domingo, 8 de septiembre de 2019

[Drabble] Ask Drabbles 7: Piano (Wo)Man {WheeSa}


Título: Piano (Wo)Man
Autora: Riz Aino
Pareja: WheeSa (WheeIn + HwaSa) (MAMAMOO)
Clasificación: R
Géneros: AU, historical, musicians, romance, smut, pwp
Número de palabras: 828 palabras
Resumen: WheeIn es la pianista de HwaSa, la cantante más famosa de todos los antros de aquella ciudad, y algo más que su pianista.
Advertencias: sexo… ¿ligero? No sé cómo expresarlo (?)
Notas: ambientado en los años veinte en Corea, donde los clubes con actuaciones musicales estaban de moda (como en el resto del mundo).
Comentario de autora: llevaba como milenios queriendo escribir un fanfic de estas dos porque destilan bollería industrial… pero lo que me pasa siempre, que lo voy dejando. Espero que os guste.

Piano (wo)man

            WheeIn se adentró en la sala principal de aquel club que por las noches era un hervidero de hombres que iban allí a beber y divertirse, pero que, por las mañanas estaba completamente vacío y paseó por entre las mesas que la noche anterior habían estado ocupadas hasta llegar al escenario, donde ella la esperaba, tumbada sobre la larga cola del piano, llevando todavía el vaporoso vestido que se había puesto para la actuación de anoche, la suave y delicada tela de éste llegando hasta el suelo. Ni siquiera se inmutó cuando WheeIn se subió al escenario junto a ella, tampoco lo hizo cuando enredó sus dedos en su pelo durante unos momentos, disfrutando del tacto de aquellos rizos artificiales, pero echando de menos el tacto de su suave pelo liso.


            HwaSa, la cantante más aclamada en aquel club de mala muerte por las noches, no era más que una joven cansada durante el día.

            WheeIn esbozó una pequeña sonrisa y después se dirigió hacia la banqueta del piano, donde se sentó y comenzó a acariciar las teclas con sus dedos. Era increíble todavía cómo había podido burlar a todos los hombres de aquel lugar, haciéndose pasar por uno de ellos, consiguiendo el puesto como pianista de HwaSa sin que absolutamente nadie se percatara de su condición como mujer. Su pelo corto, sus maneras aprendidas y su ropa ancha para esconder sus curvas, habían bastado para llegar hasta allí y la única persona que sabía su secreto, era la misma que se despertaba en aquellos momentos y se giraba hacia ella todavía sobre la tapa del piano, dedicándole una sonrisa adormilada, pero completamente encantadora.

            HwaSa era la única razón por la que había adoptado una identidad falsa, para poder estar junto a ella sin que nadie se atreviera a juzgarlas y matarlas por estar enamoradas. Si descubrían su secreto ambas estarían expuestas a la mayor tortura imaginable por ello… pero nunca lo harían, nunca lo sabrían.

            —¿Cuánto llevas dormida sobre el piano? —le preguntó.
            —Probablemente desde que el jefe te llamó para hablar —le respondió, todavía adormilada—. ¿Qué quería?

            No hacía más que un par de horas que habían cerrado el club al amanecer, después de que todos los clientes se fueran, y recogieran todo. WheeIn había sido llamada por el jefe mientras todavía seguía ayudando a terminar de recoger para un asunto importante y había dejado a HwaSa con los demás en aquel lugar.

            —Quería que tuviéramos un espectáculo mucho más sensual, si a mí no me parecía mal —le dijo a la otra—. Todavía no me acostumbro a que me pregunten este tipo de cosas y tengan en cuenta mis opiniones… es… curioso lo que hacen unos pantalones.

            HwaSa le dedicó una sonrisa pícara en ese momento y después se arrastró sobre la tapa del piano hasta llegar hasta ella, tumbándose boca abajo para darle un corto beso en los labios.

            —Tienes que acostumbrarte, señor Jung WheeIn —replicó contra sus labios—. Al menos hasta que podamos ganar el dinero necesario para poder salir de este antro y desaparecer lejos, donde nadie nos pueda encontrar jamás.

            HwaSa le dejó otro beso corto sobre sus labios antes de volver a recolocarse sobre el piano, esta vez quedándose sentada justo en el borde, abriendo sus piernas frente a ella y arremangándose la falda de aquel vestido azul vaporoso, dejándole a la vista su entrepierna, sin nada que la tapara.

           —¿Cómo de sensual quería el jefe que fuera nuestra actuación? —cuestionó en ese momento, haciendo a WheeIn reír.
            —¿Estás segura de que quieres hacer esto aquí? —le cuestionó ella en respuesta, sin quitarle los ojos de encima.
            —No debe quedar nadie —dijo HwaSa—. ¿Por qué no?

            WheeIn se tragó todas las quejas y objeciones que pudiera tener sobre mantener relaciones sexuales en un lugar tan público como aquel porque sabía que tenía razón. Ellas dos eran las únicas personas que, en esos momentos, estaban en la zona del club, los demás, bien habían vuelto a sus casas a descansar o bien habían subido a las habitaciones habilitadas para ellos, en las que vivían. Por eso, simplemente aceptó aquella invitación a aquel peligroso juego y acercó su rosto a la entrepierna de HwaSa para hacerla sentir en el mismísimo paraíso con su lengua.





No hay comentarios:

Publicar un comentario