jueves, 6 de diciembre de 2018

[Chapter Nine] 20th Century Love {SeungIn}


Chapter Nine

—Mina… te lo puedo explicar… —murmuró InSeong, aunque no sabía cómo iba a explicarle absolutamente nada. No sabía cómo podía decirle que estaba saliendo con el chico del que ella estaba totalmente prendada. No sabía cómo iba a enmascarar aquella situación y darle la vuelta para que ella no creyera que lo que había visto era lo que realmente había pasado—. No es lo que parece…
—¡Pues explícame qué es lo que es de verdad! —replicó ella, alzando un poco la voz—, porque parecer parecía que oppa te estaba comiendo el cuello.


A InSeong le entró el pánico. Su amiga lo había visto todo perfectamente y lo de inventarse una mentira que tapara lo que habían estado haciendo era imposible, así que, lo que tenía que hacer era inventarse una mentira que explicara por qué SeungJun estaba sobre él besándole el cuello, algo que probablemente era un poco más sencillo de explicar que si los hubiera visto besándose en los labios. Sin embargo, en pánico, InSeong no podía pensar con claridad y no sabía qué era lo que podía decir, mientras los segundos pasaban, el silencio se iba haciendo más pesado y Mina se impacientaba.

—Mina… ¿verdad? —murmuró entonces SeungJun, rompiendo aquel silencio y haciendo que la atención de la chica se desviara hacia él, provocando que InSeong pudiera respirar de nuevo, aunque no sabía cuando había dejado de respirar antes—. Yo puedo explicártelo todo, pero antes, siéntate, por favor.

La chica lo miró con los ojos entrecerrados, dudando si debía hacer lo que SeungJun le había pedido hasta que finalmente se decidió por hacerlo y se sentó en el sofá, lo más alejada de ambos que pudo, observándolos fijamente. InSeong se giró hacia el chico para hacerle con la mirada una pregunta silenciosa, cuestionándole qué era lo que le iba a contar a su amiga; sin embargo, éste simplemente le dedicó una media sonrisa y puso una mano sobre la suya disimuladamente, como si esperara calmarlo de aquella forma, algo imposible porque InSeong estaba de los nervios e incluso sentía cómo el sudor frío caía por su columna vertebral y tenía todo el cuerpo en tensión. Nadie podía saber sobre aquello, nadie debía de saber que ambos hacían aquellas cosas juntos… pero apenas había pasado una semana y Mina ya los había descubierto porque habían sido demasiado descuidados. Aunque muy en el fondo, InSeong se alegraba de que hubiera sido Mina y no su madre o el señor Park, porque si hubiera sido alguno de los dos, probablemente les darían la paliza de sus vidas y los mandarían a cada uno a una punta del mundo para que no volvieran a cruzarse jamás.

—Mina —volvió a decir SeungJun—. Sé que eres Tinkerbell, así que, me gustaría que todo lo que te voy a contar lo mantuvieras en secreto… por favor —la chica titubeó, pero finalmente asintió—. Bien… voy a empezar por el principio.

Y, en ese momento, SeungJun comenzó a explicarle a Mina y a InSeong paso a paso cómo se había enamorado del chico, cómo se había quedado prendado de él en la cena en la que se conocieron y cómo poco a poco se había ido enamorando más y más de él conforme los días, las semanas y los meses habían pasado. También le contó sobre el accidente, le contó cómo su situación había sido mucho más grave de lo que habían dicho en las noticias, le contó cómo había estado a punto de morir y cómo se había prometido que, tras aquella segunda oportunidad que le había dado la vida, no iba a desaprovechar el tiempo lamentándose por no se capaz de expresar sus sentimientos. SeungJun les abrió a ambos su corazón y dejó sus sentimientos completamente al desnudo y desprotegidos para que si la chica quisiera destruirlos pudiera hacerlo sin tener que realizar mucho esfuerzo.

—¿Sois… novios? —fue lo que preguntó Mina cuando SeungJun terminó de hablar. Éste asintió, a pesar de que ninguno había dicho que fueran novios en ningún momento… aunque lo que hacían era algo que solían hacer las parejas, así que, no porque no lo hubiera dicho significaba que no lo fueran—. ¿Estáis saliendo? —SeungJun volvió a asentir—. Madre mía. No me lo creo.

En ese momento, la chica lanzó uno de sus grititos ultrasónicos y después comenzó a hablar demasiado rápido y tapándose la cara con las manos como si estuviera avergonzada, haciendo que InSeong se quedara completamente confuso. El chico se había esperado que Mina les gritara, los insultara, lo moliera a él a palos y jurara y perjurara que dejaría de seguir a KNK y que difundiría la noticia para destruir a SeungJun… pero nada de aquello había pasado y simple y llanamente se estaba comportando de la misma forma que cuando veía algún vídeo del grupo o aparecían fotos en las revistas.

—Hay un par de cosas que vuelven locas a las fans —le susurró SeungJun al oído, probablemente notando su patente confusión, mientras Mina seguía a lo suyo—. La primera, son los chicos guapos… la segunda, dos chicos guapos liados; por eso he pensado que podría contarle esto a tu amiga sin que supusiera ningún problema porque además nos podría ayudar de vez en cuando.
—¿Y si no hubiera reaccionado de esta manera? —le preguntó al chico.
—Siempre podríamos fugarnos a Estados Unidos —murmuró éste, guiñándole un ojo—. Mina, tienes que prometerme que jamás se lo dirás a nadie y que nos guardarás el secreto —le dijo a la chica en ese momento, llamando su atención—. Nadie lo puede saber, ni siquiera otras Tinkerbells o los miembros de KNK… menos nuestros padres.
—Lo prometo, lo prometo —respondió ella rápidamente—. Lo prometo como Tinkerbell. No saldrá de mi boca nada sobre esto, no se lo contaré a nadie y seguiré escribiendo fanfics SeungSeong… aunque en mi mente será otro InSeong el que estará contigo.

InSeong no quiso preguntar qué eran “fanfics SeungSeong”, no quiso tener nada que ver con aquello y simplemente suspiró aliviado porque aquel desafortunado encuentro con Mina hubiera terminado bien para todos, dándose cuenta en aquel momento que no sabía realmente lo que sería de ellos si fueran descubiertos, porque probablemente tendrían que separarse o huir y eso era algo que no podían permitirse. En ese mismo momento, InSeong se dio cuenta de que quizás no se había estado dejando llevar por SeungJun solo por dejarse llevar… sino porque probablemente, él también estaba enamorado del chico y eso lo asustó de sobremanera, pero las piezas sobre su comportamiento con el otro empezaron a encajar una tras otra, formando finalmente el puzle que tantísimo tiempo le había llevado terminar, el puzle en el que InSeong se percataba de que SeungJun se había metido demasiado en su mundo, tanto, que ya no recordaba apenas cómo debía ser éste sin él.

Mina se quedó en el piso haciéndoles unas cuantas preguntas sobre su relación que fueron todas respondidas por SeungJun porque InSeong tenía la cabeza en otra parte y apenas les prestó atención, de hecho, el chico prácticamente no se dio ni cuenta de que su amiga se despedía de ellos y se iba a su propia casa hasta que ésta no agitó su mano delante de su rostro, haciéndolo así estar de vuelta en el mundo real. Se despidió de ella en ese momento, tratando de esbozar una sonrisa convincente y en cuanto escuchó cómo la puerta del piso era cerrada por ella, dejó caer su cabeza contra el respaldo del sofá, lanzando un suspiro profundo al aire.

—Creo que ha salido bastante bien —murmuró SeungJun a su lado, aprovechando para apoyar su cabeza contra el hombro del chico—. Tenía esperanzas de que saliera bien, pero no me imaginaba que se lo tomara tan increíblemente bien.
—Ha sido una locura —susurró InSeong.
—¿Una locura? ¿El qué? —le cuestionó el otro, con una nota de nerviosismo en su voz que le indicó a InSeong que SeungJun podría estar malinterpretando las cosas que quería decir, así que, rápidamente añadió.
—Toda la situación… que Mina nos pillara y que lo primero que se te pasara por la cabeza fuera contárselo todo y… —el chico inspiró hondo—. He pasado realmente miedo por si se le cruzaba el cable y le contaba lo que había visto a alguien y todo se iba a la mierda… nosotros y nuestros futuros.
—Pero no ha sido así…
—Pero podría haber sido —InSeong se separó de SeungJun para mirarlo—. Yo no tengo realmente mucho que perder, pero tú tienes muchísimo que perder si esto se sabe.
—KNK no durará siempre —replicó el otro.
—Pero ahora mismo es tu presente y tu futuro y no lo puedes echar por tierra, así como así, por mí —murmuró, tratando de que la seriedad y sinceridad de sus palabras le fueran transmitidas—. Tenemos que ser cuidadosos y no podemos dejar que nadie más nos vea.
—Antes te dije que podríamos fugarnos a Estados Unidos y lo digo completamente en serio —contestó SeungJun—. Si llegara alguien más a descubrirnos y todo saliera a la luz podríamos hacerlo, porque yo tengo una cuenta corriente llena de dinero y talento para el espectáculo y tú hablas inglés perfectamente, así que podrías ser mi manager.
—¿Has pensado en todo esto en el rato que Mina ha estado aquí? —comentó InSeong, tratando de no dejar escapar la risa por la detallada situación que éste le había propuesto.
—En realidad siempre ha sido mi plan B —respondió—. Llevo años sintiéndome atraído por chicos y cuando me convertí en miembro de KNK pensé que, si se acababa sabiendo, huir era la mejor opción.
—Pero no se sabrá —murmuró InSeong, poniendo sus manos sobre las del otro—. Tendremos muchísimo más cuidado a partir de ahora, ¿de acuerdo?
—De acuerdo.

En las siguientes semanas, tener a Mina como aliada demostró ser bastante útil en varias ocasiones porque la chica mentía de forma descarada siempre —gracias a la experiencia que había adquirido escaqueándose para ir a diferentes eventos de KNK en los últimos tiempos, eventos que, a veces, ni siquiera eran en la capital—, y sus mentiras los ayudaban bastante; además, cuando se encontraban los tres juntos, podían comportarse como solían comportarse cuando estaban solos, podían estar sentados el uno entre las piernas del otro, abrazados o tocando sus cuerpos de forma leve, junto a Mina podían ser ellos mismos y eso lo agradecían enormemente.

También agradecían bastante poder salir a la calle, ir al cine o a algún sitio a comer, porque ir ellos dos solos siempre era extraño, siempre hacía que la gente los observara raro —y no porque reconocieran a SeungJun como el miembro más famoso de KNK, sino porque ir los dos juntos al cine o a comer entre dos chicos solos era algo que llamaba la atención, ya que generalmente los grupos de amigos no los formaban solo dos muchachos, sino más—, pero junto a Mina eso no sucedía. Por eso, cada vez que, en las siguientes semanas querían hacer algo fuera de casa o que había alguien en casa y no podían, acudían a Mina y ella siempre estaba encantada de ayudarlos.

De aquella forma, poco a poco, su relación se fue conformando y afianzando y ambos se fueron conociendo más el uno al otro. InSeong y SeungJun estaban bastante bien juntos y el chico había aprovechado todas aquellas semanas para pensar sobre aquella relación, una relación que debían de esconder ante ojos de los demás, pero que entre ellos —y con Mina— podían ser ellos mismos. Siendo ellos mismos el chico se sentía bastante feliz, las comisuras de sus labios siempre se encontraban hacia arriba y cuando pasaba todas las horas que pasaba en el instituto, siempre se encontraba pensando en volver lo más rápido posible a casa para poder estar junto a SeungJun y, cuando llegaba, SeungJun le comentaba lo mucho que lo había echado de menos. Mina a veces les decía que eran algo empalagosos, pero InSeong no lo sentía de aquella forma.

Sí que su relación había tenido un giro de ciento ochenta grados porque cuando se habían conocido apenas hablaban el uno con el otro y en aquel momento incluso se dejaban algunos mensajes en el beeper cuando no se veían y SeungJun había hablado de comprarles a toda la familia un móvil para que todos estuvieran en contacto lo más rápido posible por si ocurría algo de nuevo —aunque aquello era realmente una excusa para comprarle uno a InSeong—. Había sido un cambio bastante abrupto y curioso y, sobre todo, el cambio había sido bastante acusado en el parecer del chico, que poco a poco había dejado de levantar una barrera a su alrededor y ponerse en guardia cuando estaba junto a SeungJun.

InSeong, obviamente, le había dado muchísimas vueltas en los primeros días a aquel cambio entre ellos, aquel cambio que se había producido a raíz del accidente que había tenido el otro, le había dado muchísimas vueltas por si realmente estaba en aquella relación porque le había dado pena o por algo por el estilo; sin embargo, el sobrecogimiento en el pecho cuando todo aquello había sucedido, era un claro síntoma de que no era así, aquello le había indicado a InSeong que tenía sentimientos por SeungJun, aunque no se había dado cuenta de cuán profundos eran, de hecho, el chico estaba completamente seguro de que ni siquiera tenía idea de la profundidad que tenían sus sentimientos por SeungJun en aquellos momentos, aunque sí que tenía claro que se sentía atraído por él.

Atracción. InSeong se sentía bastante atraído por SeungJun porque su corazón latía fuertemente dentro de su pecho cada vez que éste lo besaba o lo tocaba o le dedicaba alguna mirada o una sonrisa pícara y el vello de su piel se erizaba ante el contacto físico más leve entre ambos. Era curioso, era extraño, porque también había ocasiones en las que aquello no sucedía y en las que se sentía completamente relajado junto a él, sin escalofríos, sin notar cómo su corazón quisiera salirse de su cuerpo, solo por notar que el otro estaba junto a él. Pero InSeong sentía también otro tipo de atracción por SeungJun, otro tipo de atracción en el que su cuerpo le jugaba muy malas pasadas de vez en cuando y el chico a veces sentía que quería se lo tragara la tierra antes de que el otro tuviera noticias de qué era lo que sucedía con su cuerpo cuando a veces los besos se volvían un poco más candentes o cuando tenía algún sueño húmedo en el que ambos solían ser los protagonistas.

No obstante, ese último tipo de atracción no era sentido solo por InSeong, ya que en muchas noches el chico se había despertado a horas extrañas de la madrugada sintiendo contra su trasero la dura entrepierna de SeungJun y, en algún momento en el que se habían sabido solos durante horas, cuando sus besos habían sido más tórridos, habían implicado más lengua, más saliva, más dientes mordiendo aquí y allá, InSeong había notado la dureza del otro chico contra la suya propia y eso le había enviado pequeñas oleadas eléctricas por todo el cuerpo cada vez que se rozaban sus entrepiernas. No obstante, aunque ambos sabían que aquel tipo de atracción física existía entre ambos, en el mes y poco que llevaban de relación, no habían podido desatarla por completo debido a las heridas del accidente de SeungJun y a que le habían ordenado que hiciera los menos esfuerzos posibles —y entre los pocos esfuerzos que podía realizar no se encontraba el acostarse con InSeong— así que, no habían podido ir demasiado lejos.

Sin embargo, aquello cambió el día en el que después de una revisión médica le fue dicho a SeungJun que ya estaba completamente recuperado y que podía volver al trabajo. Debido a aquello, el chico ya no podría estar en casa a todas horas, ya no podría dormir con él, ya no podría salir con él y con Mina, ya no podrían estar juntos cada día, verse cada día, tocarse cada día... por lo que, antes de que no fueran capaces de verse por un tiempo, se desencadenó finalmente el momento indicado para que ambos dieran rienda suelta a la atracción que sentían el uno con el otro. Se habían quedado solos en la tarde del domingo, como siempre sucedía ya que sus padres aprovechaban el tiempo para hacer las compras de la semana y pasar un poco de tiempo juntos sin ellos dos cerca, y al día siguiente SeungJun debía de volver al piso de KNK y a los entrenamientos para la nueva canción del grupo, por lo que aquella tarde era el único momento en el que podían dar rienda suelta a aquella atracción que ambos sentían el uno por el otro.

Por ese motivo se encerraron en el dormitorio que compartían, echando el pestillo de la puerta incluso para que nadie pudiera entrar al lugar sin que ellos lo quisieran, y por eso ambos se tumbaron sobre la cama y comenzaron a besarse, lentamente, con parsimonia, saboreando todos y cada uno de los rincones de la boca ajena, rozando sus cuerpos con la yema de sus dedos levemente al principio. No hicieron falta realmente las palabras entre ellos, ninguno dijo qué era lo que estaban a punto de hacer, pero ambos lo sabían, porque aquel era el único momento en el que podían hacerlo y debían de aprovecharlo al máximo, ya que no volverían a tener un momento como aquel en muchísimo tiempo.

Y los besos comenzaron a ser más calientes y más largos, dejándolos sin respiración y sus manos se dejaron de leves roces sobre la piel del otro y empezaron a tocar con mucha más ansia, casi con desesperación, a tocar y a agarrar. Y poco a poco, el ambiente en la habitación se fue haciendo más y más cálido y los jadeos de ambos se escucharon con más frecuencia y la ropa comenzó a sobrarles y, como pudieron, empezaron a retirarla del cuerpo ajeno y del propio, dejando al descubierto cada vez más y más zonas de sus cuerpos hasta que prácticamente se quedaron desnudos sobre el colchón, con tan solo una pieza de ropa entre ambos, que no era mucho pero que a la vez lo era todo. No era mucho porque sus entrepiernas se rozaban e InSeong sentía sus miembros completamente erectos el uno contra el otro porque aquella fina tela que los separaba no era suficiente e incluso había comenzado a humedecerse; pero a la vez aquella era la última barrera de la desnudez absoluta, una desnudez que nunca antes había sido presenciada de aquella forma para ninguno de los dos y que suponía demasiadas cosas.

InSeong había estado desnudo delante de su madre, de Mina o de sus amigos y compañeros de clase en las duchas después del deporte, había estado desnudo delante de bastante gente en general y eso nunca había significado nada para él; pero ante la expectativa de quedarse completamente desnudo delante de SeungJun, su cuerpo se hallaba completamente sonrojado, su cabeza daba vueltas, su corazón iba a mil por segundo y sentía demasiadas cosas en general en el interior de su ser que no estaba seguro de si podría soportar aquella especie de combustión espontánea que se estaba dando en su cuerpo. No obstante, por otro lado, el chico lo único que deseaba era que la tela que formaba la última barrera entre ambos fuera retirada, tanto de su cuerpo como del de SeungJun, porque lo necesitaba, porque deseaba sentir el mismo contacto piel con piel que sentía en las demás zonas de su ser y que no eran tan sensibles como aquella en cuestión.

Cuando por fin SeungJun se alejó un poco de su cuerpo y se quedó de rodillas sobre la cama, sobre él, InSeong sintió algo de frío porque el otro ya no estaba junto a él... pero todo el frío desapareció de golpe cuando el chico se deshizo de sus calzoncillos y de los de InSeong, dejando al descubierto sus miembros erectos, con sus venas profundamente marcadas en su piel y al borde de estallar. El frío se fue por completo de su cuerpo cuando SeungJun volvió a situarse sobre él, pegando todas y cada una de las zonas de sus cuerpos, incluidos sus miembros y ambos comenzaron a moverse por inercia, rozándose el uno al otro, enviándose oleadas de placer intensas a todas y cada una de las terminaciones nerviosas de sus cuerpos, siendo aquello demasiado e insuficiente a la vez. Los jadeos leves que no habían abandonado sus labios en prácticamente ningún momento se escucharon mucho más fuertes resonar en la habitación, mucho más vibrantes, mucho más llenos de sentimiento y de placer y sus manos no tardaron en buscar el miembro ajeno para tocarse, para acostumbrarse a la sensación de tocar a alguien más, a alguien que no eran ellos mismos y que no conocían, que no sabían cómo hacer estallar en el placer. No obstante, antes de que se dieran cuenta, el fuego acumulado se extendió finalmente por todo su cuerpo en oleadas de placer cuando llegaron al orgasmo, dejándolos completamente exhaustos, acalorados, con la respiración entrecortada y pegajosos por el sudor y el semen; pero a pesar de todo ello, con una sonrisa imposible de borrar en sus rostros.

Tardaron bastantes minutos en recomponerse, en poder respirar como normalmente lo hacían, en dejar de sentir aquellas oleadas de placer, pero cuando lo hicieron, se miraron a los ojos con cariño y con un ardiente deseo que no había terminado de ser aplacado. InSeong miró la hora del reloj que tenía sobre la mesita de noche y se dio cuenta de que todavía quedaba demasiado tiempo para que sus padres regresaran a casa, un tiempo que les daba el espacio necesario para tratar de aplacar aquel fuego que ambos habían encendido.

—¿Quieres que sigamos en la ducha? —propuso, sintiéndose lo suficiente valiente como para proponer algo como aquello. La sonrisa torcida de SeungJun le indicó antes que sus palabras cuál era su respuesta y el chico no pudo evitar sentir de nuevo la anticipación que iba justo antes de experimentar aquel placer absoluto.
—Por supuesto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario