Chapter
10
—¿Tú
también crees que nos han enviado a nosotros a ver cómo ha ido la cosa entre
estos dos porque somos los más softies
del grupo? —le preguntó JaeMin a HyunJin mientras salían de la cabaña que
compartían con sus respectivas parejas para ir hasta los vestuarios a ver si
HyunJoon y SunWoo no se habían matado esa noche y todo había salido bien.
—Yo
también lo creo —le respondió el chico.
Temprano
esa mañana habían quedado todos en la habitación que ambos compartían con sus
respectivas parejas y habían tenido una mini reunión para ver quiénes eran los
que podían abrirles la puerta a HyunJoon y SunWoo después de la encerrona que
les habían hecho la noche anterior. Había sido casi unánime que fueran ellos
dos los que podían hacerlo sin salir perjudicados si es que los idiotas de sus
amigos no habían arreglado absolutamente nada, de la misma forma que había sido
totalmente unánime que era mejor que DongHyuck, RenJun, SeungMin y Eric se
quedaran en la cabaña sin acercarse lo más mínimo a aquellos dos. JiSung había
tenido también muchos votos para ir junto a ellos, pero al descubrir en ese
instante que estaba cogido de la mano de Felix, lo habían hecho quedarse a dar
explicaciones. JaeMin quería haberse quedado allí para escucharlo todo… pero
allí estaba, yendo hacia el campo de entrenamiento de béisbol que llevaban toda
la semana usando y en el que habían encerrado a sus amigos en los vestuarios
para que hablaran de una puñetera vez.
—¿Crees
que habrá servido lo que hemos hecho? —cuestionó a su acompañante.
La
realidad era que JaeMin no tenía muchas esperanzas en que el plan fuera a
funcionar y eso que había sido él quien había sugerido lo de que debían hacer
que se enfrentaran el uno al otro en un lugar en el que no pudieran escapar,
pero viendo cómo se habían comportado sus amigos a lo largo de aquella semana…
no creía que se hubieran sentado a hablar de sus problemas y menos que los
hubieran solucionado. El chico esperaba que cuando les abrieran la puerta
HyunJoon saliera corriendo de allí, no sin antes darle una paliza a los dos,
para después ir a por los demás —SunWoo probablemente les daría otra—.
—No
estoy seguro de nada —contestó HyunJin—. Me gustaría muchísimo que hubiera
servido de algo y que hubieran podido solucionar el problema que han tenido,
pero…
—Pero
crees que nos van a dar una paliza en cuanto les abramos la puerta —terminó
JaeMin por él, haciéndolo reír.
—Ciertamente
—le dijo éste.
JaeMin también rio y
ambos caminaron en silencio a través de las filas y filas de cabañas durante
unos momentos. El silencio era bastante cómodo, nada pesado, aunque ellos pocas
veces habían pasado el tiempo solos y juntos, siempre había habido alguien más
con ellos, pero era un poco extraño a pesar de cómodo, por eso el chico se
sintió un poco obligado a seguir hablando con HyunJin, para llenar aquel
silencio durante la caminata.
—¿Qué crees que estarán
contando JiSung y Felix? —le preguntó. HyunJin se giró hacia él, esbozando una
sonrisa.
—Me
alegra que me lo preguntes —replicó—. Creo que al final se han dado cuenta de
que estaban completamente locos el uno por el otro, como ya todos sabíamos aquí.
No sé cómo han podido tardar tantísimo porque era más que obvio, pero bueno, al
menos se han dado cuenta y eso es lo que importa.
—Ya
ves —dijo JaeMin—. Yo ya me estaba temiendo que jamás de los jamases se iban a
dar cuenta y que al final íbamos a tener que hacerles lo que a estos y
encerrarlos para que hablasen y se dieran amor.
—¿Crees
que si al final SunWoo y HyunJoon han arreglado las cosas se habrán liado?
—cuestionó HyunJin—. Pero liarse bien, no solo besos… tú ya me entiendes —el
chico movió las cejas sugerentemente y JaeMin no pudo evitar soltar una
carcajada por lo que estaba éste insinuando.
—Mira
—le dijo—. Si abro esa puerta y me los encuentro desnudos te juro que dimito y
me voy a un monte a meditar para tratar de olvidar esa visión.
HyunJin
soltó una carcajada, una de aquellas que hacían que su risa tuviera un tono
mucho más alto de lo normal, aquellas que JaeMin sabía que SeungMin adoraba
porque se le veía en la cara y se sintió algo afortunado por haberla provocado
él porque hacía bastante tiempo que el chico no se reía de aquella forma con
ninguno de ellos. HyunJin era un gran tipo y tenía que reírse más de esa forma
en vez de pasarse todo el tiempo medio serio o whipped por su novio SeungMin.
Hablando
de todo y de nada sobre sus amigos, ambos atravesaron el campamento, dejando
atrás la zona de cabañas hasta llegar al sitio en el que se encontraba el campo
de béisbol. No habían caminado especialmente rápido, pero habían tardado
bastante poco en llegar a aquel lugar y JaeMin tuvo un poco de miedo por lo que
se iba a encontrar allí, porque no sabía si la habían liado muy parda o
realmente habían solucionado algo con lo que habían hecho. Esperaba de todo
corazón que aquello de verdad hubiera servido para arreglar la situación entre
HyunJoon y SunWoo, pero también tenía aquel pensamiento de que todo había
salido absolutamente mal y que habían metido la pata hasta el fondo y habían destruido
todo lo que quedara de la amistad entre ellos dos y de todos los demás con
ellos.
Atravesando el campo de
entrenamiento para llegar a los vestuarios aquella pequeña ansiedad fue en
aumento, pero no le dijo nada a HyunJin porque éste debía de estar sintiéndose
de la misma manera que él, así que, simplemente se lo calló y siguió avanzando
junto al otro hasta que acabaron frente a la puerta de los vestuarios. Con
cuidado, pegó la oreja a la puerta para escuchar por si había algo raro, ruidos
de alguien moribundo o gemidos o cualquier cosa, pero no escuchó absolutamente
nada. JaeMin miró a su acompañante, viendo que éste se había asomado por una de
las ventanas y que tenía una sonrisa en sus labios. El chico respiró tranquilo
al ver aquella sonrisa. Todo tenía que haber salido a pedir de boca.
—Ven
—le dijo HyunJin, pidiéndole con la mano que se acercara sin dejar de mirar por
el cristal—. Tienes que ver esto.
—Te
juro que como estén en bolas y me hagas verlos, mañana te tiro del autobús en
marcha —contestó él.
—No,
no es eso —replicó el otro chico—. Qué poca fe tienes en mí.
JaeMin
estuvo a punto de replicar que “ninguna” pero se mordió la lengua y simplemente
se acercó, tal y como HyunJin le había pedido, asomándose luego a la ventana y
mirando a través del cristal al interior. Sus ojos tardaron unos momentos en
acostumbrarse a la nueva luz, pero cuando lo hicieron, una sonrisa idéntica a
la que había aparecido en el rostro de HyunJin apareció en el suyo. Sí que
había salido todo bien, había salido más que bien. Porque dentro de los
vestuarios, cerca de la puerta, se encontraban HyunJoon y SunWoo, enroscados el
uno sobre el otro, durmiendo a pierna suelta, cogidos de las manos.
—Deberíamos
abrirles, ¿verdad? —cuestionó HyunJin.
—Pues
sí… —murmuró él—. Aunque salimos pitando para que cuando se despierten no nos
vean y les den ganas de darnos una paliza.
—Lo
veo muy correcto —replicó el otro.
Ambos
se alejaron de la ventana desde la que habían observado a sus dos amigos
durante unos momentos y se dirigieron a la puerta. JaeMin llevaba la llave del
vestuario que le había dado JiSung aquella mañana antes de salir, que era el
que la llevaba guardando toda la semana como capitán, así que la sacó de su
bolsillo y la metió en la cerradura con cuidado de no hacer mucho ruido para no
despertar a quienes dormían dentro. Giró la llave también despacio hasta que se
escuchó un leve “clic” y después la sacó, guardándola en el bolsillo y
diciéndole con la mirada a HyunJin que ya podían irse. El otro chico asintió.
Apenas
se habían dado la vuelta, no obstante, cuando escuchó cómo la puerta se abría a
sus espaldas y esbozó una pequeña maldición porque los habían pillado y
probablemente les iban a dar la paliza de sus vidas. Sin embargo, pasaron unos
segundos y el chico no sintió que su vida estuviera amenazada porque nadie
había ido a por él, así que, se giró lentamente, encontrándose a sus dos amigos
—por ahora— todavía adormilados en el umbral de la puerta.
—¿De
quién fue la maldita idea de encerrarnos? —cuestionó HyunJoon—. ¿No sabéis que
SunWoo y los lugares cerrados no se llevan bien?
—Ups…
—murmuró JaeMin. Aquello se le había olvidado a él y a todos los demás por
completo—. Lo sentimos un mundo.
—No
pasa nada —dijo SunWoo, dedicándole una sonrisa cálida a HyunJoon—. Todo está
bien, así que no pasa nada.
JaeMin
suspiró tranquilo. Ninguno de ellos se había acordado de que SunWoo le tenía
miedo a absolutamente todo, aunque él siempre lo negara, incluyendo los
espacios cerrados, pero se alegraba de que aún así, todo hubiera salido bien.
~~
—JeongIn…
tienes dos opciones —le dijo Eric al chico—. O te vas a dormir con DaeHwi y los
demás o con ChenLe y JiSung… tú decides.
SeungMin
pudo ver la carilla de pena que les dirigió a todos el menor y tuvo ganas de ir
a darle un abracito, aunque este lo rechazara y le pegara para que lo soltara.
Se contuvo, obviamente, porque para los propósitos que tenían todos ellos allí,
era mejor que el chico no estuviera y los demás también se contuvieron a pesar
de tener todos un enorme soft spot
por JeongIn. Al final, el chico simplemente resopló, diciendo después lo mucho
que los odiaba a todos por hacerle aquello y salió de la habitación con su
pijama de osos, en dirección a alguna de las otras cabañas en las que se
encontraban sus amigos. Cuando la puerta fue cerrada tras él y sus pasos
dejaron de escucharse, por fin pudo comenzar todo.
Todo
el grupo del último curso del equipo de béisbol se sentó entonces casi al
unísono sobre el suelo de madera de la cabaña grande en la que habían decidido
que aquella noche iban a acampar todos aprovechando que era la última noche en
aquel lugar —le habían comentado sus intenciones al profesor para que cuando
éste entrara allí a mitad de la noche para comprobar que estaban todos en sus
camas no se asustara y éste simplemente les había dicho que mientras no
metieran alcohol estaba todo bien—. Tenían muchas cosas de las que hablar que
habían pasado en los últimos días en aquel campamento y que habían puesto su
mundo completamente patas arriba, aunque había algunas mucho más interesantes
que otras.
Mientras
todavía estaban sacando las bolsas de patatas fritas y gominolas que todavía
les quedaban para ponerlas en comunidad, DongHyuck alzó la voz para preguntar
algo que realmente todos se estaban muriendo por preguntar desde aquella
mañana, pero no habían tenido mucho tiempo para ello porque ese último día se
lo habían pasado participando en juegos estúpidos que habían organizado sus
profesores junto con las chicas del equipo de vóley y ni siquiera habían tenido
un poco de tiempo para reunirse todos como estaban en aquel momento para poder
hablar —solo en las comidas habían estado juntos, pero en ese momento los
implicados no habían querido hablar—.
—Y
bien SunWoo —era lo que había comenzado a decir DongHyuck—. ¿Desde cuando
llevas enamorado de HyunJoon y por qué nos lo habías ocultado a todos con lo
que nos gusta un salseo?
SeungMin
vio cómo SunWoo se atragantaba con una patata que había cogido y no pudo evitar
reírse un poco porque estaba claro que iban a empezar por aquello y que el
chico no se lo hubiera esperado y se hubiera atragantado era muy gracioso.
HyunJoon fue rápidamente a darle algunos golpecitos en la espalda para que no
se muriera con la tos y alguien le alargó una botella de agua. Salvo las
ocasionales risas, el grupo se quedó en silencio para esperar a que el otro
estuviera bien para que pudiera contestar a la cuestión que se le había hecho.
—Pass
—fue lo que dijo el chico, una vez se recompuso.
—No
puedes pasar de esa pregunta —replicó Eric—. Nos has tenido toda esta puñetera
semana en tensión porque no os hablabais y ahora que lo habéis arreglado todo y
os queréis no nos podéis hacer esto.
SunWoo
solo se encogió de hombros y HyunJoon hizo lo mismo. SeungMin miró a RenJun, a
ver si a éste se le había ocurrido algo con lo que pudieran presionarlos para
hablar, pero el chico también había buscado su mirada, lo que le decía que
estaba tan en blanco como él.
—Bueno,
no los atosiguéis tampoco —comentó JiSung, haciendo que la atención se
dirigiera hacia él—. Que anoche ya los arrinconamos lo suficiente, necesitarán
un poquillo de tiempo para acostumbrarse a lo nuevo y para hablar del tema.
—Pues
ya que has hablado —dijo Jeno—. Te ha tocado a ti dar explicaciones.
—¿Para
qué hablas? —cuestionó Felix a su lado, dándole un puñetazo flojo en el brazo.
—¿Y
yo qué sé? —le replicó el chico.
—Eso,
eso —aprovechó SeungMin para meter baza—. Cuéntanos tú a ver si después se
anima SunWoo y nos cuenta lo suyo.
JiSung
y Felix le dirigieron una mirada de odio absoluto, pero después JiSung suspiró
profundamente y comenzó a contar qué era lo que había pasado con todo lujo de
detalles. Aquella mañana los habían tratado de interrogar, pero no habían
hablado mucho ya que habían dicho que querían hablarlo cuando estuvieran todos
presentes, pero ya no se podían librar de ello. El chico simplemente contó que
no se había dado mucha cuenta de que se comportaba de forma diferente con Felix
a como lo hacía con los demás y que cuando le latía rápido el corazón estando
junto a él y los demás los llamaban tortolitos había comenzado a pensar. Felix
también había apuntado lo mismo, que le había pasado exactamente lo mismo y que
simplemente lo habían hablado el día anterior y se habían declarado mutuamente.
—Si
es que estamos rodeados de tontos que no se dan cuenta de que están pillados
—comentó RenJun—. Yo le dije a JaeMin que me gustaba y nos ahorramos todos estos
dramas que tenéis todos vosotros.
El
chico los señaló a todos y SeungMin tuvo que estar de acuerdo porque para
comenzar a salir con HyunJin también ellos habían sido muy, muy, muy densos y
les había costado darse cuenta. Realmente eran un grupo de tontos que no se
daban cuenta de que se querían los unos a los otros un montón y tenían que
recibir un pequeñito empujón para percatarse de ello porque solos eran
completamente incapaces. Miró a su novio con cariño y éste, como si se hubiera
dado cuenta de su mirada, se giró hacia él y le dedicó una sonrisa encantadora,
antes de inclinarse levemente hacia él y dejarle un beso sobre la punta de la
nariz. SeungMin se tensó un poco porque las muestras de cariño en público
—aunque fuera solo entre su grupo de amigos de confianza— no eran algo a lo que
estuviera totalmente acostumbrado.
—Bueno,
ya que el JiLix nos ha contado lo idiotas que han sido todos estos meses —dijo
Eric—. Os toca a vosotros —señaló a SunWoo y a HyunJoon—. Nos lo tenéis que
contar todo con pelos y señales sí o sí.
—¿Y
por qué no LixSung? —cuestionó Felix.
SunWoo
y HyunJoon se miraron a los ojos durante unos momentos mientras Felix replicaba
sobre el nombre que se les debía poner, como si estuvieran compartiendo con
ellos un lenguaje que solo ellos dos entendían. La verdad es que siempre habían
sido así, siempre habían estado metidos en su propio mundo al que pocos habían
tenido realmente acceso y siempre habían tenido aquel lenguaje. A SeungMin no
le había extrañado nada que aquello se hubiera convertido en una relación,
aunque nunca habían sido tan malditamente obvios como los otros dos que habían
hablado justo antes. Después de esa larga mirada, al final ambos asintieron con
la cabeza y SunWoo se giró hacia ellos con algo de resignación.
—¿Qué
es lo que queréis saber? —les preguntó.
—Todo
—dijeron DongHyuck y Eric a la vez, iluminándoseles las caras al escuchar la
respuesta de SunWoo.
Y,
entonces, el chico comenzó a hablar también, contando que se había pasado un
tiempo enamorado hasta las trancas de HyunJoon pero que no había querido decir
absolutamente nada para que no se resintiera su amistad porque era algo que no
quería perder. También les contó cómo lo había besado la noche que habían
estado en el bosque y todo lo que había desencadenado aquello, una historia que
todos conocían a medias pero que les hizo comprender cómo había pasado todo.
HyunJoon también se encargó de decir algunas cosas desde su punto de vista y lo
que se le había pasado por la cabeza todo aquel tiempo que había estado huyendo
de SunWoo hasta que los habían encerrado para que hablaran y que lo habían
arreglado todo y estaban saliendo juntos.
—¿Os
habéis besado? —cuestionó JaeMin—. No hace falta que contéis si habéis hecho
algo más, os podéis ahorrar los detalles, pero lo otro lo podéis decir.
—Sí
—dijo HyunJoon—. Nos besamos anoche unas cuantas veces.
HyunJoon
se puso totalmente colorado después de decir aquello y SunWoo también se
sonrojó, haciendo que todos los demás que se encontraban en la cabaña. Que
empezaron a chincharlos para que dieran muchos más detalles sobre los besos y
sobre cuán lejos habían llegado en esa noche que habían estado solos en los
vestuarios, mientras éstos se ponían cada vez más y más rojos. Durante la
noche, la conversación tomó varios giros y hablaron de una y mil cosas mientras
la comida se iba acabando poco a poco y el sueño comenzaba a apoderarse de
ellos lentamente, haciendo que fueran quedándose dormidos por cada rincón de
aquella cabaña en posiciones completamente extrañas y que parecían dolorosas.
SeungMin aguantó lo más que pudo despierto, pero al final acabó cayendo también
rendido en los brazos de HyunJin, mientras los pocos que quedaban despiertos
comenzaron a jugar a algo llamado “El Juego del Amor”.
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