Título: 19 (burn slowly)
Autora: Riz Aino
Pareja: MinSung (Lee Know + Han) (Stray Kids)
Clasificación: NC–17
Géneros: romance, smut, pwp
Número de palabras: 1.988 palabras
Resumen: JiSung ha esperado demasiado tiempo por ser mayor de edad… demasiado
tiempo para poder estar junto a MinHo a todos los niveles...
Advertencias: pues… relaciones sexuales explícitas… no es que vaya a haber algo más por
aquí.
Notas: historia escrita para las personitas del grupo de whatsapp de Stray Kids,
que las quiero mucho.
Comentario de autora: todo esto empezó porque pasaron por el grupo la
traducción de lo que había salido de la canción “19” y yo comenté que parecía
algo que yo escribiría en un fanfic perver… y bueno… aquí estamos. Espero que
os guste.
JiSung sentía cómo su piel
ardía, quemaba, allí donde los dedos de MinHo se clavaban en la piel de su
cintura, por debajo de su camiseta blanca de manga corta. Su corazón latía de
forma desenfrenada dentro de su pecho, como si quisiera escaparse de éste,
retumbaba en sus oídos e incluso dolía en ocasiones. El chico no sabía cómo
controlarlo, no sabía cómo controlar su cuerpo, su cuerpo lo controlaba a él
sin que pudiera hacer absolutamente nada por evitarlo y buscaba el calor que
desprendía el cuerpo del mayor desesperadamente, pegándose a él, a su pecho,
haciendo que sus entrepiernas se rozaran y besando sus labios, mordiéndolos en
ocasiones porque estaba demasiado acelerado y quería más, más y más.
JiSung había esperado demasiado tiempo por aquello y estaba demasiado excitado
por tenerlo todo ya.
No obstante, MinHo no
parecía pensar de aquella forma, no parecía querer que todo fuera tan rápido,
porque en el momento en el que JiSung se separó un poco de sus labios para
poder respirar un poco, coger algo de aire antes de volver a besar aquellos
labios que eran un pecado, MinHo retiró las manos de la cintura del chico y las
llevó hasta su pecho para empujarlo levemente hacia atrás, mirándolo fijamente
a los ojos. Sus ojos ardían con el fuego del deseo, pero en ellos había algo
más, una calma, una serenidad que JiSung era incapaz de sentir en aquel
instante y una sonrisa encantadora, una de aquellas que hacían que su corazón
diera un vuelco dentro de su pecho, se instaló en los labios que hasta hacía
solo un momento había estado besando.
—¿No crees que vamos muy rápido? —le
cuestionó MinHo—. Con calma… tienes que disfrutar de tu primera vez, Han
JiSung.
Su sonrisa se volvió
pícara y JiSung deseó volver a besar aquellos labios que lo volvían loco de
nuevo, pero trató de contenerse un poco, trató de calmarse para no lanzarse de
nuevo sobre MinHo para comérselo enterito a besos. Porque MinHo realmente tenía
razón, siempre la tenía. Iban muy rápido, estaba muy acelerado, demasiado
excitado por la idea de que por fin iba a poder estar con el mayor a todos los
niveles y no pensaba. No podía pensar con claridad, lo único que deseaba era
más y más del cuerpo de MinHo y ya… le daba igual absolutamente todo… lo
quería, lo quería ya. Pero MinHo tenía razón. MinHo tenía razón. Era su primera
vez, había esperado demasiado tiempo para ello, había esperado para poder estar
junto a su novio de aquella forma hasta cumplir la mayoría edad… pero por eso,
porque había esperado demasiado, JiSung ya no quería esperar más.
Y, sin embargo, MinHo
tenía razón. Estaban yendo demasiado rápido. Apenas se habían adentrado en el
piso que compartían con sus demás compañeros de grupo, aquel piso ahora
completamente vacío, cuando JiSung no había podido contenerlo más y llevado a
MinHo hasta la pared más cercana para pegarse a su cuerpo, para besarlo, porque
no había podido aguantarlo más.
—No sé si puedo ir más
lento… —murmuró JiSung.
—Tú no… —replicó MinHo—,
pero yo sí.
Con aquella sonrisa que
tanto adoraba en su rostro, MinHo simplemente lo tomó de la mano y tiró de él
por aquel apartamento que ambos conocían tan bien, llevándolo hasta la que era
su habitación, hasta la cama que se encontraba en la litera de abajo e hizo que
se sentara allí. JiSung se acomodó sobre el colchón, quedándose con la espalda
contra la ventana y MinHo lo siguió inmediatamente, sentándose sobre sus
muslos, con sus rodillas una a cada lado de sus caderas y su entrepierna
rozando contra la propia. JiSung tuvo que morderse el labio inferior para que
ningún sonido se escapara de su garganta, provocado por el placer de aquel roce
incluso cuando había tantas capas de tela de por medio todavía entre ellos —no
podía imaginarse cómo sería el contacto de piel contra piel… pero lo excitaba
solo pensar en ello—. MinHo pareció darse cuenta de lo que estaba pensando,
porque movió sus caderas un par de veces y rozó sus entrepiernas mientras lo
miraba fijamente a los ojos, sabiendo perfectamente el placer que le estaba
ocasionando con aquello.
JiSung no pudo evitar llevar
las manos a la cintura de MinHo, para tocar su cuerpo por debajo de la tela,
para agarrarse a su cuerpo de la misma forma que éste lo había hecho antes. El
mayor se inclinó sobre él para besarlo, para besar su boca, para besar sus
mejillas, morder el lóbulo de su oreja, su cuello. Los labios de MinHo eran un
como un pecado sobre su piel, sobre cada centímetro de su cuerpo, porque allí
donde se posaban, la zona ardía, quemaba… a JiSung le sobraba cada vez más la
ropa, deseaba cada vez más quitarse todo lo que llevaba puesto, aunque no eran
más que una camiseta básica y unos pantalones; pero MinHo estaba cumpliendo al
pie de la letra lo que le había dicho y era la tranquilidad personificada, la
torturante tranquilidad personificada. Porque MinHo se dedicaba con empeño a
cada zona de su cuerpo que tomaba con sus labios, a veces marcándola incluso, y
JiSung lo único que necesitaba es que aquello fuera más rápido, pero el tiempo
parecía estar en su contra, como su novio, y los segundos los sentía como horas.
Su cuerpo estaba
completamente excitado, su piel sensible a cualquier roce, su miembro se
endurecía por momentos dentro de sus pantalones y comenzaba a doler. JiSung
necesitaba cada vez más de MinHo, pero éste no se lo daba, éste simplemente iba
a su propio ritmo, haciendo que el cuerpo del menor fuera un absoluto caos.
Con una lentitud pasmosa,
poco a poco, la ropa comenzó a ser retirada de sus cuerpos, primero la camiseta
de JiSung, desvelando su pecho de color levemente acaramelado, lugar en el que
MinHo se entretuvo, tocando con sus dedos, besando con sus labios, lamiendo con
su lengua, provocando escalofríos de puro placer recorrer la columna vertebral
de JiSung de arriba abajo y volviendo sus extremidades de mantequilla. Fue muy
poco a poco, muy lentamente, descendiendo por la piel de su pecho, demasiado en
su opinión, porque todas las sensaciones que le estaba provocando eran
totalmente increíbles, muy intensas, tan intensas que JiSung no estaba seguro
de que pudiera soportarlo mucho más; hasta que finalmente, el mayor decidió que
era hora por fin de retirar sus pantalones, dejar que la prisión en la que
había estado encerrado su miembro dejara de ser tan agobiante y que la forma de
éste, completamente erecto se pudiera adivinar a través de la tela de sus
calzoncillos.
JiSung pudo ver cómo MinHo
observaba su miembro fijamente, con el mismo deseo con el que lo había mirado a
los ojos y el chico sintió repentinamente su boca seca y tuvo que tragar
saliva. Aquella penetrante mirada le auguraba cosas increíbles, cosas que no
había sentido nunca antes porque JiSung simplemente se había masturbado a sí
mismo de forma rápida, solo para aliviar momentáneamente el ardor de la
pubertad, pero nunca nadie lo había observado de aquella forma, nunca nadie lo
había tocado de la forma en la que MinHo acababa de hacerlo, siguiendo el
contorno de su erección con la yema de su dedo índice por encima de la tela,
arrancándole un suspiro profundo de sus labios, haciendo que JiSung entrecerrara
sus ojos, hincara sus dedos en la cintura del mayor y arqueando su cabeza hacia
atrás.
Demasiado placer.
—¿Te ha gustado? —cuestionó,
con algo de sorna. Obviamente sabía la respuesta a aquella pregunta, la sabía y
JiSung no se lo iba a decir, tenía un poco de orgullo—. ¿No me vas a contestar?
—preguntó MinHo, volviendo a trazar aquel camino con su dedo y provocando un
nuevo gemido. JiSung apretó sus dientes para no contestarle, pero el mayor
volvió a hacer aquello varias veces, de forma muy seguida, y al final tuvo que
mandar a la mierda su orgullo.
—Por favor… —murmuró—. Más…
Una sonrisa torcida
apareció en el rostro de MinHo y, en aquella ocasión, no se hizo esperar para
darle más. El chico llevó sus manos a la cinturilla de sus calzoncillos y tiró
de ellos hacia abajo, dejándolo por fin completamente desnudo ante sus ojos —algo
totalmente injusto, ya que el mayor todavía estaba vestido—; sin embargo, JiSung
no pudo quejarse sobre aquello, porque MinHo comenzó a tocarlo y el contacto
directo con la piel hizo que la mente del chico se quedara en blanco y que no
pudiera pensar más que en el placer que en ese momento estaba experimentando.
Sus dedos danzando sobre su miembro era demasiado para él, demasiado placer,
demasiado todo, pero MinHo no se iba
a detener solo allí, porque después de que sus dedos lo colmaran de placer fue
su boca llena de perdición la que lo hizo, sus labios que eran un pecado, su lengua
que se movía por toda la extensión de su miembro, de arriba abajo, lentamente,
haciendo que JiSung no pudiera contenerse y su voz se comenzó a oír en la
habitación, una y otra vez, prácticamente sin descanso, notando cada vez más
cómo el fuego se acumulaba en su interior, un fuego que estaba más cerca de
estallar, un fuego que no podía contener ni un solo segundo más y que al final
acabó haciéndolo, al final acabó dejando que el orgasmo invadiera todo su
cuerpo, contrayéndose y relajándose, mientras en sus ojos podía ver pequeños
puntos brillantes, como si fueran estrellas.
A su cuerpo lo atacó una
repentina debilidad cuando el orgasmo acabó finalmente y se quedó completamente
laxo, contra la ventana, respirando de forma entrecortada y siendo incapaz de
abrir siquiera sus ojos. JiSung pudo notar cómo MinHo se movía sobre la cama,
cómo volvía a subirse sobre sus muslos, cómo rozaba con la tela de sus
pantalones su sensible miembro, cómo acunó sus mejillas en sus manos y cómo
besó sus labios, cómo jugó con su lengua dentro de su boca, impregnándola del
sabor de su propio semen hasta que se hartó. Cuando se separaron, JiSung abrió
sus ojos, encontrándose el rostro del mayor a solo unos centímetros de
distancia, con una sonrisa pícara y sus ojos ardiendo de deseo todavía, algo
que le indicó al chico que aquello no había acabado allí, que aquello solo
acababa de empezar.
MinHo le había dicho que iría lento para
que disfrutara al máximo de su primera vez… pero JiSung no podía esperar más a
que aquello continuara, no podía evitar desear que el tiempo dejara de correr
tan despacio y lo hiciera más y más rápido. Porque el chico lo único que quería
era experimentar una y otra vez aquel placer en su cuerpo.
Notas finales:
—Debido a que el aniversario del debut estaba bastante cerca cuando escribí
esta historia, decidí que estaría bien que fuera la historia que subiera para
conmemorar el primer aniversario.
—Es la primera historia de este tipo que hago con SKZ porque son todos unos
bebés y la verdad es que me he sentido un poco extraña escribiéndolo… pero
bueno, hecho está.
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