Chapter Four
Do you want to date me?
JiMin
se encontraba tumbada sobre su cama todavía a pesar de que era media mañana ya,
pero por ella se podía quedar de aquella forma todo el día porque después del
ajetreado día que había sido el anterior, corriendo de un lado para otro para
así no perder ni un won de los que le habían prometido pagarle si asistía a
todo, estaba más que muerta y la idea de pasar todo el día tirada en la cama
sin hacer absolutamente nada la atraía de una forma bastante bonita. Sin
embargo, ella sabía que algo debía de pasar en las próximas horas o minutos
para que su anhelo de pasar el día en blanco no se pudiera cumplir. Quizás
sería una llamada de la empresa para que fuera inmediatamente, quizás sería que
YeRin entrara por la puerta para intentar que hiciera algo con su vida… o
quizás sería lo que realmente pasó.
No hacía ni media hora
que se había despertado y que se habían quedado holgazaneando cuando su
teléfono sonó por un mensaje recibido y la chica lo tomó para ver quién era la
persona que le había hablado. Apenas tardó unos segundos en averiguar que había
sido BamBam el que le había mandado un mensaje y una sonrisa no tardó en
aparecer en su rostro.
No te lo vas a creer, pero como estamos todos medio
muertos, nos han dado un día libre. Así que, no tengo nada que hacer y me
apetece salir contigo a algún lugar. ¿Quieres tener una cita conmigo? No vamos
a hacer nada raro, lo de siempre, simplemente. Ir de compras y comer y ya. Así
ponemos a prueba lo de si la gente se daría cuenta que estamos juntos por
vernos en la calle. ¿Quieres?
La chica soltó su
teléfono unos momentos con un gran suspiro saliendo de sus labios. Habían
pasado solo unos pocos días desde que por fin habían comenzado a salir juntos,
pero desde ese momento, solo habían podido encontrarse en contadas ocasiones y
solo dentro de los muros de la empresa, por lo que actuaban como lo hacían
antes de nada, para que ninguna persona se pudiera dar cuenta de su relación.
BamBam apenas tenía tiempo porque se pasaba el día ensayando para los
conciertos y JiMin sabía que en cuanto empezara la gira y salieran de Corea del
Sur, lo iba a ver por las fancams y
las fotos que subiera a Instagram porque no iban a poder pasar ningún tiempo
juntos. Por lo tanto, aquel repentino día libre era todo un regalo para ellos.
Y sin embargo, a pesar
de que era un regalo para su relación, BamBam tenía que estar demasiado cansado
y aquel día libre le tenía que venir muy bien para tumbarse en la cama, tal y
como ella estaba y descansar todas las horas que pudiera para seguir adelante
con todo lo que tenía que hacer.
Deberías descansar, tienes que estar agotado, podemos tener una cita en
cualquier otro momento, no hace falta que sea ahora.
JiMin envió aquella
respuesta con un sentimiento amargo dentro de su pecho porque sentía que salir
un poco iba a estar muy bien a pesar del miedo a que los descubrieran, pero lo
mejor para el chico era que descansara ese día y que en otra ocasión que
tuvieran salieran con más tranquilidad y sin agobio ninguno.
—Es
lo mejor —se intentó convencer a ella misma, diciéndolo incluso en voz alta
para que fuera más definitivo.
Casi inmediatamente después de decir
aquello, su móvil volvió a sonar por la llegada de otro mensaje,
sobresaltándola porque no se lo esperaba. Sabía perfectamente que era la
respuesta de BamBam, pero no sabía si quería leerla o no porque el chico lo más
probable es que intentara convencerla de cualquier manera para que al final
acabara aceptando. No quería abrir el mensaje, pero sabía que tenía que
hacerlo, así que, con un suspiro, lo hizo.
Lástima
que yo ya esté vestido para la ocasión y en tu puerta.
JiMin apenas había
acabado de leer el mensaje cuando el timbre de la puerta del piso que compartía
con su compañera de grupo YeRin, sonó, haciendo que a la chica le quedara
totalmente claro que BamBam ya estaba allí y que, obviamente, no iba a aceptar
un no como respuesta.
Con un suspiro de
cansancio, la chica soltó su teléfono sobre el colchón, dejándolo caer allí sin
ningún tipo de cuidado y se levantó de la cama. Todavía estaba en pijama, pero
no se iba a cambiar de ropa para abrirle la puerta al chico y, además, estaba
en su casa. Descalza como estaba, salió de su habitación y se dirigió hacia la
entrada del piso para abrirle a BamBam. Sin embargo, antes de hacerlo, JiMin se
asomó a la mirilla, viendo cómo éste cambiaba el peso de su cuerpo de una
pierna a otra, visiblemente nervioso. Él siempre había sido encantador, pero
cuando estaba cerca de una chica se le cortocircuitaba el cerebro. Con ella no
le había pasado hasta el momento, así que JiMin no pudo evitar sonreír porque
ahora era ella quien lo ponía nervioso.
La chica se separó de
la mirilla y finalmente abrió la puerta, sonriéndole a BamBam cálidamente,
haciendo que otra de aquellas mismas características se formara en el rostro
del chico.
—Bienvenido
a mi humilde hogar —fue lo que ella le dijo—. Anda pasa —BamBam no tardó en
entrar al piso y, en cuanto la puerta se cerró, JiMin cambió su cara y le dio
un golpe en el brazo, haciendo que el chico se girara repentinamente hacia
ella—. Deberías estar descansando, no aquí, queriendo tener una cita.
—Au… —él se quejó del golpe primero,
a pesar de que no había sido nada fuerte—.Pero es que no estoy cansado, estoy
bien y quiero salir contigo.
—Eso es lo que tú dices, pero a
pesar de llevar tres kilos de maquillaje te puedo ver perfectamente las ojeras
—le replicó, haciendo que BamBam le bufara como si fuera un gato.
—No he dormido mucho últimamente,
sí, lo admito —le dijo—. Pero tú sabes tan bien como yo que si no aprovechamos
este momento, no vamos a poder salir hasta agosto o septiembre.
—Soy consciente de ello…
—¿Pero…? —BamBam la instó a que
continuara con su frase, sabiendo perfectamente que todavía le quedaba por
decir el “pero”.
—Pero creo que es más importante que
descanses —terminó.
—Te voy a contar algo —dijo él—. Fue
anoche cuando nos dijeron que teníamos el día libre y esta noche he dormido
bastante más de lo que he solido hacerlo estos días, así que estoy bastante
descansado —le contó—. Y desde que me desperté temprano he estado dándole
vueltas a esto. He tardado siglos en decidirme, en arreglarme para la ocasión y
en venir hacia aquí, así que… ¿me haces el favor de tener una cita conmigo?
JiMin suspiró. Sabía perfectamente
que el chico haría todo lo posible para convencerla de que salir y tener una
cita era lo que debían hacer. La chica quería decirle que se fuera a casa, pero
después de todo lo que le había dicho —y que en el fondo quería salir con él—,
no tuvo corazón de decirle que no porque se veía muy ilusionado con el tema.
—Está bien —terminó respondiendo—.
Espera aquí mientras me arreglo.
—Yes! —BamBam lo celebró haciendo un
bailecito cutre—. Eres la mejor novia que he podido conseguir —y tras decirle
aquello, se acercó para darle un corto beso en los labios y después apremiarla
para que se metiera en la ducha.
♬♬♬
Algo más de una hora
más tarde, BamBam y JiMin salían del piso de ésta en dirección a Myeongdong
para ir de compras y dar un paseo por las calles tranquilamente e intentando no
llamar la atención. Ambos iban ataviados con ropas normales y unas mascarillas
y, como estaban en plena primavera, no era nada extraño que fueran con media
cara tapada, un alto porcentaje de la población iba de aquella misma forma y no
llamaban nada la atención.
BamBam todavía no se
podía creer que la chica hubiera aceptado su propuesta de tener una cita al
aire libre porque hasta hacía solo unos días estaba reticente a salir con él
debido a que pensaba que si los descubrían pasarían cosas malas. Había sido
toda una sorpresa que después de ponerle tantas pegas hubiera aceptado a ello y
el chico no podía estar más feliz. De hecho, estaba tan feliz que se había
descubierto a sí mismo queriendo tomar de la mano a JiMin, que caminaba a su
lado, en varias ocasiones. No obstante, sabía que aquello era algo que no debía
hacer, por lo que solo se conformaba con robarle miradas y sonrisas de vez en
cuando mientras caminaban y charlaban de diversas cosas.
La cruda realidad era
que, aunque aquello era una cita en toda regla, no iban a poder hacer todo lo
que las personas normales hacían cuando tenían una, pero al menos, de aquella
forma, podían estar juntos tranquilamente.
Como ninguno de los
dos tenía carnet de conducir por el momento, tuvieron que coger el metro para
poder llegar a Myeongdong, pero una vez allí, las calles atestadas de gente a
pesar de que era día laboral y todavía horario en el que la mayoría de las
personas tenían que estar trabajando, los recibieron y no dudaron en internarse
en ellas para buscar las tiendas de ropa en las que querían pasar lo que
quedaba de mañana y la tarde que les quedaba por delante. Fueron entrando en
una tras otra y las horas pasaron bastante rápido mientras BamBam cogía
montones y montones de ropa para probarse y luego hacerle pequeños pases de
modelos a su chica.
“Su chica”. Le seguía
sonando extraño pensar así de JiMin porque hasta hacía muy poco tiempo, ella
era su amiga, su mejor amiga, y no había pensado en ella de aquella manera
realmente. Pero ahora JiMin era su novia, su chica y, a pesar de que todavía
fuera algo a lo que tenía que acostumbrarse, BamBam adoraba que así fuera,
durara lo que durara —aunque esperaba que fuera muchísimo
tiempo, después de todo lo que había costado que la relación entre ellos diera
aquel paso importante—.
—¿Te
gusta esta camiseta? —le cuestionó a ella, tras salir de la pequeña cabina en
la que se había cambiado.
JiMin estaba justo al lado de la
cortina, así que dio un par de pasos hacia atrás para poder verlo correctamente
seguramente y después puso una mueca en su rostro. Fueron solo un par de
segundos lo que pasó su expresión descompuesta antes de volver a recolocarla,
pero BamBam la conocía demasiado y ya la había visto. No le había gustado nada
la ropa que había escogido. La realidad era que el chico tenía un gusto
especial por alguna ropa que al resto de personas les parecía curiosa, pero
JiMin muchas veces se había metido con él por ello como una buena amiga debía
hacer. BamBam suponía que no se estaba muriendo de risa en el suelo aquella vez
por no llamar la atención y porque quizás le daba un poco de cosa hacerlo ya
que ahora estaban saliendo juntos.
—Supongo que no te gusta mucho
—murmuró y ella asintió levemente con su cabeza.
—Sabes que el estampado de leopardo
no es lo que más me gusta —le respondió—, pero a ti te gusta, así que por mí no
hay ningún problema. No te he dicho nada cuando te has comprado esas botas de
tacón para estar a la altura de los chicos cuando os paráis a saludar a las
fans.
BamBam se sintió un poco herido por
aquellas palabras porque su altura era un tema que le obsesionaba un poco y
JiMin lo sabía. Obviamente, no lo había hecho con mala intención, así que no se
tenía que molestar con ella por aquella cosa, ya que era algo con lo que
siempre había bromeado.
—Entonces… ¿paso del leopardo?
—preguntó.
—Lo que tú veas —dijo ella.
—Bueno, me pruebo los pantalones que
me quedan y nos vamos a comer, que quiero llevarte a un buen sitio —comentó.
Había visto la hora que era en el reloj que había en los probadores de la
tienda en la que se encontraban y ya era bastante tarde.
—Vale, lo veo bien.
BamBam le guiñó un ojo, haciéndola
reír, y después se metió de nuevo en su cubículo. El chico se miró unos
momentos al espejo y se dio cuenta de que realmente aquella camiseta no le
quedaba porque a pesar de que era del estampado de leopardo, que tanto le
gustaba, era de un color demasiado chillón y no le favorecía nada. JiMin tenía
razón al haberse reído de él antes. Rápidamente se quitó aquella camiseta y se
bajó los pantalones que tenía puestos desde aquella mañana para probarse unos
que había cogido de una de las perchas de la tienda. Solo eran unos pantalones
de cuero, bastante ajustados, que le harían unas piernas maravillosas en cuánto
se los colocara.
El chico metió una pierna y luego la
otra por los pantalones, para comenzar a subírselos, pero después de pasar de
la rodilla, se le quedaron atascados y comenzó a dar pequeños saltitos para
favorecer a que terminaran de subir… pero no lo hacían. Quizás había cogido una
talla demasiado pequeña, quizás había engordado, quizás simplemente no se los
había colocado bien, pero claro, él no se iba a dar por vencido. Por este
motivo, BamBam asomó la cabeza por la cortina del probador para llamar la
atención de JiMin. Esta estaba mirando su móvil muy entretenida, así que no se
dio cuenta de que él se había asomado, por lo que le tuvo que llamarla.
—JiMin —susurró un par de veces
hasta que ésta alzó su cabeza del teléfono y lo vio allí.
—¿Ya has acabado? —le preguntó, pero
él negó—. ¿Entonces?
—Necesito que me ayudes —le pidió.
—¿A qué? —cuestionó ella, extrañada.
—Entra, por favor.
JiMin lo miró a los ojos fijamente
durante unos momentos antes de negarse rotundamente a ello. BamBam no pudo
hacer más que reír. Lo había visto medio desnudo en miles de ocasiones y, no
hacía mucho tiempo, lo había visto totalmente desnudo y lo había tocado, así
que no entendía el motivo por el cual ahora se negaba a ayudarlo a subirse los
pantalones.
—Solo son unos segundos —dijo—.
Saldría a que me ayudaras a ponérmelos aquí al pasillo, pero hay bastantes
chicas aquí y esto prácticamente en bolas, así que no me apetece demasiado.
—Pero… —JiMin iba a protestar, pero
BamBam le puso la misma cara que el gato de Shreck y finalmente ella puso los
ojos en blanco antes de dar un par de pasos para entrar al probador con él.
—Solo tienes que tirar —le dijo una
vez estuvieron los dos dentro y con las cortinas totalmente cerradas.
Ella lo observó durante unos
segundos y BamBam tragó saliva ante tan exhaustiva mirada de su cuerpo, un poco
avergonzado, pero también le gustaba que ella lo mirara de aquella forma. Se
acercó a su cuerpo para que JiMin pudiera tirar de la cinturilla de los
pantalones hacia arriba y cuando ella llevó sus manos hacia allí y rozó la piel
de sus piernas, sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo. La chica no tardó
más que unos segundos en terminar de subirle los pantalones e incluso
abrochárselos.
—Ya estás listo —le dijo—. No era
tan difícil, ¿cómo es que no podías hacerlo tú mismo?
BamBam quiso decirle que se le
habían quedado atascados y que por eso no había podido, pero las palabras no
quisieron salir de su boca, lo único en lo que podía pensar era en que JiMin
estaba muy cerca de él, demasiado cerca, y que allí no había nadie que los
pudiera ver. Por ese motivo, terminó de acercarse a su cuerpo para bajarle la
mascarilla que cubría su boca y darle un corto beso en los labios que la
sorprendió.
—Muchas gracias —susurró—. No sé qué
haría sin ti.
JiMin lo miró con los ojos muy
abiertos durante unos segundos y después salió del probador rápidamente,
dejándolo allí dentro con una gran satisfacción porque la había sorprendido y
había hecho que se sonrojara solo por un pequeño beso.
♬♬♬
Después de que BamBam
por fin terminara de probarse toda la ropa de todas las tiendas que se encontraban
por el camino —y tras aquel pequeño incidente con el
pantalón que no se podía subir— ambos se dirigieron hacia un sitio que el chico
quería enseñarle para comer. Iban caminando juntos y sus brazos y manos se
rozaban de vez en cuando, pero ninguno de los dos hacía el ademán de tomar la
ajena porque sabían lo mucho que se jugaban de aquella manera y ya estaban
tentando demasiado a la suerte con aquella salida. Muchas veces habían ido
juntos por la calle, habían salido de compras o a comer, así que no era
demasiado extraño verlos juntos, pero si los veían caminando tomando sus manos
aquello era algo que no iban a poder explicar.
Además, JiMin no quería acercarse
demasiado por si en cualquier momento pasaba algo como en los probadores de la
última tienda a la que habían entrado. Hacía ya casi media hora de aquello,
pero la chica todavía sentía sus mejillas ardiendo cada vez que recordaba lo
que había sucedido allí dentro y cómo BamBam la había besado sin previo aviso,
haciendo que su corazón se pudiera a latir como un loco. Menos mal que para
cuando él por fin había salido con la ropa totalmente puesta y con las cuatro
cosas que se quería comprar en las manos para ir a pagar, ella ya se había
tranquilizado del todo. Ahora no quería pensar demasiado en ello, pero de vez
en cuando, no podía evitar que su mente la traicionara y pensara en aquel
momento.
Caminaron por Myeongdong
prácticamente en silencio, comentando solo algunas cosas con las que se iban
encontrando por el camino mientras BamBam la guiaba hasta el lugar al que iban
a comer. Probablemente la iba a llevar hasta algún restaurante tailandés al que
todavía no la hubiera llevado, porque siempre que salían juntos acababan yendo
a algún tailandés. JiMin entendía que el chico echaba mucho de menos la cocina
que había comido desde muy pequeño, así que no le importaba acompañarlo, porque
también había aprendido a adorar aquella comida.
Efectivamente, cuando varios minutos
más tarde BamBam se detuvo delante de un restaurante de la zona, JiMin pudo comprobar
de primera mano que se trataba de uno que hacía comida tailandesa. El chico se
quitó la mascarilla que le cubría medio rostro antes de girarse hacia ella y
dedicarle una enorme sonrisa.
—Descubrí este lugar hace unas
semanas con Jackson —le dijo—. Está todo buenísimo, así que quería traerte
aquí, ¿entramos?
—Entramos —respondió ella.
La sonrisa de BamBam se hizo mucho
más amplia después de escuchar su respuesta y tras esto, le abrió la puerta del
local para dejarla pasar primero al interior. No era un lugar demasiado grande,
parecía más bien un sitio familiar y acogedor, un espacio en el que podían
estar sin que mucha gente pudiera estar a su alrededor y pudiera reconocerlos,
así que, JiMin agradeció enormemente que el chico la hubiera llevado a un lugar
como aquel. Aun sabiendo que sería muy poco probable que los reconocieran allí
—ninguno de los dos era tan famoso como para que fueran reconocidos allá donde
fueran— se sentaron en una esquina alejados de todo para así poder estar mucho
más tranquilos y esperaron a que algún camarero les llevara la carta para ver
qué era lo que iban a pedir. So lo tuvieron que esperar un par de minutos a que
apareciera el camarero con una carta enorme para los dos.
Mientras BamBam terminaba de
acomodar las bolsas de las cosas que se había comprado, JiMin comenzó a ojear
la carta, viendo que se encontraba en coreano, inglés y tailandés. Había
algunas comidas que le sonaban de otras veces que había ido con BamBam a comer
a sitios como aquel, pero había otras cosas que realmente no le sonaban de nada
y que ni siquiera podía adivinar de qué podían estar hechas. Por eso, levantó
la vista de la carta y pidió ayuda al chico solo con su expresión de animalillo
abandonado.
—Quizás debería ayudarte a elegir
—susurró él.
Tras aquello, se pasó algunos
minutos explicándole qué era lo que llevaba cada uno de los platos que JiMin le
indicaba porque le llamaban la atención. En aquellos momentos, la chica se
sintió realmente bien porque BamBam era bastante atento y se estaba esforzando
en tratar de acercarle aquella comida que tanto le encantaba. Lo escuchó
atentamente todo y cuando él terminó de explicarle, JiMin decidió qué era lo
que iba a pedir y así se lo dijo para que él se lo pudiera decir al camarero en
tailandés.
Mientras BamBam llamó al camarero y
comenzó a explicarle al chico qué era lo que querían comer, JiMin desconectó un
poco. Hacía años que conocía a BamBam y éste le había enseñado algunas palabras
sueltas y algunas expresiones en su idioma natal, así como JiMin le había
estado enseñando algunas cosas de coreano cuando éste no tenía mucha idea de
éste, pero ella no había aprendido realmente a poder comunicarse con alguien.
Por este motivo, no prestó mucha atención a la conversación entre ambos y se
dedicó a mirar su móvil, tratando de contarle a YeRin qué era lo que estaba
haciendo, ya que ésta le había preguntado por qué no estaba en casa ni en la
empresa.
Sin
embargo, aunque había desconectado de lo que BamBam decía, hubo un momento en
el que escuchó algo que la puso alerta. La palabra “novia” había salido en la
conversación y ella no pudo evitar pensar que lo había tenido que
malinterpretar, porque BamBam estaba sonriendo y seguía diciéndole al otro lo
que querían comer. Debía haberlo escuchado mal porque estaba paranoica con
aquel tema.
Poco
después, el camarero se había ido y BamBam volvió a hablar con ella, esta vez
sobre otros temas, aunque todos relacionados con su casa en aquel país que
había tenido que dejar cuando era demasiado pequeño. El rato de comer se pasó
demasiado rápido entre unas cosas y otras y a JiMin se le acabó olvidando lo
que había creído oír en tailandés, pasando un buen rato junto al chico, que
eso, al fin y al cabo, era lo que más importaba de todo aquello.
Tras
el rato de la comida —comida que BamBam se empeñó en pagar porque para eso
había sido él quien la había sacado de su casa y quien la había llevado hasta
allí— los chicos caminaron por las calles de Myeongdong de nuevo, aunque esta
vez no entraron a cada tienda que veían, simplemente se dedicaron a pasear como
si tuvieran todo el tiempo del mundo, hablando de nada y de todo a la vez, como
siempre solían hacer. Sustancialmente, JiMin podía ver que su relación con el
chico no había cambiado en lo más mínimo, ya que solían hacer las mismas cosas
de siempre, así que, le gustaba bastante aquello. Durante todo el tiempo que se
había estado pensando las cosas una y otra vez, la chica había pensado que
quizás las cosas entre ellos cambiarían, pero veía que no era así y eso era un
gran alivio.
—¿Quieres
un helado? —le preguntó el chico, sacándola de sus pensamientos, señalándole
una pequeña tienda de barrio en la que vendían todo tipo de comestibles y, por
supuesto, helados.
—No
debería… —murmuró ella.
Durante
los últimos tiempos había estado haciendo mucho ejercicio y comiendo más bien
poco para acallar a todas esas personas que le decían una y otra vez que estaba
gorda. Había conseguido muchísimo en aquellos meses y ese día ya había comido
suficiente en el restaurante tailandés, así que, no era una buena idea comerse
también un helado.
—Estás
estupenda —le dijo BamBam—, así que no te preocupes por comerte un helado.
—Pero…
—quiso protestarle, pero él negó con la cabeza.
—Te
gustaban los de chocolate, ¿no? Espera aquí, que ahora te traigo uno —y tras
decir esto, cruzó la calle para entrar a la tienda, dejando a JiMin allí, con
una sonrisa tonta en sus labios, escondida por la mascarilla. BamBam era
realmente un encanto.
♬♬♬
La tarde pasó bastante
rápida entre unas cosas y otras y BamBam se sintió terriblemente mal de tener
que comenzar al viaje de vuelta al piso de JiMin porque YuGyeom le había
avisado que era mejor que volviera pronto a la empresa antes de tener que dar
demasiadas explicaciones tanto a sus demás compañeros como a su manager por
haber pasado el día fuera y prácticamente desconectado del mundo. Les habían
dado el día libre, sí, pero todavía tenían mil cosas que hacer y no podían
estar incomunicados y BamBam se había pasado el día sin atender al teléfono
porque prefería mil veces la compañía de la chica y no quería que nada que
pudiera proceder de su teléfono le aguara el momento que tanto le había costado
crear.
Por aquel motivo, se
sentía un poco mal al tener que emprender el regreso cuando todavía ni siquiera
había anochecido, pero a JiMin no parecía haberle importado aquello.
—He
pasado un día increíble —le dijo en cuando BamBam le comentó que tenían que ir
regresando—, así que no importa que se acabe ahora o dentro de un par de horas.
Puedes irte tranquilamente.
—Antes de ir quiero llevarte a casa
—contestó—. No sería una verdadera cita si no te llevara a casa.
—A mí no me importa —le respondió
JiMin—. De verdad, si te van a regañar por no estar operativo en todo el día
prefiero que llegues antes allí a tener que hacer que te esperen más.
—No es nada —dijo él—. Ya da igual
que tarde media hora o que tarde una hora. Me voy a llevar la regañina igual,
así que, prefiero al menos poder haber terminado esta cita como se debe.
La chica protestó un poco, pero
finalmente BamBam acabó ganando y ambos se dirigieron hacia la estación de
metro más cercana. Después de montarse en uno de los trenes tendrían que hacer
transbordo un par de estaciones después para poder coger luego la línea que los
llevaría directamente hasta la casa de JiMin. Mientras viajaban bajo el suelo,
no pararon de comentar las cosas que habían hecho en aquel día libre y la chica
no paró de reír, por lo que BamBam tuvo bastante claro que ella se lo había
pasado bien. La verdad era que cuando había salido de su propia casa aquella
mañana, no sabía si aquello había sido realmente una buena idea, pero después
del día tan maravilloso que habían pasado, estaba contento de que todo hubiera
salido bien.
No tardaron demasiado en salir del
metro para luego caminar los pocos minutos que separaban la casa de JiMin de la
estación más cercana. BamBam se sentía feliz por aquel día, pero un poco triste
porque cada paso que daba lo encaminaba hacia el final de todo y realmente no
quería que se acabara. Por este motivo trató de caminar más lento, para que no
se terminara tan pronto, algo que llamó la atención de la chica.
—Date brío —le dijo—. Tienes que
llegar pronto a la empresa, ¿no?
—En realidad aunque tenga que ir,
prefiero estar contigo —contestó, haciéndola reír—. Es verdad.
—Lo sé, lo sé —comentó ella—. Yo
también preferiría estar contigo a las obligaciones, pero las obligaciones son
realmente importante, así que, es mejor que vayas rápido —dijo—. Nos podemos
ver a menudo en la empresa y en algunos momentos que podamos escaparnos, así
que, no te preocupes por ello.
BamBam pensó durante unos momentos
en lo que la chica acababa de decir y la verdad era que tenía razón, aunque no
le gustaba eso de tener que irse tan temprano aquel día, iban a tener muchas
más oportunidades para por delante para poder estar juntos, tanto en la
empresa, como fuera de ella. Pero aun así, le daba un poco de coraje acabar
aquel día solo porque lo habían estado buscando desde la empresa y no había
dado señales de vida.
—Está bien —murmuró.
JiMin se quitó la mascarilla,
aprovechando que por aquella zona ya no tenían ningún problema si los
reconocían y le sonrió encantadoramente antes de continuar su camino, haciendo
a BamBam tener que caminar rápidamente para alcanzarla. El chico quiso poder
tomarla de la mano, pero se retuvo de hacerlo porque no podían, no al menos
todavía. Si alguna vez su relación salía a la luz por azares del destino, ya
habría algún momento en el que se pudiera mostrar lo que estaban sintiendo el
uno por el otro —y si no podían mostrarlo tampoco era ningún problema demasiado
grande porque lo que realmente importaba no era lo que pudieran demostrar al
mundo, sino lo que se mostraran entre ellos—.
Pocos minutos después llegaron al
bloque de pisos en el que la chica vivía y BamBam hizo el ademán de entrar
junto a ella, pero JiMin lo detuvo antes de que pudiera dar un paso en el
interior del edificio. El chico frunció las cejas unos segundos, sin entender
por qué lo dejaba allí, pero ella le sonrió y negó con la cabeza.
—Vamos, ya me has acompañado hasta
aquí, ya es hora de que te vayas —le dijo.
—¿No puedo subir? —le preguntó él,
pero JiMin negó de nuevo—. Bueno… entonces nos vemos en la empresa pronto.
—Nos vemos.
JiMin lo miró a los ojos durante
unos momentos y después se giró para entrar en el edificio, pero BamBam alargó
su mano para que no lo hiciera. A pesar de que sabía perfectamente que ella
tenía que entrar y él se tenía que ir lo más rápidamente de allí, no quería
terminar aquel momento, no simplemente así, con un “nos vemos” y ya está. Quería
algo más…
—JiMin… —susurró—. ¿Puedo… puedo
besarte?
Ella lo miró durante unos momentos y
después miró a su alrededor. El lugar estaba totalmente desierto a pesar de que
todavía no estaba anocheciendo, aunque ya faltaba cada vez menos para ello.
BamBam tenía el no asegurado a aquella propuesta, por lo que no se esperó que
ella se acercara rápidamente a él para darle un corto beso en los labios que el
chico disfrutó como nunca porque era el primero que ella comenzaba de aquella
forma. Fue bastante rápido, pero BamBam se quedó encantado.
—Nos vemos —susurró ella de nuevo,
girándose para entrar ya de una vez a su casa, sin volver la vista atrás.
El chico quiso despedirse de ella
con otro beso, diciéndole también lo mucho que le gustaba, pero simplemente
sonrió como un idiota y se fue del lugar, teniendo muy claro que le iban a dar
palos por todos lados en cuanto llegara a la empresa, pero feliz porque había
conseguido tener una cita con JiMin al aire libre y eso era lo único que
realmente le importaba.
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