Título: I wouldn’t look for you
Autora: Riz Aino
Pareja: KyuMill (KB + Mill)
(OnlyOneOf)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, sugar daddy,
college, romance, drama, humor
Número de palabras: 17.053 palabras
Resumen: cuando YongSoo pierde
su beca, se le viene el mundo encima… menos mal que su mejor amigo, WookJin,
siempre tiene las mejores (o quizás peores) soluciones para todo.
Notas: un día, la idea de
hacer un sugar daddy!au con los OOO se implantó en mi cabeza y yo dije
“sí a todo”.
Comentario de autora: llevaba muchísimos
años sin escribir nada sobre algo parecido y le tenía muchísimas ganas, así
que, aunque al empezar a plotearlo no tenía nada claro sobre lo que quería,
apenas tardé en montar la trama. Espero que os guste.
—WookJin…
¿y ahora qué hago? —preguntó YongSoo, totalmente desesperado, agarrándose
fuertemente al brazo de su mejor amigo, casi a punto de llorar—. ¿Qué voy a
hacer? ¿¡Qué voy a hacer!?
YongSoo
estaba desesperado, asustado, desconsolado… y quizás todos los adjetivos
negativos que se le ocurrieran terminados en -ado. Aquella misma mañana
se había enterado de que le habían retirado su beca porque había suspendido una
asignatura, había tenido que hacer el examen de recuperación y, aunque la
hubiera aprobado después, le habían contabilizado como si la tuviera suspensa
porque los plazos de solicitud de su beca habían finalizado antes de que la
nota de aquel examen estuviera puesta en su expediente y, por lo tanto, no
podía optar a ella. Aunque había acabado aprobando el examen y la nota
finalmente había sido actualizada, le habían denegado la beca.
YongSoo
se quería tirar de los pelos a pesar de que con el pelo corto apenas podía
meter los dedos en su pelo, porque por aquella tontería de papeleo
administrativo, no había conseguido la beca y no iba a poder estudiar aquel
semestre… y ese era su último semestre en la universidad y además no iba a
poder optar a una plaza en un máster súper selecto e importante para el que
necesitaba haber acabado la carrera ese año porque para el siguiente, la
selección iba a ser todavía más compleja e iban a pedir unos requisitos qué él
no podría cumplir. YongSoo necesitaba acabar sus estudios ese año y no podría
hacerlo sin la beca porque sus padres nunca se habían podido permitir pagarle
la universidad, por eso había aplicado a aquella beca desde el primer año y con
ello pagaba todos sus gastos, la matrícula, la residencia y libros y materiales
extra y no podía permitirse ponerse a trabajar, ya que no conseguiría las notas
que debía para poder optar al máster. Toda su vida pendía de un hilo y lo único
que la solucionaba era esa maldita beca que le habían denegado.
—Reclama
—le dijo WookJin, liberando su brazo de sus manos—. Seguro que tienen un plazo
de reclamaciones.
YongSoo
le aplaudió por la idea. Irónicamente, claro.
—Vaya
gran idea, ¿cómo no se me había ocurrido antes? —le preguntó de forma
sarcástica.
WookJin
simplemente se encogió de hombros.
YongSoo
ya había tenido en cuenta aquello y había marcado los días que tenía para
reclamar en su calendario, para que no se le olvidase, aunque era poco probable
que lo hiciera. No obstante, la reclamación no lo ayudaba en nada. Tenía unos
100.000 wons en el banco y con eso debía vivir y pagar todos los gastos de
inicio de curso, incluyendo la matrícula y la habitación de la residencia, por
no hablar de todo lo demás. Con todo lo que tardaba el papeleo, la resolución
de la reclamación no la tendría hasta dos o tres meses después y para ese
momento, ya sería demasiado tarde. Sería demasiado tarde porque el plazo para
hacer la matrícula de aquel semestre terminaba esa semana y si no podía pagar
la matrícula, todo se acabaría yendo al traste.
YongSoo
se llevó las manos a la cara y quiso arañársela entera de la frustración, pero
no tenía las uñas lo suficientemente largas porque llevaba desde aquella mañana
comiéndoselas de puro estrés.
—Siempre
podrías buscar un sugar daddy —le dijo WookJin—. Dinero rápido y fácil.
Eres adorable, seguro que hay alguno al que le gusten los chiquillos como tú
—añadió, guiñándole un ojo.
—WookJin…
no te ofendas… —comenzó él—, pero no voy a vender mi cuerpo por dinero como
haces tú.
—¿Perdona?
—su amigo se indignó por su comentario, su tono subiendo y sus ojos abriéndose
al máximo—. Lo siento, pero no consiento que me trates como a un prostituto.
—WookJin…
te acuestas con él y te da dinero —respondió él.
—Si
lo dices así parece que me estoy prostituyendo —le replicó—, pero no es así. Me
acuesto con JiSung porque quiero, es un tío guapísimo y además es encantador
—WookJin suspiró profundamente—. Al principio no me acostaba con él, ya lo
sabes, y además tuve un montón de conflictos sobre eso… no quería hacerlo
porque literalmente sería como si me estuviera acostando con él y me pagase por
ello, pero no es así —le explicó—. Lo hago porque quiero y porque lo quiero y
JiSung solo me da dinero o me compra cosas cuando no nos hemos acostado, para
que ninguno lo pueda malinterpretar de otra forma.
—¿Cuándo
le vas a decir entonces que lo quieres para que deje de ser tu sugar daddy
y sea tu novio? —le cuestionó, provocando que el pánico se apoderase de los
ojos de WookJin—. Vale. Nada. No he dicho nada —reculó YongSoo al ver su
reacción—. En su momento te dije que hicieras lo que quisieras y que a no ser
que ocurriera algo malo y estuvieras en algún problema, no quería saber los
detalles de lo que te traías entre mano. Ya está, si estás bien así, yo no lo
voy a meter en nada más.
—Gracias —contestó WookJin, pareciendo de verdad
agradecido por aquello.
YongSoo se había distanciado de las movidas de WookJin
con su sugar daddy, por motivos obvios. WookJin era su amigo y realmente
no sabía qué era lo que le pasaba por la cabeza para estar haciendo aquello de
esa forma. Casi desde el primer momento había estado enamorándose de JiSung y
después de un par de años estaba de aquella forma, enamorado hasta las trancas
mientras todavía seguía recibiendo el dinero por aquella especie de relación
“profesional” en la que estaba más que claro que WookJin quería un cambio, pero
no daba el paso. No sabía qué clase de problemas podría tener para no hacerlo
porque siempre había sido un chico directo, pero él decía que estaba mejor de
aquella forma, en la que todo era tangible y seguro. Y YongSoo no quería
meterse en ello porque de todas formas no eran sus asuntos, cuando WookJin
quisiera contarle lo que fuera que hacía que no se lanzara a decirle a JiSung
todo lo que sentía por él, estaría allí para escucharlo.
—De todas formas… —dijo WookJin, llamando su atención y
sacándolo de sus pensamientos—. Hablaré con JiSung por si alguno de sus amigos
ricos está buscando alguien a quien mimar y te pasaré su teléfono —y añadió
antes de que YongSoo pudiera protestar—: te aseguro que será buena gente y si
tú solo quieres que te dé dinero por acompañarlo a sitios, solo será eso.
~
YongSoo no podía dejar de mirar el contacto que WookJin
le había pasado días atrás y que había guardado en su teléfono para no perderlo
entre los miles de mensajes que WookJin le mandaba de madrugada cuando no podía
dormir porque era el momento en el que su creatividad estaba a mil por hora.
Solo lo había guardado por si acaso, porque no le gustaba que después de lo
mucho que su mejor amigo se había movido para encontrar a alguien, el contacto
se le perdiera… no porque tuviera pensado mandarle ningún mensaje. No obstante,
aquel día, cuando solo quedaban dos días para que el plazo para realizar la
matrícula se acabara, YongSoo estaba demasiado tentado a abrir su chat y
hablarle. El plazo de reclamaciones de la beca aún no se había abierto y al
intentar llamar al organismo encargado de darle aquella beca, la persona que le
había atendido no le había dado ninguna solución. Ya había buscado también
otras formas de tratar de racionar su matrícula para poder pagar menos desde
primera hora, pero al menos debía de pagar la mitad en el primer plazo y no
podía permitírselo tampoco y había tratado de encontrar otras formas con las
que poder conseguir el suficiente dinero, incluso había puesto a la venta la
mayoría de sus videojuegos. Sin embargo, en su cuenta, lo único que hacía era
bajar el dinero y se estaba quedando sin opciones.
El día anterior WookJin le había hablado de él, de la
persona detrás de aquel contacto que le había pasado. Le había asegurado mil y
una vez que era alguien de fiar y que lo único que quería era alguien que lo
acompañara a algunos eventos o que saliera con él a tomar café o de museos de
vez en cuando. No buscaba ni quería nada más porque su anterior sugar baby
lo había hecho creer que lo amaba de verdad y él se había involucrado para
acabar descubriendo más tarde que simplemente había estado jugando con él. Se
suponía que no iba a volver a ser sugar daddy después de aquella
experiencia, pero cuando JiSung había comentado la situación en la que se
encontraba YongSoo con sus amigos, le había dicho que estaba dispuesto a
ayudarlo. WookJin incluso le había dicho que lo había conocido personalmente
porque era el mejor amigo de su sugar daddy y que siempre había sido muy
majo con él. También le había pasado su cuenta de instagram para que lo
viera porque, en palabras suyas “era muy guapo y estaba muy bueno y además
tenía un estilazo increíble” y YongSoo le había echado un ojo por curiosidad
para corroborarlo. Era guapo. Tenía cuerpazo. Y también se vestía bien.
YongSoo se fiaba de WookJin, sabía que, aunque sus ideas
y soluciones a sus problemas no eran las mejores, lo hacía todo con buena
intención porque quería ayudarlo. Además… apenas tenía opciones a aquellas
alturas. Por ese motivo y no por otro, decidió abrir un chat con él… porque era
la única opción que aún no había explorado y no quería perder la oportunidad de
su vida por haber perdido aquel semestre en la facultad. YongSoo inspiró hondo
y tecleó un rápido mensaje en el que se presentaba y le pedía si podían quedar
en persona al día siguiente a más tardar. Se quedó mirando el chat durante unos
momentos, pensando si había hecho bien o no y si lo que había dicho era lo que
debía. A punto estaba de cerrarlo cuando recibió una rápida respuesta,
accediendo a su petición y mandándole la hora y la dirección del sitio en el
que quedar.
~
—¿Y si le caigo mal? ¿Y si me dice que no me va a ayudar
porque no soy guapo? ¿Y si no sé de qué hablar con él? ¿Y si al final estoy
perdiendo el tiempo y al final no puedo hacer nada de lo que siempre he querido
y para lo que siempre me he preparado porque pierdo todas mis oportunidades? ¿Y
si al final acabo recogiendo cartones para poder comer?
YongSoo estaba sentado en una de las mesas de la
cafetería en la que había quedado con la persona con la que WookJin lo había
puesto en contacto, nervioso, sin poder aguantarse a sí mismo porque no le
quedaban más opciones. O conseguía que aquel tío fuera su sugar daddy o
simplemente buscaba a algún mafioso que le prestara el dinero. Había llegado pronto
a la cita y todo a pesar de que normalmente solía llegar justo de tiempo a los
sitios, incluso tarde en alguna que otra ocasión, pero de los nervios, no había
podido aguantar más y había llegado demasiado pronto, por lo que su nerviosismo
se había ido acrecentando conforme los minutos habían ido pasando y, cuando
WookJin lo llamó para cerciorarse de que iba a ir a la cita, no había podido
evitar soltarle todo aquello del tirón, casi sin respirar.
—Primero… no le vas a caer mal porque en cuanto te vea va
a pensar que eres la cosa más preciosa y adorable que ha visto en su vida y
KyuBin hyung adora las cosas adorables —dijo WookJin en respuesta—, así
que, a no ser que le digas algo como “abajo el capitalismo, muerte a los ricos,
viva el proletariado” no creo que le caigas mal —y añadió—: es más, puede que
le digas eso y te siga viendo adorable, así que, tú tranquilo, respira hondo,
ponte derecho y sonríele, que tienes una sonrisa muy bonita. Solo haciendo eso,
te aseguro que te estará dando todo su dinero y ya si le dices que es un tío
muy guapo, te pondrá en su testamento mañana por la mañana en cuanto abran en
la notaría.
—WookJin, por favor, no exageres —replicó.
Aun así, aun después de protestarle porque aquello no era
más que una exageración, YongSoo siguió sus consejos para relajarse, respirando
profundo, poniéndose derecho en la silla y tratando de ensayar su mejor sonrisa
mirándose en el reflejo del servilletero de la mesa.
—Puede que sea una exageración —respondió su amigo al
otro lado de la línea—, pero en serio, KyuBin hyung es un buen tío y no
necesitarás mucho para encandilarlo. Tranquilízate y disfruta de su compañía —le
aconsejó—. Te dejo que he quedado con JiSung para comerle la polla.
YongSoo
quiso protestarle que no le contara aquellas cosas porque los detalles gráficos
de su vida sexual no le interesaban lo más mínimo, pero para cuando abrió la
boca para decírselo, WookJin ya había colgado, así que, se quedó boqueando como
un pez, pasmado y no volvió a ser consciente de la realidad hasta que una voz
grave llamando su nombre lo trajo de vuelta a ella.
—¿YongSoo?
El
chico cerró su boca inmediatamente, se quitó el móvil de la oreja y alzó su
cabeza hacia la voz, quedándose embobado por la persona que estaba ante él. Las
fotos del instagram no le hacían justicia… en persona era muchísimo más
guapo y además era alto, mucho más alto que él, puede que incluso más alto que
WookJin. YongSoo salió de su ensimismamiento cuando una sonrisa apareció en el
rostro del otro y rápidamente se levantó de la silla, presentándose
atropelladamente e inclinándose incluso.
—Hola,
sí, soy Lee YongSoo, WookJin me puso en contacto contigo y te agradezco
muchísimo que hayas aceptado que nos conociéramos a pesar de que ha sido un
poco apresurado, es un placer conocerte.
—No
tienes que ser tan formal conmigo, siéntate —respondió el otro, esbozando una
sonrisa cálida. YongSoo lo miró durante unos segundos y después se sentó de
nuevo—. Yo soy KyuBin, espero que WookJin te haya contado cosas buenas de mí.
YongSoo
estuvo tentado a responderle que no había parado de enumerar todas sus virtudes
en los últimos días y que por eso era por lo que él había acabado allí, citándolo
para que se vieran; sin embargo, solo asintió, provocando que la sonrisa en el
rostro de KyuBin se hiciera mucho más amplia mientras se sentaba en la silla
frente a él.
—WookJin
me ha contado también muchas cosas sobre ti —le dijo—. Os conocéis desde hace
bastante tiempo, ¿verdad?
—Somos
amigos de la infancia —respondió—. A veces creo que me conoce demasiado y
seguro que te ha contado cosas vergonzosas, pero yo también tengo cosas
vergonzosas que contar de él a todo el mundo, así que, imagino que estamos en
paz.
YongSoo se encogió de hombros mientras decía las últimas
palabras y KyuBin rio. El chico le quiso preguntar el motivo de aquella risa,
pero antes de que pudiera abrir la boca, llegó un camarero para dejarles la
carta de bebidas y dulces de aquella cafetería y YongSoo no pudo decir nada.
Tomó la carta que le había sido entregada y abrió los ojos como platos ante los
precios que estaban escritos en ella. Nunca había ido a ningún sitio tan caro
en su vida.
—No te preocupes por el dinero —comentó KyuBin, probablemente
al darse cuenta de su expresión—. Yo pago todo lo que quieras pedir.
YongSoo alzó la mirada hacia él, incrédulo, pero claro al
momento recordó que la persona que estaba ante él era rica y que en realidad
estaba allí para eso, para gastarse su dinero en YongSoo y en lo que éste le
pidiera. YongSoo tragó saliva y decidió hablar, porque cuanto antes
solucionaran aquello mejor sería para ambos y porque si no lo hacía en aquel
momento, no sabía cuándo volvería a tener la oportunidad para sacar el tema.
—Yo… —comenzó—. Estoy seguro de que WookJin te puso al
corriente sobre… mi situación… —KyuBin asintió—. Nunca he hecho nada parecido a
esto y la verdad es que no sé si me siento del todo cómodo haciéndolo y solo
quería que supieras que en el momento en el que recibiera mi beca yo… no…
seguiría pudiendo… —YongSoo se detuvo, incapaz de encontrar las palabras que
quería decir—. No quiero sonar tampoco irrespetuoso ni quiero… no sé ni lo que
quiero realmente… solo salir de esta situación… quizás…
—No te preocupes por nada —le dijo KyuBin, esbozando una
sonrisa cálida que le reportó un poco de calma—. Como bien has comentado,
WookJin me puso al tanto de todo, incluso de tu reticencia a hacer esto, pero
no tienes que preocuparte por absolutamente nada, solo piensa en esto como en
un trabajo en el que lo único que tienes que hacer es acompañarme a algunos
sitios y darme conversación para que no me aburra y recibes un sueldo por ello
—le explicó, aquella sonrisa cálida sin abandonar todavía su rostro—. Por
ejemplo, hoy estás aquí, acompañándome en una merienda, y por ese motivo,
pagaré todo lo que quieras comer como si fueran las dietas y tu sueldo será la
cantidad que necesitas para pagar por tu matrícula.
YongSoo se quedó en silencio durante unos momentos,
tratando de procesar lo que acababa de escuchar, tratando de ver si de verdad
podía hacer aquello. Lo que le proponía KyuBin no era nada descabellado, no
necesitaba hacer otra cosa que acompañarlo a los sitios que le pidiera y darle
conversación. No era algo muy diferente de las cosas que hacía con sus amigos,
ir a diferentes sitios y contarse las cosas que habían hecho cuando no se
habían visto o anécdotas de clases u otros amigos, podría hacerlo… podría y
tenía que hacerlo porque no había otra salida para él, era realmente la más
fácil y la que menos problemas le acarrearía tanto en el presente como en un
futuro próximo.
—Está bien… —murmuró finalmente—. Quiero hacerlo.
—Perfecto —respondió KyuBin, ampliando su sonrisa—. ¿Qué
quieres comer?
~
YongSoo miraba y miraba la aplicación de su cuenta
bancaria en su móvil y no podía dar crédito a lo que veía. Llevaba demasiado
tiempo sin ver tanto dinero junto. Realmente aquello era increíble y no podía
evitar mirar la cantidad que aparecía, totalmente atónito. Su cuenta bancaria
en la que había 35.000 wons el día anterior, había subido directamente hasta
los dos millones sin que él realmente hubiera hecho nada más que pasar un rato
más o menos agradable en una cafetería junto a KyuBin. Todo el agobio que había
sentido los anteriores días casi le parecía nimio porque se había solucionado
absolutamente todo con aquella pequeña cita y YongSoo quería echarse a llorar
de alivio. No obstante, antes de llorar, debía de hacer rápidamente su
matrícula porque aquel día cerraban el plazo y no podía dejarlo más tiempo;
también tenía que pagar su habitación en aquella residencia en la que se
encontraba para poder seguir viviendo en ella antes de que lo echaran por
impago.
YongSoo hizo todos los trámites rápidamente, con la
práctica de haber tenido que hacerlos todos los semestres en los últimos años
de su vida y, aunque la página se le quedó colgada unos momentos, pudo pagarlo
todo sin ningún problema. Inmediatamente le llegó una notificación del banco
avisándole de los pagos que acababa de hacer y al mirar de nuevo la cuenta, vio
cómo la cantidad de dinero que había en ésta había bajado sustancialmente, pero
todavía le quedaba bastante dinero para poder comprar comida, material que le
hiciera falta para los primeros días del nuevo semestre y para poder vivir en
general sin que tuviera que preocuparse por absolutamente nada. Cuando WookJin
comenzó con aquello de los sugar daddys YongSoo no pudo entender por qué
lo hacía porque le parecía que realmente se estaba prostituyendo para conseguir
dinero y, por más veces que el chico se lo había explicado, en un inicio no le
entraba en la cabeza… luego había conocido a JiSung y se había enamorado de él
y había seguido con aquello y YongSoo había preferido mantenerse al margen
porque al fin y al cabo era la vida de su amigo, no la suya, y podía hacer lo
que quisiera, había decidido que estaría allí para apoyarlo si lo necesitaba,
pero no se quería inmiscuir. No obstante, ahora que él había conseguido aquel
dinero de esa forma tan fácil, YongSoo casi podía entender cuál era la
motivación principal que había tenido WookJin al comenzar con aquella locura,
porque el dinero no caía del cielo, pero teniendo un sugar daddy casi
parecía que era así.
Su teléfono vibró y YongSoo se sobresaltó porque no se lo
esperaba. Se llevó la mano al corazón para tratar de calmarlo del susto y
después miró la pantalla, viendo una llamada entrante de parte de KyuBin, así
que, inspiró hondo y respondió.
—Ummm… ¿sí?
—Hola, YongSoo, ¿has recibido bien el dinero que te he
mandado? —le preguntó.
—Sí, lo he recibido perfectamente —contestó—. Ya he
podido pagar la matrícula y la habitación de la residencia… muchas gracias.
—No tienes que dármelas —respondió KyuBin—, es lo que
habíamos acordado después de todo.
En aquello tenía razón. Era al acuerdo al que habían
llegado después de que YongSoo aceptara ser su sugar baby. KyuBin le
mandaría al día siguiente el dinero para que pudiera pagar por su matrícula y
la habitación de la residencia. Pero eso no quitaba que YongSoo se lo quisiera
agradecer porque realmente estaba muy agradecido por ello, porque gracias a
eso, podría seguir con todo lo que había planeado para su futuro. Podría seguir
estudiando ese semestre, sacar las mejores notas posibles y después inscribirse
en aquel importante máster al que quería acceder.
—Dejando eso de lado… —dijo KyuBin, sacándolo de sus
pensamientos y haciendo que volviera a meterse de nuevo en la conversación—.
¿Tienes el miércoles que viene libre por la tarde para acompañarme a una
exposición? —le preguntó—. Si no puede ser el miércoles porque tienes clase, me
dices los días que te vengan bien y tratamos de encontrar un día que nos venga
bien a los dos.
—Mmmm… ahora mismo no lo sé, no he mirado el horario de
las clases —le respondió—, pero dame un segundo que lo compruebo.
—Vale.
YongSoo tenía todavía encendido su portátil, así que,
rápidamente buscó en la página de la universidad cuál era el horario de las
asignaturas que había elegido para aquel semestre, ya que la ventana todavía la
tenía abierta, para comprobar si tenía alguna clase el miércoles por la tarde.
El chico miró un par de veces para asegurarse de que no tenía nada y después
volvió a la conversación.
—En principio no tengo nada —le dijo—. Pero si cambia te
lo trataré de avisar con tiempo.
—Perfecto —respondió KyuBin—. Quedamos en eso.
~
—Voy bien así, ¿no? —le preguntó YongSoo a KyuBin cuando
llegó hasta él, frente al Museo
Nacional de Arte Contemporáneo, señalando la ropa que se había puesto,
unos vaqueros oscuros pitillo y una camisa—. No voy demasiado informal, ¿no?
El chico había estado un par de días buscando en su armario
la ropa idónea para ponerse en aquella ocasión porque realmente no sabía qué
podía ser lo más adecuado para ir a ver una exposición con alguien. Había ido
con sus padres a algunas exposiciones cuando iban de viaje a algún lugar o en
el colegio, pero para ninguna de esas ocasiones se había vestido de forma
especial; no obstante, como nunca había estado en una exposición con alguien
rico, no sabía si debía de vestirse de una forma en concreto o no. Lo había
hablado con WookJin también para saber cuál era la forma correcta de ir a un
sitio como aquel y el chico le había dicho que con unos vaqueros y una camisa
iría perfecto, pero no estaba seguro de si esa camisa y ese vaquero en concreto
que había elegido eran los correctos.
KyuBin no le contestó al momento, simplemente lo miró de
arriba abajo durante unos segundos y YongSoo tragó saliva esperando el
veredicto. Las dos veces que se había encontrado con KyuBin éste había llevado
ropa con bastante estilo y, por lo que había visto en su Instagram, siempre solía
vestir con mucho estilo, se pusiera lo que se pusiera, pero en eso tenía
bastante que ver la percha. KyuBin era un tío alto, tenía una espalda ancha y
la cintura estrecha, por lo que absolutamente todo lo que se pusiera le quedaba
bien, incluso metido dentro de un saco de patatas le daría un estilazo
increíble y estaría guapo, pero él era bajito y delgadito y apenas tenía
hombros y mucha de la ropa que se ponía le quedaba bastante ancha y
descolocada.
—Estás perfecto —le dijo al final, esbozando una pequeña
sonrisa—. Eres monísimo, cualquier cosa te queda perfecta.
YongSoo se sintió aliviado en parte porque a KyuBin le
parecía correcta la forma que había elegido para vestir aquel día, pero por
otra parte casi sintió que se le salía el corazón dentro de su pecho por el
cumplido que éste le había hecho porque no se lo había esperado para nada. No
supo si el otro lo había dicho solo por quedar bien o porque lo pensaba de
verdad, pero YongSoo se sintió feliz y avergonzado a la vez por ello.
—¿Entramos? —le preguntó KyuBin y YongSoo acabó volviendo
a la realidad, asintiendo.
YongSoo nunca había ido a aquel museo porque el arte
nunca le había interesado especialmente y, sobre todo, porque nunca había
entendido mucho el arte contemporáneo. Simplemente, no le entraba en la cabeza
cómo una silla normal y corriente de madera sobre una alfombra redonda podía
representar la soledad y la angustia, por eso nunca le había prestado realmente
atención a aquel lugar. No obstante, junto a KyuBin, que se acercaba a él,
inclinándose sobre su oreja para susurrarle y explicarle todas y cada una de
las obras que veían, hablándole sobre sus autores, sobre los sentimientos
expresados en ellas y la forma en la que eran algo completamente increíble,
cambiaron la concepción de YongSoo sobre aquel lugar y sobre las obras que
contenía y aquella tarde se lo pasó tan bien que, cuando se despidieron, KyuBin
llevándolo en coche hasta la residencia, algunas horas más tarde, el chico
sentía que no habían pasado más que unos pocos minutos desde que había
mantenido con KyuBin aquella conversación sobre la ropa a la entrada.
~
WookJin se encontraba ante él, comiendo tranquilamente
mientras de vez en cuando ojeaba su teléfono móvil y sonreía. Últimamente
estaba bastante feliz y YongSoo se alegraba mucho por él porque imaginaba que
su relación con JiSung estaba cambiando de alguna forma y además lo estaba
haciendo para bien. YongSoo también siguió comiendo e intentó pensar en algún
tema de conversación para amenizar un poco el momento, porque ambos se veían
casi todos los días y no tenían tampoco muchos temas de los que hablar, pero
antes de que pudiera decir nada, WookJin rompió el silencio.
—Me acabo de acordar —dijo, dejando de comer y llamando
la atención de YongSoo con sus palabras—. ¿Qué tal te fue con KyuBin hyung
el otro día en la exposición?
—Oh.
Aquello había sido hacía tan solo un par de días, pero
ambos habían estado un poco ocupados por el inicio del nuevo semestre y hasta
ese momento no habían podido quedar para estar un rato juntos. YongSoo no le
había querido contar nada por teléfono porque no sabía si realmente iba a expresarse
bien escribiendo porque no se le daba bien mantener conversaciones coherentes
por chat y al final el tema había acabado siendo olvidado… hasta que WookJin lo
había sacado en ese momento. A YongSoo la pregunta lo pilló desprevenido y no
supo qué decirle a su amigo en un primer instante, pero después le contestó con
la verdad.
—Me lo pasé bastante bien —dijo—. No sabía que el arte
contemporáneo fuera en realidad tan interesante, pero KyuBin me contó un montón
de cosas y me explicó muchísimos detalles que a mí se me habrían pasado por
algo de haber ido solo.
—KyuBin hyung es experto en arte contemporáneo
—comentó WookJin—. Su familia es la propietaria del banco KB y hyung
lleva la Galería Tear of God.
—Wow… —no pudo evitar murmurar YongSoo, asombrado,
provocando que a WookJin le diera la risa.
Todavía no estaba acostumbrado a aquellas cosas y le
impresionaba muchísimo la gente con mucho dinero y posesiones. Para WookJin
aquello se había vuelto algo como del día a día, pero para YongSoo, que nunca
había tenido nada, le resultaba increíble que hubiera gente que pudiera tener
tantas cosas y tanto dinero. Era como una especie de shock cultural y eso que
KyuBin no había hecho mucho alarde de su abultada economía estando con él, pero
no dejaban de impresionarle cosas como aquella.
—Al final te acabarás acostumbrando —comentó WookJin—.
Cuanto más tiempo pases con KyuBin hyung, más a gusto te encontrarás en
este mundillo, aunque no pertenezcas a él enteramente, te podrás mover por él
sin problemas.
—No creo que esté tanto tiempo como para acostumbrarme
—respondió. WookJin alzó una ceja, interrogante—. Oh, cierto, creo que no te lo
dije, pero cuando acepté meterme en todo este embrollo le dije a KyuBin que
simplemente sería hasta que acabaran dándome la beca.
—¿Y KyuBin hyung aceptó? —le preguntó.
—Claro —respondió—. En el momento en el que me ingresen
la beca le avisaré que ya la tengo y le daré las gracias por todo lo que haya
hecho por mí en este tiempo —se quedó callado unos momentos, pensando cómo
expresar el resto de lo que quería decir sin que sonase mal—. Imagino que ya no
tendríamos más motivos para vernos después de eso, así que, al final esto
acabará siendo una anécdota interesante que contar a mis perros —y añadió ante
la cara de incredulidad que puso WookJin—: KyuBin me dijo que pensara en esto
como un trabajo hasta que me ingresaran la beca, así que, cuando la tenga, me
despediría y seguiría con mi vida normal, aunque KyuBin sea un buen tío.
—Vale, no me meto en los chanchullos que tengáis vosotros
dos —dijo el chico—, solo espero que no os hagáis daño tontamente.
—Tranquilo, esto es algo meramente profesional —respondió
YongSoo.
WookJin hizo una especie de mueca, incrédulo, pero
YongSoo no le hizo ningún caso y siguió comiéndose tranquilamente el almuerzo
porque, aunque entendía que WookJin tuviera alguna preocupación, realmente no
tenía que preocuparse por nada. Aquello seria meramente profesional y acabaría
cuando finalmente le ingresaran la dichosa beca.
~
—¿Habéis visto qué cochazo y qué pedazo de tío más
buenorro hay en el aparcamiento? —escuchó YongSoo decir a unas chicas al salir
del edificio de la facultad.
—Si fuera un poco más valiente me acercaba a él y le
pedía su número de teléfono —decía otra.
—Yo no le pedía su número, le pedía que me empotrara como
a un mueble del Ikea —replicó una de ellas, levantando un coro de risas entre
las demás amigas.
YongSoo pasó por su lado y puso los ojos en blanco. Él
estaba bastante acostumbrado a WookJin, a su mente calenturienta, a que
absolutamente todo lo malinterpretase y a sus sonrisas pícaras, pero no dejaba
de impresionarle que hubiera gente por el mundo más caliente que el palo de un
churrero y que se pusieran de aquella forma simplemente porque acababan de ver
a un tío bueno en el campus. Si él veía a un tío bueno por la facultad lo único
que hacía era quedarse embobado mirándolo, pero el tío bueno pasaba de largo y
él volvía a su vida… imaginaba que aquellas chicas iban a pasar una buena noche
pensando en que se tiraban a aquel supuesto buenorro, pero él no tenía mucho
tiempo para pararse a pensar en ello ni en cotillear porque había quedado con
KyuBin aquel día después de la facultad.
YongSoo bajó las escaleras del edificio, entrando en el
aparcamiento de la facultad porque yendo por allí acortaba camino hacia la
residencia, pero al hacerlo, no pudo evitar encontrarse frente a frente con
aquel tío buenorro del que había escuchado hablar segundos antes a aquellas
chicas y quedarse completamente plantado sobre el asfalto. KyuBin. Él era el
tío buenorro que se encontraba echado sobre su coche, con una camisa negra que
llevaba medio desabrochada, enseñando un poco su pecho trabajado, con sus
brazos cruzados sobre éste y unos pantalones negros ajustados también. YongSoo
no pudo evitar tragar saliva porque realmente KyuBin era bastante atractivo y
tenía muy buen cuerpo. Una vez se le pasó un poco el asombro por encontrarlo
allí, de aquella forma, YongSoo caminó hacia él por el aparcamiento, intuyendo
que lo había ido a buscar en lugar de encontrarse en el lugar acordado. KyuBin
notó su presencia cuando estaba a mitad de camino y no le quitó la vista de
encima hasta que no llegó a su lado y YongSoo se sintió un poco nervioso bajo
aquella intensa mirada.
—Hola —le dijo. KyuBin solo asintió levemente con su
cabeza, todavía observándolo fijamente—. Creía que nos íbamos a encontrar en
otro sitio.
—Tenía un poco de tiempo libre y decidí venir a recogerte
—respondió KyuBin, esbozando una sonrisa—. Sube, que tenemos muchas cosas que
hacer esta tarde.
KyuBin se separó del coche y le abrió la puerta del
asiento del copiloto, invitándolo a entrar al coche. YongSoo no pudo evitar
mirar a su alrededor, un poco avergonzado porque todo el mundo los estaba
mirando, pero al final entró al coche, colocándose la mochila sobre las piernas
y abrochándose el cinturón. KyuBin le cerró la puerta con cuidado y después
rodeó el coche, montándose en él unos momentos después y arrancando
inmediatamente. YongSoo aprovechó cuando ya habían salido del aparcamiento de
la facultad y estaban en ruta para preguntarle qué era todo lo que tenían que
hacer porque desde que le había comentado que tenían que pasar una tarde juntos
cuando pudiera varios días atrás, había sido bastante críptico sobre todo así
que, tenía bastante curiosidad.
—¿Dónde vamos a ir? —preguntó. KyuBin giró la cabeza en
su dirección durante un segundo para dedicarle una sonrisa enigmática—. O al
menos dime qué es lo que vamos a hacer.
—Mmmm… quizás me lo piense si me lo pides bien —respondió
el otro, obviamente haciendo aquello para molestarlo. Estaba claro que había
estado hablando con WookJin sobre él porque las anteriores veces que se habían
encontrado no se había comportado de aquella forma con él, había sido siempre
muy correcto y medía sus palabras.
—WookJin es muy mala influencia —comentó YongSoo,
provocando que KyuBin se riera con ganas.
—¿Cómo lo has sabido? —le preguntó KyuBin.
—Le encanta atormentarme cada vez que puede y tú nunca lo
habías hecho antes, así que estaba cantado —respondió—. ¿Qué quieres que haga
para que me digas a dónde vamos y qué vamos a hacer?
—Mmmm… había pensado en que como eres adorable… alguna
cosa mona para alegrarme el rato —le contestó, dedicándole otra mirada durante
un segundo y YongSoo se puso de morros en aquel momento. Iba a matar lenta y
dolorosamente a WookJin—. Realmente adorable —comentó KyuBin, haciendo que la
atención de YongSoo volviera a él—. Vamos a ir de compras porque este sábado
necesito que me acompañes a un evento social un poco aburrido —le dijo—.
Imagino que necesitarás material y comprar bastantes libros y manuales todavía,
así que te mandaré dinero para eso y para cualquier otra cosa que necesites por
venir al evento.
YongSoo no dijo nada en el momento porque no supo qué
podía decir realmente, solo asintió a lo que KyuBin le había dicho, provocando
que en el rostro del mayor apareciera una sonrisa enorme. El chico había sabido
que en algún momento le tocaría ir a algún evento de ricos, WookJin iba
constantemente a eventos de aquel tipo con JiSung, pero no sabía si se sentía
preparado para estar en un sitio muy ostentoso con mucha gente muy ostentosa.
Nunca había hecho nada como aquello y realmente no sabía cómo debía de
comportarse ni qué era lo que debía de hacer. YongSoo salió de sus pensamientos
cuando notó la mano de KyuBin sobre su muslo, grande, firme, dándole un pequeño
apretón sin despegar los ojos de la carretera.
—No te preocupes por nada, estoy seguro de que lo harás
bien —le dijo, como si hubiera escuchado sus pensamientos y tratara de
animarlo.
YongSoo se sintió un poco mejor tras aquellas palabras y
asintió a lo que KyuBin le había dicho. Probablemente estaría muy nervioso,
pero haría todo lo posible por ser de lo más correcto con todo el mundo, si
tenía que participar en alguna conversación, para no dejar mal a KyuBin. Esa
tarde no estuvo mal tampoco, fue distinta a las demás tardes que habían pasado
juntos porque fueron a varias tiendas de lujo con precios en las etiquetas que
tenían tantos ceros que YongSoo se sintió bastante mareado solo de leerlos y se
probó bastantes trajes bajo la atenta mirada de KyuBin, que le daba el visto
bueno o no a cómo le quedaba la ropa. YongSoo nunca había sido un apasionado de
la moda, solía comprarse algo de vez en cuando y lo usaba hasta que empezaban a
salirle agujeros, pero la experiencia fue curiosa y le gustó probarse toda
aquella ropa que, en otras circunstancias, ni siquiera podría haberse probado
porque no lo habrían dejado entrar ni a la tienda. Al final de la tarde acabó
con un par de trajes, varias camisas y corbatas y unos zapatos que incluso lo
hacían parecer un poco más alto, además de con la invitación a la fiesta de
aquel sábado en uno de los bolsillos de su mochila.
~
—¿Estás solo, ratoncito? —preguntó una voz, provocando
que YongSoo se girase hacia donde ésta provenía, encontrándose con un hombre de
más de cincuenta que se acercaba a él—. Porque podrías hacerme compañía.
—He venido con alguien —respondió—. Ha ido a buscar unas
bebidas.
YongSoo esperó que aquella respuesta no hubiera sido
irrespetuosa y volvió a dirigir su mirada hacia donde se encontraba KyuBin. No
hacía más que unos minutos que lo había dejado allí, en aquel lugar un poco
apartado del paso de la gente, para ir a por unas bebidas para ambos y había
sido interceptado en su camino por unos señores que no lo dejaban escapar.
KyuBin lo había mirado en varios momentos y sus ojos indicaban lo hastiado que
se encontraba por tener que estar hablando con aquellos señores, pero YongSoo
entendía que no se pudiera escapar y simplemente se había quedado en el mismo
lugar en el que lo había dejado, esperando. No se había imaginado que se le
acercaría alguien y esperaba que no se le volviera a acercar nadie más tampoco;
no obstante, el hombre que le había hablado, seguía allí.
—Bueno, mientras tu acompañante vuelve, podríamos charlar
un poco —le dijo. YongSoo estuvo tentado a declinar la oferta, pero no quiso
ser descortés y al final acabó asintiendo—. Además de guapo eres un chico listo
—le dijo el hombre—, nadie que se atreviera a rechazarme podría tener un buen
final.
El hombre le dijo aquello y le guiñó un ojo, provocando
que a YongSoo se le pusiera todo el vello de punta. No le gustaba la compañía
de aquel hombre, no le gustaba tampoco lo que acababa de insinuar y se sintió salvado
cuando se acercaron un par de hombres más, pensando que se lo llevarían de su
lado; no obstante, se quedaron allí todos, haciéndole preguntas sobre él que
YongSoo estuvo respondiendo más con monosílabos o frases cortas que otra cosa,
sin poder evitar sentirse como una especie de presa. El nerviosismo que había
sentido esa semana por tener que asistir a aquel ostentoso evento no había sido
nada en comparación a la angustia que se había instalado en su pecho en
aquellos momentos, porque no sabía qué hacer o qué decir para alejarse de esos
hombres que no le gustaban ni un pelo y que, por las miradas que le dedicaban,
no parecían tener muy buenas intenciones con él.
YongSoo sintió cómo una mano grande lo tomaba por la
cintura, a la vez que un cuerpo trabajado se apretaba contra su cuerpo desde
atrás, aferrándolo firmemente y saltó, asustado por el repentino acercamiento.
No obstante, cuando la persona que lo había agarrado con aquella firmeza habló,
YongSoo se sintió por fin relajado y seguro.
—Caballeros, siento tener que robaros a YongSoo —dijo
KyuBin—, pero ha venido conmigo a la fiesta y necesito que me haga compañía.
—Claro, claro, adelante —dijo uno de los hombres.
—Un placer conocerte, ratoncito —le dijo el primero que
se le había acercado, provocando un escalofrío de disgusto por todo su cuerpo.
KyuBin tuvo que notar cómo su cuerpo temblaba contra el
suyo porque inmediatamente se despidió de aquellos hombres y lo sujetó todavía
más firme para alejarse de ellos y caminar entre el gentío rápidamente hasta
otra zona de aquella enorme sala de aquel enorme y lujoso hotel en el que se
celebraba la fiesta. Una vez allí, un poco alejados del resto del mundo, KyuBin
se detuvo y se colocó ante él, mirándolo fijamente con una expresión de
culpabilidad pintada en su rostro.
—¿Estás bien? —le preguntó—. ¿No se han propasado de
ninguna forma contigo? —YongSoo asintió a la primera pregunta y negó a la
segunda.
—Solo han preguntado demasiado y ha sido un poco incómodo
estar con ellos —respondió, sincero.
—Siento haber tenido que dejarte solo tanto rato —murmuró
KyuBin—. Precisamente había planeado no alejarme de ti más que para coger las
bebidas porque hay muchos buitres rondando por este tipo de fiestas y en el
momento en el que ven a alguien joven y guapo, se lanzan para tratar de
conseguir lo que quieran de esa persona —le explicó—. Siento que hayas pasado
un mal rato, te prometo que no te voy a volver a dejar solo el resto de la
noche.
YongSoo quiso responderle que no tenía que preocuparse,
que había pasado un mal rato por aquellos hombres, pero que ya estaba bien
porque él estaba allí y lo había rescatado de sus garras… no obstante, antes de
que pudiera decirle nada, KyuBin se acercó a él para darle un fuerte abrazo que
solo duró unos segundos, susurrándole al oído que lo recompensaría por aquello.
El chico se quedó completamente paralizado, sin saber qué hacer cuando se
separó de él, casi se había olvidado de cómo respirar porque no se había
esperado aquel gesto, aquel contacto y, sobre todo, no se había esperado que la
voz grave de KyuBin sonara de aquella forma contra su oído.
KyuBin no pareció percatarse por el estado catatónico en
el que lo había dejado y simplemente le dedicó una sonrisa al separarse de él,
para después volver a tomarlo con firmeza por la cintura y echar a andar.
YongSoo tardó unos momentos en volver en sí y en volver a funcionar correctamente,
pero no pudo evitar ser demasiado consciente durante el resto de la noche de la
mano de KyuBin en su cintura, aferrándose firmemente a ella, pegándolo a su
cuerpo cada vez que debía pararse a hablar con alguien. La noche fue extraña,
la cabeza de YongSoo funcionó a toda velocidad tratando de explicar por qué su
cuerpo había comenzado a mal funcionar, mientras trataba de ser el mínimo
engorro posible para KyuBin en aquel evento hasta que finalmente salieron del
lugar y volvieron en el coche del mayor hasta la residencia en un silencio
tenso, pero cómodo.
~
—Que
sepas que no se habla de otra cosa en la facultad que no sea de ti y de cómo te
subiste en el coche con un maromazo —soltó WookJin cuando se sentó a su lado en
la biblioteca, dejando sus cosas sobre la mesa—. KyuBin hyung ha causado
sensación y tú eres el centro de todas las conversaciones.
—Apareció aquí fardando de coche y de ser guapo —comentó
YongSoo, sin siquiera levantar la cabeza del libro que estaba leyendo—. Es
normal que la gente no pueda dejar de hablar de él.
—Ahora todo el mundo te conoce como “el chiquillo mono
que se subió en el cochazo del tío buenorro” —contó su amigo, provocando que
YongSoo tuviera que reírse un poco por la situación. Un poco porque era muy
ridícula y un poco por la vergüenza—. Por cierto, ¿cómo te fue en el evento?
—le preguntó después—. JiSung nos ahorró a ambos el sufrimiento de bajar y nos
pasamos la noche en la habitación del hotel —YongSoo levantó la cabeza del
libro y lo miró fijamente—. Ya, ya sé que no te interesa mi vida sexual… pero
es que… no sabes la joya que me he encontrado, es increíble en la cama.
—No, no quiero escuchar nada de tu vida sexual —replicó
YongSoo un poco más alto de lo que debería porque seguían en la biblioteca.
Alguien le chistó y lo que dijo después, lo dijo en un tono mucho más bajo—. No
hace falta que me lo cuentes, de verdad, después de la primera vez que te
acostaste con un tío y me contaste con pelos y señales absolutamente todo te
dije que no era necesario que lo volvieras a hacer.
—Encima de que lo hice para que te ahorraras el trauma de
tener tu primera vez y no saber absolutamente nada de sexo —murmuró WookJin,
como si estuviera ofendido. YongSoo no pudo evitar suspirar y volver al libro—.
Venga, va, dejo el tema, pero contéstame a cómo te fue —le dijo—. La primera
fiesta de ricos siempre es un poco apabullante.
YongSoo dejó de nuevo el libro. No sabía qué podía
contestarle al chico porque realmente no sabía sacar en claro cómo se había
sentido al respecto de aquel evento al que había ido con KyuBin. El lugar lo
había dejado totalmente mesmerizado porque era increíble, la gente iba muy
elegante y la mayoría de las conversaciones versaron sobre todo sobre negocios,
temas económicos y cosas por el estilo. YongSoo había contestado las pocas
preguntas que le habían hecho con la mayor corrección posible y desde que
KyuBin se ha había aferrado fuertemente a su cintura se había sentido
completamente seguro, aunque eso hubiera hecho que también se sintiera
intranquilo de alguna forma, de la misma forma que lo había hecho el breve
abrazo que éste le había dado. No entendía realmente por qué se había sentido
de aquella forma —o quizás sí que lo entendía, pero no quería entenderlo—.
—¿Pasó algo malo? —le preguntó entonces WookJin,
sacándolo de sus pensamientos. YongSoo se apresuró a negar con su cabeza.
—No, no, no pasó nada realmente malo —le dijo—. Al
principio se acercaron algunos hombres imagino que a intentar ligar conmigo
cuando KyuBin me dejó solo unos momentos —contó—, pero al momento volvió a por
mí para sacarme de allí y después no me dejó solo en el resto de la noche.
YongSoo no le contó lo que había sentido con su mano
aferrada a su cintura toda la noche ni tampoco el alivio que había sentido
cuando había ido a rescatarlo de aquellos señores que tan mala espina le daban.
No creyó que fuera el mejor momento para hacerlo, porque tenía todavía que
darle muchas vueltas a lo que había provocado en su cuerpo todo aquello y no
sabía si era lo mejor que WookJin lo supiera, no al menos en aquel momento, más
adelante se lo diría porque estaba seguro de que el chico haría hasta lo
imposible por ayudarlo, pero no se sentía totalmente preparado para tener una
conversación como aquella con él.
—Ugh… seguro que serían los ceos de las empresas de
telecomunicación —dijo WookJin con desagrado—. Siempre aprovechan la menor
oportunidad para acercarse a toda la gente guapa para intentar que se metan con
ellos en la cama, pero son unos asquerosos —YongSoo no pudo evitar esbozar una
sonrisa ante la reacción de su amigo.
—Uno de ellos me llamó ratoncito —le contó—. Los ratones
me encantan desde siempre porque son adorables, pero ahora ya no les tengo
tanto aprecio.
WookJin se rio con ganas por aquel apunte y la gente en
la biblioteca volvió a mandarlos callar, provocando que el chico tuviera que
taparse la boca mientras se reía. YongSoo no pudo evitar esbozar una sonrisa
amplia también, encantado con que el comentario hubiera hecho reír a WookJin
mientras él trataba de desmantelar el tinglado que se había montado en su
cuerpo por la cercanía del cuerpo de KyuBin, completamente pegado al suyo, y su
mano aferrada a su cintura durante toda la noche.
~
KyuBin le había dicho la noche del evento que lo
recompensaría por haberle hecho pasar un mal rato y YongSoo pensaba que lo
llevaría a cenar o a alguna exposición que le gustase… pero ni en sus ideas más
locas había pensado que KyuBin lo fuera a llevar ese fin de semana hasta su
casa de la playa para que estuvieran allí juntos y solos, por lo que cuando lo
supo, una vez ante la enorme mansión a pie de playa, YongSoo se quedó
totalmente en shock, sintiéndose de la misma forma que se había sentido en la
fiesta una semana antes, cuando KyuBin rodeó sus hombros con su brazo para
acercarlo a él y contarle el plan del fin de semana. YongSoo trató de calmar el
incesante latido de su corazón y pensar con claridad, pero no pudo hacer
ninguna de las dos cosas.
—Es una buena idea, ¿verdad? —le dijo KyuBin—. Un fin de
semana de relax alejado de todas tus obligaciones universitarias y con unas
vistas increíbles, aunque el agua del mar esté demasiado fría y no podamos
disfrutar de ella, pero no hay de que preocuparse porque en la casa hay una
pequeña piscina climatizada —añadió.
YongSoo acabó asintiendo, sin ser capaz de decir
absolutamente nada más porque no sabía cómo poner tampoco en palabras todo el
revoltijo que estaba sintiendo en aquellos momentos. Esperaba sinceramente que,
durante el fin de semana, las cosas fueran de otra forma y aprendiera a
calmarse porque no podía estar así junto a KyuBin, menos cuando ambos habían
decidido desde el primer instante que aquello iba a ser meramente profesional,
simplemente un trabajo en el que YongSoo iba a acompañarlo a donde éste le
requiriera hacerlo e iba a cobrar por ello un dinero.
—Ven, voy a llevarte a tu habitación —le dijo, echando a
andar, todavía con su brazo echado por sus hombros—. Creo que te va a encantar.
YongSoo se dejó llevar por KyuBin, tratando de enfocarse
en la realidad que estaba ante él, aquella enorme y lujosa casa en la playa.
Nunca antes había estado en algún lugar como aquel, por razones obvias, y se
sintió bastante pequeñito en comparación a la escala de la casa, donde todas
las habitaciones eran grandes, tenían los techos altos y había un montón de
espacio abierto porque estaba decorada de forma muy minimalista, con los
muebles justos y necesarios. Caminaron prácticamente por toda aquella casa de
planta baja hasta llegar a las últimas estancias del lado derecho de ésta,
donde parecían estar las habitaciones. KyuBin le abrió la puerta de una de
ellas y se adentraron en el lugar, encontrándose al hacerlo con una habitación
en la que había una cama enorme de aspecto comodísimo.
—Esta es tu habitación —le dijo KyuBin—. La mía es la
puerta que está justo al lado de ésta, por si necesitas algo por la noche
—YongSoo asintió—, y no tienes que preocuparte por la ropa o por productos de
aseo, que sé que te he traído aquí un poco a traición y no has podido preparar
bolsa de viaje, en el armario tienes todo lo que necesites y en el baño está
todo lo demás —YongSoo volvió a asentir—. Espero que los días aquí sirvan para
olvidar el mal rato de la fiesta y para relajarte —comentó KyuBin, esbozando
una sonrisa encantadora que le paró el corazón a YongSoo—. Voy a ver si está todo
bien en la casa, puedes hacer lo que quieras, como si fuera tu casa.
Y después de decir aquello, KyuBin dejó de rodear sus
hombros con su brazo y se alejó de él, saliendo de la habitación y dejándolo
allí, ahora con el corazón saltando dentro de su pecho. YongSoo se llevó la
mano al pecho e inspiró hondo un par de veces para calmarse de nuevo porque
aquella era la primera vez que había visto a KyuBin desde que lo había dejado
en la residencia después de la fiesta y todo su cuerpo había reaccionado de forma
demasiado exagerada a aquella situación, tanto a su cercanía como a la perspectiva
de pasar todo el fin de semana junto a él en aquel lugar. YongSoo se acercó
hasta la cama y acabó tirándose sobre ella, de espaldas, sintiendo cómo el
colchón se amoldaba perfectamente a su cuerpo y cómo se sentía casi protegido
de todo lo malo… incluso todo lo malo que pudiera pasar si no conseguía hacer
algo con todo aquello que sentía.
~
Pasar el tiempo con KyuBin aquel fin de semana fue a la
vez relajante y angustiante, a partes iguales. Relajante porque durante
aquellos días no hicieron realmente nada que requiriera mucha atención y
angustiante porque cada momento que pasaron juntos, YongSoo se sintió cada vez
más perdido en un abismo en el que ni siquiera había pensado en caer desde el
inicio porque cuando WookJin le había dado aquella idea de buscarse un sugar
daddy, el chico jamás pensó que se vería en una situación así. Desde el
primer momento KyuBin le había parecido atractivo, era muy atractivo y tenía
muy buen cuerpo, quien no fuera capaz de verlo era porque tenía que revisarse
la vista, pero a pesar de que le pareciera atractivo, YongSoo no había sentido
absolutamente nada más porque aquello que tenían era meramente profesional, una
pequeña ayuda que el mayor le estaba brindando mientras le daban la beca y
podía volver a buscarse la vida solito… pero desde la fiesta no había podido
dejar de pensar en él, en su contacto y en cómo todo su cuerpo parecía
desajustarse por ello, y aquel fin de semana realmente no ayudó a que aquello
se calmara, sino que fue a más.
Fue a más porque pudo conocer mucho más a fondo a KyuBin,
hablando con él prácticamente a todas horas sobre demasiadas cosas,
descubriendo a la persona que había detrás de aquel tío guapo que estaba siendo
su sugar daddy y no pudiendo evitar quedarse embelesado por cada cosa
que descubría. El mayor era realmente interesante, sabía muchísimas cosas sobre
arte, tal y como le había demostrado cuando habían ido a la exposición, pero
también sabía muchísimo sobre un montón de temas que YongSoo jamás se hubiera
esperado, también, además de culto y listo, era demasiado divertido y gracioso,
algo de lo que el chico tampoco había tenido constancia hasta el momento,
porque KyuBin había soltado algún chascarrillo en su presencia, pero nunca lo
había tomado por alguien tan divertido solo por ello. Además, estando junto a
él, se sentía calmado, tranquilo, protegido, a pesar de que en muchas ocasiones
su corazón no dejara de saltar dentro de su pecho, una especie de sensación
cálida que nunca antes había sentido y que lo hacía sentir bien a su lado.
YongSoo sabía que aquello era demasiado peligroso y que
no debía de sentirse de aquella forma porque para KyuBin simplemente era una
especie de trabajador o una inversión, no era nada más que alguien a quien
podía llamar para que fuera a hacerle compañía yendo a algún lugar al que no
quisiera ir solo, además, WookJin le había explicado que éste jamás se iba a
involucrar de nuevo con ningún sugar baby porque lo había pasado
realmente mal después de que su anterior sugar baby jugara con él y con
sus sentimientos, así que, no podía esperar más que un trato estrictamente
profesional por su parte, aunque KyuBin fuera agradable con él, dulce, en
algunas ocasiones, o le sonriera de forma encantadora. Aquello que estaba
comenzando a sentir era mejor que se quedara completamente enterrado dentro de
su cuerpo y quizás empujado hacia lo más profundo de éste porque era algo que
no debía de suceder, a pesar de que una parte de YongSoo lo único que quisiera
fuera dejarse llevar y que sucediera absolutamente todo.
Como en aquellos momentos, repanchigados en el enorme
sofá del salón, mientras veían una película en la última noche que iban a pasar
en el lugar. YongSoo lo único que podía pensar era en acercarse a KyuBin para
besarlo una y otra vez al amparo de la oscuridad del lugar y con la banda
sonora de la película como fondo, pero hizo todo el acopio de fuerza de
voluntad que pudo para no hacerlo. Al final no vio la película, ni siquiera se
enteró de lo que iba, pero tampoco se lanzó sobre KyuBin y aquello le pareció
una pequeña victoria; no obstante, casi estuvo a punto de hacerlo cuando se
fueron a dormir, mientras se despedían delante de las puertas de las habitaciones.
—Muchas gracias, KyuBin hyung —le dijo al darle
las buenas noches—. Ha sido un fin de semana genial.
Y YongSoo solo había esperado que KyuBin le dijera algo
sobre que era su deber hacer aquel ese finde genial y que le alegraba que se lo
hubiera pasado bien porque era su forma de recompensarlo, pero lo que KyuBin le
respondió fue otra cosa completamente diferente que dejó su corazón aleteando
rápidamente, como un colibrí, toda la noche.
—Ojalá mañana no llegara nunca para no tener que volver a
Seúl —dijo y después de dedicarle una sonrisa encantadora añadió—: me gustaría
quedarme aquí contigo el resto de la eternidad.
~
—WookJin… —murmuró YongSoo en el mismo instante en el que
el chico entró a su habitación en la residencia—. Necesito tu ayuda y consejo.
—Por eso estoy aquí —comentó el chico, dirigiéndose
directamente hasta su cama, donde se tumbó como si fuera suya—. ¿Qué es? ¿Es
algo sobre KyuBin hyung? —le preguntó.
YongSoo, que se había comenzado a subir en la cama junto
a él, se quedó completamente quieto, mirando a WookJin. No podía creerse que
hubiera dado en el clavo con las pocas pistas que le había dado en los mensajes
que le había mandado requiriendo su presencia… lo único bueno sobre que el
chico ya lo supiera era que no tenía sacar el tema porque éste ya lo había
sacado. YongSoo suspiró y después se tumbó a su lado en la cama abrazándose a
él y dejando que WookJin lo abrazara. No era lo normal entre ambos, ser cariñosos
de aquella forma, pero en esos momentos a YongSoo no le venía mal un abrazo.
—Sí —murmuró—. Es sobre KyuBin hyung.
—Me lo imaginaba —respondió WookJin—. No había que ser
tampoco un genio, has pasado un fin de semana completo con él y después de eso
me pides que venga a verte el día que pueda porque necesitas hablar muy
urgentemente conmigo.
—¿Ha sido demasiado descarado? —cuestionó.
—No mucho —comentó el chico—. Cuéntame.
YongSoo suspiró profundamente y después le comenzó a
contar desde el principio, desde el momento en el que había decidido que todo
debía de ser profesional entre ambos hasta lo que había comenzado a sentir
aquellos días atrás en la casa de la playa, explicándole cómo todo había
empezado a raíz de la fiesta y cómo todo se le estaba yendo de las manos cuando
lo único que quería era controlarlo para que no fuera a más porque ninguno de
los dos quería aquello ni estaba preparado para una relación en esos momentos,
KyuBin por lo de su antiguo sugar baby y él porque había decidido primero
centrarse en su futuro profesional y no buscaba ni quería ninguna relación.
WookJin lo escuchó sin decir nada, atentamente, hasta que acabó de hablar, solo
entonces su amigo comenzó.
—Al final las cosas no salen como uno las planea de
primera hora —le dijo—. Entiendo tu preocupación y cómo te sientes… al
principio yo estuve más o menos de esta forma con JiSung, ya lo sabes —YongSoo
asintió, aunque había estado bastante desligado de los asuntos de WookJin con
su sugar daddy, había algunas cosas para las que sí que había estado
junto a él y recordaba que, en aquel momento, el consejo que le había dado al
chico había sido que se alejara de JiSung, obviamente, WookJin no le había
hecho caso—. No quería dar ningún paso porque lo que habíamos acordado no
incluía sentimientos y tú me dijiste que lo mejor para no sufrir era alejarme
de JiSung… pero hay veces que los sentimientos no se pueden contener y al
final, a pesar de que en algunos momentos es duro, me alegro de haberle hecho
caso a mis sentimientos —WookJin suspiró profundamente y después el agarre que
mantenía sobre su cuerpo se hizo mucho más fuerte—. No quiero decirte lo que
debes o no debes de hacer porque al final serás tú el que tome la decisión,
pero si has empezado a sentir algo por KyuBin hyung, quizás hablarlo con
él para saber qué esperar es un buen comienzo —le dijo—. Si KyuBin hyung
se muestra receptivo al cambio será una victoria y si no lo hace aquí me tienes
por si quieres llorar o insultarlo.
YongSoo se quedó unos momentos en silencio después de que
WookJin le dijera aquello, pensando. Pensando en cuáles eran sus posibilidades,
analizando todas y cada una de sus opciones, tal y como había hecho hacía algo
más de un mes cuando el chico le había propuesto que se buscara un sugar
daddy. Había muchas formas de enfocar aquello, pero muy pocas de ellas
daban realmente soluciones buenas en las que alguno de los dos no saliera
herido. En realidad, no había solución perfecta y lo único que podía hacer era
callarse lo que estaba comenzando a sentir y aguantar hasta que le ingresaran
la beca o hablar con KyuBin, tal y como le había aconsejado WookJin. Solo debía
de elegir una de aquellas dos opciones y esperar que el resultado fuera bueno
—o al menos, lo mejor posible—.
—Gracias, WookJin —le dijo al final.
~
YongSoo estaba casi más nervioso aquel día que el primer
día que se había encontrado con KyuBin en aquella cafetería. No podía dejar de
mover las piernas y las manos le sudaban demasiado mientras esperaba sentado en
un banco que había cerca de la calle, enfrente de su residencia. Había quedado
con el mayor allí porque éste le había pedido que lo acompañase al Museo Leeum.
Hacía en torno a tres semanas desde que habían vuelto de la casa de la playa y
no se habían visto desde entonces, casi ni habían hablado tampoco porque KyuBin
había estado ocupado con algunos asuntos y solo le había mandado unos pocos
mensajes. YongSoo también había estado ocupado haciendo algunos trabajos para
la facultad, completando sus apuntes para los exámenes parciales y teniendo que
estudiar para éstos muchísimo porque aquel semestre era el último y no podía
darse el lujo de suspender ni uno solo de los parciales, pero no había podido
evitar pensar en KyuBin y echarlo de menos por no poder verlo. Durante todo
aquel tiempo había estado pensando en lo que WookJin le había dicho y en lo que
iba a hacer sobre lo que estaba comenzando a sentir por KyuBin, pero no sabía
qué era lo que podía hacer, todavía no lo sabía. Quizás estaba tan nervioso por
eso, porque no había tomado una decisión todavía y, además, estaba demasiado
emocionado por verlo. Tan nervioso y perdido en sus pensamientos estaba que ni
siquiera se dio cuenta de que KyuBin había llegado junto a él, hasta que no se
puso delante de él, tapándole el sol.
—¿En qué piensas?
YongSoo se sobresaltó al escuchar su voz porque no lo
había visto llegar ni lo había esperado allí, su corazón salta dentro de su
pecho y no puede evitar llevarse la mano hasta allí para tratar de calmarlo.
KyuBin le dedicó una sonrisa un poco culpable y su corazón se aceleró un poco
más porque estaba allí, delante de él, a tan solo un par de pasos de distancia,
muy cerca, y desde que volvieron de la casa de la playa no lo había tenido tan
cerca. En aquellos momentos estaba mucho más atractivo de lo que lo había
estado nunca antes cuando había quedado con YongSoo, con una camisa que le
quedaba demasiado bien y una chaqueta de cuero encima, conjuntando con unos
pantalones negros ajustados. Realmente era demasiado atractivo y no sabía cómo
podía haber estado junto a él antes de que su corazón comenzara a latir
rápidamente por él sin sentir absolutamente nada. ¿Había estado ciego y de
repente había recuperado la vista?
—Perdón por asustarte —le dijo KyuBin con aquella sonrisa
culpable y tendiéndole la mano—. ¿Nos vamos?
YongSoo miró su mano, grande, de dedos largos y huesudos,
masculinas, no como las suyas, pequeñas y redondas, casi como si siguiera
siendo un niño todavía y sé pensó unos momentos si tomarla o no. Finalmente la
tomó y KyuBin lo agarró fuertemente para ayudarle a levantarse. El contacto no
fue muy largo, pero YongSoo lo siguió notando durante el resto de la tarde,
mientras iban en el coche, hablando de cómo les había ido los días en los que
no se habían visto, lo que habían estado haciendo, llenando todos los silencios
con palabras, a pesar de que los silencios también eran cómodos entre ellos,
mientras estaban en el Museo Leeum, donde KyuBin le había pedido que lo
acompañara y mientras cenaban antes de que tuvieran que separarse porque entre
semana las puertas de la residencia se cerraban demasiado temprano.
YongSoo no pudo evitar darle vueltas en su mente durante
toda la tarde a aquel contacto y a cómo el contacto entre ellos había comenzado
a hacerse natural, dándose cuenta en ese momento que solo después de la fiesta
KyuBin había comenzado a tocarlo. Antes había evitado todo el contacto posible
con él, incluso durante la exposición en el Museo Nacional de Arte
Contemporáneo solo se había inclinado sobre él para susurrarle al oído, pero no
lo había tocado, en cambio, desde la fiesta, las manos grandes de KyuBin
acababan encontrando, de alguna forma, su cuerpo. Y era extraño y YongSoo no
sabía cómo interpretarlo porque aquello tampoco quería decir absolutamente
nada, quizás KyuBin simplemente se sintiera más cómodo con él y le gustara
tocar, a WookJin también le gustaba mucho tocar cuando tenía confianza con
alguien, YongSoo debería estar acostumbrado… pero a pesar de que las manos de
WookJin también eran grandes y firmes cuando lo tocaban, no sentía lo mismo ni
por asomo.
No obstante, a pesar de que no tenía nada claro que
KyuBin realmente pudiera sentir algo por él, YongSoo no dejó de pensar en que
quizás había una ínfima oportunidad de que lo hiciera y, viendo que el
encuentro de aquel día estaba llegando a su fin mientras iban de vuelta a la
residencia, sintió una especie de urgencia por decir algo, por hacer algo.
Nunca se le habían dado bien las palabras, menos cuando tenía que expresar sus
propios sentimientos… tampoco se le daban bien las acciones; sin embargo,
cuando el coche se detuvo y KyuBin se giró hacia él para anunciarle que ya
habían llegado, lo único que YongSoo pudo hacer fue soltarse el cinturón e
inclinarse hacia él para darle un breve beso en los labios. Un contacto tan
leve, tan corto, que casi podría tomarse por una ilusión… pero no había sido
una ilusión. YongSoo se separó de él con rapidez y observó cómo el rostro de
KyuBin expresaba la más absoluta sorpresa, con sus ojos completamente abiertos
y mirándolo como si no pudiera creerse lo que acababa de suceder. YongSoo
tampoco se podía creer que hubiera besado a KyuBin… no debía de haberlo hecho.
—Lo siento, lo siento —se disculpó rápidamente, sintiendo
cómo la vergüenza y el arrepentimiento se apoderaban de él por completo—. No
debería de haberlo hecho… no lo volveré a hacer más.
Y antes de que KyuBin pudiera reaccionar, antes de que
KyuBin pudiera decirle nada que quizás hiriera sus sentimientos, YongSoo abrió
la puerta del coche y salió corriendo hacia la residencia, flagelándose
mentalmente por ser tan idiota y haberla cagado tantísimo.
~
—¿Crees que me odia? —no pudo evitar preguntarle a
WookJin.
—No te odia —le dijo su amigo al otro lado del teléfono—.
Si te odiara, no te habría dicho de salir a cenar juntos.
—Pero… ¿y si me ha invitado a cenar para decirme en un
restaurante caro que no soy nada para él y que mi sitio simplemente es ser el
pobre al que está manteniendo por diversión, porque tiene mucho dinero?
—cuestionó. YongSoo escuchó el suspiro profundo de WookJin antes de que le volviera
a contestar.
—Llevas conociendo a KyuBin hyung cerca de tres
meses… sabes que no es del tipo de persona que haría eso —respondió—, es un
cacho de pan, por favor, si esta noche te saca el tema del beso o rechaza tus
sentimientos, te aseguro que será lo más suave contigo y encima te habrá
preparado un banquete para que ahogues tus penas en comida.
—Lo sé… —respondió, en apenas un murmullo—. Sé que es
buena persona y que lo que menos querría sería hacerme daño… pero tengo miedo.
—Es normal tener miedo, YongSoo —dijo WookJin, su voz
sonando menos hastiada que al principio y mucho más suave—. Todo el mundo tiene
miedo de salir herido cuando le gusta alguien, pero has sido valiente para dar
el primer paso… puedes ser valiente para esperar un poco, ver cuál es la
reacción de KyuBin hyung —y añadió—: yo estaré aquí para lo que
necesites, si quieres chillar de emoción o llorar y maldecirlo, aquí estaré,
con los brazos abiertos.
—Gracias WookJin —respondió, sintiéndose un poco mejor.
Se despidieron y YongSoo guardó su teléfono en el
bolsillo de su pantalón, esperando a que KyuBin apareciera en la puerta del
restaurante en el que habían quedado, aunque el mayor le había dicho que podía
esperarlo dentro, que solo tenía quedar su mano al entrar y lo llevarían a la
mesa que había reservado, pero YongSoo prefirió quedarse allí fuera porque,
aunque hacía un poco de frío, se sentía mejor, notando el aire en su cara,
aclarándole un poco las ideas. Estaba un poco nervioso y había llegado un poco
antes de lo que había debido, de ahí que hubiera llamado a WookJin para hacer
tiempo y calmar un poco su nerviosismo, pero cuando vio llegar el coche de
KyuBin y al mayor bajarse de éste, toda la tranquilidad que WookJin le había
proporcionado se fue por el garete en solo unos segundos, sobre todo cuando
KyuBin comenzó a avanzar hacia él, después de dejar que el coche lo aparcara el
joven que había en la entrada. YongSoo no pudo apartar la mirada de él mientras
se acercaba, pero cuando lo tuvo delante, demasiado cerca, acabó mirándose los
pies porque no era capaz de sostenerle la mirada.
—¿Has estado mucho tiempo esperándome? —le preguntó.
YongSoo negó con la cabeza porque a lo sumo habrían sido diez minutos y había
estado hablando con WookJin un buen rato—. Tienes que estar helado, tendrías
que haberme esperado dentro.
YongSoo quiso contestarle que estaba bien, pero antes de
poder hacerlo, sintió cómo las manos de KyuBin se acercaban a su rostro y le
tocaban las mejillas. Sus manos calientes contrastaron terriblemente con la
temperatura que tenía su piel expuesta al aire frío de aquella noche y YongSoo
no pudo evitar un pequeño escalofrío que le recorrió toda la columna vertebral.
—Estás helado —murmuró—. Vamos dentro.
KyuBin lo tomó de la mano y rápidamente lo llevó hacia el
interior de aquel lujoso restaurante en el que no tuvo ni siquiera que dar su
nombre para que lo guiaran a la mesa que había reservado. Aquel lugar tenía la
calefacción puesta y estaba a una temperatura agradable, así que, en apenas
unos minutos, YongSoo ya había dejado de sentir el fresco de la calle y se
sentía un poco sofocado, todavía sintiendo las manos de KyuBin contra sus
mejillas.
Esa noche, mientras cenaban, KyuBin habló mucho. Habló
sobre lo que había estado haciendo, un proyecto para conseguir traer a Seúl
algunas obras importantes del impresionismo europeo para poder exponerlas en su
galería de arte, invitándolo a ir con él en cuanto todo estuviera listo. Apenas
hubo silencios entre ambos aquella vez tampoco, a pesar de que YongSoo no podía
evitar contestar más que con monosílabos o frases cortas porque realmente no
sabía qué podía decir, pero en los pocos que hubo, la tensión podía cortarse
con un cuchillo. Era extraño y YongSoo se sentía ansioso porque sabía
perfectamente que KyuBin quería sacar el tema, pero no sabía cómo hacerlo y él
era demasiado cobarde para poder sacarlo —bastante que había sido el causante
de aquella situación en la que se encontraban—. No obstante, cuando les
retiraron los platos de la comida y estaban esperando a que les llevaran el
postre, KyuBin inspiró profundamente, llamando la atención de YongSoo de
aquella forma, como si se hubiera decidido a hablar por fin, provocando que el
corazón del chico comenzara a latir rápidamente, con nerviosismo y miedo por lo
que éste le pudiera decir; pero en el momento en el que abrió la boca, la cerró
inmediatamente, mirando más allá de YongSoo, su expresión cambiando
completamente a una completamente herida. Quiso preguntarle si estaba bien,
pero antes de que pudiera hacerlo, alguien se acercó a su mesa, de forma
sensual, casi contoneándose, mirando a YongSoo de arriba abajo para después
dirigirse hacia KyuBin, con una sonrisa socarrona.
—¿Ahora te van los niños monos y sin clase? —le
preguntó—. Creía que tenías el listón un poco más alto… o quizás es que yo lo
he dejado demasiado alto y no has encontrado a nadie mejor que malcriar —dijo.
YongSoo
se dio cuenta de que la expresión herida de KyuBin pasó a ser una de enfado en
tan solo unos momentos y entendió, por lo que el recién llegado había dicho,
que debía de ser su último sugar baby, aquel que había jugado con sus
sentimientos y su dinero y después lo había dejado. El chico era alto, guapo,
muy guapo, más guapo de lo que YongSoo jamás habría aspirado a ser jamás, de
rasgos delicados y finos, de ojos grandes y expresivos y labios rojos.
Realmente era una belleza y entendía a la perfección que KyuBin se hubiera
podido enamorar de él hasta las trancas porque era demasiado precioso como para
que alguien no su pudiera enamorar de él. No obstante, el tono de voz que había
usado, el desprecio con el que había hablado de YongSoo y la forma en la que había
comenzado aquella conversación, le indicaron que debajo de toda aquella hermosa
carcasa, había alguien pérfido.
—¿Qué quieres, TaeYeob? —le preguntó, casi siseó, KyuBin.
—Saludar, simplemente —le respondió, como si quisiera
parecer alguien bueno—, y ver quién era el nuevo —sonrió, levantando solo la
comisura de un lado de su boca—, pero ahora que lo he visto y sé que es tan
poquita cosa, no tengo nada más que hacer aquí, disfrutad de vuestra velada.
Y TaeYeob se fue tan pronto como había venido, pero el
aire quedó enrarecido entre ellos después de que se fuera, por sus palabras y
por el olor de su perfume. KyuBin no volvió a hablar aquella noche y lo que
fuera que había estado a punto de decirle a YongSoo antes de que su antiguo sugar
baby apareciera, debió de quedar completamente olvidado en su mente.
YongSoo entendió en aquel momento, que todavía no había podido olvidar al otro
y que no estaba para nada preparado para empezar nada con él, que sus
sentimientos todavía estaban puestos en TaeYeob y que YongSoo no tenía ninguna
oportunidad de reemplazarlo. Fue un trago duro, pero el chico se alegró de
haber recibido aquel mazazo antes de que sus sentimientos por KyuBin se
hubieran descontrolado aún más.
~
A mediados de noviembre, casi mil años después de haber
arreglado de nuevo los papeles de la beca y de que se la acabaran concediendo,
YongSoo se encontró que al fin se la habían ingresado y se sintió completamente
feliz por ello. La administración había tardado más de lo necesario en
completar el ingreso, pero por fin lo tenía y por fin podía volver a ser
económicamente independiente. Su felicidad duró solo unos momentos, porque al
instante se le vino a la mente KyuBin, quien lo había estado ayudando con el
dinero en los últimos meses de su vida, con quien había estado pasando momentos
agradables y por quien había comenzado a sentirse atraído. En un principio,
YongSoo había aceptado aquello porque simplemente iba a ser una especie de
trabajo, todo profesional y medido, sin margen de error que acabaría en el
mismo instante en el que el chico tuviera el dinero de la beca ingresado, pero
después todo había cambiado para él y no había podido evitar que algo empezara
a surgir por KyuBin en su interior.
Habían pasado solo unos días de aquella cena en la que se
habían encontrado con el anterior sugar baby de KyuBin y éste no le
había mandado ni un solo mensaje, por lo que YongSoo solo había podido darle
vueltas a que éste realmente no sentía nada por él y que lo único que había
querido decirle en la cena había sido que era mejor que no volviera a besarlo o
que igual debería dejar de ser su sugar baby porque había traspasado
toda la confianza al hacer aquello. WookJin le había dicho que, seguro que no
era aquello y que, seguro que KyuBin debía de tener una explicación por la que
no había contactado con él, pero YongSoo ya no sabía qué creer ni qué hacer y
el ingreso de la beca le había dado la respuesta que necesitaba.
Debía dejar de pensar en KyuBin, debía de volver a
centrarse en sus estudios y debía olvidarse de todo lo que había sucedido entre
ellos. Quizás le sería difícil al principio volver a centrarse en lo que tenía
que hacer, quizás lo pasara un poco mal porque los sentimientos que había
comenzado a tener por él no se iban a ir como por arte de magia, pero YongSoo
no quería sufrir, no quería escuchar de la boca de KyuBin nada que lo hiciera
totalmente desgraciado… por lo que decidió que lo mejor para ambos era volver
al plan original, hacer como si aquel beso no hubiera sucedido y como si
aquellos sentimientos no hubieran estado allí en un primer lugar.
Suspiró profundamente y después buscó el número de KyuBin
en su móvil, llamándolo. Su corazón latía desbocado dentro de su pecho y estaba
muy nervioso, pero tenía que hacer aquello antes de que todo fuera a más, debía
dejarlo todo estar antes de que le comenzara a doler mucho más la indiferencia
de KyuBin aquellos días en los que no había hablado con él, ni siquiera
contestando el breve mensaje que YongSoo le había puesto a la mañana siguiente
de la cena para darle las gracias por la comida y el dinero que le había
enviado. No estuvo mucho tiempo esperando a que éste cogiera el teléfono,
KyuBin descolgó un par de tonos después.
—YongSoo —dijo—. No tengo mucho tiempo para hablar,
¿sucede algo?
—No, no sucede nada —respondió él, inspirando
profundamente otra vez antes de seguir—. No te voy a robar mucho tiempo, solo
llamaba para avisarte de que ya me han ingresado la beca y creo que, por lo
tanto, nuestro acuerdo se ha acabado —dijo. Escuchó a KyuBin murmurar su
nombre, pero antes de que pudiera decir algo, continuó—. Muchas gracias por
todo lo que has hecho por mí en estos meses, de verdad te lo agradezco porque
sin ti no habría podido seguir con los estudios este semestre. Has sido más
bueno conmigo de lo que merecía —y volvió a añadir antes de colgar—: muchas
gracias, KyuBin hyung.
YongSoo escuchó su nombre de los labios de KyuBin antes
de colgar, pero el chico no se quedó al teléfono para escuchar qué era lo que
quería decirle, no se sentía con las fuerzas suficientes para hacerlo.
Simplemente colgó y se alejó del móvil el resto de la tarde, no cogiendo
ninguna de las llamadas de KyuBin y simplemente tumbándose sobre su cama para
tratar de asimilar que debía olvidar los sentimientos que tenía por KyuBin en
aquellos momentos porque aquello debía de acabar de la misma forma en la que
había acabado aquella relación profesional en el mismo instante en el que le
habían ingresado la beca.
~
—Eres tonto rematado, Lee YongSoo —le dijo WookJin nada
más entrar a su habitación, donde YongSoo estaba estudiando con quizás muchos
folios extendidos ante él en la mesa de su escritorio—. Es que te juro que
tengo ganas de darte una paliza para que entres en razón porque te la mereces.
—Quizás si me pegas una paliza me empiecen a doler todos
los huesos y se me quite el dolor del pecho —murmuró YongSoo en respuesta.
—Joder, es que eres idiota —replicó WookJin, sentándose
sobre su cama.
YongSoo nunca se había considerado especialmente tonto,
más bien al contrario, se le daba bastante bien estudiar y siempre era de los
mejores de la clase, siempre lo había sido… pero quizás, en temas de corazón,
fuera muy tonto. Nunca antes se había sentido de la forma en la que se había
sentido estando con KyuBin, le habían gustado algunos chicos, se había acostado
con algún otro, incluso había tenido un novio en el primer año de facultad con
el que creía que había conectado bastante bien, pero al final del todo, YongSoo
nunca había sentido como si el corazón se le fuera a salir del pecho
simplemente pensando en él o estando a su lado. JunHyung tampoco pareció sentir
ese tipo de cosas por YongSoo y se alegró por él cuando un par de años atrás se
encontró con éste y su nuevo novio, SungHo creía recordar que se llamaba, porque
con él sí que parecía sentir algo más que lo que había sentido por YongSoo. No
le había sido difícil dejar de pensar en JunHyung, pero en aquellos momentos,
tratar de no dejar de pensar en KyuBin era como una odisea.
—Acordamos
que cuando me ingresaran la beca esto se acabaría —le dijo, tratando de sonar
lo más razonable del mundo, pero sabía a la perfección que no estaba siendo racional
y que había demasiados sentimientos de por medio.
—Pero
esto dejó de ser profesional en el momento en el que te enamoraste de KyuBin hyung
—replicó WookJin y algo se le clavó a YongSoo en el corazón.
No
se había enamorado de KyuBin, no lo había hecho. Solo le gustaba, le gustaba
mucho porque era guapo, porque se había portado bien con él y porque le atraía
físicamente, pero no se había enamorado de él. No.
—KyuBin
hyung lleva llamándote toda la semana y no le coges el teléfono —le
dijo—. No miras los mensajes, ni siquiera los míos.
—Estoy
estudiando para los exámenes porque están a la vuelta de la esquina —respondió.
—No
estás estudiando, YongSoo, estás huyendo —replicó WookJin—. Estás huyendo
porque te da miedo lo que te pueda decir KyuBin hyung, pero sabes qué,
no deberías de tener miedo porque me apuesto el cuello a que KyuBin hyung también
está completamente enamorado de ti.
—Puedes
apostarte el cuello y todo lo que quieras, WookJin —murmuró él—. Eso no
significa que sea verdad.
YongSoo
se volvió hacia sus apuntes para tratar de seguir estudiando, aunque WookJin
siguiera allí con él en la habitación. Quizás sí lo ignoraba durante el
suficiente tiempo, el chico se cansaría y se iría, hasta el momento, se
enfocaría en los apuntes para tratar de que las lágrimas no cayeran en cascadas
desde sus ojos porque lo que WookJin decía no podía ser verdad. Él no había
visto cómo se había comportado después de ver a TaeYeob, él no había estado días
esperando a que volviera a contactar con él, él no había sentido lo que YongSoo
había sentido y no sabía lo mucho que le dolía que le diera aquella mínima
esperanza que me acababa de dar porque aquello no era real. Su trato terminaba
en el momento en el que a YongSoo le ingresasen la beca y él lo único que había
hecho había sido cumplir con aquel trato.
—Ayer
estuve con KyuBin hyung —murmuró WookJin, llamando su atención—. Tú
pareces un muerto viviente ahora mismo, pero KyuBin hyung está muchísimo
peor, así que, deja de ser un maldito cobarde y habla con él, aunque al final
no tengáis los mismos sentimientos el uno por el otro, simplemente habla con él
para que podáis pasar página, es lo mínimo.
Y después de decir aquello, WookJin se levantó de su cama
y salió de su cuarto como una exhalación. En cuanto la puerta se cerró a las
espaldas del chico, YongSoo se echó a llorar inmediatamente. Le dolía demasiado
y lo que le acababa de decir su amigo lo único que había hecho era que doliera
muchísimo más. Porque se suponía que KyuBin no sentía absolutamente nada por
él, se suponía que lo único que debían de haber tenido debía de ser profesional
y él era el único que había comenzado a tener sentimientos por el mayor. Él
había cumplido su trato, él había hecho el trabajo necesario y KyuBin por fin
era libre de él para poder hacer lo que quisiera. Se habían hecho cercanos,
habían pasado bastante tiempo junto entre unas cosas y otras y YongSoo había
debido de confundir su amabilidad con algo más, solo eso… porque no podía ser
verdad que KyuBin lo quisiera de alguna forma.
~
Por más que YongSoo trataba de concentrarse en los
apuntes porque los exámenes finales estaban a menos de un mes de distancia, el
chico no podía hacerlo porque seguía sin poder dejar de pensar en KyuBin y en
las palabras de WookJin a todas horas. Había momentos en los que conseguía
enviar todo aquello al fondo de su mente y disfrutar de un momento de
concentración que duraba demasiado poco y después del cual, olvidaba qué era lo
que se había estudiado. De aquella forma, no iba a poder aprobar los exámenes y
si suspendía alguna y tenía que recuperarla, se le pasaría el plazo para
presentar su solicitud al máster que siempre había querido hacer y aquello no
podía pasar. No quería volver a pasar por lo que había pasado al final del
verano, cuando la beca le había sido denegada por esa última asignatura que le
habían subido más tarde al expediente. No quería volver a sentirse ansioso y no
quería volver a hacerle caso a WookJin para buscarse un sugar daddy que
quisiera ayudarlo mientras él buscaba algo más que poder hacer para aumentar su
curriculum académico antes de volver a tratar acceder al máster en la
siguiente convocatoria. Si no hubiera estado en aquella situación en verano,
nunca habría buscado a KyuBin porque nunca habría necesitado su ayuda, nunca
habría comenzado a tener sentimientos por él y todo habría estado como al
principio, como cuando ni siquiera sabía que existía… pero todo había pasado y
todo había acabado de aquella forma y YongSoo tenía los ojos hinchados de tanto
llorar.
Le dolía no poder hablar de nuevo con KyuBin, le costaba
horrores alejarse del teléfono cuando lo tenía en la mano y le llegaba una
llamada entrante del mayor. Quería hablar con él, quería verlo de nuevo, quería
besarlo y quería que lo correspondiera. Quería hacer demasiadas cosas con él
que no había podido y no quería que hubiera dinero de por medio porque no
quería ser su sugar baby ni quería que él fuera su sugar daddy.
Si se hubieran conocido de otra forma, quizás YongSoo se habría dejado llevar
mucho antes, quizás no le hubiera dolido tanto el darse cuenta de que el mayor
no lo quería de la misma forma que lo quería él, quizás en aquellos momentos no
estuviera empapando de nuevo en lágrimas sus apuntes.
Su teléfono se encendió frente a él y YongSoo lo miró por
hábito, dándose cuenta de que la llamada entrante era de KyuBin, que no había
dejado de llamarlo ni un solo día desde que YongSoo le había dicho que quería
acabar con todo aquello. Esas llamadas le daban una especie de esperanza que no
debería de sentir, una esperanza con la que se comía horas y horas la cabeza
porque y si… ¿y si por alguna razón casi mágica KyuBin sí que sintiera algo por
él y por eso no dejaba de llamarlo? WookJin le había dado esperanzas yendo a su
habitación el otro día y KyuBin se las daba también con sus llamadas y él tenía
la cabeza hecha un lío y no podía estudiar poque no dejaba de pensar en toda
aquella situación y no sabía qué era lo que podía hacer para poder volver a
estar bien, como estaba antes de conocer a KyuBin.
Su cuerpo lo traicionó al final, su dedo se movió sobre
la pantalla y descolgó la llamada de KyuBin, que pareció sumamente sorprendido
y confuso porque hubiera aceptado la llamada cuando habló.
—¿YongSoo? —le dijo y el chico sintió cómo las lágrimas
volvían a caer por sus mejillas al escuchar su voz de nuevo—. Por favor no
cuelgues, no cuelgues, necesito que nos veamos, necesito que hablemos, cuando
quieras, donde quieras, solo dímelo y allí estaré.
La voz de KyuBin sonó casi desesperada al decirle
aquellas palabras y YongSoo sintió cómo se le formaba un nudo en la garganta
que no lo dejaba hablar. No sabía qué podía decirle tampoco así que, acabó
boqueando varias veces, como si de un pez fuera del agua se tratase y tardó
demasiado tiempo en contestar. No obstante, KyuBin no se retiró del teléfono en
todo aquel tiempo y no lo presionó para que le dijera algo, simplemente esperó
pacientemente. El chico lo pensó mientras trataba de volver a recuperar el
habla, lo pensó demasiado y al final decidió que debía de hacer lo correcto, ya
fuera para zanjar aquello o para que algo más ocurriera, tenía que hablar con
KyuBin, porque sino iba a echar por tierra todo el futuro que había tratado de
conseguirse por no poder ser capaz de dejar de pensar en él.
—Está bien. Mañana. En tu casa de la playa —murmuró al
final—. Puedo ir en autobús, no necesitas recogerme, KyuBin hyung.
—Perfecto.
KyuBin dijo aquella sola palabra y YongSoo colgó antes de
que pudiera decir nada más con el corazón latiéndole salvajemente dentro de su
pecho, sin poder creerse todavía que aquello hubiera sucedido y que al día
siguiente fuera a ver a KyuBin.
~
Al final YongSoo no tuvo que coger el autobús y sintió
que había sido idea de KyuBin que, casualmente, aparecieran para recogerlo
JiSung y WookJin. No se tragó ni por un asomo que ambos fueran a pasar un fin
de semana romántico en la playa justo antes de que los exámenes comenzaran, ni
que la casa que JiSung tenía en la playa estuviera cerca de la de KyuBin y por
eso les pillaba de camino y no les importaba alargarlo. No obstante, agradeció
el apoyo moral que WookJin le brindó durante todo el camino a pesar de que éste
también aprovechó para meterse con él y decirle demasiadas veces que era un
idiota. No obstante, su presencia lo reconfortó y cuando se bajó del coche
frente a la casa de KyuBin quizás se sentía más preparado para mantener una
conversación con el mayor de lo que lo había estado en las últimas horas.
Seguía teniendo miedo, seguía estando nervioso y realmente no sabía qué era lo
que podía encontrarse ni lo que KyuBin le podía decir, pero al menos estaba
preparado para decirle que no se había portado bien con él porque primero
debían de haber hablado y no solo lo debía de haber llamado por teléfono para
cortar toda relación con él.
YongSoo inspiró profundamente y caminó hacia la entrada,
llamando al timbre de la puerta y esperando a que ésta se abriera, esperando
que KyuBin ya hubiera llegado a la casa porque era media mañana. No tardó en
escuchar pasos acelerados al otro lado de la puerta y apenas unos momentos
después, esta se abría para que apareciera ante él KyuBin, algo más delgado que
la última vez que lo había visto y con unas ojeras enormes. WookJin le había
dicho varios días atrás que el mayor parecía un muerto viviente como él y
YongSoo no sabía si creerlo o no, pero ahora que lo veía ante sus ojos, odiaba
haber dudado de WookJin porque todo lo que le había dicho y había hecho por él
había sido con la mejor intención del mundo y con el único propósito de no
verlo sufrir más.
—YongSoo —murmuró KyuBin.
El chico sintió un pequeño escalofrío al escuchar su
nombre de los labios de KyuBin de aquella forma, casi tan desesperada, pero
antes de que pudiera hacer o decir nada, éste se acercó a él rápidamente para
pasarle una mano por los hombros y otra por su cintura y abrazarlo fuertemente,
apretándolo contra su cuerpo con firmeza, no dejándolo escapar ni aunque
YongSoo hubiera querido deshacerse de aquel abrazo. YongSoo no quería, de
hecho, no sabía que hubiera necesitado tanto ese abrazo, ni que necesitara
tantísimo aferrarse al cuerpo de KyuBin, simplemente se abrazó fuertemente a su
espalda, correspondiendo el gesto y sintiendo cómo su corazón saltaba dentro de
su pecho ahora que estaba allí, en los brazos de KyuBin. No supo cuánto tiempo
pasaron de aquella forma, YongSoo tampoco quiso contar los minutos, pero fue
bastante rato y cuando Kyubin finalmente comenzó a separarse de él, YongSoo lo
único que pudo hacer fue aferrarse más fuerte a su cuerpo porque si se
separaban y lo tenía que mirar a la cara para hablarle, estaba seguro de que
jamás podría decirle lo que había planeado decirle en el coche de JiSung, de
camino a su casa. Por eso, no se separó de él, sino que le habló, así como
estaba, aferrado fuertemente a él, con su rostro en su pecho, escondiéndose
porque no era lo suficientemente valiente como para dar la cara.
—Lo siento, KyuBin hyung —murmuró—. Lo siento por
haberte besado y lo siento por haber sido un capullo contigo cuando no lo
merecías, al principio estaba aquí porque te necesitaba y si no te hubiera
necesitado no habría ido en tu busca —y siguió—: no tenía que haber decidido yo
solo que esto debía acabar porque la necesidad ya había acabado, pero en estos
meses que hemos pasado juntos no he podido evitar que me empezaras a gustar y
tenía miedo de que si seguía así acabara sufriendo muchísimo porque tú no
sentías lo mismo por mí y siento que…
YongSoo tenía todavía muchísimas cosas por las que pedir
perdón, pero no pudo seguir hablando porque KyuBin lo separó de su cuerpo y se
agachó levemente para que sus rostros quedaran a la misma altura y YongSoo no
pudiera volver a esconderse. No obstante, aunque no podía esconderse, desvió su
mirada porque no pudo aguantar la intensidad con la que KyuBin lo estaba
mirando en aquellos momentos.
—Cuéntame qué te ha hecho pensar que no sentía nada por
ti —le pidió. YongSoo tragó saliva porque se le acababa de quedar la boca seca
y no sabía realmente cómo le podía contestar a aquello—. Quiero saberlo, por
favor, porque no puedo entender que mis sentimientos no hayan llegado hasta ti
—el corazón de YongSoo se paró dentro de su pecho durante unos segundos antes
de comenzar a latir como loco. No podía haberlo escuchado bien—. Por favor,
YongSoo.
—Cuando… cuando te besé… hyung… te quedaste muy
sorprendido… —le respondió.
—Porque estaba muy sorprendido —contestó KyuBin—. No me
esperaba que me besaras en ese momento y me quedé de piedra, pero una vez volví
en mí y me di cuenta de lo que había pasado, no pude evitar estar sonriendo
como un tonto el resto de la noche —el corazón de YongSoo dio un vuelco en ese
instante, pero no se permitió ilusionarse, no todavía.
—Cuando… cenamos y apareció… tu… ¿ex? —preguntó al final,
porque no sabía cómo debía de llamar al otro—. Creí que todavía sentías algo
por él y que me ibas a decir en la cena que el beso había sido algo que
preferías olvidar o que no querías que volviera a suceder porque solo teníamos
una relación profesional.
—YongSoo… —su voz sonó suave y dulce cuando dijo su
nombre y llevó sus manos a su rostro para que lo mirara. Se resistió a hacerlo,
porque la mirada de KyuBin era demasiado intensa, pero al final no tuvo más
remedio que mirarlo, encontrándose al hacerlo con una mirada de cariño infinita
y una pequeña sonrisa en su rostro que hizo que su corazón volviera a pararse
un momento—. Es verdad que la presencia de TaeYeob me perturbó aquella noche
porque fueron muchos años juntos y todavía no lo había superado, pero al
escucharlo decir cosas sobre ti, solo empecé a sentir rabia y quizás un poco de
pena por él, por la vida que está viviendo, engañando a todo el mundo por un
poco de dinero, metiéndose en sus camas y usándolos… pero esa noche quería
haber hablado contigo sobre nosotros, sobre el beso, sobre que creía que estaba
comenzando a tener sentimientos por ti y sobre cómo íbamos a seguir adelante,
porque sabía perfectamente que no te gustaba la idea de compartir sentimientos
y dinero.
YongSoo sintió cómo las lágrimas comenzaban a recorrer
sus mejillas en ese momento y volvió a buscar la seguridad y calidez del abrazo
de KyuBin. Éste no se negó y simplemente lo volvió a apretar fuertemente contra
su cuerpo, esperando a que se calmara. YongSoo no pudo parar de llorar en un
buen rato porque tenían que haber hablado desde el inicio, tenían haberlo hecho
porque de aquella forma se habrían ahorrado aquel sufrimiento estúpido de las
últimas semanas, pero YongSoo había tenido tanto miedo a ser herido, a pasarlo
mal, a que KyuBin lo rechazara aunque él había comenzado a sentirlo todo por
él, que no había sido capaz y solo había podido esconderse, esconderse de todo
por miedo y por estúpido, por no creer que KyuBin pudiera sentir nada por él.
—Lo siento —murmuró una vez se serenó un poco.
—No tienes que disculparte por nada porque no es tu culpa
—le dijo KyuBin—. Tenía que haberte dicho en la fiesta lo que había empezado a
sentir por ti… o cuando estuvimos juntos aquí, en casa, pero no me atreví a
hacerlo.
YongSoo no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa porque los dos habían sido unos idiotas que tenían que haber hablado las cosas antes de que hubieran llegado hasta allí, hasta aquel momento, pero en esos instantes, el chico se sentía bien, en los brazos de KyuBin, después de saber qué era lo que éste sentía por él. Tenían que hablar mucho, mucho más, tenían que expresarse mejor, tenían que resolver sus dudas y tenían que encontrar un punto en el que ambos se sintieran completamente cómodos estando con el otro. Lo harían. YongSoo sabía que lo harían y que finalmente podrían estar bien, durara lo que durase lo suyo, sentía que estarían bien estando juntos.
Notas finales:
—WookJin ha estado
llamando a KyuBin todo el fic “KyuBin hyung” como una forma más cariñosa
y cercana de referirse a él, mientras que YongSoo al principio lo llamaba solo “KyuBin”
para más tarde llamarlo también “hyung”. Hice esta distinción para que
se viera el cambio de la forma en la que YongSoo lo ve.
—TaeYeob en esta
historia no es buena persona, pero necesitaba que alguien no fuera buena
persona y al final acabó siendo él el elegido porque el papel le venía que ni
pintado.
—Si hubiera hecho esta
historia como un serial, en lugar de como un one shot, no sé cuánto más se me
habría alargado… probablemente habría sido uno de estos slow burn 500k
viendo que he hecho 17k y ni siquiera me he entretenido tanto en contar cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario