Título: Warning sign
Autora: Riz Aino
Pareja:
JunSol
(Ji HanSol + Jun) (UNB – UKISS + NewKidd)
Clasificación: PG–13
Géneros: AU, soulmates, romance, fluff, humor
Número
de palabras:
1.363 palabras
Resumen: a través de la conexión especial que
JunYoung tiene con su alma gemela, se cuelan en su mente algunos de los
pensamientos que tiene su otra mitad, haciendo que JunYoung sienta curiosidad.
Notas: historia escrita para Lorea, que me lo
pidió para la colección hace un tiempecillo, pero yo no he tenido tiempo para
poder escribirlo antes.
Comentario
de autora: los
soulmates!au no son mi realmente mi especialidad, pero después de darles
vueltas y vueltas saco siempre algo diferente y bonito. Espero que os guste.
Warning sign
“Tengo hambre. Tengo sueño. ¿Por qué tengo
que estar a las ocho de la mañana en clase? Ni siquiera me gusta esta
asignatura, ¿Por qué tiene que ser obligatoria? ¿Si me echo a dormir sobre la
mesa se dará cuenta el profesor y me gritará como le hizo a JongIn el otro día?
Mejor no arriesgarme”.
JunYoung
no pudo evitar sonreír ante los pensamientos que se colaron en su mente,
llamando la atención de YooChan, que se encontraba a su lado, haciendo de todo
menos prestar atención a la clase. El chico le hizo la pregunta muda de “¿por
qué sonreía?”, no queriendo hablar en voz alta para que las personas que estaban
a su alrededor no comenzaran a chistarles para que se callaran, como ya había
pasado en algunas ocasiones anteriormente. JunYoung sacudió su cabeza,
quitándole importancia al asunto porque, de todas formas, aquello era algo que
le sucedía a menudo y era completamente normal. YooChan también tenía una
vocecita en su mente que aparecía de vez en cuando, resonando en ella con
cualquier pensamiento curioso.
Formaba
parte de la vida diaria de las personas que de vez en cuando se colaran en su
mente algunos de los pensamientos de sus almas gemelas. Generalmente eran cosas
fragmentadas en momentos totalmente aleatorios, a veces, cuando las almas
gemelas estaban más cerca, eran frases completas las que aparecían en la mente
de la otra persona; pero todo el mundo había escuchado al menos una vez en su
vida la voz de su alma gemela en su cabeza. Era muy corriente que esto
sucediera un par de veces a la semana… pero JunYoung solía escucharla todos los
días, varias veces al día en algunas ocasiones incluso, algo que le indicaba
que su alma gemela debía de estar bastante cerca de él y, por eso, el chico
tenía bastante curiosidad por saber de quién se trataba, a la vez que deseaba
saber cuáles eran los pensamientos suyos que se colaban en la mente del otro
chico.
Hablando
con YooChan en otras ocasiones, ambos habían llegado a la conclusión de que la
única explicación a que JunYoung pudiera escuchar tantas veces a su alma
gemela, de forma tan clara y precisa, era que éste se debía de encontrar
bastante cerca, estudiando en su facultad, porque hasta que JunYoung no había
comenzado la carrera, los pensamientos de su alma gemela en su mente habían
sido siempre fragmentados y solo se daban muy de vez en cuando. Sabiendo
aquello, el chico sentía todavía más curiosidad por saber de quién se trataba
el otro, porque la voz dulce que sonaba en su mente hacía que no pudiera evitar
imaginarlo, imaginar cómo podría ser él, cómo se conocerían, cómo sería su vida
junto a él —aunque JunYoung
esperaba que ninguno de aquellos pensamientos suyos se colara en la mente del
otro chico, porque eran más cursis de lo que él admitiría jamás en voz alta—.
—La clase ha terminado hace cinco minutos —murmuró YooChan
a su lado, tirándole de la manga de la camiseta—. ¿Estás en babia o qué?
JunYoung
salió de su ensimismamiento para darse cuenta de que la clase de la primera
hora —y la única que ambos
tenían hasta media mañana— había terminado por fin y él no se había dado cuenta
por estar pensando en su alma gemela. El chico parpadeó un par de veces
rápidamente para sacar de su cabeza toda su ensoñación por completo y comenzar
a recoger sus cosas mientras los alumnos de la clase que se impartía en aquella
aula justo después de la suya comenzaban a llenarla y a sentarse. Apremiado por
la prisa de YooChan, JunYoung recogió rápido y ambos salieron de allí antes de
que llegara el profesor de aquella asignatura que ni siquiera era de su
carrera.
Como
no tenían clases después de aquella hasta media mañana y el semestre acababa de
comenzar, por lo que no tenían nada que hacer muy importante, así que,
simplemente emprendieron su marcha hacia la cafetería para hacer hora antes de
tener que entrar de nuevo a la siguiente clase. Por el camino, ambos se pasaron
el rato hablando de el horrible horario que tenían aquel semestre y de las
pocas ganas que tenían de ir a la primera clase de la mañana teniendo luego un
hueco bastante grande hasta la siguiente y lo bien que estarían durmiendo en
sus camas y no teniendo que pasar frío para ir a clase, porque todavía hacía
frío, aunque la primavera estuviera a punto de llegar a Seúl. Cuando llegaron a
la cafetería, echaron a suertes a quién le tocaba pagar el desayuno aquella
mañana y JunYoung tuvo suerte por una vez y se libró de hacer la cola y pagar,
dirigiéndose a una de las pocas mesas libres que quedaban en el lugar.
Tras
sentarse, el chico se dedicó a mirar a la gente que había en la cafetería,
porque a su móvil se le acababa siempre demasiado rápido la batería y éste le
tenía que echar toda la mañana vivo —quizás
lo que tenía que hacer era comprarse un teléfono nuevo y dejarse de tonterías…
pero era universitario, eso era sinónimo de ser pobre—. JunYoung se había
quedado ensimismado en su mundo de nuevo, había dejado de observar lo que lo
rodeaba y por eso no se dio cuenta de que algo iba a ir muy mal hasta que una
señal de alerta le llegó a su mente en forma de pensamientos de su alma gemela.
“Se le va a caer el cuadro en la cabeza como
no se mueva”.
JunYoung
abrió los ojos como platos después de escuchar aquel pensamiento y, menos de un
segundo después, miró hacia arriba, viendo cómo uno de los muchos cuadros que
había en la cabeza pendía de un hilo y se movía violentamente antes de soltarse
y comenzar a caer. El chico se hizo a un lado antes de que el cuadro le cayera
encima, pero no se dio tiempo a pensar en que habría acabado en el hospital si
aquello le hubiera caído en la cabeza, JunYoung solo tenía en mente que la voz
de su alma gemela le había dado la advertencia y, por lo tanto, eso significaba
que estaba allí en la cafetería, en el mismo espacio que él.
—¿Quién ha pensado que como no me moviera se me caería el
cuadro en la cabeza? —preguntó a todos los que estaban allí, a los que se
habían acercado para ver si estaba bien y a los que se habían quedado en sus
mesas como si no fuera con ellos la cosa—. ¿Quién ha sido?
Entre
la multitud, un chico se acercó a él, un chico más o menos de su misma altura,
con el pelo decolorado y rubio, con unos ojos grandes que lo observaban con
asombro y curiosidad, las mismas emociones que debían de estar reflejando los
suyos propios.
—¿H-has… escuchado lo que… he pensado? —le preguntó, en
apenas un susurro.
Un susurro que fue
suficiente para JunYoung, un susurro en el que pudo escuchar perfectamente la
misma voz que a veces escuchaba en su cabeza y que siempre había tenido una
curiosidad infinita por conocer a la persona que se encontraba detrás de
aquella voz. Aquel chico era su alma gemela. No había duda alguna de ello.
JunYoung sonrió sin poder evitarlo.
—Casi siempre la escucho —fue lo único que respondió, arrancando
una sonrisa tímida de los labios del otro.
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