Chapter
7
JiSung
se había pasado los últimos tiempos más pendiente de Felix que de cualquier
otra cosa. Siempre había estado pendiente de él, de todos sus amigos en
realidad, porque no le gustaba que éstos estuvieran mal, ya que cualquier cosa
que les pasara afectaba al equipo; sin embargo, desde que había comenzado aquel
campamento y, sobre todo, desde que Felix se había doblado el pie, no había
podido dejar de observarlo, estar junto a él cada segundo del día y tratar de
hacer que cualquier movimiento que éste tuviera que hacer, le fuera lo menos
inconveniente posible para que no tuviera que apoyar el pie en el que se había
hecho daño y forzarlo. JiSung se repetía una y otra vez que aquello era
simplemente porque Felix era su amigo y, además, él era el capitán del equipo y
debía de velar por la integridad física de todos los chicos porque estaba al
mando, él los tenía que cuidar para que volvieran a sus casas de una pieza. No
obstante, sabía que en el fondo había algo más.
¿Qué
era? JiSung realmente no quería pensar en ello porque todo se volvería muy
complicado y al chico siempre le había gustado que las cosas fueran simples,
que su vida fuera lo más simple posible. Aquella simplicidad se había ido un
poco al garete con eso de ser el capitán del equipo de béisbol, pero en todo lo
demás, seguía siendo como lo era antes y JiSung no quería que cambiara nada,
menos, su relación con Felix. Pero en aquel lugar todo se estaba precipitando y
aunque a JiSung le gustaban las cosas super simples, nada en la vida era
realmente simple.
El
primer día, cuando Felix había mentado a ChangBin, a JiSung le había dado una
punzada el corazón y se había repetido una y mil veces que aquello había sido
porque le había dolido en su orgullo como capitán, se lo había dicho una y otra
vez, pero el chico sabía que había otra razón detrás de su orgullo como
capitán. Y luego había pasado el accidente en el entrenamiento y cuando había
visto a Felix tirado en el suelo, chillando de dolor, su corazón se había
encogido de preocupación y de miedo como nunca antes le había pasado… —y eso
que, a principios de aquella temporada, SeungMin había tenido una muy mala
caída con la que se había dejado la espalda hecha trizas y, por ello, no había
podido participar en los partidos durante más de dos meses—. Felix era mucho
más especial.
Felix llevaba siendo su
amigo mucho más tiempo que cualquiera de los otros, por eso era más especial
que los demás, no había más. No había absolutamente nada más.
Y,
aún así, aunque se repetía aquello mil veces, JiSung no podía dejar de mirar a
Felix durante el entrenamiento de aquella tarde. Por la mañana apenas había
tenido tiempo para observarlo porque se había pasado todo el rato gritándole a
HyunJin que se enfocara… pero esa tarde todo estaba saliendo perfectamente, los
chicos lo estaban haciendo de lujo y no necesitaban ninguna instrucción, sabía
cada uno lo que tenía que hacer y lo hacían bien. Por ese motivo, el chico no
dejaba de mirar a Felix, que se encontraba sentado en el banquillo, con la
pierna herida alzada, sin apoyar el pie en el suelo, mientras veía desde allí
el entrenamiento. Parecía cansado y triste, seguramente se debía de sentir un
poco solo y enfadado porque todos los demás se hallaban en el campo y él no
podría entrar a él en lo que quedara de campamento, para no forzar el tobillo y
que éste se pusiera peor.
JiSung
se contuvo las ganas de dejar el campo, mandar a la mierda su propio
entrenamiento y correr a sentarse junto al chico para hacerle compañía, decir
unas cuantas tonterías que lo harían sonreír y abrazarlo fuertemente. Las
contuvo porque aquello era algo que no debería hacer. Felix solo era su amigo
y, aunque los amigos eran importantes, aquel entrenamiento también lo era
porque apenas les quedaban días allí antes de volver a casa. El entrenamiento
era lo más importante y abrazar a Felix podía esperar hasta que éste acabara y
JiSung se duchara y se pusiera ropa limpia —el chico no entendió que el
pensamiento de abrazar a Felix todo sudado del entrenamiento le produjera una
sensación de asco cuando se habían abrazado todos miles de veces pegajosos de
sudor—. JiSung dejó de mirar a Felix y después trató de dejar de pensar en él y
enfocarse en lo que tenía que hacer. Más o menos pudo hacerlo, aunque no estuvo
del todo concentrado en aquel entrenamiento, pero algo era algo.
Después
de que todo terminara, les dijo a Jeno y a Eric que fueran ellos los que
recogieran todo aquel tinglado y él salió corriendo hacia los vestuarios para
darse una ducha rápida y así salir pronto de allí para ayudar a caminar a Felix
a la cabaña para que descansara un poco antes de la hora de la cena. Se duchó lo
más rápido que pudo, nunca se había duchado tan rápido como lo había hecho
aquel día, pero para cuando salió del vestuario y se dirigió al banco en el que
el chico había estado sentado durante todo el entrenamiento, éste estaba vacío
y no había ni rastro de su amigo por los alrededores.
—¿Buscas
a Felix? —le cuestionó Eric, que ya había acabado de recoger todos los
materiales, pasando por su lado.
—Sí
—respondió—. ¿Sabes dónde se ha metido?
—Ajá
—murmuró el chico, asintiendo con su cabeza—. Hace un rato ha cogido a JeongIn
por banda y le ha dicho que lo ayudara a llegar hasta la cabaña —le dijo—. Hará
como… un par de minutos…
JiSung
le agradeció la información al chico y, después, trató por todos los medios de
no salir corriendo por todo el camping para no hacer ver lo desesperado que
estaba por volver a ver a Felix, porque él no estaba para nada desesperado ni
se había asustado un poquito cuando no lo había visto en el banco al salir de
las duchas. Caminó rápido, pero él siempre había sido de caminar rápido, así
que, nadie podía decirle absolutamente nada sobre ello, hasta que, a mitad de
camino entre el campo de béisbol y la fila de cabañas en la que estaba la suya,
se encontró con JeongIn ayudando a Felix a caminar y se acercó hasta ellos,
poniéndose en el costado derecho del chico y pasándose su brazo por el hombro
mientras lo sujetaba por la cintura. Tanto Felix como JeongIn se sobresaltaron,
pero cuando lo vieron le sonrieron y los tres caminaron hasta la cabaña,
dejando a Felix sentado sobre su cama.
—Me
voy a duchar —anunció JeongIn—, que este me ha agarrado y no me ha dejado
siquiera ducharme… le he tenido que decir a SeungMin que me cogiera la bolsa y
que luego me la trajera.
El
menor le lanzó una mirada asesina a Felix antes de coger el pijama de debajo de
su almohada y meterse en el baño, cerrando la puerta de un portazo para mostrar
toda la indignación que debía de sentir. JiSung se rio quedamente porque sabía
a la perfección que, por mucho que JeongIn se quejara cada vez que tenía que
hacer algo por alguno de los miembros del equipo cuando éste no podía, al final
lo hacía porque le importaban todos ellos —quizás no lo demostrara más que una
vez al año, pero oye, algo era algo—. El agua corriendo se dejó escuchar unos
momentos después y, en aquel momento, JiSung se giró hacia Felix.
—¿Cómo
te encuentras? —le preguntó—. ¿Te sigue doliendo?
—Ya
me duele mucho menos que ayer —respondió Felix, mirándose el pie—. Todavía está
un poco hinchado, pero con que no lo mueva demasiado en los próximos días
estaré como nuevo.
—Me
alegra escuchar eso —murmuró—. ¿Quieres que te dé un masaje?
JiSung
no era especialmente bueno dando masajes, solo sabía lo justo y necesario para
que éstos fueran de ayuda y no hicieran más daño que bien, quienes realmente
sabían dar buenos masajes allí eran Felix y JaeMin, los demás simplemente lo
intentaban. Él había hecho la propuesta con toda la buena voluntad del mundo,
pero no esperó que Felix asintiera y le dejara que lo hiciera. Sorprendido,
JiSung se sentó en el suelo frente al chico y le quitó con cuidado la deportiva
que se había puesto sin abrochar y después el calcetín y la venda. Éste hizo un
pequeño gesto de dolor y JiSung se mordió el labio inferior porque lo último
que quería era hacer que le doliera más.
Con
la mirada le pidió una última confirmación a Felix y éste le asintió de nuevo,
así que, con el máximo cuidado posible, comenzó a darle un pequeño masaje en el
pie, tratando de aliviarle un poco el dolor al chico, tocando los puntos que le
habían enseñado que debía de tocar ante una lesión como aquel, sin mucho
convencimiento de estar haciéndolo realmente bien, pero al menos teniendo la
certeza de que a Felix no le estaba haciendo daño porque si no, éste se lo
habría dicho. Mientras le daba el masaje, lo único que se escuchaba en la
cabaña eran sus respiraciones y el agua correr en la ducha tras la puerta del
baño, junto con el leve tarareo de JeongIn de fondillo. JiSung no quería hablar
por si se distraía y hacía algo que no debía y Felix tampoco dijo ni una sola
palabra durante todo el rato.
Cuando
JiSung acabó de darle el masaje, cogió la venda que antes le había quitado al
chico y envolvió de nuevo su pie, apretándosela lo suficiente para que se lo
sujetara correctamente y después le puso el calcetín también —la deportiva no,
por si éste quería poner el pie en alto sobre la cama—.
—Ya
está —murmuró, alzando su cabeza por primera vez en un rato para mirar a Felix
y dedicarle una sonrisa.
—Muchas
gracias —le dijo el chico.
JiSung
asintió y se dispuso a levantarse del suelo para meterse un rato en su cama,
alejarse de Felix unos momentos para sentirse algo más tranquilo de lo que
estaba; sin embargo, antes de poder hacer nada, el otro chico se inclinó sobre
él y dejó un corto beso en su mejilla que provocó que el corazón de JiSung
comenzara a aletear dentro de su pecho como si fuera un colibrí. En ese preciso
instante, la puerta del baño se abrió y por ella salió JeongIn, que exclamó en
disgusto:
—¡Por
Dios, iros a un motel!
~~
—Hyuck…
—murmuró RenJun, llamando la atención del chico que se encontraba sentado a su
lado, en la escalinata que llevaba a la cabaña de éste—. Sabes que has cabreado
a Jeno hasta niveles insospechados, ¿verdad?
Escuchó
al chico suspirar profundamente y lo observó con detenimiento. Por cómo se
estaba pasando las manos por la cara, RenJun podía decir que éste estaba
arrepentido, al menos lo suficientemente arrepentido por lo que había hecho.
Probablemente había sido de coña, a DongHyuck le encantaba hacer bromas y,
sobre todo, adoraba hacer bromas pesadas de cualquier tipo y entre ellas se
encontraba aquella de besar a todo el mundo cuando menos se lo esperaban. Nunca
antes los había besado en los labios, eso sí —solo había pasado una vez, el año
anterior, cuando DongHyuck había tratado de besar a su amigo Mark justo en el
momento en el que éste giraba su cara en su dirección y un pequeño accidente
había ocurrido—, pero lo que había sucedido con Jeno estaba a un nivel
distinto.
—Soy
consciente de que la he cagado —replicó el chico, unos momentos después—. Me
tiene que odiar muy fuertemente.
—Y
eso teniendo en cuenta que Jeno no es de odiar a nadie muy fuertemente —le
dijo—, que planee tu asesinato al menos tres veces al día no quiere decir que
lo quiera hacer de verdad porque es un softie
de mierda… pero cuando ha llegado antes a vernos, de verdad que quería hacerlo.
—Sí…
la he cagado totalmente —murmuró DongHyuck, volviendo a pasarse las manos por
el rostro.
—¿En
qué coño pensabas?
—Creo
que realmente no pensaba —respondió—. La verdad es que tengo mucha envidia de
todos vosotros, que estáis enrollados los unos con los otros y os adoráis… y yo
estoy super solo… y no sé… allí estaba Jeno, como siempre, Jeno está siempre… y
no sé… simplemente dije “¿por qué no?”
—No
estamos todos enrollados los unos con los otros —dijo RenJun—. Solo JaeMin y yo
y HyunJin y SeungMin, los demás estáis solteros, Hyuck.
—JiSung
y Felix están casados, solo que todavía no lo saben —le replicó. RenJun cedió que
ahí tenía un punto—. Igual les hago de celestina o algo para que se dejen de
gilipolleces y se den amor de verdad.
—Bueno,
pero aún así, Eric, SunWoo y HyunJoon siguen solteros también, no tienes por
qué sentirte solo ni abalanzarte sobre Jeno a comerle la boca, no sé si me
explico —dijo él.
DongHyuck
volvió a suspirar profundamente y echó la cabeza hacia atrás, quedándose así un
buen rato. RenJun también miró hacia arriba, observando las estrellas, los
pequeños puntitos de luz que se veían en el cielo y que no se veían en la
capital por todas las luces de la ciudad y su contaminación lumínica. En cuanto
arreglara aquel problema con DongHyuck y Jeno iría a por su bloc de dibujo y
trataría de pintar aquel cielo, tan parecido como diferente del que veía todas
las noches en casa, pero sin arreglar aquello no se iba a ir a dormir. No
quería que Jeno ocupara su cabaña —en realidad podía ser que una pequeñita
parte de él sí que lo quisiera porque seo significaba que podía dormir con
JaeMin sin que nadie le pusiera pegas— y tampoco quería que una cena tan
tirante como la que habían tenido hacía unos momentos se volviera a repetir… ya
había bastante con que SunWoo y HyunJoon parecieran estar peleados y fueran tan
infantiles de no haberlo arreglado cuando casi había pasado una semana.
Después
de la cena le había lanzado una mirada significativa a JaeMin para que cogiera
por banda a Jeno y tratara de que éste estuviera abierto a encontrarse con
DongHyuck y hablar con él para tratar de arreglarlo todo, mientras él había
arrastrado a DongHyuck hasta el lugar en el que se encontraban en aquellos
momentos. RenJun esperaba que Jeno accediera a hacerlo porque al menos parecía
que el gilipollas que tenían por amigo había recapacitado un poco sobre sus
actos, quizás no mucho, porque seguía siendo DongHyuck, pero al menos sabía que
lo había hecho mal y que lo mejor que podía hacer para que Jeno volviera a
hablarle era disculparse por su comportamiento y rezar para que el otro no lo
odiara de por vida —no todos los días te daban tu primer beso y que fuera tu
amigo haciendo el capullo no ayudaba realmente a que el enfado disminuyera—.
—Está
tan enfadado porque era su primer beso, ¿verdad? —le cuestionó DongHyuck, como
si tuviera un espía en la mente de RenJun y supiera exactamente qué era lo que
estaba pensando.
—Sabes
que sí —respondió.
—Mi
primer beso se lo di a Mark y no me ha pasado absolutamente nada —comentó el
chico—, vamos, no es como si fuera algo demasiado importante… lo importante no
es el primero, si no encontrar a alguien que se merezca que le des trescientos
al día.
—Trescientos
es una barbaridad.
—Trescientos
es una pequeñísima parte de los que yo le pienso dar al día a la persona con la
que empiece a salir —replicó.
Pero
DongHyuck no pudo decir nada más porque en ese momento aparecieron JaeMin y
Jeno, dirigiéndose hacia el lugar en el que ellos estaban, de forma totalmente
consciente. RenJun suspiró tranquilo porque el don de palabra de JaeMin había
conseguido que Jeno acabara accediendo a hablar con el idiota que tenían por
amigo. En cuanto DongHyuck se dio cuenta de que ellos habían aparecido, se
levantó de las escaleras y bajó por ellas para llegar antes al encuentro de los
recién llegados, quedándose a unos pocos pasos de Jeno, deteniéndose a aquella
distancia, estando fuera del alcance del chico, por si éste decidiera pegarle
que hubiera una pequeña distancia de seguridad.
JaeMin
se alejó de ellos y caminó hacia RenJun, sentándose a su lado en las escaleras,
echando su cabeza sobre su hombro y exhalando un suspiro. RenJun le tocó la
cabeza y lo despeinó un poco con cariño agradeciéndole por su trabajo duro
convenciendo a Jeno, mientras observaba la escena que se sucedía ante ellos. No
podía escuchar absolutamente nada porque estaban hablando bajito, quizás si se
acercaba un poco los podía escuchar y saber qué decían, pero tampoco quería
importunar demasiado por si aquello hacía que a los otros se les crisparan los
nervios y acabaran no solucionando nada.
—¿Cómo
te ha ido con Jeno? —le cuestionó a su novio. JaeMin resopló—. Bueno, al menos
lo has traído hasta aquí.
—A
regañadientes —replicó el chico desde su hombro—. No sabes lo mucho que me ha
costado convencerlo de que tenía que hablar con Hyuck en vez de odiarlo hasta
la muerte.
Según
comenzó a contarle JaeMin no había sido nada fácil porque Jeno había estado
demasiado reticente a siquiera estar delante de DongHyuck, no quería verle la
cara y estaba totalmente determinado a dormir con ellos en la cabaña esa noche.
Al chico le había costado que recapacitar y que pensara en el bien de su
amistad, en el bien de su grupo y en lo mal que lo iban a pasar todos si pasaba
algo tan gordo como que no se pudieran mirar a la cara, que bastante tenían con
los idiotas de SunWoo y HyunJoon. Y al final había accedido a hablar con
DongHyuck después de que le metieran un montón el dedo en la llaga para que lo
hiciera.
—Mientras
veníamos para acá ha querido darse la vuelta como cuatro o cinco veces —dijo—,
pero lo he medio arrastrado hasta aquí porque me tenía ya muy frito.
—Espero
que estén arreglando las cosas —murmuró RenJun, todavía sin enterarse de lo que
los otros estaban diciendo. Eso debía ser bueno, porque si no se estaban
gritando significaba que no se estaban peleando—. Al menos tengo la esperanza de
que lo estén haciendo.
—Yo
tengo una teoría sobre estos dos —comentó JaeMin.
—¿Teoría?
—Hum
—el chico asintió y los señaló a ambos—. Tengo la teoría de que en realidad
estos dos se gustan, pero como son idiotas, no se han dado cuenta todavía.
—Mmm…
no sé yo qué decirte —replicó RenJun—. No podemos tener a otros dos que tarden
milenios en darse cuenta de que se adoran… bastante tenemos ya con JiSung y
Felix.
—Mira,
no me hables de JiSung y Felix —dijo su novio, levantándose de su hombro, como
si estuviera indignado—. La próxima vez que los vea ponerse ojitos los voy a
juntar y a hacerles como el meme de now
kiss.
RenJun
rio ante la ocurrencia, pero la realidad era que a él a veces le habían dado
ganas de hacer aquello con ellos dos, también había tenido aquella imperiosa
necesidad cuando SeungMin había estado meses bebiendo los vientos por HyunJin y
no era capaz de decirle nada cuando era de dominio público que el otro estaba
totalmente whipped por él.
Un
movimiento en la periferia de su visión captó su atención y el chico se giró
hacia donde estaban DongHyuck y Jeno para darse cuenta de que se estaban
abrazando, lo que indicaba que habían arreglado aquella situación. RenJun no
sabía qué era lo que había podido hacer DongHyuck, cómo había rogado por su
perdón, si le había vendido o no su alma a Jeno para que éste lo perdonara,
pero fuera lo que fuera que había hecho, parecía haber funcionado y eso lo hizo
feliz porque ya no estaban peleados. Después del abrazo, ambos se giraron hacia
donde estaban ellos con grandes sonrisas en sus rostros.
—Ya
lo hemos arreglado —anunció DongHyuck, casi gritando.
Jeno
le pegó en el brazo, tal y como solía hacer cada vez que el otro decía o hacía
alguna burrada y RenJun sintió que sí, que todo iba a estar bien después de
todo.
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