viernes, 24 de diciembre de 2021

[One Shot] Warm Winter Wishes {KyuJung}

Título: Warm Winter Wishes

Autora: Riz Aino

Pareja: KyuJung (KB + YooJung) (OnlyOneOf)

Clasificación: PG–13

Géneros: AU, romance, fluff, drama

Número de palabras: 2.654 palabras

Resumen: junto con las demás bolas y adornos que adornan el árbol, TaeYeob encuentra un pequeño papel en el que hay escrito un deseo que provoca que su corazón se caliente y derrita.

Notas: simplemente escuchad melting snOwman para que se os ponga el corazón calentito y lloréis de amorcito conmigo.

Comentario de autora: yo no tenía planeado hacer esto… pero cuando de repente apareció en mi vida esta preciosa estampa navideña, no pude resistir el impulso de escribir algo domestic y fluff. Espero que os guste.




            Las navidades eran unas fiestas bastante cálidas a pesar de que los días eran más que fríos en Seúl e incluso había estado nevando. A TaeYeob no le gustaban ni le disgustaban especialmente las fiestas navideñas, le solían ser bastante irrelevantes, unas fiestas más a lo largo del año en las que poder pasar un poco más de tiempo junto a sus amigos y a su familia. No era ni un Grinch con la navidad como lo era JiSung, ni un entusiasta absoluto como lo era KyuBin. Le gustaban las luces, las decoraciones y los regalos, pero no se volvía tampoco loco con todo aquello. No obstante, en aquellas navidades todo cambió para él…

 

 

            —¡TaeYeob! —lo llamó una voz conocida en mitad de la calle y el chico se giró, buscando el lugar del cuál provenía aquella voz. Un poco más allá, a unos metros por detrás de él, se encontraba KyuBin, con una sonrisa enorme en su rostro, caminando hacia él, saludándolo con la mano—. No te esperaba tan pronto por aquí —le dijo al llegar hasta él—, había salido a comprar un par de cosas que me he dado cuenta que faltaban —le señaló la bolsa que llevaba—. Menos mal que nos hemos encontrado aquí en la calle, si no habrías tenido que esperar un poco a que llegara a casa.

            —También podría haber entrado directamente —comentó él, echando a andar, seguido inmediatamente del mayor—. Si no has cambiado el código de la puerta, creo que sé cuál es.

            —No lo he cambiado —respondió KyuBin, dedicándole una sonrisa cálida.

 

            TaeYeob sintió cómo su corazón dejaba de latir durante un segundo debido a aquella sonrisa, pero no le prestó atención y simplemente siguió caminando junto a KyuBin, hablando de todo y de nada, por las calles del barrio del mayor, hasta que llegaron a su piso. Habían quedado todos para cenar juntos en Noche Buena y ellos se iban a encargar de terminar de preparar un par de cosas antes de la cena, cocinar un par de cosas y colocar algunos adornos más. KyuBin cargaba con la bolsa con varios ingredientes que se había dado cuenta de que le faltaban y TaeYeob llevaba algunos adornos en su mochila. No había estado solo junto a KyuBin desde hacía varias semanas, después del pequeño y vergonzoso incidente que había provocado un mar de sentimientos en el chico, pero a pesar de estar nervioso, el mayor hizo que se sintiera bastante a gusto con él y no se quisiera meter en un agujero bajo tierra.

 

            —¿Comienzas a preparar la comida mientras termino de arreglar el árbol? —le propuso KyuBin en cuanto llegaron al piso—. Se te da mucho mejor la cocina a ti que a mí y prefiero no estorbar mucho.

            —Me parece bien —respondió él.

 

            KyuBin dejó la bolsa con la comida en la cocina y le cogió la mochila a TaeYeob para sacar los adornos que llevaba en ella, dirigiéndose al salón para terminar de decorarlo. TaeYeob dejó escapar un pequeño suspiro y se tranquilizó un poco más al estar allí solo en la cocina, sin tener a KyuBin junto a él, en aquel espacio tan pequeño. Sacó su teléfono móvil y puso las recetas que iba a hacer para aquella noche, nada demasiado elaborado, pero eran unos platos bastante vistosos, se lavó las manos y se puso manos a la obra, escuchando de fondo cómo KyuBin había puesto villancicos en el salón. Al mayor le encantaba mucho la navidad, adoraba los villancicos, los adornos, las luces y los regalos, casi como si todavía siguiera sintiendo la ilusión de un niño ante las navidades, de hecho, desde más o menos mitad de noviembre, no había parado de decir que ya era navidad y que ese año sí o si tenían que organizar algo especial todos juntos porque no podían verse tanto todos por los horarios que cada uno tenía en su trabajo. TaeYeob se había contagiado un poco de aquella ilusión, pero tampoco estaba tan ilusionado como el mayor… y probablemente el aumento en su ilusión había ido de la mano con el aumento de sus sentimientos por éste, después del incidente de hacía varias semanas.

 

            El incidente… TaeYeob se sonrojaba irremediablemente cada vez que pensaba en él y esperaba sinceramente que KyuBin no se hubiera enterado de lo que había pasado, de lo que había hecho. No lo había mencionado, pero eso tampoco quería decir que el mayor no lo supiera, simplemente estaría esperando el momento indicado para hablar con él. Varias semanas atrás habían quedado para pasar una tarde juntos de compras, pero cuando TaeYeob había llegado a casa de KyuBin para salir a las tiendas que había alrededor, había comenzado a diluviar y al final habían decidido pasar la tarde en casa viendo alguna película que tenían pendiente. Se habían acabado acomodando en el sofá, enredados el uno con el otro y KyuBin se había quedado dormido, abrazándolo fuertemente. TaeYeob se fijó entonces en los rasgos del mayor, mientras le retiraba el flequillo cuidadosamente de la cara para que no le molestara y no pudo evitar quedárselo mirando, pensando que cada día era más atractivo. Casi sin darse cuenta de lo que hacía, se había inclinado sobre él y le había dado un beso corto en sus labios antes de alejarse, prácticamente corriendo, con sus mejillas y orejas encendidas y con el corazón latiendo rápidamente dentro de su pecho. KyuBin no pareció darse cuenta de que lo había besado, pero TaeYeob decidió irse del piso antes de que éste se despertara, aprovechando que el diluvio se había detenido, dejándole un corto mensaje sobre que le había ocurrido un imprevisto y había tenido que irse antes de salir de allí, para que cuando se el mayor se despertara, no lo buscara.

 

            Trató, no obstante, de enfocarse en otra cosa, en no pensar en lo que había pasado, sino en hacer la comida y en no liarla parda con los ingredientes. De vez en cuando, KyuBin aparecía por la cocina para preguntarle cómo podía colocar algo y ambos iban al salón para arreglar guirnaldas o luces, pero pasó la mayor parte del tiempo solo en la cocina. Sus amigos fueron llegando poco a poco, SungHo y JunHyung llegaron juntos, alegando que se habían encontrado en el portal, pero TaeYeob sabía perfectamente que tenían que haber estado juntos bastante más rato porque la marca que tenía SungHo en el cuello, que se veía cuando se le movía el jersey, se la tenía que haber hecho al menos la noche anterior. No dijo nada, simplemente aceptó la ayuda del mayor en la cocina para poder terminar lo más pronto posible. Un buen rato más tarde llegó WookJin, que se apalancó en el sofá de KyuBin y comenzó a protestar y poner pegas por absolutamente todo lo que había en el lugar y YongSoo llegó un poco después. Desde la cocina pudieron escuchar cómo el chico se quería escapar del abrazo de la muerte de JunHyung y chillaba que se estaba quedando sin aire. Mucho más tarde, cuando la comida estaba ya prácticamente lista, llegó JiSung, como siempre, tarde, pero justo a tiempo para no hacer nada, saludando a todo el mundo con una sonrisa enorme en su rostro y dando abrazos y besos a todos, incluso a pesar de que todos —menos WookJin, que le giró la cara y al final acabó dándole un beso en los labios— se resistieron a sus carantoñas.

 

            TaeYeob se dedicó a terminar de preparar la comida mientras los demás acababan reuniéndose en el salón por mandato de KyuBin para dejar algunos deseos colgados en el árbol, porque le quedaba muy poco y no podía separarse de los fogones. Solo cuando acabó, salió de la cocina definitivamente, dejando encargado a los demás que emplataran ellos y arreglaran la mesa para comer porque él ya había acabado su labor y no iba a hacer nada más en toda la noche. Fue en ese momento, cuando KyuBin le echó el brazo por los hombros, lo atrajo a su cuerpo y lo llevó hasta el salón, hablándole al oído prácticamente, diciéndole todo lo que había estado haciendo mientras había estado en la cocina, mostrándole todo lo que no había visto.

 

            —Hemos colgado algunos deseos en el árbol —le comentó al final, después de todo el tour—. He dejado un par de tarjetitas en blanco para que puedas escribir lo que quieras.

 

            KyuBin se alejó de él después de eso, provocando que su cuerpo se destensara por fin, después de haber estado completamente tieso durante todo el rato que el cuerpo de KyuBin había estado pegado al suyo. Trató de relajarse y después cogió las tarjetas que el mayor le había dejado para escribir un par de cosas simples e idiotas en ellas y colgarlas en el árbol. Los demás estaban todavía en la cocina para cuando acabó, así que, decidió echarle un ojo a lo que éstos habían escrito, cotilleando antes de que volvieran. Llevaba tanto tiempo conociéndolos a todos que podía distinguir de quién era cada deseo que leía, tanto por la letra como por lo que estaba escrito en la tarjeta. La mayoría de los deseos colgados en el árbol eran completamente estúpidos, pero había algunos serios también, los de KyuBin, concretamente. TaeYeob decidió buscarlos todos y leerlos, conteniendo la respiración cada vez que encontraba uno y lo leía, sintiendo cómo su corazón dolía incluso con alguno de ellos.

 

            “Deseo que mis sentimientos por él sean correspondidos”.

            “Deseo que pase las navidades conmigo”.

            “Deseo que la próxima vez que me bese, lo haga sin miedo cuando esté despierto”.

 

            El corazón de TaeYeob latió rápidamente dentro de su pecho, quizás mucho más rápido de lo que lo había hecho nunca porque aquel último deseo que había leído lo había puesto alerta, pensando en la última vez que se habían encontrado, en el beso que le había dado cuando KyuBin estaba dormido. Por un momento, sintió que aquellos deseos se estaban refiriendo a él, pero al final acabó desechando aquellos pensamientos porque no quería hacerse ilusiones. KyuBin no podía estar enamorado de él. Era completamente imposible. Acabó suspirando profundamente y terminó de colgar sus deseos, cambiando uno de ellos por algo que realmente deseaba que sucediera, pero que sabía que ni siquiera con un milagro navideño podría hacerse realidad.

 

            “Deseo que me quiera tanto cómo yo lo quiero a él”.

 

            Todos volvieron poco después al salón, con todo preparado para comer y empezaron a repartirse los platos y la comida y las bebidas. Con la tele puesta de fondo y los villancicos también, comieron y hablaron y contaron cómo les iba la vida, hablando de las pequeñas cosas que les sucedían en el día a día y que no podían contarse porque apenas podían verse. TaeYeob mandó todos sus pensamientos sobre los deseos que KyuBin había colgado en el árbol al fondo de su mente y trató de no pensar en ello, en el chico que se estaba llevando todo el amor de KyuBin y trató de disfrutar de las disparatadas anécdotas de WookJin y de la comida que él mismo había hecho y que le había quedado de lujo. No obstante, durante toda la cena, no pudo dejar de sentir los ojos del mayor clavados en él, incluso cuando no estaba hablando, incluso cuando TaeYeob se giraba hacia él y lo cazaba mirando, sin apartar su mirada de él. El chico no se sintió incómodo por la mirada, si sintió nervioso, avergonzado, expectante casi, pero no pudo decir absolutamente nada, ni durante la cena, ni durante el rato que después estuvieron juntos, hablando, jugando, riendo, disfrutando de la compañía del resto porque que estuvieran los siete juntos era casi un milagro divino. No obstante, aquella reunión no duró más que unas pocas horas y cuando se fue haciendo tarde, poco a poco se fueron despidiendo uno tras otro hasta que al final solo quedaron TaeYeob y KyuBin, como al principio de la tarde.

 

            —Debería ir yéndome yo también —comentó, levantándose del sofá. Había estado retrasando su marcha toda la noche, por unas cosas o por otras, pero ya tenía que volver a casa—. Se esta haciendo tarde y no quiero que dejen de circular los metros.

            —Quédate —le pidió KyuBin en ese momento, de una forma que provocó que su corazón se detuviera durante un segundo antes de comenzar a latir como loco dentro de su pecho—. Es muy tarde, hace frío y el parte meteorológico decía que lo mismo nevaba esta madrugada.

 

            TaeYeob negó, moviendo su cabeza negativamente y trató de levantarse del sofá, pero antes de que pudiera hacerlo, KyuBin lo agarró de la mano y lo acercó a su cuerpo para abrazarlo fuertemente y no dejarlo ir, y TaeYeob no tuvo más remedio que quedarse allí, envuelto en los largos brazos del mayor, apretado con fuerza contra su pecho, sintiendo el latido irregular de su corazón en su oreja y sintiendo cómo sus mejillas y orejas se volvían de color rojo intenso.

 

            —No quiero que te vayas —murmuró entonces KyuBin—. No quiero que te vuelvas a ir de mi lado como la otra vez, con un mensaje corto después de haberme besado.

 

            El chico sintió una vergüenza absoluta al escucharlo decir aquello y quiso huir porque KyuBin había sabido todo aquel tiempo lo del beso. No obstante, los brazos fuertes del mayor, lo atrajeron mucho más contra su cuerpo y siguió hablando, siguió hablando de cómo se había quedado paralizado porque no se había esperado el beso, de cómo para cuando había querido reaccionar ya era demasiado tarde porque se había ido y de cómo se había sentido demasiado ansioso por hablarlo con él, de poder decirle que el beso había provocado mucho en él, que había habido un cambio en su interior y que lo único que había hecho en todo el tiempo que no se habían visto había sido pensar en él, en lo mucho que quería estar con él y en que no quería que volviera a alejarse de su lado nunca más.

 

            —¿Me cumplirías ese deseo? —murmuró al final, dejando un pequeño beso sobre su cabeza.

 

            TaeYeob simplemente asintió, sintiendo cómo su corazón se calentaba y se derretía por los sentimientos que KyuBin había expresado que tenía por él y lo único que pudo hacer por replicarlos fue abrazarse fuertemente a su cuerpo y susurrar que no se iría a ninguna parte, que se quedaría junto a él todo el tiempo que éste quisiera tenerlo a su lado, notando cómo todo el cuerpo del mayor se relajaba al escucharlo decir eso y sintiéndose completamente feliz y quizás un poco abrumado. Los villancicos seguían sonando de fondo, las luces del árbol estaban encendidas y él estaba en los brazos de KyuBin. En ese momento, TaeYeob pensó que la navidad realmente no solo no estaba mal, sino que era la mejor época del año porque le había dado aquello que llevaba un tiempo deseando.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

—Escribí esto en un rato porque muy aleatoriamente la canción navideña de OOO apareció de repente y tuve solo unas pocas horas para preparar la historia. Espero que os haya gustado mi pequeño regalo de navidad. ¡Felices Fiestas!

 

 

 

 

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