Título: Warm Winter Wishes
Autora: Riz Aino
Pareja: KyuJung (KB + YooJung) (OnlyOneOf)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, romance, fluff,
drama
Número de palabras: 2.654 palabras
Resumen: junto con las demás bolas y adornos que adornan el árbol, TaeYeob
encuentra un pequeño papel en el que hay escrito un deseo que provoca que su
corazón se caliente y derrita.
Notas: simplemente escuchad melting
snOwman para que se os ponga el corazón calentito y lloréis de amorcito
conmigo.
Comentario de autora: yo no tenía
planeado hacer esto… pero cuando de repente apareció en mi vida esta preciosa
estampa navideña, no pude resistir el impulso de escribir algo domestic y fluff.
Espero que os guste.
Las navidades eran unas fiestas
bastante cálidas a pesar de que los días eran más que fríos en Seúl e incluso
había estado nevando. A TaeYeob no le gustaban ni le disgustaban especialmente
las fiestas navideñas, le solían ser bastante irrelevantes, unas fiestas más a
lo largo del año en las que poder pasar un poco más de tiempo junto a sus
amigos y a su familia. No era ni un Grinch con la navidad como lo era JiSung,
ni un entusiasta absoluto como lo era KyuBin. Le gustaban las luces, las
decoraciones y los regalos, pero no se volvía tampoco loco con todo aquello. No
obstante, en aquellas navidades todo cambió para él…
…
—¡TaeYeob! —lo llamó una voz
conocida en mitad de la calle y el chico se giró, buscando el lugar del cuál
provenía aquella voz. Un poco más allá, a unos metros por detrás de él, se
encontraba KyuBin, con una sonrisa enorme en su rostro, caminando hacia él,
saludándolo con la mano—. No te esperaba tan pronto por aquí —le dijo al llegar
hasta él—, había salido a comprar un par de cosas que me he dado cuenta que
faltaban —le señaló la bolsa que llevaba—. Menos mal que nos hemos encontrado
aquí en la calle, si no habrías tenido que esperar un poco a que llegara a
casa.
—También podría haber entrado
directamente —comentó él, echando a andar, seguido inmediatamente del mayor—.
Si no has cambiado el código de la puerta, creo que sé cuál es.
—No lo he cambiado —respondió KyuBin,
dedicándole una sonrisa cálida.
TaeYeob sintió cómo su corazón
dejaba de latir durante un segundo debido a aquella sonrisa, pero no le prestó
atención y simplemente siguió caminando junto a KyuBin, hablando de todo y de
nada, por las calles del barrio del mayor, hasta que llegaron a su piso. Habían
quedado todos para cenar juntos en Noche Buena y ellos se iban a encargar de
terminar de preparar un par de cosas antes de la cena, cocinar un par de cosas
y colocar algunos adornos más. KyuBin cargaba con la bolsa con varios
ingredientes que se había dado cuenta de que le faltaban y TaeYeob llevaba
algunos adornos en su mochila. No había estado solo junto a KyuBin desde hacía
varias semanas, después del pequeño y vergonzoso incidente que había provocado
un mar de sentimientos en el chico, pero a pesar de estar nervioso, el mayor
hizo que se sintiera bastante a gusto con él y no se quisiera meter en un
agujero bajo tierra.
—¿Comienzas a preparar la comida
mientras termino de arreglar el árbol? —le propuso KyuBin en cuanto llegaron al
piso—. Se te da mucho mejor la cocina a ti que a mí y prefiero no estorbar
mucho.
—Me parece bien —respondió él.
KyuBin dejó la bolsa con la comida
en la cocina y le cogió la mochila a TaeYeob para sacar los adornos que llevaba
en ella, dirigiéndose al salón para terminar de decorarlo. TaeYeob dejó escapar
un pequeño suspiro y se tranquilizó un poco más al estar allí solo en la cocina,
sin tener a KyuBin junto a él, en aquel espacio tan pequeño. Sacó su teléfono
móvil y puso las recetas que iba a hacer para aquella noche, nada demasiado
elaborado, pero eran unos platos bastante vistosos, se lavó las manos y se puso
manos a la obra, escuchando de fondo cómo KyuBin había puesto villancicos en el
salón. Al mayor le encantaba mucho la navidad, adoraba los villancicos, los
adornos, las luces y los regalos, casi como si todavía siguiera sintiendo la
ilusión de un niño ante las navidades, de hecho, desde más o menos mitad de
noviembre, no había parado de decir que ya era navidad y que ese año sí o si
tenían que organizar algo especial todos juntos porque no podían verse tanto todos
por los horarios que cada uno tenía en su trabajo. TaeYeob se había contagiado
un poco de aquella ilusión, pero tampoco estaba tan ilusionado como el mayor… y
probablemente el aumento en su ilusión había ido de la mano con el aumento de
sus sentimientos por éste, después del incidente de hacía varias semanas.
El incidente… TaeYeob se sonrojaba
irremediablemente cada vez que pensaba en él y esperaba sinceramente que KyuBin
no se hubiera enterado de lo que había pasado, de lo que había hecho. No lo
había mencionado, pero eso tampoco quería decir que el mayor no lo supiera,
simplemente estaría esperando el momento indicado para hablar con él. Varias
semanas atrás habían quedado para pasar una tarde juntos de compras, pero
cuando TaeYeob había llegado a casa de KyuBin para salir a las tiendas que
había alrededor, había comenzado a diluviar y al final habían decidido pasar la
tarde en casa viendo alguna película que tenían pendiente. Se habían acabado
acomodando en el sofá, enredados el uno con el otro y KyuBin se había quedado dormido,
abrazándolo fuertemente. TaeYeob se fijó entonces en los rasgos del mayor,
mientras le retiraba el flequillo cuidadosamente de la cara para que no le
molestara y no pudo evitar quedárselo mirando, pensando que cada día era más
atractivo. Casi sin darse cuenta de lo que hacía, se había inclinado sobre él y
le había dado un beso corto en sus labios antes de alejarse, prácticamente
corriendo, con sus mejillas y orejas encendidas y con el corazón latiendo
rápidamente dentro de su pecho. KyuBin no pareció darse cuenta de que lo había
besado, pero TaeYeob decidió irse del piso antes de que éste se despertara,
aprovechando que el diluvio se había detenido, dejándole un corto mensaje sobre
que le había ocurrido un imprevisto y había tenido que irse antes de salir de
allí, para que cuando se el mayor se despertara, no lo buscara.
Trató, no obstante, de enfocarse en
otra cosa, en no pensar en lo que había pasado, sino en hacer la comida y en no
liarla parda con los ingredientes. De vez en cuando, KyuBin aparecía por la
cocina para preguntarle cómo podía colocar algo y ambos iban al salón para
arreglar guirnaldas o luces, pero pasó la mayor parte del tiempo solo en la
cocina. Sus amigos fueron llegando poco a poco, SungHo y JunHyung llegaron
juntos, alegando que se habían encontrado en el portal, pero TaeYeob sabía
perfectamente que tenían que haber estado juntos bastante más rato porque la
marca que tenía SungHo en el cuello, que se veía cuando se le movía el jersey,
se la tenía que haber hecho al menos la noche anterior. No dijo nada,
simplemente aceptó la ayuda del mayor en la cocina para poder terminar lo más
pronto posible. Un buen rato más tarde llegó WookJin, que se apalancó en el
sofá de KyuBin y comenzó a protestar y poner pegas por absolutamente todo lo
que había en el lugar y YongSoo llegó un poco después. Desde la cocina pudieron
escuchar cómo el chico se quería escapar del abrazo de la muerte de JunHyung y
chillaba que se estaba quedando sin aire. Mucho más tarde, cuando la comida
estaba ya prácticamente lista, llegó JiSung, como siempre, tarde, pero justo a
tiempo para no hacer nada, saludando a todo el mundo con una sonrisa enorme en
su rostro y dando abrazos y besos a todos, incluso a pesar de que todos —menos WookJin,
que le giró la cara y al final acabó dándole un beso en los labios— se
resistieron a sus carantoñas.
TaeYeob se dedicó a terminar de
preparar la comida mientras los demás acababan reuniéndose en el salón por
mandato de KyuBin para dejar algunos deseos colgados en el árbol, porque le
quedaba muy poco y no podía separarse de los fogones. Solo cuando acabó, salió
de la cocina definitivamente, dejando encargado a los demás que emplataran
ellos y arreglaran la mesa para comer porque él ya había acabado su labor y no
iba a hacer nada más en toda la noche. Fue en ese momento, cuando KyuBin le
echó el brazo por los hombros, lo atrajo a su cuerpo y lo llevó hasta el salón,
hablándole al oído prácticamente, diciéndole todo lo que había estado haciendo
mientras había estado en la cocina, mostrándole todo lo que no había visto.
—Hemos colgado algunos deseos en el árbol
—le comentó al final, después de todo el tour—. He dejado un par de tarjetitas
en blanco para que puedas escribir lo que quieras.
KyuBin se alejó de él después de
eso, provocando que su cuerpo se destensara por fin, después de haber estado
completamente tieso durante todo el rato que el cuerpo de KyuBin había estado
pegado al suyo. Trató de relajarse y después cogió las tarjetas que el mayor le
había dejado para escribir un par de cosas simples e idiotas en ellas y
colgarlas en el árbol. Los demás estaban todavía en la cocina para cuando acabó,
así que, decidió echarle un ojo a lo que éstos habían escrito, cotilleando antes
de que volvieran. Llevaba tanto tiempo conociéndolos a todos que podía
distinguir de quién era cada deseo que leía, tanto por la letra como por lo que
estaba escrito en la tarjeta. La mayoría de los deseos colgados en el árbol
eran completamente estúpidos, pero había algunos serios también, los de KyuBin,
concretamente. TaeYeob decidió buscarlos todos y leerlos, conteniendo la
respiración cada vez que encontraba uno y lo leía, sintiendo cómo su corazón
dolía incluso con alguno de ellos.
“Deseo que mis sentimientos por él
sean correspondidos”.
“Deseo que pase las navidades
conmigo”.
“Deseo que la próxima vez que me
bese, lo haga sin miedo cuando esté despierto”.
El corazón de TaeYeob latió rápidamente
dentro de su pecho, quizás mucho más rápido de lo que lo había hecho nunca
porque aquel último deseo que había leído lo había puesto alerta, pensando en
la última vez que se habían encontrado, en el beso que le había dado cuando
KyuBin estaba dormido. Por un momento, sintió que aquellos deseos se estaban refiriendo
a él, pero al final acabó desechando aquellos pensamientos porque no quería
hacerse ilusiones. KyuBin no podía estar enamorado de él. Era completamente
imposible. Acabó suspirando profundamente y terminó de colgar sus deseos,
cambiando uno de ellos por algo que realmente deseaba que sucediera, pero que
sabía que ni siquiera con un milagro navideño podría hacerse realidad.
“Deseo que me quiera tanto cómo yo
lo quiero a él”.
Todos volvieron poco después al
salón, con todo preparado para comer y empezaron a repartirse los platos y la
comida y las bebidas. Con la tele puesta de fondo y los villancicos también,
comieron y hablaron y contaron cómo les iba la vida, hablando de las pequeñas
cosas que les sucedían en el día a día y que no podían contarse porque apenas
podían verse. TaeYeob mandó todos sus pensamientos sobre los deseos que KyuBin
había colgado en el árbol al fondo de su mente y trató de no pensar en ello, en
el chico que se estaba llevando todo el amor de KyuBin y trató de disfrutar de
las disparatadas anécdotas de WookJin y de la comida que él mismo había hecho y
que le había quedado de lujo. No obstante, durante toda la cena, no pudo dejar
de sentir los ojos del mayor clavados en él, incluso cuando no estaba hablando,
incluso cuando TaeYeob se giraba hacia él y lo cazaba mirando, sin apartar su
mirada de él. El chico no se sintió incómodo por la mirada, si sintió nervioso,
avergonzado, expectante casi, pero no pudo decir absolutamente nada, ni durante
la cena, ni durante el rato que después estuvieron juntos, hablando, jugando,
riendo, disfrutando de la compañía del resto porque que estuvieran los siete
juntos era casi un milagro divino. No obstante, aquella reunión no duró más que
unas pocas horas y cuando se fue haciendo tarde, poco a poco se fueron
despidiendo uno tras otro hasta que al final solo quedaron TaeYeob y KyuBin,
como al principio de la tarde.
—Debería ir yéndome yo también —comentó,
levantándose del sofá. Había estado retrasando su marcha toda la noche, por
unas cosas o por otras, pero ya tenía que volver a casa—. Se esta haciendo
tarde y no quiero que dejen de circular los metros.
—Quédate —le pidió KyuBin en ese
momento, de una forma que provocó que su corazón se detuviera durante un
segundo antes de comenzar a latir como loco dentro de su pecho—. Es muy tarde,
hace frío y el parte meteorológico decía que lo mismo nevaba esta madrugada.
TaeYeob negó, moviendo su cabeza
negativamente y trató de levantarse del sofá, pero antes de que pudiera
hacerlo, KyuBin lo agarró de la mano y lo acercó a su cuerpo para abrazarlo
fuertemente y no dejarlo ir, y TaeYeob no tuvo más remedio que quedarse allí, envuelto
en los largos brazos del mayor, apretado con fuerza contra su pecho, sintiendo
el latido irregular de su corazón en su oreja y sintiendo cómo sus mejillas y
orejas se volvían de color rojo intenso.
—No quiero que te vayas —murmuró
entonces KyuBin—. No quiero que te vuelvas a ir de mi lado como la otra vez,
con un mensaje corto después de haberme besado.
El chico sintió una vergüenza absoluta
al escucharlo decir aquello y quiso huir porque KyuBin había sabido todo aquel
tiempo lo del beso. No obstante, los brazos fuertes del mayor, lo atrajeron
mucho más contra su cuerpo y siguió hablando, siguió hablando de cómo se había
quedado paralizado porque no se había esperado el beso, de cómo para cuando
había querido reaccionar ya era demasiado tarde porque se había ido y de cómo
se había sentido demasiado ansioso por hablarlo con él, de poder decirle que el
beso había provocado mucho en él, que había habido un cambio en su interior y
que lo único que había hecho en todo el tiempo que no se habían visto había
sido pensar en él, en lo mucho que quería estar con él y en que no quería que
volviera a alejarse de su lado nunca más.
—¿Me cumplirías ese deseo? —murmuró
al final, dejando un pequeño beso sobre su cabeza.
TaeYeob simplemente asintió,
sintiendo cómo su corazón se calentaba y se derretía por los sentimientos que KyuBin
había expresado que tenía por él y lo único que pudo hacer por replicarlos fue
abrazarse fuertemente a su cuerpo y susurrar que no se iría a ninguna parte,
que se quedaría junto a él todo el tiempo que éste quisiera tenerlo a su lado,
notando cómo todo el cuerpo del mayor se relajaba al escucharlo decir eso y
sintiéndose completamente feliz y quizás un poco abrumado. Los villancicos
seguían sonando de fondo, las luces del árbol estaban encendidas y él estaba en
los brazos de KyuBin. En ese momento, TaeYeob pensó que la navidad realmente no
solo no estaba mal, sino que era la mejor época del año porque le había dado
aquello que llevaba un tiempo deseando.
Notas finales:
—Escribí esto en un
rato porque muy aleatoriamente la canción navideña de OOO apareció de repente y
tuve solo unas pocas horas para preparar la historia. Espero que os haya
gustado mi pequeño regalo de navidad. ¡Felices Fiestas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario