Título: From the window
Autora: Riz Aino
Pareja:
DoJae (DoYoung + JaeHyun) (NCT)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, fluff, humor
Número de palabras:
980 palabras
Resumen:
YoonOh juega sin camiseta al basket
bajo la ventana de DongYoung y éste bebe los vientos por él.
Advertencias:
historia escrita a las tantas de la noche después de un largo día, puede
contener algunas incoherencias aunque lo revisé treinta veces.
Notas: los jugadores
de baloncesto me dan muchos feelings, solo tengo que decir eso (?)
Comentario de autora:
un día pasó un jugador de baloncesto buenorro por mi lado y me quedé tan tocada
que acabé escribiendo esto… no me juzguéis.
From
the window
DongYoung sabía perfectamente cuándo era el
momento exacto en el que debía asomarse a la ventana de su habitación y mirar
hacia la improvisada cancha de baloncesto que se encontraba justo debajo de
ésta. No era un lugar que fuera demasiado frecuentado, solo los niños del
barrio iban de vez en cuando allí a jugar por las tardes, así que,
prácticamente no había ningún ruido procedente de aquel sitio tras pasar las
siete u ocho de la tarde. Sin embargo, de madrugada, había algunos días en los
que se escuchaba el golpeteo rítmico de una pelota de baloncesto repiquetear en
aquel espacio cerrado entre las fachadas de los edificios que conformaban
aquella barriada, unos sonidos que eran producidos por un joven que jugaba de
vez en cuando, solo, a aquellas horas de la madrugada… un joven que al chico le
interesaba quizás demasiado.
La primera vez que DongYoung escuchó aquellos
sonidos fue en un día en el que no dejaba de dar vueltas en la cama debido al
calor asfixiante. Seúl estaba atravesando una ola de calor en pleno agosto y
las temperaturas eran demasiado altas como para que alguien pudiera resistir
aquel calor. Incluso con las ventanas cerradas y los ventiladores a toda
potencia era horroroso tratar de dormir. Por ese motivo, el chico se encontraba
completamente despierto y sudando como un pollo cuando escuchó por primera vez
una pelota rebotar contra el suelo de la cancha de madrugada. El golpeteo era
rítmico e incitaba al sueño, incluso el sonido de las zapatillas que de vez en
cuando chirriaban o el de la pelota pasando por la red o incluso rebotando en
el tablero no eran sonidos molestos, pero DongYoung no podía dormir para nada y
finalmente decidió salir de la cama y asomarse de forma prudente a la ventana
para tratar de ver quién era la persona que estaba allí a aquellas horas.
DongYoung suponía que quien quiera que fuese
debía ser alguien del barrio porque pocas personas aparte de las que vivían
allí, sabían que allí se encontraba una cancha, así que tenía mucha curiosidad
por ver de quién se trataba. Sin embargo, cuando se asomó y vio que era uno de
sus vecinos, el chico por el que llevaba colado desde que tenía quince años,
Jung YoonOh, DongYoung no supo si esconderse bajo las sábanas y morder la
almohada para no gritar y alertar a los demás habitantes de su casa o si
simplemente quedarse a observarlo jugar desde la lejanía, aprovechando el
abrigo que le proporcionaba la oscuridad de la noche. Finalmente, ganó la
segunda opción y se quedó durante todo el tiempo que YoonOh se pasó lanzando
tiros a canasta observándolo desde su escondite, fijándose en cómo los músculos
de sus brazos se tensionaban cada vez que lanzaba a canasta y cómo la camiseta
ancha que vestía se le iba pegando más y más al cuerpo debido al sudor.
Aquella había sido solo la primera vez de
muchas tantas. DongYoung se había acostumbrado a que cada vez que escuchaba el
repiqueteo de la pelota contra el suelo, se asomaba por la ventana
discretamente para ver si era el chico o no. Si no era, simplemente seguía con
sus menesteres o trataba de seguir durmiendo… pero si era YoonOh, se quedaba en
la ventana, con las luces apagadas, observándolo.
Su amigo TaeYong le había dicho en numerosas
ocasiones desde que le había comentado aquel pequeño secreto que era un
acosador de mierda y que como YoonOh se enterara de que lo observaba cada vez
que jugaba al baloncesto, jamás le iba a volver a dirigir la palabra. DongYoung
en aquellas ocasiones se preguntaba si debía cambiar o no de mejor amigo y
también pensaba que maldita había sido la hora en la que había pensado en que
quizás era una buena idea contárselo. Pero luego recordaba que TaeYong siempre
había sido la voz de su conciencia y que cuando no sabía qué hacer en una
situación, el mayor siempre lo aconsejaba desde la sabiduría y experiencia que
le daba su senectud, entonces, se le pasaba el cabreo y él mismo se preguntaba
por qué hacía aquello.
La triste realidad era que a DongYoung llevaba
gustándole YoonOh al menos unos seis años y la cosa no había cambiado aunque
hubieran dejado atrás la etapa del instituto y cada uno se encontrara
estudiando en una universidad distinta. No había cambiado nada porque
prácticamente todas las mañanas se encontraban en algún punto un otro del
barrio encaminándose a sus respectivas clases y porque DongYoung era incapaz de
encontrar a otro chico que fuera igual de perfecto que YoonOh —porque Jung
YoonOh era totalmente perfecto—.
Muchas veces a lo largo de los años, el mayor
había pensado en acercarse al chico, en tratar de ser su amigo… pero todas
aquellas veces había desechado la idea como el cobarde que era. No quería
acercarse más a él porque sabía que éste notaría sus sentimientos por él en
seguida, y si eso pasaba, DongYoung se sentiría miserable toda su vida. Por
aquellos motivos solo se dedicaba a observarlo tranquilamente desde la ventana
jugar al baloncesto, porque era lo más seguro para él y para la salud de su
corazón.
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