Título:
강아지
(Puppy)
Autora:
Riz Aino
Pareja: KyungJeong
(KyungIl + YiJeong) (HISTORY)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
AU, drama
Número
de palabras: 1.244 palabras
Resumen:
KyungIl y YiJeong siempre han sido cercanos a pesar de la diferencia de edad
que hay entre ellos.
Notas:
sé que no muchas conocéis a los chicos de HISTORY, pero son maravillosos y me
venían muy bien para hacer este fanfic porque, además, estos dos se shippean
ellos mismos.
Comentario
de autora: esta historia se me ocurrió una noche
aleatoria y estuve dando por saco a todo el mundo para que me dijera OTPs que
se llevaran bastantes años para luego no escoger a ninguna de las que me
propusieron. I’m so sorry, pero es que esta era la mejor. Espero que so guste.
강아지 (Puppy)
En la memoria de YiJeong siempre han estado su
familia y KyungIl, no hay ningún momento en sus recuerdos en los que no
estuvieran los unos o el otro, porque YiJeong ha pasado la mayor parte de su
vida rodeado de aquellas mismas personas. Ha crecido con ellos y ha
experimentado miles de cosas nuevas junto a todos, llenando su memoria de todo
tipo de recuerdos. KyungIl siempre ha sido como un hermano mayor para él,
siempre lo ha cuidado como si de verdad fueran familia de sangre, siempre lo ha
molestado y lo ha puesto de los nervios desde que tiene memoria; siempre ha
estado para él cada vez que lo ha necesitado, en momentos de alegría o de
tristeza, y YiJeong es incapaz de imaginarse cómo podría haber sido su vida sin
la presencia de KyungIl en ella.
A sus veinte años, YiJeong no se puede imaginar su vida
sin KyungIl… y a esa edad es la primera vez que se pregunta el motivo por el
cual no podría vivir la misma vida sin el otro en ella.
Puede que sin KyungIl no estuviera viviendo en un piso
decente cerca de la facultad y tuviera que seguir viviendo en casa de sus
padres y cogiendo varias líneas de metro para poder llegar al lugar; puede que
sin él jamás habría conocido a alguno de los amigos que tienen en común; puede
que sin su influencia y consejos, jamás hubiera salido del armario; y puede,
solo puede, que si KyungIl no hubiera estado a su lado desde siempre, el chico
no hubiera tardado veinte años en darse cuenta de que estaba completamente
enamorado de él. Porque KyungIl siempre lo ha tratado como si fuera su hermano
pequeño, lo llama “perrito” y le rasca la cabeza cada vez que lo saluda, por
eso, YiJeong siempre se ha escudado en que sus sentimientos hacia el mayor no
son otra cosa más que amor fraternal.
Pero el amor fraternal no pone celoso a nadie cada vez
que la otra persona se lleva un ligue al piso, el amor fraternal no hace que
nadie desee ser el que se encuentra en la otra habitación manteniendo
relaciones sexuales, el amor fraternal no lo hace a uno ser borde con dicho
ligue a la mañana siguiente cuando se lo encuentra por la casa. No, por eso,
tras solo unos meses de convivencia con KyungIl, YiJeong se da cuenta
finalmente de que lo que siente por el mayor no tiene nada que ver con el amor
fraternal… y puede que no solo se haya dado cuenta él, sino que también lo haya
hecho KyungIl y eso hace que YiJeong se ponga un poco ansioso cada vez que
ambos están en el mismo lugar juntos.
—Buenos días, perrito —le dice KyungIl
al salir de su habitación, horas después de que su último ligue se fuera de la
casa.
YiJeong apenas murmura un “buenos días” y se centra en la
televisión mientras se come el desayuno. No ve, por eso, llegar a KyungIl hasta
el sofá hasta que éste no se ha sentado en el brazo y le ha revuelto el pelo
cariñosamente, como cada vez que lo llama “perrito” hace. A YiJeong le molesta
que lo haga, siempre se ha quejado de ello, de hecho, siempre le pone mala cara
después de que el mayor lo llame así, pero aquella vez no lo hace, está
cansado. Está cansado porque no ha dormido debido a lo que sucedía en la
habitación de al lado y está cansado de tener que fingir que no pasa nada, que
no siente nada, así que, simplemente sigue comiendo sin prestarle atención
alguna al mayor.
—¿No te he dejado dormir y estás
enfadado? —pregunta KyungIl, acertando una de las partes de su enfado, la más
superficial, para después robarle el vaso de leche y beber un trago—. Lo
siento, culpa mía, creo que hoy he sido demasiado brusco y el chiquillo no ha
podido contenerse.
—No hace falta que me lo cuentes
—replica YiJeong, con tono cortante.
YiJeong siente inmediatamente que se ha pasado con el
tono de su respuesta, lo sabe porque nunca antes le ha hablado a KyungIl así,
lo sabe porque el mayor no le contesta inmediatamente, sino que se toma un
tiempo para hablar y, antes de hacerlo, inspira y espira profundamente.
—He hecho algo que te ha molestado
—comienza—, pero si no me dices lo que es, no puedo solucionarlo, YiJeong —el
mayor agrega su nombre al final en lugar de llamarlo “perrito” como siempre
hace, probablemente por la gravedad de aquello.
El chico quiere reír y llorar a la vez. No sabe qué
hacer, de hecho. Porque KyungIl le ha pedido que le cuente qué es lo que le
molesta y, obviamente, YiJeong no le puede decir “me molesta que te acuestes
con otros tíos y que no lo hagas conmigo” porque eso echaría por tierra
absolutamente todo, eso echaría por tierra la relación que tienen desde que él
tiene memoria, eso haría que todo fuera completamente diferente y que el mayor
ya no fuera una presencia constante en la vida de YiJeong. Eso lo asusta, lo
asusta mucho, por eso se traga sus sentimientos, los entierra en lo más
profundo de su ser y los ahoga para que éstos no salgan a la luz.
—No es nada —acaba diciendo al final—.
Solo estoy un poco susceptible… tengo los exámenes a la vuelta de la esquina y
encima no me has dejado ni dormir ni estudiar…
Aquello es una mentira más grande que una casa, pero no
puede dejar que KyungIl se entere de lo que sucede dentro de su mente, lo que
sucede dentro de su corazón.
—Lo siento —le responde el otro, despeinando
su pelo—. A partir de ahora tendré mucho más cuidado.
YiJeong suspira aliviado, pensado que con aquello todo se
ha acabado, pero no, aquello no es el final, para nada. Porque sus sentimientos
afloran cuando menos se lo espera y porque éstos son demasiado visibles en
ocasiones; no entiende cómo KyungIl no le ha dicho nunca nada al respecto
porque todo es más que obvio para él, pero YiJeong no tiene toda la información
accesible y no sabe que el mayor hace tiempo que también está enamorado de él y
solo está esperando el momento oportuno, el momento en el que el chico madure y
por fin decida dejar de ocultar sus sentimientos, para tratar aquel tema… un
tiempo que todavía no está nada próximo.
Notas finales:
—En
un orden de cosas distintas al tema del fic… éste es mi fanfic número 1000, así
que, soy la persona más feliz del universo.
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