Título:
(Don’t) stop liking me
Autora:
Riz Aino
Pareja:
NoMin (Jeno + JaeMin) (NCT)
Clasificación:
PG–13
Géneros:
romance, drama, fluff
Número de palabras:
1.215 palabras
Resumen:
Jeno sabe perfectamente que JaeMin siente cosas por él que no debería sentir
por solo un compañero de grupo.
Notas: la mitad de
esta historia está inspirada en el momento
que tuvieron mientras se hacían las fotos para el Yearbook y la otra mitad está inspirado en un sueño
muy aleatorio que tuve una vez.
Comentario de autora:
hacía bastante tiempo que no escribía de NCT cuando le mentí mano a este fic y
creo que está algo raro, pero lo hice con todo el amor de mi corazón por los
NCT Bebés. Espero que os guste.
(don’t)
stop liking me
Hacía meses que Jeno se
había dado cuenta de que JaeMin bebía los vientos por él de una forma que él
nunca se había planteado. Hacía meses que Jeno se había dado cuenta de aquello,
casi un año, pero nunca le había hecho frente a aquel problema porque, de todas
formas, delante de las fans tenían una reputación que mantener. Sin embargo,
había cosas a las que no podía dejar de darle vueltas… la forma en la que JaeMin
se lo quedaba mirando, la forma en la que lo tocaba cuando estaba a su lado, la
forma en la que se dirigía a él, cambiando deliberadamente su tono, haciéndolo
mucho más suave, buscando siempre las palabras más dulces. Jeno no podía evitar
pensar en ello y tampoco podía evitar pensar en cómo su corazón, a veces, se
saltaba algún latido cuando notaba cómo el otro chico lo miraba fijamente desde
el otro lado de la habitación, con sus grandes ojos brillando de una forma
completamente preciosa.
Jeno jamás se había planteado el por qué lo molestaba
aquello, por qué lo molestaba y por qué a la vez no lo hacía.
Muchas veces había querido al chico que dejara de
quererlo, que nada bueno iba a salir de algo como aquello, que algo más allá de
la amistad era algo que no se podían permitir en aquel mundo tan cruel, que el
fanservice estaba bien, pero que ir más lejos que encantar a las fans no les
iba a salir bien, les iba a dar demasiados quebraderos de cabeza e iba a acabar
con ellos dos destrozados y con el grupo también sufriendo por ellos, algo que
no podían permitirse por nada del mundo.
Era por ese motivo, por el que Jeno trataba de no pensar
en ello, trataba de dejarlo todo correr, pero… había veces en las que no podía
hacerlo. Y una de aquellas veces, acabó explotando.
Eran los últimos en salir de la sala de ensayo, los
últimos por haberse quedado perfeccionando algunos de los pasos de la nueva
canción y lo único que Jeno deseaba era volver al piso para darse una ducha y
tenderse en la cama para no volver a levantarse de ella en mil años. Era tarde,
estaba muy cansado y totalmente sudado, no tenía ganas de nada, pero mientras
se quitaba la camiseta que había estado usando todo el día para ponerse una un
poco más decente —sin agujeros al menos— se dio cuenta de que
JaeMin no apartaba la mirada de su cuerpo y no pudo dejarlo pasar más.
—Deja de hacerlo —murmuró Jeno, tratando de
sonar lo más frío posible mientras lo miraba fijamente a los ojos.
—¿Dejar
el qué? —cuestionó JaeMin, frunciendo su ceño levemente, como si no hubiera
entendido a qué se refería.
Jeno sabía perfectamente que se
estaba haciendo el tonto, que sabía qué era lo que él quería decirle y que
quería evitar aquella conversación tanto como él mismo la había querido evitar
durante los anteriores meses… pero ya era hora de que se enfrentaran a aquello
y no lo dejaran correr más, que no dejaran que se convirtiera en un problema
realmente grande que no pudieran solucionar hablando. Jeno sabía que JaeMin
estaba al tanto de lo que quería decir con sus palabras, pero aún así, se lo
explicó.
—Deja
de quererme —dijo—. No nos va a llevar a ningún lugar feliz.
El chico apretó sus labios en una
fina línea y después caminó hacia Jeno, colocándose frente a él, a una escasa
distancia, sin perder el contacto visual.
—Yo
te gusté primero… —replicó JaeMin.
Jeno no pudo evitar soltar algo
parecido a un suspiro y un bufido mezclados, totalmente incrédulo por la
respuesta que había recibido. Tenía el descaro encima de decir aquello. Jeno
siempre lo había visto como un amigo, siempre lo había visto como alguien en el
que podía confiar y hablar de cualquier cosa, nunca lo había mirado con otros
ojos a pesar de que Jeno sabía perfectamente que JaeMin sentía cosas por él que
no debería sentir por solo un compañero de grupo —a pesar de que a veces su
corazón tratara de traicionarlo haciéndolo pensar que él también sentía cosas
por JaeMin—.
—¿De verdad crees eso? —le cuestionó.
JaeMin asintió.
Jeno entrecerró sus ojos e, impulsivamente se acercó al
otro, acorralándolo contra las taquillas de color rojo en las que guardaban sus
pertenencias. El sonido metálico que se produjo al chocar la espalda del menor
contra la superficie llenó la silenciosa sala junto a un leve quejido salido de
los labios de JaeMin. Jeno lo miró fijamente, tratando de transmitirle con la
intensidad de su mirada que se equivocaba, que él no sentía nada, que solo eran
amigos y que debían permanecer como amigos el resto del tiempo si no querían
problemas que no iban a poder solucionar. Sin embargo, JaeMin llevó sus manos
hasta los hombros desnudos del mayor y lo atrajo hacia él, buscando sus labios
antes de que pudiera reaccionar.
Y el beso estuvo lleno de furia, estuvo lleno de
sentimientos encontrados, estuvo lleno de juego de lenguas, tratando de
dominarse la una a la otra, estuvo lleno de intención por no separarse hasta
que el otro cediera. Y fue Jeno el que finalmente se abandonó al beso, se
abandonó a la calidez que desprendía el cuerpo del menor y al sabor de su boca,
se abandonó a él y su corazón comenzó a latir fuerte y la vocecita en su cabeza
que siempre había tratado de acallar empezó a sonar demasiado potente aquella
vez diciéndole que él también quería a JaeMin.
Cuando se separaron, la mirada de Jeno seguía siendo
fuerte y JaeMin la sostuvo sin ningún problema, pero ya no lo era tan fija como
antes del beso. Jeno podía verse reflejado en los ojos cristalinos de JaeMin y
se vio totalmente extasiado, encantado, se vio como nunca se había visto antes:
observando a JaeMin.
—Deja de quererme —volvió a murmurar
Jeno.
El chico seguía tratando de convencerlos a
ambos de que aquello era una locura que no debería de seguir adelante, una
locura que no podían llevar a cabo, tratando de convencerlos de que lo mejor
era seguir de la misma forma que habían estado siempre. Sin éxito.
—Cuando tú dejes de quererme —replicó JaeMin,
volviendo a acercarse a él para dejar un beso corto en sus labios.
Y
aunque la boca de Jeno seguía diciendo que “dejara de quererlo”, su mente
repetía aquellas palabras, colocando un “no” delante.
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