Título: Bicycle
Autora: Riz Aino
Pareja: 99z (Yoo YongHa + Kim YoHan)
(WEi)
Clasificación: PG
Géneros: AU, high school, romance,
fluff
Número de
palabras:
1.211 palabras
Resumen: en algunas ocasiones,
YoHan no puede dejar de pensar en que YongHa a veces es terriblemente
atractivo… como en aquella situación, por ejemplo. (O alternativamente, YoHan
tiene una pierna escayolada y YongHa lo lleva en su bici al instituto a pesar
de que no puede tirar de la bici).
Notas: inspirado por todos
esos mangas shojo en los que el chico lleva a la chica al instituto en su bici
y es todo super bonito e idílico.
Comentario
de autora:
YongHa y YoHan son la cosa más awkward y adorable del mundo y quise
hacer algo tomando eso como base y salió esta cosilla. Espero que os guste.
Bicycle
YoHan todavía no se acostumbraba a
las muletas y eso que llevaba todo el fin de semana con ellas. Subir o bajar
las escaleras de aquel desvencijado edificio en el que vivía con su familia era
un verdadero suplicio y el chico no se quería ni imaginar lo mucho que le
costaría llegar hasta la parada del autobús que se encontraba a unos diez
minutos y que lo dejaba casi en la puerta del instituto. Tampoco se quería ni
imaginar lo mucho que le costaría moverse por el instituto aquel día y el resto
de los dos meses que le esperaban con aquella escayola puesta. Tardó diez
minutos en bajar las escaleras cuando de normal habría tardado menos de un
minuto y YoHan se dejó caer contra la pared del portal, descansando un poco
porque sus brazos le dolían demasiado y todavía le faltaba mucho camino por
recorrer, había salido con casi una hora de adelanto y se podía permitir ir
poco a poco. Cuando los brazos dejaron de dolerle tanto, decidió que era el
momento de seguir y finalmente salió de su edificio, cruzando la verja después
de caminar un poco más y llegando a la calle, donde se detuvo de nuevo, pero
esta vez no porque estuviera cansado, sino porque allí estaba esperándolo su
amigo YongHa, subido sobre su bicicleta, aquella que llevaba años sin coger
porque la nueva línea del autobús los dejaba casi en el instituto. A YoHan le
sorprendió verlo allí tan temprano porque solían pegársele las sábanas bastante
y no llegaba a tiempo muchas veces a clase, por ese motivo, habían dejado de ir
juntos por las mañanas a clase a pesar de que lo habían hecho prácticamente
desde siempre.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó
YoHan, sin poder ocultar su curiosidad ni un segundo—. Hace años que no vamos
juntos al instituto por las mañanas.
—Me imaginaba que con las muletas y
la escayola ibas a pasarlo mal hasta llegar a la parada del bus, así que he
venido para llevarte al instituto —respondió el chico, encogiéndose de hombros,
como si no fuera nada del otro mundo.
En aquellos momentos, a YoHan le
dieron ganas de llorar porque tenía al mejor amigo del mundo, pero se aguantó
las ganas y simplemente se acercó a YongHa para darle un ligero abrazo y las
gracias, subiéndose tras él en la bici, agarrándose a su cintura con su brazo
derecho y sujetando bien las muletas en su mano izquierda. Una vez YongHa se aseguró
de que todo estaba perfecto, comenzó a pedalear, moviendo la bici lentamente
debido al peso extra de YoHan y gruñendo por el esfuerzo, haciendo que una
sonrisa se instalara en el rostro de YoHan. YongHa nunca había sido muy
atlético, al contrario, era él el atlético de los dos, por lo que aquella
situación no dejaba de hacerle gracia; sin embargo, el chico no se rio y ni
siquiera le hizo algún comentario sarcástico a su amigo como sí que habría
hecho… porque en algunas situaciones, YoHan no podía dejar de pensar en que
YongHa a veces era terriblemente atractivo, como en aquella situación, por
ejemplo. El chico había ido a recogerlo a casa y lo estaba llevando en bici al
instituto a pesar de que le esperaban en torno a una media hora de camino
pedaleando con él encima y YoHan no podía evitar sentirse la persona más feliz
y afortunada del mundo.
Aprovechando un pequeño badén en la
calle, YoHan se aferró mucho más fuerte a la cintura de YongHa y acabó dejando
reposar su cabeza en su espalda, cerrando los ojos y disfrutando de aquel paseo
y de tener el cuerpo del chico pegado al suyo. Habían sido muchas las veces en
las que había pensado que quizás debía confesarle sus sentimientos a YongHa,
pero también habían sido muchísimas las veces en las que había desechado la
idea porque no sabía si éste reaccionaría como esperaba a ellos. Las cosas se
habían vuelto un poco raras entre ambos en los últimos meses y YoHan tenía la
sospecha de que a YongHa él también le gustaba, porque había veces en las que
su cara se volvía de color rojo intenso cuando se le acercaba o comenzaba a
tartamudear… tenía esa sospecha porque era básicamente lo que a él le pasaba.
Se ponía a veces tan nervioso estando junto a YongHa, que no sabía dónde
meterse y sentía cómo el color se le subía a la cara y se le trababa la lengua.
No había dicho nada y no sabía si algún día lo iba a acabar haciendo porque la
valentía no era su fuerte.
De repente, la bici se paró y YoHan
se sorprendió, abriendo sus ojos de golpe y alejándose de la espalda de YongHa,
aunque no creía que hubieran llegado ya al instituto, pero separarse de él fue
un acto reflejo. YongHa se giró hacia él y YoHan pudo ver cómo sus mejillas
estaban completamente rojas. Su amigo abrió su boca una y otra vez, queriendo
decir algo, pero sin que sus palabras salieran de ella. YoHan esperó,
mirándolo, con su corazón latiendo rápidamente dentro de su pecho, sin saber
qué era lo que iba a pasar o lo que éste le quería decir, pero por algún motivo
estaba un expectante. YongHa tardó unos minutos en decidirse a hablar, pero
cuando lo hizo, lo que dijo provocó que una enorme sonrisa apareciera en el
rostro de YoHan.
—Me gustas —soltó de sopetón—. Y si
te echas sobre mí y me abrazas de esa manera mientras intento llevar la bici no
creo que lleguemos a clase nunca porque me dará un ataque al corazón —después
de decir aquello se giró rápidamente hacia delante, avergonzado.
De aquella forma, YongHa era
completamente adorable y YoHan lo único que pudo hacer fue abrazarse
fuertemente a su espalda de nuevo.
—También me gustas mucho —le
contestó, sin poder evitar que una amplia sonrisa se extendiera por su rostro.
YongHa no le contestó, pero YoHan
sintió su respiración profunda y notó el golpeteo rápido de su corazón, por lo
que supuso que la respuesta lo había complacido de la misma forma que a él lo
que le había confesado un momento antes. YoHan nunca se habría imaginado que al
final su pierna rota y un viaje al instituto sería lo único que al final
necesitarían para expresar sus sentimientos, pero le encantaba que hubiera sido
de aquella forma.
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