hotel en el que se estaban hospedando en Seúl. BamBam siempre había sido así de fiestero, de los últimos en volver a casa, de los que siempre liaban a sus amigos para que se quedaran más tiempo de marcha y al final estuvieran todos hasta la madrugada de pub en pub, de discoteca en discoteca, simplemente bebiendo y pasando un buen rato todos juntos o ligando; sin embargo, aquella noche, BamBam se había quedado prácticamente solo, casi sin ninguna persona conocida a su alrededor porque todos los demás se habían subido a sus habitaciones —incluso Ten se había ido, el traidor de Ten, y el chico no se había dado cuenta de cuándo aquello había sucedido—.


            Pero BamBam tenía una excusa para no haberse dado cuenta de nada de lo que pasaba a su alrededor, para no haberse percatado de que sus amigos poco a poco se iban del lugar y la pista se iba quedando más y más vacía. Su excusa era bastante pobre y sobre todo rara, pero seguía siendo una excusa y BamBam la iba a utilizar como excusa, de la misma forma que utilizaría el motto que habían pactado cuando habían llegado a la ciudad, porque el chico sabía que algo como lo que le estaba sucediendo se debía a Seúl y a la magia que ejercía aquel lugar sobre él… porque sino no se explicaba el motivo por el cual no había podido dejar de mirar a Lisa desde que ambos se habían encontrado en el ascensor para bajar a la discoteca.

            Lisa era amiga suya de toda la vida, se conocían desde que eran unos críos y habían pasado sus malas épocas y sus buenas épocas juntos. Lisa era su amiga y él no la había visto de ninguna forma más que eso, como su amiga, como veía a Ten, como veía a Sorn; quizás a Lisa la veía de una forma algo más especial porque llevaba mucho más tiempo siendo amigo suyo que de los demás, pero, en cualquier caso, Lisa simplemente era su amiga y él nunca había querido nada más con ella. Y, sin embargo, allí se encontraba. BamBam se había pasado toda la noche observándola, con los ojos completamente fijos en ella, en lo que hacía y dejaba de hacer, en cómo se movía al ritmo de la música, en cómo bebía de las diferentes copas que se pedía, en cómo sonreía a las personas que se encontraban a su alrededor, en cómo le sonreía a él cada vez que lo cazaba observándola.

            Lisa aquella noche estaba ejerciendo una magia especial sobre él, como la ciudad en la que se encontraban, tan lejos de casa, en un sitio tan desconocido, en un lugar en el que cualquier cosa que sucediera no importaría realmente porque todos así habían decidido que fuera antes de bajar del avión y pisar Corea del Sur.

            “Lo que pase en Seúl, se queda en Seúl”.

            Con aquella frase en mente y con demasiadas copas de más, BamBam finalmente había decidido acercarse a la chica de la que no había podido apartar su mirada en toda la noche, bailando, moviéndose al ritmo de la música y estando junto a ella, más cerca de lo que lo había estado nunca, con sus pieles rozándose cada vez que alguno hacía cualquier movimiento. Lisa le dedicó una sonrisa encantadora antes de arrimarse mucho más a él, pegando su cuerpo al de BamBam, rozándose con él de forma descarada, como si hubiera adivinado perfectamente las intenciones que BamBam había tenido al acercarse a ella y como si estuviera completamente de acuerdo en que aquellas intenciones siguieran adelante y no fueran solo intenciones.

Sus miradas se cruzaron en ese momento, mientras sus cuerpos se rozaban el unió con el otro y BamBam pudo ver cómo un intenso fuego surgía en la mirada de Lisa, una mirada fija en la suya que durante unos segundos lo dejó sin respiración. El chico solo pudo volver a respirar correctamente después de que ella apartara su mirada de sus ojos, pero que la bajara hasta sus labios le provocó un calor insoportable, sobre todo cuando ella se lamió los labios observando los de él. BamBam no necesitó que Lisa dijera una palabra en esos momentos para poder sentir que de ambos emanaba una tensión que debían de resolver y que debía de ser rápido, antes de que la magia desapareciera, antes de que la borrachera se les pasara, antes de que pudieran pensar racionalmente y darse cuenta de que no podían.

            Por eso, BamBam rodeó la delgadísima cintura de Lisa con sus brazos, atrayéndola mucho más a su cuerpo, tanto, que llegó un momento en el que no supo dónde terminaba su cuerpo y dónde comenzada el de la chica. Aprovechando aquella cercanía, el chico pegó su frente a la de Lisa, sus narices se rozaron y sus respiraciones se mezclaron, jadeantes a pesar de que no habían hecho ningún esfuerzo de momento; sin embargo, BamBam esperó, esperó hasta que Lisa fuera la que diera el siguiente paso, esperó hasta que ella decidiera salvar el resto de la distancia que quedaba entre sus labios, aquella escasa distancia. Y no tuvo que esperar demasiado.

            Unos segundos después, Lisa buscaba sus labios con los suyos de una forma completamente agónica, desesperada, como si aquella acción fuera algo que llevara demasiado tiempo deseando hacer. BamBam respondió de aquella misma forma, devolviendo aquel beso desenfrenado en el que sus lenguas jugaron la una con la otra sin descanso, luchando por tomar el control del beso, un beso descoordinado, candente, lleno de saliva, lleno de cosas que no habían sido dichas en voz alta pero que estaban siendo volcadas en aquel choque de labios y en aquella guerra de lenguas sin fin y sin ganador absoluto, pues se separaron para coger aire antes de que se declarara un vencedor. Ambos jadearon contra los labios del contrario y BamBam se alejó un poco para poder ver con claridad a su amiga, para tratar de calmar un poco los latidos desenfrenados de su corazón, sin mucho éxito.

            —Lisa… —susurró, y no supo s con el ruido de la música la chica lo oyó de verdad o leyó su nombre en sus labios, pero se acercó a su oído para hablarle directamente allí y provocar un escalofrío en su cuerpo.
            —Subamos a la habitación —dijo ella. No tuvo que decirlo dos veces.

            BamBam la cogió de la mano para después comenzar a andar y sacarlos a ambos de la discoteca del hotel rápidamente, sin mirar atrás, sin poder pensar para ver si aquello estaba bien o mal, para determinar si debía parar o no, para calmarse. El chico se había dejado llevar por el motto que habían preestablecido y Lisa parecía que también se estaba dejando llevar por él, con eso, daba igual absolutamente todo lo demás. Se dejarían llevar por la situación, harían algo que jamás habrían hecho en casa y después simplemente lo dejarían atrás y no volverían a traerlo a colación. Era lo mejor.

            Con sus pasos acelerados no tardaron en llegar al ascensor y pulsar en él la planta en la que se encontraban sus habitaciones, de la misma forma que no tardaron en volver a acercarse al cuerpo del otro en cuanto las puertas de metal se cerraron. BamBam fue esta vez quien dio el paso adelante, quien sin mediar ni una sola palabra tomó el rostro de Lisa con una de sus manos y la besó de la misma forma desenfrenada que lo habían hecho en la discoteca minutos antes, un beso totalmente descoordinado y acelerado que mostraba las muchísimas ganas que tenían ambos de salir de aquel cubículo de metal y cristal para llegar a alguna habitación. Solo cuando las puertas del ascensor volvieron a abrirse, Lisa se separó de él y, aunque BamBam trató de seguirla en el beso, ella le puso un dedo en los labios y le dedicó una sonrisa pícara y una mirada juguetona que lo invitaba a esperar unos momentos para poder hacer las cosas bien. El chico tuvo que aguantarse las ganas de seguir besando aquellos labios a los que parecía haberse vuelto adicto con tan solo dos besos y simplemente esta vez la siguió a ella por el pasillo del hotel hasta llegar a la habitación de la chica, donde se detuvieron para que Lisa pudiera sacar la tarjeta y abrir la puerta.

            —Ahhhhhhh… ahhhhh…

            Un gemido se escuchó a través de aquella puerta justo cuando la chica acababa de sacar la tarjeta y ambos se quedaron completamente paralizados. Ya había alguien pasándoselo realmente bien en aquella habitación y no podían entrar allí. antes de que ambos pudieran pensar, antes de que ambos pudieran dar marcha atrás antes de continuar con aquello, BamBam guio a Lisa por el pasillo de nuevo hasta su habitación, esperando que Ten no estuviera en ella para poder estar con Lisa, para no tener que alejarse aquella noche sin que nada pasara. Sacó su tarjeta de su pantalón y abrió la puerta con cuidado, encendiendo la luz cuando ambos estuvieron dentro y echando un vistazo a la habitación compartida, dándose cuenta de que allí no había nadie y no había habido nadie desde que salieron hacia la discoteca muchas horas antes. El chico no pudo evitar sonreír y después volver a pegarse al cuerpo de Lisa hasta que no fue capaz de discernir la separación entre ambos y comenzar a besarla de nuevo.

            Besándose, sin ser capaz de separarse el uno de la otra y la otra del uno, comenzaron a caminar lentamente, tropezándose por no estar acostumbrados a aquel lugar y riéndose dentro del choque de labios y de la guerra de lenguas cada vez que aquello sucedía, dirigiéndose hasta la cama más cercana de la habitación.

            BamBam sentía que hacía demasiado calor en aquella habitación, que cada vez hacía más y más calor y que necesitaba quitarse toda la ropa que llevaba encima, pero sobre todo necesitaba quitarle toda la ropa que Lisa llevaba encima, aquella blusa y aquella falda de cuadros, porque desde que la había visto aparecer aquella noche, el chico lo único que había deseado era versa sin aquella ropa, verla completamente desnuda, tenerla de aquella guisa sobre su cama y poder tocarla y observarla, de la misma forma que deseaba que ella lo tocara y observara su cuerpo. Solo de pensar en aquello, su cuerpo se calentaba aún más, tanto que a BamBam le parecía completamente imposible seguir viviendo dentro de su piel con aquel calor.

            De alguna forma, BamBam acabó cayendo sobre el colchón de espaldas, de alguna forma, Lisa se encontraba sobre él, sentada sobre su entrepierna, con sus rodillas a cada lado de su cuerpo y su falda mucho más arriba de lo que él recordaba, con su cabello rubio cayendo en cascada hacia delante, observándolo fijamente, de la misma forma que BamBam la había estado observando durante toda aquella noche, con deseo, con un fuego que necesitaba ser apagado lo más pronto posible y que probablemente necesitaría ser apagado en varias ocasiones para que terminase de extinguirse del todo. Por ese motivo, el chico se alzó sobre sus codos y buscó de nuevo los labios de Lisa, aquellos labios finos que lo hacían sentir en el paraíso y de los que no quería separarse por nada del mundo.

            Y entre besos la ropa comenzó a ser retirada de sus cuerpos, entre besos porque ninguno podía dejar los del contrario rodaron por la estrecha cama tratando de encontrar la postura correcta para sacarse la ropa hasta que se quedaron completamente desnudos delante del otro, como llevaban sin hacerlo desde que eran pequeños. Habían cambiado mucho, habían crecido, habían madurado y sus cuerpos con ellos y el cuerpo de Lisa era demasiado excitante para él y no solo su cuerpo, sus besos y sus caricias lo habían encendido completamente y su miembro se había endurecido y necesitaba hundirse en el cuerpo de la chica para poder apagar aquel fuego que sentía en su entrepierna.

            —Condones… —jadeó Lisa cuando su estómago se rozó con el miembro erecto de BamBam—. ¿Dónde los tienes?
            —En la cartera… —respondió él también falto de aire—. En los pantalones…

            Lisa se bajó de su cuerpo y de la cama, se paseó desnuda por la habitación y buscó en el suelo el lugar en el que habían caído los pantalones del chico mientras éste no podía parar de observarla. No tardó demasiado en encontrar lo que había ido a buscar y cuando finalmente tuvo uno en sus manos volvió a la cama y rasgó el plástico para ponérselo a BamBam antes de que ambos pudieran pensar en nada más, pensar en que estaban a punto de tener sexo con su mejor amigo, con su mejor amiga, antes de que sus pensamientos los pararan en seco, antes de que pudieran decidir separarse y que la chica se fuera de su cama y de su habitación para no volver jamás.

            Con la mente completamente en blanco y con el corazón latiendo a mil por hora, BamBam sintió el interior de Lisa acoger su miembro y cernirse a su alrededor, provocándole una sensación exquisita que lo dejó completamente sin respiración, pero necesitado de moverse dentro de ella una y otra vez. Besándose, besándose porque no podían estar alejados de los labios del otro, los dos se movieron a un ritmo desenfrenado, buscando el mayor placer hasta que finalmente alcanzaron el clímax.













Notas finales:
—He tenido muchísimos problemas con el desarrollo de estas dos historias interrelacionadas, así que no me puedo creer que finalmente ambas estén completas, pero me alegra muchísimo haber podido seguir adelante con ellas y no haberme rendido hasta sacarlas adelante y hacer las cosas decentemente. Espero que os hayan gustado estos dos “Especiales de Navidad” candentes para paliar el frío.

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