Título:
Dog park
Autora:
Riz Aino
Pareja: SungPil (SungJin
+ WonPil) (DAY6)
Clasificación:
PG
Géneros:
AU, romance, fluff, humor
Número de palabras:
899 palabras
Resumen:
a SungJin le gustaban más los gatos, así que, no tenía ni idea de cuál era el
procedimiento estándar para quitarse a un perro enorme de encima.
Notas: drabble
escrito para el #fictober2k18.
Comentario de autora:
yo, como el SungJin de esta historia, soy más de gatos, así que, ignorad mi
ignorancia sobre los perros y disfrutad de la historia sin darle muchas vueltas.
Espero que os guste.
Dog
park
Cuando SungJin entró al parque para
perros, siguiendo a su amigo Jae, el chico no había pensado en que en ese lugar
fuera a cambiar su vida por completo; de hecho, al entrar a aquel parque, lo
único que SungJin tenía claro era que iba a acabar completamente loco porque
había demasiados perros por todas partes correteando y ladrando, siendo
demasiado activos. No estaba para nada acostumbrado a los perros y a toda esa
energía que siempre tenían y que debían de desfogar; él era más de gatos,
siempre perezosos y dormidos que lo único que deseaban era asesinar a todo el
mundo que se les pudiera acercar para darles un poco de amor. Por no estar
acostumbrado a todo aquel ajetreo, el chico estuvo observando su alrededor,
completamente atento, esquivando a los perros que correteaban a su alrededor y
tratando de no alejarse ni un milímetro de su amigo y del perro de éste.
Sin embargo, aunque aquella había
sido su intención y su condición para acompañar al otro a aquel lugar antes de
ir al cine, donde habían quedado con DoWoon, una llamada inesperada a Jae hizo
que todo cambiara de forma repentina para SungJin.
—SungJin,
anda, sujétame a Brian un momento mientras vuelvo, que aquí no hay cobertura
—le dijo el mayor, dándole la correa de su perro—. No te va a matar, así que no
lo cojas con miedo.
Y tras decir aquello, el chico se fue,
dejándolo con Brian al lado, babeándole la pierna, solo ante la inmensidad de
aquel parque lleno de perros. SungJin suspiró profundamente y se mentalizó de
que no pasaría nada malo si simplemente agarraba fuerte la correa de Brian y se
quedaba en el mismo lugar en el que Jae los había dejado. No obstante, eso no
estaba en su mano y, aunque aquello era lo que deseaba, obviamente lo que pasó
fue otra cosa completamente diferente. Cuando menos se lo esperaba, Brian
comenzó a tirar de la correa y SungJin se vio arrastrado por el enorme perro de
su amigo hacia otro lugar del parque, donde había unos cuantos de perros
gigantes más y donde Brian comenzó a socializar.
SungJin se relajó un poco, a pesar de que
estaba rodeado de un montón de perros, pero todos estos parecían estar medio
calmados, conociéndose los unos a los otros, oliéndose y ladrándose débilmente.
Nada estaba yendo mal, nada estaba siendo demasiado raro ni malo para él, pero
el chico quería que su amigo llegara lo más pronto posible, recogiera a su
perro y ambos se fueran al cine de una vez por todas con DoWoon. Nada estaba
yendo mal… al menos, hasta que repentinamente un perro gigantesco saltó encima
de SungJin y lo tiró al suelo mientras comenzaba a babearlo por todas partes,
haciendo que éste soltara por la sorpresa la correa de Brian. El chico pataleó
y trató de alejar su cara de aquel mastodonte, completamente en vano, además de
tratar de escapar de allí y no quedarse a la merced de aquel perro… pero a
SungJin le gustaban los gatos, por lo que no sabía cuál era el procedimiento
estándar para quitarse a un perro enorme de encima.
—Kochi, Kochi —llamó una voz suave, acercándose
cada vez más al lugar en el que SungJin se encontraba—. Kochi, hazme caso por
una vez, por favor.
Poco después de aquello, SungJin
pudo ver cómo la figura de un chico se colocaba a su lado y cómo trataba de
alejar al que debía de ser su perro de él hasta que finalmente SungJin se vio
libre de aquel monstruo. Se incorporó rápidamente, mirando a su alrededor,
buscando a Brian porque como le pasara algo al perro de Jae seguro que se la
cargaba y no tenía ganas de que Jae pasara a ser su enemigo mortal porque
tenerlo como amigo ya era un suplicio, pero se relajó inmediatamente al ver
cómo el perro seguía en el mismo lugar, jugueteando con otro que había allí. El
chico suspiró aliviado y después se giró hacia el muchacho que lo había salvado
del ataque baboso del perro desconocido.
—Lo siento mucho —le dijo el muchacho,
esbozando una pequeña sonrisa tímida que a SungJin le pareció lo más adorable
del universo—. Kochi a veces se vuelve loco y se escapa. ¿Te ha hecho daño?
—No, estoy bien —replicó SungJin—. No me ha
hecho nada.
—Es un alivio saberlo —murmuró el muchacho,
ampliando su sonrisa y haciendo con aquello que el corazón de SungJin latiera
rápidamente dentro de su pecho.
SungJin era mucho más de gatos… pero
quizás, a partir de aquel día, comenzaran a gustarle un poquito más los perros
y, en concreto, el dueño de un perro en particular con el que pensaba trabar
algo más que amistad si éste estaba conforme con ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario