viernes, 27 de septiembre de 2013

Please, Teach Me a Reason

Epílogo
Please, Teach Me a Reason


            “Antes pensaba que una persona podría morir de aburrimiento, que todo era demasiado aburrido y poco estimulante. Pero una persona me enseñó que la vida podía ser lo suficientemente divertida y estimulante si no seguías todas las normas al pie de la letra”.

            Xi LuHan estaba apoyado contra el respaldo del sofá que había en la sala del Club de Disciplina. Seguía siendo el Presidente de este Club, pero últimamente le gustaba más estar sentado en aquel lugar que en su solitaria silla de cuero.

            El chico suspiró y dejó de mirar el interesante techo blanco para fijar su vista en la cabeza de pelo negro algo largo que estaba echada sobre sus piernas. Sonrió levemente y llevó su mano a la maraña de pelo, comenzando a mesarla, intentando no despertar al chico que dormía plácidamente.

            Últimamente pasaban todas las tardes juntos, pero al contrario de los besos que al principio se daban, siempre desesperados, ahora eran todos tranquilos y pausados y, tras un rato, ChanYeol se acurrucaba en sus piernas como un perro y se quedaba dormido.

            Eso antes hubiera hecho su vida más aburrida de lo que ya era pero, increíblemente, ahora le divertía. A veces LuHan sentía que no se entendía.

            Seguía respetando todas las normas y haciéndolas respetar a los demás, sin embargo, había una norma que se saltaba porque su corazón había hablado y resultaba que tenía mucha más razón que su cerebro. Esa única norma era la de no seguir nunca a su corazón.

            El chico de su regazo se removió y acabó tumbado de espaldas en el sofá, mirando a LuHan con una gran sonrisa que ya no le parecía tan escalofriante. El moreno llevó su mano al rostro del otro y rozó su mejilla, haciendo que este cerrara sus ojos, disfrutando del contacto.

            –Adoro cuando sonríes. Te vuelves más guapo de lo que ya eres –murmuró y el rubio amplió su sonrisa un poco–. Me gustas mucho, LuHan.

            Las palabras todavía no eran el fuerte del rubio, por lo que simplemente se inclinó hacia delante y rozó sus labios con los de ChanYeol, presionando suavemente durante unos momentos antes de separarse. El moreno estaba radiante cuando lo miró tras el beso.

            –También me encanta cuando me besas y no me lo espero –una sonrisa brillante en su rostro–. Aunque todavía estoy esperando a que me muerdas hasta la muerte –comentó divertido.
            –Cuando quieras –una sonrisa pícara en su rostro.
            –¿Puede ser ahora? –ChanYeol se incorporó del sofá.
            –Sí.


miércoles, 25 de septiembre de 2013

EXO

Capítulo 13
Biblioteca



   -Últimamente tienes que ir mucho a la Biblioteca de Letras- le dije y él me miró mal. Pero era la verdad, llevaba desde el Lunes yendo allí todas las tardes, y ya era Viernes.
   -Estoy haciendo un trabajo y necesito libros de allí, ¿algún problema?- me contestó cortante.
   -No, ninguno.
   -Entonces ya puedes irte.
   -¿Por qué?
   -Te ha dicho Kevin que me vigiles, ¿verdad?- negué con la cabeza, pero a LuHan no pareció servirle esa respuesta.
   -La verdad es que me aburro- contesté- a MinSeok y JongDae apenas los veo y Kevin y YiXing están entretenidos entre el sexo y averiguar cosas del pasado, por lo que solo me quedas tú- él me miró durante unos momentos y luego bufó justo antes de echar a andar hacia la entrada de la Universidad de Letras.

-oooOOOooo-

   Aunque durante la semana que estuvimos solos me moría porque ChanYeol me tocara, sentía que no estaba preparado. Parecía una adolescente de 15 años en vez de un universitario. Por Dios, que no era virgen, ya lo había hecho con algunas tías en secundaria. Sin embargo, cada vez que sentía sus besos apasionados y sus caricias me entraba el nerviosismo y lo obligaba a parar. Lo habíamos intentado tres veces y las tres lo hice detenerse.

   ChanYeol a estas alturas debería estar odiándome, pero no, él sólo me sonreía tristemente y se acurrucaba contra mí murmurando que no pasaba nada, que íbamos demasiado rápido y que esperaría hasta que yo estuviera preparado.

   Y tenía razón en una cosa. Todo estaba pasando demasiado rápido. Habían pasado unos cuatro meses desde que descubrimos que teníamos poderes y hacía apenas unas semanas que nos habíamos confesado lo que sentíamos. Además, todo esto era nuevo para ambos. ¿Cómo era acostarse con un tío? No tenía ni idea y eso me daba mucho miedo. No tenía miedo de ChanYeol, de él jamás tendría miedo, tenía miedo de lo que pudiera pasar si nos acostábamos, de si nos hacíamos daño o de si todo acababa tan abruptamente como había empezado.

-oooOOOooo-

   Estaba tranquilamente sentado en una de las mesas de la Biblioteca intentando leer un libro mientras mi amigo tamborileaba sus dedos contra la mesa de madera vieja. Me estaba poniendo de los nervios, pero bueno, debía aguantarlo, para algo era mi mejor amigo.

   Tan perdido estaba en mi mismo que me sobresalté y casi grito cuando sentí que alguien me agarraba del brazo y me levantaba de la silla, pero me calmé al sentir que era mi novio el que había hecho aquello.

   -Haz que ZiTao no nos encuentre - le dijo a JongIn y luego, de la mano, me guio por toda la Biblioteca rápidamente.

   No pregunté a dónde íbamos, tampoco me importaba, quería estar con LuHan a toda costa, aunque fueran unos segundos y a escondidas. Me llevó hasta la sección de las revistas antiguas, un lugar que nadie visitaba.

   -LuLu- susurré y él se giró a verme con una sonrisa.
   -Aquí nadie nos molestará- murmuró acercándose peligrosamente a mí.
   -¿Qué tienes en mente?- pregunté sintiendo su aliento chocar contra mis labios cuando respiraba.
   -Tenía pensado un poco de manoseo por aquí y por allá- llevó una mano a mi trasero y di un brinco- y poder liberarnos por fin…
   -Hace mucho tiempo que no…- comencé, pero él acalló mis palabras con un beso.
   -Tranquilo…- murmuró contra mis labios, mirándome fijamente a los ojos- nada de sexo… solo… masturbémonos un rato…- me mordió mi labio inferior- y busquemos algún día para hacerlo descontroladamente…
   -Lo que tú quieras- murmuré antes de abandonarme a él.

-oooOOOooo-

   -Espero que no tengamos problemas- murmuré y él me miró.
   -¿Por qué lo dices?- me preguntó.
   -Porque es Viernes, por la tarde y el Laboratorio está cerrado- expliqué- si nos pillan, estamos muertos, sobre todo yo- puse mis manos en mi cara- me echarían de la Universidad y todo por lo que he luchado…- no pude terminar de hablar porque Kevin me apretó fuertemente contra su pecho y me quedé sin aire.
   -Tranquilo, no nos pillarán- susurró contra mi cabello y me estremecí.
   -Está bien, no lo harán- cedí pasando mis brazos por su cuello, y aferrándome a él.
   -Súbete a mí- murmuró palmeándome el trasero y yo enrosqué mis piernas alrededor de su cintura- nos subiré volando y entraremos por la ventana.

   Asentí y segundos después nos encontrábamos en el aire. Un cosquilleo se extendió por mi estómago, vértigo probablemente, nunca había hecho nada parecido a aquello. Debería tener miedo, porque cada vez íbamos más alto, en busca de la ventana del Laboratorio. Pero yo no tenía ningún miedo, Kevin nunca me dejaría caer.

   Poco después, aterrizó en el pequeño alfeizar de la ventana y abrió esta. Entramos, yo aún agarrado a él, hasta que me hizo desenvolver mis piernas de su cintura. Posé mis pies de nuevo en el suelo y tras tambalearme un poco, recuperé el equilibrio y miré a mi alrededor.

   -El Laboratorio no tiene cámaras dentro- comenté y él asintió- pero sí en el pasillo, por lo que tendremos que salir también por la ventana- me giré hacia la máquina que necesitaba primero- todavía no sé cómo me has convencido para hacer esto- murmuré y lo escuché reír.
   -Quebrantar las normas tampoco es nada tan horrible.
   -Si tú lo dices- dije mientras me ponía con aquello que habíamos ido a hacer allí.

-oooOOOooo-

   Hoy era el día que regresaban mis padres de ir a visitar a mi hermana. Al final no había podido hacer nada más allá de tocar un poco, besar y morder a BaekHyun (todavía tenía marcas del mordisco que le había dado el Lunes en el cuello). Quería más, pero sabía que estaba asustado. La verdad es que yo también lo estaba, pero lo quería demasiado y sabía que no podía ir nada mal.

   Bufé en mi solitaria habitación. En apenas unas horas ya no estaríamos más solos y yo quería aprovecharme un poco de BaekHyun. Me levanté de mi cama y salí de la habitación, entré en la de mi hermana en su busca, pero allí no estaba, así que salí al pasillo. Escuché ruidos en la ducha y supe que lo había encontrado.

   Giré el picaporte y abrí la puerta. Menos mal que no había cerrado con pestillo. Entré al baño apenas viendo nada por el vapor y me desnudé rápidamente, para luego descorrer la cortina y entrar a la ducha, abrazando a BaekHyun por la espalda, que pegó un grito al sentirme.

   -Tranquilo, soy yo- murmuré en su oído y se relajó entre mis brazos.
   -Creía que eras un violador- dijo girándose para quedar cara a cara conmigo. Era simplemente perfecto. Las gotas de agua le resbalaban por su pequeño y fino rostro y quise comérmelo.
   -No ibas muy desencaminado- susurré antes de darle un pequeño beso en los labios.
   -Mmm… Channie…
   -Me gustaría tocarte…- noté cómo se tensó- y que tú me tocaras- atrapé sus labios de nuevo- solo una paja… nada más…
   -Channie…- esta vez él se acercó a mis labios y me besó- yo…- me miró a los ojos cuando nos separamos- está bien…
   -Te quiero…- susurré.

   Bajé mis manos por su cuerpo hasta su entrepierna, pero él no se movió, así que, guie su mano derecha hacia la mía y en cuanto rozó mi miembro, que empezaba a despertar, me estremecí de placer. Junté mi frente con la suya y ambos empezamos con el vaivén sobre el miembro del otro.

   Débiles gemidos escapaban de nuestros labios mientras los movimientos se hacían más acelerados, más desesperados, en busca de más contacto, en busca de darle más placer al otro. Nuestros labios se encontraron y los gemidos se ahogaron, pero el placer seguía allí.

   Cada vez más rápido, cada vez más fuerte, cada vez más exquisito. El fuego se instaló en mi bajo vientre y apenas unos segundos después me corría en su mano y él hacía lo mismo en la mía.

-oooOOOooo-

   Estaba completamente agotado. Llevábamos varios días bajando a aquel sótano lleno de telarañas y cucarachas para practicar sin que nadie nos pudiera molestar. Hacía tiempo que apenas sabíamos de los otros chicos, pero sinceramente no me importaba demasiado y eso era algo extraño.

   De hecho, todo lo que me pasaba desde que había comenzado ese año 2012 había sido completamente extraño y extravagante. Primero descubría que tenía poderes y después, me sentía de una manera muy rara cerca de mi compañero de habitación.

   Sí, era algo que había ido descubriendo a medida que avanzaba en el control de mis poderes. Cada vez que JongDae estaba cerca de mí, mi corazón latía tan fuerte que parecía que se quería salir de mi pecho, me ponía nervioso y a veces balbuceaba. Hacía tiempo que estaba dudando seriamente sobre mi sexualidad.

   Un ruido me hizo volver a la realidad de pronto y me giré para ver la procedencia de ese ruido. Me encontré a JongDae tumbado en el suelo, respirando rápidamente, con la mirada perdida y me apresuré a ir hacia él, asustado porque le hubiera podido ocurrir algo.

   -¿Jong?- pregunté- ¿estás bien?- él me miró y luego me indicó que me acercara a él. Yo lo hice rápidamente y él aprovechó para agarrarme y tumbarme en el suelo junto a él- oye-me quejé pero lo escuché reír y me relajé, pasándoseme el cabreo y la preocupación de golpe.
   -Descansemos- murmuró apretándome fuerte contra él. Deseé con todas mis fuerzas que no pudiera llegar a escuchar los frenéticos latidos de mi corazón mientras me acurrucaba contra él.

-oooOOOooo-

   No podían hacerme esto. Estaba vigilando que no apareciera el tipo con cara de mala hostia mientras ellos se toqueteaban. Por Dios, estaban en una Biblioteca, ¿no podían dejarse las pollas tranquilas un rato?

   De repente vi cómo el chico giraba una esquina, acercándose al lugar en el que mis amigos se toqueteaban y no lo pensé mucho. Miré a todos lados por si alguien me veía y me teletransporté hasta el lugar en el que ellos estaban, encontrándome con una escena no muy agradable. Se estaban tocando el uno al otro y tenían sus miembros fuera. Casi me entran ganas de potar.

   -Meteos “eso” dentro- dije y ellos se sobresaltaron, girándose rápidamente para adecentarse un poco- viene Tao, así que salid co…

   No pude seguir la frase porque de repente él apareció allí y abrió los ojos como platos al vernos a todos allí. “JongIn piensa algo que os dé ventaja, rápido”, me dije. Pero casi sin pensar en nada avancé hacia él, me alcé de puntillas y lo besé.

   Me separé inmediatamente después, pero había conseguido el efecto que quería, lo había dejado pasmado. No lo dudé cuando salí corriendo los metros que me separaban de SeHun y LuHan deseando con todas mis fuerzas aparecer en mi habitación de la Residencia con ellos. En cuanto los toqué, sentí algo cálido y nos desvanecí a todos para volver a aparecer en la habitación.

   Me tambaleé y una mano fuerte me sujetó. Era el lugar más lejano en el que me había logrado teletransportar y llevaba dos personas conmigo. Estaba agotado. Cuando me giré para darle las gracias a quien fuera de mis amigos que me estuviera sujetando me quedé de piedra.

   -¿Por qué nadie me recordó que el chino podía parar el tiempo?







lunes, 23 de septiembre de 2013

Please, Teach Me a Reason

Capítulo 5
Preguntas y Respuestas,
Quiero Saber Todo de Ti


            Era el segundo día del castigo y ChanYeol, con los ojos medio cerrados por el sueño, movía una manguera de un lado a otro, regando algunas plantas. Se moría de sueño y no tenía ganas de estar allí, pero era su castigo y tenía que cumplirlo.

            El moreno suspiró y luego se estiró, llevando sus brazos adelante, atrás y a los lados, haciendo que la manguera fuera de un lado a otro. Al chico no le preocupó demasiado, de todas maneras, a esas horas no había nadie en el instituto. Sin embargo, en uno de los movimientos, escuchó un sonido que no tenía nada que ver con el del agua caer contra el suelo.

            ChanYeol soltó la manguera rápidamente en el suelo y se giró para ver cómo en ese momento un rubio, bajito y con cara redonda, lo miraba furioso.

            –L-lo… siento –dijo con su corazón golpeando rápido contra su pecho–. Yo… no era mi intención, no sabía que estabas ahí. ¡No fue a propósito!

            El moreno se encogió un poco sobre sí mismo y cerró los ojos, esperando un golpe que nunca llegó. Esperó unos segundos antes de volver a adoptar una posición normal y abrir los ojos. Cuando lo hizo, se encontró con el chico mirándolo con furia, pero sin intención alguna de golpearlo. Eso por una parte tranquilizó al moreno, pero por otra lo decepcionó. Después de todo, era masoquista.

            –No te quedes ahí y dame algo para que me seque –fue lo único que salió de los labios de LuHan. Su tono era demandante, pero no tan frío como lo era en otras ocasiones.
            –Ven.

            ChanYeol echó a andar y el otro lo siguió. Durante todo el camino hacia el pabellón donde se encontraba la cancha de baloncesto, el lugar al que se dirigían, el moreno no dijo ni una palabra. Quería decir muchas cosas, pero no se atrevía a decir ninguna de ellas, y eso era algo raro, porque normalmente no podía parar de hablar ni un momento.

            Sin embargo, había enmudecido porque tenía miedo. Park ChanYeol tenía miedo de salir herido, y no de una manera física.

            En cuanto entraron al pabellón, el moreno guio al otro por los pasillos hacia los vestuarios, donde tenía la bolsa con las toallas y la ropa que utilizaba para entrenar y que había dejado allí el día anterior. Nada más ingresar en los vestuarios, ChanYeol abrió su taquilla y comenzó a buscar una toalla.

            –Puedes sentarte donde quieras –dijo sin desviar su atención de su tarea, pero viendo por el rabillo del ojo como LuHan se sentaba en uno de los bancos de madera. Estuvo unos segundos más rebuscando hasta que dio con la toalla–. Ah… aquí está –le tendió la toalla y el otro comenzó a secarse el pelo.

            En ese momento, ChanYeol se fijó en que también tenía la camisa del uniforme empapada, haciéndola casi transparente y pegándola a su piel. El chico se mordió el labio inferior antes de girarse y coger una de las camisetas que utilizaba para entrenar.

            –Te estará enorme –murmuró–. Pero es mejor que la camisa empapada.

            Sin decir gracias, al igual que cuando le tendió la toalla, LuHan tomó la camiseta mirándola con una ceja alzada. Luego suspiró y comenzó a desabrochar los botones de su camisa. ChanYeol tragó saliva al ver un poco de la piel expuesta del chico y luego desvió la mirada. Si lo veía semidesnudo no sabía lo que sería capaz de hacer.

            El alto había decidido que si LuHan no daba el siguiente paso, él no iba a darlo. Debía aprender a ser valiente, debía aprender a decir lo que pensaba sin pensar en las normas.

            –¿Qué haces aquí tan temprano? –preguntó el moreno para acabar con el silencio incómodo que se había instalado entre ambos.
            –No es de tu incumbencia –una respuesta cortante con una voz más cálida de lo habitual que sorprendió a ChanYeol, pero seguida de otro incómodo silencio–. ¿Tú qué haces aquí?

            La pregunta dejó descolocado a ChanYeol, que se volvió hacia donde estaba LuHan, encontrándolo mirando al suelo, con su camiseta que le quedaba excesivamente grande, apenas tapando lo que debía tapar. El chico tragó saliva, sintiendo su corazón martilleando en sus oídos antes de contestar:

            –Creo que ya lo sabes.

            El rubio pareció encogerse aún más al escuchar aquellas palabras, aunque también pudo ser porque la camiseta del moreno era demasiado grande para él.

            –¿Sabes? –murmuró mirándose las manos–. Apenas te conozco.
            –¿Estás insinuando que quieres conocerme? –preguntó LuHan.
            –Sí, me gustaría conocerte. Saber qué cosas te gustan, cuáles odias y cosas por el estilo –respondió. En cuanto acabó de hablar, el rubio se levantó y se giró, en dirección a la puerta–. ¿Ya te vas? –preguntó ChanYeol levantándose también, haciendo que el otro se girara y asintiera con la cabeza–. Pero yo quería preguntarte algunas cosas, hyung.

            Hubo unos momentos de silencio en los que el moreno pensó que LuHan le echaría una mirada de odio y se iría, o le echaría esa misma mirada y le daría una paliza, para después irse. Sin embargo, nada de esto pasó.

            –Pregunta. Pero sé rápido –la respuesta dejó a ChanYeol paralizado unos segundos, pero después comenzó a hablar a toda pastilla.
            –¿Cuáles son tus pasatiempos? ¿Qué asignaturas te gustan? ¿Qué deportes te gustan? ¿Qué comida te gusta? ¿Qué ves en la tele? ¿Qué animales te gustan? ¿Qué persona te gusta? ¿Qué…?
            –Para –dijo, dejando al alto con la palabra en la boca–. No pensaba que serían cosas infantiles como esas.
            –Entonces… ¿no me vas a contestar?
            –Matar a mordiscos a gente como tú –y se fue, dejando a ChanYeol sumamente confuso.

            “¿Será ese su pasatiempo?”


            LuHan se despertó un minuto antes de que sonara la alarma de su teléfono y apagó esta para no acabar con dolor de cabeza tan temprano. Entró al baño y luego se vistió. Pronto el pijama fue sustituido por el uniforme del instituto y el chico se miró en el espejo, buscando algo que no estuviera como debía estar.

            Perfecto.

            Se peinó y a través de la superficie reflectante pudo ver una camiseta del uniforme de baloncesto varias tallas más grandes de lo que él acostumbraba a usar, con el número 88 estampado en ella. LuHan esbozó una pequeña sonrisa.

            –Creo que estoy loco –murmuró sin borrar aquella pequeña sonrisa de sus labios.


            –Van dos en una moto y se cae el del medio por una de las ventanillas de atrás porque no llevaba el cinturón puesto. (N.A.: Chiste, by Lou)

            El chiste que BaekHyun acababa de contar no tenía ninguna gracia, como evidenciaba el rostro de KyungSoo, que estaba completamente serio y mirando avergonzado cómo ChanYeol se reía escandalosamente.

            El alto estaba tan muerto de risa que no se dio cuenta de esta mirada, ni tampoco de que un chico rubio con cara de mala hostia se acercaba a él hasta que lo tuvo en frente de su mesa.

            En ese momento paró de reír y se puso serio. LuHan le entregó una bolsa y él miró en su interior, descubriendo la camiseta que le había prestado hacía una semana.

            –Gracias –murmuró.
            –Educación Física –y se largó.
            –Oye –dijo KyungSoo llamando la atención de ChanYeol–. ¿Es mi impresión o acaba de decir Educación Física?
            –¿Es algún código secreto? –preguntó BaekHyun y el alto negó a las dos cuestiones.

            “¿Puede ser que… me vaya a contestar a todo?” se preguntó el chico “Ni siquiera me acuerdo de lo que le pregunté” pensó echando la cabeza sobre la mesa, deprimido.


            ChanYeol terminó de dar las doce vueltas al campo de fútbol que le acababa de mandar hacer el entrenador del equipo de basket por estar mirando las musarañas y no recibir bien un pase picado que el base le había enviado magníficamente.

            El chico se encorvó, apoyando sus manos sobre las rodillas para intentar recobrar el aire que le faltaba tras aquel castigo.

            –Fútbol –escuchó a sus espaldas y se giró rápidamente, para ver la espalda de LuHan alejándose.

            “¿Fútbol? ¿A qué viene lo de fútbol?”


            Durante las semanas siguientes, en los momentos en los que ChanYeol estaba solo o con alguno de sus amigos, LuHan se acercaba a él y le decía una palabra o una frase, dejando a veces al moreno sumamente confuso con cosas como:

            “Huevos fritos con pepino”.
            “Anime”.
            “Herbívoros”.


            Acababan de echarle la bronca del siglo en el Club de Baloncesto. Seguía sin poder concentrarse del todo en el juego y eso le pasaba factura, pero no podía dejar de pensar en cuando LuHan se acercaba a él sin que lo advirtiera y le contestara a todas y cada una de sus preguntas, preguntas que no recordaba.

            ChanYeol abrió el grifo de la fuente y metió la cabeza bajo este para refrescarse un poco las ideas y también para quitarse el calor que ya comenzaba a hacer. Cuando tuvo el pelo completamente mojado, se echó hacia atrás y se sacudió como un perro, salpicando agua un poco lejos. Ya le había crecido el pelo lo suficiente como para tapar sus orejas de soplillo.

            –Park ChanYeol.

            El chico se giró rápidamente al escuchar su nombre dicho por la voz de LuHan y lo vio plantado ante él, a un par de metros, con la cabeza gacha, como siempre que contestaba a alguna de las preguntas que le había hecho hacía más de un mes.

            “¿Qué pregunta le hice para que contestara con mi nombre?” se preguntó.

            De repente, se acordó.


            ¿Cuáles son tus pasatiempos? ¿Qué asignaturas te gustan? ¿Qué deportes te gustan? ¿Qué comida te gusta? ¿Qué ves en la tele? ¿Qué animales te gustan? ¿Qué persona te gusta?


            ChanYeol abrió los ojos tanto que parecía que se saldrían de sus cuencas mientras intentaba procesar aquello. LuHan acababa de… Miró al chico que tenía ante él y vio cómo este comenzaba a alejarse sin levantar la cabeza.

            Sin siquiera pensarlo, ChanYeol corrió tras él hasta que lo alcanzó. Pasó sus brazos por la cintura del otro y se pegó a su espalda sin dejarle escapatoria.

            –Tú también me gustas.




«   »


sábado, 21 de septiembre de 2013

EXO

Capítulo 12
Rápido



   Ayudamos a recoger a JunMyeon rápidamente todo lo que se había mojado y gracias al poder de ChanYeol, que secaba las cosas, pudimos terminar en apenas media hora. Menos mal que a nadie se le ocurrió pasar por allí, hubiera sido muy difícil de explicar lo que había pasado.

   Apenas terminamos, cuando una chica bajita entró desde la parte trasera del local y nos sobresaltó a los tres.

   -Oppa- le dijo a JunMyeon- ya está todo listo allí atrás.
   -Gracias, Luna- ella le sonrió y luego se giró hacia nosotros.
   -¿Sois amigos de JunMyeon oppa?- nos preguntó y ambos asentimos, aunque fue ChanYeol el que contestó por los dos.
   -Yo soy ChanYeol y él BaekHyun.
   -Encantada, yo soy Luna- se presentó ella- a partir de ahora trabajaré en este turno- miré rápidamente al otro trabajador.

   Kevin era el que tenía ese turno, ¿qué era lo que había pasado? JunMyeon se encogió de hombros y luego bufó, eso me dio a entender que él tampoco sabía nada y que por eso era por lo que estaba tan apurado antes. La chica no tenía nada que ver y era mejor que no se enterase de nada o se podría armar una bastante gorda.

-oooOOOooo-

   -¿Al final qué hicisteis cuando os encontrasteis?- le pregunté a SeHun y él me sonrió tristemente.
   -La verdad no mucho- contestó- nos escondimos detrás de una estantería, me dio un par de besos y tras decirme que me quería salió corriendo para que Tao no lo pillara conmigo.
   -Debe ser emocionante- dije y él me miró mal- ¿qué? Es como si estuvierais viviendo un amor prohibido, debe ser algo intenso y emocionante.
    -No te creas, prefiero que vuelva a ser todo como antes y poder estar a su lado a cada momento sin que nadie nos esté buscando.

-oooOOOooo-

   -Menos mal que aquí ninguno es un Vampiro- murmuré mientras él sacaba los pequeños botecitos identificados cada uno con una etiqueta con el nombre del propietario que contenían la sangre de todos nosotros.
   -¿Por qué lo dices?- preguntó.
   -Por la sangre- le aclaré. Zhang YiXing era inocente y despistado. Y me gustaba que fuera así.
   -Oh- lo pilló y su cara me hizo esbozar una pequeña sonrisa.
   -¿Crees que podrías hacerlo?- le pregunté acercándome a él y tomando el bote que llevaba la etiqueta de ChanYeol- quiero decir, descubrir todo lo que pueda haber en la sangre para ayudarnos a entender algo más… y recordar también lo que pasó.
   -No sé si podré- contestó tomando mi rostro entre sus manos y colocándolo a su altura- pero lo intentaré- y me dio un pequeño y dulce beso.

-oooOOOooo-

   Nada más llegar a casa después de aquel día tan movidito que habíamos tenido nos metimos en la cama, agotados. Había utilizado demasiado mis poderes para poder ayudar a JunMyeon y casi no sentía mis músculos. Lo que sí que sentí fue cómo BaekHyun comenzaba a besarme la nuca, ya que me había tumbado de espaldas a él. Solté un suspiro y lo escuché reír. El pelo de mi nuca se erizó cuando su aliento me rozó la piel.

   -BaekHyun…- murmuré mientras me giraba y me quedaba cara a él- no comiences algo que luego no vayas a terminar.
   -Esta mañana tú has comenzado algo- me dijo con una sonrisa pícara mientras su mano comenzaba a tocar mi pecho- yo sólo lo intento terminar.
   -Mmm… está bien…

   Atrapé sus labios con los míos antes de que pudiera hacer nada y comencé a besarlo, al principio suavemente, de una manera remolona, pero también algo intensa. Sin embargo, el beso se tornó completamente desesperado cuando él me mordió el labio inferior.

   En ese momento olvidé lo cansado que estaba, que me dolía todo el cuerpo y que probablemente, pudiera hacerle algo de daño. Comencé a besarlo, introduciendo mi lengua en su boca, moviéndola hasta haber llegado a todos los rincones, jugando con la suya, enredándola, sintiéndola. Mis manos empezaron a moverse sin permiso por su cuerpo, tocando lugares que nunca antes me había atrevido a tocar y que ahora, como en trance, sí que tocaba, arrancándole gemidos que quedaban ahogados dentro de nuestro beso.

   Me separé de sus labios en busca de aire de una manera algo brusca y luego comencé a bajar, besando su mentón, su mandíbula, su cuello. Cuando llegué a este lugar lo escuché jadear y supe que ahí debía entretenerme.

Pasé mi lengua por su níveo cuello y luego volví a besarlo, al principio besos pequeños y cortos, luego comencé a succionar y a morder levemente, arrancando gemidos cada vez más fuertes. Mis manos empezaron a bajar cada vez más por su cuerpo y le levanté la camiseta, para llegar a sus pezones. Los gemidos intensificaron su volumen, y esta vez, estaban acompañados de mi nombre.

-Channie… ahh… mmm… Channie…

Eso me hizo perder el control todavía más si era posible. Ahora le mordía el cuello sin compasión y bajé mis manos hasta encontrar la cinturilla de sus calzoncillos. No hice más que rozar su miembro por encima de la tela cuando él me apartó de golpe y me dio la espalda, respirando entrecortado. En ese momento me di cuenta de que íbamos demasiado rápido para él.

-Lo siento- murmuré y deposité un pequeño beso en su nuca antes de abrazarme a él- lo siento mucho.
-No te disculpes…- dijo- tenías razón… no debí empezar si no podía terminarlo…
-Tranquilo, BaekHyunnie, tendré mis manos quietecitas hasta que me des permiso para moverlas- él rio un poco y su cuerpo tembló entre mis brazos.
-Gracias.

-oooOOOooo-

   -Tú estás bien, ¿verdad?- fue lo primero que KyungSoo me preguntó tras haberle contado lo que había sucedido aquella mañana en el Burger.
   -Sí, yo estoy bien- contesté y él soltó todo el aire de golpe.
   -Menos mal- murmuró- ¿la chica se enteró de algo?- negué con la cabeza- habéis tenido mucha suerte, muchísima suerte.
   -Lo sé.
   -Pero me alegra que no haya pasado nada- paró de andar y se giró a mirarme- me alegra mucho que estés bien y que no te haya pasado nada.

   Alzó su mano y rozó mi mejilla unos segundos, para luego retirarla rápidamente y seguir andando. Lo seguí casi sin ser consciente, su toque en mi mejilla había hecho que mi corazón se acelerara y mi mente se nublara. ¿Por qué me pasaba eso?

-oooOOOooo-

   -Salgamos mañana a la Discoteca- propuso JongIn nada más llegamos a la habitación.
   -Mañana es Martes, ¿por qué deberíamos salir un Martes a la Disco?- pregunté y él se encogió de hombros.
   -Hace tiempo que no me enrollo con una tía- contestó.
   -¿Y para eso quieres que vaya contigo?- alcé una ceja. Para eso no me necesitaba, es más, cada vez que se quería enrollar con alguna desaparecía de nuestro lado y no le veíamos el pelo en un buen rato.
   -Será más divertido contigo allí- respondió.
   -JongIn- dije poniéndome muy serio- yo no hago tríos.

   Durante unos minutos estuvo en silencio, mirándome de manera fija, pensando en mis palabras, hasta que de repente comenzó a reírse de una manera exagerada, tan exagerada que parecía algo así como una hiena en celo. Pero su risa de hiena se me contagió y al momento ya estaba yo riendo con él. No sé cuánto tiempo pasamos muertos de risa, pero cuando pudimos parar, me dolía el estómago.

   -Eres un cachondo- murmuró.
   -Era en serio, no hago tríos- contesté de nuevo y él me miró mal.
   -Está bien… lo recordaré para la próxima vez.

-oooOOOooo-

   Estaba tranquilamente tumbado en la cama escuchando música en mi MP4 con los ojos cerrados. No había nadie más en la habitación, no sabía dónde estaba JongDae y eso me preocupaba un poco, un poco bastante. Quizás podría haberle pasado algo y por eso no llegaba, algún enemigo podría haberlo atacado. O quizás me estaba volviendo un poquito paranoico y solo estaba terminando algo.

   Me sobresalté cuando sentí un peso en mi cama y abrí mis ojos rápidamente, para encontrarme con mi compañero medio subido sobre mí y con su cara a escasos centímetros de la mía. Mi corazón comenzó a latir rápidamente y de una manera muy sonora dentro de mi pecho, recé porque él no lo escuchara, él no podía darse cuenta. Sin embargo, el sonrojo se apoderó de mis mejillas y contra eso no pude luchar.

   -Me… me has dado un susto de muerte…- susurré y él sonrió. Mi corazón se aceleró más todavía. ¿Por qué me pasaba aquello? Normalmente podía controlar mis reacciones cuando estaba a su lado, ¿por qué ahora no?
   -Lo siento- murmuró- pero quiero que veas algo.
   -¿Qué es?- pregunté extrañado mientras él se comenzaba a alejar de mí y se bajaba de mi cama.
   -Ven- lo miré a los ojos durante unos momentos, evaluándolo. Era un Troll de primera y sabía que al pobre e inocente de YiXing lo molestaba bastante. Conmigo también se ponía a veces así y no me fiaba ni un pelo. Además, la sonrisa que tenía en esos momentos no me gustaba nada.
   -No sé yo si debería ir- comenté y él hizo un puchero.
   -¿No confías en mí?- me pensé mi respuesta. Para las cosas serias era la mejor persona en la que podías confiar… pero para los días de diario era mejor mantenerte alejado de esa sonrisa.
   -Depende del día- contesté sinceramente.
   -¿Hoy te fías de mí?
   -No mucho- suspiró y volvió a subirse en la cama, justo como había estado antes. Demasiado cerca.
   -¿Qué puedo hacer para que confíes en mí?
   -No lo sé…- contesté tragando saliva. Estaba demasiado cerca de mí.
   -Entonces confía en mí- acarició mi mejilla con su mano y yo cerré los ojos para disfrutar del contacto. Cuando los abrí, una sonrisa tierna se extendía por su rostro.
   -Confío en ti- murmuré.

   Lo siguiente pasó muy rápido. Apenas dije esas palabras ya estaba siendo levantado de la cama y sacado de la habitación recorriendo los pasillos de la Residencia. No tardamos mucho en bajar del todo y llegar al Sótano. Me quedé parado y JongDae se volvió hacia mí para sonreírme.

   -Aquí nadie nos molestará- dijo.
   -¿Para qué necesitamos que nadie nos moleste?- pregunté y él sonrió mientras abría la puerta.
   -Para entrenar.

-oooOOOooo-

   Llegamos al piso y lo primero que nos encontramos fue a YiXing y a Kevin en la cocina con botes de sangre. Eso me dejó plantado en la puerta, pero un empujón de Tao me hizo avanzar hasta el lugar.

   -¿Qué es esto?- preguntó el chico y los otros dos se volvieron hacia él.
   -Vamos a averiguar las respuestas a todos los porqués.






viernes, 20 de septiembre de 2013

Ready 2 Love

Ready 2 Love


   -Te repito que estás jugando con los sentimientos de ambos y eso no es nada justo para ellos- dijo por quinta vez ese día mi amiga Yulenia, sentándose a los pies de mi cama.
   -Y yo te contesto que mientras que no se enteren no pasa nada- ella se levantó automáticamente de la cama y bufó con desesperación.

   Todos los días eran así desde que se enteró (bueno, más bien me extorsionó hasta que me lo sonsacó) que estaba saliendo con dos chicos a la vez. Me decía una y otra vez que tenía que acabar con ello, que les haría daño y un montón de chorradas más. Yo era de la opinión de “ojos que no ven, corazón que no siente” y además, ellos ni se conocían, jamás podrían enterarse del doble juego que llevaba.

   Cualquiera me podría juzgar por lo que hacía (como mi amiga), pero estaba en la edad de experimentar y me gustaba esta situación.

   -Eres desesperante, Naye- la escuché murmurar.
   -Oh, venga, Yul, no seas así- dije y ella me miró mal.
   -¿Cómo que no sea así?- preguntó- Onew es mi hermano, no puedo dejar que juegues con sus sentimientos.
   -No estoy jugando con los sentimientos de nadie…
   -¡Le estás poniendo los cuernos con Key!
   -No le pongo los cuernos…- ella encaró una ceja.
   -Ah, ¿no? ¿Y entonces cómo se llama eso que estás haciendo?
   -Doble vida- contesté- lo he buscado en internet, por si las moscas- sonreí y ella suspiró, cansada.
   -Naye…
   -Tranquila, pequeña, mientras no se enteren no habrá daño alguno- le aseguré.
   -¿Por qué lo haces?
   -Quiero experimentar, quiero ver con cual es más probable que acabe saliendo de verdad y no podía hacerlo de otra manera- contesté.
   -Claro que podías.
   -No.
   -Sí.
   -¿Cómo?
   -Saliendo con uno, dejándolo, saliendo con el otro, dejándolo y luego decidir.
   -Entonces les haría daño.
   -Lo que tú digas- volvió a suspirar y se dirigió a la puerta- simplemente intenta que no se encuentren nunca, ¿vale?
   -Vale- y salió.

   No sabía por qué ella temía que nos encontráramos, era muy fácil no hacerlo, Seúl es una ciudad muy grande. Pero cuando los planetas se alinean y se ponen en tu contra, una ciudad tan grande cómo Seúl se queda pequeña.
~.~.~

   Durante los siguientes días, si salía con Onew, en algún lugar acababa viendo a Key entre la gente y salía corriendo en la otra dirección. Si salía con Key, pasaba exactamente lo mismo y eso me estaba volviendo loca a mí y también un poco a ellos.

   Llegué al piso que compartía con mi amiga y me dejé caer sobre la cama, agotada. Había sido un día muy duro.

   -¿Qué te pasa?- preguntó Yulenia entrando a mi habitación, preocupada por el estado en el que había llegado a la casa.
   -¿Por qué las cosas siempre tienen que torcerse?- pregunté y ella abrió los ojos con pánico.
   -¿No me digas que os habéis encontrado los tres?
   -No, nada de eso- ella respiró tranquila.
   -¿Entonces?
   -Tengo que huir de un lado para otro porque salga con quien salga, siempre aparece el otro cerca y tengo que cambiar el rumbo para no cruzarnos- conté.
   -Te dije que era un juego muy peligroso.
   -Ya… lo repetiste cerca de quinientas veces desde el día que te lo conté.
   -Y no me has hecho caso en lo de dejar todo esto…
   -Creo que… voy a hacerte un poquito de caso…- ella sonrió triunfante.
   -Asegúrate de que eliges al indicado, luego no puedes cambiar como si de una camiseta que no te queda bien se tratase- advirtió saliendo de mi cuarto.

   No me gustaba nada tener que darle la razón a mi amiga, pero estaba jugando con fuego y había estado a punto de quemarme varias veces.

   Sin embargo, no podía decidir. Los dos me gustaban demasiado. Key era tan atento, tan educado, tan cariñoso, aunque a veces un poco caprichoso y mandón. Onew era de otra forma, era muy dulce, muy alegre, muy cariñoso, se preocupaba de mi bienestar, pero a veces podía ser un verdadero idiota y parecía tener dos pies izquierdos.

   No sabía por cual decidirme. Ambos tenían sus cualidades y sus defectos, y por ambas cosas me gustaban.

~.~.~

   Durante la siguiente semana apenas salí de casa e intenté no encontrarme con ninguno de los dos. Debía pensar y nada, ninguna acción podía determinar cuál sería mi decisión.

   La inspiración divina me pareció llegar el día en el que abrí la puerta de casa y por ella entró un muy preocupado Onew, abrazándome hasta dejarme prácticamente sin respiración.

   -¿Cómo estás, tesoro?- me preguntó y yo lo miré confundida- llevo una semana sin saber nada de ti, no contestas al móvil, no te conectas a las redes sociales y no te he visto en la Facultad.
   -Oh bueno… yo…
   -Y cuando le pregunté a mi hermana sobre ti, primero me daba largas, pero después, ante mi insistencia me contó que estabas enferma y que era algo contagioso- me apretó más fuerte contra su pecho- me estaba volviendo loco de preocupación.

   Su confesión me dejó de piedra unos instantes, mientras me abrazaba, pero después, mi corazón comenzó a saltar de alegría. Él ya había tomado la decisión.

   -No te preocupes- murmuré contra su cuello- ya estoy bien…- lo rodeé con mis brazos- “ya estoy lista para amar”- pensé.

~.~.~

   Esa misma noche, después de que Onew se fuera de casa, le di las gracias a mi amiga por encubrirme y encendí el móvil para llamar a Key y cortar con él. En cuanto lo hice, me comenzaron a llegar miles de notificaciones del Wassap, del Line, del Kakao, del Twitter, de FaceBook, llamadas perdidas, mensajes de texto, e-mails… todos de Onew. Eso hizo que aun fuera más firme en mi decisión.

   Busqué el chat del Kakao que tenía con Key y lo llamé, ya que de esa manera me salía gratis. No pasó mucho tiempo para que él me contestara.

   -¿Naye?- preguntó.
   -¿Quién si no?
   -No sé… cómo llevas sin dar señales de vida un par de días…
   -Fue una semana.
   -¿Tanto?
   -Sí.
   -Ah…

   Ah. Había estado una semana sin verme y lo único que decía cuando contactaba con él era “ah”. Estaba más que decidida a cortar con él y seguir adelante con Onew.

   -He estado pensando…- murmuré- sobre nosotros… y… quiero cortar- dije. Al otro lado de la línea solo se escuchó la respiración de alguien durante un par de minutos.
   -¿De verdad es eso lo que quieres?
   -Sí.
   -Entonces… ¿cortamos?
   -Sí.
   -Genial.
   -¿Genial?
   -Sí.
   -¿No estás triste?
   -No, la vida sigue y bueno, no hay que amargarse por cosas como esta- contestó.

   Bueno. Al menos no le había roto el corazón como temía Yulenia. Parecía que se lo estaba tomando bastante bien.

   -Entonces está bien- murmuré- ya… nos veremos…
   -Sí- contestó- oh, por cierto… ¿tú amiga, la que vive contigo, está soltera?
   -¿A qué viene esa pregunta?
   -La vida sigue- repitió.
   -Sí, está soltera.

   -Entonces nos veremos mucho.