Título:
Demon’s fire
Autora:
Riz Aino
Pareja:
KunCas (Kun + Lucas) (NCT)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, drama, humor, fantasy
Número de palabras:
1.456 palabras
Resumen:
cuando Kun encontró aquel libro escrito en chino antiguo en la biblioteca de su
pueblo y decidió traducirlo, nunca esperó acabar invocando a un demonio.
Notas: me encanta
todo esto de las invocaciones a demonios, me encanta demasiado y siempre había
querido escribir sobre ello (aunque ya lo hice en un drabble de VIXX, pero
quería hacer más cosas).
Comentario de autora:
tenía muchas ganas de escribir de estos dos desde que presentaron a Lucas en
SMROOKIES, pero cada vez que me ponía a ello al final acababa dejándolo y/o
cambiando la otp, así que, hasta ahora no había escrito nada de ellos. Espero
que os guste.
Demon’s
fire
Kun miró de nuevo el libro antiguo y
grueso que había sacado de la biblioteca unos días atrás frunciendo el ceño.
Hacía un segundo había sentido un escalofrío recorrerle la espalda, algo que lo
extrañó de sobremanera porque era verano y hacía un calor de mil demonios en
Fujian. Si el chico hubiera sido una persona supersticiosa, al instante habría
sabido que ese escalofrío no presagiaba nada bueno, pero Kun nunca había creído
en nada que no pudiera ver o tocar, así que las supersticiones de viejas no
eran lo suyo. Por ese motivo, el chico simplemente abrió el libro que se
encontraba ante él y comenzó a pasar sus dedos por los caracteres antiguos de
la primera página, tratando de descifrarlos y traducirlos a un lenguaje más
actual para comprenderlo. Aquel iba a ser su proyecto del verano.
Poco a poco, el chico fue leyendo
los caracteres a medida que los descifraba y los apuntaba en la libreta que
tenía sobre las piernas, para después comenzar a transcribirlos al chino
simplificado, sin saber que lo que estaba haciendo iba a cambiar su vida en
breves instantes porque aquel libro sin título que había cogido de la
estantería más alta de la biblioteca no era un libro corriente, sino un libro
que contenía un enorme poder. Kun solo se dio cuenta de que aquel libro era
especial cuando después de leer en voz alta el último carácter de la página, se
abrió un agujero oscuro en el suelo de su habitación, rodeado de llamas altas
del que salían unos gritos desgarradores. Kun prácticamente tiró todo lo que
tenía en las manos y gritó, replegándose contra la pared más alejada de aquel
agujero que se interponía entre la puerta y él, mirándolo con los ojos abiertos
como platos y sintiendo los latidos de su corazón en su cabeza, asustado.
No habían pasado más que unos
segundos desde que se había abierto el agujero cuando repentinamente apareció
en el centro de éste una imponente figura, vestida completamente de negro de
pies a cabeza, la figura de un chico de sonrisa socarrona y ojos penetrantes
que se clavaron al instante en Kun, quien no sabía qué estaba pasando ni por
qué había aparecido un tío en su habitación en un círculo de llamas.
—Estar encerrado tanto tiempo no le
ha venido nada bien a mis huesos —comentó el chico con voz grave, crujiendo
varios de los huesos de su cuerpo—, pero ahora soy completamente libre y no voy
a volver a tener problemas de espacio. Gracias por sacarme de mi prisión,
humano —dijo, dirigiéndose a Kun directamente—. ¿Qué quieres que haga primero?
¿Desato una plaga mortal sobre la humanidad? ¿Seco el agua de los ríos y mares?
¿O hago que toda la tierra se inunde y que este mundo se uno solo cubierto por
agua?
—¿Qué? —fue la única palabra que
pudo salir de los labios de Kun.
El chico no sabía qué estaba
pasando, no sabía cómo había aparecido aquella persona en su habitación, no
entendía ni una palabra de lo que estaba diciendo —bueno, sí lo entendía porque
le estaba hablando en chino, pero no sabía a qué cuento venía todo aquello— y
Kun estaba realmente confuso, porque lo único que sabía era que estaba
tranquilamente leyendo el libro cuando de repente había pasado todo aquello y
su cerebro no estaba por la labor de asimilar las cosas rápidamente.
—Me has liberado de mi cautiverio
—respondió el otro—, así que para ser libre del todo en este mundo lo único que
tengo que hacer es concederte un deseo, así que, dime que quieres —lo apremió—.
¿Quieres que mate a alguien que te caiga mal? ¿Qué resucite a un antiguo
ejército para que te ayuden a gobernar el mundo? Vamos, elige algo. No tengo
todo el día.
—¿Liberado de tu cautiverio?
—murmuró—. Pero si lo único que estaba haciendo era leer este libro en chino
antiguo…
El chico que estaba dentro del
círculo de llamas lo miró con una ceja alzada y la mente de Kun comenzó a ir a
toda velocidad. Él solo había estado leyendo aquel libro, por lo que la lectura
del libro tenía algo que ver con que de repente hubiera aparecido una persona
en su habitación, así que, si transcribía rápidamente lo que aquellos
caracteres decían, quizás se enteraría de qué era lo que estaba sucediendo. Por
ese motivo, el chico recogió su libreta de donde la había lanzado y comenzó a
transcribir y traducir los caracteres, quedándose cada vez más y más alucinado
con lo que aparecía ante él, porque lo que había leído en voz alta había sido
un conjuro para liberar a un poderoso y malvado demonio llamado Lucas, demonio
que se encontraba ante él y al que Kun había ignorado durante el tiempo que
había tardado en traducir aquellos caracteres.
—¿Eres un demonio? —cuestionó, sin
poder creérselo todavía porque jamás había creído en cosas como ángeles o
demonios.
—Vaya, por fin dejas de ignorarme
—comentó de forma sarcástica y socarrona—, creía que me iba a hacer viejo
esperando a que volvieras a prestarme atención.
—¿Lo siento? —murmuró Kun, sin saber
realmente qué decir.
—Sí, bien. Disculpas aceptadas.
Ahora pídeme lo que quieras que haga por ti y déjame sembrar el caos en el
mundo, que hace siglos que los humanos estáis muy tranquilitos sin mí
hostigándoos.
—¿Qué? ¡No! No puedes quedarte aquí
—dijo rápidamente Kun—. Eres un demonio, debes volver al lugar del que te he
sacado. Madre mía, ¿cómo te devuelvo? Ah. Seguro que en el libro debe de poner
la forma de encerrarte de nuevo.
Rápidamente, Kun recogió el libro y
comenzó a ojearlo, pasando páginas, tratando de encontrar alguna otra
referencia al demonio llamado Lucas, pero aunque pusiera algo, seguro que
tardaría una eternidad en encontrarlo. Por eso, se dedicó a observar
disimuladamente al demonio, como si siguiera mirando el libro, pero
dirigiéndole algunas miradas de soslayo para ver cómo se comportaba mientras
pensaba en todo lo que había dicho. Le había dicho que lo había liberado de su
cautiverio, que tenía que pedirle que hiciera algo por él y que solo así podría
salir de nuevo a sembrar el caos en el mundo… pero si Kun no lo hacía… no
podría moverse de aquel círculo de llamas que no quemaban de su habitación, ¿verdad?
—No te voy a pedir nada —dijo,
llamando la atención de nuevo del demonio, que se había estado dedicando todo
aquel rato a mirar su habitación—. Voy a devolverte a tu prisión.
—¿Sí? —le cuestionó, no creyendo que
fuera capaz de ello—. ¿Y cómo lo vas a hacer?
—Miraré si en este libro viene la
forma de encerrarte de nuevo y si no, buscaré cualquier otro con el que pueda
hacerlo —replicó Kun—. De todas formas, aunque tarde mucho tiempo tú no vas a
poder salir de ese círculo de llamas y a mí no me molesta en lo más mínimo
tenerte de compañero de habitación hasta que consiga devolverte.
El demonio Lucas soltó una serie de
improperios antes de tratar de avanzar hacia Kun, pero no pudo poner un pie
fuera del círculo de llamas —tal y como el chico había previsto— algo que lo
cabreó bastante y siguió diciendo una y mil veces que en cuanto fuera capaz de
salir de allí lo mataría y reviviría y luego lo volvería a matar para
torturarlo una y otra vez y que sufriera un destino horroroso y cruel por
hacerle aquello. Kun simplemente lo ignoró y se puso a seguir leyendo el libro
—aunque esta vez no en voz alta por si invocaba a algún otro demonio o liberaba
al que ya tenía allí— colocándose los auriculares para ahogar la voz grave del
demonio.
No sería pan comido convivir con él
hasta que Kun encontrara la forma de devolverlo, pero lo intentaría llevar lo
mejor posible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario