domingo, 7 de abril de 2019

[One Shot] 2018 Super Rookies Drabbles: Make some noise {KiMyeong}


Título: Make some noise
Autora: Riz Aino
Pareja: KiMyeong (DongMyeong + Cya) (ONEWE)
Clasificación: PG
Géneros: AU, high school, romance, fluff
Número de palabras: 1.436 palabras
Resumen: hace días que DongMyeong está realmente raro, apenas habla, apenas come, apenas hace nada… y a KiWooK le preocupa.
Notas: historia escrita para una persona anónima de Tumblr, que me lo pidió amablemente para la colección, pero se le olvidó decirme qué parejilla quería, así que me calenté la cabeza buscándola yo.
Comentario de autora: estoy demasiado encantada con los niños de ONEWE y desde hace tiempo quería escribir sobre ellos, pero no me animaba, así que agradecí la petición infinitamente. Espero que os guste.

Make some noise

            Raro. El ambiente era raro. El silencio perturbado simplemente por el sonido del masticar de los alimentos que comían era lo único que podía escucharse en el lugar y KiWook se sentía muy nervioso y ansioso. El chico antes pensaba que quizás un poco de silencio en su vida llena de personas hablando era algo necesario, pero ahora que el silencio absoluto e incómodo se adentraba en su vida, no podía evitar echar de menos que no hubiera nada de silencio en ésta. Prefería miles de veces más estar escuchando el parloteo incesante de su amigo DongMyeong antes que sumirse en aquel maldito silencio.


            No obstante, aunque Ki Wook pensara que quería aquello, que quería que todo volviera a ser como siempre, con DongMyeong hablando hasta por los codos de cualquier cosa que creyera oportuna, su amigo no parecía estar por la labor. Algo le había pasado, algo que no le había contado ni quería contarle, y desde hacía un par de días, no le dedicaba una palabra, ni siquiera lo saludaba por las mañanas cuando llegaban a clase o se despedía de él en la puerta del instituto, menos hablaba con él en los descansos de clases o en la hora del almuerzo, como en aquel momento… y KiWook estaba un poco nervioso porque nunca había sucedido algo como aquello.

            DongMyeong jamás había podido aguantar callado más de unos minutos y durante las clases o estaba todo el rato contestando a las preguntas de los profesores o mordiéndose la lengua para no hablar, porque no podía estar callado; así que, KiWook estaba preocupado por el chico porque ya llevaba unos días que no decía ni una sola palabra y aquello era lo más extraño del mundo. Además, lo más preocupante de todo aparte de lo de no hablar, era que el chico tampoco comía realmente e iba por el instituto como si fuera un muerto viviente, como si apenas durmiera tampoco.

            Durante mucho tiempo, KiWook lo había observado detenidamente, había estado a su lado y lo había querido muchísimo, más que como a un amigo… aunque había desistido de ser algo más para el chico y seguir simplemente como amigos, pero se seguía preocupando por él, más cuando hacía cosas que no eran corrientes en él.

            —¿Sabes lo que le pasa? —le acabó preguntando KiWook a DongJu, el hermano gemelo de DongMyeong, que estaba en la clase del al lado—. El por qué está así de raro y no hace ni un solo ruido.
            —Él sabrá —fue lo único que le dijo el otro chico, encogiéndose de hombros y metiéndose en su propia clase de nuevo, sin prestarle mucha más atención a aquello.

            KiWook se sintió un poco más frustrado porque DongJu no lo había ayudado para nada y DongMyeong no estaba nada comunicativo tampoco. El primer día que no le había hablado, KiWook le había preguntado en varias ocasiones si le sucedía algo y el otro simplemente se había encogido de hombros y había seguido a lo suyo, sin decir nada. Aquello había hecho que el chico se enfadara, porque simplemente estaba preocupado por él y se había comportado así de mal, así que no le había vuelto a hablar tampoco en el resto del día. Pensando que al día siguiente todo sería como siempre, KiWook lo había saludado por la mañana, pero DongMyeong había seguido como el día anterior, sin hablarle. Y así llevaban ya cuatro días… pero KiWook no quería que fueran cinco.

            Por ese motivo, cuando aquel día terminaron las clases, el chico aprovechó cuando DongMyeong acabó de recoger sus cosas para cogerlo de la mano y tirar de él, sacándolo de la clase, guiándolo por los pasillos del instituto, yendo en la dirección contraria al resto de los alumnos, que se dirigían hacia la salida, mientras que ellos se dirigían hacia la azotea —no podrían salir, pero las escaleras que llevaban hasta a ella eran el mejor lugar para poder hablar con tranquilidad en el instituto y si el chico tenía que decirle algo delicado que fuera el motivo por el cual no le hablaba, allí podría decirlo sin temor a que nadie más que KiWook lo oyera—. Por eso, cuando llegaron hasta el desierto lugar, el chico volvió a preguntarle, porque quería saberlo, quería saber qué era lo que le pasaba a su amigo.

            —¿Qué te pasa? —preguntó, obteniendo la callada por respuesta—. Maldita sea, DongMyeong, di algo, hazme una señal o yo qué sé, pero quiero saber qué es lo que te pasa porque eres mi amigo y estoy preocupado por ti porque tú nunca callas ni debajo del agua y llevas una semana sin hablarme.

            Lo soltó todo rápidamente, mirando al chico a los ojos fijamente, tratando de adivinar, aunque fuera por sus reacciones qué era lo que le sucedía; sin embargo, DongMyeong no dijo nada, simplemente agachó su cabeza, escondiendo sus ojos detrás de su flequillo. KiWook suspiró, frustrado a más no poder.

            —Mira, si no eres capaz de decirme qué narices te pasa, ni me vuelvas a hablar.

Finalmente acabó diciendo aquello, como última solución, creyendo que quizás así DongMyeong reaccionara, pero el chico siguió sin reaccionar; así que, KiWook simplemente se alejó de él, suspirando profundamente y comenzando a bajar las escaleras. Durante unos momentos se sintió fatal por hacer aquello, porque no quería dejar de estar al lado de DongMyeong, no quería enfadarse con él por algo así, pero no sabía qué más podía hacer.

—Espera —dijo DongMyeong, hablándole por primera vez. KiWook se detuvo de inmediato—. Yo… no quería decírtelo porque estoy todavía confuso… pero no quiero perderte, por nada del mundo quiero perderte —el chico se dio la vuelta, encontrándose a DongMyeong en el mismo lugar en el que lo había dejado, con la cabeza agachada todavía, mirando al suelo mientras hablaba—. Me gustas… me gustas y por eso no sabía cómo hablarte, cómo tratarte… llevas mucho tiempo gustándome… pero esta semana he querido alejarme, he querido ver si podías dejar de gustarme porque somos amigos… pero no puede ser… no puedes dejar de gustarme y no quiero perderte tampoco como amigo… no sé qué hacer…

DongMyeong llevó sus manos hasta su rostro y se lo tapó, para luego ir dejándose caer por la pared hasta llegar hasta el suelo, como si se hubiera quedado sin fuerzas en sus piernas para sostenerse después de haber dicho todo aquello. KiWook también se había quedado sin fuerzas en sus piernas después de escucharlo, así que, acabó agarrándose a la barandilla para no rodar por las escaleras… porque lo que había escuchado había sido totalmente inesperado. Jamás se habría imaginado que aquello era lo que rondaba por la cabeza del otro chico, de aquel a quien había considerado su amigo en los últimos tiempos porque ya se había hecho a la idea de que algo más allá de la amistad era imposible para ambos.

Cuando fue capaz de calmarse, KiWook comenzó a subir los escalones que había bajado y después se dejó caer justo al lado del chico, echándole el brazo por los hombros y atrayéndolo a su cuerpo para abrazarlo.

            —Creía que habías comenzado a odiarme o algo así —murmuró primero—, estaba muy asustado y preocupado por ti porque nunca antes te habías comportado así —añadió—, y si todavía crees que es imposible que deje de gustarte, deja de intentarlo y simplemente dímelo cada vez que lo sientas… yo trataré igualmente de no guardármelo y decirte también lo mucho que me gustas.

            DongMyeong no alzó su cabeza en ese momento tampoco, pero se aferró al cuerpo de KiWook como si éste fuera lo único que lo mantenía flote y el chico lo abrazó fuertemente. En aquel momento, no le importó el silencio que reinó entre ambos, porque al contrario de los silencios que habían tenido a lo largo de los últimos días, aquel estaba bien y no necesitaba que fuera roto.





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