Título:
Time for Confession
Autora:
Riz Aino
Pareja:
SinBin (SinB + Moon Bin) (GFRIEND + ASTRO)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, college, romance, drama, humor, fluff
Número de palabras:
1.606 palabras
Resumen:
Bin lleva demasiado tiempo enamorado de su mejor amiga.
Notas: el título del
fic es una mezcla de los títulos de dos canciones, Time for Moon Night de
GFRIEND y Confession de ASTRO.
Comentario de autora:
me parece super bonita la amistad que tienen estos dos niños desde hace tantísimo
tiempo y, la verdad, es que no podía resistirme a escribir algo sobre ellos así
cuqui. Espero que os guste.
Time for Confession
—¿Cuánto
tiempo hace que la conoces? —le preguntó su amigo ChanWoo, sobresaltándolo. Bin
se había quedado completamente embobado mirando a EunBi cuando ésta había
entrado a la cafetería con sus nuevas amigas de clase—. ¿Llevas como… no sé…
diez años?
Bin miró a su amigo durante unos
segundos y después buscó en algún rincón de su memoria desde hacía cuanto
tiempo conocía a la chica. No tardó mucho en dar con la respuesta.
—Vivíamos uno en frente del otro —le
respondió al chico—, así que… supongo que… ¿casi desde siempre? —terminó con
una pregunta que hizo suspirar a ChanWoo.
—¿Y desde cuando llevas enchochado
con ella?
—No estoy enchochado con ella —replicó
Bin, indignado.
—Por favor… te conozco desde hace ya
dos años y te he visto babear por ella cada vez que está en la misma habitación
que tú —dijo ChanWoo—. Y si no está en la misma habitación que tú hablas de
ella y se te pone esa cara de gilipollas enamorado que tanto odio —el chico lo
apuntó con su tenedor—. Tú estás muy enchochado y ni se te ocurra rechistarme.
Bin apretó sus labios en una fina
línea y después le bufó a su amigo como si fuera un gato. Odiaba que, en el
fondo, tuviera la puta razón. Estaba muy enchochado de EunBi desde hacía
muchísimos años, desde que estaban en el instituto, todavía en la escuela
media, cuando ella iba a un instituto todo de chicas y él iba al de solo de
chicos que estaba unas calles más allá. Siendo amigos y viviendo en el mismo
bloque, ambos hacían el camino de ida y vuelta juntos, Bin la dejaba en la
puerta de su instituto y luego al volver la recogía porque le pillaba de camino
del suyo. En aquel tiempo, sus compañeros de clase en sus respectivos
institutos murmuraban que estaban saliendo juntos por aquello y Bin nunca negó
ni afirmó nada porque, en el fondo de su corazón quería que tuvieran razón y
que realmente estuvieran saliendo.
—Llevo desde los quince enamorado de
ella… —dijo al final.
—Pues ya va siendo hora de que le
digas algo, ¿no crees? —replicó ChanWoo—. Ya la has visto tener algunos novios,
¿vas a dejar que conozca al hombre de su vida y ser su amigo por toda la eternidad?
—el corazón de Bin se encogió ante el pensamiento de aquello. No lo podría
soportar—. Eres mi amigo y no quiero que te hagas ese daño, así que, cógela un
día por banda, dile lo mucho que la quieres y reza porque sea benevolente
contigo y no juegue con tus sentimientos antes de decirte que ella también está
enchochada contigo desde los quince.
—EunBi no está… —comenzó a replicar
Bin, pero su amigo le chistó y luego le hizo el signo de que cerrara su boca
como si fuera una cremallera.
—¿Qué he dicho de replicarme? —le
dijo—. Tú hazme caso.
Obviamente, Bin no estaba seguro de
que aquello fuera lo que debía de hacer porque si le confesaba sus sentimientos
a EunBi y ella no sentía lo mismo, su amistad de toda la vida se iría a la
mierda y eso no era lo que él quería. No obstante, tal y como había dicho
ChanWoo, ya la había visto tener algunos novios —y él mismo había tenido novias
para tratar de olvidarla— y le había dolido demasiado el pecho cuando estaba
con ellos, así que, no sabía cómo le iría cuando ella decidiera que quería que
alguno de sus próximos novios como pareja estable.
Quizás… después de tantos años… era
tiempo de una confesión.
~
Decir que Bin estaba nervioso aquel
día era ridiculizar cómo se sentía en realidad, porque el chico era un manojo
de nervios que apenas podía sostenerse en pie y su corazón latía demasiado
rápido dentro de su pecho, mientras un sudor frío recorría su espalda. Tenía
que estar blanco como la pared, pero no quería coger el móvil para mirarse
porque le daba miedo de la imagen que podía encontrarse al hacerlo. Estaba,
literalmente, a punto de desfallecer de los nervios… pero aquel día se había
propuesto confesar de una vez por todas sus sentimientos a EunBi y, viendo cómo
se estaba poniendo, lo tenía que hacer sí o sí porque no quería pasar por aquel
trago más veces. Simplemente le tendría que mandar un mensaje a la chica para
quedar en algún momento del día y soltarle todo lo que llevaba en su interior
desde hacía tanto tiempo.
Ojalá ChanWoo tuviera la razón, como
la tenía en casi todo, y todo saliera bien… porque no sabía si podría vivir
sabiendo que EunBi lo odiaba si aquello al final no acababa como quería que
acabase.
—Bin… ¿estás bien?
El chico se giró inmediatamente al
escuchar aquella voz tan conocida resonar en el vacío pasillo de la facultad,
encontrándose al hacerlo a EunBi con una expresión de preocupación en su rostro
que se acentuó al verle la cara. Debía estar hecho unos zorros para haber
provocado aquella reacción en la chica, ya que ésta lo había visto en sus
peores momentos.
—Estoy bien… —mintió él, esbozando
una sonrisa que trataba de ser tranquilizadora—. Solo algo mareado, pero con
sentarme un rato creo que se me pasará —siguió—, iba para sentarme en el banco
del final del pasillo.
—Te ayudo —dijo EunBi
inmediatamente.
La chica caminó hacia él y cuando
llegó a su lado le pasó un brazo por la cintura para sujetarlo con fuerza. Su
amiga era bastante menuda, pero tenía mucha más fuerza de la que aparentaba y
Bin había aparecido muchas veces con cardenales allí donde ésta le había pegado,
aunque hubiera sido jugando. Se dejó caer sobre ella lentamente aprovechando su
ayuda porque sus piernas parecían de gelatina y después comenzaron a andar
hacia el banco, donde la chica dejó que Bin se sentara y luego se sentó ella a
su lado.
—¿Necesitas algo más? —le preguntó
EunBi—. Si quieres que te traiga algo dime, mi próxima clase es un coñazo y me
gustaría saltármela.
—Con que te quedes aquí me haces ya
un favor —dijo él—, de todas formas, quería hablar contigo de una cosa.
—¿Qué cosa? —cuestionó la chica,
inclinando su cabeza levemente hacia a un lado, con la curiosidad pintada en su
mirada.
Bin desvió sus ojos y decidió que
era mucho más interesante observar la pared que se encontraba enfrente antes
que mirar a EunBi, sintiendo cómo un nudo se instalaba en su garganta y que le
impedía a los sonidos que quería expresar salir de su boca cuando la abría.
Odiaba aquella situación, pero hizo todo lo que pudo para calmarse y para bajar
aquel nudo. Era EunBi, siempre había podido hablar con ella de absolutamente
todo, no podía dejar que el nerviosismo y el temor lo dominasen, simplemente
tenía que decirlo y dejar que fuera lo que tuviera que ser. Quizás era más
fácil pensarlo que hacerlo, pero Bin tenía que hacerlo, llevaba muchos años sin
decir nada y ya era algo que no podía mantener más tiempo oculto.
—Probablemente no quieras saber nada
de mí después de que te diga esto… —finalmente comenzó, después de un rato—,
pero… llevo muchos años enamorado de ti… y creo que ya era tiempo de confesarte
mis sentimientos…
Ni siquiera estaba mirando a la
chica cuando dijo aquellas palabras, ni quería hacerlo para no ver su expresión
de decepción, pero cuando sintió cómo la cabeza de EunBi se instalaba sobre su
hombro, no pudo evitar mirar de reojo para ver la expresión que ésta tenía,
encontrándose al hacerlo con una sonrisa.
—¿Te has puesto malo solo porque
tenías pensado decirme esto? —le cuestionó la chica. La voz no le volvió a
salir del cuerpo, así que, solo asintió con su cabeza—. Eres gilipollas… —murmuró
ella—, pero eres mi gilipollas y he tardado muchos años en hacer de ti un
hombre de provecho —Bin esbozó una pequeña sonrisa—. Ya me estaba temiendo que
no me lo fueras a decir nunca.
—¿Lo sabías? —cuestionó Bin,
sorprendido. EunBi se levantó de su hombro para mirarlo y el chico no huyó su
mirada en aquella ocasión—. ¿Tan obvio era?
—Moon Bin —dijo, poniendo énfasis en
cada una de las sílabas que conformaban su nombre—. Te conozco desde hace
milenios, claro que sabía que estabas enamorado de mí.
—Oh… dios… mío…
—Que sepas que lo sé desde hace años
y aún así me he hecho la loca esperando a que te aclarases para decírmelo —comentó—,
así que, ahora me debes hacerme la persona más feliz del universo para
recuperar todo ese tiempo perdido.
Bin no pudo evitar la sonrisa que se
formó en su rostro al escuchar aquello, con su corazón calmándose lentamente
por las palabras de la chica. Sí. La haría la persona más feliz del universo,
eso no lo dudaba, porque la quería más que a nadie en el universo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario