Título:
Eat you up
Autora:
Riz Aino
Pareja:
NielHwang (Hwang MinHyun + Kang Daniel) (WANNA ONE)
Clasificación: NC–17
Géneros: AU, pwp
Número de palabras: 733 palabras
Resumen: Daniel lleva mucho tiempo queriendo comerse enterito a
MinHyun y no va a contenerse más.
Advertencias: básicamente… sexo… explícito… no busquéis más aparte,
que no lo vais a encontrar.
Notas: historia escrita para mí porque tenía muchas ganas de
esta otp.
Comentario de
autora: gracias a la exposición
de que MinHyun no tiene ningún tipo de vello corporal, esta idea loca apareció
en mi cabeza hace mucho tiempo, pero estuve dándole vueltas mucho hasta que me
decidí a escribirlo finalmente. Espero que os guste.
Eat you up
“Hoy
voy a comerte, enterito, prepárate”.
MinHyun sabía perfectamente, gracias
a aquel aviso por parte de su novio, qué era lo que se iba a encontrar al
llegar a casa después del trabajo; sabía perfectamente que Daniel lo iba a
estar esperándolo para comérselo de arriba abajo sin darle oportunidad siquiera
a protestar por ello y también sabía que aquella noche no iba a tener fin y que
iban a acabar viendo amanecer. MinHyun lo sabía, pero aun así, cuando entró por
la puerta del apartamento que compartía con su novio y lo encontró en la
entrada, con sus ojos ardiendo en el fuego del deseo, sintió un escalofrío de
placer recorrer su cuerpo… porque aunque supiera que aquella noche iba a
entregar su cuerpo al deseo, éste seguía reaccionando como si no lo supiera y
como si fuera la primera vez que se encontraba en aquella situación, para su
propia delicia y la de Daniel.
Las palabras no fueron necesarias en
ese momento, el saludo que generalmente se dedicaban cuando alguno llegaba a
casa murió en sus labios, labios que chocaron los unos contra los otros en un beso
desesperado y lleno con el movimiento de sus lenguas la una con la otra, sus
manos agarrando el rostro y la cintura del otro para atraerse mucho más cerca,
tan cerca que entre éstos no hubiera ni tan solo un centímetro de distancia,
tan cerca que casi pudieran fundirse el uno en el otro. Todo su mundo dejó de
existir a su alrededor, existiendo en aquel instante solo ellos y solo el deseo
de besar al otro de la forma más caliente y excitante que pudieran para poder
avanzar rápidamente a aquello que ambos sabía que debía de llegar, más temprano
que tarde. Era lo que los dos estaban ansiando con ganas desde hacía unos
cuantos días y era lo que ambos cumplirían finalmente aquella noche.
Cuando se separaron del otro lo
hicieron simplemente porque el aire era algo necesario y ambos respiraron de
forma entrecortada, mirándose fijamente a los ojos, viendo perfectamente en los
del contrario el ardiente deseo.
—Si no nos vamos ya a la cama te voy
a comer aquí en la entrada y creo que va a ser mucho más incómodo de esa forma —le
dijo Daniel, haciendo que MinHyun no pudiera evitar una pequeña carcajada—. Te
tengo muchas ganas.
MinHyun quiso hacerse de rogar, quiso
martirizar un poco a su chico, pero en realidad él también estaba ansioso
porque entre unas cosas y otras habían pasado demasiado tiempo lejos el uno del
otro, sin poder verse, sin poder tocarse, sin poder disfrutar del otro; así
que, al final, simplemente se dejó llevar por Daniel, atravesando el corto
pasillo hasta su habitación, donde no tardaron en llegar hasta la cama y donde
no tardaron en comenzar a desvestirse entre besos y caricias, sin dejarse ni un
solo palmo de piel sin besar o tocar, a pesar de que cada vez había más y más
piel expuesta entre los dos, piel más y más candente con cada segundo que
pasaba, ardiendo tanto que casi quemaba.
Daniel se lo había advertido, le
había advertido que se lo iba a comer de los pies a la cabeza y eso fue lo que
hizo en cuanto MinHyun estuvo tumbado de espaldas sobre la cama, besando todo
su cuerpo de arriba abajo, mordisqueando algunas zonas de su piel nívea,
arrancándole suspiros y gemidos una y otra vez, sin que el mayor pudiera o
deseara contenerlos, subiendo de nivel, subiendo de intensidad cuánto más descendía
por su cuerpo, sin dejarse ni un solo centímetro de aquella piel nívea suya.
Daniel había cumplido con su palabra de forma completamente maravillosa.
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