Título:
Call me Daddy
Autora:
Riz Aino
Pareja:
TenIl (TaeIl + Ten) (NCT)
Clasificación:
NC–17
Géneros:
AU, smut, pwp
Número de palabras:
1.109 palabras
Resumen:
lo único que Ten desea es que TaeIl ceda ante su voluntad.
Notas: historia
escrita después de ver el Yearbook 2 de NCT OT18 y tras este maravilloso tweet.
Comentario de autora:
cuando comencé a hacer este proyecto no tenía intención de hacer una historia
de esta otp tan pronto, pero después de un tiempo se me antojó y Celia me dio la idea.
Espero que os guste.
Call
me Daddy
Un bufido se escapó de los labios de
TaeIl, como si de un gato ofuscado se tratara, y Ten no pudo evitar sonreír
porque el chico que tenía ante él estaba totalmente frustrado y todo era debido
a él, así que se sentía bastante orgulloso por ello. Los ojos de TaeIl hervían
de deseo y de furia contenida y a Ten le gustaba mucho aquella mirada, le
encantaba demasiado, por eso adoraba hacer todo lo posible para que el mayor le
dedicara aquella mirada… y en aquella ocasión lo había conseguido mucho antes
de lo que se había imaginado en un primer momento.
Aquella vez, Ten había hecho que TaeIl se
desnudara y después lo había atado usando una técnica de bondage japonesa que había visto en algunos vídeos porno, dejándolo
totalmente inmóvil y a su merced, pero sin hacerle ningún daño con sus
ataduras. Después de ello, se había dedicado a tentarlo. Las
manos de Ten habían recorrido el cuerpo de TaeIl, tocándolo delicadamente,
rozando su piel como si sus dedos fueran las alas de una mariposa. El mayor
suspiraba ante aquel contacto, siempre sensible al rodeado de las manos de Ten,
haciendo que éste se sintiera totalmente orgulloso de sí mismo y de los frutos
que habían dado todo aquel tiempo que había pasado TaeIl bajo su voluntad.
Después de un rato, Ten había decidido dejar de
jugar con la piel de TaeIl para pasar a algo mucho más excitante y, sus labios
habían reemplazado a sus manos sobre el cuerpo del mayor, provocando
escalofríos a TaeIl, haciendo que el vello de su cuerpo se erizara con el
contacto. Una sonrisa pícara apareció en sus labios debido a aquellas
reacciones y decidió llevar su juego un poco más lejos, acercando su boca a la
sensible entrepierna del mayor, donde su miembro de encontraba levemente
endurecido a pesar de que Ten ni siquiera se había acercado allí antes. Por ese
motivo, todavía tenía una sonrisa en sus labios cuando dejó el primer beso en
la punta del miembro del mayor.
Un sonoro gemido escapó de los
labios de TaeIl, un gemido que fue
música para los oídos de Ten y que lo hizo emplearse a fondo inmediatamente en
besar, morder, lamer y succionar el miembro del mayor, tratando de que aquel
magistral sonido volviera a salir de sus labios, algo que consiguió sin mucho
esfuerzo.
Había pasado bastante tiempo desde
que había tocado a TaeIl, las anteriores veces lo único que había hecho había
sido dejar que éste lo mirara mientras Ten se divertía solo o con otras
personas, sin darle opción a que lo tocara o a que se masturbara mientras lo
veía todo, por eso, su cuerpo estaba tan sensible y, por eso, Ten decidió que
podía seguir jugando un poco más con él. Así que, después de colmar de
atenciones su miembro, cuando notó cómo la parte inferior de TaeIl comenzaba a
tensionarse, sintiendo el orgasmo cada vez más cerca, se alejó de él,
obteniendo aquel bufido y aquella mirada de deseo y furia del mayor, aquella
mirada que adoraba.
Sin embargo, aunque su mirada
expresaba el inmenso odio que sentía por Ten por dejarlo de aquella manera, a
punto de estallar en el clímax más exquisito pero sin poder hacerlo; TaeIl no
dijo nada, ni una sola palabra salió de sus labios, aunque sabía perfectamente
cuál era la palabra que tenía que decir para que Ten lo desatara de sus
ataduras y lo dejase introducirse en su cuerpo.
—Call
me daddy —murmuró Ten, en inglés—. Si lo haces sabes que disfrutarás mucho
más que en estos momentos.
TaeIl lo observó durante unos
segundos más, pero después desvió su mirada hacia una de las paredes de la
habitación en la que se encontraban, sin estar dispuesto a decir aquella
palabra. Desde el principio había sido así. Desde el principio, TaeIl se había
negado a llamarlo de aquella forma porque él era mayor que Ten y porque, aunque
éste fuera su dueño, aun no se había doblegado del todo. No obstante, Ten sabía
perfectamente qué era lo que hacía que TaeIl se doblegara a su voluntad, qué
era lo que más le gustaba ver y lo que más lo encendía.
Por eso, Ten se sentó sobre el gran
colchón de la cama en la que estaban jugando y se abrió de piernas, dejándole a
TaeIl una vista maravillosa de su entrepierna. Su miembro no había sido
atendido en ningún momento, por lo que Ten comenzó a masturbarse, tocándose
lentamente y dejando escapar gemidos débiles que llenaron toda la habitación y
que hicieron que la atención del mayor volviera hacia su persona y que no
pudiera apartar su mirada de cómo Ten jugaba con su miembro, con sus testículos
y, cómo poco a poco, comenzaba a introducirse dedos, uno a uno, tratando de
llegar profundo pero sin conseguirlo del todo, sin parar de mirar a TaeIl, sin
parar de gemir, sin parar de tentarlo para que lo llamara tal y como él quería.
—Call
me daddy —volvió a decir y esta vez TaeIl no desvió su mirada de él—. Hazlo
y dejaré que entres en mí —gimió.
Y esa vez, consiguió que TaeIl por
fin se rindiera a su voluntad.
—Daddy
—murmuró el mayor, en un jadeo ahogado que dejaba claro que no lo había dicho
por voluntad, sino porque ya no podía soportarlo más, pero para Ten era más que
suficiente de aquella forma.
Por eso, Ten rápidamente sacó sus
dedos de su interior y fue hacia TaeIl para desatar los nudos que había hecho
para mantenerlo inmóvil y, en cuanto quitó el último de ellos, dejó que el
mayor lo tomara en sus brazos como si de un muñeco se tratara, lo tumbara sobre
la cama boca arriba y se internara en su cuerpo como llevaba demasiado tiempo
sin hacerlo, colocando sus piernas alrededor de la cintura de TaeIl para hacer
mucho más profunda la penetración y dejándose llevar siendo consciente solo de
las embestidas de TaeIl en su interior hasta que ambos llegaron al orgasmo.
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