Título:
Intertwined souls
Autora:
Riz Aino
Pareja:
WooJong (WooYoung + JongHo) (ATEEZ)
Calificación:
PG–13
Géneros:
AU, tribe, romance, drama, fluff
Número de palabras:
1.009 palabras
Resumen:
WooYoung, al principio, no quiere pasar las vacaciones con su padre en una isla
perdida, alejada del mundo, y con indígenas que ni siquiera saben su idioma… al
principio.
Notas: historia
escrita para las personillas del grupo de WhatsApp de ATEEZ.
Comentario de autora:
tenía esta historia empezada y planeada desde el principio de los tiempos de
ATEEZ, pero con el paso de los meses fui modificándola y modificándola y creo
que de la idea original queda poquito. Espero que os guste.
Intertwined
souls
—¡No pienso irme! —gritó WooYoung cuando su padre fue a por
él y le contó el plan de las vacaciones—. Me quedo con mamá.
—Me
da igual que quieras o no —respondió su padre—. Te toca pasar las navidades
conmigo y yo en vacaciones tengo que hacer mis estudios, así que te jodes.
—Ni de coña.
Pero por mucho jaleo que montó, por
muchas excusas que puso, por muchos cojones que le echó a sus padres… WooYoung
acabó yéndose con su padre completamente obligado a ello. Odiaba aquello.
Odiaba ser todavía menor de edad y tener que irse a dónde a éstos le viniera en
gana tanto en las vacaciones de invierno como en las de verano. Sobre todo,
WooYoung odiaba pasarlas con su padre porque con éste siempre se tenía que ir a
la otra punta del planeta a vivir con tribus de indígenas perdidas por el mundo
donde no había electricidad ni wifi ni baños. Lo odiaba un mundo.
Por ese motivo, cuando llegó a la
isla dejada de la mano de Dios en mitad del Pacífico, donde no había nada a su
alrededor más que agua en miles y miles de kilómetros a la redonda, WooYoung
estaba demasiado cabreado. Y cabreado pasó la primera semana en aquel lugar en
el que no podía hacer absolutamente nada. Ni siquiera podía perderse porque la
puta isla era una miniatura y en todos lados había gente con la que no quería
tratar. Porque el adolescente no quería tratar con su padre por nada del mundo,
ni con sus estudiantes de la facultad y menos con los indígenas, con los que ni
siquiera se entendía porque no hablaban coreano, hablaban su lengua rara.
El chico pensó que pasaría sus
vacaciones de invierno completamente incomunicado y solo y aburrido y lo mismo
lo mejor que podía hacer era darle uso a los kilómetros y kilómetros de agua
salada que lo rodeaban y a ver si se ahogaba en el mar y se acababan todos sus
problemas… sin embargo, un día como cualquier otro en el que se había tumbado a
la bartola al sol en mitad de una de las playas de arena blanca, en un sitio en
el que ya había comprobado que la gente de allí no solía ir —porque ya que estaba en un lugar como aquel al
menos podía ponerse moreno y luego fardar—, algo hizo que
absolutamente todo cambiara.
—Hola —le dijo alguien en coreano, pero no de la forma en la
que lo haría una persona que hablaba el idioma, sino como alguien que había
comenzado a estudiarlo y no tenía una pronunciación muy buena—. Eres el hijo
del profesor Jung, ¿no?
—Sí… ¿quién eres?
Fue lo que cuestionó
WooYoung, sentándose sobre la arena y abriendo sus ojos, alzando su cabeza y
usando una de sus manos para hacerse sombra y poder ver a la persona que se
encontraba ante él. Era un chico indígena de aquella isla, aunque vestido con
ropa normal, de piel dorada bajo el sol, más o menos de su edad, no podría
tener más, con una sonrisa en su rostro, totalmente encantadora. WooYoung
parpadeó un par de veces rápidamente para adaptarse a la luz, perdiéndose el
momento en el que, el otro chico se agachaba para ponerse a su altura. Los
oscuros ojos del muchacho frente a él lo pillaron totalmente desprevenido y se
sintió completamente fascinado por ellos.
—No puedo decirte mi nombre —respondió el joven—, nuestro
nombre es sagrado en nuestra cultura, solo pueden saberlo los espíritus y la
persona con la que entrelazamos nuestra alma —WooYoung se quedó totalmente
confuso al escuchar aquello—, pero soy uno de los hijos del jefe de la tribu
—aclaró—, he estado estudiando coreano e inglés con el profesor Jung y he
vuelto después de una rápida visita al continente. No sabía que el profesor te
había traído con él, siempre quise conocerte porque me ha hablado mucho de ti
estos años.
WooYoung no sabía realmente qué
responder a todo aquello porque le había pillado demasiado desprevenido, con
las barreras completamente deshabilitadas a su alrededor y, tener a un chico de
su edad que hablara su idioma en aquel remoto lugar del mundo hizo que su
corazón aleteara un poco de alegría porque no estaría completamente solo y
porque con él tendría alguien con quien poder estar y hablar, para dejar de
aburrirse en aquel maldito lugar. Además, le había llamado muchísimo la
atención lo que le había contado sobre cómo no podían decir sus nombres a las
personas normales, solo a aquellas con las que compartieran su alma (algo que
WooYoung supuso que sería como el amor de su vida) y quería saber mucho más de
él y de aquel lugar si era el chico el que se lo contaba, mirándolo con
aquellos ojos oscuros intensos que lo maravillaban.
—Te llamaré JongHo, para poder hablar contigo —dijo WooYoung,
esbozando una sonrisa que fue inmediatamente respondida por el otro—. A mí
puedes llamarme Jung Jr. porque mientras esté aquí no puedo decir mi nombre así
como así.
De aquella forma, las vacaciones que
WooYoung había pensado que serían una tortura, se convirtieron en algo mucho
más llevable gracias a la presencia de JongHo junto a él, se convirtieron en
algo agradable y divertido gracias a él y, sin que el chico se diera cuenta, el
tiempo pasó rápidamente y finalmente acabó su tiempo en aquel lugar. Pero antes
de marcharse, WooYoung prometió regresar con su padre en las siguientes
vacaciones para poder pasar mucho más tiempo junto al chico que se había
convertido en una persona importante en su vida.
Notas finales:
—Con esta historia quiero dedicarme a hacer un
one shot largo o un two shot porque quería explicar y decir muchas cosas, pero
he pensado que era mejor no alargar demasiado esto y hacerlo bien en otro momento,
con más calma.
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