sábado, 18 de mayo de 2019

[One Shot] 2018 Super Rookies Drabbles: 좋은사람 (Friends) {ChuuLip}


Título: 좋은사람 (Friends)
Autora: Riz Aino
Pareja: ChuuLip (Kim Lip + Chuu) (LOONA)
Calificación: PG–13
Géneros: AU, high school, romance, fluff, drama
Número de palabras: 1.235 palabras
Resumen: JungEun simplemente quiere desaparecer del mundo, que se la trague la tierra por lo sucedido…
Notas: historia escrita para Alice, que ganó uno de mis juegos de Twitter.
Comentario de autora: este fic ha pasado por un montón de modificaciones desde que recibí la petición hasta que finalmente lo escribí, el principio y el final fueron los mismos siempre, pero cambié tantísimas veces de idea sobre cómo desarrollar esto que no sé cómo al final no me he vuelto loca. Espero que os guste.

좋은사람 (Friends)

            “Eres idiota, idiota, idiota” murmuraba en su mente JungEun mientras se tapaba la cara con las manos, completamente avergonzada por lo que había sucedido antes “¿Cómo se te ocurre tener una cosa tan importante en un lugar tan poco seguro como ese? ¿Es que no tienes cerebro?”.


            La chica hizo descender sus manos por su rostro, apretando levemente su piel las yemas de sus dedos hasta que éstas descansaron en su mandíbula. En ese momento, miró al techo blanco del lugar en el que se encontraba y lanzó un profundo suspiro al aire antes de cerrar sus ojos y sentir cómo un par de lágrimas se resbalaban por sus mejillas, acabando en sus manos. JungEun se mordió el labio inferior para ahogar el gimoteo que quiso escaparse de su garganta, porque no podía permitirse llorar y que su llanto fuera escuchado por alguien, porque si eso sucedía, probablemente alguien acudiría y la descubriría escondida en los baños del tercer piso, aquellos que llevaban sin funcionar desde el inicio de curso y a los que nadie iba, y JungEun no quería que nadie la encontrara allí, JungEun lo único que deseaba era desaparecer por lo que había sucedido.

            Desaparecer, que se la tragara la tierra, que no se volviera a saber de ella nunca jamás… porque de aquella forma se ahorraría todo lo que estaba segura que iba a pasar si volvía a clase después de lo sucedido. Quizás se quedara allí todo el día, hasta que todos y cada uno de sus compañeros de clase salieran por la puerta y se fueran a sus casas, solo en ese momento, cuando estuviera segura al cien por cien de que no quedaba nadie allí, saldría de su escondite, recogería sus cosas y cuando llegara a casa les rogaría a sus padres que la cambiaran de instituto, al que se encontrara más lejos de todo, donde nadie la conociera y nadie pudiera saber qué era lo que había pasado. Solo así, JungEun podría vivir tranquila.

            Aun planeando su ruta de escape, su salida de todo aquello, JungEun sabía perfectamente que no era lo correcto, que debía al menos tratar de hablar con ella, aunque fuera para tratar de explicarle que no era cierto y que olvidara las cosas que había escuchado… pero no se veía con ánimo de hacer aquello después de haberse cargado diecinueve años de amistad de un plumazo, como si éstos no hubieran existido jamás.

            JungEun se mordió el labio inferior más fuerte al sentir cómo un sollozo quiso escaparse de su garganta y se tapó la boca con las manos antes de que el sonido pudiera escucharse y retumbar en las paredes de aquel baño desierto.

            Había sido una tonta. En primer lugar, jamás tendría que haber escrito aquella carta de confesión hacia la persona que había estado junto a ella durante diecinueve años, siendo su amiga, siendo una persona maravillosa que ni siquiera se merecía; en segundo lugar, jamás debía haberla dejado en uno de sus libros de clase de aquella forma tan descuidada. Pero JungEun jamás se habría imaginado que una de sus compañeras de clase cogería precisamente aquel libro de su pupitre, encontraría aquella carta que había escrito y que guardaba para el día en el que se decidiera a confesarle sus sentimientos a su amiga y la leería en voz alta para toda la clase… incluyendo a JiWoo.

            La chica cerró sus ojos fuertemente, como si de aquella forma pudiera borrar de su mente la escena que había sucedido tan solo unos minutos atrás, como si de aquella forma pudiera dejar de existir y no fuera más que un horrible sueño del que debía de despertar… aunque en el fondo sabía perfectamente que aquello no había sido un sueño, había sido la realidad, y después de lo sucedido, ya no iba a ser capaz de mirar a JiWoo a la cara nunca más. De aquella forma tan estúpida se había echado por tierra su amistad de diecinueve años y se había labrado su propia sentencia de muerte en aquella clase, que estaba segura que la ignorarían o le harían la vida imposible después de saber que estaba enamorada de una chica.

            —JungEun… estás ahí, ¿verdad? —JungEun dejó de respirar y su cuerpo se puso completamente tenso al escuchar la dulce voz que la había llamado y le había hecho aquella pregunta. No se había percatado de que la puerta se había abierto, demasiado enfocada en tratar de silenciar sus llantos para que no fueran escuchados desde el exterior—. Sé que estás aquí… —murmuró JiWoo—, y entiendo perfectamente que no quieras decir nada o aparecer ante mí en estos momentos, pero yo tengo algo que decirte… así que, escúchame hasta el final, por favor.

            JungEun no dijo nada. No dijo nada porque ya lo había dicho todo en aquella carta que había sido leída y en la que había expresado cuáles eran sus sentimientos más profundos por la encantadora persona que había sido su amiga durante tantísimo tiempo. Ella ya no tenía absolutamente nada que decir. Ninguna excusa que se le pudiera ocurrir sonaría creíble y JungEun nunca había sido especialmente imaginativa, esa parte siempre había sido de JiWoo, ella era más de llevar a cabo las acciones.

            —Eres la persona más importante de mi vida —le dijo JiWoo—. Eres incluso más importante que mi familia porque siempre has estado para mí cuando lo he necesitado, siempre has estado conmigo y has llevado a cabo incluso las más locas de mis ideas… desde que éramos pequeñas siempre me has ayudado con todo lo que he necesitado y has sido la mejor amiga que jamás habría podido desear.

            JungEun escuchó a JiWoo suspirar de forma profunda al otro lado de la puerta y su corazón se detuvo porque supo que después de esa frase iba a llegar el más absoluto rechazo. La chica cerró los ojos y llevó sus manos a su pecho, deseando que su corazón pudiera soportarlo y no le doliera tantísimo como tenía pinta de que iba a dolerle.

            —Sé que tienes que estar ahí dentro llamándote tonta, queriendo que la tierra se te trague o volver atrás el tiempo… pero no hay nada por lo que debas reprocharte lo que ha pasado porque yo no te odio, JungEun… al contrario —murmuró la chica—. Al contrario… me alegra muchísimo haber recibido tus sentimientos y, si sigues pensando que son tan magnífica como en tu carta, me gustaría que tú también aceptaras los míos.

            En ese momento, JungEun finalmente dejó escapar el sollozo que había pugnado por salir de su garganta desde el principio… pero aquel sollozo fue de felicidad, porque JiWoo no la odiaba.



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