Título: Don’t steal my heart
Autora:
Riz Aino
Pareja:
KyuJung (KB + YooJung) (OnlyOneOf)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, romance, fluff, drama
Número de palabras:
2.179 palabras
Resumen:
TaeYeob se tiene que recordar en todo
momento que KyuBin es solo su amigo y que no puede seguir enamorándose de él.
Advertencias:
tened cuidado con la sobredosis de azúcar.
Notas: historia escrita a raíz de un sueño bastante
cute que tuve una noche, en el que KyuBin era super boyfriend material.
Comentario de autora:
como hoy es un día de tranquilidad y en el que siempre viene bien algo que deje
el corazón calentito, os traigo esta cosita de estos dos idiotas enamorados.
Espero que os guste.
—Hace frío…
TaeYeob comentó aquello sin pensar, porque
siempre tenía frío y aquel día hacía muchísimo frío en la calle, lo dijo solo
como un comentario, no como nada más, pero en el momento en el que lo dijo,
sintió cómo el cuerpo de la persona que caminaba a su lado se pegaba a él y le
pasaba el brazo por la cintura, pegándolo con fuerza a su cuerpo, provocando
que su corazón latiera rápidamente dentro de su pecho.
—¿Mejor? —le preguntó KyuBin,
girando su rostro hacia él y dedicándole una sonrisa.
—Sí… —murmuró en respuesta, todavía
con el corazón acelerado.
TaeYeob se tuvo que recordar que
debía comportarse como una persona normal y no como un idiota que se había
enamorado sin remedio de su mejor amigo. Tenía que recordarse en todo momento
que KyuBin solo era su amigo y que no debía de seguir enamorándose de él porque
entonces todo iba a acabar muy mal y no quería que aquello pasara, lo único que
necesitaba era que KyuBin siquiera siendo su amigo y estando a su lado de
aquella forma… pero con cada cosa que le decía o con cada cosa que hacía,
KyuBin no hacía más que robarle el corazón y enamorarlo aún más. Era frustrante
para TaeYeob, porque siempre había dicho las cosas claras desde el principio y
nunca había tenido miedo de lanzarse a una relación, pero con KyuBin lo único
que sentía era pánico cada vez que pensaba en que para el mayor solo era un
buen amigo y nada más, por lo que no podía hacer ningún movimiento, no podía
decirle nada sobre sus sentimientos por él, porque no quería que su relación se
volviera rara y, sobre todo, no quería que el mayor se alejara de él… porque
sin él a su lado, todo sería muchísimo más difícil y TaeYeob no estaba
preparado para perder a la persona más importante de su vida.
—Está haciendo mucho viento —murmuró
KyuBin—. ¿Vamos allí para que no nos dé el aire frío mientras esperamos a que
lleguen JiSung y WookJin? —le señaló un muro a dos alturas que no se encontraba
especialmente lejos del lugar en el que habían quedado con los otros dos y que
cortaba el viento frío que se había levantado mientras los esperaban.
—Vale —respondió TaeYeob.
De aquella forma, el cuerpo de
KyuBin no estaría completamente pegado al suyo y no tendría que preocuparse por
tener un ataque al corazón en cualquier momento. Se dirigieron entonces hacia
allí, con el mayor todavía rodeando su cintura mientras caminaban, pero en
cuanto llegaron, TaeYeob se alejó de él para subirse al muro y sentarse sobre
él, dejando la bolsa con las compras de navidad que habían hecho aquel día
encima de este, a cada lado de su cuerpo, esperando que, de aquella forma,
KyuBin no se sentara a su lado y no se pegara a su cuerpo de nuevo. Pero quizás
fue peor el remedio que la enfermedad… porque KyuBin se colocó entonces entre
sus piernas, encarándolo, pegándose a su cuerpo y alzando su cabeza para poder
hablar con él, mirándolo con aquellos profundos ojos en los que TaeYeob solía
perderse, demasiado cerca, tan cerca que al chico se le paró el corazón un
segundo, antes de comenzar a latir como loco dentro de su pecho. KyuBin era demasiado
guapo.
—¿Crees que a WookJin le gustará el
pijama que le hemos comprado? —le preguntó, como si no fuera la persona más
perfecta del mundo y no estuviera haciendo latir a su corazón como loco dentro
de su pecho—. Como dice que siempre tiene frío por las noches por más mantas
que tenga echadas, creo que le vendrá bien porque es calentito.
—Sí, creo que sí —respondió,
tratando de que su voz no temblara, aunque si lo hubiera hecho, lo podría haber
achacado al frío—. Y si no le gusta siempre podemos obligarlo a que le guste,
tú lo sujetas fuerte y yo le doy una paliza —bromeó.
KyuBin rio y su risa hizo vibrar
todo el cuerpo de TaeYeob, a pesar de que solo sus piernas se rozaban contra
los brazos del mayor. En cualquier otra ocasión, se habría reído con él y
habrían seguido haciendo bromas sobre la ropa que habían comprado para sus amigos
como regalos de navidad; sin embargo, desde que se había dado cuenta de que sus
sentimientos por KyuBin iban mucho más allá de la amistad, en momentos como
aquellos, el mundo real pasaba a una especie de segundo plano porque lo único
en lo que podía centrarse en esos momentos era en la forma en la que el cuerpo
de KyuBin encajaba perfectamente entre sus piernas o cómo su risa era clara y
hacía su cuerpo vibrar o cómo su propio cuerpo reaccionaba a todo aquello,
necesitado de mucho más, queriendo que KyuBin se le metiera debajo de la piel
porque no era suficiente que solo estuviera a su lado. Porque desde que se
había dado cuenta de sus sentimientos, cada gesto, cada palabra, cada mirada,
parecía diferente y parecía tener otro significado y TaeYeob sabía que no eran
diferentes, que no querían decir otra cosa, pero no podía evitar pensarlo y casi
querer tener una oportunidad con él, a pesar de saber perfectamente que aquello
no era posible.
—¿Estás bien? —le preguntó KyuBin, sacándolo
de sus pensamientos—. Estás distraído… ¿quieres que te lleve a casa en lugar de
estar esperando a estos idiotas que llegan tarde? Seguro que estás muerto de
frío y…
—No, estoy bien, estoy bien, de
verdad —le dijo, cortándolo, antes de que siguiera preocupándose por él y antes
de que siguiera haciendo que su corazón latiera por él como no latía por nadie
más—. De verdad de la buena —añadió cuando éste lo miró, preocupado.
KyuBin no pareció muy convencido con
su respuesta porque alzó una de sus cejas levemente, pero lo dejó estar por el
momento y simplemente sacó su teléfono móvil para mandarle un mensaje a JiSung
pidiéndole que se aligeraran o se irían ellos a sus casas. La respuesta de
JiSung llegó bastante rápido, pero no fue especialmente satisfactoria porque
encima de salir tarde de casa, parecía que el autobús en el que se habían
montado había pinchado y hasta que no arreglase la rueda el conductor o pasase
otro autobús de esa línea por el lugar, no iban a ser capaces de continuar el
camino. KyuBin resopló ante aquello y comenzó a protestar por lo bajo.
—Si es que no se puede contar con
estos dos, siempre les pasa algo y nunca llegan a tiempo, no sé si es que son
gafes o simplemente idiotas y yo no sé ni por qué me molesto en ser su amigo y
tratar de hacer planes con ellos si contigo estoy siempre mucho mejor, tú eres
lo mejor de mi vida, Lee TaeYeob…
Y TaeYeob sabía perfectamente que
KyuBin había dicho aquello porque estaba enfadado con JiSung y con WookJin y
que se refería a la amistad que compartían y a la forma en la que siempre se
complementaban el uno al otro y no a nada más. Con esas palabras no estaba
declarándole su amor eterno ni nada por el estilo, solo constatando que TaeYeob
era muchísimo mejor amigo que los otros dos y que le gustaba más hacer planes
con él y pasar el tiempo con él… pero el corazón del chico se detuvo por
completo unos segundos y no pudo pensar en otra cosa que no fuera en lo que
había dicho KyuBin, su mente retorciéndolo de tal manera, que sus palabras sonaban
como una especie de declaración amorosa con la que le robó el corazón todavía
más y que provocó que en su mente hubiera una especie de cortocircuito porque
el filtro entre su cerebro y su boca pareció desconectarse y TaeYeob acabó
diciendo algo que jamás debería haber dicho.
—¿De verdad soy lo mejor de tu vida,
hyung?
En el momento en el que su pregunta
abandonó sus labios, el chico se dio cuenta de lo que había hecho y rápidamente
se llevó las manos a la boca para que ésta no volviera a decir nada como
aquello sin su permiso. La pregunta pareció desconcertar totalmente a KyuBin
durante unos momentos y TaeYeob ya estaba pensando una forma de volver aquello
una broma porque la forma en la que había hecho la pregunta había sonado
desesperada y esperanzada; no obstante, antes de que pudiera agregar nada más,
KyuBin le contestó, mirándolo con aquellos ojos castaños tan profundos que no
reflejaban otra cosa más que la más absoluta sinceridad.
—Claro que eres lo mejor de mi vida
TaeYeob —le respondió—. Si tú no estuvieras a mi lado no sé lo que sería de mí.
Un nudo se instaló en su garganta en
ese momento y TaeYeob tuvo ganas de llorar, de hecho, los ojos se le aguaron un
poco y tuvo que cerrarlos y respirar profundamente, tratando de calmarse porque
su interior era todo un caos, un revoltijo de sentimientos y de sensaciones.
—TaeYeob… ¿estás bien? —le preguntó
KyuBin, su voz sonando muy preocupada, su mano derecha recorriendo su muslo de
arriba abajo, acariciándolo en una especie de toque destinado a calmarlo, pero
que solo hizo que todo en él se volviera mucho más caótico—. ¿Qué te pasa?
—Por favor… —murmuró, tapándose la
cara con las manos—. No digas cosas como esa… no me des más esperanzas… no me
robes más el corazón…
Aquel pequeño discurso no había estado
destinado a él, TaeYeob no lo tenía que haber pronunciado en voz alta, pero su
boca lo volvió a traicionar y cuando se dio cuenta de lo que había dicho,
simplemente quiso abrir un agujero en la tierra, lo más profundo posible, y
esconderse allí por el resto de la eternidad porque no podía ser posible, no
podía haberle dicho aquello. Se suponía que no le iba a hablar de sus
sentimientos, que solo iba a tratar de bregar con ellos porque no quería perder
a KyuBin como amigo… pero había metido la pata hasta el fondo y solo tenía
ganas de llorar.
—TaeYeob… —murmuró KyuBin, su voz
sonando dulce y tranquila por encima del ruido que había en la calle—. Eres lo
mejor que me ha pasado en la vida y no cambiaría tenerte a mi lado por nada del
mundo… te quiero, te quiero muchísimo… y quiero darte todas las esperanzas del
mundo porque yo no soy solo el que te ha robado el corazón… tú también me lo
has robado a mí…
TaeYeob entreabrió sus dedos para poder
mirar a través de ellos, viendo el rostro de KyuBin cerca del suyo, mirándolo
con una sonrisa encantadora en sus labios y una expresión completamente sincera
en su rostro. El corazón de TaeYeob dio un vuelco porque aquello no podía estar
pasando, aquello no podía ser real, tenía que ser solo una de sus muchas
ensoñaciones. KyuBin no podía quererlo de aquella forma.
—TaeYeob… —lo volvió a llamar,
llevando sus manos a su rostro—. Mírame, por favor, que quiero ver cómo tus
ojos brillan como estrellas y tus mejillas encendidas por la vergüenza —el
chico quiso pegarle por aquello, pero simplemente dejó que el mayor retirara
sus manos de su rostro, sus ojos encontrándose, provocando que la sonrisa de
KyuBin se ampliara—. Hola —le dijo—. Había echado de menos ver tu preciosa
cara.
—KyuBin hyung yo… —comenzó, pero no
supo qué quería decir, ni cómo lo quería decir, así que, acabó callándose.
—No hace falta que digas nada si no
sabes cómo decirlo —murmuró—. Solo ven aquí.
KyuBin abrió sus brazos para
indicarle que quería que le diera un abrazo y TaeYeob colocó sus manos en sus
hombros, inclinándose hacia él. Las manos del mayor se posaron en su cintura y se
pegó a su cuerpo, alzando su cabeza lo suficiente para que sus labios se
encontrasen en un beso corto, pero que fue electrificante y provocó que ambos
sonriesen dentro del beso. Ni en sus mejores ni más locas fantasías, TaeYeob se
había podido imaginar que se besarían, si siquiera había pensado en la
posibilidad de que el mayor pudiera tener los mismos sentimientos por él, pero
en aquellos momentos era feliz, demasiado feliz y lo único que quería era que
aquel momento durara para siempre.
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