Título: It’s all about scents
Autora: Riz Aino
Pareja: TaeWin (TaeYong
+ Win Win) (NCT)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, romance, fluff, drama
Número de palabras:
1.295 palabras
Resumen:
como hombre lobo, TaeYong tiene el olfato mucho más desarrollado que el resto
de las personas que lo rodean, por ese motivo, puede reconocer el olor de su
chico sin ninguna dificultad.
Advertencias:
hay mención a celos, aunque no son muy exacerbados, solo hay un poquitín de
ellos.
Notas: historia
escrita porque me encanta demasiado la parejita que hacen estos dos bonitos y
encantadores tsunderes.
Comentario de autora:
siempre he querido escribir cosas sobre olores, esencias y ese tipo de cosas,
pero nunca me había atrevido a ello hasta que una tarde se me encendió la
bombilla. Espero que os guste.
It’s
all about scents
En el gélido aire de la ciudad de
Seúl, mientras esperaba en la parada del metro a que su novio llegara para
montarse después en el tren que los llevaría hasta su facultad, TaeYong podía
diferenciar un montón de esencias. Había muchas que le eran muy familiares,
como el humo de los tubos de escape de los vehículos que circulaban por las
calles, aunque había diferentes notas que según el tipo de gasolina o de
vehículo hacían variar ese olor; familiares como el olor a pan recién horneado
o de bollos dulces o café que salía de muchas de las cafeterías o como el olor
que desprendía la propia ciudad en sí, el olor de las personas, de los
edificios, de las calles… aquel característico olor que TaeYong no podía
asociar con ninguna otra ciudad que no fuera Seúl. Pero había otros muchos
olores que no le eran tan familiares, olores que el chico captaba por primera
vez o que, aunque hubiera captado antes no había podido identificar su
procedencia. Muchos de estos eran de personas iban y venían, que pasaban por su
lado siguiendo con sus vidas, ignorando el poderoso olfato de TaeYong que
prácticamente identificaba todos los olores que se encontraran en un radio de
un kilómetro más o menos exacto.
Por ese motivo, antes de ver a su
novio, TaeYong encontró su aroma mezclado entre la marea de olores que
desprendía la gente que, a aquellas horas de la mañana, en hora punta, se
dirigían a paradas de metro o autobuses para comenzar su jornada. Estaba tan
acostumbrado a aquel olor que podía encontrarlo en cualquier lugar,
identificarlo entre millones de olores y saber exactamente dónde se encontraba
su chico, porque era una característica mezcla de menta, flor de jazmín y coco.
TaeYong no pudo evitar que una enorme sonrisa apareciera en sus labios, a pesar
de que estaba a varios grados bajo cero esperando en mitad de la calle y ya
llevaba algunos minutos allí plantado sin moverse, porque en solo unos pocos
minutos iba a encontrarse con su novio.
Sin embargo, tan pronto como había
aparecido su sonrisa, ésta desapareció de sus labios en cuanto TaeYong captó
algo extraño con su olfato.
En la mezcla de olores que
significaba SiCheng para su nariz, TaeYong encontró un rastro de vainilla
cuando su novio se fue acercando hasta él, un rastro de vainilla que ya había
captado antes pero que no podía identificar dónde, algo que hizo que sus
músculos se tensaran repentinamente y casi sin que se diera cuenta. Alguien
había estado tan cerca de su chico que había dejado una marca de olor en él,
algo que era bastante complicado de conseguir porque se necesitaba una gran
intimidad para ello. Y ni siquiera TaeYong había conseguido dejar una marca
permanente de su propio aroma en el cuerpo de SiCheng a pesar de que llevaban
varios años saliendo juntos y que se habían acostado en muchas ocasiones,
porque tras solo unos pocos días, su olor se iba desvaneciendo del cuerpo del
menor hasta desaparecer.
TaeYong trató de controlar la forma
en la que la sangre comenzó a hervirle por los malos pensamientos que estaba
teniendo en aquellos momentos porque SiCheng no era de ese tipo de chicos,
SiCheng lo quería y jamás habría tenido ese tipo de intimidad con nadie más
mientras estuviera con TaeYong, porque además de quererlo, sabía que su olfato
como hombre lobo estaba muchísimo más desarrollado que el de cualquier humano y
se daría cuenta. No. SiCheng no le haría nada como aquello, seguro que había
otra explicación mucho más simple para el extraño olor a vainilla que lo
acompañaba.
Con esos pensamientos más
tranquilizadores, TaeYong esperó hasta que SiCheng apareció en su campo de
visión y después se acercó a él con una enorme sonrisa en sus labios, dándole
un breve beso en los labios y un abrazo en cuanto llegó hasta él, ajeno al
conflicto interno que tenía su novio. Generalmente, TaeYong correspondía
aquellos abrazos inmediatamente y con fuerza, porque adoraba tener a SiCheng en
sus brazos, pero aquella vez no lo hizo porque el olor a vainilla había
inundado sus fosas nasales, por lo que su novio se separó rápidamente de él,
mirándolo a los ojos sabiendo que algo iba realmente mal.
—¿Qué sucede? —le preguntó—. ¿Ha
pasado algo malo?
TaeYong no contestó inmediatamente,
solo le dedicó una mirada significativa a la polar verde lima que SiCheng
llevaba por encima de su ropa, una polar que le quedaba significativamente
grande y de la que procedía por completo aquel olor a vainilla. La parte más
paranoica de su ser se había calmado porque el olor no procedía directamente
del cuerpo del chico, sino de una prenda que llevaba y que se notaba a la legua
que no era suya.
—Oh —murmuró el chico en
conocimiento, después de ver la mirada que TaeYong le había dedicado a aquella
chaqueta—. Es de YukHei —dijo—. Me la ha
dejado esta mañana cuando he ido a por él para acompañarlo hasta el instituto
porque me estaba muriendo de frío.
YukHei. YukHei era el vecino y amigo
de SiCheng. El chico que había llegado a Seúl con sus padres hacía solo unos
meses desde Hong Kong y que se había pegado a su novio como una lapa para que
lo ayudara con su día a día porque cada cosa era un gran reto para él. TaeYong
se había encontrado con él en algunas ocasiones, por eso le había parecido algo
conocido aquel olor a vainilla, y era un chico bastante alto y algo desgarbado,
un chiquillo de instituto que estaba tratando de aprender coreano a la vez que
a seguir sus clases de último año, algo que no iba a acabar muy bien, pero por
lo que el muchacho se estaba esforzando bastante. YukHei le caía bien… pero a
TaeYong no le gustaba nada cómo su olor se mezclaba con el de SiCheng.
Por ese motivo, sin pensarlo
demasiado, TaeYong se quitó su mochila para desprenderse de su propia polar y
tendérsela a SiCheng, sintiendo cómo el gélido aire de la ciudad de Seúl se le
calaba en lo más profundo de sus huesos. Sin embargo, aunque se muriera de
frío, no dejaría que su novio siguiera llevando la chaqueta con el olor de otro
chico.
—Póntela y dame a mí la de YukHei
—le dijo—. A ti te queda ridículamente grande y seguro que te entra frío por
todas partes.
No le había dicho el motivo
principal por el que no quería que la llevara, no le pareció necesario hacerlo,
y SiCheng simplemente se quitó la polar verde lima y se la tendió a él para que
se la pusiera, colocándose inmediatamente la de TaeYong. Después de eso, el
mayor pudo volver a sonreír, porque ahora junto al característico aroma a
menta, flor de jazmín y coco de su chico, se encontraba un leve rastro de
chocolate que pertenecía a TaeYong.
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