Título: Together
Autora:
Riz Aino
Pareja:
MiMo (Momo + Mina) (TWICE)
Clasificación:
PG
Géneros:
AU, fluff, romance
Número de palabras:
754 palabras
Resumen:
solo Momo y Mina entienden la clase de relación que tienen.
Notas: drabble
escrito para Olga.
Comentario de autora:
se me pidió que hiciera una historia basada en la extraña relación entre Tomoyo
y Sakura (Sakura Card Captor) y éste fue el resultado. Espero que os guste.
Together
Momo siempre tenía un ojo sobre Mina y sobre lo
que ésta hacía. Algunos quizás podrían llamar a esa fijación que tenía con su
amiga algo que rallaba la obsesión, pero para la chica no era para nada así.
Desde que eran muy pequeñas habían estado juntas y habían crecido la una al
lado de la otra a través de la adversidad, de todas las complicaciones, de las
alegrías… Momo siempre había estado allí para ella, apoyándola cuando nadie más
lo hacía, ofreciendo su hombro para que llorara cuando la desesperación podía
con aquella muchacha alegre a la que tanto quería y estando siempre para todo
lo que necesitara.
Para Momo, Mina era su todo.
Quizás muchos no lo entendieran, quizás muchos
la criticaran por aquella extraña relación que ambas tenían; pero la única cosa
que Momo tenía clara en su vida, era que jamás se separaría de Mina, a no ser
que fuera ella quien se lo pidiera. Por Mina, sería capaz de irse al confín del
mundo, si no quería verla nunca más, ella haría todo lo posible por mantenerse
alejada; pero Mina entendía la dinámica en la que la relación que ambas
mantenían se basaba y jamás le pediría que se alejara de ella, porque era algo
que ninguna de las dos podría soportar.
—Momo…
Mina llamó su nombre en un susurro aquella
noche que ambas estaban en la casa de la menor, pasándola juntas debido a que
estaba sola y nunca le había gustado especialmente. La chica se giró en la cama
y encaró a su amiga, a pesar de que no podía ver sus rasgos bien porque la
escasa luz que entraba a través de las rendijas de la persiana era insuficiente
para ese menester; y sin embargo, más o menos pudo distinguir hacia dónde
dirigir su mirada.
—Dime, Mina —contestó.
—¿Puedo hacerte una pregunta? —preguntó.
Aquello ya era una pregunta en sí, pero Momo no se lo señaló, simplemente
sonrió para sí misma en la oscuridad.
—Sabes que sí. Todas las que quieras —respondió
en su lugar.
—Vale.
La habitación se quedó sumida en un silencio
algo pesado en el que solo se escuchaban sus respiraciones y, de vez en cuando,
algún coche pasando bajo la ventana, por la que generalmente era una calle muy
tranquila. Momo no presionó a su amiga, porque sabía que cuando quería hablar
de algo serio nunca encontraba las palabras que necesitaba para ello y siempre
se lo pensaba muchas veces antes de comenzar a expresar sus pensamientos.
—¿Por qué siempre has estado junto a mí y has
cedido a todo lo que te he pedido? —le preguntó finalmente.
Momo apretó sus labios hasta que estos formaron
una fina línea en su rostro, aprovechando que la luz era insuficiente para que
Mina pudiera ver su expresión. Sabía que aquella pregunta debía de surgir más
temprano que tarde, porque, a pesar de que ya había habido otras ocasiones,
éstas habían sido cuando ninguna de las dos era realmente consciente de que la
relación que tenían era algo anormal en el resto de personas. La mayor le había
estado contestando hasta aquel momento que estaba junto a ella siempre porque
eran amigas y aquello era lo que hacían las verdaderas amigas, llevándose como
recompensa por sus palabras un abrazo bien fuerte de la chica; sin embargo,
sabía que en aquella ocasión una respuesta como esa solo traería más preguntas
con respuestas insatisfactorias, así que, Momo se dispuso a responder
seriamente a la pregunta igualmente seria.
—Porque significas mucho para mí —dijo—. Sin ti
a mi lado yo estaría perdida, sin un rumbo fijo que seguir; contigo a mi lado,
solo sé que te debo seguir a ti para ser feliz.
El silencio volvió a apoderarse de la
habitación, pero esta vez fue mucho más corto y menos pesado.
—¿Y me quieres? —fue lo que preguntó Mina
después.
—Sabes que sí.
—Yo también te quiero, Momo —la chica buscó su
cuerpo bajo las sábanas y ambas se fundieron en un abrazo—. Nunca te separes de
mí, por favor —le susurró.
—Nunca lo haré.
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