martes, 6 de agosto de 2019

[Drabble] NCT Drabbles 3 (TaeYong Edition): Firetruck {JaeYong}


Título: Firetruck
Autora: Riz Aino
Pareja: JaeYong (TaeYong + JaeHyun) (NCT)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, drama, humor, romance?
Número de palabras: 948 palabras
Resumen: JaeHyun es un bombero que salva a TaeYong del infierno de las llamas con su manguera.
Notas: esto al principio iba a ser un fanfic muy pervertido, pero básicamente al final acabé cambiando de idea y lo hice más “divertido” que pervertido.
Comentario de autora: hacía milenios que no escribía nada de JaeYong y tenía ganas de ponerme de nuevo con algo de ellos. Espero que os guste.

Firetruck

            Probablemente, TaeYong debería de estar asustado… pero no lo estaba. Hasta hacía tan solo un par de minutos lo había estado y había tenido muchísimo miedo, pero en aquellos momentos lo que estaba sintiendo era otra cosa. Mientras bajaba las escaleras del edificio, en brazos del bombero más guapo y buenorro que había visto en su vida, TaeYong tenía calor, pero no porque el maldito edificio se estuviera quemando, sino por aquel bombero que había subido a rescatarlo arriesgando su vida porque no podían acceder a su apartamento desde el exterior.


            Al salir del edificio, TaeYong fue dejado por el bombero donde estaban los sanitarios atendiendo a las demás personas que habían sacado del edificio y, tras mirarlo a los ojos unos momentos, como si se estuviera asegurando de que estuviera bien antes de alejarse de él para ir con los demás bomberos que estaban echando agua con las mangueras del camión de bomberos sobre el edificio para tratar de apagar las llamas que todavía quedaban en este. El pensamiento de que a él no le importaría que aquel bombero buenorro apagara las llamas de su interior con su manguera cruzó por la mente de TaeYong y el chico decidió que fue debido a que había tragado demasiado humo.

            Alguien del equipo de una de las ambulancias que habían llegado hasta el lugar se acercó a TaeYong y comenzó a hacerle un reconocimiento médico para ver si se encontraba bien y, tras unos minutos, pareció decidir que sí y alejarse tras ponerle una manta térmica sobre los hombros y darle una pastilla y una bebida caliente que hizo que la adolorida garganta del chico se sintiera un poco en calma mientras el líquido bajaba por ella.

            TaeYong echó mano a su teléfono móvil, para llamar a su familia y comentarles el percance que acababa de suceder y decirles que alguien tendría que ir a recogerlo porque probablemente no podría quedarse en su piso aquella noche y no tenía su cartera para poder coger el bus o el metro; pero al buscar por todos sus bolsillos se dio cuenta de que no había cogido tampoco su teléfono y suspiró profundamente. Esperaba que los metieran a todos los que no podían volver a sus casas en algún pabellón o algo, porque quedarse en la calle, obviamente no era una opción.

            Aquel no parecía ser su día, primero porque el edificio se había incendiado y ahora porque no tenía forma de contactar con su familia. TaeYong suspiró profundamente.

            Sin nada más que hacer, el chico se dedicó a mirar a su alrededor tratando de buscar de nuevo al bombero que lo había salvado porque era lo único que le había alegrado la existencia, encontrándolo ahora hablando con sus compañeros. El fuego ya había sido apagado, aunque algunos de los bomberos seguían refrescando el edificio. El bombero era alto, tenía las espaldas anchas y un rostro que quitaba el sentido, además, sus brazos eran fuertes porque lo había cargado mientras bajaba las escaleras del edificio y no había dado muestras de cansancio. TaeYong era guapo él mismo, pero aquel bombero era también muy guapo y, ahora que era un poco más consciente de todo, TaeYong no podía dejar de observarlo de lo precioso que era.

            Probablemente debería de estar preocupado por dónde iba a dormir aquella noche más que estar observando sin parar al bombero, pero era algo que no podía evitar.

            En algún momento de su escrutinio, el bombero giró su cabeza y sus ojos se encontraron. TaeYong retuvo el impulso de girar rápidamente su cabeza, lo que lo habría delatado, y simplemente trató de aparentar que estaba mirando al infinito sin ver nada, como si estuviera aturdido. Debió funcionar, porque el bombero volvió a la conversación con los demás como si nada y TaeYong dejó de contener la respiración y se enfocó aquella vez en el vaso que todavía sostenía en sus manos, bebiendo de él de vez en cuando hasta que se lo acabó por completo. Unos minutos más tarde, frente a él pudo ver las botas del uniforme de los bomberos frente a él y alzó su cabeza para encontrarse al bombero buenorro que lo había salvado, con una carpeta en sus manos y un boli.

            —Hola —le dijo, su voz era suave y dulce—. ¿Te encuentras bien? —TaeYong asintió, sintiendo que igual sería incapaz de hablar—. Necesito tomarte los datos para poder hacer una lista de damnificados, ¿puedo hacerlo ahora? —TaeYong volvió a asentir—. Perfecto entonces.

            El bombero se sentó en el suelo ante él, quedando sus ojos a la misma altura y, después comenzó a preguntar a TaeYong por su nombre, su domicilio, su teléfono… y TaeYong se lo dio todo —probablemente se le hubiera preguntado si le podía dar su alma, el chico se la habría dado también—. Cuando se alejó de él y siguió tomando los datos de sus vecinos, el único pensamiento que le vino a la mente a TaeYong fue que la próxima vez él sería el que le prendería fuego al edificio para que aquel bombero le volviera a salvar de las llamas.




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