Título: 하얀 고백 (White
Confession)
Autora:
Riz Aino
Pareja:
YuWin (Yuta + Win Win) (NCT)
Clasificación:
PG
Géneros:
AU, romance, fluff
Número de palabras:
808 palabras
Resumen:
bajo la primera nevada del año, Yuta le confiesas sus sentimientos a SiCheng en
tres idiomas diferentes.
Notas: drabble
escrito para Pili, que me lo pidió hace milenios.
Comentario de autora:
tenía muchas ganas de escribir algo bonito y cuqui porque me encantan las cosas
bonitas y cuquis y en este tiempo navideño van pegando. Espero que os guste.
하얀 고백
(White
Confession)
El pronóstico del tiempo había dicho
aquella mañana que sobre las siete de la tarde iba a comenzar a caer una
copiosa nevada en la ciudad de Seúl debido a la intensa bajada de las temperaturas
que se colocaban bajo cero y a la borrasca que se cernía sobre la mitad norte
del país, la primera nevada de aquel invierno, la nevada que Yuta había estado
esperando desde hacía demasiados meses por ser aquella que cumplía deseos, por
ser aquella que unía relaciones para siempre. El chico siempre había sido
bastante romántico y, aquello le había parecido algo maravilloso, algo que
podía intentar usar para hacer la declaración más romántica que nadie jamás
habría pensado con anterioridad.
Porque Yuta quería declararle su
amor a su novio de la forma más romántica que se pudiera pensar.
SiCheng había entrado en su vida
hacía ya algunos años y primero habían sido amigos, se habían conocido, habían
compartido momentos maravillosos juntos y algunos no tan maravillosos. Poco a
poco, habían comenzado a aparecer otro tipo de sentimientos entre ellos, mucho
más profundos y mucho más ardientes que los que debían tener siendo simplemente
amigos. Por ese motivo, después de hablarlo, acabaron saliendo juntos y pasando
grandes momentos el uno al lado del otro, mucho más intensos y mucho más
preciosos que los que habían compartido cuando solo había amistad entre ellos.
SiCheng había entrado en su vida y la había revuelto, la había puesto patas
arriba y se había introducido en ella de tal forma, que Yuta ya no se imaginaba
su vida sin él en ella.
No obstante, aquello era algo que
todavía no le había podido decir a SiCheng, porque Yuta estaba esperando al
momento oportuno para ello, estaba esperando para crear el momento más
romántico y así poder decirle lo enamorado que estaba de él.
Por eso, Yuta había esperado hasta
que la primera nevada del invierno cayera sobre la ciudad de Seúl para preparar
una pequeña cita en la azotea del edificio en el que ambos vivían desde esa
primavera. SiCheng no había estado muy de acuerdo con aquello porque prefería
estar en el calor del interior, pero ante la ilusión que había mostrado Yuta
con aquella cita, al final no había podido negarse a ella y había aceptado subir
a la azotea en cuanto terminara del trabajo y llegara al piso, haciendo al
mayor la persona más feliz del mundo.
Eran pasadas las siete de la tarde
cuando comenzó a nevar, primero de forma leve y con los copos de nieve ni
siquiera llegando al suelo, convirtiéndose en gotas de agua a mitad de camino,
pero poco a poco empezó a nevar de forma más copiosa y los tejados de los
edificios no tardaron en volverse de color blanco, haciendo que la romántica
escena que Yuta había preparado para su gran confesión estuviera completamente
lista para la hora en la que SiCheng volvería a casa del trabajo. Yuta subió a
la azotea cuando casi daban las ocho de la tarde, el momento en el que su novio
solía regresar a casa y no tuvo que esperar en el lugar demasiado tiempo a que
éste llegara, con las orejas y la nariz totalmente rojas por el frío que hacía
allí fuera, haciendo que Yuta se sintiera un poco mal por hacerlo pasar más
frío del necesario por aquello.
Sin embargo, ya todo había sido
preparado y Yuta no iba a desaprovechar aquella oportunidad de oro,
completamente romántica, para expresar sus sentimientos por el menor. Por ese
motivo, antes de que SiCheng pudiera preguntar el motivo por el cual le había
pedido subir allí aquella mañana, Yuta se acercó a él y le dio un corto beso en
los labios después de bajarle un poco la bufanda.
—Saranghaeyo
—murmuró en primer lugar, en la lengua en la que ambos se comunicaban—. Ai shiteru —siguió, en su lengua
materna—. Wo ai ni —dijo en último
lugar, en la lengua de SiCheng, esbozando una sonrisa, un gesto que fue
correspondido por SiCheng poniendo los ojos en blanco.
—Cursi —le dijo, para después darle
un beso, sonriendo dentro de éste—. Yo también te quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario