miércoles, 2 de septiembre de 2020

[One Shot] Fly me to the Moon {Hyo-J}

 

Título: Fly me to the Moon

Autora: Riz Aino

Parejas: Hyo-J (HyoJin + J-US) (ONF)

Clasificación: NC–17

Géneros: AU, romance, smut, pwp, strippers

Número de palabras: 3.295 palabras

Resumen: HyoJin y SungJoon trabajan en un club de estriptis gay y hacen una performance de cowboy y policía en la que bailan, se tocan y se desnudan el uno al otro.

Advertencias: estriptis, tocamientos en público y relaciones sexuales explícitas.

Notas: si sois menores o las escenas obscenas no os gustan, salid de aquí ya de ya porque básicamente esta historia solo contiene ese tipo de cosas.

Comentario de autora: cuando salieron los teasers del nuevo álbum de ONF “SPIN OFF” y vi la foto de SungJoon, lo primero que pensé fue esto y después de ese pensamiento tenía que hacer sí o sí el fanfic. Espero que os guste.



—¿Te has tomado la pastilla?

 

Es lo que escucha HyoJin que le está preguntando JaeYoung a ChangYoon mientras éste terminaba de colocarse la chaqueta vaquera que era parte de su vestuario para la nueva actuación que presentaba aquella noche cuando llega al backstage, unos minutos antes de lo que le toca para terminar de prepararse para su actuación. No escucha lo que ChangYoon le contesta y eso es indicativo de que no se ha tomado la pastilla para los nervios antes de salir al escenario y lo más probable es que en aquellos instantes el chico se quiera morir por dentro y por fuera de vergüenza. Hay momentos en los que HyoJin se pregunta el motivo por el cuál está trabajando en aquel club de estriptis gay cuando le da una vergüenza terrible desnudarse delante de los clientes, pero después de un rato se le pasa la curiosidad. Todos y cada uno de ellos tiene un motivo para estar allí, el motivo de ChangYoon le importa bastante poco en general… el motivo de HyoJin, se dirige hacia él, rubio platino y su cuerpo moldeado envuelto en cuero negro.

 

SungJoon.

 

Su motivo se llama SungJoon y HyoJin a veces piensa que su motivo no es lo suficientemente fuerte como para mantenerlo allí, pero se equivoca de forma irremediable. Sí que es un motivo demasiado fuerte para que se quede en aquel lugar, bailando sobre una plataforma mientras se desnuda, haciendo espectáculos nuevos junto a él cada mes y escuchando los gritos de los hombres que van a aquel club, ONF, a verlos —y que de vez en cuando los esperan a la salida con la intención de hacer algo horrible con ellos, menos mal que JaeYoung puso un par de guardaespaldas que son armarios empotrados y disuaden a todos aquellos que los buscan—. HyoJin no odia del todo aquello, pero tampoco es su sueño seguir en aquel lugar… sin embargo, allí estará hasta que SungJoon decida que lo deja, porque no quiere dejarlo solo allí.

 

            —¿Preparado para el nuevo espectáculo? —le dice SungJoon, con una sonrisa que ilumina el mundo, pero que tiene un punto de picardía bajo toda aquella luminosidad.

            —Preparado —responde—. Nervioso también —sigue—, aunque nunca tan nervioso como ChangYoon —añade, para quitar un poco de hierro.

            —Nunca nadie ha estado tan nervioso ante algo como ChangYoon cuando se sube al escenario —replica SungJoon, sonriendo de forma más amplia—. Estás guapísimo de cowboy.

 

            SungJoon dice aquello y le toca el ala del sobrero de cowboy que lleva sobre la cabeza, mirándolo fijamente con aquellos ojos castaños oscuro que son más profundos que la zona más profunda del océano. HyoJin siente un escalofrío recorrer todo su cuerpo, pero decide ignorarlo como suele ignorar todo lo que el otro le provoca. Solo son amigos. Nada más. Aunque al corazón de HyoJin le dé por dar vuelcos cada vez que SungJoon está cerca de él y lo toca sobre el escenario. Quiere decirle que también está espectacular vestido de policía con todo aquel cuero negro y la pistola de fogueo y las esposas que lleva en la cintura, pero no se lo dice porque sabe que como abra la boca está completamente perdido.

 

            Simplemente asiente y se da la vuelta para coger los últimos detalles de su traje, el lazo enrollado que se engancha en los pantalones y se coloca bien la chaqueta marrón con tachuelas. Las botas de cowboy le hacen un poco de daño, pero es lo primero que se va a quitar en el escenario, así que no le preocupa demasiado.

 

            —Id preparándoos —les dice JaeYoung, apareciendo en el backstage—. ChangYoon está a punto de terminar su espectáculo y tenéis que salir rápido.

 

            HyoJin asiente y supone que SungJoon también ha hecho lo mismo, porque JaeYoung les indica con la mano que pueden ir hasta justo detrás del telón para ver de terminar la actuación de ChangYoon y salir en cuanto el otro chico atraviese el telón de vuelta al backstage. Fuera, en el escenario, en la sala, es todo música, color y gritos, mientras el cuerpo semi desnudo de ChangYoon se mueve, guiado por el impulso de la música, a pesar de que se le ha olvidado tomarse la pastilla para los nervios y en aquellos momentos debe de estar pasando la mayor vergüenza de su vida. Cuando la música termina, el chico recoge su ropa del escenario mientras los clientes jalean que quieren más de él de lo que les puede dar por contrato y se dirige, con la mayor rapidez que le permiten sus piernas, hacia el backstage. Al pasar por su lado, HyoJin se da cuenta de que está rojo como un guiri en las playas de la costa del sol, pero no puede darle una palabra de ánimo, ni decirle que lo ha hecho bien, porque en ese momento las luces de la sala se apagan y la mano de SungJoon en su cintura lo apremia a caminar hacia el escenario porque les toca a ellos hacer su actuación de la noche.

 

            HyoJin camina a trompicones con aquellas botas a las que todavía no se acostumbra y que quiere quitarse ya con la mano de SungJoon guiándolo desde atrás. Hay dos zonas de escenario, la principal, lejos de la mayoría de los clientes del local y la península, que se adentra justo hasta el centro de la sala, donde los hombres que van a ver aquellos espectáculos se agolpan para estar más cerca. En la primera es donde suele actuar ChangYoon, pero ellos avanzan hasta la península, mucho más cerca de la acción y, donde si los clientes alargan sus manos, casi pueden tocarlos. Justo cuando ambos se colocan en sus respectivas posiciones para el espectáculo, las luces se encienden, cegándolos por un momento, y la música comienza a escucharse resonar en el lugar. HyoJin suspira profundamente y se gira hacia SungJoon para comenzar.

 

            Lo recibe la mirada lujuriosa de SungJoon, mordiéndose el labio inferior, en el que hoy ha colocado un pendiente de pega, un aro que a HyoJin le dan ganas de morder, pero su espectáculo no consiste en eso y tiene que ser profesional, como lo ha estado siendo todo aquel tiempo que lleva trabajando en aquel lugar. HyoJin deja la cabeza en blanco y se dirige a SungJoon, colocando sus manos sobre sus hombros, notando los músculos endurecidos de éstos aún sobre el cuero de la ropa que se pega a su cuerpo como una segunda piel, y comienza a moverse, a bailar, frotándose contra SungJoon. Los gritos del público se hacen mucho más fuertes y ensordecen sus oídos tanto que la música es una melodía lejana para él y simplemente deja que su cuerpo se mueva guiado por la práctica, por las veces que ha ensayando la actuación con SungJoon en el último mes. Se frota contra él, se agarra fuertemente a él, y se acerca a él, acerca su rostro lo suficiente como para que la gorra de SungJoon y el ala de su sombrero se rocen y lo mira, con fuego en sus ojos, las luces de colores del local creando dibujos abstractos en la piel nívea de su rostro y que, en breves, creará aquellos mismos dibujos sobre la piel del resto de su cuerpo.

 

            La música continúa y el espectáculo avanza, las manos de SungJoon sobre su cuerpo le quitan la chaqueta y la tiran sobre el escenario, para después colarse por debajo de su camisa y mandarle descargas eléctricas por el roce de la yema de sus dedos contra su piel. Tiene las manos frías en contraste con cómo HyoJin se siente de caliente en aquellos momentos, aunque imagina que todavía se va a volver más caliente según la actuación siga su curso. Giran el uno contra el otro, se rozan, se tocan, la ropa comienza a ser retirada y sus cuerpos a exponerse para las personas que han pagado para ver aquella actuación. Las botas de cowboy de HyoJin las tira en un rincón del escenario y envuelve con sus piernas la cintura de SungJoon, las manos grandes de éste agarrando fuertemente su trasero para que no se caiga mientras avanza por el escenario, mucho más cerca de la multitud. HyoJin mete los dedos en su pelo recién decolorado rubio, le quita la gorra de policía, lo sujeta del pelo y tira hacia atrás de su cabeza, dejando expuesta su garganta. El público contiene el aliento y HyoJin tiene que hacer acopio de toda su fuerza mental para no inclinarse sobre aquel cuello e hincar los dientes en él, marcando su piel.

 

            La ropa continúa volando por el lugar mientras la música va llegando a su clímax. A HyoJin ya no le quedan más que los calzoncillos, en los que se adivina un bulto creciente que realmente no debería estar ahí, pero la carne es débil y nadie puede esperar que después de varios interminables minutos restregándose contra SungJoon esté fresco como una rosa. Los calzoncillos es la única prenda que no se quitará. Es un club de estriptis homosexual, pero hay reglas que deben de cumplir y no puede haber desnudez completa en sus espectáculos y tampoco cámaras entre los clientes porque lo que suceda en el lugar, no puede ser difundido. SungJoon conserva todavía aquellos pantalones de cuero que le hacen un culo impresionante, aunque no los va a conservar durante mucho más tiempo porque la canción de su actuación se acerca a su fin y ambos deben de quedar en las mismas condiciones. HyoJin se agacha, se pone de rodillas, toca la entrepierna de SungJoon por encima del pantalón de cuero y éste exageradamente “gime”. El público grita, jalea, pide más y HyoJin se lo da, porque baja los pantalones de cuero inmediatamente, dejando por fin en calzoncillos a SungJoon, quien también tiene una erección pulsante entre sus piernas.

 

            El espectáculo llega a su fin cuando HyoJin vuelve a ponerse en pie y SungJoon lo toma de la cintura para acercarlo a su cuerpo lo máximo posible, tanto que no queda absolutamente ningún lugar en sus cuerpos que no se esté rozando. La piel de HyoJin hierve y la de SungJoon por fin está caliente cuando éste coloca sus manos en sus hombros. Ambos acercan sus rostros, sus narices se rozan y la música se acaba y las luces se apagan.

 

            La sala del local se llena de gritos, se llena de aplausos, se llena de protestas porque quieren mucho más y ambos solo pueden respirar de forma entrecortada contra los labios del otro durante unos momentos. Demasiado cerca, pero a la vez demasiado lejos. Se acaban separando porque es lo que tienen que hacer y, cuando las luces se encienden le dan las gracias al público y recogen toda su ropa que ha quedado desperdigada por el lugar, recogiendo también algunos billetes que los clientes les han dejado sobre el escenario o que les dan en mano cuando se acerca al borde. HyoJin les sonríe, pícaro, mientras no puede evitar rememorar las manos de SungJoon en su cuerpo durante toda la actuación, notando cómo su erección crece por momentos.

 

            Cuando salen del escenario, HyoJin no le dirige la palabra. No le dice “lo hemos hecho genial, nos vemos mañana”. No le dice “ha sido increíble, hemos enloquecido al público”. No le dice “me has enloquecido a mí y no dejo de pensar en tus manos recorriendo todo mi cuerpo”. No lo dice porque se supone que allí no son más que colegas y que fuera del ONF son simplemente amigos. HyoJin no dice absolutamente nada y simplemente se dirige hacia su camerino, aquel que comparte MinKyun, a quien le toca la siguiente actuación de la noche.

 

Solo, en su camerino, con su miembro pulsando dentro de sus calzoncillos, HyoJin no puede evitar llevar su mano a aquel lugar y tocarse, mirándose al espejo e imaginándose que los dedos que envuelven su erección no son los suyos, sino los de SungJoon y siente que se derrite poco a poco, queriendo llegar al orgasmo lo más rápido posible, antes de que MinKyun regrese y lo vea allí tocándose, porque MinKyun no sabe tener la boca cerrada y le va a preguntar, le va a insinuar cosas y HyoJin va a tener que confesar cosas que no quiere confesar por nada del mundo.

 

            Cuando está a punto de correrse, la puerta del camerino se abre con un crujido y HyoJin salta en su asiento y mira en el espejo quién es la persona que ha entrado, descubriendo el pelo rubio platino de SungJoon al hacerlo. HyoJin quiere esconder su erección, pero su rostro sonrojado, su respiración agitada y las manos en su entrepierna, ocultando lo inocultable lo delatan. SungJoon le dedica una sonrisa torcida, una de aquellas sonrisas que generalmente le muestra en el escenario y que provocan en su cuerpo todo tipo de sensaciones que HyoJin se ha estado dedicando a obviar día sí y día también desde que trabaja en aquel local, y después cierra la puerta del camerino y se dirige hacia él, con un fugo en su mirada oscura que no deja lugar a dudas lo que quiere estando allí. Y lo que quiere es lo que HyoJin también quiere. Ambos están erectos, ambos necesitan descargar toda la tensión acumulada en sus entrepiernas, ambos quieren que sea la mano del contrario la que los ayude a hacerlo.

 

            No hablan. No hace falta. Se conocen desde hace más de diez años. HyoJin se levanta y se muestra totalmente empalmado. SungJoon avanza hacia él y, en tan solo unas zancadas, se coloca contra su cuerpo, rozando sus erecciones, provocando que un débil gemido escape de la boca de HyoJin, provocando un débil siseo escapar de sus propios labios.

 

 

            Cuando la mano de SungJoon envuelve su erección y la de éste, HyoJin siente que sus piernas son de mantequilla y que se va a caer redondo al suelo, pero con la otra mano, SungJoon lo sujeta por la cintura y lo atrae mucho más a su cuerpo. Sus rostros están a solo unos centímetros, pero ninguno de ellos cruza la escasa distancia que los separa, como si, dentro de su locura, aún estuvieran lo suficientemente cuerdos como para identificar que si daban ese paso, que si cruzaban aquellos centímetros y sus bocas se encontraban, todo iba a tener otro significado mucho más profundo de lo que lo tiene en aquellos momentos, en los que simplemente están desahogando su deseo sexual acumulado durante una actuación en la que se han dedicado a ponerse calientes el uno al otro mientras el público del local los jaleaba.

 

            Sin poder soportarlo mucho más, HyoJin se acaba corriendo en la mano de SungJoon, contra la erección caliente de éste y echa su cabeza sobre su hombro, faltándole el aire, temblando en un orgasmo que lo siente desde lo alto de su cabeza a la punta de los dedos de sus pies. SungJoon sigue moviendo su mano sobre su propia erección hasta que unos segundos después también estalla de placer y se agarra fuertemente al cuerpo de HyoJin para no caerse. Ambos se sujetan fuertemente el uno al otro, aunque se han quedado sin fuerza y, si el otro no estuviera apoyándolos, ambos irían al suelo, enredados el uno en el otro.

 

            No dicen nada. No porque no quieran, sino porque escuchan voces que se acercan por el pasillo, cada vez más cerca. Voces que conocen demasiado bien y que saben perfectamente que se dirigen a aquella habitación. Se separan corriendo, aunque prácticamente no se sostienen en pie. HyoJin le lanza unos cuantos de pañuelos desechables para que se limpie y él mismo se limpia los restos de su eyaculación. Se miran, HyoJin puede ver cómo en los ojos de SungJoon hay una promesa, una promesa de que aquello no ha acabado allí y, antes de que pueda discernir las implicaciones de esa promesa asiente y una sonrisa pícara de SungJoon al esconderse detrás de la puerta hace que un escalofrío recorra su cuerpo. HyoJin se sienta en el sillón, como si se estuviera quitando el maquillaje de la actuación y cuando MinKyun entra en el camerino junto a Yuto, finge lo mejor que sabe que allí no ha pasado nada que no sea lo normal y corriente mientras SungJoon se escabulle antes de que nadie se de cuenta de que estaba allí.

 

            HyoJin habla con MinKyun y con Yuto como si nada hubiera sucedido en aquel lugar, aunque ha pasado todo. No sabe cómo no se dan cuenta de lo caliente que está el camerino y del olor a sexo que desprende. No sabe cómo pueden obviar que en esos momentos su interior está prácticamente en ebullición, mientras su cerebro no para de mostrarle las imágenes de la mano de SungJoon sujetando su miembro y llevándolo al éxtasis. HyoJin no sabe cómo puede aparentar una calma y tranquilidad que no siente hasta que sale del camerino, despidiéndose de ellos y corriendo hacia la salida del ONF donde SungJoon lo está esperando con una sonrisa pícara en su rostro y la promesa de una noche de sexo inolvidable que les va a crear más problemas que solucionarlos, pero a ninguno le parece importar nada de aquello.

 

            Cuando un rato más tarde, llegan al apartamento de HyoJin, la ropa les sobra en cuanto cruzan la entrada y los labios que antes no se han atrevido a besar, ahora los buscan con desesperación, con ansias y con demasiadas ganas. Sus bocas chocan, sus lenguas se encuentran y ninguno es capaz de detenerse, de detener los besos, de detener sus manos, de dejar de buscar el cuerpo del otro. HyoJin siente que hierve y se derrite entre los brazos de SungJoon y los gemidos que no paran de escapar de la boca de SungJoon le demuestran que el otro también está a punto de ebullición entre los suyos. Desesperados, desenfrenados, buscando la forma más directa de acabar alcanzando el cielo estrellado con sus dedos, volando alto, hasta la luna, estallando en un orgasmo mucho más espectacular del que lo fue el del camerino a pesar de que todavía siguen en la entrada, con la ropa a medio quitar y un lívido que no parece desaparecer, como si lo hubieran estado conteniendo, ambos, durante demasiado tiempo.

 

            Y deberían hablar, pero no lo hacen, no lo hacen porque es mucho más fácil consumirse en el placer antes que expresar por qué se sienten tan desesperados el uno del otro, por qué no se pueden separar, aunque el orgasmo los ataca y los deja débiles durante un buen rato, por qué no quieren dejar lo que están haciendo. No. Esa noche no hablan sobre ello. Lo tendrán que hacer, pero es un problema para el futuro. Aquella noche lo único que hacen es sentir sus cuerpos de mil y una formas diferentes, hasta que la luna desaparece del cielo y el alba llega.

 

 

 

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