Título: Shut up, asshole! (I love you)
Autora: Riz Aino
Pareja: JenEun (YeEun + Jeno)
(CLCT – CLC + NCT)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, soulmates,
romance, humor, drama
Número de
palabras:
2.136 palabras
Resumen: Jeno no está especialmente
seguro de que quiera conocer a su alma gemela porque las palabras que están
escritas en su muñeca no son demasiado alentadoras.
Aclaraciones: en este soulmates!au,
tienes grabado en una parte de tu cuerpo las primeras palabras que te dirá la persona
a la que estás destinado.
Notas: historia escrita para
Paula, que me dijo que me daba total libertad de trama para el soulmate!au y
pues después de darle vueltas, acabé pensando en que esto sería algo bonito de
hacer.
Comentario
de autora:
primer JenEun soulmate!au, pero no el último porque (Warning: spoiler… estoy
preparando un mini serial de estos dos idiotas —y más gente— de este estilo). ¡Espero
que os guste! Y si os gusta, decídmelo.
Jeno
no estaba especialmente seguro de que quisiera conocer a su alma gemela porque
las palabras que estaban escritas en su muñeca no eran demasiado alentadoras.
“¡Cállate, gilipollas!” no era lo mejor que podía haber escrito ahí —aunque
tampoco era lo peor, porque lo que había adornado la muñeca de su hermano
durante sus primeros veintitrés años de vida hasta desaparecer cuando se
encontró con su alma gemela había sido un “fóllame, maldita rata”—, ya que
conocía a personas que tenían frases preciosas. RenJun, su compañero de clase,
sin ir más lejos, lo que tenía escrito era un “eres precioso”; sin embargo, en
su familia aquello no parecía ser lo normal y, ante sus almas gemelas, las
primeras palabras que recibían de éstas, eran cosas bastante malas. Jeno ni
siquiera quería saber qué era lo que le haría a su alma gemela en el futuro
para que lo primero que ésta le dijera fuera aquello —tenía curiosidad cuál
sería su respuesta, eso sí, porque probablemente habría alguien en aquel mundo
con otra palabrota escrita en su muñeca como respuesta a su “¡cállate
gilipollas!”—.
El
chico sacudió su cabeza y dejó de enfocarse en su muñeca, cogiendo el bolígrafo
que había soltado hacía unos momentos para centrarse de nuevo en lo que aquel
aburrido profesor tenía que contarles sobre los diferentes tipos de rocas que
formaban las cordilleras de la península, dejando un espacio en blanco en el
folio para después rellenarlo con los apuntes de RenJun, que no dejaba de tomar
notas como un loco en la clase. Ya tendría tiempo de preocuparse por su alma
gemela cuando ésta hiciera aparición frente a él, mientras tanto, tenía una
carrera bastante aburrida que sacarse.
~
—Tengo
entradas para el estreno de Endgame —dijo RenJun cuando se sentaron a
comer en la cafetería, después de una mañana llena de clases en las que apenas
habían tenido tiempo para dedicarse palabra.
—¿¡Cómo!?
—le cuestionó.
Hacía
semanas que se habían acabado las entradas, de hecho, se habían acabado las entradas
para el estreno casi al segundo de haber salido y ellos se habían quedado sin
poder ir al estreno y habían tenido que coger las entradas para una semana
después. Jeno llevaba desde entonces preocupado porque no sabía cómo narices
iban a evitar los spoilers cuando vivían en Twitter las veinticuatro
horas del día, pero había estado barajando la posibilidad de morir virtualmente
y vivir con tapones en las orejas diariamente durante esa semana para no ver ni
escuchar ningún spoiler.
No
sabía cómo el chico podía haber conseguido las entradas, menos cómo había
podido pagarlas porque había visto que las estaban revendiendo por internet a
unos precios desorbitados, más cuando el estreno era en literalmente dos días,
y él no era ChenLe, que podía permitírselo simplemente parpadeando —de hecho,
ChenLe había comprado todas las entradas de una de las salas de los cines más
exclusivos de la ciudad y solo había invitado a JiSung a ir con él, dejándolos
a ellos dos tirados—. DongHyuck también había conseguido un par de entradas,
pero éstas habían sido para él y para su novio Mark, así que, los únicos
pringados que se habían quedado sin poder ver la puñetera película en el
estreno, habían sido ellos dos.
—Magia
—comentó el chico, con una sonrisa enigmática.
—Si
Kun ha conseguido falsificar una entrada de cine y luego nos presentamos allí y
se dan cuenta de que es falsa, no nos van a dejar volver al cine nunca más —replicó
Jeno.
—Inútil,
¿cómo va a falsificar mi cuñado unas entradas de cine?
—¡Lo
he visto adivinar miles de veces la carta que tenía y nunca la ha visto para
poder hacerlo!
—En
fin… —murmuró RenJun, poniendo los ojos en blanco—. DongHyuck se cayó el otro
día por las escaleras y se ha roto la pierna, así que, va a estar en el
hospital hasta pasado el fin de semana, así que, no va a poder ir a verla y
Mark vino a dármelas anoche a cambio de las nuestras.
—No
me lo creo —dijo Jeno, parpadeando rápidamente.
—Pues
créetelo porque el viernes nos vamos a ver Endgame —respondió su amigo
con una sonrisa que iluminó su rostro.
Jeno también estuvo
completamente feliz, aunque nunca habría pensado que, cuando RenJun le dijo que
había conseguido de forma totalmente milagrosa las entradas para el estreno de Endgame,
aquello sería el desencadenante de una serie de catastróficas desdichas
producidas a lo largo de ese día de cine que lo llevarían a conocer a su alma
gemela.
~~
La
película había sido una puta pasada. Aquello era lo único que Jeno podía
pensar, todavía sentado en su asiento del cine, sin ser capaz de levantarse de
éste, mientras la pantalla se volvía completamente negra tras todos los
créditos y las luces se encendían. Apenas fue consciente de toda la gente que
se comenzaba a abandonar la sala porque seguía completamente flipado, oyendo
incluso en la distancia cómo RenJun se sonaba los mocos después de haber
comenzado a llorar desde la primera escena de la película, a pesar de que el
chico estaba justo a su lado. Entre que ambos volvían a ser otra vez personas
decentes, tardaron bastante en conseguir reunir la fuerza para levantarse de
las butacas del cine y salir de la sala —y la verdad es que lo hicieron porque
los servicios de limpieza habían entrado ya al lugar y los habían echado de
allí porque molestaban—.
Salieron
del cine sin dirigirse siquiera la palabra, caminando como zombis hasta que
encontraron un banco en el que volver a dejarse caer como pesos muertos, solo
entonces, se dignaron a mirarse y volver a recordar cómo hablar.
—¡Ha
sido una puta pasada! —fue lo primero que dijo RenJun.
Y,
a partir de ese momento no pudieron dejar de hablar de la película ni un solo
segundo, comentando todas y cada una de las escenas que habían visto en las
últimas tres horas de su vida, descubriéndose detalles el uno al otro que de
los que no se habían dado cuenta, en referencia a las otras películas de aquel
universo tan fantástico que había creado Marvel. Se levantaron tiempo después
del banco movidos por la repentina hambre que les atacó, a pesar de haber
estado comiendo chucherías durante toda la película, y acabaron en uno de los
restaurantes que había en aquel enorme centro comercial para poder seguir
hablando de aquello durante mil horas más —probablemente incluso cuando
terminaran de comer se irían a la habitación de alguno a la residencia a seguir
haciéndolo hasta altas horas de la madrugada—.
Sin
embargo, aquellos planes se quedaron totalmente truncados cuando, mientras se
metía entre pecho y espalda un gigantesco burrito mexicano, alguien se acercó a
la mesa en la que ambos se habían sentado, dejando caer sus manos fuertemente
contra la madera, sobresaltándolos.
Jeno
hizo un pequeño tour por las manos de dedos delgados, las pulseras de
piedrecitas de colores que adornaban unas muñecas y brazos delgados,
encontrándose con el cuerpo de una chica vestido con una blusa blanca atada a
su cintura, dejando ver su estómago, y con un escote que lo hizo tragar saliva
porque era completamente vertiginoso —casi pudo jurar que le pudo ver algo del
sujetador, al estar ella inclinada levemente hacia delante—, pero no estuvo
seguro y tampoco se entretuvo demasiado, acabando aquel vistazo de la chica en
su rostro, de delicados rasgos, pero con una expresión enfadada, sus labios
fruncidos, sus ojos brillantes entornados, su pequeña nariz encogida, todo
aquello enmarcado por una melena rubia de cabello corto, por encima de sus
hombros. La chica era completamente preciosa y Jeno tuvo mucha curiosidad por
saber el motivo por el cual había llegado hasta allí, de aquella forma… aunque
no tuvo que esperar mucho tiempo para averiguarlo.
—¡Cállate,
gilipollas! —fue lo primero que dijo la chica, provocando que Jeno abriera los
ojos al máximo, completamente sorprendido—. ¡Deja de hacer spoiler de la
película a todo el mundo!
Jeno
no pudo reaccionar inmediatamente. ¿Cómo podría haberlo hecho? Su corazón
comenzó a latir rápidamente dentro de su pecho, la parte interior de su muñeca
izquierda comenzó a picarle como nunca antes le había picado y el chico sintió
que aquellas palabras que siempre había temido escuchar porque no eran las más
bonitas que le podían decir, se convertían en la única cosa que quería escuchar
de aquella chica.
—Te
quiero —respondió sin siquiera saber qué era lo que estaba diciendo.
La
expresión de la muchacha cambió por completo al escucharlo decir aquello e,
inmediatamente dirigió su atención hacia su muñeca derecha, donde tenía
aquellas mismas palabras que acababan de salir de los labios de Jeno escritas,
comenzando a desaparecer con lentitud. Jeno también se miró su muñeca para ver
cómo las palabras que, desde siempre, habían estado acompañándolo, empezaban a
desvanecerse como si nunca hubieran estado en aquel lugar.
—¡No
me jodas! —dijo la chica como primera reacción.
A
aquella reacción, le siguió la risa de RenJun, una risa completamente histérica
que solo había escuchado en ocasiones especiales en las que no podía contenerse
ni parar de reír. Probablemente, aquella debía de haber sido la forma más
extraña de encontrar a un alma gemela en toda la historia de la humanidad; sin
embargo, Jeno se sentía feliz en el fondo. No sabía absolutamente nada de
aquella chica, pero quería conocerlo todo a partir de aquel momento.
4 meses después…
Jeno
se dejó caer sobre el colchón de su cama como un peso muerto, dejando un
pequeño espacio para que la chica que lo había acompañado hasta allí pudiera
tumbarse junto a él, algo que ella no tardó en hacer, pegándose a su cuerpo
para no acabar en el filo de la cama. El chico sonrió y giró su rostro
levemente para poder verla, rozando con su nariz y sus labios, sin pretenderlo,
su mejilla. Una sonrisa se instaló en los labios de YeEun, una sonrisa que Jeno
adoraba demasiado ver porque era la más bonita que había visto jamás y la chica
no solía sonreír de aquella forma, solo lo hacía con él, cuando estaban juntos.
—La
verdad es que el metraje nuevo no me esperaba que fuera así —murmuró ella—. No
sé, esperaba algo como mucho más… ¿espectacular? Después de la pedazo de
película, como que me sabe a poco.
—Estoy
completamente de acuerdo contigo —respondió él, volviendo a rozar con su nariz
y sus labios la mejilla de la chica, buscando después su mano derecha y
entrelazando sus dedos con los suyos.
Todavía
no podía creerse lo que había sucedido cuando había ido a ver Endgame
con RenJun, todavía no podía asimilar que había encontrado a su alma gemela de
aquella forma tan peculiar… y menos asimilaba que su alma gemela estuviera allí
con él, sobre su cama en su habitación de la residencia, después de haber
vuelto de ver Endgame, con el añadido de nuevas escenas inéditas. Para
Jeno era todavía extraño no tener grabado en el interior de su muñeca izquierda
aquel “¡cállate, gilipollas!” pero se podía acostumbrar a no tenerlo si a su
lado podía tener a YeEun.
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