Título: Elemental, my dear Watson
Autora: Riz Aino
Pareja: MiniMo (JungMo + MinHee) (CRAVITY)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, college, romance, fluff, humor
Número de palabras: 1.050 palabras
Resumen: MinHee no sabe por qué le ha dado ahora a JungMo por leer
todos los clásicos de las novelas de misterio cuando leer en general nunca ha
sido su actividad favorita.
Notas: esta idea ha sido reciclada de mi baúl de ideas porque con
el ship original no la iba a acabar de escribir jamás y la decidí reconvertir
para poder sacarla y compartirla.
Comentario de autora: llevaba tiempo queriendo escribir de estos dos y, de
hecho, tengo un one shot más o menos largo en marcha que algún día me gustaría
acabar, a ver si me pongo a ello. Espero que os guste.
Elemental,
my dear Watson
—Elemental, mi querido Watson —dijo
JungMo y MinHee puso los ojos en blanco al escucharle decir aquella frase.
—¿Sabes que Sherlock Holmes nunca
dijo nada parecido a esa frase? —le replicó.
—Lo sé perfectamente —respondió el
mayor, con una de aquellas sonrisas que lo iluminaban absolutamente todo—, pero
adoro esa frase.
MinHee no pudo evitar volver a poner
los ojos en blanco después de escucharlo decir aquello y simplemente volvió a
meterse en el libro que estaba leyendo antes de que JungMo lo hubiera
interrumpido. Realmente no entendía qué le había dado a su amigo ni por qué se
había puesto a leer todos los clásicos de las novelas de misterio cuando leer
en general nunca había sido su actividad favorita, pero imaginaba que éste
había encontrado por fin el gusto por la lectura y se alegraba por él, porque
los libros siempre eran geniales. A MinHee siempre le había gustado leer y
nunca iba a ningún lado sin un libro en su mochila, algo que le había
ocasionado siempre discusiones con JungMo porque éste no entendía el motivo por
el cual siempre tenía que llevar un libro encima, aunque hubieran quedado para
ir a comprar ropa, pero a MinHee siempre lo había reconfortado sentir el peso
de algún libro en su mochila, aunque no lo fuera a leer en la salida, le
gustaba saber que lo tenía allí. Nunca había esperado que JungMo lo entendiera
y cuando éste le pidió que le dejara uno de sus libros de Sherlock Holmes, se
sorprendió bastante y pensó que al rato se lo devolvería porque lo aburría,
pero aún así, se lo dejó y un par de semanas más tarde éste se lo devolvía y le
pedía el siguiente. Desde ese momento, se había leído toda la colección de
novelas de Sherlock Holmes y había comenzado con otros libros.
A MinHee le seguía resultando
extraño que JungMo se hubiera aficionado a la lectura, pero parecía que había
comenzado a hacerlo feliz, como a él, así que, se alegraba por él.
—MinHee… —lo llamó el mayor.
—Mmmm —contestó él sin siquiera
levantar la cabeza del libro, dándole a entender que lo escuchaba y que podía
continuar hablando.
—¿Vas a seguir ignorando mi amor por
ti incluso después de haberme vuelto adicto a los malditos libros por tu culpa?
—le preguntó—. No sé cómo puedes ser tan listo para poder averiguar quién es el
asesino en todos los capítulos de Detective Conan antes de que presenten bien a
los sospechosos y los hechos del caso, pero seas tan estúpidamente lento para
darte cuenta de lo mucho que te quiero.
MinHee no pudo evitar esbozar una
sonrisa al escuchar aquello y cogió el señalador para ponerlo en la página en
la que se había quedado y así poder cerrar el libro, mirando a JungMo, que
estaba sentado a los pies de su cama, mirándolo con hastío. No podía culparlo
porque se sintiera de aquella forma, él no había dado muchas muestras de
haberse dado cuenta de que JungMo sintiera algo por él, aunque llevaba tiempo
sabiéndolo. No había hecho ni dicho nada porque había estado tratando de
comprender él mismo sus sentimientos por el mayor y, como una persona bastante
analítica, había decidido esperar un poco para estar completamente seguro de
que sentía por el mayor algo parecido a lo que éste sentía por él… pero ya que
JungMo había sacado el tema, no había más remedio, tenía que llegar a su
conclusión final.
—Lo sé desde las navidades pasadas
—le respondió, provocando que la cara de JungMo fuera un poema—. Apareciste en
mi habitación después de haber estado bebiendo con tus compañeros de clase,
borracho, me pediste que si te hacía hueco en la cama porque el ascensor estaba
estropeado y no querías subir más escaleras hasta tu habitación y te quedaste
dormido abrazado a mí diciendo que me querías —le contó. Los ojos de JungMo
casi se le salieron de sus cuencas al escucharlo decir aquello y abrió su boca
como si quisiera replicarle algo, pero antes de que dijera nada, MinHee
continuó—. No te había dicho nada porque estaba pensando qué era lo que yo
sentía por ti y creo que me lo he pensado más de lo que debía… pero yo también
te quiero, JungMo.
La expresión del mayor cambió de la
sorpresa a la estupefacción y de la estupefacción a la felicidad absoluta,
provocando que la sonrisa de MinHee se ampliara. Inmediatamente, soltó el libro
de Sherlock Holmes que tenía en sus manos en la cama y se abalanzó sobre él
para darle un abrazo que lo dejó sin respiración.
—Eres un cabrón frío y calculador
porque llevas casi un año sabiendo que te quiero y hasta que no te lo he dicho
sobrio no has sido capaz de decirme que tú también me quieres pero que sepas
que aún siendo así y un puto adicto a los libros que me ha pegado la afición,
te quiero —le soltó de sopetón, haciéndolo reír un poco—. No te rías y dime
veinte veces que me quieres.
MinHee volvió a reír al escucharlo
decir aquello y estuvo tentado a decir alguna frase ñoña de algún libro, pero
finalmente decidió que decirle a JungMo que lo quería veinte veces, tal y como
se lo había pedido, era muchísimo mejor y lo hizo, provocando que el mayor se
aferrara fuertemente a su cuerpo durante toda la tarde y que no se soltara.
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