Título: Would U Be My
Autora: Riz Aino
Parejas: DaeYoon (DaeYeol
+ SungYoon) (Golden Child)
Calificación:
PG–13
Géneros:
AU, romance, fluff
Número de palabras:
1.235 palabras
Resumen:
cuando DaeYeol le pidió a su mejor amigo que fingiera que estaba saliendo con
él para una reunión familiar, nunca se imaginó que la cosa acabara como acabó.
Notas: tuve la idea
de hacer un fakeloverstoreallovers!au desde el primer momento en el que vi el
nombre de esta canción, la lástima fue que tuve que aguantarme las ganas de
escribir hasta el final porque era la última (?).
Comentario de autora:
y con esta historia volvemos a finalizar otra colección de historias más
inspiradas en un álbum de Gol-Cha. Espero que os guste.
Would U Be My
—Mini yo —lo llamó su hermano. DaeYeol se
detuvo antes de salir por la puerta del piso y, tras suspirar profundamente, se
giró hacia éste—. ¿Puedo hablar contigo?
DaeYeol giró levemente su cabeza para ver a SungYoon
asentir y luego volvió a dirigirse a su hermano mientras notaba cómo el otro
chico se alejaba de ellos por el pasillo de la comunidad y comenzaba a bajar
las escaleras. Tenía un poco de miedo porque su hermano mayor, SungYeol,
siempre había sido muy perceptivo con las cosas y, además, había conocido a
SungYoon antes de aquella noche. No quería que su pequeño teatrillo fuera
desmontado tan pronto, incluso antes de que se hubiera bajado por completo el
telón.
—¿Qué querías? —le cuestionó, deseoso de seguir a
SungYoon por las escaleras y alejarse de una vez de aquel lugar.
—Quería decirte simplemente que me alegra que al final estéis
juntos vosotros dos —le comentó el mayor—. Cuando os vi la otra vez me parecía
que había algo de química entre vosotros y esta noche me habéis demostrado que
realmente estáis hechos el uno para el otro —SungYeol le dedicó una sonrisa
amplia—. Espero que seas tan feliz con él como yo lo soy con MyungSoo.
—Gracias… —murmuró DaeYeol, un poco confuso.
—Anda, vete y no lo hagas esperar.
DaeYeol asintió lentamente y después se alejó rápidamente
del piso, bajando las escaleras de dos en dos para llegar lo más pronto posible
a la calle, mientras en su cabeza no paraban de dar vueltas las palabras de su
hermano. Era extraño. SungYeol los había visto algunos meses atrás cuando SungYoon
y él habían quedado para ponerse al día de sus vidas porque sus respectivos
trabajos no los dejaban casi ni respirar y su hermano sabía perfectamente que
ellos dos solo eran amigos, a pesar del teatrillo que habían montado esa noche.
Porque
sus padres se habían pasado meses dándole la tabarra con que era el único de la
familia que no había llevado a ningún novio a casa y ellos querían conocer a
alguno de sus novios. DaeYeol, harto de la presión de grupo, había cedido
finalmente a ello, pero tenía la dificultad de que en aquellos momentos no
estaba saliendo con nadie porque el trabajo lo absorbía demasiado y era incapaz
de encontrar pareja. Con la fecha de la cena familiar a la vuelta de la esquina
y sin ningún novio que poder presentarles, DaeYeol había ido a llorarle a
SungYoon que pretendiera ser su novio por aquella noche para hacer que sus
padres se quedaran tranquilos y lo dejasen en paz. Su amigo había accedido sin
ponerle ninguna pega o condición y DaeYeol se había sentido la persona más
feliz del universo porque si éste no hubiera aceptado, no sabría a qué otro
amigo pedírselo, no había ninguno con el que se sintiera tan cómodo como con él.
Y la noche había ido maravillosa, sus padres —y su
hermano también— se habían creído la pantomima y todo había salido genial… pero
las palabras de SungYeol no paraban de darle vueltas en su cabeza.
¿Química? ¿Por qué le habría dicho que veía verdadera química
entre ellos cuando entre ambos no había absolutamente nada y, sobre todo,
cuando lo único que habían hecho durante la cena había sido entrar a la casa
cogidos de las manos y luego simplemente sentarse al lado y dirigirse un par de
miraditas mientras contaban su historia de amor inventada? Pero lo más extraño
de todo aquello era que DaeYeol se sentía como expectante y feliz por ello. El chico
sacudió su cabeza y trató de dejar de pensar en ello.
Fuera, en la calle, SungYoon lo esperaba con una amplia
sonrisa en sus labios que provocó que su corazón se saltara un latido y que él
se quedara completamente paralizado porque jamás le había pasado nada como
aquello y, en realidad, jamás tendría que haberle pasado. SungYoon era guapo,
pero era su amigo, su corazón no tenía que hacer nada extraño cerca de él.
—Ya estás aquí abajo —le comentó el chico—. ¿Qué
quería tu hermano?
—Nada… —murmuró él en respuesta, queriendo
quitarle importancia a aquello porque no la tenía—. Gilipolleces suyas.
¿Quieres que te lleve en el coche a tu casa?
—Sí porfa —dijo SungYoon—. Los autobuses a estas horas
pasan cada mil años.
Ambos echaron a andar entonces hacia
el sitio en el que DaeYeol había aparcado, caminando muy juntos, con sus manos
rozándose de vez en cuando, acción que provocaba que el corazón del chico
latiera cada vez más rápido. Al llegar al coche y montarse en él, supuso que
todo mejoraría porque no tendría ni que mirar a SungYoon, ni tocarlo; sin
embargo, estar en aquel espacio cerrado con él fue muchísimo peor porque sentía
cómo su corazón reverberaba dentro de su pecho y casi podía notar que el otro
podía escucharlo. Trató de enfocarse en la conducción, pero en su mente no hacían
más que aparecer escenas de ellos dos juntos aquella noche, lo que habían hecho
y lo feliz que se había sentido al estar con él de aquella forma.
El trayecto hasta la casa de
SungYoon se le hizo eterno y DaeYeol estaba sudando frío por la espalda porque
no sabía qué estaba sintiendo ni qué estaba sucediendo con él en aquellos
momentos y, cuando finalmente detuvo el coche frente al bloque del menor, no
pudo evitar respirar tranquilo. No obstante, la tranquilidad no le duró mucho.
—Gracias por traerme hasta casa —murmuró
SungYoon.
DaeYeol
se giró hacia él para tratar de dirigirle una sonrisa y darle las gracias por
haber hecho aquella pantomima con él esa noche, pero antes de poder decir absolutamente
nada, los labios de SungYoon se encontraron con los suyos. Durante unos
momentos, el chico se quedó completamente en blanco, sin saber qué hacer, pero,
movido por algo en su interior, comenzó a responder a aquel beso con ganas,
llevando incluso una de sus manos a la nuca del menor para que éste no se
separara de él, disfrutando de aquel beso como nunca había disfrutado antes de
ninguno.
—¿Quieres… ahhhh… subir a mi… casa… ahhhh? —susurró
SungYoon contra sus labios, mientras seguían dándose un beso tras otro.
—Sí… —respondió DaeYeol sin pensar.
Notas
finales:
—Tengo una pequeña y triste
noticia que daros. Esta será la última colección que haga de fanfics de Golden
Child inspirados en sus álbumes (aunque eso no significa que no vuelva a
escribir de estos niños de vez en cuando) y me gustaría despedirme de todas
aquellas personas que a lo largo de los últimos 2 años han seguido lo que
escribía en estas colecciones.
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