martes, 14 de diciembre de 2021

[One Shot] I wouldn't look for you {KyuMill}

Título: I wouldn’t look for you

Autora: Riz Aino

Pareja: KyuMill (KB + Mill) (OnlyOneOf)

Clasificación: PG–13

Géneros: AU, sugar daddy, college, romance, drama, humor

Número de palabras: 17.053 palabras

Resumen: cuando YongSoo pierde su beca, se le viene el mundo encima… menos mal que su mejor amigo, WookJin, siempre tiene las mejores (o quizás peores) soluciones para todo.

Notas: un día, la idea de hacer un sugar daddy!au con los OOO se implantó en mi cabeza y yo dije “sí a todo”.

Comentario de autora: llevaba muchísimos años sin escribir nada sobre algo parecido y le tenía muchísimas ganas, así que, aunque al empezar a plotearlo no tenía nada claro sobre lo que quería, apenas tardé en montar la trama. Espero que os guste.




—WookJin… ¿y ahora qué hago? —preguntó YongSoo, totalmente desesperado, agarrándose fuertemente al brazo de su mejor amigo, casi a punto de llorar—. ¿Qué voy a hacer? ¿¡Qué voy a hacer!?

 

YongSoo estaba desesperado, asustado, desconsolado… y quizás todos los adjetivos negativos que se le ocurrieran terminados en -ado. Aquella misma mañana se había enterado de que le habían retirado su beca porque había suspendido una asignatura, había tenido que hacer el examen de recuperación y, aunque la hubiera aprobado después, le habían contabilizado como si la tuviera suspensa porque los plazos de solicitud de su beca habían finalizado antes de que la nota de aquel examen estuviera puesta en su expediente y, por lo tanto, no podía optar a ella. Aunque había acabado aprobando el examen y la nota finalmente había sido actualizada, le habían denegado la beca.

 

YongSoo se quería tirar de los pelos a pesar de que con el pelo corto apenas podía meter los dedos en su pelo, porque por aquella tontería de papeleo administrativo, no había conseguido la beca y no iba a poder estudiar aquel semestre… y ese era su último semestre en la universidad y además no iba a poder optar a una plaza en un máster súper selecto e importante para el que necesitaba haber acabado la carrera ese año porque para el siguiente, la selección iba a ser todavía más compleja e iban a pedir unos requisitos qué él no podría cumplir. YongSoo necesitaba acabar sus estudios ese año y no podría hacerlo sin la beca porque sus padres nunca se habían podido permitir pagarle la universidad, por eso había aplicado a aquella beca desde el primer año y con ello pagaba todos sus gastos, la matrícula, la residencia y libros y materiales extra y no podía permitirse ponerse a trabajar, ya que no conseguiría las notas que debía para poder optar al máster. Toda su vida pendía de un hilo y lo único que la solucionaba era esa maldita beca que le habían denegado.

 

—Reclama —le dijo WookJin, liberando su brazo de sus manos—. Seguro que tienen un plazo de reclamaciones.

 

YongSoo le aplaudió por la idea. Irónicamente, claro.

 

—Vaya gran idea, ¿cómo no se me había ocurrido antes? —le preguntó de forma sarcástica.

 

WookJin simplemente se encogió de hombros.

 

YongSoo ya había tenido en cuenta aquello y había marcado los días que tenía para reclamar en su calendario, para que no se le olvidase, aunque era poco probable que lo hiciera. No obstante, la reclamación no lo ayudaba en nada. Tenía unos 100.000 wons en el banco y con eso debía vivir y pagar todos los gastos de inicio de curso, incluyendo la matrícula y la habitación de la residencia, por no hablar de todo lo demás. Con todo lo que tardaba el papeleo, la resolución de la reclamación no la tendría hasta dos o tres meses después y para ese momento, ya sería demasiado tarde. Sería demasiado tarde porque el plazo para hacer la matrícula de aquel semestre terminaba esa semana y si no podía pagar la matrícula, todo se acabaría yendo al traste.

 

YongSoo se llevó las manos a la cara y quiso arañársela entera de la frustración, pero no tenía las uñas lo suficientemente largas porque llevaba desde aquella mañana comiéndoselas de puro estrés.

 

—Siempre podrías buscar un sugar daddy —le dijo WookJin—. Dinero rápido y fácil. Eres adorable, seguro que hay alguno al que le gusten los chiquillos como tú —añadió, guiñándole un ojo.

—WookJin… no te ofendas… —comenzó él—, pero no voy a vender mi cuerpo por dinero como haces tú.

—¿Perdona? —su amigo se indignó por su comentario, su tono subiendo y sus ojos abriéndose al máximo—. Lo siento, pero no consiento que me trates como a un prostituto.

—WookJin… te acuestas con él y te da dinero —respondió él.

—Si lo dices así parece que me estoy prostituyendo —le replicó—, pero no es así. Me acuesto con JiSung porque quiero, es un tío guapísimo y además es encantador —WookJin suspiró profundamente—. Al principio no me acostaba con él, ya lo sabes, y además tuve un montón de conflictos sobre eso… no quería hacerlo porque literalmente sería como si me estuviera acostando con él y me pagase por ello, pero no es así —le explicó—. Lo hago porque quiero y porque lo quiero y JiSung solo me da dinero o me compra cosas cuando no nos hemos acostado, para que ninguno lo pueda malinterpretar de otra forma.

—¿Cuándo le vas a decir entonces que lo quieres para que deje de ser tu sugar daddy y sea tu novio? —le cuestionó, provocando que el pánico se apoderase de los ojos de WookJin—. Vale. Nada. No he dicho nada —reculó YongSoo al ver su reacción—. En su momento te dije que hicieras lo que quisieras y que a no ser que ocurriera algo malo y estuvieras en algún problema, no quería saber los detalles de lo que te traías entre mano. Ya está, si estás bien así, yo no lo voy a meter en nada más.

            —Gracias —contestó WookJin, pareciendo de verdad agradecido por aquello.

 

            YongSoo se había distanciado de las movidas de WookJin con su sugar daddy, por motivos obvios. WookJin era su amigo y realmente no sabía qué era lo que le pasaba por la cabeza para estar haciendo aquello de esa forma. Casi desde el primer momento había estado enamorándose de JiSung y después de un par de años estaba de aquella forma, enamorado hasta las trancas mientras todavía seguía recibiendo el dinero por aquella especie de relación “profesional” en la que estaba más que claro que WookJin quería un cambio, pero no daba el paso. No sabía qué clase de problemas podría tener para no hacerlo porque siempre había sido un chico directo, pero él decía que estaba mejor de aquella forma, en la que todo era tangible y seguro. Y YongSoo no quería meterse en ello porque de todas formas no eran sus asuntos, cuando WookJin quisiera contarle lo que fuera que hacía que no se lanzara a decirle a JiSung todo lo que sentía por él, estaría allí para escucharlo.

 

            —De todas formas… —dijo WookJin, llamando su atención y sacándolo de sus pensamientos—. Hablaré con JiSung por si alguno de sus amigos ricos está buscando alguien a quien mimar y te pasaré su teléfono —y añadió antes de que YongSoo pudiera protestar—: te aseguro que será buena gente y si tú solo quieres que te dé dinero por acompañarlo a sitios, solo será eso.

 

~


            YongSoo no podía dejar de mirar el contacto que WookJin le había pasado días atrás y que había guardado en su teléfono para no perderlo entre los miles de mensajes que WookJin le mandaba de madrugada cuando no podía dormir porque era el momento en el que su creatividad estaba a mil por hora. Solo lo había guardado por si acaso, porque no le gustaba que después de lo mucho que su mejor amigo se había movido para encontrar a alguien, el contacto se le perdiera… no porque tuviera pensado mandarle ningún mensaje. No obstante, aquel día, cuando solo quedaban dos días para que el plazo para realizar la matrícula se acabara, YongSoo estaba demasiado tentado a abrir su chat y hablarle. El plazo de reclamaciones de la beca aún no se había abierto y al intentar llamar al organismo encargado de darle aquella beca, la persona que le había atendido no le había dado ninguna solución. Ya había buscado también otras formas de tratar de racionar su matrícula para poder pagar menos desde primera hora, pero al menos debía de pagar la mitad en el primer plazo y no podía permitírselo tampoco y había tratado de encontrar otras formas con las que poder conseguir el suficiente dinero, incluso había puesto a la venta la mayoría de sus videojuegos. Sin embargo, en su cuenta, lo único que hacía era bajar el dinero y se estaba quedando sin opciones.

 

            El día anterior WookJin le había hablado de él, de la persona detrás de aquel contacto que le había pasado. Le había asegurado mil y una vez que era alguien de fiar y que lo único que quería era alguien que lo acompañara a algunos eventos o que saliera con él a tomar café o de museos de vez en cuando. No buscaba ni quería nada más porque su anterior sugar baby lo había hecho creer que lo amaba de verdad y él se había involucrado para acabar descubriendo más tarde que simplemente había estado jugando con él. Se suponía que no iba a volver a ser sugar daddy después de aquella experiencia, pero cuando JiSung había comentado la situación en la que se encontraba YongSoo con sus amigos, le había dicho que estaba dispuesto a ayudarlo. WookJin incluso le había dicho que lo había conocido personalmente porque era el mejor amigo de su sugar daddy y que siempre había sido muy majo con él. También le había pasado su cuenta de instagram para que lo viera porque, en palabras suyas “era muy guapo y estaba muy bueno y además tenía un estilazo increíble” y YongSoo le había echado un ojo por curiosidad para corroborarlo. Era guapo. Tenía cuerpazo. Y también se vestía bien.

 

            YongSoo se fiaba de WookJin, sabía que, aunque sus ideas y soluciones a sus problemas no eran las mejores, lo hacía todo con buena intención porque quería ayudarlo. Además… apenas tenía opciones a aquellas alturas. Por ese motivo y no por otro, decidió abrir un chat con él… porque era la única opción que aún no había explorado y no quería perder la oportunidad de su vida por haber perdido aquel semestre en la facultad. YongSoo inspiró hondo y tecleó un rápido mensaje en el que se presentaba y le pedía si podían quedar en persona al día siguiente a más tardar. Se quedó mirando el chat durante unos momentos, pensando si había hecho bien o no y si lo que había dicho era lo que debía. A punto estaba de cerrarlo cuando recibió una rápida respuesta, accediendo a su petición y mandándole la hora y la dirección del sitio en el que quedar.

 

~

 

            —¿Y si le caigo mal? ¿Y si me dice que no me va a ayudar porque no soy guapo? ¿Y si no sé de qué hablar con él? ¿Y si al final estoy perdiendo el tiempo y al final no puedo hacer nada de lo que siempre he querido y para lo que siempre me he preparado porque pierdo todas mis oportunidades? ¿Y si al final acabo recogiendo cartones para poder comer?

 

            YongSoo estaba sentado en una de las mesas de la cafetería en la que había quedado con la persona con la que WookJin lo había puesto en contacto, nervioso, sin poder aguantarse a sí mismo porque no le quedaban más opciones. O conseguía que aquel tío fuera su sugar daddy o simplemente buscaba a algún mafioso que le prestara el dinero. Había llegado pronto a la cita y todo a pesar de que normalmente solía llegar justo de tiempo a los sitios, incluso tarde en alguna que otra ocasión, pero de los nervios, no había podido aguantar más y había llegado demasiado pronto, por lo que su nerviosismo se había ido acrecentando conforme los minutos habían ido pasando y, cuando WookJin lo llamó para cerciorarse de que iba a ir a la cita, no había podido evitar soltarle todo aquello del tirón, casi sin respirar.

 

            —Primero… no le vas a caer mal porque en cuanto te vea va a pensar que eres la cosa más preciosa y adorable que ha visto en su vida y KyuBin hyung adora las cosas adorables —dijo WookJin en respuesta—, así que, a no ser que le digas algo como “abajo el capitalismo, muerte a los ricos, viva el proletariado” no creo que le caigas mal —y añadió—: es más, puede que le digas eso y te siga viendo adorable, así que, tú tranquilo, respira hondo, ponte derecho y sonríele, que tienes una sonrisa muy bonita. Solo haciendo eso, te aseguro que te estará dando todo su dinero y ya si le dices que es un tío muy guapo, te pondrá en su testamento mañana por la mañana en cuanto abran en la notaría.

            —WookJin, por favor, no exageres —replicó.

 

            Aun así, aun después de protestarle porque aquello no era más que una exageración, YongSoo siguió sus consejos para relajarse, respirando profundo, poniéndose derecho en la silla y tratando de ensayar su mejor sonrisa mirándose en el reflejo del servilletero de la mesa.

 

            —Puede que sea una exageración —respondió su amigo al otro lado de la línea—, pero en serio, KyuBin hyung es un buen tío y no necesitarás mucho para encandilarlo. Tranquilízate y disfruta de su compañía —le aconsejó—. Te dejo que he quedado con JiSung para comerle la polla.

 

YongSoo quiso protestarle que no le contara aquellas cosas porque los detalles gráficos de su vida sexual no le interesaban lo más mínimo, pero para cuando abrió la boca para decírselo, WookJin ya había colgado, así que, se quedó boqueando como un pez, pasmado y no volvió a ser consciente de la realidad hasta que una voz grave llamando su nombre lo trajo de vuelta a ella.

 

—¿YongSoo?

 

El chico cerró su boca inmediatamente, se quitó el móvil de la oreja y alzó su cabeza hacia la voz, quedándose embobado por la persona que estaba ante él. Las fotos del instagram no le hacían justicia… en persona era muchísimo más guapo y además era alto, mucho más alto que él, puede que incluso más alto que WookJin. YongSoo salió de su ensimismamiento cuando una sonrisa apareció en el rostro del otro y rápidamente se levantó de la silla, presentándose atropelladamente e inclinándose incluso.

 

—Hola, sí, soy Lee YongSoo, WookJin me puso en contacto contigo y te agradezco muchísimo que hayas aceptado que nos conociéramos a pesar de que ha sido un poco apresurado, es un placer conocerte.

—No tienes que ser tan formal conmigo, siéntate —respondió el otro, esbozando una sonrisa cálida. YongSoo lo miró durante unos segundos y después se sentó de nuevo—. Yo soy KyuBin, espero que WookJin te haya contado cosas buenas de mí.

 

YongSoo estuvo tentado a responderle que no había parado de enumerar todas sus virtudes en los últimos días y que por eso era por lo que él había acabado allí, citándolo para que se vieran; sin embargo, solo asintió, provocando que la sonrisa en el rostro de KyuBin se hiciera mucho más amplia mientras se sentaba en la silla frente a él.

 

—WookJin me ha contado también muchas cosas sobre ti —le dijo—. Os conocéis desde hace bastante tiempo, ¿verdad?

—Somos amigos de la infancia —respondió—. A veces creo que me conoce demasiado y seguro que te ha contado cosas vergonzosas, pero yo también tengo cosas vergonzosas que contar de él a todo el mundo, así que, imagino que estamos en paz.

 

            YongSoo se encogió de hombros mientras decía las últimas palabras y KyuBin rio. El chico le quiso preguntar el motivo de aquella risa, pero antes de que pudiera abrir la boca, llegó un camarero para dejarles la carta de bebidas y dulces de aquella cafetería y YongSoo no pudo decir nada. Tomó la carta que le había sido entregada y abrió los ojos como platos ante los precios que estaban escritos en ella. Nunca había ido a ningún sitio tan caro en su vida.

 

            —No te preocupes por el dinero —comentó KyuBin, probablemente al darse cuenta de su expresión—. Yo pago todo lo que quieras pedir.

 

            YongSoo alzó la mirada hacia él, incrédulo, pero claro al momento recordó que la persona que estaba ante él era rica y que en realidad estaba allí para eso, para gastarse su dinero en YongSoo y en lo que éste le pidiera. YongSoo tragó saliva y decidió hablar, porque cuanto antes solucionaran aquello mejor sería para ambos y porque si no lo hacía en aquel momento, no sabía cuándo volvería a tener la oportunidad para sacar el tema.

 

            —Yo… —comenzó—. Estoy seguro de que WookJin te puso al corriente sobre… mi situación… —KyuBin asintió—. Nunca he hecho nada parecido a esto y la verdad es que no sé si me siento del todo cómodo haciéndolo y solo quería que supieras que en el momento en el que recibiera mi beca yo… no… seguiría pudiendo… —YongSoo se detuvo, incapaz de encontrar las palabras que quería decir—. No quiero sonar tampoco irrespetuoso ni quiero… no sé ni lo que quiero realmente… solo salir de esta situación… quizás…

            —No te preocupes por nada —le dijo KyuBin, esbozando una sonrisa cálida que le reportó un poco de calma—. Como bien has comentado, WookJin me puso al tanto de todo, incluso de tu reticencia a hacer esto, pero no tienes que preocuparte por absolutamente nada, solo piensa en esto como en un trabajo en el que lo único que tienes que hacer es acompañarme a algunos sitios y darme conversación para que no me aburra y recibes un sueldo por ello —le explicó, aquella sonrisa cálida sin abandonar todavía su rostro—. Por ejemplo, hoy estás aquí, acompañándome en una merienda, y por ese motivo, pagaré todo lo que quieras comer como si fueran las dietas y tu sueldo será la cantidad que necesitas para pagar por tu matrícula.

 

            YongSoo se quedó en silencio durante unos momentos, tratando de procesar lo que acababa de escuchar, tratando de ver si de verdad podía hacer aquello. Lo que le proponía KyuBin no era nada descabellado, no necesitaba hacer otra cosa que acompañarlo a los sitios que le pidiera y darle conversación. No era algo muy diferente de las cosas que hacía con sus amigos, ir a diferentes sitios y contarse las cosas que habían hecho cuando no se habían visto o anécdotas de clases u otros amigos, podría hacerlo… podría y tenía que hacerlo porque no había otra salida para él, era realmente la más fácil y la que menos problemas le acarrearía tanto en el presente como en un futuro próximo.

 

            —Está bien… —murmuró finalmente—. Quiero hacerlo.

            —Perfecto —respondió KyuBin, ampliando su sonrisa—. ¿Qué quieres comer?

 

~

 

            YongSoo miraba y miraba la aplicación de su cuenta bancaria en su móvil y no podía dar crédito a lo que veía. Llevaba demasiado tiempo sin ver tanto dinero junto. Realmente aquello era increíble y no podía evitar mirar la cantidad que aparecía, totalmente atónito. Su cuenta bancaria en la que había 35.000 wons el día anterior, había subido directamente hasta los dos millones sin que él realmente hubiera hecho nada más que pasar un rato más o menos agradable en una cafetería junto a KyuBin. Todo el agobio que había sentido los anteriores días casi le parecía nimio porque se había solucionado absolutamente todo con aquella pequeña cita y YongSoo quería echarse a llorar de alivio. No obstante, antes de llorar, debía de hacer rápidamente su matrícula porque aquel día cerraban el plazo y no podía dejarlo más tiempo; también tenía que pagar su habitación en aquella residencia en la que se encontraba para poder seguir viviendo en ella antes de que lo echaran por impago.

 

            YongSoo hizo todos los trámites rápidamente, con la práctica de haber tenido que hacerlos todos los semestres en los últimos años de su vida y, aunque la página se le quedó colgada unos momentos, pudo pagarlo todo sin ningún problema. Inmediatamente le llegó una notificación del banco avisándole de los pagos que acababa de hacer y al mirar de nuevo la cuenta, vio cómo la cantidad de dinero que había en ésta había bajado sustancialmente, pero todavía le quedaba bastante dinero para poder comprar comida, material que le hiciera falta para los primeros días del nuevo semestre y para poder vivir en general sin que tuviera que preocuparse por absolutamente nada. Cuando WookJin comenzó con aquello de los sugar daddys YongSoo no pudo entender por qué lo hacía porque le parecía que realmente se estaba prostituyendo para conseguir dinero y, por más veces que el chico se lo había explicado, en un inicio no le entraba en la cabeza… luego había conocido a JiSung y se había enamorado de él y había seguido con aquello y YongSoo había preferido mantenerse al margen porque al fin y al cabo era la vida de su amigo, no la suya, y podía hacer lo que quisiera, había decidido que estaría allí para apoyarlo si lo necesitaba, pero no se quería inmiscuir. No obstante, ahora que él había conseguido aquel dinero de esa forma tan fácil, YongSoo casi podía entender cuál era la motivación principal que había tenido WookJin al comenzar con aquella locura, porque el dinero no caía del cielo, pero teniendo un sugar daddy casi parecía que era así.

 

            Su teléfono vibró y YongSoo se sobresaltó porque no se lo esperaba. Se llevó la mano al corazón para tratar de calmarlo del susto y después miró la pantalla, viendo una llamada entrante de parte de KyuBin, así que, inspiró hondo y respondió.

 

            —Ummm… ¿sí?

            —Hola, YongSoo, ¿has recibido bien el dinero que te he mandado? —le preguntó.

            —Sí, lo he recibido perfectamente —contestó—. Ya he podido pagar la matrícula y la habitación de la residencia… muchas gracias.

            —No tienes que dármelas —respondió KyuBin—, es lo que habíamos acordado después de todo.

 

            En aquello tenía razón. Era al acuerdo al que habían llegado después de que YongSoo aceptara ser su sugar baby. KyuBin le mandaría al día siguiente el dinero para que pudiera pagar por su matrícula y la habitación de la residencia. Pero eso no quitaba que YongSoo se lo quisiera agradecer porque realmente estaba muy agradecido por ello, porque gracias a eso, podría seguir con todo lo que había planeado para su futuro. Podría seguir estudiando ese semestre, sacar las mejores notas posibles y después inscribirse en aquel importante máster al que quería acceder.

 

            —Dejando eso de lado… —dijo KyuBin, sacándolo de sus pensamientos y haciendo que volviera a meterse de nuevo en la conversación—. ¿Tienes el miércoles que viene libre por la tarde para acompañarme a una exposición? —le preguntó—. Si no puede ser el miércoles porque tienes clase, me dices los días que te vengan bien y tratamos de encontrar un día que nos venga bien a los dos.

            —Mmmm… ahora mismo no lo sé, no he mirado el horario de las clases —le respondió—, pero dame un segundo que lo compruebo.

            —Vale.

 

            YongSoo tenía todavía encendido su portátil, así que, rápidamente buscó en la página de la universidad cuál era el horario de las asignaturas que había elegido para aquel semestre, ya que la ventana todavía la tenía abierta, para comprobar si tenía alguna clase el miércoles por la tarde. El chico miró un par de veces para asegurarse de que no tenía nada y después volvió a la conversación.

 

            —En principio no tengo nada —le dijo—. Pero si cambia te lo trataré de avisar con tiempo.

            —Perfecto —respondió KyuBin—. Quedamos en eso.

 

~

 

            —Voy bien así, ¿no? —le preguntó YongSoo a KyuBin cuando llegó hasta él, frente al Museo Nacional de Arte Contemporáneo, señalando la ropa que se había puesto, unos vaqueros oscuros pitillo y una camisa—. No voy demasiado informal, ¿no?

 

            El chico había estado un par de días buscando en su armario la ropa idónea para ponerse en aquella ocasión porque realmente no sabía qué podía ser lo más adecuado para ir a ver una exposición con alguien. Había ido con sus padres a algunas exposiciones cuando iban de viaje a algún lugar o en el colegio, pero para ninguna de esas ocasiones se había vestido de forma especial; no obstante, como nunca había estado en una exposición con alguien rico, no sabía si debía de vestirse de una forma en concreto o no. Lo había hablado con WookJin también para saber cuál era la forma correcta de ir a un sitio como aquel y el chico le había dicho que con unos vaqueros y una camisa iría perfecto, pero no estaba seguro de si esa camisa y ese vaquero en concreto que había elegido eran los correctos.

 

            KyuBin no le contestó al momento, simplemente lo miró de arriba abajo durante unos segundos y YongSoo tragó saliva esperando el veredicto. Las dos veces que se había encontrado con KyuBin éste había llevado ropa con bastante estilo y, por lo que había visto en su Instagram, siempre solía vestir con mucho estilo, se pusiera lo que se pusiera, pero en eso tenía bastante que ver la percha. KyuBin era un tío alto, tenía una espalda ancha y la cintura estrecha, por lo que absolutamente todo lo que se pusiera le quedaba bien, incluso metido dentro de un saco de patatas le daría un estilazo increíble y estaría guapo, pero él era bajito y delgadito y apenas tenía hombros y mucha de la ropa que se ponía le quedaba bastante ancha y descolocada.

 

            —Estás perfecto —le dijo al final, esbozando una pequeña sonrisa—. Eres monísimo, cualquier cosa te queda perfecta.

 

            YongSoo se sintió aliviado en parte porque a KyuBin le parecía correcta la forma que había elegido para vestir aquel día, pero por otra parte casi sintió que se le salía el corazón dentro de su pecho por el cumplido que éste le había hecho porque no se lo había esperado para nada. No supo si el otro lo había dicho solo por quedar bien o porque lo pensaba de verdad, pero YongSoo se sintió feliz y avergonzado a la vez por ello.

 

            —¿Entramos? —le preguntó KyuBin y YongSoo acabó volviendo a la realidad, asintiendo.

 

            YongSoo nunca había ido a aquel museo porque el arte nunca le había interesado especialmente y, sobre todo, porque nunca había entendido mucho el arte contemporáneo. Simplemente, no le entraba en la cabeza cómo una silla normal y corriente de madera sobre una alfombra redonda podía representar la soledad y la angustia, por eso nunca le había prestado realmente atención a aquel lugar. No obstante, junto a KyuBin, que se acercaba a él, inclinándose sobre su oreja para susurrarle y explicarle todas y cada una de las obras que veían, hablándole sobre sus autores, sobre los sentimientos expresados en ellas y la forma en la que eran algo completamente increíble, cambiaron la concepción de YongSoo sobre aquel lugar y sobre las obras que contenía y aquella tarde se lo pasó tan bien que, cuando se despidieron, KyuBin llevándolo en coche hasta la residencia, algunas horas más tarde, el chico sentía que no habían pasado más que unos pocos minutos desde que había mantenido con KyuBin aquella conversación sobre la ropa a la entrada.

 

~

 

            WookJin se encontraba ante él, comiendo tranquilamente mientras de vez en cuando ojeaba su teléfono móvil y sonreía. Últimamente estaba bastante feliz y YongSoo se alegraba mucho por él porque imaginaba que su relación con JiSung estaba cambiando de alguna forma y además lo estaba haciendo para bien. YongSoo también siguió comiendo e intentó pensar en algún tema de conversación para amenizar un poco el momento, porque ambos se veían casi todos los días y no tenían tampoco muchos temas de los que hablar, pero antes de que pudiera decir nada, WookJin rompió el silencio.

 

            —Me acabo de acordar —dijo, dejando de comer y llamando la atención de YongSoo con sus palabras—. ¿Qué tal te fue con KyuBin hyung el otro día en la exposición?

            —Oh.

 

            Aquello había sido hacía tan solo un par de días, pero ambos habían estado un poco ocupados por el inicio del nuevo semestre y hasta ese momento no habían podido quedar para estar un rato juntos. YongSoo no le había querido contar nada por teléfono porque no sabía si realmente iba a expresarse bien escribiendo porque no se le daba bien mantener conversaciones coherentes por chat y al final el tema había acabado siendo olvidado… hasta que WookJin lo había sacado en ese momento. A YongSoo la pregunta lo pilló desprevenido y no supo qué decirle a su amigo en un primer instante, pero después le contestó con la verdad.

 

            —Me lo pasé bastante bien —dijo—. No sabía que el arte contemporáneo fuera en realidad tan interesante, pero KyuBin me contó un montón de cosas y me explicó muchísimos detalles que a mí se me habrían pasado por algo de haber ido solo.

            —KyuBin hyung es experto en arte contemporáneo —comentó WookJin—. Su familia es la propietaria del banco KB y hyung lleva la Galería Tear of God.

            —Wow… —no pudo evitar murmurar YongSoo, asombrado, provocando que a WookJin le diera la risa.

 

            Todavía no estaba acostumbrado a aquellas cosas y le impresionaba muchísimo la gente con mucho dinero y posesiones. Para WookJin aquello se había vuelto algo como del día a día, pero para YongSoo, que nunca había tenido nada, le resultaba increíble que hubiera gente que pudiera tener tantas cosas y tanto dinero. Era como una especie de shock cultural y eso que KyuBin no había hecho mucho alarde de su abultada economía estando con él, pero no dejaban de impresionarle cosas como aquella.

 

            —Al final te acabarás acostumbrando —comentó WookJin—. Cuanto más tiempo pases con KyuBin hyung, más a gusto te encontrarás en este mundillo, aunque no pertenezcas a él enteramente, te podrás mover por él sin problemas.

            —No creo que esté tanto tiempo como para acostumbrarme —respondió. WookJin alzó una ceja, interrogante—. Oh, cierto, creo que no te lo dije, pero cuando acepté meterme en todo este embrollo le dije a KyuBin que simplemente sería hasta que acabaran dándome la beca.

            —¿Y KyuBin hyung aceptó? —le preguntó.

            —Claro —respondió—. En el momento en el que me ingresen la beca le avisaré que ya la tengo y le daré las gracias por todo lo que haya hecho por mí en este tiempo —se quedó callado unos momentos, pensando cómo expresar el resto de lo que quería decir sin que sonase mal—. Imagino que ya no tendríamos más motivos para vernos después de eso, así que, al final esto acabará siendo una anécdota interesante que contar a mis perros —y añadió ante la cara de incredulidad que puso WookJin—: KyuBin me dijo que pensara en esto como un trabajo hasta que me ingresaran la beca, así que, cuando la tenga, me despediría y seguiría con mi vida normal, aunque KyuBin sea un buen tío.

            —Vale, no me meto en los chanchullos que tengáis vosotros dos —dijo el chico—, solo espero que no os hagáis daño tontamente.

            —Tranquilo, esto es algo meramente profesional —respondió YongSoo.

 

            WookJin hizo una especie de mueca, incrédulo, pero YongSoo no le hizo ningún caso y siguió comiéndose tranquilamente el almuerzo porque, aunque entendía que WookJin tuviera alguna preocupación, realmente no tenía que preocuparse por nada. Aquello seria meramente profesional y acabaría cuando finalmente le ingresaran la dichosa beca.

 

~

 

            —¿Habéis visto qué cochazo y qué pedazo de tío más buenorro hay en el aparcamiento? —escuchó YongSoo decir a unas chicas al salir del edificio de la facultad.

            —Si fuera un poco más valiente me acercaba a él y le pedía su número de teléfono —decía otra.

            —Yo no le pedía su número, le pedía que me empotrara como a un mueble del Ikea —replicó una de ellas, levantando un coro de risas entre las demás amigas.

 

            YongSoo pasó por su lado y puso los ojos en blanco. Él estaba bastante acostumbrado a WookJin, a su mente calenturienta, a que absolutamente todo lo malinterpretase y a sus sonrisas pícaras, pero no dejaba de impresionarle que hubiera gente por el mundo más caliente que el palo de un churrero y que se pusieran de aquella forma simplemente porque acababan de ver a un tío bueno en el campus. Si él veía a un tío bueno por la facultad lo único que hacía era quedarse embobado mirándolo, pero el tío bueno pasaba de largo y él volvía a su vida… imaginaba que aquellas chicas iban a pasar una buena noche pensando en que se tiraban a aquel supuesto buenorro, pero él no tenía mucho tiempo para pararse a pensar en ello ni en cotillear porque había quedado con KyuBin aquel día después de la facultad.

 

            YongSoo bajó las escaleras del edificio, entrando en el aparcamiento de la facultad porque yendo por allí acortaba camino hacia la residencia, pero al hacerlo, no pudo evitar encontrarse frente a frente con aquel tío buenorro del que había escuchado hablar segundos antes a aquellas chicas y quedarse completamente plantado sobre el asfalto. KyuBin. Él era el tío buenorro que se encontraba echado sobre su coche, con una camisa negra que llevaba medio desabrochada, enseñando un poco su pecho trabajado, con sus brazos cruzados sobre éste y unos pantalones negros ajustados también. YongSoo no pudo evitar tragar saliva porque realmente KyuBin era bastante atractivo y tenía muy buen cuerpo. Una vez se le pasó un poco el asombro por encontrarlo allí, de aquella forma, YongSoo caminó hacia él por el aparcamiento, intuyendo que lo había ido a buscar en lugar de encontrarse en el lugar acordado. KyuBin notó su presencia cuando estaba a mitad de camino y no le quitó la vista de encima hasta que no llegó a su lado y YongSoo se sintió un poco nervioso bajo aquella intensa mirada.

 

            —Hola —le dijo. KyuBin solo asintió levemente con su cabeza, todavía observándolo fijamente—. Creía que nos íbamos a encontrar en otro sitio.

            —Tenía un poco de tiempo libre y decidí venir a recogerte —respondió KyuBin, esbozando una sonrisa—. Sube, que tenemos muchas cosas que hacer esta tarde.

 

            KyuBin se separó del coche y le abrió la puerta del asiento del copiloto, invitándolo a entrar al coche. YongSoo no pudo evitar mirar a su alrededor, un poco avergonzado porque todo el mundo los estaba mirando, pero al final entró al coche, colocándose la mochila sobre las piernas y abrochándose el cinturón. KyuBin le cerró la puerta con cuidado y después rodeó el coche, montándose en él unos momentos después y arrancando inmediatamente. YongSoo aprovechó cuando ya habían salido del aparcamiento de la facultad y estaban en ruta para preguntarle qué era todo lo que tenían que hacer porque desde que le había comentado que tenían que pasar una tarde juntos cuando pudiera varios días atrás, había sido bastante críptico sobre todo así que, tenía bastante curiosidad.

 

            —¿Dónde vamos a ir? —preguntó. KyuBin giró la cabeza en su dirección durante un segundo para dedicarle una sonrisa enigmática—. O al menos dime qué es lo que vamos a hacer.

            —Mmmm… quizás me lo piense si me lo pides bien —respondió el otro, obviamente haciendo aquello para molestarlo. Estaba claro que había estado hablando con WookJin sobre él porque las anteriores veces que se habían encontrado no se había comportado de aquella forma con él, había sido siempre muy correcto y medía sus palabras.

            —WookJin es muy mala influencia —comentó YongSoo, provocando que KyuBin se riera con ganas.

            —¿Cómo lo has sabido? —le preguntó KyuBin.

            —Le encanta atormentarme cada vez que puede y tú nunca lo habías hecho antes, así que estaba cantado —respondió—. ¿Qué quieres que haga para que me digas a dónde vamos y qué vamos a hacer?

            —Mmmm… había pensado en que como eres adorable… alguna cosa mona para alegrarme el rato —le contestó, dedicándole otra mirada durante un segundo y YongSoo se puso de morros en aquel momento. Iba a matar lenta y dolorosamente a WookJin—. Realmente adorable —comentó KyuBin, haciendo que la atención de YongSoo volviera a él—. Vamos a ir de compras porque este sábado necesito que me acompañes a un evento social un poco aburrido —le dijo—. Imagino que necesitarás material y comprar bastantes libros y manuales todavía, así que te mandaré dinero para eso y para cualquier otra cosa que necesites por venir al evento.

 

            YongSoo no dijo nada en el momento porque no supo qué podía decir realmente, solo asintió a lo que KyuBin le había dicho, provocando que en el rostro del mayor apareciera una sonrisa enorme. El chico había sabido que en algún momento le tocaría ir a algún evento de ricos, WookJin iba constantemente a eventos de aquel tipo con JiSung, pero no sabía si se sentía preparado para estar en un sitio muy ostentoso con mucha gente muy ostentosa. Nunca había hecho nada como aquello y realmente no sabía cómo debía de comportarse ni qué era lo que debía de hacer. YongSoo salió de sus pensamientos cuando notó la mano de KyuBin sobre su muslo, grande, firme, dándole un pequeño apretón sin despegar los ojos de la carretera.

 

            —No te preocupes por nada, estoy seguro de que lo harás bien —le dijo, como si hubiera escuchado sus pensamientos y tratara de animarlo.

 

            YongSoo se sintió un poco mejor tras aquellas palabras y asintió a lo que KyuBin le había dicho. Probablemente estaría muy nervioso, pero haría todo lo posible por ser de lo más correcto con todo el mundo, si tenía que participar en alguna conversación, para no dejar mal a KyuBin. Esa tarde no estuvo mal tampoco, fue distinta a las demás tardes que habían pasado juntos porque fueron a varias tiendas de lujo con precios en las etiquetas que tenían tantos ceros que YongSoo se sintió bastante mareado solo de leerlos y se probó bastantes trajes bajo la atenta mirada de KyuBin, que le daba el visto bueno o no a cómo le quedaba la ropa. YongSoo nunca había sido un apasionado de la moda, solía comprarse algo de vez en cuando y lo usaba hasta que empezaban a salirle agujeros, pero la experiencia fue curiosa y le gustó probarse toda aquella ropa que, en otras circunstancias, ni siquiera podría haberse probado porque no lo habrían dejado entrar ni a la tienda. Al final de la tarde acabó con un par de trajes, varias camisas y corbatas y unos zapatos que incluso lo hacían parecer un poco más alto, además de con la invitación a la fiesta de aquel sábado en uno de los bolsillos de su mochila.

 

~

 

            —¿Estás solo, ratoncito? —preguntó una voz, provocando que YongSoo se girase hacia donde ésta provenía, encontrándose con un hombre de más de cincuenta que se acercaba a él—. Porque podrías hacerme compañía.

            —He venido con alguien —respondió—. Ha ido a buscar unas bebidas.

 

            YongSoo esperó que aquella respuesta no hubiera sido irrespetuosa y volvió a dirigir su mirada hacia donde se encontraba KyuBin. No hacía más que unos minutos que lo había dejado allí, en aquel lugar un poco apartado del paso de la gente, para ir a por unas bebidas para ambos y había sido interceptado en su camino por unos señores que no lo dejaban escapar. KyuBin lo había mirado en varios momentos y sus ojos indicaban lo hastiado que se encontraba por tener que estar hablando con aquellos señores, pero YongSoo entendía que no se pudiera escapar y simplemente se había quedado en el mismo lugar en el que lo había dejado, esperando. No se había imaginado que se le acercaría alguien y esperaba que no se le volviera a acercar nadie más tampoco; no obstante, el hombre que le había hablado, seguía allí.

 

            —Bueno, mientras tu acompañante vuelve, podríamos charlar un poco —le dijo. YongSoo estuvo tentado a declinar la oferta, pero no quiso ser descortés y al final acabó asintiendo—. Además de guapo eres un chico listo —le dijo el hombre—, nadie que se atreviera a rechazarme podría tener un buen final.

 

            El hombre le dijo aquello y le guiñó un ojo, provocando que a YongSoo se le pusiera todo el vello de punta. No le gustaba la compañía de aquel hombre, no le gustaba tampoco lo que acababa de insinuar y se sintió salvado cuando se acercaron un par de hombres más, pensando que se lo llevarían de su lado; no obstante, se quedaron allí todos, haciéndole preguntas sobre él que YongSoo estuvo respondiendo más con monosílabos o frases cortas que otra cosa, sin poder evitar sentirse como una especie de presa. El nerviosismo que había sentido esa semana por tener que asistir a aquel ostentoso evento no había sido nada en comparación a la angustia que se había instalado en su pecho en aquellos momentos, porque no sabía qué hacer o qué decir para alejarse de esos hombres que no le gustaban ni un pelo y que, por las miradas que le dedicaban, no parecían tener muy buenas intenciones con él.

 

            YongSoo sintió cómo una mano grande lo tomaba por la cintura, a la vez que un cuerpo trabajado se apretaba contra su cuerpo desde atrás, aferrándolo firmemente y saltó, asustado por el repentino acercamiento. No obstante, cuando la persona que lo había agarrado con aquella firmeza habló, YongSoo se sintió por fin relajado y seguro.

 

            —Caballeros, siento tener que robaros a YongSoo —dijo KyuBin—, pero ha venido conmigo a la fiesta y necesito que me haga compañía.

            —Claro, claro, adelante —dijo uno de los hombres.

            —Un placer conocerte, ratoncito —le dijo el primero que se le había acercado, provocando un escalofrío de disgusto por todo su cuerpo.

 

            KyuBin tuvo que notar cómo su cuerpo temblaba contra el suyo porque inmediatamente se despidió de aquellos hombres y lo sujetó todavía más firme para alejarse de ellos y caminar entre el gentío rápidamente hasta otra zona de aquella enorme sala de aquel enorme y lujoso hotel en el que se celebraba la fiesta. Una vez allí, un poco alejados del resto del mundo, KyuBin se detuvo y se colocó ante él, mirándolo fijamente con una expresión de culpabilidad pintada en su rostro.

 

            —¿Estás bien? —le preguntó—. ¿No se han propasado de ninguna forma contigo? —YongSoo asintió a la primera pregunta y negó a la segunda.

            —Solo han preguntado demasiado y ha sido un poco incómodo estar con ellos —respondió, sincero.

            —Siento haber tenido que dejarte solo tanto rato —murmuró KyuBin—. Precisamente había planeado no alejarme de ti más que para coger las bebidas porque hay muchos buitres rondando por este tipo de fiestas y en el momento en el que ven a alguien joven y guapo, se lanzan para tratar de conseguir lo que quieran de esa persona —le explicó—. Siento que hayas pasado un mal rato, te prometo que no te voy a volver a dejar solo el resto de la noche.

 

            YongSoo quiso responderle que no tenía que preocuparse, que había pasado un mal rato por aquellos hombres, pero que ya estaba bien porque él estaba allí y lo había rescatado de sus garras… no obstante, antes de que pudiera decirle nada, KyuBin se acercó a él para darle un fuerte abrazo que solo duró unos segundos, susurrándole al oído que lo recompensaría por aquello. El chico se quedó completamente paralizado, sin saber qué hacer cuando se separó de él, casi se había olvidado de cómo respirar porque no se había esperado aquel gesto, aquel contacto y, sobre todo, no se había esperado que la voz grave de KyuBin sonara de aquella forma contra su oído.

 

            KyuBin no pareció percatarse por el estado catatónico en el que lo había dejado y simplemente le dedicó una sonrisa al separarse de él, para después volver a tomarlo con firmeza por la cintura y echar a andar. YongSoo tardó unos momentos en volver en sí y en volver a funcionar correctamente, pero no pudo evitar ser demasiado consciente durante el resto de la noche de la mano de KyuBin en su cintura, aferrándose firmemente a ella, pegándolo a su cuerpo cada vez que debía pararse a hablar con alguien. La noche fue extraña, la cabeza de YongSoo funcionó a toda velocidad tratando de explicar por qué su cuerpo había comenzado a mal funcionar, mientras trataba de ser el mínimo engorro posible para KyuBin en aquel evento hasta que finalmente salieron del lugar y volvieron en el coche del mayor hasta la residencia en un silencio tenso, pero cómodo.

 

~

 

—Que sepas que no se habla de otra cosa en la facultad que no sea de ti y de cómo te subiste en el coche con un maromazo —soltó WookJin cuando se sentó a su lado en la biblioteca, dejando sus cosas sobre la mesa—. KyuBin hyung ha causado sensación y tú eres el centro de todas las conversaciones.

            —Apareció aquí fardando de coche y de ser guapo —comentó YongSoo, sin siquiera levantar la cabeza del libro que estaba leyendo—. Es normal que la gente no pueda dejar de hablar de él.

            —Ahora todo el mundo te conoce como “el chiquillo mono que se subió en el cochazo del tío buenorro” —contó su amigo, provocando que YongSoo tuviera que reírse un poco por la situación. Un poco porque era muy ridícula y un poco por la vergüenza—. Por cierto, ¿cómo te fue en el evento? —le preguntó después—. JiSung nos ahorró a ambos el sufrimiento de bajar y nos pasamos la noche en la habitación del hotel —YongSoo levantó la cabeza del libro y lo miró fijamente—. Ya, ya sé que no te interesa mi vida sexual… pero es que… no sabes la joya que me he encontrado, es increíble en la cama.

            —No, no quiero escuchar nada de tu vida sexual —replicó YongSoo un poco más alto de lo que debería porque seguían en la biblioteca. Alguien le chistó y lo que dijo después, lo dijo en un tono mucho más bajo—. No hace falta que me lo cuentes, de verdad, después de la primera vez que te acostaste con un tío y me contaste con pelos y señales absolutamente todo te dije que no era necesario que lo volvieras a hacer.

            —Encima de que lo hice para que te ahorraras el trauma de tener tu primera vez y no saber absolutamente nada de sexo —murmuró WookJin, como si estuviera ofendido. YongSoo no pudo evitar suspirar y volver al libro—. Venga, va, dejo el tema, pero contéstame a cómo te fue —le dijo—. La primera fiesta de ricos siempre es un poco apabullante.

 

            YongSoo dejó de nuevo el libro. No sabía qué podía contestarle al chico porque realmente no sabía sacar en claro cómo se había sentido al respecto de aquel evento al que había ido con KyuBin. El lugar lo había dejado totalmente mesmerizado porque era increíble, la gente iba muy elegante y la mayoría de las conversaciones versaron sobre todo sobre negocios, temas económicos y cosas por el estilo. YongSoo había contestado las pocas preguntas que le habían hecho con la mayor corrección posible y desde que KyuBin se ha había aferrado fuertemente a su cintura se había sentido completamente seguro, aunque eso hubiera hecho que también se sintiera intranquilo de alguna forma, de la misma forma que lo había hecho el breve abrazo que éste le había dado. No entendía realmente por qué se había sentido de aquella forma —o quizás sí que lo entendía, pero no quería entenderlo—.

 

            —¿Pasó algo malo? —le preguntó entonces WookJin, sacándolo de sus pensamientos. YongSoo se apresuró a negar con su cabeza.

            —No, no, no pasó nada realmente malo —le dijo—. Al principio se acercaron algunos hombres imagino que a intentar ligar conmigo cuando KyuBin me dejó solo unos momentos —contó—, pero al momento volvió a por mí para sacarme de allí y después no me dejó solo en el resto de la noche.

 

            YongSoo no le contó lo que había sentido con su mano aferrada a su cintura toda la noche ni tampoco el alivio que había sentido cuando había ido a rescatarlo de aquellos señores que tan mala espina le daban. No creyó que fuera el mejor momento para hacerlo, porque tenía todavía que darle muchas vueltas a lo que había provocado en su cuerpo todo aquello y no sabía si era lo mejor que WookJin lo supiera, no al menos en aquel momento, más adelante se lo diría porque estaba seguro de que el chico haría hasta lo imposible por ayudarlo, pero no se sentía totalmente preparado para tener una conversación como aquella con él.

 

            —Ugh… seguro que serían los ceos de las empresas de telecomunicación —dijo WookJin con desagrado—. Siempre aprovechan la menor oportunidad para acercarse a toda la gente guapa para intentar que se metan con ellos en la cama, pero son unos asquerosos —YongSoo no pudo evitar esbozar una sonrisa ante la reacción de su amigo.

            —Uno de ellos me llamó ratoncito —le contó—. Los ratones me encantan desde siempre porque son adorables, pero ahora ya no les tengo tanto aprecio.

 

            WookJin se rio con ganas por aquel apunte y la gente en la biblioteca volvió a mandarlos callar, provocando que el chico tuviera que taparse la boca mientras se reía. YongSoo no pudo evitar esbozar una sonrisa amplia también, encantado con que el comentario hubiera hecho reír a WookJin mientras él trataba de desmantelar el tinglado que se había montado en su cuerpo por la cercanía del cuerpo de KyuBin, completamente pegado al suyo, y su mano aferrada a su cintura durante toda la noche.

 

~

 

            KyuBin le había dicho la noche del evento que lo recompensaría por haberle hecho pasar un mal rato y YongSoo pensaba que lo llevaría a cenar o a alguna exposición que le gustase… pero ni en sus ideas más locas había pensado que KyuBin lo fuera a llevar ese fin de semana hasta su casa de la playa para que estuvieran allí juntos y solos, por lo que cuando lo supo, una vez ante la enorme mansión a pie de playa, YongSoo se quedó totalmente en shock, sintiéndose de la misma forma que se había sentido en la fiesta una semana antes, cuando KyuBin rodeó sus hombros con su brazo para acercarlo a él y contarle el plan del fin de semana. YongSoo trató de calmar el incesante latido de su corazón y pensar con claridad, pero no pudo hacer ninguna de las dos cosas.

 

            —Es una buena idea, ¿verdad? —le dijo KyuBin—. Un fin de semana de relax alejado de todas tus obligaciones universitarias y con unas vistas increíbles, aunque el agua del mar esté demasiado fría y no podamos disfrutar de ella, pero no hay de que preocuparse porque en la casa hay una pequeña piscina climatizada —añadió.

 

            YongSoo acabó asintiendo, sin ser capaz de decir absolutamente nada más porque no sabía cómo poner tampoco en palabras todo el revoltijo que estaba sintiendo en aquellos momentos. Esperaba sinceramente que, durante el fin de semana, las cosas fueran de otra forma y aprendiera a calmarse porque no podía estar así junto a KyuBin, menos cuando ambos habían decidido desde el primer instante que aquello iba a ser meramente profesional, simplemente un trabajo en el que YongSoo iba a acompañarlo a donde éste le requiriera hacerlo e iba a cobrar por ello un dinero.

 

            —Ven, voy a llevarte a tu habitación —le dijo, echando a andar, todavía con su brazo echado por sus hombros—. Creo que te va a encantar.

 

            YongSoo se dejó llevar por KyuBin, tratando de enfocarse en la realidad que estaba ante él, aquella enorme y lujosa casa en la playa. Nunca antes había estado en algún lugar como aquel, por razones obvias, y se sintió bastante pequeñito en comparación a la escala de la casa, donde todas las habitaciones eran grandes, tenían los techos altos y había un montón de espacio abierto porque estaba decorada de forma muy minimalista, con los muebles justos y necesarios. Caminaron prácticamente por toda aquella casa de planta baja hasta llegar a las últimas estancias del lado derecho de ésta, donde parecían estar las habitaciones. KyuBin le abrió la puerta de una de ellas y se adentraron en el lugar, encontrándose al hacerlo con una habitación en la que había una cama enorme de aspecto comodísimo.

 

            —Esta es tu habitación —le dijo KyuBin—. La mía es la puerta que está justo al lado de ésta, por si necesitas algo por la noche —YongSoo asintió—, y no tienes que preocuparte por la ropa o por productos de aseo, que sé que te he traído aquí un poco a traición y no has podido preparar bolsa de viaje, en el armario tienes todo lo que necesites y en el baño está todo lo demás —YongSoo volvió a asentir—. Espero que los días aquí sirvan para olvidar el mal rato de la fiesta y para relajarte —comentó KyuBin, esbozando una sonrisa encantadora que le paró el corazón a YongSoo—. Voy a ver si está todo bien en la casa, puedes hacer lo que quieras, como si fuera tu casa.

 

            Y después de decir aquello, KyuBin dejó de rodear sus hombros con su brazo y se alejó de él, saliendo de la habitación y dejándolo allí, ahora con el corazón saltando dentro de su pecho. YongSoo se llevó la mano al pecho e inspiró hondo un par de veces para calmarse de nuevo porque aquella era la primera vez que había visto a KyuBin desde que lo había dejado en la residencia después de la fiesta y todo su cuerpo había reaccionado de forma demasiado exagerada a aquella situación, tanto a su cercanía como a la perspectiva de pasar todo el fin de semana junto a él en aquel lugar. YongSoo se acercó hasta la cama y acabó tirándose sobre ella, de espaldas, sintiendo cómo el colchón se amoldaba perfectamente a su cuerpo y cómo se sentía casi protegido de todo lo malo… incluso todo lo malo que pudiera pasar si no conseguía hacer algo con todo aquello que sentía.

 

~

 

            Pasar el tiempo con KyuBin aquel fin de semana fue a la vez relajante y angustiante, a partes iguales. Relajante porque durante aquellos días no hicieron realmente nada que requiriera mucha atención y angustiante porque cada momento que pasaron juntos, YongSoo se sintió cada vez más perdido en un abismo en el que ni siquiera había pensado en caer desde el inicio porque cuando WookJin le había dado aquella idea de buscarse un sugar daddy, el chico jamás pensó que se vería en una situación así. Desde el primer momento KyuBin le había parecido atractivo, era muy atractivo y tenía muy buen cuerpo, quien no fuera capaz de verlo era porque tenía que revisarse la vista, pero a pesar de que le pareciera atractivo, YongSoo no había sentido absolutamente nada más porque aquello que tenían era meramente profesional, una pequeña ayuda que el mayor le estaba brindando mientras le daban la beca y podía volver a buscarse la vida solito… pero desde la fiesta no había podido dejar de pensar en él, en su contacto y en cómo todo su cuerpo parecía desajustarse por ello, y aquel fin de semana realmente no ayudó a que aquello se calmara, sino que fue a más.

 

            Fue a más porque pudo conocer mucho más a fondo a KyuBin, hablando con él prácticamente a todas horas sobre demasiadas cosas, descubriendo a la persona que había detrás de aquel tío guapo que estaba siendo su sugar daddy y no pudiendo evitar quedarse embelesado por cada cosa que descubría. El mayor era realmente interesante, sabía muchísimas cosas sobre arte, tal y como le había demostrado cuando habían ido a la exposición, pero también sabía muchísimo sobre un montón de temas que YongSoo jamás se hubiera esperado, también, además de culto y listo, era demasiado divertido y gracioso, algo de lo que el chico tampoco había tenido constancia hasta el momento, porque KyuBin había soltado algún chascarrillo en su presencia, pero nunca lo había tomado por alguien tan divertido solo por ello. Además, estando junto a él, se sentía calmado, tranquilo, protegido, a pesar de que en muchas ocasiones su corazón no dejara de saltar dentro de su pecho, una especie de sensación cálida que nunca antes había sentido y que lo hacía sentir bien a su lado.

 

            YongSoo sabía que aquello era demasiado peligroso y que no debía de sentirse de aquella forma porque para KyuBin simplemente era una especie de trabajador o una inversión, no era nada más que alguien a quien podía llamar para que fuera a hacerle compañía yendo a algún lugar al que no quisiera ir solo, además, WookJin le había explicado que éste jamás se iba a involucrar de nuevo con ningún sugar baby porque lo había pasado realmente mal después de que su anterior sugar baby jugara con él y con sus sentimientos, así que, no podía esperar más que un trato estrictamente profesional por su parte, aunque KyuBin fuera agradable con él, dulce, en algunas ocasiones, o le sonriera de forma encantadora. Aquello que estaba comenzando a sentir era mejor que se quedara completamente enterrado dentro de su cuerpo y quizás empujado hacia lo más profundo de éste porque era algo que no debía de suceder, a pesar de que una parte de YongSoo lo único que quisiera fuera dejarse llevar y que sucediera absolutamente todo.

 

            Como en aquellos momentos, repanchigados en el enorme sofá del salón, mientras veían una película en la última noche que iban a pasar en el lugar. YongSoo lo único que podía pensar era en acercarse a KyuBin para besarlo una y otra vez al amparo de la oscuridad del lugar y con la banda sonora de la película como fondo, pero hizo todo el acopio de fuerza de voluntad que pudo para no hacerlo. Al final no vio la película, ni siquiera se enteró de lo que iba, pero tampoco se lanzó sobre KyuBin y aquello le pareció una pequeña victoria; no obstante, casi estuvo a punto de hacerlo cuando se fueron a dormir, mientras se despedían delante de las puertas de las habitaciones.

 

            —Muchas gracias, KyuBin hyung —le dijo al darle las buenas noches—. Ha sido un fin de semana genial.

 

            Y YongSoo solo había esperado que KyuBin le dijera algo sobre que era su deber hacer aquel ese finde genial y que le alegraba que se lo hubiera pasado bien porque era su forma de recompensarlo, pero lo que KyuBin le respondió fue otra cosa completamente diferente que dejó su corazón aleteando rápidamente, como un colibrí, toda la noche.

 

            —Ojalá mañana no llegara nunca para no tener que volver a Seúl —dijo y después de dedicarle una sonrisa encantadora añadió—: me gustaría quedarme aquí contigo el resto de la eternidad.

 

~

 

            —WookJin… —murmuró YongSoo en el mismo instante en el que el chico entró a su habitación en la residencia—. Necesito tu ayuda y consejo.

            —Por eso estoy aquí —comentó el chico, dirigiéndose directamente hasta su cama, donde se tumbó como si fuera suya—. ¿Qué es? ¿Es algo sobre KyuBin hyung? —le preguntó.

 

            YongSoo, que se había comenzado a subir en la cama junto a él, se quedó completamente quieto, mirando a WookJin. No podía creerse que hubiera dado en el clavo con las pocas pistas que le había dado en los mensajes que le había mandado requiriendo su presencia… lo único bueno sobre que el chico ya lo supiera era que no tenía sacar el tema porque éste ya lo había sacado. YongSoo suspiró y después se tumbó a su lado en la cama abrazándose a él y dejando que WookJin lo abrazara. No era lo normal entre ambos, ser cariñosos de aquella forma, pero en esos momentos a YongSoo no le venía mal un abrazo.

 

            —Sí —murmuró—. Es sobre KyuBin hyung.

            —Me lo imaginaba —respondió WookJin—. No había que ser tampoco un genio, has pasado un fin de semana completo con él y después de eso me pides que venga a verte el día que pueda porque necesitas hablar muy urgentemente conmigo.

            —¿Ha sido demasiado descarado? —cuestionó.

            —No mucho —comentó el chico—. Cuéntame.

 

            YongSoo suspiró profundamente y después le comenzó a contar desde el principio, desde el momento en el que había decidido que todo debía de ser profesional entre ambos hasta lo que había comenzado a sentir aquellos días atrás en la casa de la playa, explicándole cómo todo había empezado a raíz de la fiesta y cómo todo se le estaba yendo de las manos cuando lo único que quería era controlarlo para que no fuera a más porque ninguno de los dos quería aquello ni estaba preparado para una relación en esos momentos, KyuBin por lo de su antiguo sugar baby y él porque había decidido primero centrarse en su futuro profesional y no buscaba ni quería ninguna relación. WookJin lo escuchó sin decir nada, atentamente, hasta que acabó de hablar, solo entonces su amigo comenzó.

 

            —Al final las cosas no salen como uno las planea de primera hora —le dijo—. Entiendo tu preocupación y cómo te sientes… al principio yo estuve más o menos de esta forma con JiSung, ya lo sabes —YongSoo asintió, aunque había estado bastante desligado de los asuntos de WookJin con su sugar daddy, había algunas cosas para las que sí que había estado junto a él y recordaba que, en aquel momento, el consejo que le había dado al chico había sido que se alejara de JiSung, obviamente, WookJin no le había hecho caso—. No quería dar ningún paso porque lo que habíamos acordado no incluía sentimientos y tú me dijiste que lo mejor para no sufrir era alejarme de JiSung… pero hay veces que los sentimientos no se pueden contener y al final, a pesar de que en algunos momentos es duro, me alegro de haberle hecho caso a mis sentimientos —WookJin suspiró profundamente y después el agarre que mantenía sobre su cuerpo se hizo mucho más fuerte—. No quiero decirte lo que debes o no debes de hacer porque al final serás tú el que tome la decisión, pero si has empezado a sentir algo por KyuBin hyung, quizás hablarlo con él para saber qué esperar es un buen comienzo —le dijo—. Si KyuBin hyung se muestra receptivo al cambio será una victoria y si no lo hace aquí me tienes por si quieres llorar o insultarlo.

 

            YongSoo se quedó unos momentos en silencio después de que WookJin le dijera aquello, pensando. Pensando en cuáles eran sus posibilidades, analizando todas y cada una de sus opciones, tal y como había hecho hacía algo más de un mes cuando el chico le había propuesto que se buscara un sugar daddy. Había muchas formas de enfocar aquello, pero muy pocas de ellas daban realmente soluciones buenas en las que alguno de los dos no saliera herido. En realidad, no había solución perfecta y lo único que podía hacer era callarse lo que estaba comenzando a sentir y aguantar hasta que le ingresaran la beca o hablar con KyuBin, tal y como le había aconsejado WookJin. Solo debía de elegir una de aquellas dos opciones y esperar que el resultado fuera bueno —o al menos, lo mejor posible—.

 

            —Gracias, WookJin —le dijo al final.

 

~

 

            YongSoo estaba casi más nervioso aquel día que el primer día que se había encontrado con KyuBin en aquella cafetería. No podía dejar de mover las piernas y las manos le sudaban demasiado mientras esperaba sentado en un banco que había cerca de la calle, enfrente de su residencia. Había quedado con el mayor allí porque éste le había pedido que lo acompañase al Museo Leeum. Hacía en torno a tres semanas desde que habían vuelto de la casa de la playa y no se habían visto desde entonces, casi ni habían hablado tampoco porque KyuBin había estado ocupado con algunos asuntos y solo le había mandado unos pocos mensajes. YongSoo también había estado ocupado haciendo algunos trabajos para la facultad, completando sus apuntes para los exámenes parciales y teniendo que estudiar para éstos muchísimo porque aquel semestre era el último y no podía darse el lujo de suspender ni uno solo de los parciales, pero no había podido evitar pensar en KyuBin y echarlo de menos por no poder verlo. Durante todo aquel tiempo había estado pensando en lo que WookJin le había dicho y en lo que iba a hacer sobre lo que estaba comenzando a sentir por KyuBin, pero no sabía qué era lo que podía hacer, todavía no lo sabía. Quizás estaba tan nervioso por eso, porque no había tomado una decisión todavía y, además, estaba demasiado emocionado por verlo. Tan nervioso y perdido en sus pensamientos estaba que ni siquiera se dio cuenta de que KyuBin había llegado junto a él, hasta que no se puso delante de él, tapándole el sol.

 

            —¿En qué piensas?

 

            YongSoo se sobresaltó al escuchar su voz porque no lo había visto llegar ni lo había esperado allí, su corazón salta dentro de su pecho y no puede evitar llevarse la mano hasta allí para tratar de calmarlo. KyuBin le dedicó una sonrisa un poco culpable y su corazón se aceleró un poco más porque estaba allí, delante de él, a tan solo un par de pasos de distancia, muy cerca, y desde que volvieron de la casa de la playa no lo había tenido tan cerca. En aquellos momentos estaba mucho más atractivo de lo que lo había estado nunca antes cuando había quedado con YongSoo, con una camisa que le quedaba demasiado bien y una chaqueta de cuero encima, conjuntando con unos pantalones negros ajustados. Realmente era demasiado atractivo y no sabía cómo podía haber estado junto a él antes de que su corazón comenzara a latir rápidamente por él sin sentir absolutamente nada. ¿Había estado ciego y de repente había recuperado la vista?

 

            —Perdón por asustarte —le dijo KyuBin con aquella sonrisa culpable y tendiéndole la mano—. ¿Nos vamos?

 

            YongSoo miró su mano, grande, de dedos largos y huesudos, masculinas, no como las suyas, pequeñas y redondas, casi como si siguiera siendo un niño todavía y sé pensó unos momentos si tomarla o no. Finalmente la tomó y KyuBin lo agarró fuertemente para ayudarle a levantarse. El contacto no fue muy largo, pero YongSoo lo siguió notando durante el resto de la tarde, mientras iban en el coche, hablando de cómo les había ido los días en los que no se habían visto, lo que habían estado haciendo, llenando todos los silencios con palabras, a pesar de que los silencios también eran cómodos entre ellos, mientras estaban en el Museo Leeum, donde KyuBin le había pedido que lo acompañara y mientras cenaban antes de que tuvieran que separarse porque entre semana las puertas de la residencia se cerraban demasiado temprano.

 

            YongSoo no pudo evitar darle vueltas en su mente durante toda la tarde a aquel contacto y a cómo el contacto entre ellos había comenzado a hacerse natural, dándose cuenta en ese momento que solo después de la fiesta KyuBin había comenzado a tocarlo. Antes había evitado todo el contacto posible con él, incluso durante la exposición en el Museo Nacional de Arte Contemporáneo solo se había inclinado sobre él para susurrarle al oído, pero no lo había tocado, en cambio, desde la fiesta, las manos grandes de KyuBin acababan encontrando, de alguna forma, su cuerpo. Y era extraño y YongSoo no sabía cómo interpretarlo porque aquello tampoco quería decir absolutamente nada, quizás KyuBin simplemente se sintiera más cómodo con él y le gustara tocar, a WookJin también le gustaba mucho tocar cuando tenía confianza con alguien, YongSoo debería estar acostumbrado… pero a pesar de que las manos de WookJin también eran grandes y firmes cuando lo tocaban, no sentía lo mismo ni por asomo.

 

            No obstante, a pesar de que no tenía nada claro que KyuBin realmente pudiera sentir algo por él, YongSoo no dejó de pensar en que quizás había una ínfima oportunidad de que lo hiciera y, viendo que el encuentro de aquel día estaba llegando a su fin mientras iban de vuelta a la residencia, sintió una especie de urgencia por decir algo, por hacer algo. Nunca se le habían dado bien las palabras, menos cuando tenía que expresar sus propios sentimientos… tampoco se le daban bien las acciones; sin embargo, cuando el coche se detuvo y KyuBin se giró hacia él para anunciarle que ya habían llegado, lo único que YongSoo pudo hacer fue soltarse el cinturón e inclinarse hacia él para darle un breve beso en los labios. Un contacto tan leve, tan corto, que casi podría tomarse por una ilusión… pero no había sido una ilusión. YongSoo se separó de él con rapidez y observó cómo el rostro de KyuBin expresaba la más absoluta sorpresa, con sus ojos completamente abiertos y mirándolo como si no pudiera creerse lo que acababa de suceder. YongSoo tampoco se podía creer que hubiera besado a KyuBin… no debía de haberlo hecho.

 

            —Lo siento, lo siento —se disculpó rápidamente, sintiendo cómo la vergüenza y el arrepentimiento se apoderaban de él por completo—. No debería de haberlo hecho… no lo volveré a hacer más.

 

            Y antes de que KyuBin pudiera reaccionar, antes de que KyuBin pudiera decirle nada que quizás hiriera sus sentimientos, YongSoo abrió la puerta del coche y salió corriendo hacia la residencia, flagelándose mentalmente por ser tan idiota y haberla cagado tantísimo.

 

~

 

            —¿Crees que me odia? —no pudo evitar preguntarle a WookJin.

            —No te odia —le dijo su amigo al otro lado del teléfono—. Si te odiara, no te habría dicho de salir a cenar juntos.

            —Pero… ¿y si me ha invitado a cenar para decirme en un restaurante caro que no soy nada para él y que mi sitio simplemente es ser el pobre al que está manteniendo por diversión, porque tiene mucho dinero? —cuestionó. YongSoo escuchó el suspiro profundo de WookJin antes de que le volviera a contestar.

            —Llevas conociendo a KyuBin hyung cerca de tres meses… sabes que no es del tipo de persona que haría eso —respondió—, es un cacho de pan, por favor, si esta noche te saca el tema del beso o rechaza tus sentimientos, te aseguro que será lo más suave contigo y encima te habrá preparado un banquete para que ahogues tus penas en comida.

            —Lo sé… —respondió, en apenas un murmullo—. Sé que es buena persona y que lo que menos querría sería hacerme daño… pero tengo miedo.

            —Es normal tener miedo, YongSoo —dijo WookJin, su voz sonando menos hastiada que al principio y mucho más suave—. Todo el mundo tiene miedo de salir herido cuando le gusta alguien, pero has sido valiente para dar el primer paso… puedes ser valiente para esperar un poco, ver cuál es la reacción de KyuBin hyung —y añadió—: yo estaré aquí para lo que necesites, si quieres chillar de emoción o llorar y maldecirlo, aquí estaré, con los brazos abiertos.

            —Gracias WookJin —respondió, sintiéndose un poco mejor.

 

            Se despidieron y YongSoo guardó su teléfono en el bolsillo de su pantalón, esperando a que KyuBin apareciera en la puerta del restaurante en el que habían quedado, aunque el mayor le había dicho que podía esperarlo dentro, que solo tenía quedar su mano al entrar y lo llevarían a la mesa que había reservado, pero YongSoo prefirió quedarse allí fuera porque, aunque hacía un poco de frío, se sentía mejor, notando el aire en su cara, aclarándole un poco las ideas. Estaba un poco nervioso y había llegado un poco antes de lo que había debido, de ahí que hubiera llamado a WookJin para hacer tiempo y calmar un poco su nerviosismo, pero cuando vio llegar el coche de KyuBin y al mayor bajarse de éste, toda la tranquilidad que WookJin le había proporcionado se fue por el garete en solo unos segundos, sobre todo cuando KyuBin comenzó a avanzar hacia él, después de dejar que el coche lo aparcara el joven que había en la entrada. YongSoo no pudo apartar la mirada de él mientras se acercaba, pero cuando lo tuvo delante, demasiado cerca, acabó mirándose los pies porque no era capaz de sostenerle la mirada.

 

            —¿Has estado mucho tiempo esperándome? —le preguntó. YongSoo negó con la cabeza porque a lo sumo habrían sido diez minutos y había estado hablando con WookJin un buen rato—. Tienes que estar helado, tendrías que haberme esperado dentro.

 

            YongSoo quiso contestarle que estaba bien, pero antes de poder hacerlo, sintió cómo las manos de KyuBin se acercaban a su rostro y le tocaban las mejillas. Sus manos calientes contrastaron terriblemente con la temperatura que tenía su piel expuesta al aire frío de aquella noche y YongSoo no pudo evitar un pequeño escalofrío que le recorrió toda la columna vertebral.

 

            —Estás helado —murmuró—. Vamos dentro.

 

            KyuBin lo tomó de la mano y rápidamente lo llevó hacia el interior de aquel lujoso restaurante en el que no tuvo ni siquiera que dar su nombre para que lo guiaran a la mesa que había reservado. Aquel lugar tenía la calefacción puesta y estaba a una temperatura agradable, así que, en apenas unos minutos, YongSoo ya había dejado de sentir el fresco de la calle y se sentía un poco sofocado, todavía sintiendo las manos de KyuBin contra sus mejillas.

 

            Esa noche, mientras cenaban, KyuBin habló mucho. Habló sobre lo que había estado haciendo, un proyecto para conseguir traer a Seúl algunas obras importantes del impresionismo europeo para poder exponerlas en su galería de arte, invitándolo a ir con él en cuanto todo estuviera listo. Apenas hubo silencios entre ambos aquella vez tampoco, a pesar de que YongSoo no podía evitar contestar más que con monosílabos o frases cortas porque realmente no sabía qué podía decir, pero en los pocos que hubo, la tensión podía cortarse con un cuchillo. Era extraño y YongSoo se sentía ansioso porque sabía perfectamente que KyuBin quería sacar el tema, pero no sabía cómo hacerlo y él era demasiado cobarde para poder sacarlo —bastante que había sido el causante de aquella situación en la que se encontraban—. No obstante, cuando les retiraron los platos de la comida y estaban esperando a que les llevaran el postre, KyuBin inspiró profundamente, llamando la atención de YongSoo de aquella forma, como si se hubiera decidido a hablar por fin, provocando que el corazón del chico comenzara a latir rápidamente, con nerviosismo y miedo por lo que éste le pudiera decir; pero en el momento en el que abrió la boca, la cerró inmediatamente, mirando más allá de YongSoo, su expresión cambiando completamente a una completamente herida. Quiso preguntarle si estaba bien, pero antes de que pudiera hacerlo, alguien se acercó a su mesa, de forma sensual, casi contoneándose, mirando a YongSoo de arriba abajo para después dirigirse hacia KyuBin, con una sonrisa socarrona.

 

            —¿Ahora te van los niños monos y sin clase? —le preguntó—. Creía que tenías el listón un poco más alto… o quizás es que yo lo he dejado demasiado alto y no has encontrado a nadie mejor que malcriar —dijo.

 

YongSoo se dio cuenta de que la expresión herida de KyuBin pasó a ser una de enfado en tan solo unos momentos y entendió, por lo que el recién llegado había dicho, que debía de ser su último sugar baby, aquel que había jugado con sus sentimientos y su dinero y después lo había dejado. El chico era alto, guapo, muy guapo, más guapo de lo que YongSoo jamás habría aspirado a ser jamás, de rasgos delicados y finos, de ojos grandes y expresivos y labios rojos. Realmente era una belleza y entendía a la perfección que KyuBin se hubiera podido enamorar de él hasta las trancas porque era demasiado precioso como para que alguien no su pudiera enamorar de él. No obstante, el tono de voz que había usado, el desprecio con el que había hablado de YongSoo y la forma en la que había comenzado aquella conversación, le indicaron que debajo de toda aquella hermosa carcasa, había alguien pérfido.

 

            —¿Qué quieres, TaeYeob? —le preguntó, casi siseó, KyuBin.

            —Saludar, simplemente —le respondió, como si quisiera parecer alguien bueno—, y ver quién era el nuevo —sonrió, levantando solo la comisura de un lado de su boca—, pero ahora que lo he visto y sé que es tan poquita cosa, no tengo nada más que hacer aquí, disfrutad de vuestra velada.

 

            Y TaeYeob se fue tan pronto como había venido, pero el aire quedó enrarecido entre ellos después de que se fuera, por sus palabras y por el olor de su perfume. KyuBin no volvió a hablar aquella noche y lo que fuera que había estado a punto de decirle a YongSoo antes de que su antiguo sugar baby apareciera, debió de quedar completamente olvidado en su mente. YongSoo entendió en aquel momento, que todavía no había podido olvidar al otro y que no estaba para nada preparado para empezar nada con él, que sus sentimientos todavía estaban puestos en TaeYeob y que YongSoo no tenía ninguna oportunidad de reemplazarlo. Fue un trago duro, pero el chico se alegró de haber recibido aquel mazazo antes de que sus sentimientos por KyuBin se hubieran descontrolado aún más.

 

~

 

            A mediados de noviembre, casi mil años después de haber arreglado de nuevo los papeles de la beca y de que se la acabaran concediendo, YongSoo se encontró que al fin se la habían ingresado y se sintió completamente feliz por ello. La administración había tardado más de lo necesario en completar el ingreso, pero por fin lo tenía y por fin podía volver a ser económicamente independiente. Su felicidad duró solo unos momentos, porque al instante se le vino a la mente KyuBin, quien lo había estado ayudando con el dinero en los últimos meses de su vida, con quien había estado pasando momentos agradables y por quien había comenzado a sentirse atraído. En un principio, YongSoo había aceptado aquello porque simplemente iba a ser una especie de trabajo, todo profesional y medido, sin margen de error que acabaría en el mismo instante en el que el chico tuviera el dinero de la beca ingresado, pero después todo había cambiado para él y no había podido evitar que algo empezara a surgir por KyuBin en su interior.

 

            Habían pasado solo unos días de aquella cena en la que se habían encontrado con el anterior sugar baby de KyuBin y éste no le había mandado ni un solo mensaje, por lo que YongSoo solo había podido darle vueltas a que éste realmente no sentía nada por él y que lo único que había querido decirle en la cena había sido que era mejor que no volviera a besarlo o que igual debería dejar de ser su sugar baby porque había traspasado toda la confianza al hacer aquello. WookJin le había dicho que, seguro que no era aquello y que, seguro que KyuBin debía de tener una explicación por la que no había contactado con él, pero YongSoo ya no sabía qué creer ni qué hacer y el ingreso de la beca le había dado la respuesta que necesitaba.

 

            Debía dejar de pensar en KyuBin, debía de volver a centrarse en sus estudios y debía olvidarse de todo lo que había sucedido entre ellos. Quizás le sería difícil al principio volver a centrarse en lo que tenía que hacer, quizás lo pasara un poco mal porque los sentimientos que había comenzado a tener por él no se iban a ir como por arte de magia, pero YongSoo no quería sufrir, no quería escuchar de la boca de KyuBin nada que lo hiciera totalmente desgraciado… por lo que decidió que lo mejor para ambos era volver al plan original, hacer como si aquel beso no hubiera sucedido y como si aquellos sentimientos no hubieran estado allí en un primer lugar.

 

            Suspiró profundamente y después buscó el número de KyuBin en su móvil, llamándolo. Su corazón latía desbocado dentro de su pecho y estaba muy nervioso, pero tenía que hacer aquello antes de que todo fuera a más, debía dejarlo todo estar antes de que le comenzara a doler mucho más la indiferencia de KyuBin aquellos días en los que no había hablado con él, ni siquiera contestando el breve mensaje que YongSoo le había puesto a la mañana siguiente de la cena para darle las gracias por la comida y el dinero que le había enviado. No estuvo mucho tiempo esperando a que éste cogiera el teléfono, KyuBin descolgó un par de tonos después.

 

            —YongSoo —dijo—. No tengo mucho tiempo para hablar, ¿sucede algo?

            —No, no sucede nada —respondió él, inspirando profundamente otra vez antes de seguir—. No te voy a robar mucho tiempo, solo llamaba para avisarte de que ya me han ingresado la beca y creo que, por lo tanto, nuestro acuerdo se ha acabado —dijo. Escuchó a KyuBin murmurar su nombre, pero antes de que pudiera decir algo, continuó—. Muchas gracias por todo lo que has hecho por mí en estos meses, de verdad te lo agradezco porque sin ti no habría podido seguir con los estudios este semestre. Has sido más bueno conmigo de lo que merecía —y volvió a añadir antes de colgar—: muchas gracias, KyuBin hyung.

 

            YongSoo escuchó su nombre de los labios de KyuBin antes de colgar, pero el chico no se quedó al teléfono para escuchar qué era lo que quería decirle, no se sentía con las fuerzas suficientes para hacerlo. Simplemente colgó y se alejó del móvil el resto de la tarde, no cogiendo ninguna de las llamadas de KyuBin y simplemente tumbándose sobre su cama para tratar de asimilar que debía olvidar los sentimientos que tenía por KyuBin en aquellos momentos porque aquello debía de acabar de la misma forma en la que había acabado aquella relación profesional en el mismo instante en el que le habían ingresado la beca.

 

~

 

            —Eres tonto rematado, Lee YongSoo —le dijo WookJin nada más entrar a su habitación, donde YongSoo estaba estudiando con quizás muchos folios extendidos ante él en la mesa de su escritorio—. Es que te juro que tengo ganas de darte una paliza para que entres en razón porque te la mereces.

            —Quizás si me pegas una paliza me empiecen a doler todos los huesos y se me quite el dolor del pecho —murmuró YongSoo en respuesta.

            —Joder, es que eres idiota —replicó WookJin, sentándose sobre su cama.

 

            YongSoo nunca se había considerado especialmente tonto, más bien al contrario, se le daba bastante bien estudiar y siempre era de los mejores de la clase, siempre lo había sido… pero quizás, en temas de corazón, fuera muy tonto. Nunca antes se había sentido de la forma en la que se había sentido estando con KyuBin, le habían gustado algunos chicos, se había acostado con algún otro, incluso había tenido un novio en el primer año de facultad con el que creía que había conectado bastante bien, pero al final del todo, YongSoo nunca había sentido como si el corazón se le fuera a salir del pecho simplemente pensando en él o estando a su lado. JunHyung tampoco pareció sentir ese tipo de cosas por YongSoo y se alegró por él cuando un par de años atrás se encontró con éste y su nuevo novio, SungHo creía recordar que se llamaba, porque con él sí que parecía sentir algo más que lo que había sentido por YongSoo. No le había sido difícil dejar de pensar en JunHyung, pero en aquellos momentos, tratar de no dejar de pensar en KyuBin era como una odisea.

 

—Acordamos que cuando me ingresaran la beca esto se acabaría —le dijo, tratando de sonar lo más razonable del mundo, pero sabía a la perfección que no estaba siendo racional y que había demasiados sentimientos de por medio.

—Pero esto dejó de ser profesional en el momento en el que te enamoraste de KyuBin hyung —replicó WookJin y algo se le clavó a YongSoo en el corazón.

 

No se había enamorado de KyuBin, no lo había hecho. Solo le gustaba, le gustaba mucho porque era guapo, porque se había portado bien con él y porque le atraía físicamente, pero no se había enamorado de él. No.

 

—KyuBin hyung lleva llamándote toda la semana y no le coges el teléfono —le dijo—. No miras los mensajes, ni siquiera los míos.

—Estoy estudiando para los exámenes porque están a la vuelta de la esquina —respondió.

—No estás estudiando, YongSoo, estás huyendo —replicó WookJin—. Estás huyendo porque te da miedo lo que te pueda decir KyuBin hyung, pero sabes qué, no deberías de tener miedo porque me apuesto el cuello a que KyuBin hyung también está completamente enamorado de ti.

—Puedes apostarte el cuello y todo lo que quieras, WookJin —murmuró él—. Eso no significa que sea verdad.

 

YongSoo se volvió hacia sus apuntes para tratar de seguir estudiando, aunque WookJin siguiera allí con él en la habitación. Quizás sí lo ignoraba durante el suficiente tiempo, el chico se cansaría y se iría, hasta el momento, se enfocaría en los apuntes para tratar de que las lágrimas no cayeran en cascadas desde sus ojos porque lo que WookJin decía no podía ser verdad. Él no había visto cómo se había comportado después de ver a TaeYeob, él no había estado días esperando a que volviera a contactar con él, él no había sentido lo que YongSoo había sentido y no sabía lo mucho que le dolía que le diera aquella mínima esperanza que me acababa de dar porque aquello no era real. Su trato terminaba en el momento en el que a YongSoo le ingresasen la beca y él lo único que había hecho había sido cumplir con aquel trato.

 

—Ayer estuve con KyuBin hyung —murmuró WookJin, llamando su atención—. Tú pareces un muerto viviente ahora mismo, pero KyuBin hyung está muchísimo peor, así que, deja de ser un maldito cobarde y habla con él, aunque al final no tengáis los mismos sentimientos el uno por el otro, simplemente habla con él para que podáis pasar página, es lo mínimo.

 

            Y después de decir aquello, WookJin se levantó de su cama y salió de su cuarto como una exhalación. En cuanto la puerta se cerró a las espaldas del chico, YongSoo se echó a llorar inmediatamente. Le dolía demasiado y lo que le acababa de decir su amigo lo único que había hecho era que doliera muchísimo más. Porque se suponía que KyuBin no sentía absolutamente nada por él, se suponía que lo único que debían de haber tenido debía de ser profesional y él era el único que había comenzado a tener sentimientos por el mayor. Él había cumplido su trato, él había hecho el trabajo necesario y KyuBin por fin era libre de él para poder hacer lo que quisiera. Se habían hecho cercanos, habían pasado bastante tiempo junto entre unas cosas y otras y YongSoo había debido de confundir su amabilidad con algo más, solo eso… porque no podía ser verdad que KyuBin lo quisiera de alguna forma.

 

~

 

            Por más que YongSoo trataba de concentrarse en los apuntes porque los exámenes finales estaban a menos de un mes de distancia, el chico no podía hacerlo porque seguía sin poder dejar de pensar en KyuBin y en las palabras de WookJin a todas horas. Había momentos en los que conseguía enviar todo aquello al fondo de su mente y disfrutar de un momento de concentración que duraba demasiado poco y después del cual, olvidaba qué era lo que se había estudiado. De aquella forma, no iba a poder aprobar los exámenes y si suspendía alguna y tenía que recuperarla, se le pasaría el plazo para presentar su solicitud al máster que siempre había querido hacer y aquello no podía pasar. No quería volver a pasar por lo que había pasado al final del verano, cuando la beca le había sido denegada por esa última asignatura que le habían subido más tarde al expediente. No quería volver a sentirse ansioso y no quería volver a hacerle caso a WookJin para buscarse un sugar daddy que quisiera ayudarlo mientras él buscaba algo más que poder hacer para aumentar su curriculum académico antes de volver a tratar acceder al máster en la siguiente convocatoria. Si no hubiera estado en aquella situación en verano, nunca habría buscado a KyuBin porque nunca habría necesitado su ayuda, nunca habría comenzado a tener sentimientos por él y todo habría estado como al principio, como cuando ni siquiera sabía que existía… pero todo había pasado y todo había acabado de aquella forma y YongSoo tenía los ojos hinchados de tanto llorar.

 

            Le dolía no poder hablar de nuevo con KyuBin, le costaba horrores alejarse del teléfono cuando lo tenía en la mano y le llegaba una llamada entrante del mayor. Quería hablar con él, quería verlo de nuevo, quería besarlo y quería que lo correspondiera. Quería hacer demasiadas cosas con él que no había podido y no quería que hubiera dinero de por medio porque no quería ser su sugar baby ni quería que él fuera su sugar daddy. Si se hubieran conocido de otra forma, quizás YongSoo se habría dejado llevar mucho antes, quizás no le hubiera dolido tanto el darse cuenta de que el mayor no lo quería de la misma forma que lo quería él, quizás en aquellos momentos no estuviera empapando de nuevo en lágrimas sus apuntes.

 

            Su teléfono se encendió frente a él y YongSoo lo miró por hábito, dándose cuenta de que la llamada entrante era de KyuBin, que no había dejado de llamarlo ni un solo día desde que YongSoo le había dicho que quería acabar con todo aquello. Esas llamadas le daban una especie de esperanza que no debería de sentir, una esperanza con la que se comía horas y horas la cabeza porque y si… ¿y si por alguna razón casi mágica KyuBin sí que sintiera algo por él y por eso no dejaba de llamarlo? WookJin le había dado esperanzas yendo a su habitación el otro día y KyuBin se las daba también con sus llamadas y él tenía la cabeza hecha un lío y no podía estudiar poque no dejaba de pensar en toda aquella situación y no sabía qué era lo que podía hacer para poder volver a estar bien, como estaba antes de conocer a KyuBin.

 

            Su cuerpo lo traicionó al final, su dedo se movió sobre la pantalla y descolgó la llamada de KyuBin, que pareció sumamente sorprendido y confuso porque hubiera aceptado la llamada cuando habló.

 

            —¿YongSoo? —le dijo y el chico sintió cómo las lágrimas volvían a caer por sus mejillas al escuchar su voz de nuevo—. Por favor no cuelgues, no cuelgues, necesito que nos veamos, necesito que hablemos, cuando quieras, donde quieras, solo dímelo y allí estaré.

 

            La voz de KyuBin sonó casi desesperada al decirle aquellas palabras y YongSoo sintió cómo se le formaba un nudo en la garganta que no lo dejaba hablar. No sabía qué podía decirle tampoco así que, acabó boqueando varias veces, como si de un pez fuera del agua se tratase y tardó demasiado tiempo en contestar. No obstante, KyuBin no se retiró del teléfono en todo aquel tiempo y no lo presionó para que le dijera algo, simplemente esperó pacientemente. El chico lo pensó mientras trataba de volver a recuperar el habla, lo pensó demasiado y al final decidió que debía de hacer lo correcto, ya fuera para zanjar aquello o para que algo más ocurriera, tenía que hablar con KyuBin, porque sino iba a echar por tierra todo el futuro que había tratado de conseguirse por no poder ser capaz de dejar de pensar en él.

 

            —Está bien. Mañana. En tu casa de la playa —murmuró al final—. Puedo ir en autobús, no necesitas recogerme, KyuBin hyung.

            —Perfecto.

 

            KyuBin dijo aquella sola palabra y YongSoo colgó antes de que pudiera decir nada más con el corazón latiéndole salvajemente dentro de su pecho, sin poder creerse todavía que aquello hubiera sucedido y que al día siguiente fuera a ver a KyuBin.

 

~

 

            Al final YongSoo no tuvo que coger el autobús y sintió que había sido idea de KyuBin que, casualmente, aparecieran para recogerlo JiSung y WookJin. No se tragó ni por un asomo que ambos fueran a pasar un fin de semana romántico en la playa justo antes de que los exámenes comenzaran, ni que la casa que JiSung tenía en la playa estuviera cerca de la de KyuBin y por eso les pillaba de camino y no les importaba alargarlo. No obstante, agradeció el apoyo moral que WookJin le brindó durante todo el camino a pesar de que éste también aprovechó para meterse con él y decirle demasiadas veces que era un idiota. No obstante, su presencia lo reconfortó y cuando se bajó del coche frente a la casa de KyuBin quizás se sentía más preparado para mantener una conversación con el mayor de lo que lo había estado en las últimas horas. Seguía teniendo miedo, seguía estando nervioso y realmente no sabía qué era lo que podía encontrarse ni lo que KyuBin le podía decir, pero al menos estaba preparado para decirle que no se había portado bien con él porque primero debían de haber hablado y no solo lo debía de haber llamado por teléfono para cortar toda relación con él.

 

            YongSoo inspiró profundamente y caminó hacia la entrada, llamando al timbre de la puerta y esperando a que ésta se abriera, esperando que KyuBin ya hubiera llegado a la casa porque era media mañana. No tardó en escuchar pasos acelerados al otro lado de la puerta y apenas unos momentos después, esta se abría para que apareciera ante él KyuBin, algo más delgado que la última vez que lo había visto y con unas ojeras enormes. WookJin le había dicho varios días atrás que el mayor parecía un muerto viviente como él y YongSoo no sabía si creerlo o no, pero ahora que lo veía ante sus ojos, odiaba haber dudado de WookJin porque todo lo que le había dicho y había hecho por él había sido con la mejor intención del mundo y con el único propósito de no verlo sufrir más.

 

            —YongSoo —murmuró KyuBin.

 

            El chico sintió un pequeño escalofrío al escuchar su nombre de los labios de KyuBin de aquella forma, casi tan desesperada, pero antes de que pudiera hacer o decir nada, éste se acercó a él rápidamente para pasarle una mano por los hombros y otra por su cintura y abrazarlo fuertemente, apretándolo contra su cuerpo con firmeza, no dejándolo escapar ni aunque YongSoo hubiera querido deshacerse de aquel abrazo. YongSoo no quería, de hecho, no sabía que hubiera necesitado tanto ese abrazo, ni que necesitara tantísimo aferrarse al cuerpo de KyuBin, simplemente se abrazó fuertemente a su espalda, correspondiendo el gesto y sintiendo cómo su corazón saltaba dentro de su pecho ahora que estaba allí, en los brazos de KyuBin. No supo cuánto tiempo pasaron de aquella forma, YongSoo tampoco quiso contar los minutos, pero fue bastante rato y cuando Kyubin finalmente comenzó a separarse de él, YongSoo lo único que pudo hacer fue aferrarse más fuerte a su cuerpo porque si se separaban y lo tenía que mirar a la cara para hablarle, estaba seguro de que jamás podría decirle lo que había planeado decirle en el coche de JiSung, de camino a su casa. Por eso, no se separó de él, sino que le habló, así como estaba, aferrado fuertemente a él, con su rostro en su pecho, escondiéndose porque no era lo suficientemente valiente como para dar la cara.

 

            —Lo siento, KyuBin hyung —murmuró—. Lo siento por haberte besado y lo siento por haber sido un capullo contigo cuando no lo merecías, al principio estaba aquí porque te necesitaba y si no te hubiera necesitado no habría ido en tu busca —y siguió—: no tenía que haber decidido yo solo que esto debía acabar porque la necesidad ya había acabado, pero en estos meses que hemos pasado juntos no he podido evitar que me empezaras a gustar y tenía miedo de que si seguía así acabara sufriendo muchísimo porque tú no sentías lo mismo por mí y siento que…

 

            YongSoo tenía todavía muchísimas cosas por las que pedir perdón, pero no pudo seguir hablando porque KyuBin lo separó de su cuerpo y se agachó levemente para que sus rostros quedaran a la misma altura y YongSoo no pudiera volver a esconderse. No obstante, aunque no podía esconderse, desvió su mirada porque no pudo aguantar la intensidad con la que KyuBin lo estaba mirando en aquellos momentos.

 

            —Cuéntame qué te ha hecho pensar que no sentía nada por ti —le pidió. YongSoo tragó saliva porque se le acababa de quedar la boca seca y no sabía realmente cómo le podía contestar a aquello—. Quiero saberlo, por favor, porque no puedo entender que mis sentimientos no hayan llegado hasta ti —el corazón de YongSoo se paró dentro de su pecho durante unos segundos antes de comenzar a latir como loco. No podía haberlo escuchado bien—. Por favor, YongSoo.

            —Cuando… cuando te besé… hyung… te quedaste muy sorprendido… —le respondió.

            —Porque estaba muy sorprendido —contestó KyuBin—. No me esperaba que me besaras en ese momento y me quedé de piedra, pero una vez volví en mí y me di cuenta de lo que había pasado, no pude evitar estar sonriendo como un tonto el resto de la noche —el corazón de YongSoo dio un vuelco en ese instante, pero no se permitió ilusionarse, no todavía.

            —Cuando… cenamos y apareció… tu… ¿ex? —preguntó al final, porque no sabía cómo debía de llamar al otro—. Creí que todavía sentías algo por él y que me ibas a decir en la cena que el beso había sido algo que preferías olvidar o que no querías que volviera a suceder porque solo teníamos una relación profesional.

            —YongSoo… —su voz sonó suave y dulce cuando dijo su nombre y llevó sus manos a su rostro para que lo mirara. Se resistió a hacerlo, porque la mirada de KyuBin era demasiado intensa, pero al final no tuvo más remedio que mirarlo, encontrándose al hacerlo con una mirada de cariño infinita y una pequeña sonrisa en su rostro que hizo que su corazón volviera a pararse un momento—. Es verdad que la presencia de TaeYeob me perturbó aquella noche porque fueron muchos años juntos y todavía no lo había superado, pero al escucharlo decir cosas sobre ti, solo empecé a sentir rabia y quizás un poco de pena por él, por la vida que está viviendo, engañando a todo el mundo por un poco de dinero, metiéndose en sus camas y usándolos… pero esa noche quería haber hablado contigo sobre nosotros, sobre el beso, sobre que creía que estaba comenzando a tener sentimientos por ti y sobre cómo íbamos a seguir adelante, porque sabía perfectamente que no te gustaba la idea de compartir sentimientos y dinero.

 

            YongSoo sintió cómo las lágrimas comenzaban a recorrer sus mejillas en ese momento y volvió a buscar la seguridad y calidez del abrazo de KyuBin. Éste no se negó y simplemente lo volvió a apretar fuertemente contra su cuerpo, esperando a que se calmara. YongSoo no pudo parar de llorar en un buen rato porque tenían que haber hablado desde el inicio, tenían haberlo hecho porque de aquella forma se habrían ahorrado aquel sufrimiento estúpido de las últimas semanas, pero YongSoo había tenido tanto miedo a ser herido, a pasarlo mal, a que KyuBin lo rechazara aunque él había comenzado a sentirlo todo por él, que no había sido capaz y solo había podido esconderse, esconderse de todo por miedo y por estúpido, por no creer que KyuBin pudiera sentir nada por él.

 

            —Lo siento —murmuró una vez se serenó un poco.

            —No tienes que disculparte por nada porque no es tu culpa —le dijo KyuBin—. Tenía que haberte dicho en la fiesta lo que había empezado a sentir por ti… o cuando estuvimos juntos aquí, en casa, pero no me atreví a hacerlo.

 

            YongSoo no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa porque los dos habían sido unos idiotas que tenían que haber hablado las cosas antes de que hubieran llegado hasta allí, hasta aquel momento, pero en esos instantes, el chico se sentía bien, en los brazos de KyuBin, después de saber qué era lo que éste sentía por él. Tenían que hablar mucho, mucho más, tenían que expresarse mejor, tenían que resolver sus dudas y tenían que encontrar un punto en el que ambos se sintieran completamente cómodos estando con el otro. Lo harían. YongSoo sabía que lo harían y que finalmente podrían estar bien, durara lo que durase lo suyo, sentía que estarían bien estando juntos.

 

 

 

 

 

Notas finales:

—WookJin ha estado llamando a KyuBin todo el fic “KyuBin hyung” como una forma más cariñosa y cercana de referirse a él, mientras que YongSoo al principio lo llamaba solo “KyuBin” para más tarde llamarlo también “hyung”. Hice esta distinción para que se viera el cambio de la forma en la que YongSoo lo ve.

—TaeYeob en esta historia no es buena persona, pero necesitaba que alguien no fuera buena persona y al final acabó siendo él el elegido porque el papel le venía que ni pintado.

—Si hubiera hecho esta historia como un serial, en lugar de como un one shot, no sé cuánto más se me habría alargado… probablemente habría sido uno de estos slow burn 500k viendo que he hecho 17k y ni siquiera me he entretenido tanto en contar cosas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario