jueves, 30 de diciembre de 2021

[One Shot] Don't steal my heart {KyuJung}

Título: Don’t steal my heart

Autora: Riz Aino

Pareja: KyuJung (KB + YooJung) (OnlyOneOf)

Clasificación: PG–13

Géneros: AU, romance, fluff, drama

Número de palabras: 2.179 palabras

Resumen:  TaeYeob se tiene que recordar en todo momento que KyuBin es solo su amigo y que no puede seguir enamorándose de él.

Advertencias: tened cuidado con la sobredosis de azúcar.

Notas:  historia escrita a raíz de un sueño bastante cute que tuve una noche, en el que KyuBin era super boyfriend material.

Comentario de autora: como hoy es un día de tranquilidad y en el que siempre viene bien algo que deje el corazón calentito, os traigo esta cosita de estos dos idiotas enamorados. Espero que os guste.





            —Hace frío…

 

TaeYeob comentó aquello sin pensar, porque siempre tenía frío y aquel día hacía muchísimo frío en la calle, lo dijo solo como un comentario, no como nada más, pero en el momento en el que lo dijo, sintió cómo el cuerpo de la persona que caminaba a su lado se pegaba a él y le pasaba el brazo por la cintura, pegándolo con fuerza a su cuerpo, provocando que su corazón latiera rápidamente dentro de su pecho.

 

            —¿Mejor? —le preguntó KyuBin, girando su rostro hacia él y dedicándole una sonrisa.

            —Sí… —murmuró en respuesta, todavía con el corazón acelerado.

 

            TaeYeob se tuvo que recordar que debía comportarse como una persona normal y no como un idiota que se había enamorado sin remedio de su mejor amigo. Tenía que recordarse en todo momento que KyuBin solo era su amigo y que no debía de seguir enamorándose de él porque entonces todo iba a acabar muy mal y no quería que aquello pasara, lo único que necesitaba era que KyuBin siquiera siendo su amigo y estando a su lado de aquella forma… pero con cada cosa que le decía o con cada cosa que hacía, KyuBin no hacía más que robarle el corazón y enamorarlo aún más. Era frustrante para TaeYeob, porque siempre había dicho las cosas claras desde el principio y nunca había tenido miedo de lanzarse a una relación, pero con KyuBin lo único que sentía era pánico cada vez que pensaba en que para el mayor solo era un buen amigo y nada más, por lo que no podía hacer ningún movimiento, no podía decirle nada sobre sus sentimientos por él, porque no quería que su relación se volviera rara y, sobre todo, no quería que el mayor se alejara de él… porque sin él a su lado, todo sería muchísimo más difícil y TaeYeob no estaba preparado para perder a la persona más importante de su vida.

 

            —Está haciendo mucho viento —murmuró KyuBin—. ¿Vamos allí para que no nos dé el aire frío mientras esperamos a que lleguen JiSung y WookJin? —le señaló un muro a dos alturas que no se encontraba especialmente lejos del lugar en el que habían quedado con los otros dos y que cortaba el viento frío que se había levantado mientras los esperaban.

            —Vale —respondió TaeYeob.

 

            De aquella forma, el cuerpo de KyuBin no estaría completamente pegado al suyo y no tendría que preocuparse por tener un ataque al corazón en cualquier momento. Se dirigieron entonces hacia allí, con el mayor todavía rodeando su cintura mientras caminaban, pero en cuanto llegaron, TaeYeob se alejó de él para subirse al muro y sentarse sobre él, dejando la bolsa con las compras de navidad que habían hecho aquel día encima de este, a cada lado de su cuerpo, esperando que, de aquella forma, KyuBin no se sentara a su lado y no se pegara a su cuerpo de nuevo. Pero quizás fue peor el remedio que la enfermedad… porque KyuBin se colocó entonces entre sus piernas, encarándolo, pegándose a su cuerpo y alzando su cabeza para poder hablar con él, mirándolo con aquellos profundos ojos en los que TaeYeob solía perderse, demasiado cerca, tan cerca que al chico se le paró el corazón un segundo, antes de comenzar a latir como loco dentro de su pecho. KyuBin era demasiado guapo.

 

            —¿Crees que a WookJin le gustará el pijama que le hemos comprado? —le preguntó, como si no fuera la persona más perfecta del mundo y no estuviera haciendo latir a su corazón como loco dentro de su pecho—. Como dice que siempre tiene frío por las noches por más mantas que tenga echadas, creo que le vendrá bien porque es calentito.

            —Sí, creo que sí —respondió, tratando de que su voz no temblara, aunque si lo hubiera hecho, lo podría haber achacado al frío—. Y si no le gusta siempre podemos obligarlo a que le guste, tú lo sujetas fuerte y yo le doy una paliza —bromeó.

 

            KyuBin rio y su risa hizo vibrar todo el cuerpo de TaeYeob, a pesar de que solo sus piernas se rozaban contra los brazos del mayor. En cualquier otra ocasión, se habría reído con él y habrían seguido haciendo bromas sobre la ropa que habían comprado para sus amigos como regalos de navidad; sin embargo, desde que se había dado cuenta de que sus sentimientos por KyuBin iban mucho más allá de la amistad, en momentos como aquellos, el mundo real pasaba a una especie de segundo plano porque lo único en lo que podía centrarse en esos momentos era en la forma en la que el cuerpo de KyuBin encajaba perfectamente entre sus piernas o cómo su risa era clara y hacía su cuerpo vibrar o cómo su propio cuerpo reaccionaba a todo aquello, necesitado de mucho más, queriendo que KyuBin se le metiera debajo de la piel porque no era suficiente que solo estuviera a su lado. Porque desde que se había dado cuenta de sus sentimientos, cada gesto, cada palabra, cada mirada, parecía diferente y parecía tener otro significado y TaeYeob sabía que no eran diferentes, que no querían decir otra cosa, pero no podía evitar pensarlo y casi querer tener una oportunidad con él, a pesar de saber perfectamente que aquello no era posible.

 

            —¿Estás bien? —le preguntó KyuBin, sacándolo de sus pensamientos—. Estás distraído… ¿quieres que te lleve a casa en lugar de estar esperando a estos idiotas que llegan tarde? Seguro que estás muerto de frío y…

            —No, estoy bien, estoy bien, de verdad —le dijo, cortándolo, antes de que siguiera preocupándose por él y antes de que siguiera haciendo que su corazón latiera por él como no latía por nadie más—. De verdad de la buena —añadió cuando éste lo miró, preocupado.

 

            KyuBin no pareció muy convencido con su respuesta porque alzó una de sus cejas levemente, pero lo dejó estar por el momento y simplemente sacó su teléfono móvil para mandarle un mensaje a JiSung pidiéndole que se aligeraran o se irían ellos a sus casas. La respuesta de JiSung llegó bastante rápido, pero no fue especialmente satisfactoria porque encima de salir tarde de casa, parecía que el autobús en el que se habían montado había pinchado y hasta que no arreglase la rueda el conductor o pasase otro autobús de esa línea por el lugar, no iban a ser capaces de continuar el camino. KyuBin resopló ante aquello y comenzó a protestar por lo bajo.

 

            —Si es que no se puede contar con estos dos, siempre les pasa algo y nunca llegan a tiempo, no sé si es que son gafes o simplemente idiotas y yo no sé ni por qué me molesto en ser su amigo y tratar de hacer planes con ellos si contigo estoy siempre mucho mejor, tú eres lo mejor de mi vida, Lee TaeYeob…

 

            Y TaeYeob sabía perfectamente que KyuBin había dicho aquello porque estaba enfadado con JiSung y con WookJin y que se refería a la amistad que compartían y a la forma en la que siempre se complementaban el uno al otro y no a nada más. Con esas palabras no estaba declarándole su amor eterno ni nada por el estilo, solo constatando que TaeYeob era muchísimo mejor amigo que los otros dos y que le gustaba más hacer planes con él y pasar el tiempo con él… pero el corazón del chico se detuvo por completo unos segundos y no pudo pensar en otra cosa que no fuera en lo que había dicho KyuBin, su mente retorciéndolo de tal manera, que sus palabras sonaban como una especie de declaración amorosa con la que le robó el corazón todavía más y que provocó que en su mente hubiera una especie de cortocircuito porque el filtro entre su cerebro y su boca pareció desconectarse y TaeYeob acabó diciendo algo que jamás debería haber dicho.

 

            —¿De verdad soy lo mejor de tu vida, hyung?

 

            En el momento en el que su pregunta abandonó sus labios, el chico se dio cuenta de lo que había hecho y rápidamente se llevó las manos a la boca para que ésta no volviera a decir nada como aquello sin su permiso. La pregunta pareció desconcertar totalmente a KyuBin durante unos momentos y TaeYeob ya estaba pensando una forma de volver aquello una broma porque la forma en la que había hecho la pregunta había sonado desesperada y esperanzada; no obstante, antes de que pudiera agregar nada más, KyuBin le contestó, mirándolo con aquellos ojos castaños tan profundos que no reflejaban otra cosa más que la más absoluta sinceridad.

 

            —Claro que eres lo mejor de mi vida TaeYeob —le respondió—. Si tú no estuvieras a mi lado no sé lo que sería de mí.

 

            Un nudo se instaló en su garganta en ese momento y TaeYeob tuvo ganas de llorar, de hecho, los ojos se le aguaron un poco y tuvo que cerrarlos y respirar profundamente, tratando de calmarse porque su interior era todo un caos, un revoltijo de sentimientos y de sensaciones.

 

            —TaeYeob… ¿estás bien? —le preguntó KyuBin, su voz sonando muy preocupada, su mano derecha recorriendo su muslo de arriba abajo, acariciándolo en una especie de toque destinado a calmarlo, pero que solo hizo que todo en él se volviera mucho más caótico—. ¿Qué te pasa?

            —Por favor… —murmuró, tapándose la cara con las manos—. No digas cosas como esa… no me des más esperanzas… no me robes más el corazón…

 

            Aquel pequeño discurso no había estado destinado a él, TaeYeob no lo tenía que haber pronunciado en voz alta, pero su boca lo volvió a traicionar y cuando se dio cuenta de lo que había dicho, simplemente quiso abrir un agujero en la tierra, lo más profundo posible, y esconderse allí por el resto de la eternidad porque no podía ser posible, no podía haberle dicho aquello. Se suponía que no le iba a hablar de sus sentimientos, que solo iba a tratar de bregar con ellos porque no quería perder a KyuBin como amigo… pero había metido la pata hasta el fondo y solo tenía ganas de llorar.

 

            —TaeYeob… —murmuró KyuBin, su voz sonando dulce y tranquila por encima del ruido que había en la calle—. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida y no cambiaría tenerte a mi lado por nada del mundo… te quiero, te quiero muchísimo… y quiero darte todas las esperanzas del mundo porque yo no soy solo el que te ha robado el corazón… tú también me lo has robado a mí…

 

            TaeYeob entreabrió sus dedos para poder mirar a través de ellos, viendo el rostro de KyuBin cerca del suyo, mirándolo con una sonrisa encantadora en sus labios y una expresión completamente sincera en su rostro. El corazón de TaeYeob dio un vuelco porque aquello no podía estar pasando, aquello no podía ser real, tenía que ser solo una de sus muchas ensoñaciones. KyuBin no podía quererlo de aquella forma.

 

            —TaeYeob… —lo volvió a llamar, llevando sus manos a su rostro—. Mírame, por favor, que quiero ver cómo tus ojos brillan como estrellas y tus mejillas encendidas por la vergüenza —el chico quiso pegarle por aquello, pero simplemente dejó que el mayor retirara sus manos de su rostro, sus ojos encontrándose, provocando que la sonrisa de KyuBin se ampliara—. Hola —le dijo—. Había echado de menos ver tu preciosa cara.

            —KyuBin hyung yo… —comenzó, pero no supo qué quería decir, ni cómo lo quería decir, así que, acabó callándose.

            —No hace falta que digas nada si no sabes cómo decirlo —murmuró—. Solo ven aquí.

 

            KyuBin abrió sus brazos para indicarle que quería que le diera un abrazo y TaeYeob colocó sus manos en sus hombros, inclinándose hacia él. Las manos del mayor se posaron en su cintura y se pegó a su cuerpo, alzando su cabeza lo suficiente para que sus labios se encontrasen en un beso corto, pero que fue electrificante y provocó que ambos sonriesen dentro del beso. Ni en sus mejores ni más locas fantasías, TaeYeob se había podido imaginar que se besarían, si siquiera había pensado en la posibilidad de que el mayor pudiera tener los mismos sentimientos por él, pero en aquellos momentos era feliz, demasiado feliz y lo único que quería era que aquel momento durara para siempre.


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