Título:
Genie
Autora:
Riz Aino
Parejas:
JangTag (JangJun + TAG) (Golden Child)
Calificación:
PG–13
Géneros:
AU, fantasy, drama, angst?
Número de palabras:
865 palabras
Resumen:
JangJun tenía una vida de mierda… hasta que se le ocurrió limpiar una antigua
lámpara de aceite que había heredado de su abuelo.
Notas: drabble dedicado
a todas aquellas personas que sientan que los días los superan y no sepan qué
hacer con sus vidas.
Comentario de autora:
el día que escribí esto estaba teniendo un día horrible y quise sacar fuera
todas las frustraciones escribiendo. Espero que os guste.
Genie
Todo, absolutamente todo, le salía
mal a JangJun. No había ni una mísera excepción. Su vida estaba plagada de
desgracias desde hacía meses y el chico realmente no sabía qué era lo que podía
hacer para solucionarlo, porque cada vez que intentaba arreglar algo o tratar
de ver las cosas desde otra perspectiva, queriendo ser positivo… pasaba algo
horrible que hacía que no pudiera levantar cabeza. Siempre se había considerado
alguien al que las cosas no le iban mal, trabajaba para conseguir lo que quería
y buscaba lo bueno de la vida… pero desde que había muerto su abuelo hacía dos
meses, todo había ido de mal en peor.
No es que JangJun hubiera estado
especialmente unido a su abuelo, pero lo apreciaba y lo quería y de vez en
cuando iba a visitarlo, cuando tenía tiempo para ello, y se quedaba junto a él
todo lo que podía. El hombre siempre había sido muy amable y agradable con él y
JangJun lo echaba de menos, pero su muerte no lo había hundido tampoco porque
sabía perfectamente que la vida seguía y que no podía hundirse simplemente
porque su abuelo hubiera fallecido. No obstante, desde aquel mismísimo día, las
cosas comenzaron a empeorar para el chico, ya que lo despidieron del trabajo y
desde entonces había sido incapaz de encontrar uno nuevo por más entrevistas a
las que había ido, estaba al borde de acabar con todos sus ahorros y no había
pagado las facturas de luz o de agua de los últimos meses, por lo que
probablemente le cortarían la luz en cualquier momento y, por si fuera poco, en
aquel mismo instante, mientras esperaba a que el autobús que lo iba a llevar a
casa después de pasarse todo el día de un lado para otro tratando de encontrar
trabajo, comenzó a llover a mares y JangJun obviamente no tenía paraguas.
Para cuando llegó a casa, estaba
calado hasta los huesos y, al tratar de encender la luz de la entrada, se dio
cuenta de que había llegado el día en el que se la habían cortado por no pagar
las facturas. El agua debía de haber ido por el mismo camino, así que no se
podría dar siquiera una merecida ducha con agua caliente para dejar de tiritar,
menos poner la calefacción. JangJun simplemente se quería morir y que todo
acabase.
Sin embargo, a pesar de que lo único
que quería era morirse, el chico sabía que no podía desesperar y que debía
hacer algo para seguir adelante, porque seguir adelante era lo que tenía que
hacer.
Por eso, JangJun entró a su piso, se
quitó la ropa mojada y se envolvió con varias mantas mientras encendía la
hornilla de gas y ponía a calentar una cacerola gigantesca con agua de las
botellas que todavía tenía en casa de la última vez que había hecho la compra.
No había que perder la esperanza, siempre podía hacer algo para tratar de que
las cosas mejoraran, aunque fuera un poquito. Así que, cuando el agua estuvo
caliente se duchó lo mejor que pudo y después se puso el pijama más calentito
que encontró en sus cajones, para después sentarse sobre el sofá envuelto en
mantas a observar fijamente la lámpara de aceite que había heredado de su
abuelo, decidiendo si encenderla o no ante la falta de velas. Parecía bastante
antigua y no quería estropearla, pero dado que no tenía muchas opciones, al
final decidió que no le haría nada malo si la limpiaba un poco de polvo y luego
le echaba algo de aceite para encender la llama.
Lo que JangJun no se esperaba para
nada era que cuando comenzó a frotar la lámpara con uno de los paños de la
cocina, ésta repentinamente comenzara a echar humo y el metal de fuera quemara
tantísimo que el chico acabó dejándola caer al suelo con sus dedos ardiendo,
mientras el humo blanco cada vez era mayor y más denso e inundaba por completo
la cocina, haciendo que la visión fuera algo completamente imposible. JangJun
quiso correr y salir de allí pensando que probablemente había comenzado un
incendio por dejar caer la lámpara ardiente al suelo de madera, no queriendo
morir asfixiado, pero antes de que pudiera dar siquiera un paso, el humo
comenzó a retirarse, dejando ver que había otra persona con él en aquella
cocina, un muchacho alto y desgarbado que no tenía ni idea de dónde había
salido.
—¿Quién coño eres? —le cuestionó al muchacho.
—Soy YoungTaek —le respondió éste—. El genio de
la lámpara… y vengo aquí a hacer todos tus deseos realidad.
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